¿ERES
TÚ?
CAPÍTULO
SEGUNDO.
RELATO.
(…) No hay casualidades sino destinos. No se
encuentra sino lo que se busca, y se busca lo que en cierto modo está escondido
en lo más profundo y oscuro de nuestro corazón. Porque si no, ¿cómo el
encuentro con una misma persona no produce en dos seres los mismos resultados?
(…) Así, marchamos un poco como sonámbulos, pero con la misma seguridad de los
sonámbulos, hacia los seres que de algún modo son desde el comienzo nuestros
destinatarios.
*Ernesto
Sábato, "Sobre héroes y tumbas" frag.
“yo
sí..., ¿y vos?
Yo
prefiero a los locos,
Los sensibles,
los ingenuos
Los soñadores,
los ilusos.
Yo
me quedo con los rotos,
Los
heridos de amor,
Los
que sangran melodías.
Los
que Lloran poesía,
Los
que pintan sonrisas,
Los que
todavía creen en utopías
Me
quedo con aquellos,
Que
se atreven a seguir soñando,
Propagando
la esperanza,
E
invitando a enamorarse.
Yo
me quedo con ellos,
Los
que no se doblegan,
Ante
la frivolidad y apatía,
Con
los que sienten y vibran,
Con
los que AMAN todavía”.
*Emiliano
Sánchez.
Bs.
As., 23 de diciembre de 2016.
__Aquí me tienes. Yo soy el imbécil del
Mercedes.
Pedro en ese instante, sintió que la sangre
se le helaba. No era tan agresivo ni borde. Levantando la mirada hacia el
hombre que había estado a su lado en todo momento, sintió que se quedaba sin
palabras. Era alto, de hombros anchos, perfil cincelado, mentón arrogante, ojos
canela y miel que tropezaron con los suyos y se sintió desnudo, con los labios
finos curvos en media sonrisa, era endiabladamente sexy, todo él y… ¿Dónde
había visto antes ese rostro?
Tribunales, Guillermo, el penalista,
Guillermo Graziani, no podía ser, el abogado penalista mas sexy y codiciado por
los hombres del planeta.
Las miradas se encontraron, y el mundo dejó
de girar, el reloj se detuvo en la eternidad.
__ ¿Eres tú?
“Dios
mío, el ogro, el león, el lobo feroz de tribunales, se dijo Pedro sin
desenganchar la mirada.”
Tragó
en un intento de deshacer el nudo de emociones que se le había formado en la
garganta. Guillermo lo miraba con esos ojos embriagadores y colmados de
misterios, color café, era el mismo que su sobrino veneraba porque un vecino no
dejaba de hablar del juicio que le había ganado, al que a veces veía en
televisión y exclamaba como si fuera su ídolo.
Guillermo
con una media sonrisa de sus finos labios sensuales no dejó de observar los sensuales
movimientos de Pedro.
Aún
boquiabierto por el efecto que le había causado que aquel tipo fuera Guillermo
Graziani, Pedro se alejó como pudo del bullicio al ver llegar a la policía y
caminó hacia su coche. Lo observó con gesto de horror y compasión y sin que
pudiera evitarlo sus labios esbozaron el dolor: ¡Ay… ¿qué te han hecho?!
A
Guillermo lo atrapó la gente y los policías que lo reconocieron, dio
explicaciones sin demasiadas ganas durante unos minutos. Le apetecía prestar
atención al bello joven que, desesperado, miraba su coche y gesticulaba. Con la
ayuda de varios policías, logró quitarse de encima a la gente, pero de pronto
oyó una voz a su lado que le decía:
__Creo
que lo más sensato es que te vayas en un taxi antes de que llegue la prensa,
Guille. Yo me encargaré del coche, y por favor, tranquilo.
Guillermo
sabía que su amigo, Alberto Marini, llevaba la razón. Lo más inteligente era
marcharse del lugar. Pero aquel muchacho, su belleza, sus movimientos
ronroneantes y sensuales, su aspecto de adonis recién llegado del olimpo, su palidez y desparpajo le atraía como un imán. Por
ello, mirándole, respondió:
__Beto,
no me marcharé sin solucionar antes el estropicio que he organizado, te dije
que manejaras vos, yo no debí hacerlo, no me sale, no sé cómo me dieron el
registro, la licencia.
__Por
los contactos de Marcos, no te quejes, y sí,
me arrepiento de haberte dado el Mercedes, es lo más valioso que jamás
compraste y lo desarmaste, Guille.
