SUR
CAPÍTULO CINCUENTA Y CINCO.
“No permitáis que la unión de unas almas
fieles
admita impedimentos. No es amor el amor
que cambia cuando un cambio encuentra
o que se adapta a la distancia al distanciarse.
¡Oh, no!, es un faro imperturbable
que contempla la tormenta sin llegar a estremecerse,
es la estrella para un barco sin rumbo,
de valor desconocido, aun contando su altura.
No es un capricho del tiempo, aunque los rosados labios
y mejillas caigan bajo un golpe de guadaña.
El amor no varía durante breves horas o semanas,
sino que se confirma incluso ante la muerte.
Si es esto erróneo y puede ser probado,
nunca escribí nada, ni ningún hombre amó”.
admita impedimentos. No es amor el amor
que cambia cuando un cambio encuentra
o que se adapta a la distancia al distanciarse.
¡Oh, no!, es un faro imperturbable
que contempla la tormenta sin llegar a estremecerse,
es la estrella para un barco sin rumbo,
de valor desconocido, aun contando su altura.
No es un capricho del tiempo, aunque los rosados labios
y mejillas caigan bajo un golpe de guadaña.
El amor no varía durante breves horas o semanas,
sino que se confirma incluso ante la muerte.
Si es esto erróneo y puede ser probado,
nunca escribí nada, ni ningún hombre amó”.
Shakespeare.
“Solo nosotros sabemos cómo,
estar distantemente juntos”. Julio Cortázar.
estar distantemente juntos”. Julio Cortázar.
__ ¿Y las letras?
__Tus iniciales.
Ana levantó la mirada, desconcertada. Estaban
a punto de descubrir qué gran secreto ocultaba Maler, quizá con su padre.
Gutiérrez tomó la calculadora, la encendió e introdujo la tarjeta magnética. El
dispositivo emitió el pedido de la clave de acceso.
__Tu fecha de nacimiento.
__Tres- uno- dos- uno-nueve- ocho- cinco.
--La calculadora es un acceso seguro.
Genera claves distintas en cada ingreso a la cuenta. Este es el último.
Antonio cargó los dígitos en la computadora y
presionó entrar. Inmediatamente se abrió el estado de cuenta de la empresa
Monalisa.
__Tenemos que viajar a Zúrich…
Inmediatamente.
__Salí como siempre, distraído y cansado,
pero no hoy. Mientras caminaba comencé a percibir lo que estaba sucediendo a mi alrededor. El
problema es poder expresarlo. La dificultad de trasladar la magnificencia de un momento único y espero
que repetible. La ráfaga de viento marino en plena ciudad quitó de un tirón mi
atuendo en exceso formal y de pronto una suave y florida camisa veraniega
sumada a un refrescante short, alivianaron mi espíritu y me sentí muy bien.
Miré por encima de mis hombros pues sentía la estridencia de cosas que no comprendía. Las secas y resquebrajadas ramas de los árboles, tornaban en verde vivo, olvidando lo otrora reseco y mustio. A mi paso brotaban las hojas a tiempo descomunales y crecían hasta alcanzar estado pleno y las flores tras ellas. Se dibujó una sonrisa en mi rostro y no pude resistir el mirar atrás y todo, completamente todo era fulgor y belleza y aroma a plenitud. Dudé en entender si lo que sentía bajo los pies era realmente así o solo un espejismo de mis sentimientos pero no, el agua fresca acariciaba mi pisada y empujaba mi voluntad sobre estas pintorescas piedras multicolores que colmaban mi avidez por profusión sensorial. Peces multicolores se empeñaban en acompañar mi visión, mientras formaban rondas y escenificaciones graciosas con toda intención de mantenerme absorto en esta realidad que deseaba perpetuar. Aunque caminaba sobre piedras multiformes, a mis pies y sentido del tacto, sabían a terciopelo y colchón de flores. El perfume silvestre y dulzón insuflado en mis narices, sin que pusiera resistencia alguna, elevó mis ojos y ahí estaba el maravilloso mar de flores que se mecían mezclando las tonalidades, sin que pudiera advertir dónde comenzaba un color y terminaba el otro. El éxtasis se adueñó de mi carácter.
Volví en tiempo a este tiempo real pero no me importó. Quizás estaba enamorado, o quizá todo esto ocurrió porque te había vuelto a ver _contó Guillermo emocionado.
Miré por encima de mis hombros pues sentía la estridencia de cosas que no comprendía. Las secas y resquebrajadas ramas de los árboles, tornaban en verde vivo, olvidando lo otrora reseco y mustio. A mi paso brotaban las hojas a tiempo descomunales y crecían hasta alcanzar estado pleno y las flores tras ellas. Se dibujó una sonrisa en mi rostro y no pude resistir el mirar atrás y todo, completamente todo era fulgor y belleza y aroma a plenitud. Dudé en entender si lo que sentía bajo los pies era realmente así o solo un espejismo de mis sentimientos pero no, el agua fresca acariciaba mi pisada y empujaba mi voluntad sobre estas pintorescas piedras multicolores que colmaban mi avidez por profusión sensorial. Peces multicolores se empeñaban en acompañar mi visión, mientras formaban rondas y escenificaciones graciosas con toda intención de mantenerme absorto en esta realidad que deseaba perpetuar. Aunque caminaba sobre piedras multiformes, a mis pies y sentido del tacto, sabían a terciopelo y colchón de flores. El perfume silvestre y dulzón insuflado en mis narices, sin que pusiera resistencia alguna, elevó mis ojos y ahí estaba el maravilloso mar de flores que se mecían mezclando las tonalidades, sin que pudiera advertir dónde comenzaba un color y terminaba el otro. El éxtasis se adueñó de mi carácter.
Volví en tiempo a este tiempo real pero no me importó. Quizás estaba enamorado, o quizá todo esto ocurrió porque te había vuelto a ver _contó Guillermo emocionado.
__Te amo, mi amor, no sabes cuánto, pasaremos
un día en Suiza y regresaremos a casa, y espero podamos casarnos en breve
_pidió, Pedro trazando los labios de
Guillermo con sus dedos.
__Me gustaría que fuese algo especial, el
casamiento, digo __ respondió,
Guillermo.
__ ¿Qué quieres?
__Que sea en el sur, en el hostal, donde la
eternidad del amor se hizo presente, ¿qué opinas?
__Que sí, aunque debamos de nuevo viajar, que sí, te amo.
Tu mínimo ropaje enerva lujuriosa la furia de
mi deseo carnal. Despiertas todos mis deseos y pasiones con el dulce nudo de tu
ombligo cuando te acercas y me asaltas con tu cuerpo y tus piernas, sobre el
mío. El agua tibia y lujuriosa enerva las puntas de tus pezones.
Me miras, sonríes y tu lengua acaricia tus labios rojos de una rosa en flor. Siento tu piel, pierdo la cordura en la fuente salada de tu pelvis, mi pasión.
Me miras, sonríes y tu lengua acaricia tus labios rojos de una rosa en flor. Siento tu piel, pierdo la cordura en la fuente salada de tu pelvis, mi pasión.
Tus manos impúdicas buscan mi sexo
embravecido. Desnúdate despacio, deja que mi lujuria suelte amarras de pasión mientras
busca el secreto de tu umbría entre tus
piernas y hacerte el amor.
Ya tus ojos se enturbian de gozo lujurioso, y
te posesionas de mi vientre con tu
lengua y cuando te mueves sin descanso ni sosiego, con tu tibio sendero
latente.
Bebo el néctar de tu boca dulce, como la
abeja a la miel, déjame prolongar el placer tibio lujurioso de la fuente y de sus montes de aromas suaves, que
desgaja mis sentidos, y enterrarme en tu sendero hasta deshacerme de simientes en tus entrañas.
Ya no eres mi fantasía, locos de lujuria,
somos dos cuerpos en uno.
Somos carne y cuerpos estremecidos en el tiempo donde nada se olvida cuando mis simientes de lava ardiente te poseen para siempre, vida mía.
Somos carne y cuerpos estremecidos en el tiempo donde nada se olvida cuando mis simientes de lava ardiente te poseen para siempre, vida mía.
Amor mío,
cuando dejamos de buscarnos sé
que tú y yo, nos encontramos.
__No, no me pidas que cierre los ojos, pues
es un perjuicio para mis retinas el no
poder retener en ellas tu viva imagen,
que no precisa de un diccionario para
superar
las mil palabras. No me pidas, no que cierre mis ópticas, que sería el despropósito de perder tu imagen, en movimiento en la periferia del corazón, en esos instantes, lentos
suaves de amarte, en el deseo de suscitar tu erotismo y eso, y esos vibrantes momentos
que llamamos, orgasmo. No, no me pidas que cierre el iris de mis retinas, y no contemplar el cielo a veces nuboso de tus ojos, que cierre el cristal de mis miradas, y no poder admirar los colores de tu lencería, la transparencia de tu ser tras los espejos desnudos.
las mil palabras. No me pidas, no que cierre mis ópticas, que sería el despropósito de perder tu imagen, en movimiento en la periferia del corazón, en esos instantes, lentos
suaves de amarte, en el deseo de suscitar tu erotismo y eso, y esos vibrantes momentos
que llamamos, orgasmo. No, no me pidas que cierre el iris de mis retinas, y no contemplar el cielo a veces nuboso de tus ojos, que cierre el cristal de mis miradas, y no poder admirar los colores de tu lencería, la transparencia de tu ser tras los espejos desnudos.
