miércoles, 19 de junio de 2019

ÉL CAPÍTULO VEINTIOCHO.


ÉL
CAPÍTULO VEINTIOCHO.

 “El amor es un fruto que madura en todas las estaciones,
y se encuentra al alcance de todas las manos”. Teresa de Calcuta.

__El fiscal Matías Olazábal, está en camino, ha sido designado al caso _informó un sargento a Moravia que asintió, lo tenía por un joven fiscal, pero capaz. Miller estaba ocupado con Gaby con lo de Alberto, aunque colaborasen los prefería siguiendo esa pista dejada por Francisco o como se llamase el hombre muerto.

 __No ha habido ninguna llamada, ni nota ni he encontrado ningún tipo de mensaje _explicó Camila__, solo a dos mujeres atadas y amordazadas, y lo que les contó mi padre con los guardias y seguridad.

Los policías esperaban los refuerzos de la federal y grupos de operaciones especiales para negociar eventualmente si encontraran algún responsable. En cuestión de  una hora la casa quedó  inundada de luz mientras dos decenas de agentes la registraban de arriba abajo en busca de alguna pista, pero, de momento, no habían descubierto ninguna.
Los criados estaban todos levantados, los guardias despiertos y los sargentos los estaban interrogando uno a uno. Ninguno de ellos sabía nada ni había visto nada. Solo Camila refirió a su padre la visita de Nancy, que había hablado incoherencias y este prefirió callar hasta que llegara Olazábal. De pronto fue ella que cayó en cuenta de la ausencia de Daniela y el chofer. Jamás se había fiado de ellos y sospechaba que ellos no la apreciaban. Ahora se preguntaba aunque no era probable si el odio los había impulsado a secuestrar a los chicos. Costaba creerlo, pero todo era posible y merecía la pena investigarlo. Comunicó su ausencia a los agentes y la radio de la policía trasmitió inmediatamente la descripción de los dos criados y de la de los chicos, las fotos circularon por sistemas internos.

--Le presento al agente especial doctor Matías Olazábal, de la secretaría de inteligencia y fiscal de la causa, ha sido asignado a este caso.

-El caso… ¿qué caso…? ¿Qué había ocurrido? ¿Dónde estaba Pedro…? ¿Y dónde estaban sus hijos…?

__Encantada.

__! No! __el grito desgarrador de Pedro rebotó en las paredes mientras se dejaba caer en el piso al enterarse de lo sucedido, y Guillermo corrió hacia… ÉL.

El alarido de Pedro hirió el silencio y dejó inerme a Guillermo que se apartó, lo vio dar manotazos y patadas al aire con los ojos cerrados hasta que agotado y anegado se deslizó por la pared y se ovilló temblando en el piso llorando en silencio, enajenado y perdido en recuerdos e imágenes felices con sus hijos.
Guillermo apretó los labios en un intento de retener el nudo que oprimía la garganta y el llanto, hasta que el aire retenido escapó y al fin rompió a llorar.
-¿Qué te hicieron amor mío?
De pronto por los resquicios de la mente de Pedro se coló el llanto de un hombre y los rostros de los chicos fueron desvaneciéndose,  pesadamente elevó los párpados, y la visión de Guillermo  acuclillado llorando a su lado lo devolvió al presente. Guillermo tras la cortina de lágrimas encontró la mirada y se lanzó sobre él, lo atrajo al abrazo, lo sintió mojar su camisa con el rostro alojado en su pecho.
Permanecieron en silencio abrazados hasta recuperar el latido y el aire.

