“LA
HERENCIA”.
CAPÍTULO sexto.
Bs. As., miércoles 04 de
octubre de 2017.
“Yo lo veía…
Y puedo jurar que no me quedaban ganas de ver a nadie más. En ese preciso momento comprendí, que los ojos siempre, siempre le pertenecen a las persona que los hace brillar".
Y puedo jurar que no me quedaban ganas de ver a nadie más. En ese preciso momento comprendí, que los ojos siempre, siempre le pertenecen a las persona que los hace brillar".
- Frida Kahlo.
Previo…
… que me incitan a tocarte,
desnudando mis sentimientos donde acaricias mis locuras olvidadas, regresando a
mí los conciertos inolvidables en noches de puro fuego y
ardor al sentir tu presencia junto a mí, en aquella habitación para
interactuar poseídos por esa música romántica que nos arrastra a
fundirnos como amantes de nuestro destino. Te amo, el día en que te haga mío,
en esa habitación a solas, bailaré con vos.
_ ¿Lo prometes?
__ Lo prometo.
Consciente de lo que ambos
deseaban, Pedro sonrió.
Sin duda, Guillermo era
diferente, un caballero, y al no proponerle sexo, esa noche, se lo demostró.
“He aquí que tú estás solo y que yo estoy solo.
Haces cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
Haces cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
Yo no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra, a flor, hueles a amor, y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y todo tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en estos brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos”.
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra, a flor, hueles a amor, y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y todo tú me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en estos brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos”.
*Jaime Sabines - Poemas sueltos (1951 - 1961).
Provincia, Jueves,
05 de octubre de 2017.
__ Sobrinito, al fin volviste querido _ afirmó Cuca dándole un beso en la mejilla, mientras
Marcos elevó la mirada por encima de los anteojos.
__ Bueno, Cuquita,
hace apenas días que me fui al hotel, no exageres.
__ Guille, es una suerte que llegaras, tengo mil
expedientes a la firma __ continuó Gaby mientras solo Alberto apoyado en la
pared demoraba la mirada estudiando a su amigo.
__ ¿Te enamoraste al fin che? Porque para borrarte así
del laburo, mínimo estás por casarte.
__Marcos, no molestes. Guille, si quieres puedo llevar
las cosas al hotel y así te quedas.
__No, Gaby, si dejo que vaya uno… se van a instalar incluido mi hijo, y no
quiero que hablen que llevo gratis a mi gente, iré ahora a firmar todo, y no estoy por casarme, Marcos,
te prometo que cuando tenga fecha te aviso __ afirmó con sorna el jefe que
entró al despacho seguido de Gaby y Alberto.
__Fuera de joda, Guille, ¿te enamoraste del pibito lindo?
__ habló Alberto por primera vez__. A mí no me mientas, te lo marqué, lo sabía.
Guillermo resopló sonoramente sentado en el sillón,
mordisqueando la montura de los anteojos clavó la mirada en Beto.
__No Beto, yo no me enamoro de nadie, menos puedo de
Pedro…
__ ¿Pedro se llama?
__ Pedro, sí, tiene nombre, es él sí, no es lo bonito de
su rostro lo que me atrae, es otra cosa, pero no es amor.
__Vamos, Guille, no es uno más de tu lista, ninguno te ha
hecho nunca dejar este despacho por más de dos horas, con nosotros no. El
muchacho es lindo, lo vi, supe que sería peligroso para vos, pero cuidado, es
mozo, vos sos abogado, tampoco te entusiasmes más de la cuenta.
__ ¿Y justo vos me dices que pertenece a otro mundo? __
interrogó Guillermo con cierto enfado.
__Y sí, mira lo que te costó sacarme de la calle, y no
era para ser tu novio, Guille, tienes a Fabián, algunos quilombos con Ana aún,
tus amigos, ese muchacho es tu empleado.
__Me lo dije y repetí un millón de veces, Beto, me quise
ir a casa, ¿y sabes cómo terminé? Espiándolo por la ventana, celoso de los
amigos y siguiéndolo bajo la lluvia a un bar.
___ ¿Qué? _exclamó Gaby ocultando la sonrisa con las
manos en los labios.
__Lo que oíste, Gaby. Y no es por lo de afuera, Pedro es
diferente, me despertó curiosidad.
__ ¿Nada más?
__Beto, basta o los echo a los dos, firmo y me voy. Sí,
así comencé a verlo, por su carácter, sus modismos, su desparpajo, no sé cómo
explicarlo, es su autenticidad que me atrae como imán más que su belleza, pero
veo que somos de mundos opuestos, no soy ciego ni estúpido. Sin embargo, no
puedo dejar de pensar en él.
___Lo que dije, estás hasta las manos, Guille, ya fue, no sé
cómo harás con su mundo y el tuyo, pero más te valdría empezar a pensarlo, y
vamos Gaby antes de que nos tire los expedientes por la cabeza.
“Santos cielos, tienen razón, sé que es de locos, pero me
habita su sonrisa, me habitas Pedro
Beggio. ¿Qué voy a hacer con vos precioso?
Me gustaría besar tus labios de
abajo hacia arriba para producirte escalofríos. Para terminar en tu boca.
Dibujar sobre tu piel pinceladas de deseos, mirando cómo tu cuerpo se
quiebra. Y recorrer con mi lengua tus entrañas hasta que desesperes al sentir
la caricia, que sacies mi sed serpenteando fuego que deseo que apagues con la
humedad que nace en tus poros.
Siento cómo te sofoca tu respiración, solo se escucha el suave murmullo de nuestros cuerpos colisionado la piel que se empapa de sudor y deseo.
La noche se hace compañera. Nos refresca su complicidad. Hermoso animalito exótico, quiero bañarte en mis aromas, encenderte en mis manos, beber de tus botones, de tu fuente, grabar el sabor de tu piel, y cuando ya tu mirada cansada se adormile decirte que mi cuerpo pide más. Los gemidos son ecos en la habitación, la pasión nos muestra sus mil maneras de atar y penetrar este amor que tenemos para dar.
Tus caderas son el punto exacto donde te comienzo a tomar, y te llevo a mi boca, quiero que tu deseo termine en mis labios para poder continuar explorando y sintiendo, lamiendo y tomando de tu ser hasta que mi cuerpo sobre el tuyo entreabra tus piernas, me entierre en tu esencia y los cuerpos se amen hasta que mi nombre se pierda en esa boca reseca y tus labios gruesos se mueran al terminar.
Siento cómo te sofoca tu respiración, solo se escucha el suave murmullo de nuestros cuerpos colisionado la piel que se empapa de sudor y deseo.