No me pidas, no, que los ópticos nervios de
mis ojos, no retengan tu imagen en movimiento,
de cada paso de nuestro camino, senda o destino, hasta llevarnos, si es preciso a tu vida o a mi muerte, para estar contigo en el insomnio de la vida, con los ojos, muy abiertos reconociendo, todo cuanto eres.
de cada paso de nuestro camino, senda o destino, hasta llevarnos, si es preciso a tu vida o a mi muerte, para estar contigo en el insomnio de la vida, con los ojos, muy abiertos reconociendo, todo cuanto eres.
__Mi muy ansiado, buscado o reencontrado,
señor mío… No busco en una criatura la física perfección, del canon
profundo de esa moda que se impone, de la belleza interior que nadie
predispone, ni investigo ojos claros ni
oscuros ni redondos ni rasgados, los que de la fábrica
matriz, traen de serie en la genética transmitida, o lo que la química orgánica a su capricho, aportó su ADN. No busco, no, sensuales labios, en la erótica mal pensante del pensamiento obsceno, en las erectas formas de la cavidad bucal que me ahoga y me extermina.
Solo unos labios que me besen, me conquisten, me enamoren y me sonrían, como un gesto amable y cotidiano de su rostro. Que su frente sea abierta decorada de locuras, de certezas y desaciertos, pelo suelto aunque no haga viento, con el punto de sus pensamientos, y libertad para enamorarme cuando usted, predisponga o guste.
No, no busco, el cuerpo exacto que defina sus curvas y redondeces, forjado de surcos y estrías en el arado de la vida, busco un hombro donde llorar como un hombre, en silencio, allí, en su jardín de infancia depósito de mis lágrimas.
No requiero ni preciso de pezones turgentes erectos y abiertos como las montañas del erotismo de su fe, con las piedras de sus aureolas escondidas en mis manos, los que en su sexualidad le aportó la naturaleza, atentando mis ojos que me incitan y me rozan.
Un corazón ajustado en bondades y sentimientos en la caja torácica de su pecho.
No busco, noches de lujurias, en vacías estructuras en días de olvidos, busco no olvidar mis noches de lujurias, en un sentimiento enamorado del sexo, que el sexo, desnudo se enamore del sentimiento. Busco, busco los orgasmos que le negaron, los que amordaza en su privacidad y nunca le ofrecieron, los que sus labios producen y re producen en su soledad, los que su cuerpo armoniza con mi cuerpo, los que su boca predispone en mis erecciones, aquellos, que en su sentir emocional, mi corazón le reclamaba con el argumento de su desnudez..
Quiero de usted esos orgasmos que me grita que me llama desde el fondo, de su alma.
matriz, traen de serie en la genética transmitida, o lo que la química orgánica a su capricho, aportó su ADN. No busco, no, sensuales labios, en la erótica mal pensante del pensamiento obsceno, en las erectas formas de la cavidad bucal que me ahoga y me extermina.
Solo unos labios que me besen, me conquisten, me enamoren y me sonrían, como un gesto amable y cotidiano de su rostro. Que su frente sea abierta decorada de locuras, de certezas y desaciertos, pelo suelto aunque no haga viento, con el punto de sus pensamientos, y libertad para enamorarme cuando usted, predisponga o guste.
No, no busco, el cuerpo exacto que defina sus curvas y redondeces, forjado de surcos y estrías en el arado de la vida, busco un hombro donde llorar como un hombre, en silencio, allí, en su jardín de infancia depósito de mis lágrimas.
No requiero ni preciso de pezones turgentes erectos y abiertos como las montañas del erotismo de su fe, con las piedras de sus aureolas escondidas en mis manos, los que en su sexualidad le aportó la naturaleza, atentando mis ojos que me incitan y me rozan.
Un corazón ajustado en bondades y sentimientos en la caja torácica de su pecho.
No busco, noches de lujurias, en vacías estructuras en días de olvidos, busco no olvidar mis noches de lujurias, en un sentimiento enamorado del sexo, que el sexo, desnudo se enamore del sentimiento. Busco, busco los orgasmos que le negaron, los que amordaza en su privacidad y nunca le ofrecieron, los que sus labios producen y re producen en su soledad, los que su cuerpo armoniza con mi cuerpo, los que su boca predispone en mis erecciones, aquellos, que en su sentir emocional, mi corazón le reclamaba con el argumento de su desnudez..
Quiero de usted esos orgasmos que me grita que me llama desde el fondo, de su alma.
Guardo entre la piel y los huesos entre el
corazón y el alma, esa mezcla de sentir y placer de un orgasmo, que en usted,
agoniza en el tiempo hasta la muerte.
__Son tus besos que empiezan
en tu mirada. En tus ojos fijos
y permanentes, en el encanto y comienzo del amor, donde el piso se vuelve inestable y el mundo
empequeñece y desaparece, donde el amor
lo tenemos tú y yo, un amor que el destino propio nos juntó.
Con los besos que nos hemos dado, que la vida ha traspasado que las tristezas quedaron
en el pasado y se convirtieron en alegrías, deja te doy un beso mordedor, para disfrutar un
nuevo concepto en el amor porque quiero atraparte entre mis brazos, y amarte dulcemente hasta el cansancio. Por un beso me llevaste hasta la misma constelación, porque tus besos son como verbos, que se graban aquí en mi corazón, llenando mi alma de una bella ilusión.
Con los besos que nos hemos dado, que la vida ha traspasado que las tristezas quedaron
en el pasado y se convirtieron en alegrías, deja te doy un beso mordedor, para disfrutar un
nuevo concepto en el amor porque quiero atraparte entre mis brazos, y amarte dulcemente hasta el cansancio. Por un beso me llevaste hasta la misma constelación, porque tus besos son como verbos, que se graban aquí en mi corazón, llenando mi alma de una bella ilusión.
¿Me incitas con tu mirada llena de picardía y
pasión a pecar? ¿Es que acaso es pecado el querer hacerte mío?, pecaré con gusto si así es.
Me enamoras con tu sonrisa, dulce miel que me hace tocar el cielo. ¿Son acaso los ángeles más hermosos que tú?, y si he de orar para estar a tu lado, lo haré una y otra vez.
Me provocas con tu contorneo, ese tu cuerpo ardiente, esa tu piel llena de deseos y que me contagia sin cesar.
Me invitas a ser feliz, tu voz que es poesía, tus palabras que son canción, melodía de amor en mis oídos y mi corazón.
Es que en ti se esconden mi perdición y mi tormento, mi salvación y mi alimento, el cielo y el infierno, bello y puro ángel, apasionado y lujurioso demonio.
Poco a poco nos desinhibimos, beso a beso nos despojamos de todo tipo de vestidura, desnudos nuestros cuerpos y almas, caricia a caricia nuestros deseos afloran, nuestro amor se desborda.
Estamos tan cerca y nuestras respiraciones se mezclan, acelerados latidos, desesperados y desenfrenados deseos nos consumen y se convierten en besos ardientes y caricias desbordantes, entrecortadas respiraciones, gemidos y suspiros.
¿Importa acaso quemarme en el infierno por poseerte entre mis brazos mientras de amor y pasión nos llenamos?
¿No es el cielo un deleite tan dulce y satisfactorio como entregarnos en cuerpo y alma hasta la explosión de éxtasis?
En tu sexo, en tus pezones, en tu espalda, en tus piernas, en tu cuerpo entero juro que puedo encontrar a Dios más pronto que en un templo y también puedo cometer todos los pecados sin vacilación alguna y así ser condenado con placer y gusto.
Contigo puedo saborear lo mejor de ambos, del cielo y del infierno, si es que de algún modo he de llamarles. Te acompañaré siempre.
Me enamoras con tu sonrisa, dulce miel que me hace tocar el cielo. ¿Son acaso los ángeles más hermosos que tú?, y si he de orar para estar a tu lado, lo haré una y otra vez.
Me provocas con tu contorneo, ese tu cuerpo ardiente, esa tu piel llena de deseos y que me contagia sin cesar.
Me invitas a ser feliz, tu voz que es poesía, tus palabras que son canción, melodía de amor en mis oídos y mi corazón.
Es que en ti se esconden mi perdición y mi tormento, mi salvación y mi alimento, el cielo y el infierno, bello y puro ángel, apasionado y lujurioso demonio.
Poco a poco nos desinhibimos, beso a beso nos despojamos de todo tipo de vestidura, desnudos nuestros cuerpos y almas, caricia a caricia nuestros deseos afloran, nuestro amor se desborda.