__Quisiera  ver esa sonrisa que se dibuja en tu boca, quisiera ver esa mirada pícara con la que me insinúas tus deseos, y cómo quisiera sentir el sabor que tienen tus labios al besarme, el sonido que  sale de tu boca cuando pronuncias  mi nombre, el aire que exhalas al suspirar, por eso quisiera ser el hombre que está en tus sueños y el motivo de tus insomnios, quien estremeciera tu piel y el que escuche tus orgasmos brotando de tu garganta mientras hacemos el amor, quien calme tu ansiedad y con quien descubras el verdadero significado de la palabra amar, por eso quisiera ser tu principio y tu final, a quien amaras por toda la eternidad. Lo siento mi vida, lo siento…
__ ¿Qué quiere esa mujer, Guille? ¿Por qué mis hijos? __musitó Pedro en un hilo de voz.
__ Ella… lo quiere todo, es una serpiente cielito. No sería correcto hablar de don, más bien yo diría que la vida me llevó a esto. Habilidades adquiridas a pura experiencia. Mirar, mirar y mirar, hasta que uno se anima y ahí está frente a una serpiente pero con un plan, uno nuevo, no como sin saber qué hacer. Ahora estaba ahí a puro control, listo para poner a prueba lo que consideraba mi nueva vocación.
Recuerdo mi primera vez frente a una de buen porte. La estudié con cautela, desde lejos, sin siquiera insinuar mis intenciones de dominio, de encantador de serpientes. Esa era ella, Nancy.
Poco a poco La habilidad se transforma en profesión y es como que a simple vista uno ya puede entender cuál debe ser el plan para acercarse, actuar y salir ileso. La mordedura de una serpiente, si tienes suerte, te puede dejar vivo, pero la humillación y la pérdida de la estima propia, son difíciles de recobrar. Yo estaba en el punto en que me creía un súper hombre, invicto. Varias veces me habían rozado y hasta salpicado el veneno pero todavía ileso.
En un principio pensaba que el secreto estaba en moverse de cierta manera, ya que ellas seguían mis movimientos rítmica y suavemente. Pensé erróneamente que eso las encandilaba, que se rendían ante los gráciles movimientos de mis manos y gestos faciales. Claro, y era lógico, siempre miran fijamente y cuando no lo hacen así, uno percibe cómo acechan furtivamente. Sigilo extremo, cálculo elevado y un timming envidiable. Conozco a tantos a los que la confianza les jugó una mala pasada, la última, que me juré que nunca me descuidaría, y no solo porque mi vida se fuera en eso, no, porque yo quería ser siempre un encantador de serpientes, el mejor.
No es que mi movimiento no las encantara de alguna manera, pero un día descubrí que al hablarles, entraban en una especie de confusión, dejaban de moverse con su habitual seguridad y aplomo. Jamás lo hubiese imaginado, mi voz y manera de hablarles las tranquilizaba y era como si abrieran las puertas de sus inquietantes e irascibles emociones y me invitaran a un espacio donde el peligro se suavizaba y convertía en confianza, pero no tan rápido, no era cuestión de que solo escucharan mi voz. Varias veces me apresuré a acercar mi mano dentro de su rango de alcance y por poco fue el fin. Tiempo…, tiempo, ese era el secreto. Ganar su confianza, que reconocieran mi voz, que la necesitaran de algún modo. Me reía para mis adentros al ver a otros que no comprendían, esforzarse por lograr un acto más temerario y fascinante para los ocasionales curiosos que esperan su caída, me reía de todos. Yo había encontrado el secreto para encantar serpientes sin correr riesgos.
En esta parte del planeta uno se puede cruzar con alguna en cualquier lugar, y las hay de todas las clases y tamaños. Así que cuando me cansaba de una o cuando la notaba rendida y su fiereza quebrada por mi destreza, solo buscaba otra y listo. Cada vez me afanaba por una más brava, más venenosa, más agresiva. De algún modo pensaba que ya no habría la que me lastimara, la que pudiera conmigo.
A esta que tengo frente a mí ahora la crucé en el camino, nada especial pensé, pero reconocí en su mirada la fiereza de una serpiente con la cual no sería tan fácil de tratar. Sus ojos eran penetrantes y pude leer el rencor en ellos. Me miraba como si yo fuese la presa, y al querer acercarme, por poco termina conmigo ese mismo día.
Las serpientes son astutas pero esta pondría a prueba mi intuición, a tal grado que si la hubiese tenido, me hubiese marchado antes del desastre. Comencé con mi rutina de moverme y hablarle como a todas. La rodeaba, me insinuaba y alejaba, me acercaba y fingía control, ella solo me estudiaba, parecía como si lanzara fuego por sus brillantes y redondos ojos. Con el tiempo la dominé, vencí su resistencia, o eso creí. La mordedura fue certera y supe que mis días de encantador de serpiente habían terminado, mi vida… todavía no estaba seguro. No lo vi venir y ahora estaba arruinado y todos hicieron escarnio de mí, creo que lo merecía, la gran serpiente había ganado y se elevaba orgullosa rebosante de poder, frente a mí, esperaba altiva que recogiera mi vergüenza y la coronara como lo que era: La que terminó con mis días de encantador. No se debe hacer esperar a una dama y siempre fui presto a reconocer mis derrotas. Me arrodillé y totalmente sometido, le mostré el anillo y le rogué que fuese mi esposa. Ella sonrió y aceptó concediéndome contemplar la más maravillosa sonrisa que he visto en una mujer. A la mañana cuando desperté, ella no estaba en la cama, y fue cuando la hallé y no llegué a tiempo de evitar la muerte de ese hombre en Brasil, esa es Nancy, Pedro. __ ¿Por qué a los chicos y qué quiere?__ No lo sabremos con certeza hasta encontrarla y que ella lo diga, está loca mi amor, piensa como loca.
__ ¿Crees que reclamará el cuerpo del tío?
__No lo creo, ni siquiera creo que envíe a un tercero, no se pondrá en evidencia por nada justamente ahora, igualmente estaremos atentos. Ven, vamos a descansar un ratito, en  un rato cuando lleguen los custodios que enviará Miller saldremos para Martínez por si alguien llamara por rescate u otra condición.
__Sí, quiero estar allá, supongo que habrá algún llamado, necesito hablar con Camila, saber qué mierda sucedió. Sospecho que esta vez sí mi suegro llamó a la policía, y eso puede ser peor. Vamos, Guille, por favor.
__Tu piel es arena blanca que me atrae  como viento tropical. Dejo en ella mis besos como pisadas que son huellas en tus playas y senderos que mi marea de pasión oculta. Besos mojados que erizan tu piel y con el suspiro de este amor mío ardiente que te consume, evaporo tan solo para que tus poros absorban mi esencia de loco amante. Curvas y recodos naturalmente perfectos en tu cuerpo recorren mis manos y contornean mis yemas, subiendo y bajando, perdiéndose en los puntos cardinales de tu cuerpo. No hay una zona desierta y seca entre tu cuerpo y el mío, es todo humedad, es todo pradera a punto de florecer en esta primavera de nuestro  amor.  Me pierdo en tu mirada de ternura que me enamora y en tu  boca con palabras de besos pronuncio tu nombre acompañado de un te amo. No es una isla desierta nuestro mundo en este instante, en nuestra cama una selva húmeda llena de ternura, pasión y amor que tiempo y distancia no pudieron secar __le susurró Guillermo mientras lo acariciaba en la bañera con la esponja de baño__. Amorcito, aun en estas circunstancias y en la casa, voy a defender esto… lo nuestro. Lo sabes, ¿verdad?

__Sí mi amor, en algún momento hablaré con Camila. Gracias por mimarme, me despiertas mariposas con solo mirarme __. Siempre las tuve, y siempre fueron mías. Creo que se generaron de niño gracias a las novelas y a las historias escuchadas, pero a muy tierna edad las sentí por primera vez revoloteando en mi estómago. Son mías sí, pero lo gracioso es que no soy yo el que las hace volar o sí, pero no por mi voluntad. Las necesito así volando de aquí para allá, me acostumbré, me gusta, las necesito.
Mis mariposas son muy sensibles y dispuestas a volar y jugar y hacerse sentir. No las cambio por nada, es que son parte de mí, soy yo en mi máxima expresión. Hubo épocas en que se mantenían quietas por un tiempo, pero no demasiado. Una voz, una mirada, un perfume, un sueño y ahí estaban otra vez causando esa desesperante sensación de volar con ellas y el brillo en los ojos y el pensamiento golpeado. El amor que coloniza y gana lugar y tiñe de maravillosos colores y el rico olor a jazmín. ¡Qué preciosa sensación!, cómo poner coto a la adicción si es volver a vivir. La risa en la oscuridad y la música que inunda todo y ellas que no paran de volar y chocarse entre sí, y de golpear las paredes de mi estómago que se hace adolescente otra vez.
Recuerdo haber temido el día en que iban a morir, es lógico dicen muchos, pero hoy más de  treinta  años después y muy a pesar de lo que derriba la ilusión ahí están. Quién lo iba a decir… aún están ahí. Que son cosas de chicos, que ya se te va a pasar, que ‘eso no existe’, que ‘hay cosas más importantes’, que ‘ya no creo más’. Mis mariposas siguen ahí, lindas, coloridas, vivas, con todo el poder. A veces me pregunto si realmente son mías, o ellas me poseen a mí, a veces pienso que no van a volver a volar, que llegó el final, que eso ya no es para mí, pero ¿quién dijo que es para pensar? Hablo de sentir y de soñar. Es elevarte centímetros y planear a ras del suelo pero volar. Sentir la vida a flor de piel.
Con esos ojos lindos me miras, y ya comenzaron a volar. Me miras sin entender que por esas cosas de la vida hoy, el dueño de mis mariposas, eres tú.


Comisaría treinta y tres.

