ÉL
CAPÍTULO
VEINTIOCHO.
“El amor es un fruto que madura en todas las
estaciones,
y se encuentra al alcance de todas las manos”. Teresa de Calcuta.
y se encuentra al alcance de todas las manos”. Teresa de Calcuta.
__El
fiscal Matías Olazábal, está en camino, ha sido designado al caso _informó un
sargento a Moravia que asintió, lo tenía por un joven fiscal, pero capaz.
Miller estaba ocupado con Gaby con lo de Alberto, aunque colaborasen los
prefería siguiendo esa pista dejada por Francisco o como se llamase el hombre
muerto.
__No ha habido ninguna llamada, ni nota ni he
encontrado ningún tipo de mensaje _explicó Camila__, solo a dos mujeres atadas
y amordazadas, y lo que les contó mi padre con los guardias y seguridad.
Los
policías esperaban los refuerzos de la federal y grupos de operaciones
especiales para negociar eventualmente si encontraran algún responsable. En
cuestión de una hora la casa quedó inundada de luz mientras dos decenas de
agentes la registraban de arriba abajo en busca de alguna pista, pero, de
momento, no habían descubierto ninguna.
Los
criados estaban todos levantados, los guardias despiertos y los sargentos los
estaban interrogando uno a uno. Ninguno de ellos sabía nada ni había visto
nada. Solo Camila refirió a su padre la visita de Nancy, que había hablado
incoherencias y este prefirió callar hasta que llegara Olazábal. De pronto fue
ella que cayó en cuenta de la ausencia de Daniela y el chofer. Jamás se había
fiado de ellos y sospechaba que ellos no la apreciaban. Ahora se preguntaba
aunque no era probable si el odio los había impulsado a secuestrar a los
chicos. Costaba creerlo, pero todo era posible y merecía la pena investigarlo.
Comunicó su ausencia a los agentes y la radio de la policía trasmitió
inmediatamente la descripción de los dos criados y de la de los chicos, las
fotos circularon por sistemas internos.
--Le
presento al agente especial doctor Matías Olazábal, de la secretaría de
inteligencia y fiscal de la causa, ha sido asignado a este caso.
-El
caso… ¿qué caso…? ¿Qué había ocurrido? ¿Dónde estaba Pedro…? ¿Y dónde estaban
sus hijos…?
__Encantada.
__!
No! __el grito desgarrador de Pedro rebotó en las paredes mientras se dejaba
caer en el piso al enterarse de lo sucedido, y Guillermo corrió hacia… ÉL.
El
alarido de Pedro hirió el silencio y dejó inerme a Guillermo que se apartó, lo vio
dar manotazos y patadas al aire con los ojos cerrados hasta que agotado y
anegado se deslizó por la pared y se ovilló temblando en el piso llorando en
silencio, enajenado y perdido en recuerdos e imágenes felices con sus hijos.
Guillermo
apretó los labios en un intento de retener el nudo que oprimía la garganta y el
llanto, hasta que el aire retenido escapó y al fin rompió a llorar.
-¿Qué
te hicieron amor mío?
De
pronto por los resquicios de la mente de Pedro se coló el llanto de un hombre y
los rostros de los chicos fueron desvaneciéndose, pesadamente elevó los párpados, y la visión
de Guillermo acuclillado llorando a su
lado lo devolvió al presente. Guillermo tras la cortina de lágrimas encontró la
mirada y se lanzó sobre él, lo atrajo al abrazo, lo sintió mojar su camisa con
el rostro alojado en su pecho.
Permanecieron
en silencio abrazados hasta recuperar el latido y el aire.
__Quisiera ver esa sonrisa que se dibuja en tu boca,
quisiera ver esa mirada pícara con la que me insinúas tus deseos, y cómo
quisiera sentir el sabor que tienen tus labios al besarme, el sonido que sale de tu boca cuando pronuncias mi nombre, el aire que exhalas al suspirar,
por eso quisiera ser el hombre que está en tus sueños y el motivo de tus
insomnios, quien estremeciera tu piel y el que escuche tus orgasmos brotando de
tu garganta mientras hacemos el amor, quien calme tu ansiedad y con quien
descubras el verdadero significado de la palabra amar, por eso quisiera ser tu
principio y tu final, a quien amaras por toda la eternidad. Lo siento mi vida,
lo siento…
__
¿Qué quiere esa mujer, Guille? ¿Por qué mis hijos? __musitó Pedro en un hilo de
voz.
__
Ella… lo quiere todo, es una serpiente cielito. No sería correcto hablar de
don, más bien yo diría que la vida me llevó a esto. Habilidades adquiridas a
pura experiencia. Mirar, mirar y mirar, hasta que uno se anima y ahí está
frente a una serpiente pero con un plan, uno nuevo, no como sin saber qué
hacer. Ahora estaba ahí a puro control, listo para poner a prueba lo que consideraba
mi nueva vocación.
Recuerdo mi primera vez frente a una de buen porte. La estudié con cautela, desde lejos, sin siquiera insinuar mis intenciones de dominio, de encantador de serpientes. Esa era ella, Nancy.
Poco a poco La habilidad se transforma en profesión y es como que a simple vista uno ya puede entender cuál debe ser el plan para acercarse, actuar y salir ileso. La mordedura de una serpiente, si tienes suerte, te puede dejar vivo, pero la humillación y la pérdida de la estima propia, son difíciles de recobrar. Yo estaba en el punto en que me creía un súper hombre, invicto. Varias veces me habían rozado y hasta salpicado el veneno pero todavía ileso.
En un principio pensaba que el secreto estaba en moverse de cierta manera, ya que ellas seguían mis movimientos rítmica y suavemente. Pensé erróneamente que eso las encandilaba, que se rendían ante los gráciles movimientos de mis manos y gestos faciales. Claro, y era lógico, siempre miran fijamente y cuando no lo hacen así, uno percibe cómo acechan furtivamente. Sigilo extremo, cálculo elevado y un timming envidiable. Conozco a tantos a los que la confianza les jugó una mala pasada, la última, que me juré que nunca me descuidaría, y no solo porque mi vida se fuera en eso, no, porque yo quería ser siempre un encantador de serpientes, el mejor.
No es que mi movimiento no las encantara de alguna manera, pero un día descubrí que al hablarles, entraban en una especie de confusión, dejaban de moverse con su habitual seguridad y aplomo. Jamás lo hubiese imaginado, mi voz y manera de hablarles las tranquilizaba y era como si abrieran las puertas de sus inquietantes e irascibles emociones y me invitaran a un espacio donde el peligro se suavizaba y convertía en confianza, pero no tan rápido, no era cuestión de que solo escucharan mi voz. Varias veces me apresuré a acercar mi mano dentro de su rango de alcance y por poco fue el fin. Tiempo…, tiempo, ese era el secreto. Ganar su confianza, que reconocieran mi voz, que la necesitaran de algún modo. Me reía para mis adentros al ver a otros que no comprendían, esforzarse por lograr un acto más temerario y fascinante para los ocasionales curiosos que esperan su caída, me reía de todos. Yo había encontrado el secreto para encantar serpientes sin correr riesgos.