El
ruido de una ambulancia consiguió que más gente se arremolinara alrededor.
Alberto Marini, socio civil del bufete y amigo de Guillermo, al ver el alboroto
que se estaba originando con la presencia del famoso penalista allí, habló con
los policías y éstos, echándole una mano, comenzaron a retirar a la gente hacia
atrás.
Hacía
días que Guillermo había ganado un caso resonante que lo hizo aparecer en los
medios, luego del cual el cobro de las costas le permitió comprar ese auto, que
ni siquiera se animó a que manejara su hijo Fabián.
Guillermo,
al que en ese momento nada le importaba, se acercó hasta Pedro, que con gesto
desconcertado sacaba unos papeles de la guantera.
__Pedro,
quiero que sepas que siento lo ocurrido, es mi culpa, apenas sé manejar __dijo.
__
¡Oh, sí!, no lo dudo __se mofó él.
__
Te estoy hablando en serio, cielito.
__Yo
también. __Y mirándolo con el ceño fruncido enfurruñado agregó__. Y como me
vuelvas a llamar cielito, te juro que te tragas los dientes, Graziani.
Asombrado
por aquella amenaza, Guillermo fue a contestar, pero al ver que Pedro clavaba
los bellos ojazos marrones en él, calló, dispuesto a escuchar.
__Mira,
no me cuentes rollos patateros, que ya tengo suficientes con los míos.
Rellenemos los papeles del seguro para que me pueda marchar. Estoy muerto de
calor y tengo cientos de cosas que hacer, y ahora sin el coche, gracias a ti,
todo se complicará.
Guillermo
lo observó, sorprendido. Ningún hombre le hablaba así. Al contrario. Debido a
su condición, todos los hombres que se cruzaban en su camino babeaban por él,
tal actitud llamó poderosamente la atención.
__De
acuerdo __respondió __.No volveré a llamarte cielito, Pedro Beggio.
__
¡Perfecto, Guillermo Graziani!
__ Y
si me lo permites, hago un par de llamadas, y antes de una hora, tienes un
coche de sustitución en la puerta de tu casa hasta que te arreglen el tuyo. No
te preocupes por nada, fue mi culpa y yo lo solucionaré.
“Yo
lo solucionaré”, repitió él mentalmente. ¡¿Cuánto tiempo llevaba si oír eso?!
La
seguridad que trasmitía su voz profunda y aquella manera de mirarlo casi palpable, abandonando caricias en su
piel le resecaron a Pedro hasta el alma. Nunca un tío tan guapo, y sobre todo
tan deseado, hasta por Matías que lo había mencionado más de una vez, le había
prestado la más mínima atención. Y allí estaba él, junto al buenorro por el que
más se suspiraba en tribunales, calcinándose bajo el calor de diciembre y con
una pinta que no quería ni imaginar. Finalmente, regañándose a sí mismo por
pensar en lo que no debía, respondió:
__Vamos
a ver, aclaremos algo. Acepto tus disculpas, seguro que no pretendías
empotrarte en mi pobre soneto, ¡pero así ha ocurrido, y lo tengo que aceptar!
No es preciso que hagas ninguna llamada, y menos todavía que mandes ningún
coche a la puerta de mi casa. Sólo y exclusivamente, necesito que
cumplimentemos los papeles del seguro, para que me arreglen el coche y no nos
desplumen.
Aquella
manifestación, cómo llamaba al auto y la sinceridad de su tono, a él le
hicieron sonreír, y sin mediar palabra Guillermo al ver la palidez y el estremecimiento
a pesar del calor le colocó su saco, le quedaba enorme, pero debía estar congelado. Tras ese gesto,
excesivamente íntimo, Pedro reparó en que el abogado estaba en mangas de
camisa, sin corbata, con los dos primeros botones desabrochados y se estremeció
en cada fibra de la piel.
__No.
Estás tonto, quédate el saco, hace calor.
__No,
por favor __insistió Guillermo__. Estás temblando y es lo mínimo que puedo
hacer por vos.
De
pronto una extraña sensación les atenazó a ambos el estómago. ¿Qué ocurría ahí?
Guillermo
estaba dispuesto a alargar aquel momento con él, así que miró alrededor en
busca de un cobijo para intentar escapar del bullicio, y en especial de ser el
centro de las miradas de todos.
__
¿Qué te parece si entramos a esa cafetería, tomamos algo y rellenamos los
papeles? Te invito un café o lo que quieras.
