sábado, 1 de junio de 2019

“PROHIBIDO” CAPÍTULO CUARENTA Y DOS.



“PROHIBIDO”

CAPÍTULO CUARENTA Y DOS.



Domingo, 27 de enero.

 “Una de las únicas ventajas de una gran tristeza, es que nada
parece más doloroso que la misma, es una desesperación
que no carece de cierta dulzura”. Giacomo Casanova.
 “Yo no sé si pueda volver a encontrarte, amor,
si Dios no me quiere en tu eternidad”. Indio Solari.

Lo habían llevado a abandonar la iglesia, pero no se le ocurría aún preguntar nada, quedaron en verse el lunes, media hora antes en un bar a una cuadra de la reunión, y más tarde se lo contaron a Felipe.
__ ¿Y eso es bueno o malo? _preguntó este.

__Es el procedimiento habitual _respondieron con calma__. El prelado quiere vernos antes de hablar del tema, no hace falta que vengas, iremos con el abogado.

El chico pareció aliviado. Y esa tarde como la familia que empezaban a ser, fueron los cuatro al cine.

“Entendimos que el amor se interpreta de distintas maneras, que se hace presente cuando menos lo esperamos, que no requiere de promesas, que no pide, que da… todo lo da sin mezquindades, sin avisos, sin alardes, sin tiempos, sin esperas, sin testigos.
Maravilloso sentimiento que crea un universo único, sublime, magnánimo, avasallante estado del alma.
Creamos una definición de amor y, supimos que somos amantes de corazón, de sueños, de quimeras, de deseos desbordantes… amantes de miradas, de encuentros en silencio, de ternura, comprensión y compañía, de amaneceres soñados y no compartidos, amantes de pensamientos donde las presencias cobran vida, amantes de besos prometidos, besos en suspenso que movilizan las entrañas, amantes enlazados en el delirio de pasiones… amantes.
Comprendimos que cada uno, crea y vive su amor como lo siente.
Somos amantes enredados en sueños que no acaban, en deseos silenciosos que se agigantan, en pensamientos que ayudan a seguir, en pasiones ahogadas que nos hacen felices..."

 _A la entrevista solo iremos con el abogado, ¿te parece cielito? _ interrogó Guillermo mientras desayunaban.

Pedro se limitó a asentir, serio, distante. Guillermo frunció el entrecejo y se quedó mirándolo. Tal vez la historia de ese abogado, exsacerdote  lo estaba desestabilizando o saber lo que la institución ocultaba, pero lo cierto es que estaba de malhumor, y él no sabía por qué. Al despertarse, no lo había encontrado a su lado. Lo halló en la cocina, vestido y desayunando. Se acercó para besarlo en la boca, y él sin apartar la taza de café con leche de los labios, le ofreció la mejilla.
Se acercó más tarde y lo encontró en el balcón terraza con la mirada perdida en la calle.

__ ¿Qué te pasa mi amor?
__Nada.
__No mientas. Pedro, sos transparente y no sabes disimular, ¿es por lo de Felipe y los curas?
“No abras la boca. No se te ocurra reclamarle, cállate.”
__Te pasa algo, y como no quieres decírmelo, asumo que el problema es conmigo _le expresó con  talante divertido, que se esfumó ante la mueca desolada de Pedro__. Discúlpame, no quise ofenderte.

__No me ofendiste, no ahora al menos.
__ ¿Qué te pasa entonces? Y no vuelvas a decirme nada, porque no te creo.
“Muérdete la lengua, pero no hables, no eres así.”
__Mi amor, no me gusta que tengamos secretos.
__ ¿Así que no te gustan los secretos?
“Solo Dios sabe cuántos amantes desconozco. Basta, Pedro.”
__No __dijo Guillermo de pronto serio__, no me gustan, con vos, no los quiero.

__ ¿De quién era el perfume que te impregnó anoche y por qué llegaste a la madrugada? ¿Es un secreto?

 Guillermo se echó hacia atrás y rio, era la primera vez que lo veía celoso y lo cierto es que le encantaba, entre sorprendido y nervioso, y Pedro se maldecía por no haber conseguido refrenarse.
__ ¿Por qué no me preguntaste anoche? No quiero tener que sacarte las cosas con un interrogatorio cielito.
__No tengo derecho a preguntarte.
__Yo te doy ese derecho, sos el único al que se lo he dado en mi vida.

Lo abrazó sin concesiones a su enojo y a su fragilidad psíquica. Lo besó con rabia, sujetándolo por la nuca. Le introdujo la lengua hasta que la entrega de Pedro _ sus delicados gemidos en derroche, sus manos ajustadas a él, el temblor de su cuerpo_ lo apaciguó. Sin apartar los labios de los de él, le dijo:

__El perfume que oliste era de una mujer, de una cliente, el  hincha de Marcos me llamó y no quise despertarte, ella estaba desesperada porque su amante se había suicidado en su casa. __Pedro ahogó una exclamación__. No podía dejarla sola.

__No, claro que no.
__Tuve que hacerme cargo de todo, de llamar a la policía, de llevarla a la comisaría a declarar, de buscarle donde dormir porque cerraron su departamento, además no podía volver, no quería.
__Pobre. ¿Qué fue lo que pasó?
__Ella quería separarse y se lo dijo, y él la amaba,  quería casarse, lo dejó y se mató. ¿Más tranquilo ahora? __Guillermo rio al ver cómo las mejillas de Pedro se ponían coloradas.

__Perdón amor.
__ ¿Qué pensaste? ¿Qué me había acostado con otro? __Pedro asintió --. Es raro lo que siento, por un lado tus celos me hacen feliz y me halagan, por el otro tu desconfianza me lastima.

--Perdón amor. Anoche te esperé hasta muy tarde. Y cuando llegaste, olías a ese perfume, me puse mal. Tenía tantas ganas de que llegaras.
__ ¿Sí? ¿Muchas ganas?
__Sí. Me quedé estudiando hasta muy tarde para matar el tiempo.

Guillermo no parecía prestarle demasiada atención, ocupado como estaba en arrastrar su lengua por el cuello de él y en masajearle los glúteos.
__ ¿Me esperaste hasta muy tarde? Precioso, tienes que entender, y yo lo mismo que en tanto no te recibas nuestros días pasarán en compañía de otros, ¿entiendes?
__Sí. __La respuesta de Pedro surgió como un soplido.

__ ¿Por qué estabas esperándome?
Tardó unos segundos en contestar. Las manos de Guillermo, que se habían escurrido bajo su camisa, y le desabrochaban el cierre del pantalón, le dejaban la mente en blanco.
__Porque había pasado toda la tarde pensando en hacer el amor con vos. Guillermo hundió los dedos en las nalgas de Pedro y lo refregó contra su erección.
__Ah, mi precioso __dijo con la voz ronca__. No sabes cuánto deseé lo mismo, pero anoche pensé que estabas dormido, era tarde.

