jueves, 7 de noviembre de 2019

SUR CAPÍTULO CINCUENTA Y CINCO.


SUR

CAPÍTULO CINCUENTA Y CINCO.


No permitáis que la unión de unas almas fieles
admita impedimentos. No es amor el amor
que cambia cuando un cambio encuentra
o que se adapta a la distancia al distanciarse.
¡Oh, no!, es un faro imperturbable
que contempla la tormenta sin llegar a estremecerse,
es la estrella para un barco sin rumbo,
de valor desconocido, aun contando su altura.
No es un capricho del tiempo, aunque los rosados labios
y mejillas caigan bajo un golpe de guadaña.
El amor no varía durante breves horas o semanas,
sino que se confirma incluso ante la muerte.
Si es esto erróneo y puede ser probado,
nunca escribí nada, ni ningún hombre amó”.
Shakespeare.


“Solo nosotros sabemos cómo,
estar distantemente juntos”. Julio Cortázar.

__ ¿Y las letras?
__Tus iniciales.

Ana levantó la mirada, desconcertada. Estaban a punto de descubrir qué gran secreto ocultaba Maler, quizá con su padre. Gutiérrez tomó la calculadora, la encendió e introdujo la tarjeta magnética. El dispositivo emitió el pedido de la clave de acceso.

__Tu fecha de nacimiento.
__Tres- uno- dos- uno-nueve- ocho- cinco.

--La calculadora  es un acceso seguro. Genera claves distintas en cada ingreso a la cuenta. Este es el último.

Antonio cargó los dígitos en la computadora y presionó entrar. Inmediatamente se abrió el estado de cuenta de la empresa Monalisa.

__Tenemos que viajar a Zúrich… Inmediatamente.


__Salí como siempre, distraído y cansado, pero no hoy. Mientras caminaba comencé a percibir lo  que estaba sucediendo a mi alrededor. El problema es poder expresarlo. La dificultad de trasladar  la magnificencia de un momento único y espero que repetible. La ráfaga de viento marino en plena ciudad quitó de un tirón mi atuendo en exceso formal y de pronto una suave y florida camisa veraniega sumada a un refrescante short, alivianaron mi espíritu y me sentí muy bien.
Miré por encima de mis hombros pues sentía la estridencia de cosas que no comprendía. Las secas y resquebrajadas ramas de los árboles, tornaban en verde vivo, olvidando lo otrora reseco y mustio. A mi paso brotaban las hojas a tiempo descomunales y crecían hasta alcanzar estado pleno y las flores tras ellas. Se dibujó una sonrisa en mi rostro y no pude resistir el mirar atrás y todo, completamente todo era fulgor y belleza y aroma a plenitud. Dudé en entender si lo que sentía bajo los pies era realmente así o solo un espejismo de mis sentimientos pero no, el agua fresca acariciaba mi pisada y empujaba mi voluntad sobre estas pintorescas piedras multicolores que colmaban mi avidez por profusión sensorial. Peces multicolores se empeñaban en acompañar mi visión, mientras formaban rondas y escenificaciones graciosas con toda intención de mantenerme absorto en esta realidad que deseaba perpetuar. Aunque caminaba sobre piedras multiformes, a mis pies y sentido del tacto, sabían a terciopelo y colchón de flores. El perfume silvestre y dulzón insuflado en mis narices, sin que pusiera resistencia alguna, elevó mis ojos y ahí estaba el maravilloso mar de flores que se mecían mezclando las tonalidades, sin que pudiera advertir dónde comenzaba un color y terminaba el otro. El éxtasis se adueñó de mi carácter.
Volví en tiempo a este tiempo real pero no me importó. Quizás estaba enamorado, o quizá todo esto ocurrió porque te había vuelto a ver _contó Guillermo emocionado.

__Te amo, mi amor, no sabes cuánto, pasaremos un día en Suiza y regresaremos a casa, y espero podamos casarnos en breve _pidió, Pedro  trazando los labios de Guillermo con sus dedos.

__Me gustaría que fuese algo especial, el casamiento, digo __  respondió, Guillermo.

__ ¿Qué quieres?
__Que sea en el sur, en el hostal, donde la eternidad del amor se hizo presente, ¿qué opinas?
__Que sí, aunque debamos  de nuevo viajar, que sí, te amo.

Tu mínimo ropaje enerva lujuriosa la furia de mi deseo carnal. Despiertas todos mis deseos y pasiones con el dulce nudo de tu ombligo cuando te acercas y me asaltas con tu cuerpo y tus piernas, sobre el mío. El agua tibia y lujuriosa enerva las puntas de tus pezones.
Me miras, sonríes y tu lengua acaricia tus labios rojos de una rosa en flor.  Siento tu piel, pierdo la cordura en la fuente salada de tu pelvis, mi pasión.
Tus manos impúdicas buscan mi sexo embravecido. Desnúdate despacio, deja que mi lujuria suelte amarras de pasión mientras busca  el secreto de tu umbría entre tus piernas y hacerte el amor.
Ya tus ojos se enturbian de gozo lujurioso, y te posesionas de mi vientre  con tu lengua y cuando te mueves sin descanso ni sosiego, con tu tibio sendero latente.
Bebo el néctar de tu boca dulce, como la abeja a la miel, déjame prolongar el placer tibio lujurioso de la  fuente y de sus montes de aromas suaves, que desgaja mis sentidos, y enterrarme en tu sendero hasta deshacerme de   simientes en tus entrañas.
Ya no eres mi fantasía, locos de lujuria, somos dos cuerpos en uno.
Somos carne y cuerpos estremecidos en el tiempo donde nada se olvida cuando mis simientes de lava ardiente te poseen para siempre, vida mía.
Amor mío,  cuando dejamos de buscarnos  sé que tú y yo, nos encontramos.


__No, no me pidas que cierre los ojos, pues es un perjuicio para mis retinas  el no poder retener en ellas  tu viva imagen, que no precisa de un diccionario  para superar
las mil palabras. No me pidas, no que cierre mis ópticas, que sería el despropósito  de perder tu imagen, en movimiento en la periferia del corazón, en esos instantes, lentos
suaves  de amarte, en el deseo de suscitar tu erotismo y eso, y esos vibrantes momentos
que llamamos, orgasmo. No, no me pidas que cierre el iris de mis retinas, y no contemplar el cielo a veces nuboso  de tus ojos, que cierre el cristal de mis miradas, y no poder admirar  los colores de tu lencería, la transparencia de tu ser tras los espejos desnudos.
No me pidas, no, que los ópticos nervios de mis ojos, no retengan tu imagen en movimiento,
de cada paso de nuestro camino, senda o destino, hasta llevarnos, si es preciso a tu vida o a mi muerte, para estar contigo en el insomnio de la vida, con los ojos, muy abiertos reconociendo, todo cuanto eres.