En esta parte del planeta uno se puede cruzar con alguna en cualquier lugar, y las hay de todas las clases y tamaños. Así que cuando me cansaba de una o cuando la notaba rendida y su fiereza quebrada por mi destreza, solo buscaba otra y listo. Cada vez me afanaba por una más brava, más venenosa, más agresiva. De algún modo pensaba que ya no habría la que me lastimara, la que pudiera conmigo.
A esta que tengo frente a mí ahora la crucé en el camino, nada especial pensé, pero reconocí en su mirada la fiereza de una serpiente con la cual no sería tan fácil de tratar. Sus ojos eran penetrantes y pude leer el rencor en ellos. Me miraba como si yo fuese la presa, y al querer acercarme, por poco termina conmigo ese mismo día.
Las serpientes son astutas pero esta pondría a prueba mi intuición, a tal grado que si la hubiese tenido, me hubiese marchado antes del desastre. Comencé con mi rutina de moverme y hablarle como a todas. La rodeaba, me insinuaba y alejaba, me acercaba y fingía control, ella solo me estudiaba, parecía como si lanzara fuego por sus brillantes y redondos ojos. Con el tiempo la dominé, vencí su resistencia, o eso creí. La mordedura fue certera y supe que mis días de encantador de serpiente habían terminado, mi vida… todavía no estaba seguro. No lo vi venir y ahora estaba arruinado y todos hicieron escarnio de mí, creo que lo merecía, la gran serpiente había ganado y se elevaba orgullosa rebosante de poder, frente a mí, esperaba altiva que recogiera mi vergüenza y la coronara como lo que era: La que terminó con mis días de encantador. No se debe hacer esperar a una dama y siempre fui presto a reconocer mis derrotas. Me arrodillé y totalmente sometido, le mostré el anillo y le rogué que fuese mi esposa. Ella sonrió y aceptó concediéndome contemplar la más maravillosa sonrisa que he visto en una mujer. A la mañana cuando desperté, ella no estaba en la cama, y fue cuando la hallé y no llegué a tiempo de evitar la muerte de ese hombre en Brasil, esa es Nancy, Pedro. __ ¿Por qué a los chicos y qué quiere?__ No lo sabremos con certeza hasta encontrarla y que ella lo diga, está loca mi amor, piensa como loca.
Recuerdo mi primera vez frente a una de buen porte. La estudié con cautela, desde lejos, sin siquiera insinuar mis intenciones de dominio, de encantador de serpientes. Esa era ella, Nancy.
Poco a poco La habilidad se transforma en profesión y es como que a simple vista uno ya puede entender cuál debe ser el plan para acercarse, actuar y salir ileso. La mordedura de una serpiente, si tienes suerte, te puede dejar vivo, pero la humillación y la pérdida de la estima propia, son difíciles de recobrar. Yo estaba en el punto en que me creía un súper hombre, invicto. Varias veces me habían rozado y hasta salpicado el veneno pero todavía ileso.
En un principio pensaba que el secreto estaba en moverse de cierta manera, ya que ellas seguían mis movimientos rítmica y suavemente. Pensé erróneamente que eso las encandilaba, que se rendían ante los gráciles movimientos de mis manos y gestos faciales. Claro, y era lógico, siempre miran fijamente y cuando no lo hacen así, uno percibe cómo acechan furtivamente. Sigilo extremo, cálculo elevado y un timming envidiable. Conozco a tantos a los que la confianza les jugó una mala pasada, la última, que me juré que nunca me descuidaría, y no solo porque mi vida se fuera en eso, no, porque yo quería ser siempre un encantador de serpientes, el mejor.
No es que mi movimiento no las encantara de alguna manera, pero un día descubrí que al hablarles, entraban en una especie de confusión, dejaban de moverse con su habitual seguridad y aplomo. Jamás lo hubiese imaginado, mi voz y manera de hablarles las tranquilizaba y era como si abrieran las puertas de sus inquietantes e irascibles emociones y me invitaran a un espacio donde el peligro se suavizaba y convertía en confianza, pero no tan rápido, no era cuestión de que solo escucharan mi voz. Varias veces me apresuré a acercar mi mano dentro de su rango de alcance y por poco fue el fin. Tiempo…, tiempo, ese era el secreto. Ganar su confianza, que reconocieran mi voz, que la necesitaran de algún modo. Me reía para mis adentros al ver a otros que no comprendían, esforzarse por lograr un acto más temerario y fascinante para los ocasionales curiosos que esperan su caída, me reía de todos. Yo había encontrado el secreto para encantar serpientes sin correr riesgos.
En esta parte del planeta uno se puede cruzar con alguna en cualquier lugar, y las hay de todas las clases y tamaños. Así que cuando me cansaba de una o cuando la notaba rendida y su fiereza quebrada por mi destreza, solo buscaba otra y listo. Cada vez me afanaba por una más brava, más venenosa, más agresiva. De algún modo pensaba que ya no habría la que me lastimara, la que pudiera conmigo.
A esta que tengo frente a mí ahora la crucé en el camino, nada especial pensé, pero reconocí en su mirada la fiereza de una serpiente con la cual no sería tan fácil de tratar. Sus ojos eran penetrantes y pude leer el rencor en ellos. Me miraba como si yo fuese la presa, y al querer acercarme, por poco termina conmigo ese mismo día.
Las serpientes son astutas pero esta pondría a prueba mi intuición, a tal grado que si la hubiese tenido, me hubiese marchado antes del desastre. Comencé con mi rutina de moverme y hablarle como a todas. La rodeaba, me insinuaba y alejaba, me acercaba y fingía control, ella solo me estudiaba, parecía como si lanzara fuego por sus brillantes y redondos ojos. Con el tiempo la dominé, vencí su resistencia, o eso creí. La mordedura fue certera y supe que mis días de encantador de serpiente habían terminado, mi vida… todavía no estaba seguro. No lo vi venir y ahora estaba arruinado y todos hicieron escarnio de mí, creo que lo merecía, la gran serpiente había ganado y se elevaba orgullosa rebosante de poder, frente a mí, esperaba altiva que recogiera mi vergüenza y la coronara como lo que era: La que terminó con mis días de encantador. No se debe hacer esperar a una dama y siempre fui presto a reconocer mis derrotas. Me arrodillé y totalmente sometido, le mostré el anillo y le rogué que fuese mi esposa. Ella sonrió y aceptó concediéndome contemplar la más maravillosa sonrisa que he visto en una mujer. A la mañana cuando desperté, ella no estaba en la cama, y fue cuando la hallé y no llegué a tiempo de evitar la muerte de ese hombre en Brasil, esa es Nancy, Pedro. __ ¿Por qué a los chicos y qué quiere?__ No lo sabremos con certeza hasta encontrarla y que ella lo diga, está loca mi amor, piensa como loca.
__
¿Crees que reclamará el cuerpo del tío?
__No
lo creo, ni siquiera creo que envíe a un tercero, no se pondrá en evidencia por
nada justamente ahora, igualmente estaremos atentos. Ven, vamos a descansar un
ratito, en un rato cuando lleguen los
custodios que enviará Miller saldremos para Martínez por si alguien llamara por
rescate u otra condición.