__Te necesito dentro de mí, Guille, sobre mí.
__! Mi amor! _exclamó, y lo arrastró a la cama.

Háblale si quieres de idiomas a mis besos  y seguro que ellos, te contestan con exceso,  con ese lenguaje de amor lleno de sucesos si despiertan al alma el lado tan travieso. Pues de la jerga es la juerga de mis labios  dando el doble gusto del placer concedido  al dar la ocasión de estudiar entre alivios  un dialecto más a entender con el sentido. Es un estilo, un delirio por hallar concilio  del cálido momento que al pobre hace rico  rodando en ese trato, el comienzo del idilio donde dedico gran parte de lo que explico. La palabra es pobre, el roce es quien aprende,
por eso asigna su tiempo como mejor sabe  si lo que vende es más de lo que pretende  que hasta la última vocal logra que alabe. La poesía en su piel se vuelve cual salvaje,  el verbo se hace carne, la boca pide darte  lo que la lengua se guarda en su mensaje,  si tiene en ese algo... Algo bello que contarte.
En cada sueño, donde se alimenta este amor que se lleva el viento, sueño para vivirte amor mío,  me duermo para no morirme en esta realidad, juntos perdidos en una sola mirada, creamos ilusiones que tejíamos en los silencios de la noche,  juntos, a pesar del espacio de tus ausencias y el tiempo, sabes que vivo desafiando a la vida, mi mente vuela por ella, ella, la vida, nos animó a sentirnos en cada suspiro, en cada beso deseado, en todas las caricias no vividas, donde mi mundo quiere evadir la realidad, esta realidad donde sueño que algún día se llenará  de gozo mi alma, viviendo un amor libre y sin límites.
Dejaré que vuelen alto las mariposas que anidan en mis adentros donde revolotean nada más al oír tu nombre en mi mente, donde solo en mis sueños, mis deseos hablan, aferrándose a mi almohada llena de flores deshojadas que dejabas para mí en las noches donde las lunas se enamoraban, donde las rosas querían ser regadas para no morirse en soledad sobre mi piel.
Así vida mía, este amor camina disfrazado, escribiendo para ti verbos de amor y deseo, es solo una muestra del amor que por ti siento, de esta bendita locura donde solo tú y yo habitamos en su espacio vacío de urbanidad, donde la melodía más bella envuelve nuestros sentidos.

 Amor entre dos, era ese desnudo que te quitaba la ropa, el miedo, las penas durante las noches largas entre sábanas y murmullos sin razón. Porque el amor te volvía cómplice  de unos brazos ajenos y un alma prestada que sin más armas que el cariño te enrollada en felicidad.
Amor entre dos, era una historia  que te gustaba sentir en los labios, rozando tus sentidos más íntimos. Para devolverte esa energía que perdías  al llegar el ocaso de las horas brillantes dejando paso a las sombras  de una alcoba adoquinada.  Y sin más rumores que su voz, ese amor llegaba a tocar tu puerta silenciosamente entre tus pliegues para abrazarte, tomarte y hacerte sonreír.  Porque así es el amor entre dos es que me entiendes, porque tú, aun lejos, lo sabes lo has sentido, lo has vivido. Me despido de ti, con la llegada a tu vida de un dolor en tu puerta liberado  de un cansancio que ya habita en mí y lo guardo, y lo encierro lejos, muy lejos de tus manos, esas, que tomaron los miedos de tu boca, y dejaron en delirios mis noches. Me despido de ti  con los besos  que no amanecieron  que no sudaron tus alegrías  porque mis ojos cerraron la luz de la ventana. Me despido de ti  dejando el día sin el contexto para atardecer,
sin la verdad que reina sobre todas las cosas.
Me despido de ti  en los lagos silenciosos de tu mirada,  en los ángeles dispuestos en tu cintura,  en la magia de tu sendero,  en el vendaval de sonrisa, que liberas en el pecho. Me despido de ti, y creo que no existen  lágrimas para tanto amor,  que no existe universo que contenga mi alma solo tú puedes llenar estas raíces,  que no existe un lugar más hermoso en el cual tus ojos sean una contemplación. Me despido de ti en el final del comienzo  porque eres el principio de mi solución  y la respuesta a la partida,  yo no me iré amor,  estoy tan cerca, me he quedado, donde guardas la maravilla de la vida en tu memoria. De tu pecho  nace mi tierra porque de tu voz sale la única liturgia para tanta vida. Me despido  amor  cuando la muerte sea mi única salida. Te amo.
__Mi muy amado, apreciado desesperadamente deseado y querido señor: Antes de que el sol
le amenace, compitiendo con su belleza, antes que las farolas de mi calle  sean apedreadas por el día que comienza, antes, mucho antes que las estrellas palidezcan, en la media luna de su sonrisa pase usted por mi puerta utilice su llave o la mía, la misma que entre sus dedos, abre fácilmente mi corazón. Encienda una lámpara,  siéntase como es su casa, diríjase a la cocina,  en ella le dejo mi rudimentaria cafetera, dos tazas enamoradas y un café molido predispuesto para usted, en un pequeño jarrón con sus formas, con una rosa roja sin espinas.
Acompañe todo ello a mi alcoba, no pique a la puerta es libre como el viento  de entrar y salir de mi habitación. Abra, ligeramente la ventana, al día que comienza, con su luz. Sitúese, despacio en el mullido costado de la cama, bese mi frente donde es presente, acaricie el rostro del niño que duerme, roce mis ojos diluya mis sombras, aleje mis fantasmas y mis lágrimas  en la secante papel de su boca, empape sus labios de ese negro café y béseme, béseme, hasta despertar en la sonrisa de su amanecer. Póngase de pie frente a mis ojos y muéstreme sus intenciones, suéltese el pelo desanude su gabardina, y muéstreme su desnudez  y el azúcar
lo pone usted.