Pedro,
todavía atontado, lo miró. Le habría encantado entrar allí y tomarse un café o
veinte sólo para perderse en el abismo de esos ojos hechiceros. Pero tras echar
un vistazo a la gente que se arremolinaba alrededor y los señalaba, respondió
con gesto indiferente.
__
Vale, pero en otro momento, va a ser que no ahora.
__!
¿No?!
__No
__repitió con leve acento chileno que para Guillermo no pasó desapercibido como
nada en ese rostro que lo estaba volviendo loco, desde el pelo alborotado hasta
los labios carnosos nacidos para ser besados__. No quiero nada de ti, excepto
lo que te he pedido, ¿entendido?
__Te
invito a cenar, Pedro __insistió él, los desafíos le gustaban tanto como Pedro
Beggio, que de pronto se había convertido en uno.
__No.
Boquiabierto
por la segunda negativa, sonrió como sólo él sabía que tenía que hacerlo a los
hombres.
__Nadie
rechaza una invitación así: Piénsalo bien, Pedro.
Aquel
comentario a él le hizo gracia, y tras quitarse un mechón rebelde de pelo del
rostro, contestó:
__
Mira guapetón, yo no ceno con cualquiera, ¿pero que te has creído, tú,
arrogante?
Aquella
negativa, lo hizo redoblar sus esfuerzos, y haciendo uso de toda su galantería
y poder de seducción, murmuró acercándose.
__Pero
yo no soy cualquiera. Yo…
__
¡Ah, claro! __resopló alejándose de él. Tú eres Guillermo Graziani, alias el
ogro de tribunales, un endiosado insustancial arrogante que cree que todos los
hombres deben caer de rodillas a sus pies por la cantidad de ceros a su favor
que tiene en el banco o por sus encantos, ¿verdad?
Sorprendido
no respondió y Pedro Prosiguió.
__
Pues mira… lo siento, pero no soy ninguna desvalida Caperucita Roja, lobo
feroz. Nací rubio, pero no soy tonto, en tribunales puedo ser tan bravo como
tú, soy abogado, te conozco, vale, conozco tu fama mejor dicho, Graziani,
tampoco soy un cazafortunas que correrá así para cenar contigo… ¿Y sabes por
qué? __ Él negó con la cabeza__. Porque tengo dignidad, me quiero a mí mismo, y
con lo que gano con mi trabajo, me sobra y me basta, y…
__Cuando
he dicho que yo no soy cualquiera, creo que no me has entendido, no soy
millonario por ese Mercedes, casi lo aceptó mi socio por pago de un juicio que
gané, Pedro __cortó, molesto por cómo le hablaba__. Me refería a que yo no soy
un desconocido, porque soy el pelotudo que se ha salteado en rojo el semáforo y
ha dejado a tu auto como un acordeón, además de enterarme de que somos colegas.
Al menos no soy ahora un desconocido para vos, ya soy alguien en tu vida mal
que te pese.
Pedro,
que esperaba cualquier contestación, menos aquélla, sonrió, y apoyándose en su
arrugado y maltrecho coche, respondió.
__Mira,
en eso te doy toda la razón. Tú…, tú siempre serás ése.
La
sinceridad de Pedro, lo desconcertó, aunque en cierto modo y en todos, también
le gustó. Y cuando creyó haber conseguido el efecto que él pretendía, lo miró,
y dijo de nuevo con su inconfundible voz sensual y profunda:
__Déjame
invitarte a cenar.
__Ni
lo sueñes.
Él
sonrió, y sin darse por vencido, volvió a la carga.
__Es
Navidad, cielito, y en Navidad…
__Mira,
Graziani __siseó al mismo tiempo que las piernas le fallaban___, no vuelvas a
llamarme cielito, y haz el favor de tener más respeto hacia mi persona. No me
conoces nada para que me llames así, y ¡no me gusta!”
__Pero…
__No
hay peros que valgan __cortó, llevándose las manos a la cabeza. Se estaba
mareando__. Rellenemos los papeles y…, y… acabemos con esto de una buena vez
para que pueda marcharme.
__ ¿Te
encuentras bien? __se preocupó, Guillermo.
Pedro
lo miró con intención de asentir, pero sin previo aviso y descolocando por
completo al penalista, puso los ojos en blanco y se desmoronó en sus brazos.
Guillermo lo estrechó contra su cuerpo gritando a los paramédicos del SAME, que
llegaban en aquel momento, les hizo correr hasta ellos.