Nada debía envidiarle a un ser de otra región, él estaba vivo pero solo por sus signos vitales que lo acompañaban todavía. Era un ser errante, desprovisto de consciencia y necesidades. Casi tres años llevaba su peregrinación por los sinuosos tormentos del amor no correspondido. “Necesito tiempo, aire, vos me ahogas”, se repetía una y otra vez esas espinosas palabras dichas por su amada y que resonaban en su frágil mente como recién dichas.
En su escritorio repetía litúrgicamente el acto de lapicera y papel, quizá  la última carta. Un año y la hoja en blanco, las células de su cuerpo se reproducían como en cualquier persona, salvo las que se desprendían de su corazón debilitando a cada instante los pocos sentimientos que aún retenía. Todavía la esperaba, la amaba, soñaba verla entrar con su fachada displicente y arrogancia para luego diluirse sonriendo en sus brazos, pero eso no ocurrió.
La vida es como sal que se desvanece y esfuma bajo el ardiente fuego del amor no correspondido y la humedad de las propias lágrimas que surcan nuestra existencia y nos convierten de a poco en rocas, rocas de sal, sal con la que se escribe el amor sabiendo que este un día también acabará.
El desdichado juntaba sus lágrimas o sal, según se mire, en un hermoso frasco de cristal. Cada noche al pensar en ella indudablemente sabía que todo estaba por acabar y lloraba en la soledad de su escritorio, la lapicera y el papel. Sus recuerdos en vano lo querían confortar. Esa noche las pesadas lágrimas esculpidas en roca de sal cayeron al recipiente de cristal y pudo verlas sólidas como su amor en el fondo del mismo, comprendió que no habría más.
Casi tres años y ella lo buscó, supo que había cometido un error, lo amaba y sintió pesar por no haberse dado cuenta, por la confusión. Ahí la llave, la misma que él le había dejado por si resolvía volver. Lo llamó, era de noche y se aproximó a su habitación. Sobre la silla lo halló, un gran cúmulo de sal se vertía sobre el escritorio. Aturdida y en plena conmoción dispersó la suave sal y ahí apareció la amarillenta hoja de papel. En la misma leyó: “Siempre te amaré”. Una lágrima golpeó el piso y estalló, ella también se estaba convirtiendo en sal.

__ Qué triste, Albert, dime que no regresé demasiado tarde, por favor _ imploró Gaby sin apartar la mirada, permaneció con él en la comisaría.

__Creo que no, lo veremos cuando esta pesadilla termine, Gaby, yo quiero regresar al estudio con Marcos,  no quiero volver a matar, aunque sea por justa causa, no quiero sentir esta horrible sensación.
__No fue tu culpa, solo quisiste salvar a Guille, si él no era capaz de disparar ese tipo lo iba a matar, fue en defensa de él.
__Lo sé, y porque sé que Guille no  lo haría, porque no regresara acá, ni quedara de nuevo manchado lo hice, pero créeme que se siente horrible.
__Te sacaré en la mañana, tienes que olvidarlo, por favor.
El celular olvidado de Gaby vibró y cuando observó el visor supo que tendría que atender.

__ ¿Miller?!Ah, no, por Dios! No puede ser.
__ ¿Qué sucede?

Martínez.
Camila le estrechó a Matías  rígidamente la mano mientras él la miraba fríamente. Sin dejar traslucir el menor sentimiento, cuando ella le expuso los pocos detalles que conocía en presencia de Orestes que al fin relató lo sucedido en enero y desde entonces.

__Deduzco que por lo que cuenta el papá no está acá _ dijo Matías mirando al juez.

__Llegará de un momento a otro, Matías, es posible que esa mujer si llama pida un intercambio de los chicos   por él, al menos es  lo que creemos __expuso Orestes y Camila evadió la mirada.

__No vamos  a negociar con una psicótica y peor, Moravia, a lo sumo dinero como celada, no la vida de Beggio _ afirmó el fiscal __. Los secuestros son mi especialidad cuando no me llaman demasiado tarde, al menos en este puedo ponerme manos a la obra desde ya, aunque de momento no tengo casi elementos donde basarme, sabemos que cuando sucedió en enero al nene lo devolvieron en una ruta, por lo tanto no hay lugar físico donde localizar a la mujer por ahora.
__Así es.
__Solo el chofer y esa criada han desaparecido, estamos transmitiendo sus fotos en archivos encriptados internos a todas partes, creo conveniente por lo que me dicen del señor Beggio que esto no trascienda a la prensa que sería mucha y podría acelerar lo que sea que planee  hacer el secuestrador, y tampoco quiero dar por hecho que es esa mujer, podría  ser cualquiera, y hacerlo por dinero.
__Es poco probable, pero sí, en ese caso llamarán por rescate, aunque cualquiera podría pedirlo, sea para despistar o por el dinero mismo.
__No hay notas de rescate, ni huellas ni pistas, ni descripciones físicas, solo el uso de cloroformo, el quite de cámaras y alarmas, la desaparición de los chicos, y el modus operandi de gente calificada _ afirmó el fiscal,  mas lo que no dijo es que lo que más le intrigaba era aquella mujer. Sus ojos estaban totalmente aterrados, como si estuviera a punto de perder el control de un momento a otro, y sus manos temblaban visiblemente, pero por lo demás se la veía  serena y tranquila, y hablaba en tono pausado y con modos exquisitos, pese a todo Matías temió que estallara de golpe. Sabía que su equilibrio era tremendamente inestable y que estaba auténticamente aterrorizada. Aun así, vestida con su camisón y su bata, parecía una emperatriz de un baile de gala, serena, distante, increíblemente hermosa.
  _Ya hemos enviado archivos con las fotos de todos por el mismo método. Perdón, ¿no hay algún sitio más tranquilo donde podamos hablar? _preguntó ante el ir y venir de policías por el living, echando un severo vistazo a los agentes que estaban revolviendo la casa de arriba abajo ante la impasible mirada de los criados.

__Sí _ contestó Camila, indicándole el estudio de Pedro.

Era una bonita estancia llena de libros raros, partituras, sofás y sillones de cuero, presidida por un enorme escritorio en el que Pedro solía trabajar, y estudiar, que había quedado sin tocar desde el primero de enero. Matías preguntó por el estado de él, mientras Camila lo invitaba a sentarse y tanto Orestes como él se sentaban en los sillones.
__ Se está recuperando, está por llegar a casa, sé lo que me dice mi padre, hace meses que no lo veo señor fiscal _dijo Camila serena __. Por lo que me contaron anoche pudo cantar,  de no haber sucedido esto, quizás habría retomado su carrera, es enorme mi esposo, un gran cantante y músico.

__ ¿Le llamó usted?
Camila sacudió la cabeza con expresión profundamente turbada. ¿Cómo se lo iba a decir?
__No yo _ contestó en voz baja, como si de pronto se considerara culpable de los hechos.