En la habitación todo era penumbra, solo luz de velas, difusa y sutil. Sábanas de seda cubriendo la cama y en el aire aromas a rosa y jazmín. Cubriste mis ojos con oscura venda y mi corazón comenzó a latir, por el desenfreno de ser sorprendido  y por el deseo de solo sentir.
-“Voy a despertar todos tus sentidos”- así me dijiste y comencé a temblar, privado de ver lo que prometías,  esperé impaciente sin querer pensar. Lento, muy lento quitaste mi ropa, suavidad y frío de seda en mi piel, mientras murmurabas cerca de mi oído palabras tan dulces, con sabor a miel. Quería tocarte, ¡apresaste mis manos! Quería mirarte, ¡prohibido también! Todos mis sentidos estaban expectantes  anhelando, adivinando el nuevo placer. Tus dedos, tus labios probaron mi cuerpo, lánguidos gemidos no pude reprimir, rogando por más en cada suspiro, moría de pasión y deseo febril. Caté con mi lengua el dulzor de tu boca,  con besos voraces me llené de ti. Deleite de excesos diste a mis sentidos, logrando a la cima hacerme subir. Hoy quiero amarte y ver más allá de tus ojos, besar tu boca intensamente, y así robarte hasta el aliento, hoy quiero amarte y sentir en mis labios, cómo se va erizando tu piel, cuando te recorro bebiendo el néctar de tu cuerpo, por eso amor, quiero amarte sin cordura, haciéndote lentamente mío, y seguir descendiendo  hasta lo más profundo de tu ser y así sentir cómo nos fundimos,  en una entrega enardecida de pasión, hoy quiero amarte y así sentir los gemidos del placer, para que al fin podamos eternizar nuestros deseos, por eso amado mío, hoy tan solo quiero amarte, una y otra vez.
Y, sí, así será, cuando en un lento atardecer, te encuentre. Aprenderé por fin a amarte, dejar de pensarte al nacer el amor, y tenerte,  existirás siempre es mi corazón enamorado, con el tibio sentir de amarte. Contigo, la noche vive en el mar profundo de tus ojos amantes.
Y al fin dejaré de estrujar en mis brazos tu sombra y amaré tu piel de seda,  posaré mi cuerpo en el tuyo atrapados mis sentidos en una dulce quimera. Una nube azul me enturbia mis pupilas frente a tu desnudez de un dios  y siento el correr bajo mi piel un torrente de sangre que me grita, ansiosa. Siento el aleteo de tus manos, que se asientan tibias en mi cuerpo. Busco en tu piel y tu cuerpo, las sombras dulces de tu   sexo entre mi lujuria y tu pudor atrapados en locos latidos amándonos unidos. Yo ya no existo, porque sé que si te vas, no podré vivir sin ti. Eres lluvia en mis campos yermos, un oasis dulce, en mis desiertos secos viento tibio que aviva mis fuegos, el amor sublime, de mis otoños viejos. Y, sí, así era nuestro amor.
--
De regreso de buscar a los muchachos que pasaron unos días con Ana, al fin se bajaron antes porque deseaban ir al cine, y Guillermo no dejaba de pensar en el caso Postiglione, en la sarta de mentiras que tramaba usar y que  había planeado con el médico, antes de amar a Pedro esas pequeñas trampas eran  el daño colateral de su carrera. ¿Por qué lo asaltaban ahora los remordimientos? Esa era la naturaleza de la carrera de penalista que tanto le apasionaba, había riesgo, víctimas, peligros. En ese contexto una conciencia puntillosa resultaba no solo incongruente sino imperdonable. Frenó en el semáforo y movió la cabeza para observar a Pedro que por lejos manejaba mejor que él, pero que se había negado a hacerlo, tan sereno, y plácido junto a él. Su pureza lo conmovió. Poseía la mirada franca y clara de quien tiene un corazón bondadoso. En ocasiones cuando lo descubría en ese halo de mansedumbre, se le daba por pensar que no lo merecía, y una sensación angustiosa se apoderaba de su ánimo, y se convertía en una presión en la parte alta del estómago. Extendió la mano y le sujetó el mentón para obligarlo a mirarlo. “¿Por qué no me miras? ¿Qué hay fuera que tanto te atrae? Idiota, todo le atrae, estuvo preso toda la vida. ¿Por qué no soy yo el centro de tu atención de continuo?” Sus celos, su sentido de posesión, de propiedad sobre él y el amor obsesivo que le inspiraba lo asustaban, no acababan de convencerlo, detestaba ese desasosiego permanente, la necesidad de ganarse su cariño. Se ponía feliz cuando él lo besaba de modo espontáneo o le buscaba para hacer el amor, esa misma felicidad terminaba por herir su vanidad por cierto desmesurada. Y la hería porque se suponía que él no mendigaba la devoción ni de hombres ni mujeres, la padecía, parecía un disco rayado, y un idiota por no resolver la situación.

__Abrázame cielito _le pidió, y él se quitó el cinturón de seguridad para complacerlo y besarlo.

Guillermo se quedó quieto, con las manos en el volante. Pedro entremetió loas dedos largos en el cabello de él hasta alcanzar la parte posterior de la cabeza y atraerlo a su boca. La actitud pasiva de Guillermo lo provocó, y se dispuso a doblegarlo. Le succionó el labio…  uno por uno y le metió la lengua pero sus dientes no se separaron. Los lamió, disfrutando de la suavidad del esmalte, y recorrió la geografía de sus encías con la punta endurecida de la lengua. Le parecía irreal la intimidad que compartían en un beso. Pedro le conocía el cuerpo como nadie, y él era su dueño, dueño del suyo. En un rincón de su mente sabía que nunca volvería a experimentar el éxtasis que Guillermo le había enseñado a gozar, él era el único en su vida, porque en verdad todo se refería a él. Sin él, no valía la pena la técnica ni la mecánica ni lo fisiológico. Él activaba su cuerpo como si conociera las notas y botones secretos.
Con una inspiración violenta, Guillermo abrió la boca y se introdujo en la de Pedro, que se agitó y gimió casi sin aliento. Como no arrancaban los bocinazos los aturdieron, y mascullando, Guillermo volanteó e hizo chirriar los neumáticos, estacionó al costado de la autopista. Se quitó el cinturón y siguió besándolo.

__Mañana es tu cumpleaños y no quiero compartirte con nadie. Te voy a esconder para que solamente seas para mí.
__Pero… el viernes…
__Estaremos de regreso para la audiencia, y con todos podemos festejar luego, de quedarnos cerca nos invadirían los chicos, mi gente y tus padres, te voy a llevar a un sitio.