__
Con
los ojos cerrados, Pedro notó cómo el calor regresaba a su cara. Empezó a mover
lentamente su cabeza de un lado al otro. Estiró los brazos y las piernas,
parecía que llevaba siglos encogido. Con parsimonia abrió los párpados, y sus
bellos ojos se fijaron en la lámpara que sobre él lucía esplendorosa. Extrañado,
miró hacia un lado, y sus ojos se enfrentaron a una habitación espaciosa en
tonos melocotón, con muebles claros y alegres, y un enorme ventanal vidriado.
Sin
entender dónde estaba, se sentó en la cama de sábanas claras y revueltas, y
casi gritó cuando se vio vestido solamente con el bóxer blanco.
Sin
tiempo que perder, tiró de las sábanas, se puso de pie, se tapó con ellas,
mientras oía el silbido de alguien y el sonido del agua de la ducha.
Lo
último que recordaba, era el golpe con el coche. El guapo y seductor abogado
penalista... Pero ¿dónde estaba?
Primero
se apoyó en la pared y luego comenzó a caminar hacia la ventana. Quizá asomándose
al exterior entendería qué hacía allí. Pero al mirar y ver un amplio jardín desconocido para él,
murmuró:
__ ¿Dónde
narices estoy? ¿Acaso este tipo me ha raptado? Debería llamar a Matías, pero…
__Buenas
tardes, cielito __dijo la voz profunda y sensual a sus espaldas.
Con
rapidez, Pedro se dio vuelta, y su mandíbula se desencajó al ver salir del
baño, vestido únicamente con una toalla anudada en la cintura, a… a… a…
¡Guillermo Graziani!
Lo
vio caminar con soltura por la suite, mientras sin palabras observaba cómo las
gotas de agua de su pelo resbalaban por la espalda hasta fundirse con la
toalla. Sin saber qué decir ni qué pensar, lo siguió con la mirada, hasta que
de pronto vio que se quitaba la toalla, y se quedaba como Dios lo trajo al
mundo, ante él.
”!
Guau, qué cuerpazo tiene!” Ésos sí que son unos increíbles oblicuos.
Tan
petrificado estaba por aquella visión que no se pudo mover. Casi no podía
respirar, pero disfrutó de lo que le ofrecía sin ningún pudor, en tanto la boca
se le resecaba por momentos.
__Amorcito
__dijo mientras se ponía unos bóxeres negros__, ha llamado tu madre y ha dicho que llegará un poco más tarde.
__
¿Mi madre?
__Sí.
__ ¿Que
ha llamado mi madre? __preguntó perplejo.
Guillermo
tras sonreír se acercó a él, que interpuso la cama entre los dos.
__Sí__
dijo__. Ha llamado mientras dormías. Por lo visto ha salido del gimnasio, y se
va a tomar el café con unas amigas.
__Con
la cabeza a mil, Pedro pensó que debía tratarse de una broma. Su madre no tenía
amigas, menos salía de la casa sola, si no era con él, y aun menos iría a un
gimnasio. Pero antes que pudiera contestar a aquel adonis, cuya tableta de chocolate era
de la mejor calidad, éste saltó por encima de la cama y, atrapándolo contra la
pared, dijo de todo, mientras acercaba peligrosamente la boca a la de él.
__Cierro
mis ojos para sentirte en mí, para que mi energía vuele contigo, para que tu alma y mi alma unan sus deseos, para que tu
esencia se eleve conmigo, para que tu cuerpo y mi cuerpo acaricien sus anhelos,
cierra tus ojos… siénteme. Cierro mis
ojos para que con tu aliento beses mi corazón, cierra tus ojos para que sientas
mis suspiros acariciar tu mente, así estaremos juntos como nadie lo hizo, del amor al delirio. Disfruto
esas escapadas con vos, será sutil tu sentir en mis fibras, amante excelso tu
instinto, innovará ricas caricias con
pasión, mi extracto y tu sustancia probarán la sublime lujuria y soñarán
deliciosas fantasías.
Tu
mente y mi mente son exquisita conexión de empeños, mientras tu alma a mi alma la
besa y la acaricia, sublime mi alma
suspira y vibra, deliciosa química de
sueños y anhelos, dinámico equilibrio de tus ansias y mis deseos.