El fiscal asintió con la cabeza y la miró con curiosidad. Procedía de un modo totalmente distinto y jamás había conocido a nadie como ella, tan distinguida, tan cortés, y tan amable y cordial.
Él procedía de una familia humilde, tras ser licenciado del servicio militar había estudiado abogacía y se había alistado en la policía  ascendiendo en la escala en los veinte años de los cuarenta que tenía. Tenía mujer y dos hijos a los que quería con locura, pero sentado en aquella estancia, tratando de concentrarse en el caso, no tuvo más remedio que reconocer que jamás en su vida había visto a una mujer como Camila Moravia. Era elegante, aristocrática incluso vestida con una bata. Su rostro era tan bello e inocente y sus ojos reflejaban un dolor tan intenso que sentía deseos de rodearla con sus brazos para consolarla.

__No puedo perder otro hijo _ dijo de pronto como hablando para sí misma.

__ ¿Perdón?
__Hace años,  murió una hijita, casi al nacer, ella no era de Pedro, no puedo perder  nada más, por favor.
__ ¿Quiere hablar de ello? _ Camila negó con la cabeza__. Créame que lo siento señora Moravia _ dijo, haciendo un esfuerzo por volver a concentrarse en el caso__. Repítame exactamente cómo ocurrió desde que cortó esa llamada de su padre. __Al principio la escuchó con los ojos cerrados, pero luego los abrió para examinar su rostro en un intento de descubrir alguna discrepancia, algún fallo en la memoria, o alguna mentira, como las que solía detectar con su inefable olfato. Pero aquello era distinto, allí no había ninguna mentira, sino un terror intangible. Esperó a que terminara su relato y entonces le preguntó __. ¿Hay alguna otra cosa? ¿Algo que usted haya visto esta noche o en los últimos días…? ¿Algo que la haya asustado o que ahora le parezca comprensible a la luz de los hechos?

Camila meneó  la cabeza, sin querer compartir sus temores personales con un desconocido.
__ ¿Hay alguna cosa que usted me quiera revelar, algo que quiera decirme a mí antes de que se enteren los demás… incluso su marido? __En otras ocasiones, Olazábal habría hecho preguntas a las mujeres sobre sus amigos, novios o amantes, pero en aquel caso lo consideraba totalmente fuera de lugar. No parecía una mujer capaz de… más bien parecía una de esas  mujeres por las que un hombre está dispuesto a entregar la vida__. ¿Hay alguien en su vida o alguien de su pasado fuera de esta mujer desquiciada, o quizás en la de su esposo capaz de hacerles esto a ustedes…? ¿Se le ocurre alguna persona?

Esta vez se produjo un largo silencio antes de que Camila sacudiera la cabeza con visible dolor.
__Confío en que no. Algunas fans de mi esposo quizá… no lo creo, él las trata siempre muy correctamente.
__Señora Moravia… piénselo bien… la vida de sus hijos puede depender de la información que usted me facilite.
__De mi parte, fiscal, ya he investigado la gente que he condenado, no veo razón que los ligue a esto _ dijo Moravia como dando tiempo a su hija de pensar en alguien.

Camila en tanto pensó en Nancy y en su pasado con Charles, de las dos antes de que Guillermo las rescatara en Brasil y sintió que le daba un vuelco en el pecho. Él estaba muerto. ¿Sería posible que quisiera protegerla a ella incluso en aquel trance…? ¿Habría sido capaz de hacerlo…? ¿Pero podía ella correr el riesgo de no decirle nada al fiscal, ni siquiera todo a su padre? Antes de que tuviera tiempo para contestar, el sargento llamó brevemente con los nudillos a la puerta y entró en  la estancia para anunciar que la criada y el chofer estaban en casa, pero sin los niños.

__ ¿Dónde están? _preguntó el agente, molesto ante aquella interrupción.

Había intuido que la mujer, tras mantener una lucha interior, estaba a punto de hacerle una importante revelación.
__Se encuentran en el living. Por cierto… __El sargento miró con un aire de superioridad al fiscal y con expresión de disculpa a Camila__. Están borrachos como cubas y ella luce un vestido de  noche impresionante. Apuesto a que debe de ser suyo  y usted ni siquiera se ha enterado _ añadió, mirando a Camila.

Sin embargo, nada de aquello tenía la menor importancia, en aquel momento. Ella solo quería saber dónde estaban sus hijos y quién se los había llevado.
__Que los conduzcan a la cocina, les den café negro cargado hasta que vomiten y, entonces, que me avisen.

El sargento asintió con la cabeza y se retiró mientras Matías centraba de nuevo su atención en la madre de los niños. Al poco rato, volvió a entrar el sargento como si hubiera olvidado decir algo.
__Señora Moravia, ha llamado su marido, está en camino.
Camila no supo si darle las gracias o no. Se sentía culpable por no haberle llamado, pero prefería no haberlo hecho. Quería evitar a Guillermo y evitarle a Pedro el sobresalto de saberlo todo a través de un desconocido, pero lo cierto era que no había ninguna manera suave de comunicar una noticia semejante. Solo podía pensar en lo mucho que Pedro amaba a sus hijos.
__ ¿Ha dicho algo más? _preguntó aterrada mientras el inspector estudiaba su reacción.

__Se ha disgustado muchísimo. __El sargento miró a Matías sin decirle a Camila que su marido se había echado a llorar a través del teléfono, pero no había pedido hablar con ella. Al sargento le había parecido un poco extraño, pero la gente de clase alta tenía un comportamiento muy raro. Él ya había visto de todo, secuestros y asesinatos, y estaba de vuelta de muchas cosas__. Ha dicho que estará aquí en una hora.

__Muchas gracias –dijo Camila mientras el sargento se retiraba.

Después miró de nuevo al agente de las fuerzas especiales y este comprendió que había algo más de lo que ella le había dicho. Matías se preguntó hasta dónde podría ser directo con ella y si ella le mentiría, se desmayaría o intentaría abandonar la estancia enfurecida. Sin embargo, Camila se limitó a escucharle con atención en silencio. Era un hombre alto, fuerte, y muy bien parecido, pero a ella no le interesaba su aspecto, sino lo que le estaba diciendo.
__Señora Moravia, a veces hay ciertas cosas que no queremos hablar a desconocidos, cosas que no queremos confesarnos a nosotros mismos, ni confesárselas  nuestros seres queridos… pero, en un caso como este, podrían ser importantes. No hace falta que le diga lo que está en juego aquí. Usted ya lo sabe… todos lo sabemos. ¿Quiere pensarlo un poco y ver si hay algo más que me pueda decir?
__

Antes de que ella pudiera decir  nada, el agente se retiró, prometiendo regresar en cuanto hubiera hablado con los criados. Camila se abrazó a Orestes, permaneció sentada allí en el estudio de Pedro, y preguntándose qué le podría decir, sabiendo que de todos modos no tendría más remedio que confiar en él.
Cuando Matías entró en la cocina, Patricio y Daniela estaban todavía bebidos, pero lo bastante serenos como para saber adónde habían ido, qué habían hecho y con quién se habían reunido como para verificar la coartada. El sargento lo anotó todo en un cuaderno mientras Matías hablaba con ellos. Patricio se puso furioso por el hecho de que hubiera transmitido un boletín de búsqueda de persona que resultaría perjudicial para su reputación, cuestión que a los inspectores les importaba lo más mínimo en aquellos momentos.
Ambos sospechaban que era un tipo muy poco de fiar, lo mismo que la mujer.