La noche se hace compañera. Nos refresca su complicidad. Hermoso animalito exótico, quiero bañarte en mis aromas, encenderte en mis manos, beber de tus botones, de tu fuente, grabar el sabor de tu piel, y cuando ya tu mirada cansada se adormile decirte que mi cuerpo pide más. Los gemidos son ecos en la habitación, la pasión nos muestra sus mil maneras de atar y penetrar este amor que tenemos para dar.
Tus caderas son el punto exacto donde te comienzo a tomar, y te llevo a mi boca, quiero que tu deseo termine en mis labios para poder continuar explorando y sintiendo, lamiendo y tomando de tu ser hasta que mi cuerpo sobre el tuyo entreabra tus piernas, me entierre en tu esencia y los cuerpos se amen hasta que mi nombre se pierda en esa boca reseca y tus labios gruesos se mueran al terminar.
Me encanta el blanco del papel,
del espacio en la computadora, del lienzo en blanco de la vida, del acertijo de
un bello hombre como vos y sus misteriosas claves para conquistarlo, todos
ellos son un maravilloso acto mágico y creativo. Pienso que quizás acaso solo
soy un túnel, un transmisor de lo que mi cerebro y corazón captan del misterio
de la vida, o acaso solo un recolector
de letras, ideas y sensaciones, que trata de sembrar en sus corazones.
Acaso solo soy un espejo donde reflejo mi imaginación mas cualquiera que sea la respuesta, me encanta y me seduce ese momento mágico como el de este momento, de crear, jugar, imaginar, trastocar la realidad, como quisiera hacerlo en la vida.
Acaso solo soy un espejo donde reflejo mi imaginación mas cualquiera que sea la respuesta, me encanta y me seduce ese momento mágico como el de este momento, de crear, jugar, imaginar, trastocar la realidad, como quisiera hacerlo en la vida.
Tienen razón, es muy peligroso
lo que siento, pero debo verte, tengo que regresar al hotel”.
Ciudad Autónoma. Hotel.
__No Diego, no insistas, no tengo nada para contar, no
pasó nada, es más, él se fue, regresó a
su mundo, es lo mejor, si nunca creí en cuentos de príncipes, no puedo entrar a
su mundo ni él se siente bien en el mío.
--Es lo que opino, pero también que es demasiado tarde,
debiste pensarlo antes, ya te besó, lo probaste, estás colado por él, Pedro. Si
hasta armamos un teatro para que los celos lo empujaran a ese bar, no lo
niegues.
“Tiene razón, no lo veo en su mesa y me falta el aire, no
entra a los pulmones, me inunda el ser, las imágenes acuden a mi mente, y solo
puedo soñar al menos una noche con él.
Quédate en mí, Guille,
esta noche, sé mi ilusión por la mañana, quédate en mis
silencios en mis susurros, en mi cama.
Quédate en mis anhelos, en mi vida, quédate en la copa de
mis alegrías, sé mi sendero hacia el amor, olvidemos juntos los pasados, entremos
a un mundo de ilusión. Quédate en mí, esta noche, entrégame caricias con amor, desata tu ternura en mis inviernos, enséñame desnudo
el corazón en primavera, regálame la sonrisa de tu alma en el verano, ahuyenta los miedos con tu voz en el otoño.
Seremos dos verbos de un poema que saben rimar con el amor, aun habitando mundos diferentes, entre mi locura
y tu seriedad, tendremos madrugadas todo
el día, cobíjame en tu pecho consolador y
muéstrame de a poco tus secretos, que aunque el verano, sea solo fantasía. la
bruma del pasado se extinguió.
Átame o mátame, a estas alturas ya da igual, mientras mi
cuerpo se enciende con tu juego pasional. Has esclavizado mis sentidos, y
en mis intentos de huida solo se acrecienta el deseo de probar tu
instinto animal.
Y surge en mí la malicia de liberar los infiernos
en mi piel, así que mátame si quieres, porque no encuentro otra
forma de dejar de sentir que he nacido para ser amo y presa de tu perversión, pues mi alma te
busca y te presiente, mientras todo mi cuerpo se humedece. Así que mátame
o muérete en mis flamas eternas, porque no habrá otra forma
de escaparnos. Y mientras me matas, seguiré gritando que soy indecentemente tuyo. Mátame ahora sin miramientos, no tengas piedad”.
de escaparnos. Y mientras me matas, seguiré gritando que soy indecentemente tuyo. Mátame ahora sin miramientos, no tengas piedad”.
__
Y así estuvieron durante dos o tres días, pensándose y e
imaginando el todo, negándose a cumplir las fantasías. En el hotel, eran ante
todos prácticamente dos desconocidos que solo se permitían rendirse a los besos
a escondidas cuando Pedro llevaba algo a su despacho, pero por las noches,
cuando se encontraban a solas por las reglas de Guillermo, se besaban con
auténtica voracidad y pasión, aunque nunca llegaban a más.
Durante la tercera jornada, a la hora del almuerzo, Pedro
regresaba de llevar una bandeja con comida a una habitación y, cuando salía del
ascensor, vio a Guillermo apoyado en recepción hablando con una mujer.
Sábado, 07 de octubre.
El glamur de aquella bendita fémina era impresionante aun
para ellos que eran gais. Alta, bonita, elegante en el vestir. ¡Perfecta!
“¿Y si me hubiera mentido y fuera bisexual? Sin duda
aquellos dos pegan no solo por edad, sino por estilo a la hora de vestir”.
Curioso, Pedro se fijó en ella, y cuando instantes
después se asomó a la recepción, donde estaba Diego, su amigo le informó que se trataba de la hija
de uno de los directivos del hotel.
Desde su posición Pedro vio a Guillermo sonreír
endemoniadamente seductor, y en el momento en que aquélla le colocó la corbata
y le pasó un dedo por la mejilla con cierta sensualidad, estuvo a punto de
gritar de frustración, ya convencido de que ese hombre era bisexual. Cuando
instantes después aparecieron el padre de ella y el rubio amigo de él, y los
cuatro salieron del establecimiento para montarse a un coche y marcharse, la
rabia lo inundó.
Diego que conocía lo que existía ente ambos, fue a decir
algo de nuevo, pero Pedro, ofuscado, lo miró.
__Mejor no digas nada más. Por favor, entendí __ dijo
entre dientes.
__
Esa noche, a diferencia de otras, él no lo llamó y su
malestar se acrecentó.
“Pero ¿qué me está pasando ahora? Yo no he sido nunca tan
territorial con ningún chico con el que haya tenido algún lío pasajero”.