__Mi muy ansiado, buscado o reencontrado, señor  mío…  No busco en una  criatura la física perfección, del canon profundo de esa moda que se impone, de la belleza interior que nadie predispone, ni investigo  ojos claros ni oscuros ni redondos ni rasgados, los que de la fábrica
matriz, traen de serie en la genética transmitida, o lo que la química orgánica a su capricho, aportó  su ADN. No busco, no,  sensuales labios, en la erótica mal pensante del pensamiento obsceno, en las erectas formas de la cavidad bucal que me ahoga y me extermina.
Solo unos labios que me besen, me conquisten, me enamoren y me sonrían, como un gesto amable y cotidiano  de su rostro. Que su frente sea abierta decorada de locuras, de certezas y desaciertos,  pelo suelto aunque no haga viento, con el punto  de sus pensamientos, y libertad para enamorarme cuando usted, predisponga o guste.
No, no busco, el cuerpo exacto que defina sus curvas y redondeces, forjado  de surcos y estrías en el arado de la vida, busco  un hombro donde llorar como un hombre, en silencio, allí, en su jardín de infancia depósito de mis lágrimas.
No requiero ni preciso de pezones  turgentes erectos y abiertos como las montañas del erotismo de su fe, con las piedras de sus aureolas escondidas en mis manos, los que en su sexualidad le aportó  la naturaleza, atentando mis ojos que me incitan y me rozan.
Un corazón ajustado en bondades y sentimientos en la caja torácica  de su pecho.
No busco,  noches de lujurias, en vacías estructuras en días de olvidos, busco no olvidar mis noches de lujurias, en un sentimiento enamorado del sexo, que el sexo, desnudo se enamore del sentimiento. Busco, busco los orgasmos que le negaron, los que amordaza en su privacidad y nunca le ofrecieron, los que sus labios producen y re producen en su soledad, los que su cuerpo armoniza con mi cuerpo, los que su boca predispone en mis erecciones, aquellos, que en su sentir emocional, mi corazón le reclamaba con el argumento de su desnudez..
Quiero  de usted esos orgasmos que me grita que me llama desde el fondo, de su alma.
Guardo entre la piel y los huesos entre el corazón y el alma, esa mezcla de sentir y placer de un orgasmo, que en usted, agoniza en el tiempo hasta la muerte.
__Son tus besos  que empiezan  en tu mirada.  En tus ojos fijos y  permanentes, en el encanto y  comienzo del amor,  donde el piso se  vuelve inestable y  el mundo  empequeñece y  desaparece,  donde el amor  lo tenemos tú y yo,  un amor  que el destino  propio nos juntó.
Con los besos  que nos hemos  dado, que la vida ha  traspasado que las tristezas  quedaron
en el pasado  y se convirtieron en alegrías, deja  te doy un beso  mordedor,  para disfrutar un
nuevo concepto  en el amor porque quiero atraparte entre  mis brazos, y amarte  dulcemente  hasta el cansancio. Por un beso me  llevaste hasta la  misma constelación,  porque tus besos  son como verbos, que se graban aquí  en mi corazón, llenando mi alma de una bella ilusión.

¿Me incitas con tu mirada llena de picardía y pasión a pecar? ¿Es que acaso es pecado el querer hacerte mío?,  pecaré con gusto si así es.
Me enamoras con tu sonrisa, dulce miel que me hace tocar el cielo.  ¿Son acaso los ángeles más hermosos que tú?,  y si he de orar para estar a tu lado, lo haré una y otra vez.
Me provocas con tu contorneo, ese tu cuerpo ardiente, esa tu piel llena de deseos y que me contagia sin cesar.
Me invitas a ser feliz, tu voz que es poesía, tus palabras que son canción, melodía de amor en mis oídos y mi corazón.
Es que en ti se esconden mi perdición y mi tormento, mi salvación y mi alimento, el cielo y el infierno, bello y puro ángel, apasionado y lujurioso demonio.
Poco a poco nos desinhibimos, beso a beso nos despojamos de todo tipo de vestidura, desnudos nuestros cuerpos y almas, caricia a caricia nuestros deseos afloran, nuestro amor se desborda.
Estamos tan cerca y nuestras respiraciones se mezclan, acelerados latidos, desesperados y desenfrenados deseos nos consumen y se convierten en besos ardientes y caricias desbordantes, entrecortadas respiraciones, gemidos y suspiros.
¿Importa acaso quemarme en el infierno por poseerte entre mis brazos mientras de amor y pasión nos llenamos?
¿No es el cielo un deleite tan dulce y satisfactorio como entregarnos en cuerpo y alma hasta la explosión de éxtasis?
En tu sexo, en tus pezones, en tu espalda, en tus piernas, en tu cuerpo entero juro que puedo encontrar a Dios más pronto que en un templo y también puedo cometer todos los pecados sin vacilación alguna y así ser condenado con placer y gusto.
Contigo puedo saborear lo mejor de ambos, del cielo y del infierno, si es que de algún modo he de llamarles. Te acompañaré siempre.
Hoy que puedo tomaré tu mano y miraré tus ojos, quiero que veas en los míos el amor que nace del alma, que sientas cómo sonrío por causa tuya y que mi corazón está rebosante de felicidad.
Voy a marcar cada día del año con un escrito para ti como una manera de mostrarte que todos los momentos contigo son especiales y que te amo con devoción. En tus alegrías y dolores estoy contigo, a tu paso apresurado o lento sabré acompañar.
Te amaré con rosas, con palabras preciosas, te demostraré cada día las razones del porqué te quiero tanto, haré que cuando mires la luna, el sol y las estrellas te acuerdes de mí. No encuentro la forma de explicarte la importancia que tienes en mi vida pero puedo jurarte que me has cambiado todo.
Cuando mi corazón decida descansar te acompañaré en tu café de las mañanas y seré la luz que entra por tu ventana, en la lluvia de verano con la brisa mojaré tus labios. Sé que escucharás las emotivas melodías que con amor para ti compuse, ese acorde de sol menor en el piano te acariciará tiernamente tus oídos, te recordará el beso en tus manos que siempre sellé con un te amo. Si por tus caminos ves pequeñas rosas tu paso adornar, serán pedazos de mi alma que siempre te acompañarán. Te acompañaré siempre, lo prometo.
¿Qué lees?
__Un escrito sobre la eternidad o algo símil, es muy complejo de definir y dimensionar.