__ ¿Por qué ha salido usted con él esta noche? _ le preguntó a Daniela mientras esta cruzaba las piernas y adoptaba una pose seductora, vestida todavía con el traje de noche  de Camila. Ella le había ordenado días atrás enviarlo a la tintorería y Daniela juzgó mejor terminarlo de ensuciar previamente, pensaba hacerlo, pero primero había querido lucirlo, tal y como había hecho otras veces con prendas de la señora. No se había atrevido a pedir prestado el abrigo de visón__. ¿No  hubiera tenido usted que estar trabajando?

_Bueno, ¿y qué? _ terció Patricio__. ¿De qué hubiera servido que estuviera con el niño? Le hubieran dado esa droga y le hubieran atado como a todas. Y total, ¿para qué? ¿Por la mierda de sueldo que nos pagan?
Estaba todavía demasiado embriagado como para comprender que sus palabras podían ser perjudiciales para los dos. Ella, que ya estaba un poco más serena, miró nerviosamente a su alrededor.

__Yo no sabía… supongo que hubiera tenido que… pensé que, estando  la casa tan reforzada…
__ ¿De dónde ha sacado usted ese vestido?
__Es mío _ contestó Daniela con descaro__. Me lo hizo mi hermana.

Olazábal asintió con expresión comprensiva y después se sentó delante de ella como si la conociera muy bien y no tuviera la menor intención de tragarse la trola.

--Si le pido a la señora Moravia que venga, ¿estará ella de acuerdo con lo que usted dice y dirá que el vestido es suyo?
La chica inclinó la cabeza y rompió a llorar mientras Patricio adoptaba una actitud cada vez más beligerante.

__Corta ya, tía, ¿y qué si te pusiste su vestido? Siempre los devuelves. Cualquiera diría que trabajamos para la madre Teresa, no te jode. Y además_ añadió, apuntando amenazadoramente con el dedo a Matías__, no se vaya usted a creer nada de lo que le cuente esa falsa mosquita muerta. Primero lo coqueteó al guardaespaldas y dos veces la he visto esta semana con esa amiga que todos buscan. Ayer incluso la vio con los niños, por consiguiente no vaya ahora usted a venir a decir que hemos sido nosotros. Hable con ella y pregúntele por  el tipo con el que se acostó en ausencia del señor y por la mina con la que se estaba besando en la iglesia hace un par de días, y que vio ayer en el parque delante de los chicos. __ El sargento tomó nota con rostro impasible, el mismo que usó de máscara Olazábal ocultando las emociones que lo dominaron ante lo dicho mientras miró al chofer con silencioso interés. Sabía que, manteniendo la boca cerrada, conseguiría que el hombre siguiera hablando, tal como efectivamente ocurrió menos de medio minuto más tarde__. Si quiere que le diga la verdad, esa mina parece lunática, desvariaba y le gritaba y parecía que la estuviera amenazando, pero después intentó besarla,  los pobres chicos se pegaron un susto tremendo y para mí que esa hija de mil putas está más loca que un cencerro.

En ese momento, Orestes que había oído desde el umbral entró en la cocina.
__ ¿De dónde saca que mi hija se acostó con Alberto y que ha estado viendo a Nancy?
__De verlos señor, pero bueno, el señor Alberto es guapo y cuerdo, puede haberse encamotado, no creo que él secuestre a nadie, ahora esa mujer…

__ ¿Qué le induce a usted a decir que es su amiga? __La voz de Matías sonaba muy tranquila, pero sus ojos eran más fríos que el hielo__. ¿La había visto usted con ella otras veces?

Patricio sacudió la cabeza tras reflexionar un instante.
__No… solo la otra tarde en la iglesia y ayer en el jardín, rato antes de salir. Pero puede que ella la haya visto otras veces, porque me pareció que se conocían muy bien. No siempre la acompaño con el coche.
__Y se conocen muy bien _ intervino  Orestes, desde el secundario, fiscal, es la mujer de quien hemos hablado, mi hija alcanzó a comentarme que se presentó de imprevisto ayer hablando incoherencias, no sé por qué no lo dijo antes, supongo que pensó la atraparíamos en la trampa que  ideamos donde cayó  el tío.

Matías asintió y se volvió al chofer.
__ ¿La señora conduce?
__Sí. Bueno no, luego de lo de enero si salía conducía Alberto, el guardaespaldas __contestó el chofer tras otra pausa__, aunque la verdad es que no sale muy a menudo. Creo que se siente desgraciada. Tiene jaquecas frecuentes, duerme demasiado, llora.

El tipo acababa de pintar un retrato muy interesante, pues a Olazábal le había dado la impresión de que Camila era una persona mucho más fuerte.
__ ¿La ha visto usted alguna vez con otro hombre?
El chofer lamentó tener que confesar que excepto las veces que vio salir a Alberto de su habitación, no. Después Matías le hizo otra pregunta a la que él no hubiera querido responder.
__ ¿Ha visto usted alguna vez a la señora Moravia con otras mujeres?
__ ¿Qué está insinuando fiscal? _ Se enfureció Orestes.

__Perdón señor Moravia, pero es mi deber indagarlo todo.

Se produjo un prolongada pausa y significativa, durante la cual Patricio miraba a la todavía llorosa Daniela, quien estaba segura de que iba a perder el empleo a causa del vestido. Eso la preocupaba más que la desaparición de los chicos a los que hubiera tenido que vigilar.
Matías  repitió la pregunta para refrescarle la memoria a Patricio.

__No que yo recuerde, excepto con las secretarias del señor Pedro, como ve a sus representantes, ella no tiene amigos propios.

Matías sabía que podría ahondar más tarde en aquel tema. Sin embargo, la cuestión de la amiga lo intrigaba. Camila parecía una mujer demasiado fría, distante y honrada como para eso, también para lo de un amorío con un guardaespaldas para lo cual debería esperar interrogar a Marini. Pero, como uno nunca sabía lo que podía ocurrir, ahora no tendría más remedio que interrogarla. Le molestaba tener que arrancar respuestas a la gente y causarle dolor, aunque, en realidad, el asunto que lo había llevado hasta allí era doloroso de por sí, y todo merecería la pena con tal de que se consiguiera localizar a los chiquillos.
Se levantó, mirando con desprecio al chofer que tan antipático le caía. Eran una pareja de mucho cuidado. Sin embargo, el instinto le decía que no era probable que estuvieran implicados en el secuestro. Tal vez hubieran aceptado un soborno y hubieran dejado alguna alarma desconectada y puerta abierta a cambio de una propina, pero ni siquiera estaba seguro de que lo hubieran hecho.
Sí aprovechaban de sus patrones todo lo que podían, tomando prestado alguno de los coches y  alguna vez la ropa de noche o no cumpliendo sus deberes para con los niños, pero dudaba mucho de que hubiera algo más. Habían tenido suerte, pues le hubiera encantado poder darles su merecido.