Apenas pudo dormir esa noche, y a las seis de la mañana
llamó al hotel para avisar que no podría ir ese día porque no se encontraba
bien de salud.
Acostado en su cama con la mirada perdida en el techo
pensó bien en lo que estaba haciendo. Se había liado con el dueño del hotel,
aun a sabiendas de que aquello no lo iba a llevar a ningún sitio, excepto al
inminente despido en cualquier momento.
¿Por qué estaba jugando de ese modo con su trabajo?
Los hombres adinerados y poderosos como Guillermo siempre
terminaban con hombres iguales como amantes y mujeres como la que viera como
esposas de pantalla, no con alguien insignificante como él. Peor se puso hasta
terminar con hipertermia cuando supo que la mujer estaba de paso allí como él y
que lo conocía del afuera, del estudio como clienta, colega, amiga de la socia
o algo así.
¿Sería casualidad?
A las once de la mañana el celular comenzó a sonar.
Cuando observó en el visor que se trataba de él, no lo atendió. Su mente, y sus
negativos pensamientos lo habían envenenado y no quería hablar con Guillermo, o
sacaría el demonio oculto en su interior que luchaba por manifestarse.
Guillermo, al no verlo aquella mañana, se preocupó. La
noche anterior, por temas de negocios, no había podido llamarlo ni verlo y
estaba desesperado por encontrarse con él. Y cuando supo que estaba enfermo, un
extraño presentimiento lo preocupó. Intentó hablar con él durante todo el día
pero fue imposible y eso lo desesperó.
A la una de la tarde,
cuando Pedro aún estaba en la cama escuchando música, su madre abrió la
puerta de su habitación con una increíble sonrisa.
__Hijo de mi vida. Hijito, ¡mira lo que has recibido!
Incrédulo contempló aquella bonita caja blanca alargada y
vio unas preciosas rosas rojas de tallo largo, de inmediato supo de quién era el regalo. No
conocía a nadie tan caballeroso ni adinerado como para enviar aquello, tampoco
a un hombre.
__Son flores como las que se regalan a las princesas…
bueno príncipes _dijo su madre mientras se lo acercaba __.Fíjate, hay una
notita.
Sonrió con el disimulo que pudo y, cogiendo el papel que
aquélla sacó del sobrecito, lo desplegó y leyó para sí mismo.
“Espero que te mejores, precioso Pedro.
G.”
__ ¿Qué pone? ¿De quién es? __quiso saber su madre.
Sin poder explicarle que eran de su jefe, porque en ese
caso su madre le haría cientos de preguntas y al final se escandalizaría,
respondió:
__De un amigo.
Encantada, la madre aspiró el maravilloso perfume que
soltaban aquellas rosas y murmuró:
__ ¡Qué galante, tu amigo! Y qué detalle más bonito.
Seguro no es de ninguno de los estrafalarios que conozco. Voy a ponerlas en un
jarrón con agua y una aspirina para que duren más. Estas rosas son de las
caras, carísimas, cariño. Verás cuando se las enseñe a Alberto, ¡se va a caer
para atrás!
Pedro asintió. Sin duda, cuando su madre le mostrara las
flores a su padre, a las vecinas, sería digno de oírlas cuchichear, nada les
gustaba más que un buen cotilleo. Frustrado por todo, cuando esta salió de la
habitación, se tapó la cara con la almohada mientras susurraba bajito para que
nadie lo oyera.
“Mierda… ¿Qué estoy haciendo?”
Domingo, 08 de octubre de 2017.
Al día siguiente, llegó al hotel e intentó huir de él,
pero al final pasó lo inevitable, se encontró con un Guillermo con cara de
pocos amigos. Una vez que sus miradas tropezaron y se cruzaron, con paso firme
se encaminó al cuarto de personal para cambiarse de ropa, pero, antes de poder
entrar, una mano lo sujetó.
Sin mirarlo supo que era él, ya embriagado por su aroma,
envuelto por el calor que el cuerpo emanaba y, tras meterse con él en el
cuartito, cerró la puerta y preguntó:
__ ¿Te encuentras
bien?
__ ¿Estás loco? ¡Alguien puede entrar! __soltó alarmado.
__ ¿Te encuentras bien? __repitió sin cambiar su gesto.
__Sí. Y haz el favor de salir de aquí antes de que…
__Estaba preocupado, te llamé mil veces y no me atendiste __lo cortó mientras le tocaba con la yema de
un dedo el óvalo de la cara__. Pregunté por vos a tu amigo Diego y me comentó
que estabas enfermo y…
__ Oh, qué honor… ¡Gracias por preguntar por mí!
Sin entender a qué se debía aquella mala contestación,
Guillermo frunció el ceño e insistió.
__ ¿Se puede saber qué te ocurre?
Su tono de voz cambió, Pedro, dispuesto a aclarar sus dudas,
preguntó de sopetón:
__ ¿Te gustan algunas mujeres?
__ ¿Qué? __se sorprendió Guillermo.
__ Vale, ¿qué hay entre esa chica elegante y tú?
Incrédulo por la pregunta, sin quitarle la mirada de
encima, Guillermo musitó:
__ ¿A qué viene la pregunta?
__Los vi salir anteayer, acompañados, pero salir al fin
__aclaró separándose de él __. Vi cómo se miraban y cómo ella te colocaba la
corbata. ¿Qué hay entre ustedes?
Guillermo dio un paso hacia atrás, incómodo.
__Nada.
__Pero lo hubo, ¿verdad?
__Sí, lo hubo.
__!Mierda! Lo sabía.
Guillermo al interpretar sus palabras y su gesto
reaccionó.
__Pedro, eso es algo de hace un siglo, del pasado en que
ni siquiera me sabía gay y ella era una nena, y no debes preocuparte por ello.
Hoy por hoy esa chica es solo una amiga, como Gaby, mi socia, y nada más.
Hoy, a vos si quisieras te pondría el mundo a tus pies y
en mi ser vagarías, junto a mí despertarías, y tendrías una sonrisa en tu
hermosa faz, serías mi príncipe.
__No creo en ellos, soy un animalito, yo.
__!Ah, sí! Un animalito.
__Un animalito difícil de atrapar aunque no lo creas.
__Pedro, hablo en
serio, con vos quisiera dormir y despertar y
juntos recorreríamos del mundo, la travesía, sería tu sol y el mío, amor
y ternura la luz, siempre serías el centro de mi afecto y atención, si
quisieras te llenaría de pasión y amor, serías un ser de luz y fulgor, si
quisiéramos volaríamos juntos, y
seríamos parte del universo mientras nos fusionamos para vagar por el espacio. Si
quisieras...