Estamos tan cerca y nuestras respiraciones se mezclan, acelerados latidos, desesperados y desenfrenados deseos nos consumen y se convierten en besos ardientes y caricias desbordantes, entrecortadas respiraciones, gemidos y suspiros.
¿Importa acaso quemarme en el infierno por poseerte entre mis brazos mientras de amor y pasión nos llenamos?
¿No es el cielo un deleite tan dulce y satisfactorio como entregarnos en cuerpo y alma hasta la explosión de éxtasis?
En tu sexo, en tus pezones, en tu espalda, en tus piernas, en tu cuerpo entero juro que puedo encontrar a Dios más pronto que en un templo y también puedo cometer todos los pecados sin vacilación alguna y así ser condenado con placer y gusto.
Contigo puedo saborear lo mejor de ambos, del cielo y del infierno, si es que de algún modo he de llamarles. Te acompañaré siempre.
Hoy que puedo tomaré tu mano y miraré tus
ojos, quiero que veas en los míos el amor que nace del alma, que sientas cómo
sonrío por causa tuya y que mi corazón está rebosante de felicidad.
Voy a marcar cada día del año con un escrito para ti como una manera de mostrarte que todos los momentos contigo son especiales y que te amo con devoción. En tus alegrías y dolores estoy contigo, a tu paso apresurado o lento sabré acompañar.
Te amaré con rosas, con palabras preciosas, te demostraré cada día las razones del porqué te quiero tanto, haré que cuando mires la luna, el sol y las estrellas te acuerdes de mí. No encuentro la forma de explicarte la importancia que tienes en mi vida pero puedo jurarte que me has cambiado todo.
Cuando mi corazón decida descansar te acompañaré en tu café de las mañanas y seré la luz que entra por tu ventana, en la lluvia de verano con la brisa mojaré tus labios. Sé que escucharás las emotivas melodías que con amor para ti compuse, ese acorde de sol menor en el piano te acariciará tiernamente tus oídos, te recordará el beso en tus manos que siempre sellé con un te amo. Si por tus caminos ves pequeñas rosas tu paso adornar, serán pedazos de mi alma que siempre te acompañarán. Te acompañaré siempre, lo prometo.
Voy a marcar cada día del año con un escrito para ti como una manera de mostrarte que todos los momentos contigo son especiales y que te amo con devoción. En tus alegrías y dolores estoy contigo, a tu paso apresurado o lento sabré acompañar.
Te amaré con rosas, con palabras preciosas, te demostraré cada día las razones del porqué te quiero tanto, haré que cuando mires la luna, el sol y las estrellas te acuerdes de mí. No encuentro la forma de explicarte la importancia que tienes en mi vida pero puedo jurarte que me has cambiado todo.
Cuando mi corazón decida descansar te acompañaré en tu café de las mañanas y seré la luz que entra por tu ventana, en la lluvia de verano con la brisa mojaré tus labios. Sé que escucharás las emotivas melodías que con amor para ti compuse, ese acorde de sol menor en el piano te acariciará tiernamente tus oídos, te recordará el beso en tus manos que siempre sellé con un te amo. Si por tus caminos ves pequeñas rosas tu paso adornar, serán pedazos de mi alma que siempre te acompañarán. Te acompañaré siempre, lo prometo.
¿Qué lees?
__Un escrito sobre la eternidad o algo símil,
es muy complejo de definir y dimensionar.
La eternidad
Fue el tema de una conversación entre un teórico y un empirista: -“Mateo, tú que piensas de la idea de eternidad; -“ja, Ramiro, no conozco hasta ahora un texto filosófico dedicado a tan intricado interrogante que logre una respuesta contundente y definitiva. Los materialistas jonios quienes mellaron el asunto desde remotos pretéritos lo hacían por intuición epistémica; sus seguidores contemporáneos se han dedicado más a la finitud e infinitud para explicarla, y en cuanto a los metafísicos, Platón en el Timeo plantean las ideas eternas donde no hay cambios y movimientos; otros dentro del mismo campo sus análisis no van más allá de las divinidades, empezando por Tomás de Aquino en la Suma Teológica, es más profundo e interesante René Descartes, en sus meditaciones metafísicas, que como tú bien lo sabes las escribió en latín. En la meditación VI, hay un párrafo que me parece indicado donde él afirma: “Et sane non dubium est quin ea omnia quea doceora naturá aliquid habeant veritatis: per naturam enin, generaliter spectatam, nihil nunc aliud quam vel Deum ipsum, vel rerum creatarum coordinationem a Deo institutam intelligo ; nec aliud per naturam meam in particular quam complexionem eorum ómnium quea mihi a Deo sun tributa”; veamos al traducirlo “primero hay un punto de duda en todo lo que la naturaleza nos enseña, que contiene algunas verdades consideradas de manera general, pero yo no entiendo otra cosa que Dios mismo en ellas, o bien, el orden y la disposición que Dios ha establecido en las cosas creadas y la naturaleza en particular; yo no entiendo cosa distinta a la complejidad del conjunto de cosas que Dios nos ha obsequiado”. Como puede analizarse, Descartes plantea según él, la interrelación entre Dios y el Ser o naturaleza, donde lo divino es superior a la materia, luego dioses serían manifestación de lo eterno. Otra cosa Ramiro para que quedemos claros, la eternidad no es una idea, sino una categoría filosófica de la certeza sensible. –“Mateo, lo que pasa es que tú das muchos rodeos con tus intelectualismos, la eternidad es la muerte y nada más. –“Ramiro, dices una gran verdad que a su vez no lo es, la muerte puede ser admitida como eternidad para la naturaleza en su manifestación viviente, pero cuál es la eternidad para lo inerte, tomemos el caso de una piedra, una cordillera, planetas o galaxias; he aquí nuestro primer dilema sobre el que los diccionarios, enciclopedias, filósofos, literatos expresan ideas, unas superficiales y otras profundas; verbigracia: los estoicos mesopotámicos planteaban la idea del eterno retorno, donde se sucede una destrucción permanente del mundo, el ekpurosis, seguido de un eterno renacimiento, defendido por un pensador conocido, Friedrich Nietzsche. Una explicación que me parece interesante, es la de que no hay un antes ni un después, -“esa la conozco Mateo, la de Beocio, quien plantea que no hay comienzo ni fin, sino solamente eternidad, se me hace fascinante, porque me he puesto a oír el silencio cósmico, a mirar el no límite del universo e imaginar el color de lo eterno, los tonos del eterno presente de los temporalitas, la sucesión del instante en la lógica del sentido de Gilles Deleuze, las que me parecen muy simpáticas son las afirmaciones de los artistas, Baudelaire nos dice en un verso de las flores del mal, “acabo de morir a bordo de nuestra eternidad”; Jean Cocteau, el tiempo de los hombres es la eternidad en pliegues; Arturo Rimbaud, la eternidad es el mar viajando con el sol; René Char, la eternidad es apenas más larga que la vida –“viejo Ramiro, todo lo que hemos molido antes no me satisface, puesto que nuestra aprehensibilidad fenomenológica de la eternidad no la hemos planteado, si es que podemos plantear alguna; es claro que la eternidad está por fuera del espacio y el tiempo, fenomenologías que son asequibles al común de las personas, todos sabemos nuestra edad y donde nos encontramos, primer interrogante; carece de límite puesto que no tiene dimensiones, segunda cuestión, es inmaterial y por lo tanto es abstracta, lo complicado es que siendo abstracta no lo es, tenemos que abordar la abstracción absoluta para poder pensarla”.