__Sí,
quiero estar allá, supongo que habrá algún llamado, necesito hablar con Camila,
saber qué mierda sucedió. Sospecho que esta vez sí mi suegro llamó a la
policía, y eso puede ser peor. Vamos, Guille, por favor.
__Tu
piel es arena blanca que me atrae como
viento tropical. Dejo en ella mis besos como pisadas que son huellas en tus
playas y senderos que mi marea de pasión oculta. Besos mojados que erizan tu
piel y con el suspiro de este amor mío ardiente que te consume, evaporo tan
solo para que tus poros absorban mi esencia de loco amante. Curvas y recodos
naturalmente perfectos en tu cuerpo recorren mis manos y contornean mis yemas,
subiendo y bajando, perdiéndose en los puntos cardinales de tu cuerpo. No hay
una zona desierta y seca entre tu cuerpo y el mío, es todo humedad, es todo
pradera a punto de florecer en esta primavera de nuestro amor.
Me pierdo en tu mirada de ternura que me enamora y en tu boca con palabras de besos pronuncio tu
nombre acompañado de un te amo. No es una isla desierta nuestro mundo en este
instante, en nuestra cama una selva húmeda llena de ternura, pasión y amor que
tiempo y distancia no pudieron secar __le susurró Guillermo mientras lo
acariciaba en la bañera con la esponja de baño__. Amorcito, aun en estas
circunstancias y en la casa, voy a defender esto… lo nuestro. Lo sabes,
¿verdad?
__Sí
mi amor, en algún momento hablaré con Camila. Gracias por mimarme, me
despiertas mariposas con solo mirarme __. Siempre las tuve, y siempre fueron
mías. Creo que se generaron de niño gracias a las novelas y a las historias
escuchadas, pero a muy tierna edad las sentí por primera vez revoloteando en mi
estómago. Son mías sí, pero lo gracioso es que no soy yo el que las hace volar
o sí, pero no por mi voluntad. Las necesito así volando de aquí para allá, me
acostumbré, me gusta, las necesito.
Mis mariposas son muy sensibles y dispuestas a volar y jugar y hacerse sentir. No las cambio por nada, es que son parte de mí, soy yo en mi máxima expresión. Hubo épocas en que se mantenían quietas por un tiempo, pero no demasiado. Una voz, una mirada, un perfume, un sueño y ahí estaban otra vez causando esa desesperante sensación de volar con ellas y el brillo en los ojos y el pensamiento golpeado. El amor que coloniza y gana lugar y tiñe de maravillosos colores y el rico olor a jazmín. ¡Qué preciosa sensación!, cómo poner coto a la adicción si es volver a vivir. La risa en la oscuridad y la música que inunda todo y ellas que no paran de volar y chocarse entre sí, y de golpear las paredes de mi estómago que se hace adolescente otra vez.
Recuerdo haber temido el día en que iban a morir, es lógico dicen muchos, pero hoy más de treinta años después y muy a pesar de lo que derriba la ilusión ahí están. Quién lo iba a decir… aún están ahí. Que son cosas de chicos, que ya se te va a pasar, que ‘eso no existe’, que ‘hay cosas más importantes’, que ‘ya no creo más’. Mis mariposas siguen ahí, lindas, coloridas, vivas, con todo el poder. A veces me pregunto si realmente son mías, o ellas me poseen a mí, a veces pienso que no van a volver a volar, que llegó el final, que eso ya no es para mí, pero ¿quién dijo que es para pensar? Hablo de sentir y de soñar. Es elevarte centímetros y planear a ras del suelo pero volar. Sentir la vida a flor de piel.
Con esos ojos lindos me miras, y ya comenzaron a volar. Me miras sin entender que por esas cosas de la vida hoy, el dueño de mis mariposas, eres tú.
Mis mariposas son muy sensibles y dispuestas a volar y jugar y hacerse sentir. No las cambio por nada, es que son parte de mí, soy yo en mi máxima expresión. Hubo épocas en que se mantenían quietas por un tiempo, pero no demasiado. Una voz, una mirada, un perfume, un sueño y ahí estaban otra vez causando esa desesperante sensación de volar con ellas y el brillo en los ojos y el pensamiento golpeado. El amor que coloniza y gana lugar y tiñe de maravillosos colores y el rico olor a jazmín. ¡Qué preciosa sensación!, cómo poner coto a la adicción si es volver a vivir. La risa en la oscuridad y la música que inunda todo y ellas que no paran de volar y chocarse entre sí, y de golpear las paredes de mi estómago que se hace adolescente otra vez.
Recuerdo haber temido el día en que iban a morir, es lógico dicen muchos, pero hoy más de treinta años después y muy a pesar de lo que derriba la ilusión ahí están. Quién lo iba a decir… aún están ahí. Que son cosas de chicos, que ya se te va a pasar, que ‘eso no existe’, que ‘hay cosas más importantes’, que ‘ya no creo más’. Mis mariposas siguen ahí, lindas, coloridas, vivas, con todo el poder. A veces me pregunto si realmente son mías, o ellas me poseen a mí, a veces pienso que no van a volver a volar, que llegó el final, que eso ya no es para mí, pero ¿quién dijo que es para pensar? Hablo de sentir y de soñar. Es elevarte centímetros y planear a ras del suelo pero volar. Sentir la vida a flor de piel.
Con esos ojos lindos me miras, y ya comenzaron a volar. Me miras sin entender que por esas cosas de la vida hoy, el dueño de mis mariposas, eres tú.
Comisaría
treinta y tres.
Nada
debía envidiarle a un ser de otra región, él estaba vivo pero solo por sus
signos vitales que lo acompañaban todavía. Era un ser errante, desprovisto de consciencia
y necesidades. Casi tres años llevaba su peregrinación por los sinuosos
tormentos del amor no correspondido. “Necesito tiempo, aire, vos me ahogas”, se
repetía una y otra vez esas espinosas palabras dichas por su amada y que
resonaban en su frágil mente como recién dichas.
En su escritorio repetía litúrgicamente el acto de lapicera y papel, quizá la última carta. Un año y la hoja en blanco, las células de su cuerpo se reproducían como en cualquier persona, salvo las que se desprendían de su corazón debilitando a cada instante los pocos sentimientos que aún retenía. Todavía la esperaba, la amaba, soñaba verla entrar con su fachada displicente y arrogancia para luego diluirse sonriendo en sus brazos, pero eso no ocurrió.
La vida es como sal que se desvanece y esfuma bajo el ardiente fuego del amor no correspondido y la humedad de las propias lágrimas que surcan nuestra existencia y nos convierten de a poco en rocas, rocas de sal, sal con la que se escribe el amor sabiendo que este un día también acabará.
El desdichado juntaba sus lágrimas o sal, según se mire, en un hermoso frasco de cristal. Cada noche al pensar en ella indudablemente sabía que todo estaba por acabar y lloraba en la soledad de su escritorio, la lapicera y el papel. Sus recuerdos en vano lo querían confortar. Esa noche las pesadas lágrimas esculpidas en roca de sal cayeron al recipiente de cristal y pudo verlas sólidas como su amor en el fondo del mismo, comprendió que no habría más.