La verdad no duele, duele más la mentira,
decir que te quiero, sería faltarle al respeto. Soy amante, no
destino, entrego mis pasiones, no doy esperanzas, se impone mi
sino.
No busco quedarme, tampoco un respiro, tomar y alejarme, es mi camino.
El amor no mata, matan las promesas, no ofrezco riqueza, mi respuesta es… unas copas, una noche.
En mi promesa, con mucho consuelo, mi cama, mil besos, esa es mi oferta. No esperes mi vuelta, no pidas cariño, espera mi cuerpo, es lo que te ofrezco. Sueña sin penas, rompe cadenas, entrega sin darte, resurge en el aire. Amante sin reglas, amarte a mi modo, amarte y desearte, una noche, dos amantes. No creas en palabras, no esperes de nadie, camina y sonríe, impone y ordena.
No busco quedarme, tampoco un respiro, tomar y alejarme, es mi camino.
El amor no mata, matan las promesas, no ofrezco riqueza, mi respuesta es… unas copas, una noche.
En mi promesa, con mucho consuelo, mi cama, mil besos, esa es mi oferta. No esperes mi vuelta, no pidas cariño, espera mi cuerpo, es lo que te ofrezco. Sueña sin penas, rompe cadenas, entrega sin darte, resurge en el aire. Amante sin reglas, amarte a mi modo, amarte y desearte, una noche, dos amantes. No creas en palabras, no esperes de nadie, camina y sonríe, impone y ordena.
Te ofrezco ser nada o el mundo, lo que desees.
Ofuscado, enfadado y celoso, perdido como nunca en su
vida, Pedro sonrió.
__Mi turno de trabajo comienza en medio minuto, Graziani.
Sal de aquí inmediatamente o me vas a meter en un buen lío, cuando estamos
fuera no me dejas tocarte, acá no puedo estar contigo encerrado… ¡Gracias por las rosas! A mi madre la
sedujiste, le encantaron.
Su frialdad no le gustó, pero tenerlo frente a él era lo
único que le importaba.
__ ¿Nos vemos esta noche? __interrogó Guillermo buscando
la mirada huidiza.
A Pedro aquella proposición le gustó. Era lo que más le
apetecía en el mundo, sin embargo, negando con la cabeza, respondió:
__Esta noche voy con mis amigos al concierto de la Oreja
de Van Gogh. ___Y, con cierto recelo, afirmó___: Yo también tengo planes, como
tú los tuviste antenoche.
__Fue una cena de trabajo. ¿De qué hablas? __Y al ver que
Pedro no contestaba, preguntó con voz ronca__: ¿Qué planes tienes?
Mirándolo a los ojos con desafío, prosiguió:
__Ya te lo he dicho. Me piro de concierto con los
colegas.
__ ¿Prefieres un recital de locos y tus amiguitos
disfrazados a estar conmigo?
Prefabricando una cruel sonrisa con hoyuelos, Pedro
asintió y afirmó.
__Por supuesto que sí.
Aquella rotundidad a Guillermo le cayó como un jarro de agua
helada. Ningún hombre, ni mujer antes había declinado nunca una cita con él y,
conteniendo las ganas que tenía de
gritar por el desplante de aquel jovencito perturbador, siseó:
__De acuerdo.
Tembloroso pero con apariencia fuerte y descarada, Pedro
lo miró.
__ ¿Quieres decirme algo más? __ preguntó.
Guillermo negó en la cabeza. Le encantaría decirle mil
cosas. Exigirle que se olvidara de aquellos
planes y quedara con él, pero humillado por la respuesta, por su
indiferencia y seguridad no lo hizo. ¡Maldito crío! Tras una dura mirada,
finalmente dio la vuelta y se marchó. No debía insistir más.
Cuando él despareció, Pedro se sentó en una silla,
temeroso de que las piernas dejaran de sostenerlo.
Enfrentarse a aquel titán, que encima era su jefe, no
había sido fácil, y rechazar quedar con él, tampoco, pero ese concierto lo
estaba esperando hacía meses y nada lo podía eclipsar… ¿o sí?
___
Durante aquel largo y tortuoso día, Pedro trató de no
mirarlo todas las veces que se cruzaron en el hotel. Guillermo estaba molesto y
se lo hacía ver con aquel rictus serio en el rostro. Y al ver aparecer de nuevo
a la amiga por la recepción del hotel, Pedro se quiso morir… y más cuando
observó cómo salían del establecimiento cogidos del brazo y comprobó que
Guillermo ni siquiera lo miraba.
“Malditos celos”, pensó al entrar en el restaurante,
donde empezó a servir a los comensales.
Durante un descanso, Diego intentó que se calmara. Pero
Pedro era un cabezón incapaz de dar su brazo a torcer.
__Pero, vamos de una vez __increpó Diego. ¿Dónde está el
problema? ¿Es una ex? ¿Acaso tú no tienes ex?
Molesto por aquello, respondió:
__Claro que los tengo y precisamente como son ¡ex! no les
permito que se tomen ciertas licencias, no sea que piensen cosas que no son.
__Y, quitándose el pelo de la cara, continuó__: Que no, Diego, que no. Que la
estoy haciendo mal. Él es quien es. Y yo soy quien soy.
¿Por qué complicar más las cosas? Somos de mundos
separados, paralelos, opuestos, con o sin ex, no tiene que suceder nada.
__Pero ¿no ves cómo te busca? Quizá sea tu príncipe azul.
__Tiene de todo menos algo de azul, ya deja de molestar,
no debe de ser.
Solo fuimos dos almas, pero no debemos ser uno.
“Llegaste a mi vida colmándola de alegría, cada minuto,
cada instante, tu esmero por halagarme y terminé por admirarte. El tiempo
pasaba y mi ser añoraba ese maravilloso encuentro, todo era nuestro, el cielo,
el viento, el momento.
Fue el encuentro de dos Almas que nunca más se dejaron. Tú
en mí, yo en ti, la confianza nuestro
lema, el futuro nuestro emblema. Tanto así te amo, que agradezco al cielo la benevolencia que me ha brindado, al unir
nuestro Amor en un solo destino.
No, eso es lo que en mis sueños creí, la realidad es
otra, y no es la misma”.
Mientras se abrochaba el chaleco negro, para comenzar de
nuevo a trabajar, Pedro miró a su amigo.
__Mira, Diego, romanticón como diría uno que yo sé, los príncipes
azules también destiñen, y se convierten en sapos. Y no, no me hables de
príncipes cuando sabes que el mundo está lleno de ranas, sapos y culebras.