Mis
ojos cierro para amarte, sin temor y sin
impedimentos, cierra tus ojos para
amarme, sin miedo disfruta del momento. Deja salir eso que te aprieta el pecho, hagamos realidad lo que ambos queremos, toma a tus vicios mi
cuerpo, sólo vos sos mi dueño, hazme las cosas que te fascinan, acaríciame, bésame,
ámame, y después... déjame complacer mis fantasías.
No nos
alcanza la noche, las horas se nos fugan de nuestro cautiverio deseado.
Nos
amamos en la frontera de lo ilógico y sub-real buscando cada vez más deseos de
perdernos en los sueños. Las ansias de tenerte provocan en mí suspiros incontrolables,
envenenados por tu pasión infinita.
Mientras
más te imagino, el placer de amarte se convierte en adicción por robar tus
caricias y besos a la cara de la luna, testigo de nuestra odisea.
Estarás en mi subconsciente, viviendo
eternamente en los espacios íntimos de mi mente, donde surgen las ideas más
ardientes y tentadoras en estos tiempos, donde el amor ha perdido terreno ante
las debilidades de un mundo materializado y hueco en su eje.
Mi
vida sólo la imagino amando, y seguiré viviendo amando al límite de la locura, ahí
en ese espacio de imágenes, sueños, realidades estaré, sólo búscame cuando se
apodere de vos el deseo de amar en estos tiempos infértiles de amor.
¿Te
he dicho ya que hoy estás especialmente precioso y apetecible?
El
tiempo se detiene mientras te tengo, no
existe en mi mente nadie más que no seas vos, desde que te vi, todo es tan
diferente para mí, porque en mi corazón te quedaste a vivir como mi primero y
único amor.
En
mi ser no existe espacio vacío que vos no habites, ni pensamiento que tu nombre
no lleve.
Hoy
en vos estoy pensando y seguro estoy de que en mí también piensas, porque si no pensamos caemos
en el olvido, si pensamos mucho sufrimos, pero tu amor es lo que me mantiene
vivo.
Hoy
en vos estoy pensando, aunque a veces me da miedo esta forma en que te amo, porque
temo dejar de ser yo mismo.
Quisiera
dejar de pensarte tanto, pero aunque lo intento no lo consigo, si ya tu ser en
mí se ha metido, en mi corazón, en mi cuerpo, en mi mente.
En
la brillante esfera de tu universo, quiero ser tu sol...en la eterna mirada de
tu alma, quiero aparecer en tu mundo. Quiero ser el escudo de tu amor, quiero
ser el sostén de tu sonrisa, quiero ser el vuelo infinito y compañero fiel en
las inmensas soledades del romance de tu voz y en viaje sideral besar tu ilusión, brillar juntos como astros del
firmamento en la nave de nuestro desmesurado amor.
El
verdadero amor no muere. Quiero compartir con vos mis palabras, aunque no te
conociera, aunque estés en otro espacio lejano...quiero compartir mi tristeza,
porque quizás sea la que experimentaste alguna vez en tu vida, y sé que al
encontrarte con mis susurros, el viento me trajo tu compañía.
Durante años con él, con Juan, me di la oportunidad de creer amar, de ilusionarme, de saber que después de un duro día de trabajo alguien me esperaba para aliviar mi cansancio para decirme "te estaba esperando". Me acostumbré a estar pendiente, a organizar mi tiempo entre mi trabajo y él y cada día sentía que estaba dando lo mejor de mí. Yo creí que amaba y tuve que explicarlo muchas veces...para nada, sólo para sentir que no valió la pena, porque inesperadamente me di cuenta de que hacía tiempo buscaba las palabras para terminar nuestra relación. Le ahorré ese momento entregándole las llaves de su corazón. Cómo duelen las despedidas y me uní al club de los desilusionados, pero eso sí, sólo por un tiempo muy limitado. Porque la vida y el tiempo permiten volver a amar o amar por primera vez y eso fue al encontrarte a vos.
Durante años con él, con Juan, me di la oportunidad de creer amar, de ilusionarme, de saber que después de un duro día de trabajo alguien me esperaba para aliviar mi cansancio para decirme "te estaba esperando". Me acostumbré a estar pendiente, a organizar mi tiempo entre mi trabajo y él y cada día sentía que estaba dando lo mejor de mí. Yo creí que amaba y tuve que explicarlo muchas veces...para nada, sólo para sentir que no valió la pena, porque inesperadamente me di cuenta de que hacía tiempo buscaba las palabras para terminar nuestra relación. Le ahorré ese momento entregándole las llaves de su corazón. Cómo duelen las despedidas y me uní al club de los desilusionados, pero eso sí, sólo por un tiempo muy limitado. Porque la vida y el tiempo permiten volver a amar o amar por primera vez y eso fue al encontrarte a vos.