Casi tres años y ella lo buscó, supo que había cometido un error, lo amaba y sintió pesar por no haberse dado cuenta, por la confusión. Ahí la llave, la misma que él le había dejado por si resolvía volver. Lo llamó, era de noche y se aproximó a su habitación. Sobre la silla lo halló, un gran cúmulo de sal se vertía sobre el escritorio. Aturdida y en plena conmoción dispersó la suave sal y ahí apareció la amarillenta hoja de papel. En la misma leyó: “Siempre te amaré”. Una lágrima golpeó el piso y estalló, ella también se estaba convirtiendo en sal.
En su escritorio repetía litúrgicamente el acto de lapicera y papel, quizá la última carta. Un año y la hoja en blanco, las células de su cuerpo se reproducían como en cualquier persona, salvo las que se desprendían de su corazón debilitando a cada instante los pocos sentimientos que aún retenía. Todavía la esperaba, la amaba, soñaba verla entrar con su fachada displicente y arrogancia para luego diluirse sonriendo en sus brazos, pero eso no ocurrió.
La vida es como sal que se desvanece y esfuma bajo el ardiente fuego del amor no correspondido y la humedad de las propias lágrimas que surcan nuestra existencia y nos convierten de a poco en rocas, rocas de sal, sal con la que se escribe el amor sabiendo que este un día también acabará.
El desdichado juntaba sus lágrimas o sal, según se mire, en un hermoso frasco de cristal. Cada noche al pensar en ella indudablemente sabía que todo estaba por acabar y lloraba en la soledad de su escritorio, la lapicera y el papel. Sus recuerdos en vano lo querían confortar. Esa noche las pesadas lágrimas esculpidas en roca de sal cayeron al recipiente de cristal y pudo verlas sólidas como su amor en el fondo del mismo, comprendió que no habría más.
Casi tres años y ella lo buscó, supo que había cometido un error, lo amaba y sintió pesar por no haberse dado cuenta, por la confusión. Ahí la llave, la misma que él le había dejado por si resolvía volver. Lo llamó, era de noche y se aproximó a su habitación. Sobre la silla lo halló, un gran cúmulo de sal se vertía sobre el escritorio. Aturdida y en plena conmoción dispersó la suave sal y ahí apareció la amarillenta hoja de papel. En la misma leyó: “Siempre te amaré”. Una lágrima golpeó el piso y estalló, ella también se estaba convirtiendo en sal.
__ Qué
triste, Albert, dime que no regresé demasiado tarde, por favor _ imploró Gaby
sin apartar la mirada, permaneció con él en la comisaría.
__Creo
que no, lo veremos cuando esta pesadilla termine, Gaby, yo quiero regresar al
estudio con Marcos, no quiero volver a
matar, aunque sea por justa causa, no quiero sentir esta horrible sensación.
__No
fue tu culpa, solo quisiste salvar a Guille, si él no era capaz de disparar ese
tipo lo iba a matar, fue en defensa de él.
__Lo
sé, y porque sé que Guille no lo haría,
porque no regresara acá, ni quedara de nuevo manchado lo hice, pero créeme que
se siente horrible.
__Te
sacaré en la mañana, tienes que olvidarlo, por favor.
El
celular olvidado de Gaby vibró y cuando observó el visor supo que tendría que
atender.
__ ¿Miller?!Ah,
no, por Dios! No puede ser.
__
¿Qué sucede?
Martínez.
Camila
le estrechó a Matías rígidamente la mano
mientras él la miraba fríamente. Sin dejar traslucir el menor sentimiento,
cuando ella le expuso los pocos detalles que conocía en presencia de Orestes
que al fin relató lo sucedido en enero y desde entonces.
__Deduzco
que por lo que cuenta el papá no está acá _ dijo Matías mirando al juez.
__Llegará
de un momento a otro, Matías, es posible que esa mujer si llama pida un
intercambio de los chicos por él, al menos es lo que creemos __expuso Orestes y Camila
evadió la mirada.
__No
vamos a negociar con una psicótica y
peor, Moravia, a lo sumo dinero como celada, no la vida de Beggio _ afirmó el
fiscal __. Los secuestros son mi especialidad cuando no me llaman demasiado
tarde, al menos en este puedo ponerme manos a la obra desde ya, aunque de
momento no tengo casi elementos donde basarme, sabemos que cuando sucedió en
enero al nene lo devolvieron en una ruta, por lo tanto no hay lugar físico
donde localizar a la mujer por ahora.
__Así
es.
__Solo
el chofer y esa criada han desaparecido, estamos transmitiendo sus fotos en
archivos encriptados internos a todas partes, creo conveniente por lo que me
dicen del señor Beggio que esto no trascienda a la prensa que sería mucha y
podría acelerar lo que sea que planee hacer el secuestrador, y tampoco quiero dar
por hecho que es esa mujer, podría ser
cualquiera, y hacerlo por dinero.
__Es
poco probable, pero sí, en ese caso llamarán por rescate, aunque cualquiera
podría pedirlo, sea para despistar o por el dinero mismo.
__No
hay notas de rescate, ni huellas ni pistas, ni descripciones físicas, solo el
uso de cloroformo, el quite de cámaras y alarmas, la desaparición de los
chicos, y el modus operandi de gente calificada _ afirmó el fiscal, mas lo que no dijo es que lo que más le
intrigaba era aquella mujer. Sus ojos estaban totalmente aterrados, como si
estuviera a punto de perder el control de un momento a otro, y sus manos
temblaban visiblemente, pero por lo demás se la veía serena y tranquila, y hablaba en tono pausado
y con modos exquisitos, pese a todo Matías temió que estallara de golpe. Sabía
que su equilibrio era tremendamente inestable y que estaba auténticamente
aterrorizada. Aun así, vestida con su camisón y su bata, parecía una emperatriz
de un baile de gala, serena, distante, increíblemente hermosa.
_Ya hemos enviado archivos con las fotos de
todos por el mismo método. Perdón, ¿no hay algún sitio más tranquilo donde podamos
hablar? _preguntó ante el ir y venir de policías por el living, echando un
severo vistazo a los agentes que estaban revolviendo la casa de arriba abajo
ante la impasible mirada de los criados.
__Sí
_ contestó Camila, indicándole el estudio de Pedro.
Era
una bonita estancia llena de libros raros, partituras, sofás y sillones de
cuero, presidida por un enorme escritorio en el que Pedro solía trabajar, y
estudiar, que había quedado sin tocar desde el primero de enero. Matías
preguntó por el estado de él, mientras Camila lo invitaba a sentarse y tanto
Orestes como él se sentaban en los sillones.
__
Se está recuperando, está por llegar a casa, sé lo que me dice mi padre, hace
meses que no lo veo señor fiscal _dijo Camila serena __. Por lo que me contaron
anoche pudo cantar, de no haber sucedido
esto, quizás habría retomado su carrera, es enorme mi esposo, un gran cantante
y músico.