__Mi vida… hoy más que nunca quiero ser tuyo  en esta noche, quiero que estalle  en mí la pasión y resplandezcan mis más perversos deseos a tu lado. Mi vida… mi cuerpo palpita por el sentir de tus manos, recorriendo cada rincón de él y por los besos de mis labios que saborean la esencia, al ser besados por los tuyos. Mi vida… con toda esta exaltación, enloquezco y me haces perder hasta el alma, cuando me tomas entre tus brazos encadenando mi cuerpo sobre ellos, te haces amo y señor de mi cuerpo y me llevas por el sendero de mi perdición.
Mi vida… calma tu vehemencia y bésame, deseo ser tuyo  en cuerpo y alma, deseo cerrar mis ojos, que sientas mi respiración y así sabrás cómo vuela en mí… el deseo por tu amor.
Mi vida… mi cuerpo te implora a voces ser abrazado  por tus brazos, ser acariciado  por tus manos, ser besado  por tus labios porque esta noche solamente… deseo que me hagas ser tuyo. Eso te pide mi cuerpo y te lo pide mi alma. Los merezco todos. Uno y cada uno de ellos.
Los  orgasmos que con esfuerzo de mis dedos me llevaron al infinito, los que tuve que dejar fluir en la calle o en un parque, en el cine, en cualquier parte. Hoy son todos causados por ti.
Unos me hacen reír, me llenan de extrema felicidad y otros son casi llenos de melancolía. Lágrimas me brotan pero son de... No sé, de placer será.
Uno tras otro vienen, me inundan, me mojan, me llevan, me elevan. A chorros, a gotas. Como agua y espesos.
¡Ah! Se me escapan los gemidos, muerdo mis brazos mientras se viene uno de esos que te dan corriente en el vientre, que te desesperan, que te acalambran las piernas. ¡Ay, viene!
Me muerdo, más fuerte y mis ojos se van... Mi espíritu alcanza otra dimensión. Y llega... Un par de dedos mojados, directo a la boca. ¡Mi sabor! ¡Ay, qué rico estoy! Sigo, sigo, no puedo parar. Caliente, estoy caliente y un roce, solo un roce, un embiste  me hace explotar, otra vez. Para mí. Sí, para mí porque son míos. Y estos, no los quiero compartir. Soy yo, con mi cuerpo rígido, otra vez...  Esta vez mis labios sufren. Los muerdo y sangro. Pero el sabor de la sangre se vuelve casi afrodisíaco. Me caliento más y dejo correr mi  mar. Los dedos de los pies entumecidos, dedos medio y anular directo a la boca y repito. Tú me observas. ¿Te gusta verme?
Recuerdo el primer beso que me marcó cual huella eterna, llena de sentimientos humanos dignos de reminiscencias que el ser declara con candor consabido por el orbe que lee con parsimonia la delicadeza. Vuelve otra vez a mi mente el instante exacto en que  en el combate con paz interior entre dos almas gemelas sentí de amor por primera vez en mi historia vivida, y me dije: ¡Ay de mí, tan joven en este campo sentimental si esto es amor en el paraíso terrenal...  ¡cómo abrumó a mi ego! Mi materia gris reflexiona con los ojos observando la tierra, mi espacio contemplaba a aquel adonis  que hoy es mi compañero hasta que la muerte nos separe por ley divina que, hoy como ayer, inocente como un niño sin cultura,
mi débil y humilde corazón hizo lo imposible: vibrar primero al cielo celeste cuya bóveda me sigue protegiendo, in situ.
¡Ay, dichoso amor que das vida, y cuán bien me recreaste y gobernaste a mi yo para seguir vivo...  sempiternamente!
¿Por qué el mundo insiste en vivir sin amor en pleno siglo veintiuno si es tan dulce como la brisa en estío con su mar?, amor debió transmitir en mi piel consigo, cómo exhalo espiritual tanto éxtasis psicológico, tanto deseo como los dioses en su historia romántica y ni pretendo ser mejor que el amor ejemplar de Romeo y Julieta, pues el nuestro es con final feliz, tan sereno, tan íntegro y sencillo a la vez para ser imitado pero hoy lleno de lamentos por la tardanza y de afanes por sentir el camino ya plasmado en el firmamento, bajó a mi pequeño corazón tanto deleite que sorprende...  Ahora proclamo lo que siento en vida, y dime, tierno y sincero corazón, ¿qué espanto es ese no poder recuperar el tiempo, qué sollozo, angustia era la nuestra en pensamiento natural junto al cual era disgusto mutuo todo por el destino que nos rige?
Mi nítido pensamiento aquel que mi alma dicta, que, hoy adulador por decisión de mi ser,
se nos ofreció en el crepúsculo con luna llena de testigo, cuando todo parecía no tener sentido
estático, sin movimiento aparente, en el hemisferio sur aparecía mi felicidad reflejada en tus pupilas, esposo  eterno tú, y solo tú me defines el itinerario, infeliz cuando no te anoto en mi escritorio, venturoso e intranquilo a la vez, me motivas a escribir el sendero permitido sobre la alcoba, fuertemente mi corazón palpitando.
Y antes de conocerte,  cuando dominaba la tristeza, la mirada triste, apagada, exhausto como carente de la vida y vehemente como cualquier  ser afamado, yo, hasta hoy, las retinas rutilan como nubes en el cielo en pleno verano, delirante cuando no estás a mi lado, cónyuge, como por fiebre letal, el sueño de tenerte por siempre no desearé más en la vida, solo tenerte a mi lado.

Pedro terminó de preparar sus mudas de ropa, y cuando los chicos se enteraron ayudaron a preparar las de Guillermo, había salido  por efectos personales. Cerca de las veinte horas Pedro se sentó en la butaca alta de la isla de la cocina con un bolso a sus pies a esperar. Fabián se sentó junto a él.

__No descuides a Felipe ni por una hora, está movilizado por lo que viene __le pidió Pedro.

Fabián estaba raro, y Pedro lo supo, estaba enamorado.
__ ¿Qué sucede contigo?
__Nada, Valeria, la chica que me gusta de la facultad, el viernes discutimos, y no ha querido atenderme en todo el fin de semana. __Lo tomó  por sorpresa la facilidad con que expresó su pena a Pedro, llevaba días acarreándola y había tomado la forma de una puntada en el pecho que estaba agobiándolo, ansiaba compartirla con alguien__. Nos dijimos cosas feas, sobretodo ella a mí, no digo que no lo haya merecido pero me duele. __Se apretó los párpados para refrenar el llanto. Al percibir que Pedro lo abrazaba, se echó a llorar como un niño.

__Shhh. No llores que está llegando tu padre y hará mil preguntas de verte, levántate. __Pedro lo ayudó a incorporarse y le secó las lágrimas con una servilleta de papel__. Ahora estamos por irnos de viaje un par de días, pero, ¿te gustaría que almorzáramos en la facultad  a mi regreso y contarme?

__Claro. Pedro, ahora entiendo por qué mi viejo está tan enamorado de vos. ¿Adónde se van de viaje?
__Es un secreto __pronunció Guillermo apenas puso un pie en la cocina abrazando  a Felipe, y lo besó a Pedro en la boca __. ¿Estás listo? __Pedro asintió__. En cinco minutos salimos.

__ ¿Adónde van? _susurró Fabián.

__No tengo idea. Mañana es mi cumpleaños y él quiere pasarlo en un lugar secreto. Te veo a mi regreso en la facultad, y cuida a Felipe que el viernes tenemos esa cita  con los popes de la iglesia, veremos qué proponen.
__Dale.

 Tomaron un taxi que los condujo hasta el aeropuerto. Jugaban a las adivinanzas. Guillermo le daba pistas y Pedro tenía que arriesgar el nombre de un lugar. Solo contaba con tres oportunidades, y le correspondía una prenda si perdía. Como él arriesgó Chile, Mar del Plata y el Sur, y la respuesta era Punta del Este, Guillermo elegiría el castigo.