Y
sin más lo besó. Le devoró la boca con tal vehemencia, que Pedro sintió que iba
a desmayarse. Durante unos segundos perdió la noción del tiempo. Nunca lo
habían besado, así, o mejor dicho, nunca se había dejado besar así.
Guillermo
era pecaminoso, caliente, morboso, y eso lo excitó. Sabía que lo que hacía no estaba
bien. Él no era de ese tipo de chicos de los que Guillermo abusaba y tiraba,
como ese tal Juan que no tenía idea de quién era. Pero su cuerpo, deseoso de
ser explorado por él, simplemente se relajó y disfrutó. No obstante cuando el calor
lo iba a hacer explotar, le dio tal empujón que Guillermo cayó directamente
sobre la cama. A él la situación debía parecerle divertida porque sonrió, y le
preguntó, mirándolo con morbo:
__
¿Te has levantado juguetón?
Asustado
por cómo lo miraba y por lo que aquel tórrido beso le había hecho sentir,
agarró en la mano un portarretratos y gritó, dispuesto a tirárselo por la
cabeza y a resolver aquello.
__ ¿Se
puede saber qué hago yo aquí medio desnudo y por qué me has besado así?
Sorprendido
y echándose hacia atrás apoyándose en sus codos, Guillermo murmuró mientras
repasaba y recorría una y otra vez aquel cuerpo digno de admiración:
__Lo
de medio desnudo, creo que lo voy a resolver ahora, y tranquilo que te voy a
besar todavía mejor, y por todas partes y más.
Quiero
hacer un largo viaje desde tus caderas a tus pies, llegar a tus rodillas duras
como cimas de un claro continente.
Allí
hay una montaña, no saldré nunca de ella. Hacia tus pies resbalo, a las ocho
aberturas de tus dedos, agudos, lentos, peninsulares.
Voy
por estas colinas, son del color de avena. Tienen delgadas huellas, que sólo yo
conozco.
Aunque
me cegaras podría recordar cada una de tus curvas y valles, cada lunar, cada
peca, el tatuaje, te conozco de memoria.
Y
caigo en el vacío de tu sábana blanca. Busco ciego y hambriento, tu contorno
quemante.
Por
tus piernas desciendo, construyendo una espiral durmiendo en el viaje.
Llego
a tus rodillas de redonda dureza, como las cimas de un claro continente.
Aquí
hay una montaña, no saldré nunca de ella. Y una ruta y una carretera en el
vientre, desciendo, me decido. Hacia tus pies resbalo, a las ocho aberturas de
tus dedos agudos, lentos, peninsulares.
De
tus caderas a tus pies, quiero hacer un largo viaje. Y caigo en el vacío de tu sábana
blanca.
Y
una fuente y un mástil, desciendo, me decido. Tus piernas, tus rodillas, tus
dedos agudos, lentos, peninsulares. Tu contorno quemante. Voy por estas
colinas, son del color de avena. Tienen delgadas huellas, que sólo yo conozco.
Murmullo
que rompe memorias y tiempos, espacio silente que me envuelve suavemente, veo
la luna caer en la lejanía del mar y tu mirada, se envuelven y embelesan como
amantes traviesos son observados por gaviotas que a lo lejos flotan dibujando
corazones en el aire y las nubes.
Así me hipnotizo entre el mar y hermosos querubes, me miras con ternura y sé que tu alma y vos lo saben.
Esa mirada, es la que a alguna parte de mi ser hace retornar, otra se queda embelesada flotando entre galaxias idolatrando tu imagen.
Así me hipnotizo entre el mar y hermosos querubes, me miras con ternura y sé que tu alma y vos lo saben.
Esa mirada, es la que a alguna parte de mi ser hace retornar, otra se queda embelesada flotando entre galaxias idolatrando tu imagen.
El
frescor de tu imagen insta a la idolatría en palabras entregadas al viento, que
recorren un universo que se queda pequeño ante tu belleza. Me encuentro en un
estado entre el infierno y el paraíso donde encuentro la paz y la expresión sin
límites de mis ojos buscándote en todas partes, y te veo ahí como una pintura
de Picasso donde refleja tu silueta en la pared derramando en ella tu imagen. Te
veo ahí en los versos incontrolables de Neruda donde existes en los litigios de
domar los interminables misterios de tu corazón.