Divertido por aquella comparación, Diego murmuró:
__Bueno, hombre. Tampoco hay que ver las cosas tan
negativas. Te mandó rosas a tu casa para desearte te recuperaras. ¿No crees que
es una monada?
Sin duda lo era. Guillermo era más que una monada pero
protestó, no dispuesto a bajarse del burro.
__No pegamos ni con cola, Diego. Es demasiado mayor para
mí. Es demasiado recto, pulcro, inteligente, rico, poderoso, severo para estar
con un muchacho como yo, y puedo seguir con la lista.
__Pues yo lo veo guapísimo e interesante.
Desesperado, Pedro miró a su amigo e insistió:
__Pero ¿tú has visto sus pintas y las mías, su ropa y la
mía? Él… tan trajeado, tan engominado, tan tieso por el mundo y yo… yo… que no…
que no, Diego, que no va. Que lo nuestro es un gran error, que estoy viendo
desde ayer que al final me va a costar mi trabajo por idiota y por no pensar
las cosas antes de hacerlas. __Y, bajando la voz, susurró__: Joder, que me he
embarullado con el dueño del hotel. ¡Con el supemegajefazo de jefazos!
Diego asintió. Sin duda tenía más que razón que un santo,
pero, viéndole, como siempre, el lado romántico al asunto, continuó:
__Los polos opuestos se atraen y… no he conocido en mi
vida unos polos más opuestos que ustedes, ¡pero es todo tan novelesco!
Pedro, al oírlo, finalmente soltó una carcajada. Diego no
tenía remedio. Asiendo el brazo de su amigo, indicó:
__Anda, romántico empedernido. Comencemos a trabajar
antes de que digas más tonterías.
__
Esa tarde, cuando por fin terminó su turno y salió hacia
el aparcamiento, se encaminó sin mirar atrás hacia su coche. No había visto a
Guillermo el resto del día y su humor se agrió más al imaginarlo con la idiota
de su ex.
Casi había llegado a su vehículo cuando sonó su teléfono.
Al mirarlo, y reconocer el número vio que era Guillermo. ¿Debía contestar o no?
Se moría por hablar con él, pero… pero… Al final, tras mucho dudarlo, y con el teléfono
sin parar de sonar, se apoyó en el coche y, contestó.
__Dime.
__ ¿Sigues enojado?
__ ¿Enojado? ¿Pero acaso no estabas tú también enfadado?
Después de un tenso silencio, dejó la mochila sobre el
capó para poder moverse con facilidad y
respondió intentando medir sus palabras.
__Si mal no recuerdo, tú también estabas muy molesto. __Y sin poder remediarlo, añadió
gesticulando___: Aunque cuando te has ido con tu amiguita, parecías muy
contento.
Guillermo, que lo observaba desde el gran ventanal de su
despacho, al ver cómo se movía y gesticulaba sonrió y respondió.
__Te aseguro que hubiera estado más contento si hubiera
estado con vos.
Saber que había estado con ella le repateó, así que
murmuró:
__Mira, Guille…
__Guillermo.
__No estoy enfadado, pero lo puedo estar en un pis- pás.
¿Qué quieres?
Apoyado en el ventanal como un adolescente, previendo el
corte, propuso:
__ ¿Cenas conmigo esta noche y lo aclaramos todo?
A pesar de que era lo que más le apetecía, negó con la
cabeza. No. No iría. Tenía planes y planes muy importantes en su mundo y,
además, él no podía llamar y él echarse de cabeza, por lo que respondió:
__Lo siento pero, no. Sabes que he quedado con mis
amigos.
__Llámalos y diles que no puedes ir.
Con gesto pícaro torció el cuello y negó.
__Pues, va a ser, que no.
Molesto de nuevo por aquella negativa, Guillermo dio un
manotazo a la pared e insistió.
__Tengo ganas de estar con vos, de besarte y aclarar lo
ocurrido.
Un suspiró escapó de los labios de Pedro Aquella
caballerosidad y romanticismo al hablar tan poco habituales en su mundo podían
con él y, tras retirarse el pelo de la cara, respondió consciente de que no
debía dejarse convencer.
__Por nada del mundo me perdería un concierto de la Oreja
de Van Gogh. Mis amigos y yo ganamos esas entradas en un concurso hace unos
meses y solo unos pocos privilegiados vamos a disfrutarlo. Por lo tanto, no. No
podría pagarlas de otro modo. No voy a quedar contigo.
__ ¿Tan famosos son?
__ Pues en mi mundo, sí, y muy caros.
Enfadado por no poder exigirle a él nada a aquel hombre
diferente y ni tampoco convencerlo, se retiró de la ventana y, claudicando,
añadió antes de colgar.
__De acuerdo, Pedro. Pásalo bien.
Dicho esto, colgó dejando a Pedro boquiabierto con el
teléfono en la oreja.
__!Será idiota! __siseó.
Una vez hubo cerrado el móvil, y tras maldecir y
acordarse de todos los antepasados del jefe, sacó las llaves del coche, lo
abrió, se metió en él y, dando un acelerón, se marchó. Era lo mejor.
Guillermo, que como él estaba ofuscado probando de su
propia medicina por primera vez, al ver desparecer el vehículo llamó a su
secretaria.
__Localízame dónde toca esta noche un grupo llamado la
Oreja de Van Gogh y consígueme una entrada como sea __le pidió cuando se
presentó en el despacho.
__
“Voy al encuentro de tus besos con la algarabía del
primer día que viajé en tu boca por vez primera y en tu dulce regazo me dormía.
Voy navegando, en mis vehementes recuerdos en vino de tu aroma que embriaga mis sentires deletreando en mi
mente, embrujo de amores de noches colmadas, de suspiros pintados. Al encuentro
con el amor, de volcán candente con la intensidad y el vibrar de caricias aferrado
al deseo absurdamente latente en mi piel por tus labios, de acuarela tatuados. Voy
al encuentro, con tu incitante vientre. Carreteras y fuentes, miel de
placeres, insólito éxtasis, sentires de
edén presentes y delirios infinitos.
Se visten con alas mis palabras para acariciarte con mis
verbos, Pedro, precioso rebelde que me ofuscas en rechazo. Pintaré con mi voz tu silueta encantadora de
príncipe aunque no cante como ese grupo de nombre ridículo, la tuya es la que me embruja con
jarana marinando en un mar etéreo. Mi voz inundada de besos, de suspiros
emanados del alma con alas de sentimientos vestidos anhelantes del carmesí de
tus labios te llegará antes o después. Mi palpitar rima acorde, con mi pluma
cómplice de amores a veces con el pensar discordante quiere avizorar sentires.