__
¿Le llamó usted?
Camila
sacudió la cabeza con expresión profundamente turbada. ¿Cómo se lo iba a decir?
__No
yo _ contestó en voz baja, como si de pronto se considerara culpable de los
hechos.
El
fiscal asintió con la cabeza y la miró con curiosidad. Procedía de un modo
totalmente distinto y jamás había conocido a nadie como ella, tan distinguida,
tan cortés, y tan amable y cordial.
Él
procedía de una familia humilde, tras ser licenciado del servicio militar había
estudiado abogacía y se había alistado en la policía ascendiendo en la escala en los veinte años
de los cuarenta que tenía. Tenía mujer y dos hijos a los que quería con locura,
pero sentado en aquella estancia, tratando de concentrarse en el caso, no tuvo
más remedio que reconocer que jamás en su vida había visto a una mujer como
Camila Moravia. Era elegante, aristocrática incluso vestida con una bata. Su
rostro era tan bello e inocente y sus ojos reflejaban un dolor tan intenso que
sentía deseos de rodearla con sus brazos para consolarla.
__No
puedo perder otro hijo _ dijo de pronto como hablando para sí misma.
__ ¿Perdón?
__Hace
años, murió una hijita, casi al nacer,
ella no era de Pedro, no puedo perder
nada más, por favor.
__ ¿Quiere
hablar de ello? _ Camila negó con la cabeza__. Créame que lo siento señora
Moravia _ dijo, haciendo un esfuerzo por volver a concentrarse en el caso__.
Repítame exactamente cómo ocurrió desde que cortó esa llamada de su padre. __Al
principio la escuchó con los ojos cerrados, pero luego los abrió para examinar
su rostro en un intento de descubrir alguna discrepancia, algún fallo en la
memoria, o alguna mentira, como las que solía detectar con su inefable olfato.
Pero aquello era distinto, allí no había ninguna mentira, sino un terror
intangible. Esperó a que terminara su relato y entonces le preguntó __. ¿Hay
alguna otra cosa? ¿Algo que usted haya visto esta noche o en los últimos días…?
¿Algo que la haya asustado o que ahora le parezca comprensible a la luz de los
hechos?
Camila
meneó la cabeza, sin querer compartir
sus temores personales con un desconocido.
__
¿Hay alguna cosa que usted me quiera revelar, algo que quiera decirme a mí
antes de que se enteren los demás… incluso su marido? __En otras ocasiones,
Olazábal habría hecho preguntas a las mujeres sobre sus amigos, novios o
amantes, pero en aquel caso lo consideraba totalmente fuera de lugar. No
parecía una mujer capaz de… más bien parecía una de esas mujeres por las que un hombre está dispuesto
a entregar la vida__. ¿Hay alguien en su vida o alguien de su pasado fuera de
esta mujer desquiciada, o quizás en la de su esposo capaz de hacerles esto a
ustedes…? ¿Se le ocurre alguna persona?
Esta
vez se produjo un largo silencio antes de que Camila sacudiera la cabeza con
visible dolor.
__Confío
en que no. Algunas fans de mi esposo quizá… no lo creo, él las trata siempre
muy correctamente.
__Señora
Moravia… piénselo bien… la vida de sus hijos puede depender de la información
que usted me facilite.
__De
mi parte, fiscal, ya he investigado la gente que he condenado, no veo razón que
los ligue a esto _ dijo Moravia como dando tiempo a su hija de pensar en
alguien.
Camila
en tanto pensó en Nancy y en su pasado con Charles, de las dos antes de que
Guillermo las rescatara en Brasil y sintió que le daba un vuelco en el pecho.
Él estaba muerto. ¿Sería posible que quisiera protegerla a ella incluso en
aquel trance…? ¿Habría sido capaz de hacerlo…? ¿Pero podía ella correr el
riesgo de no decirle nada al fiscal, ni siquiera todo a su padre? Antes de que
tuviera tiempo para contestar, el sargento llamó brevemente con los nudillos a
la puerta y entró en la estancia para
anunciar que la criada y el chofer estaban en casa, pero sin los niños.
__
¿Dónde están? _preguntó el agente, molesto ante aquella interrupción.
Había
intuido que la mujer, tras mantener una lucha interior, estaba a punto de
hacerle una importante revelación.
__Se
encuentran en el living. Por cierto… __El sargento miró con un aire de
superioridad al fiscal y con expresión de disculpa a Camila__. Están borrachos
como cubas y ella luce un vestido de
noche impresionante. Apuesto a que debe de ser suyo y usted ni siquiera se ha enterado _ añadió,
mirando a Camila.
Sin
embargo, nada de aquello tenía la menor importancia, en aquel momento. Ella
solo quería saber dónde estaban sus hijos y quién se los había llevado.
__Que
los conduzcan a la cocina, les den café negro cargado hasta que vomiten y,
entonces, que me avisen.
El
sargento asintió con la cabeza y se retiró mientras Matías centraba de nuevo su
atención en la madre de los niños. Al poco rato, volvió a entrar el sargento
como si hubiera olvidado decir algo.
__Señora
Moravia, ha llamado su marido, está en camino.
Camila
no supo si darle las gracias o no. Se sentía culpable por no haberle llamado,
pero prefería no haberlo hecho. Quería evitar a Guillermo y evitarle a Pedro el
sobresalto de saberlo todo a través de un desconocido, pero lo cierto era que
no había ninguna manera suave de comunicar una noticia semejante. Solo podía
pensar en lo mucho que Pedro amaba a sus hijos.
__
¿Ha dicho algo más? _preguntó aterrada mientras el inspector estudiaba su
reacción.
__Se
ha disgustado muchísimo. __El sargento miró a Matías sin decirle a Camila que
su marido se había echado a llorar a través del teléfono, pero no había pedido
hablar con ella. Al sargento le había parecido un poco extraño, pero la gente
de clase alta tenía un comportamiento muy raro. Él ya había visto de todo,
secuestros y asesinatos, y estaba de vuelta de muchas cosas__. Ha dicho que
estará aquí en una hora.
__Muchas
gracias –dijo Camila mientras el sargento se retiraba.
Después
miró de nuevo al agente de las fuerzas especiales y este comprendió que había
algo más de lo que ella le había dicho. Matías se preguntó hasta dónde podría
ser directo con ella y si ella le mentiría, se desmayaría o intentaría
abandonar la estancia enfurecida. Sin embargo, Camila se limitó a escucharle
con atención en silencio. Era un hombre alto, fuerte, y muy bien parecido, pero
a ella no le interesaba su aspecto, sino lo que le estaba diciendo.
__Señora
Moravia, a veces hay ciertas cosas que no queremos hablar a desconocidos, cosas
que no queremos confesarnos a nosotros mismos, ni confesárselas nuestros seres queridos… pero, en un caso
como este, podrían ser importantes. No hace falta que le diga lo que está en
juego aquí. Usted ya lo sabe… todos lo sabemos. ¿Quiere pensarlo un poco y ver
si hay algo más que me pueda decir?