Fue el tema de una conversación entre un teórico y un empirista: -“Mateo, tú que piensas de la idea de eternidad; -“ja, Ramiro, no conozco hasta ahora un texto filosófico dedicado a tan intricado interrogante que logre una respuesta contundente y definitiva. Los materialistas jonios quienes mellaron el asunto desde remotos pretéritos lo hacían por intuición epistémica; sus seguidores contemporáneos se han dedicado más a la finitud e infinitud para explicarla, y en cuanto a los metafísicos, Platón en el Timeo plantean las ideas eternas donde no hay cambios y movimientos; otros dentro del mismo campo sus análisis no van más allá de las divinidades, empezando por Tomás de Aquino en la Suma Teológica, es más profundo e interesante René Descartes, en sus meditaciones metafísicas, que como tú bien lo sabes las escribió en latín. En la meditación VI, hay un párrafo que me parece indicado donde él afirma: “Et sane non dubium est quin ea omnia quea doceora naturá aliquid habeant veritatis: per naturam enin, generaliter spectatam, nihil nunc aliud quam vel Deum ipsum, vel rerum creatarum coordinationem a Deo institutam intelligo ; nec aliud per naturam meam in particular quam complexionem eorum ómnium quea mihi a Deo sun tributa”; veamos al traducirlo “primero hay un punto de duda en todo lo que la naturaleza nos enseña, que contiene algunas verdades consideradas de manera general, pero yo no entiendo otra cosa que Dios mismo en ellas, o bien, el orden y la disposición que Dios ha establecido en las cosas creadas y la naturaleza en particular; yo no entiendo cosa distinta a la complejidad del conjunto de cosas que Dios nos ha obsequiado”. Como puede analizarse, Descartes plantea según él, la interrelación entre Dios y el Ser o naturaleza, donde lo divino es superior a la materia, luego dioses serían manifestación de lo eterno. Otra cosa Ramiro para que quedemos claros, la eternidad no es una idea, sino una categoría filosófica de la certeza sensible. –“Mateo, lo que pasa es que tú das muchos rodeos con tus intelectualismos, la eternidad es la muerte y nada más. –“Ramiro, dices una gran verdad que a su vez no lo es, la muerte puede ser admitida como eternidad para la naturaleza en su manifestación viviente, pero cuál es la eternidad para lo inerte, tomemos el caso de una piedra, una cordillera, planetas o galaxias; he aquí nuestro primer dilema sobre el que los diccionarios, enciclopedias, filósofos, literatos expresan ideas, unas superficiales y otras profundas; verbigracia: los estoicos mesopotámicos planteaban la idea del eterno retorno, donde se sucede una destrucción permanente del mundo, el ekpurosis, seguido de un eterno renacimiento, defendido por un pensador conocido, Friedrich Nietzsche. Una explicación que me parece interesante, es la de que no hay un antes ni un después, -“esa la conozco Mateo, la de Beocio, quien plantea que no hay comienzo ni fin, sino solamente eternidad, se me hace fascinante, porque me he puesto a oír el silencio cósmico, a mirar el no límite del universo e imaginar el color de lo eterno, los tonos del eterno presente de los temporalitas, la sucesión del instante en la lógica del sentido de Gilles Deleuze, las que me parecen muy simpáticas son las afirmaciones de los artistas, Baudelaire nos dice en un verso de las flores del mal, “acabo de morir a bordo de nuestra eternidad”; Jean Cocteau, el tiempo de los hombres es la eternidad en pliegues; Arturo Rimbaud, la eternidad es el mar viajando con el sol; René Char, la eternidad es apenas más larga que la vida –“viejo Ramiro, todo lo que hemos molido antes no me satisface, puesto que nuestra aprehensibilidad fenomenológica de la eternidad no la hemos planteado, si es que podemos plantear alguna; es claro que la eternidad está por fuera del espacio y el tiempo, fenomenologías que son asequibles al común de las personas, todos sabemos nuestra edad y donde nos encontramos, primer interrogante; carece de límite puesto que no tiene dimensiones, segunda cuestión, es inmaterial y por lo tanto es abstracta, lo complicado es que siendo abstracta no lo es, tenemos que abordar la abstracción absoluta para poder pensarla”.
__Mi eternidad eres tú, y solo tú, lo único
que reconozco sin fin es el amor, como lo define Shakespeare y lo sentimos
nosotros. El Amor… Y susurraré en tus
labios, besos de esos, que el alma penetra... Jugaremos con nuestras manos a
caricias, que nos queman... Y haremos el amor, a ciegas. Sin mirar nuestros
defectos, no somos perfectos. Y me perderé,
entre tu piel y el tiempo, navegando,
entre tus estrías perdido. Sintiendo con mis labios lentamente, esa cicatriz bajo tu ombligo. Y haremos el
amor, y con lo mejor de mí te llevaré a viajar por la luna, por el espacio y
las estrellas, ¡y a ciegas! te enseñaré mil cosas bellas...
¡Y tú! me enseñarás a amarte, a besarte y a
acariciarte, a navegar cada espacio de tu piel con mi boca mientras mis
dedos, lentamente tus muslos tocan y entre
medio de ellos, te provocan...
Escribiendo gemidos en tus gritos, con mi lengua. En una guerra a rasguños y mordiscos, sin tregua. A
morderme a ciegas, ¡más bien! a mordernos,
como dos animales salvajes. Y haremos el amor a ciegas dejando que nuestras pieles rocen, mojadas de
sudor, y el sexo hable, nuestro lenguaje...
_Fue como si el tiempo se hubiese detenido
por un instante, cuando te vi por primera vez, e inmediatamente me sentí
atraído por ti, tú me viste y te cautivé, trato de seducirte, y te dejas
seducir, quiero conquistarte y tú también te dejas conquistar, porque somos dos
seres en igual sintonía, como dos almas gemelas, conociéndose, me atrae tu
sensualidad y erotismo, y a ti mi pasión y mi deseo, ambos separados y juntos a
la vez, mas cuando no te tengo, te busco
en cada lugar que recorro, en cada hoja que se desploma a mis pies, en cada
gota de lluvia que cae en mi jardín, en cada pétalo de rosa que comienza a
florecer, en cada rayo del sol que baña mi ventana al amanecer, en cada suspiro
que el viento parece hacer, así como también, en el resplandor de la luna al
anochecer, te busco noche y día y sigo buscando ese rostro angelical, que me
permitió, que lo sedujera, lo conquistara y que me ha robado el corazón.
Abrázame... con brazos y piernas hagamos las
noches eternas el placer y el deseo emancipando el pudor de nuestros cuerpos segundos ardientes
volviéndose horas el tiempo no es suficiente para calmar estas ganas, se torna
imperioso el deseo de un orgasmo unísono
y simultáneo nos miramos a los ojos... sabemos ahora que nos pertenecemos.
Tus emociones, tus suavidades y mi humedad,
son perfectos detalles, para alcanzar el clímax, ¡hagamos el amor! Mi deseo
ronronea, juego de miradas, esperando beberte con palabras, comerte los vicios,
¡mi piel lleva tu huella! Mi boca tu sabor, no hay manera de negarte, si te
tuviera frente de mí, ¡te daría un beso! De esos que se vuelven interminables,
extenso, lleno de pasión.
Quisiera ser de ti: de tu boca, de tu risa,
de tus ojos, de tu mar candente, de cada caricia a mi geografía, ¡solo faltas
en mi cama! En mi boca, en mis noches, en mi vida, cuando te clamo, ¡comete
errores ortográficos, en mi escultura! Maremotos de deseo, tus dedos exploran
el abismo, que tus labios calmen mi hambre y sed, el inmenso desierto de arenas
ardiendo.
Es el holocausto de nuestros océanos,
entregarse, fundirse, ¡surfeando como olas en mi existencia! Intensos
movimientos, resides en mis deseos perversos, en mis fantasías, ojalá
transitaras por mi silueta. Como recorres mis miedos; lo mejor es lo prohibido,
oliendo a peligro, vibrando me entregaría a ti, te sabré a memoria.
Quisiera ser de ti, en esta noche de
invierno, sé mi abrigo, mi cobija, en este frío inmerso; amarte sin desdén,
esencia enervada de mi dermis salada, bien quisiera tenerte, ahora
conmigo. Perturbas mi ser, te anhelo
cada instante, ser tu esclavo, navega ya, saboréame como el licor más
fino. Te desafío a amarme sin desatino.
Me llené de ti, confieso, quería que me
abrazaras, mis ojos se perdían en ese recorrido prohibido, yo, como
enamorado sentía que los pulsos de mi
sangre como río desbordado se escapaban de mi razón, no podía esperar quería
que sucediera, quería volar a tu lado, no era un sueño, no amor mío, estaba en
plenitud de cordura, amándote como te amo en mis sueños, amándote tanto que no
podía frenar mi sonrisa, no podía clavar mis pies en el suelo, ellos inquietos
no sabían a dónde caminar, era tanto sentimiento que desbordado estaba este
corazón mío, el reloj implacable marcó
la hora de partir y de nuevo mi mundo real me abrazó mientras veía cómo
mi corazón se alejaba del tuyo y de nuevo en la más profunda soledad me sentí.
La vida quiso devolverme mi sueño de amor tan deseado, perdernos el uno en el otro sin que el mundo se diera cuenta de cómo el amor bailaba en mi sonrisa y tus ojos recorrían mi cuerpo todo, entregándome primaveras para vivir y besos por dar, yo, tu dueño se moría de deseo de abrazarte, de besarte y de morir en ti, de volar de tu mano y gritarle al mundo que este amor tiene vida.
Hoy le doy gracias al destino, por dejar que nuestros ojos se encontraran.
Te amo amor te amo. No hay nada más hermoso que cuando entre las cortinas de la noche te busco para soñarte amor, no hay nada mas delicioso que imaginar tus manos perdiéndose al recorrer mi cuerpo cuando tus brazos se enredan en los míos para bailar esa melodía única que hace que nuestros cuerpos se pierdan, eres el amor que siempre soñé, el que siempre me habla estando dormido, siento cómo en mis sueños pones tus ojos en los míos, para recorrer cielos de amor, me vas besando con la ternura que tú solo sabes, yo no quiero despertar de este sueño vida mía, porque ya sé que soy tu enamorado, que mis sueños ya no son sueños, ahora te encontré sin buscarte, ahora tengo al amor que uno desea, me besas sin pedirte tus besos a cada momento, en cada sueño dejas que mi cuerpo tiemble, siento la libertad cuando viajo por tus ojos perdiéndome en tus adentros, buscando ese no sé qué, que mi alma necesita eres el amante perfecto.