Te ofrendé rosas rojas como la tinta de mis venas y en ellas fueron mensajes
guardados del amor por vos, animalito.
¿Por qué mierda cuando lo tengo cerca le digo todo al
revés de lo que siento?”
Aquella noche,
tras una tarde llena de indecisiones por la última conversación con Guillermo,
Pedro llegó al local con su amigo Moncho, saludó con gusto a los otros y
durante un buen rato conversó con ellos junto a la barra.
El día había llegado. Allí estaban dispuestos a pasarlo
bien y Pedro, tras dos cervezas, por fin se convenció a sí mismo de que tenía
que estar allí, con sus amigos y no en otro lugar. Lo de Guillermo y él no era
real, mientras que ese grupo sí lo era en su mundo.
Mientras hablaba con
uno, un tipo con dilataciones en las orejas y tatuajes más numerosos que poros en la piel, alguien
le besó el cuello y oyó:
__Uooolaaa, Pedro, loco.
__Al volverse para mirar vio a su amigo Pupeto y lo
saludó igual.
Pedro y él eran amigos desde el jardín de infantes, el
Pupeto era chileno como él y viajó un año antes a Argentina. Ahora vivían como
desde siempre en el mismo barrio y se llevaban maravillosamente bien. Por un
tiempo, Pedro se olvidó de todo y se centró en hablar con él, quien le comentó
que había roto con su novia. Al parecer la chica se había colado con otro.
Durante un buen rato, Pedro estuvo escuchándolo, y por
suerte comprobó que llevaba la ruptura de fábula, como este lo vio tan atento y
callado, intuyó que algo le ocurría, y entonces fue Pedro quien le contó lo que
le estaba sucediendo con cierto madurito.
El amigo escuchó atónito lo que le explicaba. ¿Se había
enamorado de su jefe?
__Pero ¿te has vuelto loco?
Pedro asintió y afirmó dando un trago a su bebida.
__ Loquísimo.
__!Que es tu jefe!
__Lo sé… Lo sé… pero…
__ ¿Te has acostado ya con él?
__No. Por raro que parezca, no me lo ha pedido. Es un
caballero.
Sorprendido por aquello soltó una risotada, y Pedro al
comprenderlo agregó:
__Y sí, es gay como yo, no le atraen las mujeres, aunque…
__ ¿Aunque?
__ Nada, anda tonteando con una para ponerme de la nuca, pero es una ex milenaria.
__ ¿Seguro?
__Es gay, lo sé, seguro. Es solo que Guille es diferente.
Es… un hombre. Tiene un hijo. Un
gentleman, como mi padre, y las cosas las hace de otra manera, al menos
conmigo. Y quizá, que no me meta mano con desesperación como si el mundo se
acabara o yo fuera el último hombre en el
universo, es lo que me atrae. Pero, es tan diferente a mí. Tiene clase,
elegancia, sabe estar y… aunque suene a
locura, me gusta.
El amigo tras dar un trago a la bebida, agregó:
__Hombre, si tú lo dices…
__Y tiene un morbo
y un físico al que estoy deseoso… y ¡ufff, me tiene majareta perdido!
El amigo sonrió. Nunca, en todos los años que conocía a
Pedro, lo había oído hablar así de alguien. Sin duda aquel caballeroso y
diferente le gustaba… y más de lo que él quería admitir.
__A ver, loco. Todo lo que dices está muy bien, pero es
tu jefe. ¿Lo has pensado?
Pedro se tapó los ojos. Cada vez que oía la palabra jefe,
se le encogía el corazón, así que respondió:
__Lo he pensado, lo he repensado y, estoy muy seguro que
cuando nos acostemos, se olvidará de mí,
porque…
__Eso no se sabe tonto, eres joven, puedes estudiar, el
tipo es rico, te puede ayudar.
Pedro suspiró y afirmó.
__Lo intuyo, Pupeto, en cuanto se acueste conmigo su
objetivo estará cumplido, soy uno más, ese caballero de brillante armadura
pasará de mí totalmente. Esto es solo algo sexual.
__ ¿Y tú pasarás de él?
__Por supuesto __se mofó__: Ya sabes que yo no creo en
los cuentos felices, aunque mi madre me viera como príncipe.
Su amigó sonrió, paseó con cariño su mano por el rostro
de Pedro y, justo cuando iba a contestar, los componentes del grupo que
adoraban salieron al escenario y, emocionados al verlos, dejaron de hablar y
regresaron junto a sus amigos para aplaudirlos.
Una hora después y tras varios temas, Pedro cantaba feliz
mientras bailaba y se divertía con sus amigos. Aquel grupo era buenísimo, el
mejor. No se arrepentía de haber olvidado todo para estar allí. No podía
habérselo perdido.
Guillermo que había llegado al local hacía un buen rato,
observaba a Pedro desde la distancia y la oscuridad. Estaba precioso con sus
jeans ajustados y su remera celeste. Verlo sonreír y bailar le llenaba el alma.
Ese muchacho descarado de modales algo rudos le gustaba a rabiar, lo atraía y
lo hechizaba más de lo que estaba dispuesto a confesar en secreto. Sin duda
sería un error ir tras él.
Con seguridad no querría nada con él. Él no era un
divertido muchacho con el que bailar ni cantar, de hecho ni a su edad lo quiso,
ni junto a Juan tan alegre, era más bien todo lo opuesto. Su posición social,
Fabián, su condición y su edad le pedían cosas diferentes a las que Pedro
demandaba y no podía dejar de pensarlo.
Pero, cada vez que él prodigaba muestra de cariño al tipo
que estaba a su lado, se encelaba como un crío y se sentía fatal. ¿Quién era
ese?
De pronto comenzó un nuevo tema, y al ver que todo el
mundo comenzaba a saltar, Pedro el primero… sonrió.
Divertido vio cómo Pedro cerraba los ojos al entonar la
canción y, sin dudarlo, supo que en ese instante lo estaba recordando a él,
mientras el grupo del escenario y todo el público cantaban.
Aquella letra. Aquella canción. Aquel loquito que
canturreaba y brincaba.
Todo eso, a Guillermo, un hombre que nada tenía que ver
con los jóvenes que saltaban y bailaban desinhibidos, que jamás acompañó y
siempre criticó lo mismo en Fabián, le hizo enamorarse más y más de aquel
muchacho grande e intuyó que su locura no solo se trataba de sexo. Sin duda él
le provocaba algo más, y ese algo más le aceleraba como nunca el corazón.