__
Antes
de que ella pudiera decir nada, el
agente se retiró, prometiendo regresar en cuanto hubiera hablado con los
criados. Camila se abrazó a Orestes, permaneció sentada allí en el estudio de
Pedro, y preguntándose qué le podría decir, sabiendo que de todos modos no
tendría más remedio que confiar en él.
Cuando
Matías entró en la cocina, Patricio y Daniela estaban todavía bebidos, pero lo
bastante serenos como para saber adónde habían ido, qué habían hecho y con
quién se habían reunido como para verificar la coartada. El sargento lo anotó
todo en un cuaderno mientras Matías hablaba con ellos. Patricio se puso furioso
por el hecho de que hubiera transmitido un boletín de búsqueda de persona que
resultaría perjudicial para su reputación, cuestión que a los inspectores les
importaba lo más mínimo en aquellos momentos.
Ambos
sospechaban que era un tipo muy poco de fiar, lo mismo que la mujer.
__ ¿Por
qué ha salido usted con él esta noche? _ le preguntó a Daniela mientras esta
cruzaba las piernas y adoptaba una pose seductora, vestida todavía con el traje
de noche de Camila. Ella le había
ordenado días atrás enviarlo a la tintorería y Daniela juzgó mejor terminarlo
de ensuciar previamente, pensaba hacerlo, pero primero había querido lucirlo,
tal y como había hecho otras veces con prendas de la señora. No se había
atrevido a pedir prestado el abrigo de visón__. ¿No hubiera tenido usted que estar trabajando?
_Bueno,
¿y qué? _ terció Patricio__. ¿De qué hubiera servido que estuviera con el niño?
Le hubieran dado esa droga y le hubieran atado como a todas. Y total, ¿para
qué? ¿Por la mierda de sueldo que nos pagan?
Estaba
todavía demasiado embriagado como para comprender que sus palabras podían ser
perjudiciales para los dos. Ella, que ya estaba un poco más serena, miró
nerviosamente a su alrededor.
__Yo
no sabía… supongo que hubiera tenido que… pensé que, estando la casa tan reforzada…
__ ¿De
dónde ha sacado usted ese vestido?
__Es
mío _ contestó Daniela con descaro__. Me lo hizo mi hermana.
Olazábal
asintió con expresión comprensiva y después se sentó delante de ella como si la
conociera muy bien y no tuviera la menor intención de tragarse la trola.
--Si
le pido a la señora Moravia que venga, ¿estará ella de acuerdo con lo que usted
dice y dirá que el vestido es suyo?
La
chica inclinó la cabeza y rompió a llorar mientras Patricio adoptaba una
actitud cada vez más beligerante.
__Corta
ya, tía, ¿y qué si te pusiste su vestido? Siempre los devuelves. Cualquiera
diría que trabajamos para la madre Teresa, no te jode. Y además_ añadió,
apuntando amenazadoramente con el dedo a Matías__, no se vaya usted a creer
nada de lo que le cuente esa falsa mosquita muerta. Primero lo coqueteó al
guardaespaldas y dos veces la he visto esta semana con esa amiga que todos
buscan. Ayer incluso la vio con los niños, por consiguiente no vaya ahora usted
a venir a decir que hemos sido nosotros. Hable con ella y pregúntele por el tipo con el que se acostó en ausencia del
señor y por la mina con la que se estaba besando en la iglesia hace un par de
días, y que vio ayer en el parque delante de los chicos. __ El sargento tomó
nota con rostro impasible, el mismo que usó de máscara Olazábal ocultando las
emociones que lo dominaron ante lo dicho mientras miró al chofer con silencioso
interés. Sabía que, manteniendo la boca cerrada, conseguiría que el hombre
siguiera hablando, tal como efectivamente ocurrió menos de medio minuto más
tarde__. Si quiere que le diga la verdad, esa mina parece lunática, desvariaba y
le gritaba y parecía que la estuviera amenazando, pero después intentó
besarla, los pobres chicos se pegaron un
susto tremendo y para mí que esa hija de mil putas está más loca que un
cencerro.
En
ese momento, Orestes que había oído desde el umbral entró en la cocina.
__
¿De dónde saca que mi hija se acostó con Alberto y que ha estado viendo a
Nancy?
__De
verlos señor, pero bueno, el señor Alberto es guapo y cuerdo, puede haberse
encamotado, no creo que él secuestre a nadie, ahora esa mujer…
__
¿Qué le induce a usted a decir que es su amiga? __La voz de Matías sonaba muy
tranquila, pero sus ojos eran más fríos que el hielo__. ¿La había visto usted
con ella otras veces?
Patricio
sacudió la cabeza tras reflexionar un instante.
__No…
solo la otra tarde en la iglesia y ayer en el jardín, rato antes de salir. Pero
puede que ella la haya visto otras veces, porque me pareció que se conocían muy
bien. No siempre la acompaño con el coche.
__Y
se conocen muy bien _ intervino Orestes,
desde el secundario, fiscal, es la mujer de quien hemos hablado, mi hija
alcanzó a comentarme que se presentó de imprevisto ayer hablando incoherencias,
no sé por qué no lo dijo antes, supongo que pensó la atraparíamos en la trampa que
ideamos donde cayó el tío.
Matías
asintió y se volvió al chofer.
__
¿La señora conduce?
__Sí.
Bueno no, luego de lo de enero si salía conducía Alberto, el guardaespaldas
__contestó el chofer tras otra pausa__, aunque la verdad es que no sale muy a
menudo. Creo que se siente desgraciada. Tiene jaquecas frecuentes, duerme
demasiado, llora.
El
tipo acababa de pintar un retrato muy interesante, pues a Olazábal le había
dado la impresión de que Camila era una persona mucho más fuerte.
__ ¿La
ha visto usted alguna vez con otro hombre?
El
chofer lamentó tener que confesar que excepto las veces que vio salir a Alberto
de su habitación, no. Después Matías le hizo otra pregunta a la que él no
hubiera querido responder.
__ ¿Ha
visto usted alguna vez a la señora Moravia con otras mujeres?
__ ¿Qué
está insinuando fiscal? _ Se enfureció Orestes.
__Perdón
señor Moravia, pero es mi deber indagarlo todo.
Se
produjo un prolongada pausa y significativa, durante la cual Patricio miraba a
la todavía llorosa Daniela, quien estaba segura de que iba a perder el empleo a
causa del vestido. Eso la preocupaba más que la desaparición de los chicos a
los que hubiera tenido que vigilar.
Matías
repitió la pregunta para refrescarle la
memoria a Patricio.
__No
que yo recuerde, excepto con las secretarias del señor Pedro, como ve a sus
representantes, ella no tiene amigos propios.
Matías
sabía que podría ahondar más tarde en aquel tema. Sin embargo, la cuestión de
la amiga lo intrigaba. Camila parecía una mujer demasiado fría, distante y
honrada como para eso, también para lo de un amorío con un guardaespaldas para
lo cual debería esperar interrogar a Marini. Pero, como uno nunca sabía lo que
podía ocurrir, ahora no tendría más remedio que interrogarla. Le molestaba
tener que arrancar respuestas a la gente y causarle dolor, aunque, en realidad,
el asunto que lo había llevado hasta allí era doloroso de por sí, y todo merecería
la pena con tal de que se consiguiera localizar a los chiquillos.