La eternidad
Fue el tema de una conversación entre un teórico y un empirista: -“Mateo, tú que piensas de la idea de eternidad; -“ja, Ramiro, no conozco hasta ahora un texto filosófico dedicado a tan intricado interrogante que logre una respuesta contundente y definitiva. Los materialistas jonios quienes mellaron el asunto desde remotos pretéritos lo hacían por intuición epistémica; sus seguidores contemporáneos se han dedicado más a la finitud e infinitud para explicarla, y en cuanto a los metafísicos, Platón en el Timeo plantean  las ideas eternas donde no hay cambios y movimientos; otros dentro del mismo campo sus análisis no van más allá de las divinidades, empezando por Tomás de Aquino en la Suma Teológica, es más profundo e interesante René Descartes, en sus meditaciones metafísicas, que como tú bien lo sabes las escribió en latín. En la meditación VI, hay un  párrafo que me parece indicado donde él afirma: “Et sane non dubium est quin ea omnia quea doceora naturá aliquid habeant veritatis: per naturam enin, generaliter spectatam, nihil nunc aliud quam vel Deum ipsum, vel rerum creatarum coordinationem a Deo institutam intelligo ; nec aliud per naturam meam in particular quam complexionem eorum ómnium quea mihi a Deo sun tributa”; veamos al traducirlo “primero hay un punto de duda en todo lo que la naturaleza nos enseña, que contiene algunas verdades consideradas de manera general, pero yo no entiendo otra cosa que Dios mismo en ellas, o bien, el orden y la disposición que Dios ha establecido en las cosas creadas y la naturaleza en particular; yo no entiendo cosa distinta a la complejidad del conjunto de cosas que Dios nos ha obsequiado”. Como puede analizarse, Descartes plantea según él, la interrelación entre Dios y el Ser o naturaleza, donde lo divino es superior a la materia, luego dioses serían manifestación de lo eterno. Otra cosa Ramiro para que quedemos claros, la eternidad no es una idea, sino una categoría filosófica de la certeza sensible. –“Mateo, lo que pasa es que tú das muchos rodeos con tus intelectualismos, la eternidad es la muerte y nada más. –“Ramiro, dices una gran verdad que a su vez no lo es, la muerte puede ser admitida como eternidad para la naturaleza en su manifestación viviente, pero cuál es la eternidad para lo inerte, tomemos el caso de una piedra, una cordillera, planetas o galaxias; he aquí nuestro primer dilema sobre el que los diccionarios, enciclopedias, filósofos, literatos expresan ideas, unas superficiales y otras profundas; verbigracia: los estoicos mesopotámicos planteaban la idea del eterno retorno, donde se sucede una destrucción permanente del mundo, el ekpurosis, seguido de un eterno renacimiento, defendido por un pensador conocido, Friedrich Nietzsche. Una explicación que me parece interesante, es la de que no hay un antes ni un después, -“esa la conozco Mateo, la de Beocio, quien plantea que no hay comienzo ni fin, sino solamente eternidad, se me hace fascinante, porque me he puesto a oír el silencio cósmico, a mirar el  no límite del universo e imaginar el color de lo eterno, los tonos del eterno presente de los temporalitas, la sucesión del instante en la lógica del sentido de Gilles Deleuze, las que me parecen muy simpáticas son las afirmaciones de los artistas, Baudelaire nos dice en un verso de las flores del mal, “acabo de morir a bordo de nuestra eternidad”; Jean Cocteau, el tiempo de los hombres es la eternidad en pliegues; Arturo Rimbaud, la eternidad es el mar viajando con el sol; René Char, la eternidad es apenas más larga que la vida –“viejo Ramiro, todo lo que hemos molido antes no me satisface, puesto que nuestra aprehensibilidad fenomenológica de la eternidad no la hemos planteado, si es que podemos plantear alguna; es claro que la eternidad está por fuera del espacio y el tiempo, fenomenologías que son asequibles al común de las personas, todos sabemos nuestra edad y donde nos encontramos, primer interrogante; carece de límite puesto que no tiene dimensiones, segunda cuestión, es inmaterial y por lo tanto es abstracta, lo complicado es que siendo abstracta no lo es, tenemos que abordar la abstracción absoluta para poder pensarla”.
__Mi eternidad eres tú, y solo tú, lo único que reconozco sin fin es el amor, como lo define Shakespeare y lo sentimos nosotros. El Amor…  Y susurraré en tus labios, besos de esos, que el alma penetra... Jugaremos con nuestras manos a caricias, que nos queman... Y haremos el amor, a ciegas. Sin mirar nuestros defectos, no somos perfectos. Y me perderé,  entre tu piel y el tiempo, navegando,  entre tus estrías perdido. Sintiendo con mis labios lentamente,  esa cicatriz bajo tu ombligo. Y haremos el amor, y con lo mejor de mí te llevaré a viajar por la luna, por el espacio y las estrellas, ¡y a ciegas! te enseñaré mil cosas bellas...
¡Y tú! me enseñarás a amarte, a besarte y a acariciarte, a navegar cada espacio de tu piel con mi boca mientras mis dedos,  lentamente tus muslos tocan y entre medio de ellos,  te provocan... Escribiendo gemidos en tus gritos, con mi lengua. En una guerra  a rasguños y mordiscos, sin tregua. A morderme a ciegas, ¡más bien! a mordernos,  como dos animales salvajes. Y haremos el amor a ciegas  dejando que nuestras pieles rocen, mojadas de sudor, y el sexo hable, nuestro lenguaje...

_Fue como si el tiempo se hubiese detenido por un instante, cuando te vi por primera vez, e inmediatamente me sentí atraído por ti, tú me viste y te cautivé, trato de seducirte, y te dejas seducir, quiero conquistarte y tú también te dejas conquistar, porque somos dos seres en igual sintonía, como dos almas gemelas, conociéndose, me atrae tu sensualidad y erotismo, y a ti mi pasión y mi deseo, ambos separados y juntos a la vez, mas cuando  no te tengo, te busco en cada lugar que recorro, en cada hoja que se desploma a mis pies, en cada gota de lluvia que cae en mi jardín, en cada pétalo de rosa que comienza a florecer, en cada rayo del sol que baña mi ventana al amanecer, en cada suspiro que el viento parece hacer, así como también, en el resplandor de la luna al anochecer, te busco noche y día y sigo buscando ese rostro angelical, que me permitió, que lo sedujera, lo conquistara y que me ha robado el corazón.
Abrázame... con brazos y piernas hagamos las noches eternas el placer y el deseo emancipando el pudor  de nuestros cuerpos segundos ardientes volviéndose horas el tiempo no es suficiente para calmar estas ganas, se torna imperioso el deseo  de un orgasmo unísono y simultáneo nos miramos a los ojos... sabemos ahora que nos pertenecemos.