__! Hiciste trampa! Me diste mal las pistas.
__Sí, te las di mal a propósito porque quiero ponerte la prenda.
--¿Cuál?
__No, ahora no. Después, mañana, ¿conoces Punta?
__No.
__Te va a encantar. Yo odio la playa, pero sin embargo a mí esa me encanta. Habría preferido llevarte un par de semanas a Europa o al Caribe, tirarnos al sol en la playa de arena blanca, pero con lo del nene no se puede ahora, además vos estás estudiando el ingreso a la UBA, y yo no puedo dejar un caso que preparo para febrero, pero lo haremos más adelante.

Pedro permaneció acurrucado en el pecho de Guillermo dejándose llevar por la magia del momento en que él lo raptaba porque lo quería solo para sus ojos como se dijeron la noche anterior. Pedro atesoraba cada palabra, cada mirada, los conservaría para siempre en su corazón, creando en libro de recuerdos felices.
No debió de sorprenderse de que Guillermo contratara una avioneta privada, y una sonrisa de suficiencia apareció al verlo a él pasmado frente a la máquina. Su asombro continuó al entrar en la cabina de un aspecto cálido, con  butacones como los de una primera clase, forrados en cuero de tonalidad tiza, con revestimientos y mesas rebatibles  en caoba y una alfombra en lavanda. Una bonita azafata alta y delgada que en principio despertó sus celos se mostró solícita con él, los recibió el capitán y la tripulación. Pedro inspiró un exquisito aroma a verbena que inundaba el ambiente lo mismo que una dulce  melodía de Mozart.
 Se ubicaron en los butacones próximos al piloto, la puerta de la tripulación quedó abierta, Guillermo quería que vieran los comandos y la pista en el despegue y al fin se inclinaron para descubrir el camino formado por dos hileras de luces amarillas que se unían en el infinito oscuro de la noche.

El rugido de las turbinas los envolvió como un puño gigante y poderoso y les quitó el aliento, y fueron testigos del carreteo por la pista. El avión despegó y minutos después la azafata abandonó el jump seat  y se plantó frente a ellos. Se mudaron a un sector donde las butacas enfrentadas formaban un living, tomaron jugos y picaron algo, conversando de todo un poco,  el vuelo era tan corto que sin darse cuenta estaban descendiendo, y minutos después un coche los esperaba para conducirlos al hotel.

El entusiasmo de Pedro que Guillermo tanto disfrutaba no se debía tanto al lujo del hotel como a la decoración, a la amplitud  de los salones  y  a la historia que inspiraba cada rincón de la recepción, ascensores y de la suite del piso veinte, que constaba con tres ambientes y una vista soberbia al río, al mar y a la ciudad que lo conmovió.

__Quiero hacerte el amor en cada habitación _le dijo Guillermo al oído sin tocarlo, mientras el botones acomodaba el equipaje y una  empleada preparaba el rebozo de la cama y les dejaba los chocolates sobre la almohada.

Guillermo los gratificó con generosidad y los despidió. Antes de cerrar la puerta con llave y colocar la traba, dejó el cartel de no molestar en el picaporte. Pedro lo vio avanzar hacia él y rio, nervioso. Él lucía divertido y lo siguió con un fuego en la mirada que llevó a Pedro a correr alrededor de la inmensa cama aunque Guillermo no tardó en darle captura.
Se amaron en las tres estancias que conformaban la suite, contra la pared, en la alfombra, sobre la mesa redonda, en los sillones. Empezaron vestidos, y en tanto avanzaba la noche y el desenfreno y la excitación se alimentaban a sí mismos, iban perdiendo las prendas hasta acabar desnudos en la cama.

Como seres etéreos permanecimos quietos, sorprendidos, agazapados dentro del espasmo que nos había roto para siempre las fibras del silencio. No existía el paisaje al otro lado de los cuerpos, ni las formas rectilíneas de aquel piso alquilado, de aquella limpia alcoba que era todo el mundo visible. Éramos todo y nada, la plenitud del cielo, la alegría de ser completamente,  dos cuerpos entre sábanas que respiraban todo el aire del universo. Y así estuvimos durante unos minutos, como seres etéreos, almas en duermevela que apenas comprendían lo que habían sentido. Habíamos descubierto cómo era el tacto de la piel que completaba nuestros cuerpos, la textura de un nexo compatible que nos hacía sentir únicos. Nos habíamos encontrado junto a las llaves  que abrían las puertas de la felicidad. A partir de ese instante, deberíamos cruzar el umbral que nos separaba del mundo, volver a la realidad para hacer comprensibles los misterios arcanos del amor. Era una obligación irrenunciable para dos cuerpos complacidos por la etérea dicha del hallazgo que, en aquel momento, no querían abandonar su estado de plenitud y de sorpresa.

__Siempre será así entre nosotros _jadeó Guillermo, todavía dentro de Pedro, que respiraba bajo el peso de él con dificultad__. No sé cómo lo sé, Pedro. Solo sé que esta locura que se desató en la primera mirada en esa capilla se morirá conmigo.

--Gozo todopoderoso. Es época de invierno - te veo llorar y es otoño.  Lo noté en tus ojos que reflejaron las estaciones: silencio,  amor,  tristeza y alegría.
Tu cuerpo un templo de sabiduría,  amor,  pasión y placer que hacía brillar un mundo de constelaciones.
Y llegó el invierno porque en tus ojos brotó el llanto triste del ser que brindaba manantiales de vida con mar de lágrimas. Acaricié  cada poro de tu piel, y con mi lengua lamí cada gota derramada, como purificando un cuerpo y liberando culpas de amargo llanto.
Gemías tanto  al final no sé si de angustia, porque un cuerpo en evolución con estado de madurez; erizaba la piel con el paso de mi lengua por cada centímetro a rozar. Dame las llaves del templo que el amor y mi instinto me guiará por los túneles, ósculos  y encantos hechizantes de la fantasía a un camino pasionero.