Te
veo ahí en una espectacular toma de fotografía sensual de Rita Lino, donde
exhibes la figura de tu cuerpo como esculturas de la Grecia clásica. Te veo ahí
y te siento al soñar que estás a mi lado, al otro extremo de nuestra cueva de
amor, cautivos y prisioneros del veneno más intenso y feroz que es amarnos sin
control del tiempo.
Liberando
el placer de continuar embriagados por cada parte de tu cuerpo y pensar que me
quedé corto, idolatrando tu imagen que destila ternura y entrega total en mis
labios donde expresan los sentimientos inagotables en mi mente.
Algunas nubes grises enamoradas de la brisa,
juegan en el cielo.
Un
azulado picaflor bebe las últimas savias de la flor, en un estío de rojos y en
el espejo de ese paisaje, tu imagen de aroma y flor, entibió mis ojos.
La
suave brisa fresca esculpe el tenue ropaje en tu cuerpo. Rizos de sol y oro
acarician el óvalo de tu rostro y los luceros de tus ojos y sonrío, como al
picaflor a su flor, rendido a tu belleza y tu infantil antojo. Voy a morir por
ese beso que me das y no me importa la vida.
Porque
cuando veo tu cuerpo esculpido entre el mar y el rojo atardecer, tu aliento me
sabe a brisa, tus labios a rosas florecidas, y voy a enloquecer. Mis manos
amantes recogen el aroma de tu piel. Cuando recorren el paisaje del barranco de
tu pecho de pétalos de rosas, mientras vivo el oasis de tu cuerpo tenue, como
el de una bella mariposa.
Quiero
ser mar y espuma, que besa tus pies de nácar y corolas. He de desnudarte entre
las olas, en el infinito placer de amores soberanos y amarte sin límites, beberé
de tu boca mi sed, lujuria de placer descarriado.
Tu
risa, invade el silencio, que se esconde en un arrullo en flor.
Y un
beso sorprendido escapa de tu boca, y se aposenta tibio, en los míos, mi
corazón estalla en la música íntima del instante supremo de ver el amor. Déjame
intentar otras quimeras, en el desierto donde habitan mis sueños entre tu piel,
labios y cuerpos, volando tus manos, sin pensar en el tiempo. Nuestro amor ha
de abolir las fronteras de nuestros cuerpos. Sentiremos el éxtasis íntimo de la
comunión de ser dos amores conjugados. Dos hombres, arrebatados por la vida, en
alborozo, enamorados.
Amor,
bésame y llévame al cielo sin salir de nuestro lecho.
Quiero
tu amor de todos los momentos, olvidar todas mis esperas. Y lenta, dulcemente
hacerte mío, y calmar así todas mis ansias desmedidas.
Voy
a reposar en tu regazo, después de amarte con la vida.
Te
enseñaré mis verbos con palabras tibias, hasta arrancarte tus lágrimas, pequeño
y dulce hombre de pasiones descarriadas, que me robaste el alma.
Voy
a vivir en tu vida, toda la mía, con una pasión soberana.
Siento
mi amor por vos sublime, enamorado del cielo y de tus ojos, de tu candor cuando
abandono el abismo de mis soledades, entre la ternura de tu amor. Porque así,
simplemente así, te amo.
Ven
aquí, precioso.
__Ni
lo sueñes, me tienes secuestrado __bramó, mirándolo con un gesto furioso.
Sin
darle tiempo a pensar, Guillermo se levantó y de un tirón lo atrajo hacia él.
Dos segundos después, lo tenía en la cama a su merced. A Pedro le faltaba el
aire.
__Pero
¿qué estaba haciendo aquel loco? Y sin pensárselo dos veces, mientras él lo
besaba con deleite en el cuello, abrió la boca y le mordió la oreja.
__!
Ay…! __gritó, Guillermo.
La
respuesta fue inmediata, Guillermo cesó en su intento, y quitándose de encima
de él lo miró enfadado.
__ ¿Se
puede saber qué te pasa? ---le preguntó__. ¡Cielito, por Dios, me has mordido,
animalito rabioso!
Pedro
al verse libre, se levantó de la cama, y entonces se dio cuenta de que todavía
llevaba en la mano el portarretratos. Iba a lanzárselo a la cabeza, pero miró
antes la fotografía y se quedó de piedra.
Era él y Guillermo besándose, y vestidos con esmóquines,
en la salida de un registro Civil.