Se
levantó, mirando con desprecio al chofer que tan antipático le caía. Eran una
pareja de mucho cuidado. Sin embargo, el instinto le decía que no era probable
que estuvieran implicados en el secuestro. Tal vez hubieran aceptado un soborno
y hubieran dejado alguna alarma desconectada y puerta abierta a cambio de una
propina, pero ni siquiera estaba seguro de que lo hubieran hecho.
Sí
aprovechaban de sus patrones todo lo que podían, tomando prestado alguno de los
coches y alguna vez la ropa de noche o
no cumpliendo sus deberes para con los niños, pero dudaba mucho de que hubiera
algo más. Habían tenido suerte, pues le hubiera encantado poder darles su
merecido.
__Moravia…
Esa mujer, la ex compañera, la amiga de su hija, ¿lo es también de Pedro?
__No,
no lo conoce, o creo apenas lo vio en un recital hace años.
__
¿Marini es amante de su hija?
__No
me consta, estará acá en la mañana lo mismo que Guillermo Graziani el
guardaespaldas de Pedro, yo mismo los contraté luego de lo de enero.
__ ¿Graziani…
el penalista?
__El
mismo.
Regresó
al estudio tras haberle dicho al sargento que los soltara. Los volvería a
interrogar por la mañana. Ambos habían declarado reiteradamente que no habían
visto nada insólito en aquella noche ni en los días anteriores. Lo único
insólito, había repetido el chofer, había sido el encuentro de Camila con su
amiga.
__
¿Tú que piensas? _le preguntó el sargento a Matías en voz baja antes de que
este abandonara la cocina.
__Seguramente
no es más que un embuste, pero se lo preguntaré
de todos modos.
__No
tiene pinta _ dijo el sargento sacudiendo la cabeza.
Puede
que la amiga se hubiera llevado a los niños. Era una posibilidad, siempre y
cuando ella estuviera liada con esa mujer, aparte del marido. Nunca se sabía.
Las sorpresas siempre las daban las personas de quienes menos se esperaba.
__No,
no tiene pinta de lesbiana _ convino Olazábal casi con tristeza. Pero caso de
ser cierto lo del beso, convendría que hablara con ella antes de que regresara
el marido. Al entrar en la estancia, la vio temblando como una hoja a pesar de
la calefacción, y entonces se compadeció de ella sin poderlo evitar.
_ ¿Le
parece tomar un trago o una taza de café?
__No,
gracias _ contestó tristemente Camila__. ¿Sabían algo? __preguntó esperanzada.
Matías
denegó con la cabeza.
__ ¿Cree
que pueden habérselos llevado, dejarlos en alguna parte y haber regresado
después?
Se
le había ocurrido la idea mientras él los interrogaba, y estaba deseando
comentársela.
__Es
posible, pero no probable. Por la mañana los volveré a interrogar, pero creo que
lo más seguro es que hayan salido simplemente a bailar y beber.
Como
ella Matías había también sufrido una decepción. Todo hubiera sido muy fácil si
lo hubieran hecho ellos.
__Ninguno
de los dos me aprecia demasiado _ explicó Camila.
Pocos
servidores de la casa de Pedro la apreciaban, pero le daba vergüenza decirlo. Por
mucho que ella se esforzara en ser amable, los criados se mostraban fríos,
groseros y desconsiderados, y le hacían mucho más daño de lo que imaginaban.
Estar casada con Pedro no siempre era tan fácil como parecía. Muchas noches se
sentía tremendamente triste y sola. A pesar de los años transcurridos, ella
seguía siendo fiel a su marido y era una buena madre, pero nadie le reconocía
el menor mérito. A veces le parecía que ni siquiera Pedro lo hacía.
Olazábal
estudió su rostro y le entró una duda…
__ ¿Por
qué supone que no la aprecian?
Lo
preguntó sin dudar de sus palabras, pues él mismo había visto el odio que
reflejaban los ojos del chofer y la expresión del rostro de Daniela al hablar
de sus vestidos.
__Creo
que sienten celos. Casi todos ellos estaban en la casa antes de que nos
casáramos, en la anterior casa de Pedro. Se entendían bien con mi marido y, de
pronto, aparecí yo, a poco los gemelos y les sentó mal. En una casa como esta,
cada cual tiene su rincón, algo que le gusta y que no tendría que hacer y que
no quiere que nadie descubra. Yo soy un estorbo y les molesto.
Sus
palabras hicieron recordar a Matías las jaquecas y depresión que ella solía
sufrir. El detalle le había quedado grabado en la mente y, a la luz de los
comentarios del chofer, no podía evitar preguntarse si ella y Pedro serían
felices en su matrimonio.
__Puede
que tenga usted razón _ dijo el investigador en tono evasivo__. ¿Qué me puede
decir sobre lo que yo le he preguntado antes de salir de la habitación?
__No
se me ocurre nada más _ contestó Camila.
Seguía
luchando contra su conciencia, pero le iba su cordura si regresaba a ese pasado, sus terrores y su
negativa a creer que Nancy se hubiera llevado a sus tres hijos a pesar de lo
que le había dicho horas atrás. No era posible que hubiera hablado en serio.
__
¿Está segura?
Pasaron
dos agentes de la policía y Olazábal les hizo una seña, pidiéndoles té y café,
si fuera posible. Eran las tres de la madrugada y el hecho de verla temblar le
hacía sentir frío y cansancio.
--¿No
sabe algo? __preguntó Camila reprimiendo las lágrimas mientras él sacudía la
cabeza. Todavía no podía creer que, si subía al segundo piso, no encontraría a
los chicos en su habitación. Los niños tenían que estar allí, aunque en su
fuero interno sabía que no estaban.
__Señora
Moravia _ dijo Matías muy despacio, levantándose para cerrar la puerta de la
estancia que el policía había dejado abierta de par en par tras llevarles las
bebidas__. Quiero discutir personalmente con usted algo que ha dicho su chofer.
Porque, si se entera la prensa, se va a armar un escándalo mayor.
Antes
de que él dijera nada Camila ya supo lo que le iba a preguntar y, en el fondo,
pensó que sería un alivio confesárselo.
__
Me acosté un par de veces con mi guardaespaldas, Alberto, nos confundimos, mi
esposo lleva meses fuera de casa, creo que los sirvientes lo saben, pero él es
inocente, anoche salvó de ser secuestrado a mi esposo y está demorado en la
comisaría _ se adelantó ella.
__Eso
lo sé, no diré nada de lo de Marini, no es culpable de nada, lo entiendo.
__El
chofer dice que usted tiene una… “amiga”.
Camila
sonrió al oír la palabra. Le pareció tan absurdo que no tuvo más remedio que
sonreír, aunque sabía lo malicioso que podía ser Patricio, y ya imaginaba lo
que habría dicho.
__Un
término muy curioso _ dijo.