No sé si algún céntimo  dejé de explorar, pero al final no fueron lágrimas lo que probé; quizá sudor corpóreo, o savia del cuerpo que me supo a gloria, y que repetiría una y mil veces porque encontré un yacimiento de pasión desbordante con efervescente amor.
Te deseo tan cerca, que en mi mente hice de tu cuerpo un mapa con puntos definidos, para explorarlo cada  vez que desee una nueva excursión.
Al tacto de mis labios tu cuerpo será mi guía por recónditos mundos donde me perderé temporadas; serás mi guía señalando el camino a través de gemidos,  latidos y respirar acelerado con pálpitos del corazón.
Si en tu cuerpo me perdiere sin salir jamás; mejor rendirse en el pozo de la dicha, donde abundan las mieles del amor que se necesita como encanto para la gloria de los verdaderos cielos hechizados con festín de la  libido para un catador sediento de las finas cosechas y manjar de dioses.
Tu cuerpo es un templo que acumula tesoros; están tan dentro de ti, que cerraría las puertas de tu corazón para que nadie interrumpa nuestro fortín de felicidad, ni provoque celos que desorientan al amor.
Me perdí en las corrientes de tu libido amor, que arrastraron por sendas inexploradas en un terreno virgen.
Citas en secreto llenas de intenciones, unas  buenas con sabor a manos imprudentes,  un beso cerca de los labios acariciando el olor de tu presencia atrayendo la mentira al instante, cena con ingredientes afrodisíacos,  miradas indiscretas, gestos tentadores, risas llenas de misterios, toques con astucia,  palabras destinadas al engaño después de un licor que provoca la libertad en nuestros actos, música romántica placentera a oídos que escuchan las letras de canciones obligándonos al baile,  cuerpos moviéndose al compás de los deseos de la mente, sin querer nos provocamos,  manos entrelazadas,  roces de la piel que incitan al abrazo de sentimientos mutuos de vivir una locura deseada, noche interminable complacidos por la luna, esperamos los rayos del sol,  sueños vividos con intensidad, realidad poseída por las dudas. Despertamos prisioneros de la incertidumbre de haber vivido al borde de una verdad en sueños,  producida por ideas amadas,  enajenadas con razón o una mentira de nuestra realidad absurda en la sensatez de amar con placer, nunca encontraremos las respuestas de los misterios de la mente,  solo debemos caminar buscando el amor sin entender de qué forma llegó a nosotros.

__

A la mañana siguiente al despertar, Pedro se preguntó dónde estaba. Había dormido profundamente, como nunca en los últimos meses. Se incorporó entre almohadas de plumas y se quedó escuchando el silencio solo herido por el trinar de aves y el arrullo del mar más abajo. Oyó murmullos y el chasquido de una puerta al cerrarse. Apareció Guillermo, cubierto con la bata del hotel y le sonrió.

__Feliz cumpleaños amorcito __le dijo sobre los labios, y Pedro lo atrajo hacia él.

Desayunaron en la salita contigua. Guillermo comía con voracidad los ingredientes del desayuno continental que pidió, el ejercicio y la falta de cena de la noche habían despertado su apetito. Pedro reía al verlo saborear incluso lonjas de queso y jamón además de guardarse para el final las tostadas con mermelada. Él sorbió el café, comiendo escones, masas y tostadas. Una vez bañados y cambiados, se dispusieron a salir para recorrer la ciudad. Al entrar en el vestíbulo de la suite. Pedro se quedó estupefacto al descubrir bolsas y los paquetes que atiborraban la pequeña recepción.

__ ¿Qué es esto?
__ ¿Qué parece? Son tus regalos de cumpleaños.
 _ Guille… _murmuró__. Esto es demasiado.

__Nada es demasiado para vos, además pronto empezarás a cursar, a trabajar, y no tienes ropa para otoño invierno.

Se abrazaron, dichosos, hasta que Pedro se apartó para abrir los regalos con la curiosidad del niño que nunca los tuvo.
__ ¿Dónde habías metido todo esto?
__En la bodega del avión, aclaro que los muchachos me ayudaron a elegir, son de los tres, y tus padres aportaron lo suyo, la azafata los hizo llegar acá _dijo Guillermo feliz.

Pasaron una hora abriendo paquetes y bolsas hasta que el vestíbulo quedó cubierto de cintas, papeles, cajas y etiquetas. Pedro no quería pensar en el costo de aquellas prendas de marca, morrales, zapatos, accesorios, joyas.
__Has comprado tantas cosas que alcanzarían para abrir un negocio.
__No señor, queremos verte lucir cada una, ¿te gustan?
A veces la expresión mundana de Guillermo desaparecía para dar paso a esa que a Pedro le hacía pensar en un niño deseoso por agradar a la madre o a la maestra. Apoyó un zapato de diseño sobre una caja, caminó hacia él, lo abrazó y lo besó apasionadamente.

__Gracias por agasajarme con cosas tan bellas, sabes que nunca las tuve, que nunca las acepté pero me encantan.
__Vos no las aprecias como lo haría otra persona, sé que lo superficial no te importa _lo provocó.

__Otro no lo apreciaría como yo porque  para otro… vos no significas lo que para mí.
__ ¿Y qué significo para vos, Pedro?
__Vos sos todo para mí, lo único en mi vida, Guille.

 No regresaron al hotel hasta el anochecer porque pasaron el día recorriendo los sitios de interés, dieron la vuelta entera al dedo que hacía entre el Río y el mar, Punta, yendo por las playas Brava y Mansa, y también se adentraron a la ciudad, y mientras cenaban en medio de la dicha de esa magia, sonó el celular de  Guillermo, porque Pedro lo había dejado apagado en el hotel. Era Fabián que quería saludar a Pedro en su cumpleaños, y detrás estaba Felipe, su primer cumpleaños fuera de la iglesia, libre, él que nunca pudo imaginar lo encontraría en pareja con un hombre.

__Pedro, me está llamando medio mundo para saludarte: bueno el piojo está pegado a mi oreja, tus viejos, Beto, Gaby, ¿qué hago?  ¿Les doy el teléfono del estudio?
__No estamos en Argentina, sino en Punta.

Pedro alejó el celular del oído cuando los chicos emitieron un chillido para expresar su contento. Guillermo prestaba atención con disimulo al intercambio.
Siguieron paseando y entraron a varias tiendas, hasta que regresaron al hotel, se echaron en la cama y se quedaron dormidos. Despertaron casi a las diez p.m. Como no tenían hambre decidieron saltar la cena oficial. Se bañaron juntos, y se vistieron para ir a una discoteca, a un pub gay. A Pedro no le atraía la idea, en verdad le temía como a lo desconocido y fue por ello que Guillermo quiso llevarlo, y le habló con admiración del lugar.
El coche del hotel que los llevaba se detuvo donde se reunía una pequeña multitud, mas no hicieron cola ni esperaron, los guardias saludaron con simpatía y una vez dentro Pedro experimentó una pulsación en el pecho. La música retumbaba, el aire se había condensado. Se quitaron los sacos y los consignaron en el guardarropa. Observó a Guillermo y vio un brillo de codicia en sus ojos, como si esa multitud que saltaba y se ondulaba con sensualidad, la música, las luces lo fascinaran.
No podía quejarse, él le había sugerido que se pusiera un traje blanco de lino ceñido. Pedro no era consciente de las miradas que suscitaba. Su pelo alborotado, su barbilla prolija y ese atuendo con camisa gris sin corbata y desabotonada en el escote hacían girar las cabezas. Guillermo le colocó posesivamente la mano en el hombro e iba avanzando atacando con la mirada a quien se atreviera a tocarlo o siquiera mirarlo hasta hacerles bajar la vista.
 Se apoltronaron en unos sillones, y Guillermo lo atrajo hacia sí para hundir la nariz en el cuello de Pedro. Deseaba aspirar el perfume, que tenía notas profundas, eróticas, no compatibles con la vieja ingenuidad de Pedro, aunque ahora, se dijo, sí que era acorde al Pedro sensual  y ardiente que solo él había creado y por ello solo él conocía, al cual solo él accedía.
Para la gente no usaría perfume, para él llevaría siempre ese.