__
¡Oh, Diossss…! __gimió con los ojos como platos.
__Lo
sé, cielo…, lo sé __sonrió él, olvidándose del mordisco__. Siempre te ha
gustado esa foto de nuestro casamiento, y cada vez que la ves, lloras.
A punto
de un ataque de ansiedad, Pedro fue a preguntar sobre aquello de “nuestro
casamiento” cuando de pronto se abrió la puerta del dormitorio, y su sobrino
Agustín, de seis años que adoraba por encima de todo, entró corriendo gritando,
se tiró a los brazos de Guillermo, y detrás apareció un muchacho de unos veinte
y tantos sonriendo.
_
__Guille…,
tío, ¿vamos a jugar al fútbol? Fabián tiene que salir con Valeria.
Guillermo
sonrió y asintió
__
Claro, campeón. Estoy esperando a que tu tío se centre, deje de morder y
termine de vestirse.
__ ¿El
tío te ha mordido? __preguntó el nene, alucinado.
__Así
es, se ha levantado de la siesta con hambre, y casi me come __asintió
Guillermo, haciendo reír al niño mientras lo dejaba en el suelo.
Ver
a su sobrino con aquella expresión de felicidad y el balón debajo del brazo a
Pedro le puso el mundo del revés.
¿Desde
cuándo su sobrino jugaba al fútbol?
Durante
los últimos años había intentado que el nene jugara con él a otra cosa que no
fueran las maquinitas y nunca lo había conseguido.
Pero
más que eso lo que lo sorprendió fue que
aquel enano inseguro se tirara a los brazos de un desconocido y le llamara tío,
más que llegara con el tal Fabián.
¿Qué
estaba ocurriendo allí?
Decidido
a terminar con aquella locura, se acercó al sobrino y lo asió de la mano.
__Vamos,
Agustín. Regresamos a casa. Esta estúpida broma se ha acabado.
__
¿Broma? __preguntaron al unísono los tres.
__Pero,
vale, ¡basta ya! __protestó Pedro. Y mirando a su alrededor gritó__. ¿Dónde
está la cámara oculta?
¿Qué
hace aquí mi sobrino? ¿Y qué es eso de que te llame tío?
__Tío,
ésta es ahora nuestra casa y hoy tenemos una fiesta de… ¡Huy, tío Guillermo, se
me ha escapado! _dijo de pronto el niño con cara de susto.
__ ¿Nuestra
casa? ¿Fiesta? ¿Tío Guillermo? __gritó Pedro perdiendo la paciencia.
Guillermo
con una sonrisa que le indicó al niño que no pasaba nada, le guiñó el ojo y,
volviéndose hacia su alocado marido, dijo:
__Vale,
cielito. Nos has pillado. Esta noche he organizado una fiesta para celebrar
que justamente hoy hace un año que me
salté un semáforo en rojo, dejé como un acordeón a tu Sonic y nos conocimos.
La
habitación comenzó a dar vueltas, y Pedro soltó al niño, que rápidamente se
cobijó entre Guillermo y Fabián.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.
LENGUAJE
ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
Alicia Leguizamon Me encanta esta nueva miniserie Eve!!espero para leerla..😉
ResponderEliminarLyda, bellísima, gracias, besos.
ResponderEliminarPaulina....Sí, me fascina, gracias.
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ResponderEliminarJose Luis Herrera Simplemente bello
Mabel...Maravilloso, gracias.
ResponderEliminarPatricia Muchísimas gracias querida Eve Monica Marzetti. Que Dios te bendiga.Me encantó. Que pases una bella madrugada y un hermoso día!
ResponderEliminarAngélica...HERMOSOOOO
ResponderEliminarSilvia. C....Me encanta, quiero más Eve, besosss.
ResponderEliminarSilvana..Qué bueno, qué pasó que están juntos, qué intriga.
ResponderEliminarMimi...divino, pero cómo fue, mala.
ResponderEliminarAlucinante relato Eve, no puedo creer que Pedro haya olvidado todo lo ocurrido en un año...Me atrapa esta trama...
ResponderEliminarGuau que capítulo!!
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino Te confieso algo... de esta historia a mi me encantaría despertarme y estar casada con el personaje de Julio (o con Julio)... sería lindisimo... espero que Pedro lo disfrute a lo grande...
Sol Urvino Tal como lo describe Sabato, en estado consciente o no, ellos se buscan y se encuentran. UN BESO, EVE.
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