Tus emociones, tus suavidades y mi humedad, son perfectos detalles, para alcanzar el clímax, ¡hagamos el amor! Mi deseo ronronea, juego de miradas, esperando beberte con palabras, comerte los vicios, ¡mi piel lleva tu huella! Mi boca tu sabor, no hay manera de negarte, si te tuviera frente de mí, ¡te daría un beso! De esos que se vuelven interminables, extenso, lleno de pasión.
Quisiera ser de ti: de tu boca, de tu risa, de tus ojos, de tu mar candente, de cada caricia a mi geografía, ¡solo faltas en mi cama! En mi boca, en mis noches, en mi vida, cuando te clamo, ¡comete errores ortográficos, en mi escultura! Maremotos de deseo, tus dedos exploran el abismo, que tus labios calmen mi hambre y sed, el inmenso desierto de arenas ardiendo.
Es el holocausto de nuestros océanos, entregarse, fundirse, ¡surfeando como olas en mi existencia! Intensos movimientos, resides en mis deseos perversos, en mis fantasías, ojalá transitaras por mi silueta. Como recorres mis miedos; lo mejor es lo prohibido, oliendo a peligro, vibrando me entregaría a ti, te sabré a memoria.
Quisiera ser de ti, en esta noche de invierno, sé mi abrigo, mi cobija, en este frío inmerso; amarte sin desdén, esencia enervada de mi dermis salada, bien quisiera tenerte, ahora conmigo.  Perturbas mi ser, te anhelo cada instante, ser tu esclavo, navega ya, saboréame como el licor más fino.  Te desafío a amarme sin desatino. Me llené  de ti, confieso, quería que me abrazaras, mis ojos se perdían en ese recorrido prohibido, yo, como enamorado  sentía que los pulsos de mi sangre como río desbordado se escapaban de mi razón, no podía esperar quería que sucediera, quería volar a tu lado, no era un sueño, no amor mío, estaba en plenitud de cordura, amándote como te amo en mis sueños, amándote tanto que no podía frenar mi sonrisa, no podía clavar mis pies en el suelo, ellos inquietos no sabían a dónde caminar, era tanto sentimiento que desbordado estaba este corazón mío, el reloj implacable marcó  la hora de partir y de nuevo mi mundo real me abrazó mientras veía cómo mi corazón se alejaba del tuyo y de nuevo en la más profunda soledad me sentí.
La vida  quiso devolverme mi sueño de amor tan deseado, perdernos el uno en el otro sin que el mundo se diera cuenta de cómo el amor bailaba en mi sonrisa y tus ojos recorrían mi cuerpo todo, entregándome primaveras para vivir y besos por dar, yo, tu  dueño se moría de deseo de abrazarte, de besarte y de morir en ti, de volar de tu mano y gritarle al mundo que este amor tiene vida.
Hoy le doy gracias al destino, por dejar que nuestros ojos se encontraran.
Te amo amor te amo. No hay nada más hermoso que cuando entre las cortinas de la noche te busco para soñarte amor, no hay nada mas delicioso que imaginar tus manos perdiéndose al recorrer mi cuerpo cuando tus brazos se enredan en los míos para bailar esa melodía única que hace que nuestros cuerpos se pierdan, eres el amor que siempre soñé, el que siempre me habla estando dormido, siento cómo en mis sueños pones tus ojos en los míos, para recorrer cielos de amor, me vas besando con la ternura que tú solo sabes, yo no quiero despertar de este sueño vida mía, porque ya sé que soy tu enamorado, que mis sueños ya no son sueños, ahora te encontré sin buscarte, ahora tengo al amor que uno desea, me besas sin pedirte tus besos a cada momento, en cada sueño dejas que mi cuerpo tiemble, siento la libertad cuando viajo por tus ojos perdiéndome en tus adentros, buscando ese no sé qué, que mi alma necesita eres el amante perfecto.


Su piel dorada era la invitación al infierno que mi alma deseaba.
Mis manos se deslizaron por sus hombros, sintiendo el fuego que ardía en su interior, y la música era arte moviendo nuestros cuerpos, y la ropa fue volando por la habitación y nuestros cuerpos fueron fuego y se hicieron placer.
Me llené  del olor que emanaba su cuerpo, como una droga que liberaba la bestia que dormía en mi interior.
Rasgué lo que quedaba de su ropa, y sus pezones  firmes y altaneros invitaban a mi lengua a degustar su sabor.
La lujuria nos consumía y la música nos hacía uno, dejando libres nuestros demonios en el balcón.
Lo tomé del cabello y lo empujé  hacia los pasamanos, separé sus piernas y le penetré, lo penetré  con furia como un mar tempestuoso, como viento entrando entre sus piernas destrozándolo todo, sacando los gemidos de placer que llevaba guardados en su interior.
Y un racimo de orgasmos hizo temblar sus piernas, y el grito profundo de su  sexo satisfecho, y el torrente de  mar  de placer bañó  el piso del balcón, y mi deseo explotó en la cuna sagrada que lleva en su  entraña, y dos cuerpos desnudos quedaron tendidos en el suelo, haciendo uno solo en la unción sagrada del placer.



__Mi muy entrelazado amor con mis dedos: Quiero ser la mano que lo acoge y lo acompaña
enhebrado en sus brazos, la que se posa en su espalda la que sujeta su hombro atrayéndolo  al mío, el  que llora y se posa y tranquilo y sereno busca su apoyo en esa mano  en su cintura
que pícara y provocativa, se le insinúa rodeando sus caderas.
Quiero ser esa mano que coge su mano, que en su corazón  se posa, que duerme a su lado
transitando por su desnudez, la que escala su espalda ascendiendo los peldaños de sus vértebras, esa mano que dibuja su cintura perfilando su geometría, la que memoriza cada rasgo del vivo  perfil  de su rostro, la que delinea sus perfiles cartografiando su geografía,
esa mano, que en el lenguaje de mis dedos, acaricia  sus labios diciéndole; - Te quiero -
Tengo el molde de sus dedos entre los míos, mil caricias  queriendo ser libres entre las rejas de mis huellas o ser esclavas  en su cuerpo.