__Solo usarás este perfume conmigo _le susurró.

__ ¿Por qué?
__Porque quiero que sea nuestro perfume… A Men.
__ ¿Y tú lo usarás solo conmigo?
__Te lo juro. ¿Vos?

__Sí, te lo juro.
Se besaron con un frenesí que los dejó turbados, y debieron separarse para disminuir la excitación bajando la presión secuestrada contra el cierre de los pantalones.
El camarero se acercó y pidieron los tragos... Volvió unos minutos después y los dejó sobre la mesa con unos bocaditos de los que dieron cuenta.

__ ¿Vamos a bailar?
__No sé bailar, así que no te burles _dijo Pedro.

Pedro nunca había salido a sitios así, y Guillermo aunque no lo dijo muy poco, siempre había detestado esos sitios, el ruido ensordecedor, el ambiente viciado con olores densos, la oscuridad, las luces de colores, el exceso de bebida y de otras cosas. Con Pedro, la experiencia era distinta. Se movía muy bien y, como no podía apartar sus ojos de él, se olvidaba del entorno. Le gustaba verlo contento, y se atrevió a apretarlo presionando las nalgas.

__Guille, allí no __le habló Pedro cerca del cuello__, es usted un impertinente.

__Esa parte de su cuerpo como todo él me pertenece y lo tomo _ ronroneó Guillermo.

__Guille, me da vergüenza acá.
__Nadie nos mira. ¿No te gusta que te toque así?
Lo miró fijamente, aturdido por la excitación. Guillermo soltó una carcajada y le besó el cuello. La felicidad los abrumaba. No recordaba haber experimentado esa dicha en su medio siglo de vida. Se sentía más vivo que a los veinte años.
__La canción que viene ahora es para vos. Feliz cumpleaños mi amor.

Se trataba de una versión de Can”t take my eyes off you.
Los afectó profundamente. La expresión de Pedro, su sonrisa con hoyuelos, las chispas en su dulce mirada se convirtieron en una lanza que le traspasó el pecho a Guillermo. La emoción dolía. Se abrazaron y bailaron.
__Ahora me toca cobrarte la prenda.
__ ¿Aquí?
__Es fácil. Tienes que responder sí a mi pregunta.
__ ¿No puedo contestar que no?
__No. Tu prenda es responder solo sí.
__ ¡Guillermo! __la voz traspasó incluso la barrera de la música que construía un muro en torno a ellos y los sobresaltó. __ ¿Qué alegría encontrarte acá?

Pedro resopló, y se dio cuenta que Juan, a pesar de llevar a un hombre de la mano _más joven que él_, intentó besar a Guillermo en la boca y que este lo eludió con elegancia y le ofreció la mejilla, y que el otro, aunque desdeñado, encontró divertida la situación y profirió una risotada.

__Hola Juan _lo saludó Guillermo__. ¿Cómo estás?

__No tan bien como vos __dijo, y echó un vistazo a Pedro de cabo a rabo.
__Es Pedro, cielito, él es Juan, no sé si llegaron a conocerse, el amigo del que te he hablado.
__Le hablaste de mí. Qué poco conveniente _ añadió con otra risotada y extendió la mano hacia Pedro que se la apretó con firmeza.

__Encantado, Juan.
__ ¿Por qué no nos acompañan a nuestra mesa?
__Te agradezco, yo…
__No, no acepto un no como respuesta, solo un rato.

Caminaron tras la pareja, Pedro reparó en que Juan no presentó al joven. El ambiente se enrarecía, la calidez de minutos antes se enfriaba, y una incomodidad y un malestar ganaban los ánimos de Pedro y Guillermo. Antes de sentarse en el sitio que le indicara Juan, Pedro anunció que iría al baño.

__Te acompaño _dijo Guillermo.

__No hace falta.
__Guillote, no seas ridículo _dijo Juan__, Pedro es un bomboncito, pero no van a comértelo.

__Regreso en minutos.
En el baño, Pedro se humedeció la cara con agua fría, maldiciendo el arrebol de las mejillas no por placer sino por rabia. Guillermo debería haber insistido en acompañarlo, debería haber rechazado sentarse con ellos, debería haberlo presentado como su hombre… Al regresar lo vio con las manos en los muslos inclinado hacia delante riendo y a Juan susurrándole algo chistoso al oído con los brazos en sus hombros y sintió bullir la sangre. Solo dejó de tocarlo cuando lo vieron en tanto Guillermo le salió al encuentro. Pedro le tendió la mano al joven y se presentó. El muchacho con una sonrisa sincera dijo llamarse Federico y le sonrió.
La noche se había arruinado _maldijo Guillermo.  El encuentro con Juan había mandado al carajo su intención de proponerle casamiento a Pedro, era evidente que estaba enfurruñado. Se palpó dentro del bolsillo, corroborando que el anillo más caro que el previo de compromiso siguiese allí.

__Es muy joven tu amigo Guille _  dijo Juan como si no lo conociera.

__Si respondo, ¿nos dirás la edad del tuyo?
Federico carcajeó.
__Guille, no veo por qué a Pedro le molestaría decir su edad, es un chico, ¿cuántos años tienes? ¿Veinte?
__Acabo de cumplir treinta y cinco.
__Oh.
__ ¿Eres argentino? _preguntó el muchacho.

__Chileno. ¿Y tú?
Guillermo sentía cómo la ira iba entumeciéndole los músculos, comprimiéndole las mandíbulas y convirtiendo sus manos en puños.
__ ¿A qué te dedicas? __preguntó Juan con intención.

__Basta Juan _masculló Guillermo.

__Es que no lo sé.
__Docencia, y estudiaré derecho canónico. Tú eres abogado por lo que sé.
__ ¿Quieres bailar, Pedro? _dijo Federico.
__No __dijo Guillermo poniéndose de pie, al levantarse lo arrastró a Pedro con él.

__Le pregunté a él, no a ti __se obstinó el joven, y se puso de pie.

__ ¿Qué te pasa imbécil?  _lo encaró Guillermo, y lo habría matado de no haberlo impedido Pedro que lo aferró por el brazo.