La vida quiso devolverme mi sueño de amor tan deseado, perdernos el uno en el otro sin que el mundo se diera cuenta de cómo el amor bailaba en mi sonrisa y tus ojos recorrían mi cuerpo todo, entregándome primaveras para vivir y besos por dar, yo, tu dueño se moría de deseo de abrazarte, de besarte y de morir en ti, de volar de tu mano y gritarle al mundo que este amor tiene vida.
Hoy le doy gracias al destino, por dejar que nuestros ojos se encontraran.
Te amo amor te amo. No hay nada más hermoso que cuando entre las cortinas de la noche te busco para soñarte amor, no hay nada mas delicioso que imaginar tus manos perdiéndose al recorrer mi cuerpo cuando tus brazos se enredan en los míos para bailar esa melodía única que hace que nuestros cuerpos se pierdan, eres el amor que siempre soñé, el que siempre me habla estando dormido, siento cómo en mis sueños pones tus ojos en los míos, para recorrer cielos de amor, me vas besando con la ternura que tú solo sabes, yo no quiero despertar de este sueño vida mía, porque ya sé que soy tu enamorado, que mis sueños ya no son sueños, ahora te encontré sin buscarte, ahora tengo al amor que uno desea, me besas sin pedirte tus besos a cada momento, en cada sueño dejas que mi cuerpo tiemble, siento la libertad cuando viajo por tus ojos perdiéndome en tus adentros, buscando ese no sé qué, que mi alma necesita eres el amante perfecto.
Su piel dorada era la invitación al infierno
que mi alma deseaba.
Mis manos se deslizaron por sus hombros, sintiendo el fuego que ardía en su interior, y la música era arte moviendo nuestros cuerpos, y la ropa fue volando por la habitación y nuestros cuerpos fueron fuego y se hicieron placer.
Me llené del olor que emanaba su cuerpo, como una droga que liberaba la bestia que dormía en mi interior.
Rasgué lo que quedaba de su ropa, y sus pezones firmes y altaneros invitaban a mi lengua a degustar su sabor.
La lujuria nos consumía y la música nos hacía uno, dejando libres nuestros demonios en el balcón.
Lo tomé del cabello y lo empujé hacia los pasamanos, separé sus piernas y le penetré, lo penetré con furia como un mar tempestuoso, como viento entrando entre sus piernas destrozándolo todo, sacando los gemidos de placer que llevaba guardados en su interior.
Y un racimo de orgasmos hizo temblar sus piernas, y el grito profundo de su sexo satisfecho, y el torrente de mar de placer bañó el piso del balcón, y mi deseo explotó en la cuna sagrada que lleva en su entraña, y dos cuerpos desnudos quedaron tendidos en el suelo, haciendo uno solo en la unción sagrada del placer.
Mis manos se deslizaron por sus hombros, sintiendo el fuego que ardía en su interior, y la música era arte moviendo nuestros cuerpos, y la ropa fue volando por la habitación y nuestros cuerpos fueron fuego y se hicieron placer.
Me llené del olor que emanaba su cuerpo, como una droga que liberaba la bestia que dormía en mi interior.
Rasgué lo que quedaba de su ropa, y sus pezones firmes y altaneros invitaban a mi lengua a degustar su sabor.
La lujuria nos consumía y la música nos hacía uno, dejando libres nuestros demonios en el balcón.
Lo tomé del cabello y lo empujé hacia los pasamanos, separé sus piernas y le penetré, lo penetré con furia como un mar tempestuoso, como viento entrando entre sus piernas destrozándolo todo, sacando los gemidos de placer que llevaba guardados en su interior.
Y un racimo de orgasmos hizo temblar sus piernas, y el grito profundo de su sexo satisfecho, y el torrente de mar de placer bañó el piso del balcón, y mi deseo explotó en la cuna sagrada que lleva en su entraña, y dos cuerpos desnudos quedaron tendidos en el suelo, haciendo uno solo en la unción sagrada del placer.
__Mi muy entrelazado amor con mis dedos:
Quiero ser la mano que lo acoge y lo acompaña
enhebrado en sus brazos, la que se posa en su espalda la que sujeta su hombro atrayéndolo al mío, el que llora y se posa y tranquilo y sereno busca su apoyo en esa mano en su cintura
que pícara y provocativa, se le insinúa rodeando sus caderas.
Quiero ser esa mano que coge su mano, que en su corazón se posa, que duerme a su lado
transitando por su desnudez, la que escala su espalda ascendiendo los peldaños de sus vértebras, esa mano que dibuja su cintura perfilando su geometría, la que memoriza cada rasgo del vivo perfil de su rostro, la que delinea sus perfiles cartografiando su geografía,
esa mano, que en el lenguaje de mis dedos, acaricia sus labios diciéndole; - Te quiero -
enhebrado en sus brazos, la que se posa en su espalda la que sujeta su hombro atrayéndolo al mío, el que llora y se posa y tranquilo y sereno busca su apoyo en esa mano en su cintura
que pícara y provocativa, se le insinúa rodeando sus caderas.
Quiero ser esa mano que coge su mano, que en su corazón se posa, que duerme a su lado
transitando por su desnudez, la que escala su espalda ascendiendo los peldaños de sus vértebras, esa mano que dibuja su cintura perfilando su geometría, la que memoriza cada rasgo del vivo perfil de su rostro, la que delinea sus perfiles cartografiando su geografía,
esa mano, que en el lenguaje de mis dedos, acaricia sus labios diciéndole; - Te quiero -
Tengo el molde de sus dedos entre los míos,
mil caricias queriendo ser libres entre
las rejas de mis huellas o ser esclavas
en su cuerpo.
__El viento, siempre vuelve desnudo casi
erótico casi poseyéndote, soplando en tu rostro
susurrándote, para que no te olvides de tu libertad.
susurrándote, para que no te olvides de tu libertad.
El silencio, vuelve, siempre vuelve, para el
mundo espantando la resonancia de su nada, te abraza, te sonríe casi te grita
al oído, la libertad que solo tienes en tu pensamiento.
La soledad, vuelve evocando la efímera
felicidad, de los recuerdos, más sentidos, más vivos,
de tus lágrimas por llorar, de tus llantos por sentir.
de tus lágrimas por llorar, de tus llantos por sentir.
El aire
siempre vuelve, te invita a soñar, hacer alas de tus brazos, imaginarte
en la autopista
del cielo y volar, lo que a la atracción interesada del hombre, no te permite volar en este mundo.
del cielo y volar, lo que a la atracción interesada del hombre, no te permite volar en este mundo.
Dejarme llevar de tu mano, me ha levantado
del barro donde enterraron mis pies, la maldad y la venganza. Son aliadas
temibles, que encadenan las almas y arrancan las plumas de las alas.
Pero tú, paciente, esforzado y valiente caballero mío, deshiciste los nudos de mi pelo y la mordaza de mi boca.
Renací de la noche más oscura al más prodigioso sol. Eres mi sortilegio de amor, el elixir que levanta mis pezones y tornea mis muslos, y convierte en miel el secreto de mis labios. Para llenar de besos tus ojos de agua, para bailar con tu piel, para entregarme con este cuerpo mío resucitado con esta alegría de suspirar el aire que respiran tus palabras, tus silencios, todo tú, el autor de mis mañanas, el amor de mis noches.
Pero tú, paciente, esforzado y valiente caballero mío, deshiciste los nudos de mi pelo y la mordaza de mi boca.
Renací de la noche más oscura al más prodigioso sol. Eres mi sortilegio de amor, el elixir que levanta mis pezones y tornea mis muslos, y convierte en miel el secreto de mis labios. Para llenar de besos tus ojos de agua, para bailar con tu piel, para entregarme con este cuerpo mío resucitado con esta alegría de suspirar el aire que respiran tus palabras, tus silencios, todo tú, el autor de mis mañanas, el amor de mis noches.
Me sorprendes… ahogas mi aliento y callas mis
palabras con un mojado beso y riegas mi boca con la humedad de tu lengua que
contagia su travesura a la mía, siento una inquietud por dentro que quiero
controlar… pero respirar tu aroma junto
con el aire que exhalas hace que me pierda en este fuego tuyo y mis manos que
comienzan a recorrer suavemente tu espalda por debajo de tu ropa, comienzo en
tu cintura subiendo al paso de tus jadeos, llego a tu hombro, mis dedos se inquietan y lo recorren.
Mientras mi boca, sumisa a tus labios rojos,
hace fluir por la garganta esa esencia exquisita de tu saliva, siento en mi
pecho a través de tu seda la liberación
de tus botones que libres parecen acariciarme con la erección
de los pezones, estoy a merced de tu delirio, no puedo resistirme a este fuego
tuyo que por dentro comienza a devorarme despertando mis sentidos, mis deseos
de sentirme dentro de tu infierno.