Las palabras del chico de Rosario que usó y tiró
acudieron para atormentar su mente atribulada.
“Algún día vas a conocer a alguien que te va a volar la
cabeza y… “
Jamás había creído en los flechazos, menos en que hubiera
nacido el hombre que ganara su amor, pero, por primera vez en su vida, su
corazón, su cuerpo, su cabeza, le hicieron entender que aquello había sido un
flechazo directo al corazón y que Cupido le había dado de lleno con su flecha
de amor.
Como pudo, sin acercarse, lo observó durante todo el
concierto. No quería interrumpirlo. No quería molestarlo ni robarle ese sueño.
Solo quería que lo pasara bien, y jamás antes había pensado en el otro, sino
solo en su propia satisfacción. Cuando el espectáculo terminó, sin dudarlo, fue
hasta él sorteando a la gente y, cuando lo tuvo delante, lo agarró por la
cintura y acercándolo a él, le susurró al oído:
__Un café muy dulce. ¿A qué te recuerda eso?
Sorprendido por aquello, lo miró y parpadeó. Pero antes
de que Pedro pudiera decir algo, él lo soltó para agarrarle la mano.
__Noche, cómplice de amores, pinceladas de luna en
nuestros cuerpos centellas plateadas esplendores celebran el misterio de
amarnos. La luz susurrante de una vela zozobra con cada suspiro del beso vivido
en tu boca albor de evasiones estela. El eco de las horas conjuga con el sonar
de corazones, la armonía enciende placeres, sinfín de insólitas sensaciones.
Mis sentires candentes avizoran pinceladas de abriles en
tu rostro, el querer se hace verbo
musitando mil te quiero. El amor en plenitud se aferra en espera del postrer suspiro
de placer, las sábanas se pintan, nuestros cuerpos yacen en edenes. Cuando la noche duerma, cuando mis manos vibren, nos amaremos francamente en un largo suspiro de viento.
musitando mil te quiero. El amor en plenitud se aferra en espera del postrer suspiro
de placer, las sábanas se pintan, nuestros cuerpos yacen en edenes. Cuando la noche duerma, cuando mis manos vibren, nos amaremos francamente en un largo suspiro de viento.
Cuando te desnudes, la barca del olimpo, navegará en tus
carnes frescas y yo me pondré
el abrigo de tus besos. Cuando yo camine sobre el puente de tu vientre, despertarás
las mariposas añejas en los orgasmos de las madrugadas.
el abrigo de tus besos. Cuando yo camine sobre el puente de tu vientre, despertarás
las mariposas añejas en los orgasmos de las madrugadas.
Y cuando el fuego de nuestros cuerpos alumbre la cima de
los planetas, seremos antorchas entre sábanas de gloria.
Vamos, ven conmigo.
Aturdido, atontado, embriagado, embobado, Pedro como pudo se espabiló y de un tirón
recuperó su mano.
--¿Qué haces tú aquí? __preguntó. Guillermo de traje
llamaba la atención.
_He venido por vos, vamos.
El Pupeto sorprendido al ver a aquel hombre e intuyendo que
era del que habían estado hablando, dijo sonriendo.
__Adiós, loco. ¡Pásalo bien!
Como un autómata y sin saber si aquello era lo que quería
o no, lo siguió hacia la salida y una vez fuera del local se paró y le
preguntó.
__ ¿Se puede saber qué haces aquí?
Guillermo arrebatado por el deseo que sentía por él, de
un tirón lo acercó hasta su cuerpo y a escasos centímetros de su boca lo
interrogó:
__ ¿Quién era el tipo con el que estabas tan cariñoso?
Boquiabierto por aquella cuestión, pensó en Pupeto y, sin
sonreír respondió.
__Un amigo.
__ ¿Tus amigos te besan en el cuello?
Aquella pregunta le hizo gracia y contestó:
__Si fuera un ex, te aseguro que no me lo habría besado.
Durante varios segundos, ambos se miraron a los ojos y
cautivado totalmente por Pedro, Guillermo murmuró sorprendiéndolo.
__Llevo toda la noche mirándote como idiota y hasta tus
botines me parecen encantadores. Y, ahora que te tengo a mi lado, solo puedo
decirte que te deseo, Pedro, te deseo salvajemente con toda mi alma y con todo
mi ser y necesito preguntarte su vos sientes ese deseo salvaje por mí.
__Cuando dos almas se encuentran como tú y yo nos hemos
encontrado nada más importa para este amor tan puro y transparente como la vida
misma. El encuentro de dos almas es algo tan mágico que es difícil describirlo
con unos verbos, hay que vivir para
entenderlo.
Cuando dos almas se encuentran en el camino de la vida
nada más importa, solo su amor. En las madrugadas las calles parecen solitarias, pero se arreglan sus cabellos con el peine
del viento. Extenso hasta el infinito, el amor es como el mar, con sus breves olas incesantes dejando
náufrago al silencio porque sus espumas
dicen, tocan y se hacen humedad en la
piel de la vida, vida de mar y mares tan únicos como las miradas que acarician
la distancia, distancia endulzando cercanías. Existe quietud aparente,
disimulada, es el alma del silencio hablando con viento nostálgico, insinuante
de emociones sentidas y esperadas, es de noche entre el borde soñado y la
mañana de rocíos, aroma de vida entre las flores que aprenden a nacer, espacio deseado, buscado entre tanto. El
tiempo parece detenerse en una esquina cuando nadie dice nada ni las miradas de
los caminantes se pueden ver porque aún
arañan el pesado día que les espera, sigue la vida y los pasos allende trafican con las olas del
mar y el bosquejo de las olas, entre tanto los ríos dan de beber a las ternuras
de las nubes para seguir húmedas y recibir a los rayos del sol con amor y
puedan cambiar su color hasta el azul
celeste. Azul bondad e infinito como el
canto de las aves cuando escriben sus nombres en el cielo con la arena de
mar.
Los recuerdos son pequitas especiales que alborotan las nostalgias de la piel. Y no he
olvidado tus besos. Lo siento, claro que sí, y más tras tus palabras, sin que
pueda negarlo, estoy hechizado.