__El viento, siempre vuelve desnudo casi erótico casi poseyéndote, soplando en tu rostro
susurrándote, para que no te olvides de tu libertad.
El silencio, vuelve, siempre vuelve, para el mundo espantando la resonancia de su nada, te abraza, te sonríe casi te grita al oído, la libertad que solo tienes en tu pensamiento.
La soledad, vuelve evocando la efímera felicidad, de los recuerdos, más sentidos, más vivos,
de tus lágrimas por llorar, de tus llantos por sentir.
El aire  siempre vuelve, te invita a soñar, hacer alas de tus brazos, imaginarte en la autopista
del cielo y volar, lo que a la atracción interesada del hombre, no te permite volar en este mundo.
Dejarme llevar de tu mano, me ha levantado del barro donde enterraron mis pies, la maldad y la venganza. Son aliadas temibles, que encadenan las almas y arrancan las plumas de las alas.
Pero tú, paciente, esforzado y valiente caballero mío, deshiciste los nudos de mi pelo y la mordaza de mi boca.
Renací de la noche más oscura al más prodigioso sol. Eres mi sortilegio de amor, el elixir que levanta mis  pezones  y tornea mis muslos, y convierte en miel el secreto de mis labios. Para llenar de besos tus ojos de agua, para bailar con tu piel, para entregarme con este cuerpo mío resucitado con esta alegría de suspirar el aire que respiran tus palabras, tus silencios, todo tú, el autor de mis mañanas, el amor de mis noches.
Me sorprendes… ahogas mi aliento y callas mis palabras con un mojado beso y riegas mi boca con la humedad de tu lengua que contagia su travesura a la mía, siento una inquietud por dentro que quiero controlar…  pero respirar tu aroma junto con el aire que exhalas hace que me pierda en este fuego tuyo y mis manos que comienzan a recorrer suavemente tu espalda por debajo de tu ropa, comienzo en tu cintura subiendo al paso de tus jadeos, llego a tu  hombro, mis dedos se inquietan y lo recorren.
Mientras mi boca, sumisa a tus labios rojos, hace fluir por la garganta esa esencia exquisita de tu saliva, siento en mi pecho a través de tu seda  la liberación de tus  botones  que libres parecen acariciarme con la erección de los pezones, estoy a merced de tu delirio, no puedo resistirme a este fuego tuyo que por dentro comienza a devorarme despertando mis sentidos, mis deseos de sentirme dentro de tu infierno.
Quiero liberar tu cuerpo y el mío de la ropa que nos estorba sin perder la conexión a tu boca, caen  tus prendas y las mías, ansío  ahora con mi piel vestir tu figura, el encanto de tu aroma me atrapa… me excita y no contengo las ansias de en tu humedad perderme. Ya sé que después de esta locura de amarte no podré vivir lejos de ti, este ardiente momento es la condena anunciada al final de la soledad.
Y adoro tus movimientos, la repetitiva danza de tus caderas que siguen el compás marcado por la melodía de tu excitación al habitar yo tu interior. Comienza tu roja boca a explorar mi piel bañada en placer, creo perder por momentos mi conciencia cuando siento tus besos conquistar los lugares ocultos de mi cuerpo y tus gemidos que me enloquecen… quiero contener mi suspiro pero no puedo ocultarte que estoy ardiendo en tu infierno.
Ya la existencia mía no tendrá sentido sino la comparto a pleno contigo, estar en tu cielo y arder en tu infierno eso siento necesito. Ya siento  que en ti está mi manantial de amor que a diario me alimentara…  estar contigo será escaparle a esta soledad…  serás mi camino, mi último destino de amor y delirio.
__ ¿Qué sucede? __interrogó, Pedro.

__Nada, pensaba en una pareja que vi al pasar, y supe qué afortunados somos si es que detuvimos la vejez, o somos inmortales.__ Estaban sentados allí en el banco de aquel parque. Yo los miraba al amparo de los vidrios del auto y a cierta distancia. La gente pasaba a su lado indiferente. Algunos caminaban, otros al trote, pero el común denominador era la impasibilidad, la desidia ante aquel drama que sucedía frente a sus narices y que la ceguera que este mundo ajetreado no dejaba percibir, impidiéndoles contemplar las cosas suaves y bellas de la vida, conformándose con solo un vistazo de lo que aquellos ancianos poseían en su totalidad.

Seguro, los dos habían pasado las ocho décadas de vida, y también infinidad de problemas. Me concentré en él, su mirada dejaba entrever algo como culpa. En cuántas oportunidades le habrá hablado mal o la trató injustamente. Todo eso era anécdota ya, habían vencido, todavía estaban juntos. Al contemplar los ojos de ella, vislumbré ese brillo que seguramente poseyó desde la niñez. Solo estaban abandonados a la contemplación del mundo que los rodeaba y que ahora captaban de otro modo.
Estaban en las postrimerías de sus vidas y todo parecía estar bien. Casi me emocioné al mirarlos y sentí lástima de mí mismo, ese no iba a ser mi destino y lo lamenté, pero para mí ya era tarde.
Se levantaron, no sin esfuerzo, y se marcharon caminando. Ella del brazo de él, mientras el mundo a su alrededor seguía sin comprender la importancia de lo que había sucedido, uno de esos milagros que desaparecen como una estrella fugaz en el cielo, que solo de vez en cuando se pueden apreciar. Una vida ante los ojos.
Escuchaba en la radio una canción muy bella, el beso de España, cerré los ojos para ver con el alma unos ojos moros cerrados al momento de estampar una leve caricia con los labios. Me hizo viajar en el tiempo a los recuerdos almacenados en la habitación de mis neuronas.
Empecé a divagar sobre los besos de mi madre cuando tierno me daba la paz que necesitaba mi alma. Los momentos cuando enfermo, agonizaba víctima de la fiebre tifoidea, sentí sus labios en mi frente que se confundían con sus lágrimas por el seco lombrisozo que estaba a punto de entregar los fierros como hubiera dicho mi abuela.
Eran besos que tenían mucha historia, besos que me llegaron a enternecer cuando ella ya mayor de edad se los retribuía besándole la frente, ver sus ojitos cerrados para sentirme, ver a mi madre extasiarse con ellos.
Después fui creciendo y robé el primer beso que no me supo a nada, los labios apretados, depositando en sus mejillas un beso tierno de enamorado. Manitas sudadas cuando caminábamos sin hablar, mis primeros dibujos de corazones con iniciales con un te amo que creía era eterno, pero como todo pasa se perdió en el tiempo,  esos besos inocentes que yo di un día.
Después ya maduro, sentí la pasión con el correr del tiempo, mis besos se enredaron en unos labios con sabor a pecado. Sentía que al besar se aceleraba mi pulso, mis manos inquietas tocaban su anatomía, querían retener su cuerpo al mismo tiempo. Un día de excursión en el campo, nos perdimos de los demás, un gramal fue testigo de nuestra entrega en juvenil escarceo. Al llegar la noche todavía sentía sus labios, los tenía inflamados pues en el paroxismo del momento sentí sus filosos dientes que torturaban. No hice caso del dolor pues estaba enfocado en sentir su cuerpo, sus pequeños pechos en mis labios, su entrega sin papel solo el goce fue testigo mudo de nuestras locuras. Se nos hizo costumbre perdernos de los demás para gozar de nuestros años juveniles. Pensábamos también que era para toda la vida. Fue algo corto que terminó  un día.
Así fui besando otros labios, otras bocas, me fui haciendo experto en el arte de besar. Hasta conseguir que al hacerlo provocaba sofocación, una necesidad urgente, generaba las ganas locas de continuar besando.
Pasó el tiempo como pasan los inviernos y veranos, mi cabello se puso  ralo, ya no eran besos de pasión los que me gustaban, aprendí con el correr del tiempo del beso más bello que es aquel que siento en mi cuerpo sin razón y sin motivo. Solo por el gusto de demostrar que amo y me amas sin reservas.
Ese beso que se da en el hombro, en la frente, besos puros de amor, besos en las manos bendiciendo sus caricias que no han quedado olvidadas y se renuevan cada día. Besos que saben a fuego, al momento especial cuando hacemos el amor y nos quedamos abrazados después del acto magistral de la entrega.
Aprendí a besar con los ojos al momento de mirar, aprendí a besar cuando mis dedos se convierten en labios y rozan tu piel. Aprendí que besarte los ojos cuando una perla se aloja en el culito del ojo por causa de la tristeza es el beso más tierno jamás se haya dado. Aprendí que igual que en España, el español cuando besa, es que besa de verdad, pues a ninguna le interesa, besar por frivolidad como dice la canción.
_Mi delirio es tenerte, mi obsesión amarte, tu piel en aroma de rosas y azahares, se va con el aura de cada amanecer, mi alma se esconde en soledad que avasalla, no existen palabras, que den mi amor, me entrego a ti, como prenda del idilio, en cada instante te llevo incrustado, de cabellos ensortijados, de piel blanca, como perlas descubiertas por los dioses del Olimpo,  soñados tus labios, hermosos frutos, tu miel me empalaga, soñando en oasis  del desierto, que está en mi sentir, es tu nombre el que escucho en melodía  de trinos de ruiseñores, cantores al amor, a ti mi niño amado, mi alma está prendada, tan solo mis pensamientos  se atan sin medir, más que amarte, estoy en idolatría, ¡amado mío! este amor, que, me ciega la razón, que los dioses me perdonen  el pecado de amarte con desdén y sublime idilio… mis labios son prisioneros  que besan tus pies, los que beso, como si besare tus mejillas y piel que trastorna mis sentidos, mis dedos te recorren sutilmente, y mis ojos, dejan lloviznar mis mejillas, estremeciendo mi alma enamorada, de este  ser en primavera, llenando mis otoños vencidos, que aún aman… no venceré los designios, llegaré a ti,  haciendo que este idilio, sea tuyo y mío, ya eres mi dueño,  serás la historia, de este bardo que renace, de aquellas cenizas, del león dormido  que hoy agradece a la vida y el cielo  haberte conocido, mi hermoso príncipe, por hacerme vivir nuevamente, no existe un altar, ni invitados engalanados, pero prendo mi verdad  a tu amor, voy amarte en vida y en eternidad, mi vida amada, tu amor, es mi presidio.