Quiero liberar tu cuerpo y el mío de la ropa
que nos estorba sin perder la conexión a tu boca, caen tus prendas y las mías, ansío ahora con mi piel vestir tu figura, el encanto
de tu aroma me atrapa… me excita y no contengo las ansias de en tu humedad
perderme. Ya sé que después de esta locura de amarte no podré vivir lejos de
ti, este ardiente momento es la condena anunciada al final de la soledad.
Y adoro tus movimientos, la repetitiva danza
de tus caderas que siguen el compás marcado por la melodía de tu excitación al
habitar yo tu interior. Comienza tu roja boca a explorar mi piel bañada en
placer, creo perder por momentos mi conciencia cuando siento tus besos
conquistar los lugares ocultos de mi cuerpo y tus gemidos que me enloquecen…
quiero contener mi suspiro pero no puedo ocultarte que estoy ardiendo en tu
infierno.
Ya la existencia mía no tendrá sentido sino
la comparto a pleno contigo, estar en tu cielo y arder en tu infierno eso
siento necesito. Ya siento que en ti
está mi manantial de amor que a diario me alimentara… estar contigo será escaparle a esta soledad… serás mi camino, mi último destino de amor y
delirio.
__ ¿Qué sucede? __interrogó, Pedro.
__Nada, pensaba en una pareja que vi al
pasar, y supe qué afortunados somos si es que detuvimos la vejez, o somos
inmortales.__ Estaban
sentados allí en el banco de aquel parque. Yo los miraba al amparo de los
vidrios del auto y a cierta distancia. La gente pasaba a su lado indiferente.
Algunos caminaban, otros al trote, pero el común denominador era la
impasibilidad, la desidia ante aquel drama que sucedía frente a sus narices y
que la ceguera que este mundo ajetreado no dejaba percibir, impidiéndoles contemplar
las cosas suaves y bellas de la vida, conformándose con solo un vistazo de lo
que aquellos ancianos poseían en su totalidad.
Seguro, los dos habían pasado las ocho décadas de vida, y también infinidad de problemas. Me concentré en él, su mirada dejaba entrever algo como culpa. En cuántas oportunidades le habrá hablado mal o la trató injustamente. Todo eso era anécdota ya, habían vencido, todavía estaban juntos. Al contemplar los ojos de ella, vislumbré ese brillo que seguramente poseyó desde la niñez. Solo estaban abandonados a la contemplación del mundo que los rodeaba y que ahora captaban de otro modo.
Estaban en las postrimerías de sus vidas y todo parecía estar bien. Casi me emocioné al mirarlos y sentí lástima de mí mismo, ese no iba a ser mi destino y lo lamenté, pero para mí ya era tarde.
Se levantaron, no sin esfuerzo, y se marcharon caminando. Ella del brazo de él, mientras el mundo a su alrededor seguía sin comprender la importancia de lo que había sucedido, uno de esos milagros que desaparecen como una estrella fugaz en el cielo, que solo de vez en cuando se pueden apreciar. Una vida ante los ojos.
Escuchaba
en la radio una canción muy bella, el beso de España, cerré los ojos para ver
con el alma unos ojos moros cerrados al momento de estampar una leve caricia
con los labios. Me hizo viajar en el tiempo a los recuerdos almacenados en la
habitación de mis neuronas.
Empecé
a divagar sobre los besos de mi madre cuando tierno me daba la paz que
necesitaba mi alma. Los momentos cuando enfermo, agonizaba víctima de la fiebre
tifoidea, sentí sus labios en mi frente que se confundían con sus lágrimas por
el seco lombrisozo que estaba a punto de entregar los fierros como hubiera
dicho mi abuela.
Eran
besos que tenían mucha historia, besos que me llegaron a enternecer cuando ella
ya mayor de edad se los retribuía besándole la frente, ver sus ojitos cerrados
para sentirme, ver a mi madre extasiarse con ellos.
Después
fui creciendo y robé el primer beso que no me supo a nada, los labios
apretados, depositando en sus mejillas un beso tierno de enamorado. Manitas
sudadas cuando caminábamos sin hablar, mis primeros dibujos de corazones con
iniciales con un te amo que creía era eterno, pero como todo pasa se perdió en
el tiempo, esos besos inocentes que yo
di un día.
Después
ya maduro, sentí la pasión con el correr del tiempo, mis besos se enredaron en
unos labios con sabor a pecado. Sentía que al besar se aceleraba mi pulso, mis
manos inquietas tocaban su anatomía, querían retener su cuerpo al mismo tiempo.
Un día de excursión en el campo, nos perdimos de los demás, un gramal fue
testigo de nuestra entrega en juvenil escarceo. Al llegar la noche todavía
sentía sus labios, los tenía inflamados pues en el paroxismo del momento sentí
sus filosos dientes que torturaban. No hice caso del dolor pues estaba enfocado
en sentir su cuerpo, sus pequeños pechos en mis labios, su entrega sin papel
solo el goce fue testigo mudo de nuestras locuras. Se nos hizo costumbre
perdernos de los demás para gozar de nuestros años juveniles. Pensábamos
también que era para toda la vida. Fue algo corto que terminó un día.
Así
fui besando otros labios, otras bocas, me fui haciendo experto en el arte de
besar. Hasta conseguir que al hacerlo provocaba sofocación, una necesidad
urgente, generaba las ganas locas de continuar besando.
Pasó
el tiempo como pasan los inviernos y veranos, mi cabello se puso ralo, ya no eran besos de pasión los que me
gustaban, aprendí con el correr del tiempo del beso más bello que es aquel que
siento en mi cuerpo sin razón y sin motivo. Solo por el gusto de demostrar que
amo y me amas sin reservas.
Ese
beso que se da en el hombro, en la frente, besos puros de amor, besos en las
manos bendiciendo sus caricias que no han quedado olvidadas y se renuevan cada
día. Besos que saben a fuego, al momento especial cuando hacemos el amor y nos
quedamos abrazados después del acto magistral de la entrega.
Aprendí
a besar con los ojos al momento de mirar, aprendí a besar cuando mis dedos se
convierten en labios y rozan tu piel. Aprendí que besarte los ojos cuando una
perla se aloja en el culito del ojo por causa de la tristeza es el beso más
tierno jamás se haya dado. Aprendí que igual que en España, el español cuando
besa, es que besa de verdad, pues a ninguna le interesa, besar por frivolidad
como dice la canción.
_Mi
delirio es tenerte, mi obsesión amarte, tu piel en aroma de rosas y azahares, se
va con el aura de cada amanecer, mi alma se esconde en soledad que avasalla, no
existen palabras, que den mi amor, me entrego a ti, como prenda del idilio, en
cada instante te llevo incrustado, de cabellos ensortijados, de piel blanca,
como perlas descubiertas por los dioses del Olimpo, soñados tus labios, hermosos frutos, tu miel
me empalaga, soñando en oasis del
desierto, que está en mi sentir, es tu nombre el que escucho en melodía de trinos de ruiseñores, cantores al amor, a
ti mi niño amado, mi alma está prendada, tan solo mis pensamientos se atan sin medir, más que amarte, estoy en
idolatría, ¡amado mío! este amor, que, me ciega la razón, que los dioses me
perdonen el pecado de amarte con desdén
y sublime idilio… mis labios son prisioneros que besan tus pies, los que beso, como si
besare tus mejillas y piel que trastorna mis sentidos, mis dedos te recorren
sutilmente, y mis ojos, dejan lloviznar mis mejillas, estremeciendo mi alma
enamorada, de este ser en primavera, llenando
mis otoños vencidos, que aún aman… no venceré los designios, llegaré a ti, haciendo que este idilio, sea tuyo y mío, ya
eres mi dueño, serás la historia, de
este bardo que renace, de aquellas cenizas, del león dormido que hoy agradece a la vida y el cielo haberte conocido, mi hermoso príncipe, por hacerme
vivir nuevamente, no existe un altar, ni invitados engalanados, pero prendo mi
verdad a tu amor, voy amarte en vida y
en eternidad, mi vida amada, tu amor, es mi presidio.
Zúrich.
La
casa central de unión de bancos suizos se encontraba en una de las avenidas
principales, percibieron sus pasos sobre
el pavimento sin dejar de pensar que estaban caminando sobre bóvedas que
albergaban las fortunas de los hombres más poderosos del mundo.
El
contacto los recibió en una oficina de aspecto monacal, a excepción de la
tecnología de punta que reposaba sobre el escritorio de caoba oscura, no había
distintivos del banco ni logos. Luego de las presentaciones y saludos
ingresaron en el recinto y se acomodaron frente al escritorio, lujo austero
definía al hombre, nada de ostentación, tan solo objetos de diseño y perfecta
confección.
Esperaron
en silencio que el hombre les aclarara la situación luego del correo
electrónico que habían recibido a través del mensaje seguro de la página de la
UBS minutos después de ingresar en el estado de cuenta de Monalisa.