__Moravia… Esa mujer, la ex compañera, la amiga de su hija, ¿lo es también de Pedro?
__No, no lo conoce, o creo apenas lo vio en un recital hace años.
__ ¿Marini es amante de su hija?
__No me consta, estará acá en la mañana lo mismo que Guillermo Graziani el guardaespaldas de Pedro, yo mismo los contraté luego de lo de enero.
__ ¿Graziani…  el penalista?
__El mismo.

Regresó al estudio tras haberle dicho al sargento que los soltara. Los volvería a interrogar por la mañana. Ambos habían declarado reiteradamente que no habían visto nada insólito en aquella noche ni en los días anteriores. Lo único insólito, había repetido el chofer, había sido el encuentro de Camila con su amiga.

__ ¿Tú que piensas? _le preguntó el sargento a Matías en voz baja antes de que este abandonara la cocina.

__Seguramente no es más que un embuste, pero se lo preguntaré  de todos modos.
__No tiene pinta _ dijo el sargento sacudiendo la cabeza.

Puede que la amiga se hubiera llevado a los niños. Era una posibilidad, siempre y cuando ella estuviera liada con esa mujer, aparte del marido. Nunca se sabía. Las sorpresas siempre las daban las personas de quienes menos se esperaba.

__No, no tiene pinta de lesbiana _ convino Olazábal casi con tristeza. Pero caso de ser cierto lo del beso, convendría que hablara con ella antes de que regresara el marido. Al entrar en la estancia, la vio temblando como una hoja a pesar de la calefacción, y entonces se compadeció de ella sin poderlo evitar.

_ ¿Le parece tomar un trago o una taza de café?
__No, gracias _ contestó tristemente Camila__. ¿Sabían algo? __preguntó esperanzada.

Matías denegó con la cabeza.
__ ¿Cree que pueden habérselos llevado, dejarlos en alguna parte y haber regresado después?
Se le había ocurrido la idea mientras él los interrogaba, y estaba deseando comentársela.
__Es posible, pero no probable. Por la mañana los volveré a interrogar, pero creo que lo más seguro es que hayan salido simplemente a bailar y beber.
Como ella Matías había también sufrido una decepción. Todo hubiera sido muy fácil si lo hubieran hecho ellos.
__Ninguno de los dos me aprecia demasiado _ explicó Camila.

Pocos servidores de la casa de Pedro la apreciaban, pero le daba vergüenza decirlo. Por mucho que ella se esforzara en ser amable, los criados se mostraban fríos, groseros y desconsiderados, y le hacían mucho más daño de lo que imaginaban. Estar casada con Pedro no siempre era tan fácil como parecía. Muchas noches se sentía tremendamente triste y sola. A pesar de los años transcurridos, ella seguía siendo fiel a su marido y era una buena madre, pero nadie le reconocía el menor mérito. A veces le parecía que ni siquiera Pedro lo hacía.
Olazábal estudió su rostro y le entró una duda…

__ ¿Por qué supone que no la aprecian?
Lo preguntó sin dudar de sus palabras, pues él mismo había visto el odio que reflejaban los ojos del chofer y la expresión del rostro de Daniela al hablar de sus vestidos.
__Creo que sienten celos. Casi todos ellos estaban en la casa antes de que nos casáramos, en la anterior casa de Pedro. Se entendían bien con mi marido y, de pronto, aparecí yo, a poco los gemelos y les sentó mal. En una casa como esta, cada cual tiene su rincón, algo que le gusta y que no tendría que hacer y que no quiere que nadie descubra. Yo soy un estorbo y les molesto.
Sus palabras hicieron recordar a Matías las jaquecas y depresión que ella solía sufrir. El detalle le había quedado grabado en la mente y, a la luz de los comentarios del chofer, no podía evitar preguntarse si ella y Pedro serían felices en su matrimonio.
__Puede que tenga usted razón _ dijo el investigador en tono evasivo__. ¿Qué me puede decir sobre lo que yo le he preguntado antes de salir de la habitación?

__No se me ocurre nada más _ contestó Camila.

Seguía luchando contra su conciencia, pero le iba su cordura  si regresaba a ese pasado, sus terrores y su negativa a creer que Nancy se hubiera llevado a sus tres hijos a pesar de lo que le había dicho horas atrás. No era posible que hubiera hablado en serio.
__ ¿Está segura?
Pasaron dos agentes de la policía y Olazábal les hizo una seña, pidiéndoles té y café, si fuera posible. Eran las tres de la madrugada y el hecho de verla temblar le hacía sentir frío y cansancio.

--¿No sabe algo? __preguntó Camila reprimiendo las lágrimas mientras él sacudía la cabeza. Todavía no podía creer que, si subía al segundo piso, no encontraría a los chicos en su habitación. Los niños tenían que estar allí, aunque en su fuero interno sabía que no estaban.

__Señora Moravia _ dijo Matías muy despacio, levantándose para cerrar la puerta de la estancia que el policía había dejado abierta de par en par tras llevarles las bebidas__. Quiero discutir personalmente con usted algo que ha dicho su chofer. Porque, si se entera la prensa, se va a armar un escándalo mayor.

Antes de que él dijera nada Camila ya supo lo que le iba a preguntar y, en el fondo, pensó que sería un alivio confesárselo.
__ Me acosté un par de veces con mi guardaespaldas, Alberto, nos confundimos, mi esposo lleva meses fuera de casa, creo que los sirvientes lo saben, pero él es inocente, anoche salvó de ser secuestrado a mi esposo y está demorado en la comisaría _ se adelantó ella.

__Eso lo sé, no diré nada de lo de Marini, no es culpable de nada, lo entiendo.
__El chofer dice que usted tiene una… “amiga”.
Camila sonrió al oír la palabra. Le pareció tan absurdo que no tuvo más remedio que sonreír, aunque sabía lo malicioso que podía ser Patricio, y ya imaginaba lo que habría dicho.
__Un término muy curioso _ dijo.

__ ¿Es cierto? __preguntó Matías__. Camila, no estoy aquí para juzgar su sexualidad, pero si insisto es porque necesito saberlo todo de usted, como lo haré luego con su esposo, por el bien de sus hijos. En caso necesario, a pesar de su dulzura y delicadeza, no tendría el menor reparo en ser implacable con ella.

Camila lo miró, lanzando un suspiro.
__No, no es exacto. __Resultaba casi gracioso que alguien pudiera considerar a Nancy una amiga__. Llevaba casi seis años sin verla hasta hace un par de días. Coincidimos casualmente en la iglesia.
__ ¿Un encuentro previamente concertado?
Ella negó solemnemente con la cabeza, y por su forma de mirarle, él la creyó. Sus ojos estaban llenos de angustia y él intuyó que, detrás del nuevo dolor, se ocultaba un antiguo sufrimiento.
__Nos encontramos por casualidad, ella ha estado internada en un hospital psiquiátrico hasta hace poco.
__Lo que faltaba… __Matías tomó un buen sorbo de café. __Está  loca.