Zúrich.

La casa central de unión de bancos suizos se encontraba en una de las avenidas principales,  percibieron sus pasos sobre el pavimento sin dejar de pensar que estaban caminando sobre bóvedas que albergaban las fortunas de los hombres más poderosos del mundo.
El contacto los recibió en una oficina de aspecto monacal, a excepción de la tecnología de punta que reposaba sobre el escritorio de caoba oscura, no había distintivos del banco ni logos. Luego de las presentaciones y saludos ingresaron en el recinto y se acomodaron frente al escritorio, lujo austero definía al hombre, nada de ostentación, tan solo objetos de diseño y perfecta confección.
Esperaron en silencio que el hombre les aclarara la situación luego del correo electrónico que habían recibido a través del mensaje seguro de la página de la UBS minutos después de ingresar en el estado de cuenta de Monalisa.
El banquero se recostó sobre el respaldo del asiento y estiró la mano hacia el cajón de uno de los lados. Lo abrió y tomó un sobre sellado. Se lo alcanzó a Analía.

__Señorita. Esta es la llave de la caja de seguridad de Rubén Maler, y tengo precisas instrucciones de acompañarlos a la bóveda, siento lo sucedido _dijo el hombre.

__Disculpe la consulta __interrumpió Gutiérrez__. ¿Cuándo habló con Maler la última vez?

El hombre sonrió, se incorporó en la silla, tipió en la computadora, y dijo:
__Diciembre de 2010.
__ ¿Eran amigos? __quiso saber Analía.

__No. He sido su asesor financiero por más de diez años y lamentaré mucho su ausencia. Pero no, no era mi amigo. __El hombre se incorporó__. ¿Bajamos a la bóveda?

Asintieron y se pusieron de pie. Caminaron un largo pasillo con oficinas hasta llegar a unas escaleras, sin cruzar a ninguna persona. Bajaron dos pisos, caminaron por otro pasillo hasta llegar a una inmensa puerta de acero de toneladas de peso. El hombre se  acercó a un pequeño tablero digital y marcó un código, luego introdujo una sofisticada llave electrónica y la puerta se abrió. Superada la puerta y el corredor, se encontraron con un ascensor fortificado en el que entraron tras cargar otro código de acceso e introducir otra llave electrónica.

__Bajaremos cuarenta metros _ indicó el banquero__. Son unos ocho pisos.
Cuando el elevador se detuvo, el hombre tomó una tarjeta magnética que llevaba en el bolsillo y las puertas se abrieron.
__Seguiremos por acá __les indicó mientras caminaba por un túnel subterráneo con tranquilidad, medidas de seguridad de una impenetrable fortaleza.

¿En qué lío se había metido Maler para llegar a eso?
Continuaron hasta encontrar una segunda puerta de acero. Allí los esperaban dos hombres. El banquero saludó y marcó un nuevo código en un panel digital junto a la puerta fortificada, a continuación lo hicieron los otros dos. Abrieron la puerta con tres llaves electrónicas diferentes, una por vez. Cuando la puerta se abrió, una fosa estilo medieval separaba de una última puerta inviolable. Atónitos vieron cómo un puente retráctil descendía para permitirles cruzar la fosa.

__Esto parece de película __ murmuró, Guillermo.

__En absoluto, doctor. Esta bóveda es la réplica de la cámara de oro del banco de España. La cámara a la que entrarán tiene mil quinientos metros cuadrados y está resguardada por las tres puertas que han atravesado, un túnel subterráneo de cuarenta metros de profundidad, y además está rodeada por esta fosa _ dijo el hombre cuando terminaron de cruzar el puente levadizo, y bajaban, otra vez a tierra firme__. Esta última puerta acorazada, de ocho toneladas es la puerta a la bóveda. Los acompañaré hasta la caja de Maler y luego los dejaré solos en una sala segura para que la revisen.

__Este lugar es inviolable _ aclaró, Analía, todavía impresionada por la seguridad.

_Ciertamente __afirmó el banquero, que cargó un último código para que se abriera la puerta__. Además, el banco cuenta con cámaras de seguridad y sensores de movimiento. Pero si aún así alguien lograra violarlo todo, el puente se replegaría y las aguas de la fuente de Richard Kissling sobre Bahnhofstrassem, la avenida, que se encuentra justo sobre nosotros _dijo señalando el cielo raso abovedado__ y que se abastece de un extenso río subterráneo, inundarían la fosa en cuestión de segundos y sellarían por completo la entrada.