El
banquero se recostó sobre el respaldo del asiento y estiró la mano hacia el
cajón de uno de los lados. Lo abrió y tomó un sobre sellado. Se lo alcanzó a
Analía.
__Señorita.
Esta es la llave de la caja de seguridad de Rubén Maler, y tengo precisas
instrucciones de acompañarlos a la bóveda, siento lo sucedido _dijo el hombre.
__Disculpe
la consulta __interrumpió Gutiérrez__. ¿Cuándo habló con Maler la última vez?
El
hombre sonrió, se incorporó en la silla, tipió en la computadora, y dijo:
__Diciembre
de 2010.
__ ¿Eran
amigos? __quiso saber Analía.
__No.
He sido su asesor financiero por más de diez años y lamentaré mucho su
ausencia. Pero no, no era mi amigo. __El hombre se incorporó__. ¿Bajamos a la
bóveda?
Asintieron
y se pusieron de pie. Caminaron un largo pasillo con oficinas hasta llegar a
unas escaleras, sin cruzar a ninguna persona. Bajaron dos pisos, caminaron por
otro pasillo hasta llegar a una inmensa puerta de acero de toneladas de peso.
El hombre se acercó a un pequeño tablero
digital y marcó un código, luego introdujo una sofisticada llave electrónica y
la puerta se abrió. Superada la puerta y el corredor, se encontraron con un
ascensor fortificado en el que entraron tras cargar otro código de acceso e
introducir otra llave electrónica.
__Bajaremos
cuarenta metros _ indicó el banquero__. Son unos ocho pisos.
Cuando
el elevador se detuvo, el hombre tomó una tarjeta magnética que llevaba en el
bolsillo y las puertas se abrieron.
__Seguiremos
por acá __les indicó mientras caminaba por un túnel subterráneo con
tranquilidad, medidas de seguridad de una impenetrable fortaleza.
¿En
qué lío se había metido Maler para llegar a eso?
Continuaron
hasta encontrar una segunda puerta de acero. Allí los esperaban dos hombres. El
banquero saludó y marcó un nuevo código en un panel digital junto a la puerta
fortificada, a continuación lo hicieron los otros dos. Abrieron la puerta con
tres llaves electrónicas diferentes, una por vez. Cuando la puerta se abrió,
una fosa estilo medieval separaba de una última puerta inviolable. Atónitos
vieron cómo un puente retráctil descendía para permitirles cruzar la fosa.
__Esto
parece de película __ murmuró, Guillermo.
__En
absoluto, doctor. Esta bóveda es la réplica de la cámara de oro del banco de
España. La cámara a la que entrarán tiene mil quinientos metros cuadrados y
está resguardada por las tres puertas que han atravesado, un túnel subterráneo
de cuarenta metros de profundidad, y además está rodeada por esta fosa _ dijo el
hombre cuando terminaron de cruzar el puente levadizo, y bajaban, otra vez a
tierra firme__. Esta última puerta acorazada, de ocho toneladas es la puerta a
la bóveda. Los acompañaré hasta la caja de Maler y luego los dejaré solos en
una sala segura para que la revisen.
__Este
lugar es inviolable _ aclaró, Analía, todavía impresionada por la seguridad.
_Ciertamente
__afirmó el banquero, que cargó un último código para que se abriera la
puerta__. Además, el banco cuenta con cámaras de seguridad y sensores de
movimiento. Pero si aún así alguien lograra violarlo todo, el puente se
replegaría y las aguas de la fuente de Richard Kissling sobre Bahnhofstrassem,
la avenida, que se encuentra justo sobre nosotros _dijo señalando el cielo raso
abovedado__ y que se abastece de un extenso río subterráneo, inundarían la fosa
en cuestión de segundos y sellarían por completo la entrada.
El
banquero apoyó la palma de la mano derecha sobre el escáner empotrado en uno de
los laterales de la puerta.
Un
leve destello indicó que la lectura había concluido y que podía retirar el brazo. Apenas lo hizo,
un teclado virtual se proyectó ante ellos. El hombre presionó cuatro dígitos y,
por último introdujo la llave magnética que activó los sensores del acceso,
segundos después, la puerta se abrió, y vieron el corazón de la fortaleza.
Ingresaron silenciosamente. El hombre indicó una puerta casi imperceptible en
uno de los lados de la bóveda y los invitó a entrar. Allí encontraron una sala
con sillones y una mesa para revisar el contenido de la caja de seguridad.
En
el interior de la sala ya sobre la mesa reposaba la caja, el hombre los invitó
a abrirla y desapareció tras el vano de la puerta. Analía tenía la llave para
abrirla.
__No
sé con qué podemos encontrarnos, estoy asustada, Guillermo.
__No
te preocupes. Estamos todos con vos y juntos en esto, y vamos a averiguar qué les sucedió a Maler y a tu padre.
__
En
tanto esto sucedía, Belén en Buenos Aires y Malvárez a cargo con ella de la
investigación, se sentaron con el ama de llaves del padre de Analía en la casa
de este, ella la conocía desde pequeña.
__Yo
no me lo explico, señorita Belén. El señor era muy bueno, ¿quién querría
matarlo?
__Es
lo que estamos intentando averiguar, Martha. Lo que yo necesito es que pienses.
¿El señor recibió alguna visita o llamado que te llamara la atención en los
últimos tiempos?
__No.
__
¿Hubo algo extraño en su actitud? ¿Estaba preocupado? __insistió la
investigadora.
__No,
estaba igual. Quizá… Recibió un llamado bastante entrada la noche un par de
días antes de morir. El señor estaba acostado y tuve que despertarlo. Él mismo
me había dicho de comunicarle, no importara cuán ocupado estuviera, o la hora,
si recibía ese llamado. __La mujer miró al inspector__. Era un llamado de Rubén
Maller, el exnovio de la señorita Analía.
__
¿Sabes de qué hablaron, Martha?
__No,
para nada. Yo siempre pensé que el señor tenía esperanza de que regresara con
Analía y que quería hablar con él para convencerlo.
__ ¿Me
permitirías entrar al escritorio del señor?
_Pero,
claro, pase por acá, señorita. Estoy a su servicio.
__Gracias,
Martha _ respondió, Belén__. Voy a hacer lo imposible por averiguar lo que
pasó.
Suiza.
Gutiérrez
empujó la tapa de acero hacia arriba y el contenido de la caja de seguridad
quedó al descubierto. Se miraron. Analía tomó rápidamente uno de los sobres.
__Un
plano.
Lo
desplegó sobre la mesa y lo miró atenta, lo reconoció inmediatamente.
__Es
la editorial, el plano original de la editorial. ¿Qué hacía Rubén con esto? _preguntó
desconcertada.
__Déjame
ver _ dijo Gutiérrez__. Es extraño.
__ ¿Qué?
__Miren,
ahí. Si no me equivoco esta es la oficina de tu padre.
__Sí…
__Pero,
¿y esto? __Antonio les señaló una habitación contigua que figuraba en el plano
resaltada con un círculo__. Si esta es la oficina de tu padre, ¿qué es esta
contigua? __Analía observó el plano con atención__. Ana, esto es lo que buscaba
Maler. Este cuarto que figura en los planos originales debe de ser lo que
buscaba.
__A
lo mejor no se construyó _ dijo la criminóloga.
__Lo
que sé es que él buscaba algo en la editorial, y yo creo que lo halló, ¿por qué
Rubén guardaría el plano en una bóveda
secreta si no existiera? Yo creo que es lo que buscaba.
__Pero…
conozco la editorial de punta a punta. No es posible que no sepa de una
habitación junto a la oficina de mi padre.
__Y
yo creo que él y Rubén estaban en algo tan grande que ni vos ni yo tuvimos
acceso al secreto que guardaban. Abramos el otro sobre.
Ella
asintió y rompió el lacre. En su interior había dos sobres más.
El
primero, frágil y añoso, captó la atención de todos. Ana lo abrió lentamente,
el sello rojo tenía inscriptas las iniciales JAR. De allí extrajo el
manuscrito. Al ver el nombre grabado en la cabeza del papel y el destinatario
de la epístola, el corazón le dio un vuelco.
__Es
del general Roca a Eduardo Ladislao Holmberg… __levantó la mirada y miró a cada
uno, respiró profundo y, como si lo que estaba por hacer necesitara reverencia,
se acomodó en el sofá y comenzó a leer__. “Mi estimado doctor Holmberg: Procurad
ocultar la sabiduría de Hipatía. El intendente Casares ha dispuesto destituirlo
de vuestro cargo de director del zoológico. Vuecelencia no está seguro allí. Su
seguro servidor. Julio Argentino Roca. Buenos Aires, 6 de marzo de 1903”.
__Tenemos
que volver a Buenos Aires, el cadáver de tu padre, y esto, todo marca que el
zoológico guarda el secreto o algo relacionado a Hipatía.
__”La
Tabla Esmeralda”_ murmuró, Pedro como en trance y las miradas fueron a él.
__Debemos
regresar hoy mismo _ convino Guillermo.
Analía
asintió, aún pasmada por el rumbo que
había tomado la herencia de su examante.