Camila esbozó una nueva sonrisa. También resultaba gracioso que le aplicaran aquel adjetivo a Nancy, aunque, en realidad, nada tenía gracia en aquellos momentos. No estando sus hijos en la casa, nada podía tener gracia… ya nada sería alegre… ni bonito… no habría nada por lo que mereciera la pena vivir… Pero ellos volverían. Esta vez todo sería diferente al pasado. La historia tendría que tener un final feliz.
__La verdad es que desconozco su diagnóstico, llevaba años sin verla, desde antes de casarme con Pedro.
__ ¿Y por qué ahora? ¿Por qué ha venido de repente? ¿Para verla a usted?
__Su tío no estaba bien de salud, quizás ella salió para cuidarlo, murió anoche, ya lo sabe.
__ ¿La llamó antes del encuentro?
Camila sacudió la cabeza.
__ ¿Cree que luego la siguió? ¿Le molesta que usted se haya casado?
Camila lanzó un suspiro y miró molesta al fiscal.
__No llamó antes del encuentro, no creo  que me haya seguido… y creo… que le molesta que me haya casado… y que tenga hijos… Lo de los chicos es algo que ella no lo sabía hasta hace poco. Anteayer en la iglesia le confirmé que estaba casada con Pedro, pero no hablé de mis hijos. Y ayer los vio.
__ ¿Ayer… antes del secuestro?
__En el parque, yo estaba jugando con ellos, y de pronto ella estaba allí.

Matías asintió con la cabeza extrañándose del segundo encuentro.
__ ¿Usted quería reunirse con ella y le dio entrada?
__En mi vida se me hubiera ocurrido _ contestó Camila, mirando directamente al agente a los ojos sin dejar de temblar.

__ ¿Pensaba usted en ella?
 Por años… más bien habitó mis peores pesadillas, desde enero, sí, no he pensado en otra cosa desde que la vi en la iglesia.
__ ¿No le parece que dos encuentros fortuitos son un poco difíciles de creer después de años, sin tener en cuenta que ayer ni siquiera sabe cómo entró al jardín?
Está años sin verla y de repente se la encuentra casualmente en dos ocasiones. ¿No le parece que la ha estado buscando deliberadamente?
__Tal vez_ respondió ella pensativa.

Era posible. Ella misma se lo había preguntado, ¿por qué a ella si el objetivo era Pedro? ¿Lo era?
__Mire inspector, en enero pensamos que quiso secuestrar a Pedro, y tampoco se averiguó por dónde entraron sus hombres.
__Pero su padre dice que apenas conoce a su esposo. ¿Pretendía algo de usted? _ preguntó Matías, escudriñándola detenidamente.

__Sí… quería verme.
__ ¿Por qué?
__No estoy segura… para hablar… de cuestiones que ya no tienen importancia. Ya todo terminó… se acabó hace muchos años… ocurrió hace mucho tiempo. Llevo casada con Pedro casi seis años… mi marido.

Sus palabras se perdieron mientras clavaba los ojos en Matías Olazábal. Este se había presentado en su vida en un momento terrible, por lo que apenas se había fijado en él. Veía su rostro y oía su voz, pero no sabía quién era. Ya no sabía nada. Se sentía aturdida, agotada y tremendamente asustada cada vez que pensaba en sus hijos.
__ ¿Cuándo se casó con Pedro Beggio? _preguntó él siguiendo minuciosamente con el interrogatorio.

__Hace seis años… a sus treinta, ya era muy famoso claro… __Mirando directamente a los ojos al agente, ella decidió decírselo todo__. Mi marido no sabe nada de lo que le voy a contar inspector, no sabe nada real de mi pasado  antes de conocerlo, mi papá se encargó de disfrazarlo, solo dijo que fui algo ingenua y mantuve una aventura con un pretendiente muy inadecuado, lo mismo dijo a los amigos, nada más.  Yo quise decirle la verdad a Pedro antes de casarme, pero él se negó a escuchar y yo no insistí, supongo que temía perderlo. Él es muy bueno, me dijo que todos teníamos un pasado y cometíamos errores, que era mejor no revelarlo, que me amaba igual, que nada cambiaría y yo me aferré desesperadamente a él que solo conocía la historia que mi padre había divulgado para salvar las apariencias.
__ ¿Y cuál es la realidad, Camila? __preguntó él en voz baja, procurando centrarse en el diálogo y no distraerse con la belleza de Camila.

__Varias cosas _ contestó evasivamente ella.

Matías se dio cuenta enseguida.
Pero ocurrió una sola cosa que destrozó un sueño de las dos, una sola. Una horrible de la cual ninguna se había recuperado.

__Señora Moravia… Camila… Necesito saber qué ocurrió… por su propio bien… y por el de sus hijos.

Sus palabras llegaron directamente al alma de Camila e hicieron al fin asomar las lágrimas a sus ojos.
_No sé si puedo hablar de ello ahora. Jamás he podido, solo en terapia hace años.
__Tiene que hacerlo, Camila.
Camila se levantó y empezó a pasear por la estancia, después se acercó a la ventana y se pasó un buen rato contemplando el jardín. Fuera estaba oscuro y en algún lugar en medio de aquella oscuridad estaban sus hijos. Cuando volvió la cabeza para mirar a Matías, este vio en su rostro el dolor más profundo que jamás hubiera visto en su vida, y experimentó un irreprimible impulso de alargar la mano para acariciarla.
__Créame que siento tener que insistir. __ Olazábal jamás se había disculpado ante nadie, pero tampoco había sentido jamás lo que sentía por aquella mujer tan pura, frágil y delicada__. Camila _ añadió, llamándola por su nombre de pila sin pedirle permiso tan siquiera, en un intento de establecer con ella una mayor intimidad__. Me lo tiene que decir.

__Jamás se lo he dicho a mi marido… Quizá si él lo supiera… si lo hubiera sabido, mis hijos no hubieran nacido, no se hubiera casado conmigo.
__Me lo puede decir con toda tranquilidad.
Matías deseaba que confiara en él.
__ ¿Lo sabe su padre? ¿Alguien?
__Mi padre por partes… la realidad solo una persona… Guillermo Graziani, el guardaespaldas de Pedro y casi un hijo para papá.__ ¿Se lo dirá usted a la policía y a la prensa?

Él sacudió la cabeza lentamente sin dejar de mirarla.
__No puedo prometerle nada, pero le doy mi palabra de que trataré por todos los medios de guardar su secreto a no ser que corra peligro la seguridad de alguno o de todos sus hijos. ¿Trato hecho?