__
Guillermo sonrió. Aquella sonrisa era tan sensual, tan
segura y cargada de morbo que le puso los pelos de punta a Pedro, y Guillermo
tras darle un rápido beso abrazando los labios que adoraba, propuso. ... y me
quedé mirando tus labios entreabiertos, tan bellos temblorosos que
erizaron mi cuerpo, esperando goloso de tu embriagante vino. Mientras mis
labios solo amigos del silencio, estaban impacientes del sabor de los tuyos. El
saberte tan mío,
del calor de tus besos pone mi alma de fiesta y pienso en el momento, del celestial sonido que originan tus labios uniéndose a los míos.
del calor de tus besos pone mi alma de fiesta y pienso en el momento, del celestial sonido que originan tus labios uniéndose a los míos.
Te espero erguido el pecho, mi espera es vacilante. Que
ese beso de amante se conjugue en tu cuerpo, que se funda en mi mente.
__Ven precioso mío, acompáñame, el no tenerte es agonía, abrevia este dolor,
acaba la vida, no importa si no tengo más el calor ardiente de tu cuerpo no
importa el dolor, ven acaba con mi vida.
En un ardiente abrazo si ya no serás parte de mi historia démosle un adiós ardiente, acaba la agonía, clava un puñal de tus ojos quiero ver la despedida sin más, ven te quiero desnudo, desnudo yo, te abrazo fuertemente, que este abrazo fogoso, se quede en su esencia grabado en los dos, y cierro los ojos, no quiero ver tu partida, cierra la puerta, no quiero que la fría noche cómplice de tu partida vea mi llorar, adiós amado, no te olvidaré jamás.
En un ardiente abrazo si ya no serás parte de mi historia démosle un adiós ardiente, acaba la agonía, clava un puñal de tus ojos quiero ver la despedida sin más, ven te quiero desnudo, desnudo yo, te abrazo fuertemente, que este abrazo fogoso, se quede en su esencia grabado en los dos, y cierro los ojos, no quiero ver tu partida, cierra la puerta, no quiero que la fría noche cómplice de tu partida vea mi llorar, adiós amado, no te olvidaré jamás.
__
El silencio atrapa a las almas en el secreto
de las nostalgias, esas que se esconden en el limbo de las hojas
para cubrir la retirada de las vanas intenciones que van sin rumbo. La
noche apasionada roce y brillo entre ambos, palpada la intimidad cercana, atracción
inmensa e indiscutible, viento acariciando manos y cuerpos a flor de piel, instintos
entregados al suspiro esperado, se hizo el amor, se hizo el ritmo. Todo es
movimiento por tenerse. El beso se desplaza lentamente en los ojos que se
miran, que miran la danza de amor, armoniosos, rendidos ante el destino de
tenerse y amarse y en la profundidad del silencio los astros sonreían con sus puntos vibrantes
de emoción
Almas incandescentes con luz propia atrapadas en el
universo entre estrellas y planetas. Almas efímeras con un corazón inmenso que
atraen la luz radiante e incandescente de los planetas...
Almas brillantes como estrellas fugaces que nos abrazan
con ese manto de luz y de amor dándonos fuerzas para continuar el camino de la
vida mostrándonos la bondad de la gente honesta.
__
Sin soltarse de su mano, caminó por la calle hasta que
Guillermo detuvo un taxi. Una vez dentro, le dio una dirección, y cuando
llegaron y el taxi paró, dijo:
__Tengo un ático aquí, en mi casa vivo con mi hijo.
¿Quieres que subamos?
Consciente de lo que significaba aquella invitación, y
deseoso de él, Pedro asintió ya sin dudarlo. Guillermo pagó y de la mano
entraron en el lujoso portal. Era impresionante.
En el ascensor, Guillermo no lo besó como Pedro esperaba.
Se limitó a mirarlo con intensidad y, cuando aquél se detuvo y se abrió, lo
invitó a salir.
En el rellano ambos se miraron y Guillermo, tras abrir la
puerta con la llave, dijo incitándolo a entrar:
__Adelante. Estás en tu casa
Con inseguridad, Pedro entró. Tanto lujo lo apabullaba.
Una vez dentro, Guillermo cerró la puerta del apartamento y encendió las luces.
Al iluminarse la instancia, Pedro suspiró, ya estaba allí, ya no había camino
de regreso, aunque Guillermo fuera… su jefe, aunque sus mundos… fuesen
opuestos.
CONTINUARÁ.
Hechos y personajes son ficticios.
Cualquier parecido
con la realidad es mera coincidencia.
Lenguaje adulto, escenas explícitas.
José Genial, una belleza...
ResponderEliminarRoxana Felicitaciones !!!!!!!!!!!
ResponderEliminarAlvis Hermoso 🌹 🌹
ResponderEliminarGC Bellisimo
ResponderEliminarCarmen Santos Bello
ResponderEliminarVictoria Precioso
ResponderEliminarCarlos Gracias hermosa un abrazo grande
ResponderEliminarEva Que bello
ResponderEliminarJorge Maravilloso
ResponderEliminarMia Lòpez Muchas gracias querida Eve Monica Marzetti
ResponderEliminarSilvia , QUÉ BUENA, mil gracias,saludos
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino Gracias Eve por todas tus historias.
ResponderEliminarHermosísimo Eve... De esta historia también quiero ya el próximo capítulo...Por cierto, creo que va a ser fabuloso...como lo es el amor siempre...
ResponderEliminarAli aguanta un poquito que dé atrapados que me quedó en el año pasado, no voy a dar la vuelta, necesito terminar de esbozar No soy yo que cre será la tira del 18 y odio el papel, bueno no, pero no tengo tiempo, habrá otro capítulo, la herencia no he definido si será tira o relato, por ahora son Tiras No Soy yo y Significar, Eres Tú no lo sé, en poquito doy otro capítulo, son hermosas, gracias infinitas y mi amor.
EliminarVeronica Lorena Piccinino Un capitulo bellisimo Eve... esta historia me encanta... una de las mas hermosas... aunque tenés muchas...Gracias
ResponderEliminarVeronica Lorena Piccinino No lo siento cómico... lo leo y me inspira ternura... son distintos pero se gustan, eso es lo que lo hace especial para mí.
EliminarHola!!! No puedo encontrar los 4 primeros capítulos! Me encanto!
ResponderEliminarHola Jose qué bueno saludarte, están en el blog, click en enero está el quinto, más abajo haxes click en la flecha siempre que señala año y mes, en 2017 diciembre el cuarto y sigues bajando una vez que abriste el año 2017 por cada mes, es una por mes porque tengo muchas, te recomiento si te gusta esta. ¿Eres Tú? y No soy yo, son las más nuevas. Como siempre margen derecho del blog, click en la flecha que señala el año, y se abren los meses, abres cada mes y están los capítulos, el quinto en enero del 2018, el cuarto ya en diciembre de 2017, besote,
ResponderEliminarJosefina Figliolo
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