El banquero apoyó la palma de la mano derecha sobre el escáner empotrado en uno de los laterales de la puerta.
Un leve destello indicó que la lectura había concluido y  que podía retirar el brazo. Apenas lo hizo, un teclado virtual se proyectó ante ellos. El hombre presionó cuatro dígitos y, por último introdujo la llave magnética que activó los sensores del acceso, segundos después, la puerta se abrió, y vieron el corazón de la fortaleza. Ingresaron silenciosamente. El hombre indicó una puerta casi imperceptible en uno de los lados de la bóveda y los invitó a entrar. Allí encontraron una sala con sillones y una mesa para revisar el contenido de la caja de seguridad.
En el interior de la sala ya sobre la mesa reposaba la caja, el hombre los invitó a abrirla y desapareció tras el vano de la puerta. Analía tenía la llave para abrirla.

__No sé con qué podemos encontrarnos, estoy asustada, Guillermo.
__No te preocupes. Estamos todos con vos y juntos en esto, y vamos a averiguar qué  les sucedió a Maler y a tu padre.

__
En tanto esto sucedía, Belén en Buenos Aires y Malvárez a cargo con ella de la investigación, se sentaron con el ama de llaves del padre de Analía en la casa de este, ella la conocía desde pequeña.

__Yo no me lo explico, señorita Belén. El señor era muy bueno, ¿quién querría matarlo?
__Es lo que estamos intentando averiguar, Martha. Lo que yo necesito es que pienses. ¿El señor recibió alguna visita o llamado que te llamara la atención en los últimos tiempos?
__No.
__ ¿Hubo algo extraño en su actitud? ¿Estaba preocupado? __insistió la investigadora.

__No, estaba igual. Quizá… Recibió un llamado bastante entrada la noche un par de días antes de morir. El señor estaba acostado y tuve que despertarlo. Él mismo me había dicho de comunicarle, no importara cuán ocupado estuviera, o la hora, si recibía ese llamado. __La mujer miró al inspector__. Era un llamado de Rubén Maller, el exnovio de la señorita Analía.

__ ¿Sabes de qué hablaron, Martha?
__No, para nada. Yo siempre pensé que el señor tenía esperanza de que regresara con Analía y que quería hablar con él para convencerlo.
__ ¿Me permitirías entrar al escritorio del señor?
_Pero, claro, pase por acá, señorita. Estoy a su servicio.
__Gracias, Martha _ respondió, Belén__. Voy a hacer lo imposible por averiguar lo que pasó.

Suiza.

Gutiérrez empujó la tapa de acero hacia arriba y el contenido de la caja de seguridad quedó al descubierto. Se miraron. Analía tomó rápidamente uno de los sobres.

__Un plano.
Lo desplegó sobre la mesa y lo miró atenta, lo reconoció inmediatamente.
__Es la editorial, el plano original de la editorial. ¿Qué hacía Rubén con esto? _preguntó desconcertada.

__Déjame ver _ dijo Gutiérrez__. Es extraño.

__ ¿Qué?
__Miren, ahí. Si no me equivoco esta es la oficina de tu padre.
__Sí…
__Pero, ¿y esto? __Antonio les señaló una habitación contigua que figuraba en el plano resaltada con un círculo__. Si esta es la oficina de tu padre, ¿qué es esta contigua? __Analía observó el plano con atención__. Ana, esto es lo que buscaba Maler. Este cuarto que figura en los planos originales debe de ser lo que buscaba.

__A lo mejor no se construyó _ dijo la criminóloga.

__Lo que sé es que él buscaba algo en la editorial, y yo creo que lo halló, ¿por qué Rubén guardaría  el plano en una bóveda secreta si no existiera? Yo creo que es lo que buscaba.
__Pero… conozco la editorial de punta a punta. No es posible que no sepa de una habitación junto a la oficina de mi padre.
__Y yo creo que él y Rubén estaban en algo tan grande que ni vos ni yo tuvimos acceso al secreto que guardaban. Abramos el otro sobre.
Ella asintió y rompió el lacre. En su interior había dos sobres más.
El primero, frágil y añoso, captó la atención de todos. Ana lo abrió lentamente, el sello rojo tenía inscriptas las iniciales JAR. De allí extrajo el manuscrito. Al ver el nombre grabado en la cabeza del papel y el destinatario de la epístola, el corazón le dio un vuelco.

__Es del general Roca a Eduardo Ladislao Holmberg… __levantó la mirada y miró a cada uno, respiró profundo y, como si lo que estaba por hacer necesitara reverencia, se acomodó en el sofá y comenzó a leer__. “Mi estimado doctor Holmberg: Procurad ocultar la sabiduría de Hipatía. El intendente Casares ha dispuesto destituirlo de vuestro cargo de director del zoológico. Vuecelencia no está seguro allí. Su seguro servidor. Julio Argentino Roca. Buenos Aires, 6 de marzo de 1903”.

__Tenemos que volver a Buenos Aires, el cadáver de tu padre, y esto, todo marca que el zoológico guarda el secreto o algo relacionado a Hipatía.
__”La Tabla Esmeralda”_ murmuró, Pedro como en trance y las miradas fueron a él.

__Debemos regresar hoy mismo _  convino Guillermo.

Analía asintió, aún pasmada por el  rumbo que había tomado la herencia de su examante.
Tomó el segundo sobre y lo abrió.
__Es de Maler _ dijo con la voz quebrada__. Hay una carta para vos, Antonio, otra para mí, una nota que dice dejó cartas a Samanta su socia y a su esposa Luisa.

__Gutiérrez tomó la suya, reconocería esa caligrafía entre miles, la desplegó y empezó a leer.

La piel se le erizó, los ojos se le nublaron. Tuvo que obligarse a enfocar y respirar serenamente y volver a leer. Entonces se concentró en la sala impersonal y austera en que estaban, bajo tierra, en el centro del corazón financiero de Zúrich.
Analía leía absorta, las lágrimas se le escapaban. Él, por su parte, tuvo que armarse de valor para seguir.

El agente no contaba con demasiado tiempo. Accedió a la red de la agencia mediante su teléfono inteligente y envió un mensaje encriptado.