Camila asintió con la cabeza, y apartó el rostro, mirando de nuevo hacia el jardín.
E inició el relato de lo ocurrido con aquel viaje a Brasil, de su trabajo de meses como escort o chica de compañía luego de ser secuestradas por la red, junto a Nancy, del amor de ambas por el jefe de la red, de la llegada de Guillermo como infiltrado enviado por su padre para rescatarlas luego de una intensa búsqueda.
__Charles y yo tuvimos una hijita, yo lo amaba y él a su modo me amó, se portó bien durante mi embarazo, durante el parto, pero a poco de nacer… ella murió, nunca pudimos sacarla del hospital… __Se le hizo un nudo en la garganta al pronunciar aquello__. Era preciosa, un angelito… una preciosa criatura a la que adorábamos, y pensábamos casarnos. __Camila miró los ojos claros de Olazábal y sintió un profundo deseo de contárselo todo__. Era preciosa y siempre sonreía, la gente se enamoraba de ella. __Mientras escuchaba, Matías estudió con recelo la expresión de sus ojos__. Charles estaba loco por ella, al principio no, pero la amó a cada mes de embarazo. No supe qué pasó, los recuerdos luego de eso se confunden con la muerte de él, el rescate, el desmantelamiento de la banda… ¿Cómo pudieron saber cuándo  y por qué había muerto? Y además, ¿qué más daba? Yo tuve la culpa… Me dieron el alta y la dejé sola. Hubiera tenido que vigilarle y no lo hice, y la perdí, la maté.

__No es así, Camila, no fue su culpa.
__Yo creo que sí.
__ ¿Y Charles? __Matías pronunció la palabra clave son haberse recuperado por completo de lo que acababa de oír, intuyendo a través de la expresión del rostro de ella que había algo más.

__No me echó la culpa a mí al inicio, estuvimos mucho tiempo en el hospital cuando nos dieron la noticia, me permitieron estrecharla en mis brazos mucho rato. La abracé con todas mis fuerzas, pensando que si pudiera darle mi calor, mi latido, pero…
__ ¿Y él?
 __Los meses anteriores al embarazo, todas pasaban por su cama, él tenía sexo con hombres y mujeres, y no solo yo lo amaba… Nancy también, y él quiso probar tener sexo con hombres y eligió a Guillermo, que es gay.
Camila se cubrió el rostro con las manos.
__Hoy me da asco, vergüenza, pero lo amaba desesperadamente, obsesivamente, destructivamente, y acepté el trío, Nancy lo mismo, Guillermo fingía placer, dárselo, para traicionarlo, y las dos lo amamos… y las dos quedamos embarazadas… __Matías Olazábal la estaba escuchando con lágrimas en los ojos__. Intenté reanimar a mi nenita, lo intenté todo… todo… estaba azul, fría pero… __Camila levantó los ojos y vio que el fiscal también estaba llorando. __No la pudieron salvar _ dijo y luego de una pausa continuó__. Discutíamos todo el tiempo con ella, con Nancy, y antes del parto ella me pegó, y él lo supo, fue una cachetada, no era la primera, pero cuando la nena murió se volvió loco de dolor como yo, y… le pegó, a ella, a Nancy, y le pegó muy fuerte… una y otra vez… Después le dijo que ella y yo éramos culpables de la muerte de la nena… Me pegó… pero me lo merecía… y… __Camila ahogó un terrible sollozo y emitió un gemido de dolor casi animal__. Nancy perdió al hijo que esperaba, era un varón.

Camila miró de nuevo a Matías y esta vez él le rodeó los hombros con su brazo y la atrajo hacia sí para que sollozara contra su pecho, mientras con la otra mano le acariciaba el cabello sin darse cuenta.
__Lo siento, Dios mío __exclamó él comprendiéndolo todo de pronto. __ Las dos embarazadas de un mismo hombre, ella la culpó a usted.

__ Supongo que sí. Estaba de cinco meses, era un niño, murió la misma noche que mi nena.
Camila permaneció largo rato llorando en silencio mientras Matías la estrechaba en sus brazos.
__Camila, siento en el alma lo que les ocurrió… y siento tener que obligarla a pasar por este trance.
¿Nancy y usted en ese contexto fueron amantes?
__Sí.
__Anteayer coincidimos en la iglesia porque íbamos allí desde niñas, éramos amigas desde nenas, y fuimos porque era el aniversario de… la muerte de los niños.
__Basta Camila.
__No se preocupe, estoy bien _dijo ella. Por una parte, era verdad, pero por otra no. Había recordado de pronto la desaparición de los chicos… y aquella circunstancia, añadida a lo demás, era demasiado. Por eso el fiscal tenía que localizarlos__. Estuve mal mucho tiempo… creo fue un agotamiento nervioso o algo más grave. Y Nancy no se recuperó. Aquel día y luego del tiroteo donde él murió y nos rescataron nos tuvieron que sacar de allí a la fuerza, luego del entierro de los chicos, me dijeron que me vine abajo. No lo sé… A mí no me dejaron ir. Estuve ingresada en una clínica privada durante meses, antes de su muerte Charles corrió con todos los gastos, ya no volví a verlo. Desperté en Buenos Aires y vi solo a mi papá.

Tardé años en saber que no era culpable de nada, y otros en aprender a resistir las pérdidas. Creo que… __Camila rompió nuevamente a llorar con más fuerza que antes__. Cuando Pedro apareció y más cuando nacieron los gemelos pensé que Dios había decidido perdonarme. Me costó mucho quedarme embarazada, ya no pude tener una nena, y pensé que era un castigo.

__Eso es una locura. Bastante castigo tuvo ya. ¿Qué había hecho para merecerlo?
__ ¿Amar a un delincuente y prostituirme? No soy lesbiana, por años fui feliz con Pedro, y deseé a Alberto, aquello fue  toda una locura y creo que ella sigue en ella.
Camila miró con tristeza al hombre que estaba haciendo partícipe de su vida.
__No sé si merezco castigo, llevo años tratando de averiguarlo.

Matías le volvió a acariciar la mano y escanció un poco de whisky en la taza en la que ella acababa de tomarse el té, sirviéndose a su vez un trago de una de las botellas de Pedro sin poder creer que ella jamás le hubiera contado nada a su marido. Qué carga tan pesada había tenido que soportar, no era de extrañar que estuviera deprimida.
__ ¿Y el encuentro de la iglesia? _preguntó a pesar de que ahora ya imaginaba lo que había ocurrido.

__Era el aniversario… de la muerte de los chicos. Siempre voy y enciendo velas por ellos y los míos… por mi padre. De repente apareció ella como una visión.
__ ¿Está enamorada de usted, de ese hombre muerto, de… quién? _preguntó.

__Responde Camila __la sorprendió la voz de Pedro seguida de la presencia de su esposo con Guillermo, llevaban una hora oyendo la confesión, era tiempo de darle explicaciones a… él.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.

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