Juan mirando a Guillermo le dijo:
__ Será mejor que no lo hagas enfadar, Federico y dejes a su hombre en paz.
__No le temo.
__Pues deberías, créeme.
__Adiós.
__Adiós, Guillermo. Siento que el encuentro se haya arruinado.

Salieron del local en una exhalación apenas con tiempo para retirar los sacos y no demostraron nada en el auto de regreso al hotel, la pelea nació al entrar.

__Estabas coqueteándole a ese idiota, descarado _dijo Guillermo.

__! No estaba coqueteando! Estaba tratando de hacerlo sentir un ser humano ya que tu amigo lo trata como un mueble.
__! Ah, Pedro el compasivo! ¡Te gustó y estabas coqueteando!
__! Yo no coqueteo con nadie! ¡No es mi estilo!
__ ! Por supuesto que no lo fue conmigo! ¡Con ese idiota estabas coqueteando!
__Y tú qué con tu examante! ¿Qué hacías cuando él te tenía abrazado y sonreías? ¿Acaso no estabas coqueteando?
__Así es con Juan, recordaba anécdotas viejas.
__! Así es con Juan!
__Pero no hay nada entre él y yo. Nada.
__! No sé si te creo!

Pedro se encerró en el baño mascullando su enojo. Guillermo se desvistió en el dormitorio permaneciendo de pie y pronunciando insultos a cada prenda que arrojaba al suelo. “Bonito final para la noche destinada a ser la más feliz de mi vida”, pensó con sarcasmo. Maldijo el instante en que se le había ocurrido ir al pub.
Se durmieron enojados y a la mañana siguiente casi no cruzaron palabra. Pedro pidió regresar temprano pues deseaba estudiar para un examen y Guillermo lo complació. Llegaron a casa alrededor de media tarde, uno se encerró en el estudio, el otro simuló estudiar en el dormitorio.
Cuando llegaron a la cama ya de noche, la mirada expresó lo que las palabras arruinaban.

--Beso la caricia que esculpe tu hambre, la verdad enfurecida de tus labios, tus vastas ansias, entre los rincones de la fárfara, tus pupilas, y los colores del alma. Beso tus recuerdos, nuestra primera noche  con las farfullas de la luna, la caída de los cielos  con sus estrellas de carne  con sus nubes de fuegos  y las ramas de los astros  cicatrizando cada herida de tu boca. Beso tu indecencia, tu ligereza  cuando abres tu mundo a mis ojos  sin apenas  haber soñado todavía. Beso tu voz calma cautiva, mi mayor anhelo  cuando dejo en ti mi única salida.
__El amor es el antídoto de la mediocridad, de la perversidad, de la miseria, aquel que ama no antepone el dinero a la familia, el poder a la paz, la avaricia a la generosidad. El amor a la naturaleza, a la humanidad, a la pareja, es el mejor antioxidante contra la vejez del alma, nos mantiene jóvenes, vivos y expectantes ante el futuro, nos hace generosos, porque solo quien comparte disfruta de lo que tiene.
No envidio a esos sicarios que anteponen poder y dinero a su dignidad y a su conciencia, no envidio a aquellos que sacrifican familia, creencias y anhelos en aras de la diosa fortuna, porque quien es capaz de hacer sufrir a sus gentes, quienes consienten miseria, desesperación y suicidios son reos de su propia codicia.
El poeta, el artista, el cantor, el enamorado, jamás venderá su puñado de simiente al mejor postor, antes lo sembrará, lo regará y lo mimará hasta que le dé ciento por uno. Cantaba Serrat que "Un manjar puede ser cualquier bocado si el horizonte es luz y el rumbo un beso", esos desgraciados nunca sabrán lo que es la luz y mucho menos lo que es en verdad un beso.

Piel con piel fundiéndose poros, estremeciéndoles todos... Piel con piel dulce sabor a locura, entrega total y sin dudas... Piel con piel caricias suaves, dormidas,  pasión encendida... éxtasis, placer. Presión, fusión en los labios apretando fuerte las manos... sintiendo calor y fuego  embrujo de un hechicero. Piel con piel lujuria prohibida, ardientes deseos, fogata prendida en tan bello infierno. Quemándonos juntos avivando las llamas... bailando la danza infernal sin temores ni treguas  a querer parar. Piel con piel, fusión y caricias... estremecer sin prisas, enloquecer. Volver en silencio a oscuras, en secreto a tan deseado infierno... Pasión, fusión... cerramos telón.
Adormecí la noche con arrullos tibios,  un leve rubor en la mejilla creó mi beso,  entré el viento dulce y la sonrisa,  entré  tu mirada y las estrellas. Tomé  las manos del cielo, las llené  de mi firmamento, una cascada de hermosos delirios  que llueven en la tierra de tu alma. Tomé  cada reflejo de tu luz,   lo guardé  en mis ojos, abrí los vientos de mis pupilas  y creé el rocío  nocturno de tus labios. Amaneció la mañana en tu cuerpo, tu sol creó  las flores  tu piel liberó el aroma, tu pelo llamó al silencio, y yo postrado en tu regazo  detuve el tiempo en un abrazo. Eres un deseo abierto en mi pecho,  un deseo húmedo en mis lluvias de otoño  que toca  cada mariposa de mis manos   con tus alas de primavera. Eres un deseo completo, liberal, bestial,
eres un deseo maduro en mi carne,  dulce, suave, eres un deseo privado  para mis ojos para mi boca  para mi sexo, eres un deseo perverso, cautivador, excitante. Eres la razón para desear, eres la razón para liberar mis fantasías, y crear nuevas, eres la razón para luchar,
contra el tiempo, rejuveneciendo el alma. Eres el más tierno amanecer de mis días, la fragua, donde recreo  mis sueños más hermosos.
__ ¿Hacemos las paces? __preguntó Guillermo emergiendo de entre las sábanas revueltas.

__ ¿Me prometes no verlo más?
__Lo prometo, pero debemos seguir con lo que estábamos cuando nos interrumpió, no ahora, tengo que preparar lo de Felipe.
__Bueno, te amo, Guille, y nunca he mirado ni seré de nadie más, he nacido para ti, solo para tus ojos.
__Solo para los tuyos, te amo Pedro.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO.
ESCENAS EXPLÍCITAS.

10 comentarios:

  1. Hernoso Eve, supongo que a veces los celos son parte del amor...No la desconfianza, pero cómo no celar cuando se ama tan profundamente a alguien...Bueno, ya espero el próximo capítulo y el postergado compromiso...

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    1. Di un capítulo especial a puro amor y celos desde el amor porque les afectó el embajador, y me quedé sin internet, por suerte regresó a tiempo de seguir, en rato, el poder del amor,, besote. Esto sigue con la reconciliación y el caso de Felipe tan actual.

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