Tomó
el segundo sobre y lo abrió.
__Es
de Maler _ dijo con la voz quebrada__. Hay una carta para vos, Antonio, otra
para mí, una nota que dice dejó cartas a Samanta su socia y a su esposa Luisa.
__Gutiérrez
tomó la suya, reconocería esa caligrafía entre miles, la desplegó y empezó a
leer.
La
piel se le erizó, los ojos se le nublaron. Tuvo que obligarse a enfocar y
respirar serenamente y volver a leer. Entonces se concentró en la sala
impersonal y austera en que estaban, bajo tierra, en el centro del corazón
financiero de Zúrich.
Analía
leía absorta, las lágrimas se le escapaban. Él, por su parte, tuvo que armarse
de valor para seguir.
El
agente no contaba con demasiado tiempo. Accedió a la red de la agencia mediante
su teléfono inteligente y envió un mensaje encriptado.
La
esposa de Maler estaba tras su escritorio que no había tenido el valor de
vaciar como para conocer los secretos de su esposo, los cajones estaban
cerrados con llave, halló facturas, estados financieros de la empresa para
Samanta, sentía volverse loca tras diez días desde el asesinato en medio de la
nada, aunque vivían bajo el mismo techo pero apartados el uno del otro, él
había cautivado su mente y su cuerpo desde conocerlo en las oficinas de la
empresa.
Abrió
el tercer cajón. Se sorprendió. Un arma. ¿Desde cuándo? ¿En qué momento había
considerado que estaba en peligro y necesitaba eso para protegerse?
Allí
donde estaba el arma, sobre un blanco virginal,
y escrito a mano reposaba un sobre con su nombre.
Tomó
el papel presurosa y tratando de evitar
que las manos le temblaran. El texto era breve, lo leyó casi sin respirar.
Sintió que el mundo se le caía encima.
__
“Analía:
Desde
que te dejé en el aeropuerto no hubo un maldito segundo de un maldito día, o
noche que no añorara tu cuerpo junto al mío, nuestras charlas, tus silencios.
Me
arrepiento de tanto silencio…
Me
gustaría hablarte, cara a cara, como antes, como cuando nos pasábamos horas
bajo el alcanfor de tu casa y nos perdíamos en conversaciones sin rumbo cierto,
tan íntimas como nuestras. Pero esos tiempos han pasado y este es el tiempo de
la verdad.
Tengo
mucho que contarte. Tanto que no sé por dónde empezar. Quizá deba hacerlo por
Federico Maler, él era mi abuelo y, junto con Justino Beltrán, tu abuelo,
fundaron la editorial como la conocimos. Sé que conoces su historia, lo que no
sabes es que el acta original de la fundación se modificó luego de que tu
abuelo y el mío acordaran ser los custodios del secreto mejor guardado: un
grupo de manuscritos originales de la Biblioteca de Alejandría.
__Allí
está _ dijo, Pedro __. La relación con la alquimia, la Tabla, mi don.
__Calma,
cielito, déjala continuar _reconvino Guillermo asombrado.
… Mi apellido, nosotros… desaparecimos de los documentos originales de
la editorial en pos de velar por la sabiduría más arcana, Analía, sé que
conoces o vas a conocer a alguien que deberá resguardarla.
Las
miradas atónitas se dirigieron a Pedro, que negaba con la cabeza, mientras
sentía que los ojos se le calentaban, no dijo que en su mente se hallaba la
imagen de su abuelo, y la de su hijito.
… Y
en la disolución de la sociedad, los abuelos hicieron un pacto: protegerían el
legado de Hipatía de Alejandría con sus vidas y a nadie revelarían el secreto
hasta que llegara el heredero.
Sin
embargo, en su lecho de muerte, mi abuelo me confesó que una noche de marzo de
1903, ellos recibieron la visita de su amigo Eduardo Ladislao Holmberg, junto a
él habían fundado la revista El porvenir literario y se conocían desde jóvenes.
En esa época Holmberg era director del zoológico de Buenos Aires y custodio de
un gran tesoro: Los vellums que Hipatía había logrado rescatar antes de que la
turba la matara y los escritos del recinto alejandrino sucumbieran ante las
llamas de la furia cristiana.
El
científico convocó a una reunión de urgencia una noche en vísperas de su
destinación como director del parque, temía por la integridad de los rollos alejandrinos.
Les advirtió que La Legión, un grupo fanático de cristianos cuyos orígenes
datan de la época del emperador Teodosio de Alejandría, en el 415 d.C., estaba tras
el tesoro desde tiempos de Hipatía y buscaba destruir lo que no habían podido
durante el incendio. Que el saber infinito salga a la luz no es conveniente
para muchos y Holmberg creía que La
Legión estaba pronta a descubrir el paradero de los textos, por eso les pidió a
los fundadores de la editorial que cuidaran con su vida un libro con las
instrucciones precisas para ubicar el escondite del tesoro.
Analía,
Holmberg jamás reveló dónde se encontraban ocultos los umbilicus alejandrinos.
Nuestros abuelos se comprometieron a guardar el libro con la información y
optaron por disolver la sociedad para que nadie supiera jamás quién tenía el
mapa.
Sospechaban
que los seguían, que había infiltrados de La Legión por todos lados, donde
menos lo esperaban… Ya cuando la vida de mi abuelo se extinguía, me hizo jurarle
que encontraría el refugio último de los escritos y se los enseñaría al mundo.
La humanidad
tiene derecho a acceder a los nobles saberes de Aristóteles, Filócrates y Sófocles.
La sabiduría toda se encuentra oculta en algún rincón de Buenos Aires y yo
prometí encontrarla y revelarla al mundo.
Por
eso, si estás leyendo estas líneas es porque La Legión me ha encontrado. Nos
vigilan, han estado tras de mí desde que compré la editorial. Saben que somos
los custodios del legado alejandrino. Lo que no saben es que desconocemos su
paradero.
Cuando
Monalisa compró la editorial, recibí el llamado de tu padre. Me dijo claramente
que no sabía qué tenía entre manos pero que él había heredado el honor y el
deber de custodiar los archivos. Pero que también creía que el mundo debía
acceder al conocimiento científico. Por eso unimos fuerzas y empezamos a buscar.
Tu
padre era mucho más sabio de lo que imaginábamos, y yo que creí engañarlo
cuando compramos creando monalisa… Lo supo todo el tiempo.
Por
eso me temo que luego de haberlo encontrado, vendrán por mí… La legión está más
cerca de lo que creemos. No confíes en nadie.
He
llegado al final del camino. No dejes que mi muerte y la de tu padre sean en
vano. Averigua dónde escondió el director del zoológico los últimos codices
alejandrinos, sé que alguien que conoces muy poco, te ayudará. Este tesoro debe
de ser público o puesto en sus manos”.
El
avión atravesó la turbulencia. Hacía seis horas que volaban hacia Buenos Aires
tratando de asimilar la información que las cartas habían puesto sobre la mesa.
Umbilicus originales de la Biblioteca de Alejandría ocultos en algún sitio de
la ciudad. Y evidentemente dos personas
que habían estado cerca de hallarlos, habían sido asesinadas.
__Guille,
seremos con ellos los buscadores de lo que quizá quiso o vio mi abuelo, del
tesoro perdido, ni más ni menos que los libros que habían sobrevivido al
incendio.
__Tranquilo,
mi amor, sospecho que para ser hallado, tenías que estar vos.
ANOTACIONES
DE PÉRGAMO.
Egipto,
Alejandría, 415 d.C.
Teón
no sentía las plantas de los pies, ni las pantorrillas ni siquiera los muslos.
Sus brazos se habían agarrotado y la garganta estaba seca. Pero, aun así, en lo
único que podía pensar era en su hija. La imagen del cuerpo desmembrado de
Hipatía y el olor de la carne quemada lo acompañarían hasta el fin de sus días.
Se
detuvo. Inclinó el torso y apoyó las manos sobre las rodillas, buscó aire.
Inspiró y esperó para que el ritmo del corazón se apaciguase.
Levantó
los ojos, y frente a él, divisó el faro. Había llegado. Se incorporó. Empezaba
a sentir el cansancio, las consecuencias de haber atravesado Brucchium
corriendo para escapar y salvar el último manuscrito.
Apretó
el códice, lo llevaba oculto bajo la ropa. Alcanzó a salvarlo de las llamas en
el momento exacto en que su hija era devorada por la muchedumbre. La sujetó
fuerte y emprendió el tramo final de su recorrido.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGAJE
ADULTO, ESCENAS EXPLÍCITAS.
Carolina Hermoso
ResponderEliminarAtenea Bellisimo fascinante
ResponderEliminarLeticia Hermoso lo que escribiste. Muy bien Eve
ResponderEliminarMaura Hermoso
ResponderEliminarMaria Hermoso
ResponderEliminarAntonella Hermoso
ResponderEliminarDelia Bellísimo
ResponderEliminarHermoso como siempre este Sur que no olvidaré nunca Eve...
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