La esposa de Maler estaba tras su escritorio que no había tenido el valor de vaciar como para conocer los secretos de su esposo, los cajones estaban cerrados con llave, halló facturas, estados financieros de la empresa para Samanta, sentía volverse loca tras diez días desde el asesinato en medio de la nada, aunque vivían bajo el mismo techo pero apartados el uno del otro, él había cautivado su mente y su cuerpo desde conocerlo en las oficinas de la empresa.
Abrió el tercer cajón. Se sorprendió. Un arma. ¿Desde cuándo? ¿En qué momento había considerado que estaba en peligro y necesitaba eso para protegerse?
Allí donde estaba el arma, sobre un blanco  virginal, y escrito a mano reposaba un sobre con su nombre.
Tomó el papel presurosa  y tratando de evitar que las manos le temblaran. El texto era breve, lo leyó casi sin respirar. Sintió que el mundo se le caía encima.
__
“Analía:
Desde que te dejé en el aeropuerto no hubo un maldito segundo de un maldito día, o noche que no añorara tu cuerpo junto al mío, nuestras charlas, tus silencios.
Me arrepiento de tanto silencio…
Me gustaría hablarte, cara a cara, como antes, como cuando nos pasábamos horas bajo el alcanfor de tu casa y nos perdíamos en conversaciones sin rumbo cierto, tan íntimas como nuestras. Pero esos tiempos han pasado y este es el tiempo de la verdad.
Tengo mucho que contarte. Tanto que no sé por dónde empezar. Quizá deba hacerlo por Federico Maler, él era mi abuelo y, junto con Justino Beltrán, tu abuelo, fundaron la editorial como la conocimos. Sé que conoces su historia, lo que no sabes es que el acta original de la fundación se modificó luego de que tu abuelo y el mío acordaran ser los custodios del secreto mejor guardado: un grupo de manuscritos originales de la Biblioteca de Alejandría.

__Allí está _ dijo, Pedro __. La relación con la alquimia, la Tabla, mi don.

__Calma, cielito, déjala continuar _reconvino Guillermo asombrado.

 Mi apellido, nosotros…  desaparecimos de los documentos originales de la editorial en pos de velar por la sabiduría más arcana, Analía, sé que conoces o vas a conocer a alguien que deberá resguardarla.
Las miradas atónitas se dirigieron a Pedro, que negaba con la cabeza, mientras sentía que los ojos se le calentaban, no dijo que en su mente se hallaba la imagen de su abuelo, y la de su hijito.

… Y en la disolución de la sociedad, los abuelos hicieron un pacto: protegerían el legado de Hipatía de Alejandría con sus vidas y a nadie revelarían el secreto hasta que llegara el heredero.
Sin embargo, en su lecho de muerte, mi abuelo me confesó que una noche de marzo de 1903, ellos recibieron la visita de su amigo Eduardo Ladislao Holmberg, junto a él habían fundado la revista El porvenir literario y se conocían desde jóvenes. En esa época Holmberg era director del zoológico de Buenos Aires y custodio de un gran tesoro: Los vellums que Hipatía había logrado rescatar antes de que la turba la matara y los escritos del recinto alejandrino sucumbieran ante las llamas de la furia cristiana.
El científico convocó a una reunión de urgencia una noche en vísperas de su destinación como director del parque, temía por la integridad de los rollos alejandrinos. Les advirtió que La Legión, un grupo fanático de cristianos cuyos orígenes datan de la época del emperador Teodosio de Alejandría, en el 415 d.C., estaba tras el tesoro desde tiempos de Hipatía y buscaba destruir lo que no habían podido durante el incendio. Que el saber infinito salga a la luz no es conveniente para  muchos y Holmberg creía que La Legión estaba pronta a descubrir el paradero de los textos, por eso les pidió a los fundadores de la editorial que cuidaran con su vida un libro con las instrucciones precisas para ubicar el escondite del tesoro.
Analía, Holmberg jamás reveló dónde se encontraban ocultos los umbilicus alejandrinos. Nuestros abuelos se comprometieron a guardar el libro con la información y optaron por disolver la sociedad para que nadie supiera jamás quién tenía el mapa.
Sospechaban que los seguían, que había infiltrados de La Legión por todos lados, donde menos lo esperaban… Ya cuando la vida de mi abuelo se extinguía, me hizo jurarle que encontraría el refugio último de los escritos y se los enseñaría al mundo.
La humanidad tiene derecho a acceder a los nobles saberes de Aristóteles, Filócrates y Sófocles. La sabiduría toda se encuentra oculta en algún rincón de Buenos Aires y yo prometí encontrarla y revelarla al mundo.
Por eso, si estás leyendo estas líneas es porque La Legión me ha encontrado. Nos vigilan, han estado tras de mí desde que compré la editorial. Saben que somos los custodios del legado alejandrino. Lo que no saben es que desconocemos su paradero.
Cuando Monalisa compró la editorial, recibí el llamado de tu padre. Me dijo claramente que no sabía qué tenía entre manos pero que él había heredado el honor y el deber de custodiar los archivos. Pero que también creía que el mundo debía acceder al conocimiento científico. Por eso unimos fuerzas y empezamos a buscar.
Tu padre era mucho más sabio de lo que imaginábamos, y yo que creí engañarlo cuando compramos creando monalisa… Lo supo todo el tiempo.
Por eso me temo que luego de haberlo encontrado, vendrán por mí… La legión está más cerca de lo que creemos. No confíes en nadie.
He llegado al final del camino. No dejes que mi muerte y la de tu padre sean en vano. Averigua dónde escondió el director del zoológico los últimos codices alejandrinos, sé que alguien que conoces muy poco, te ayudará. Este tesoro debe de ser público o puesto en sus manos”.

El avión atravesó la turbulencia. Hacía seis horas que volaban hacia Buenos Aires tratando de asimilar la información que las cartas habían puesto sobre la mesa. Umbilicus originales de la Biblioteca de Alejandría ocultos en algún sitio de la ciudad. Y evidentemente  dos personas que habían estado cerca de hallarlos, habían sido asesinadas.

__Guille, seremos con ellos los buscadores de lo que quizá quiso o vio mi abuelo, del tesoro perdido, ni más ni menos que los libros que habían sobrevivido al incendio.
__Tranquilo, mi amor, sospecho que para ser hallado, tenías que estar vos.

ANOTACIONES DE PÉRGAMO.
Egipto, Alejandría, 415 d.C.

Teón no sentía las plantas de los pies, ni las pantorrillas ni siquiera los muslos. Sus brazos se habían agarrotado y la garganta estaba seca. Pero, aun así, en lo único que podía pensar era en su hija. La imagen del cuerpo desmembrado de Hipatía y el olor de la carne quemada lo acompañarían hasta el fin de sus días.
Se detuvo. Inclinó el torso y apoyó las manos sobre las rodillas, buscó aire. Inspiró y esperó para que el ritmo del corazón se apaciguase.
Levantó los ojos, y frente a él, divisó el faro. Había llegado. Se incorporó. Empezaba a sentir el cansancio, las consecuencias de haber atravesado Brucchium corriendo para escapar y salvar el último manuscrito.

Apretó el códice, lo llevaba oculto bajo la ropa. Alcanzó a salvarlo de las llamas en el momento exacto en que su hija era devorada por la muchedumbre. La sujetó fuerte y emprendió el tramo final de su recorrido.

CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.

CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGAJE ADULTO, ESCENAS EXPLÍCITAS.


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