__ ¿Es
cierto? __preguntó Matías__. Camila, no estoy aquí para juzgar su sexualidad,
pero si insisto es porque necesito saberlo todo de usted, como lo haré luego
con su esposo, por el bien de sus hijos. En caso necesario, a pesar de su
dulzura y delicadeza, no tendría el menor reparo en ser implacable con ella.
Camila
lo miró, lanzando un suspiro.
__No,
no es exacto. __Resultaba casi gracioso que alguien pudiera considerar a Nancy
una amiga__. Llevaba casi seis años sin verla hasta hace un par de días.
Coincidimos casualmente en la iglesia.
__ ¿Un
encuentro previamente concertado?
Ella
negó solemnemente con la cabeza, y por su forma de mirarle, él la creyó. Sus
ojos estaban llenos de angustia y él intuyó que, detrás del nuevo dolor, se
ocultaba un antiguo sufrimiento.
__Nos
encontramos por casualidad, ella ha estado internada en un hospital
psiquiátrico hasta hace poco.
__Lo
que faltaba… __Matías tomó un buen sorbo de café. __Está loca.
Camila
esbozó una nueva sonrisa. También resultaba gracioso que le aplicaran aquel
adjetivo a Nancy, aunque, en realidad, nada tenía gracia en aquellos momentos.
No estando sus hijos en la casa, nada podía tener gracia… ya nada sería alegre…
ni bonito… no habría nada por lo que mereciera la pena vivir… Pero ellos
volverían. Esta vez todo sería diferente al pasado. La historia tendría que
tener un final feliz.
__La
verdad es que desconozco su diagnóstico, llevaba años sin verla, desde antes de
casarme con Pedro.
__
¿Y por qué ahora? ¿Por qué ha venido de repente? ¿Para verla a usted?
__Su
tío no estaba bien de salud, quizás ella salió para cuidarlo, murió anoche, ya
lo sabe.
__ ¿La
llamó antes del encuentro?
Camila
sacudió la cabeza.
__ ¿Cree
que luego la siguió? ¿Le molesta que usted se haya casado?
Camila
lanzó un suspiro y miró molesta al fiscal.
__No
llamó antes del encuentro, no creo que
me haya seguido… y creo… que le molesta que me haya casado… y que tenga hijos…
Lo de los chicos es algo que ella no lo sabía hasta hace poco. Anteayer en la
iglesia le confirmé que estaba casada con Pedro, pero no hablé de mis hijos. Y
ayer los vio.
__
¿Ayer… antes del secuestro?
__En
el parque, yo estaba jugando con ellos, y de pronto ella estaba allí.
Matías
asintió con la cabeza extrañándose del segundo encuentro.
__ ¿Usted
quería reunirse con ella y le dio entrada?
__En
mi vida se me hubiera ocurrido _ contestó Camila, mirando directamente al
agente a los ojos sin dejar de temblar.
__ ¿Pensaba
usted en ella?
Por años… más bien habitó mis peores
pesadillas, desde enero, sí, no he pensado en otra cosa desde que la vi en la
iglesia.
__
¿No le parece que dos encuentros fortuitos son un poco difíciles de creer
después de años, sin tener en cuenta que ayer ni siquiera sabe cómo entró al
jardín?
Está
años sin verla y de repente se la encuentra casualmente en dos ocasiones. ¿No
le parece que la ha estado buscando deliberadamente?
__Tal
vez_ respondió ella pensativa.
Era
posible. Ella misma se lo había preguntado, ¿por qué a ella si el objetivo era
Pedro? ¿Lo era?
__Mire
inspector, en enero pensamos que quiso secuestrar a Pedro, y tampoco se
averiguó por dónde entraron sus hombres.
__Pero
su padre dice que apenas conoce a su esposo. ¿Pretendía algo de usted? _ preguntó
Matías, escudriñándola detenidamente.
__Sí…
quería verme.
__ ¿Por
qué?
__No
estoy segura… para hablar… de cuestiones que ya no tienen importancia. Ya todo
terminó… se acabó hace muchos años… ocurrió hace mucho tiempo. Llevo casada con
Pedro casi seis años… mi marido.
Sus palabras
se perdieron mientras clavaba los ojos en Matías Olazábal. Este se había
presentado en su vida en un momento terrible, por lo que apenas se había fijado
en él. Veía su rostro y oía su voz, pero no sabía quién era. Ya no sabía nada.
Se sentía aturdida, agotada y tremendamente asustada cada vez que pensaba en
sus hijos.
__ ¿Cuándo
se casó con Pedro Beggio? _preguntó él siguiendo minuciosamente con el
interrogatorio.
__Hace
seis años… a sus treinta, ya era muy famoso claro… __Mirando directamente a los
ojos al agente, ella decidió decírselo todo__. Mi marido no sabe nada de lo que
le voy a contar inspector, no sabe nada real de mi pasado antes de conocerlo, mi papá se encargó de
disfrazarlo, solo dijo que fui algo ingenua y mantuve una aventura con un
pretendiente muy inadecuado, lo mismo dijo a los amigos, nada más. Yo quise decirle la verdad a Pedro antes de
casarme, pero él se negó a escuchar y yo no insistí, supongo que temía
perderlo. Él es muy bueno, me dijo que todos teníamos un pasado y cometíamos
errores, que era mejor no revelarlo, que me amaba igual, que nada cambiaría y
yo me aferré desesperadamente a él que solo conocía la historia que mi padre
había divulgado para salvar las apariencias.
__
¿Y cuál es la realidad, Camila? __preguntó él en voz baja, procurando centrarse
en el diálogo y no distraerse con la belleza de Camila.
__Varias
cosas _ contestó evasivamente ella.
Matías
se dio cuenta enseguida.
Pero
ocurrió una sola cosa que destrozó un sueño de las dos, una sola. Una horrible
de la cual ninguna se había recuperado.
__Señora
Moravia… Camila… Necesito saber qué ocurrió… por su propio bien… y por el de
sus hijos.
Sus
palabras llegaron directamente al alma de Camila e hicieron al fin asomar las
lágrimas a sus ojos.
_No
sé si puedo hablar de ello ahora. Jamás he podido, solo en terapia hace años.
__Tiene
que hacerlo, Camila.
Camila
se levantó y empezó a pasear por la estancia, después se acercó a la ventana y
se pasó un buen rato contemplando el jardín. Fuera estaba oscuro y en algún lugar
en medio de aquella oscuridad estaban sus hijos. Cuando volvió la cabeza para
mirar a Matías, este vio en su rostro el dolor más profundo que jamás hubiera
visto en su vida, y experimentó un irreprimible impulso de alargar la mano para
acariciarla.
__Créame
que siento tener que insistir. __ Olazábal jamás se había disculpado ante
nadie, pero tampoco había sentido jamás lo que sentía por aquella mujer tan
pura, frágil y delicada__. Camila _ añadió, llamándola por su nombre de pila
sin pedirle permiso tan siquiera, en un intento de establecer con ella una
mayor intimidad__. Me lo tiene que decir.
__Jamás
se lo he dicho a mi marido… Quizá si él lo supiera… si lo hubiera sabido, mis
hijos no hubieran nacido, no se hubiera casado conmigo.
__Me
lo puede decir con toda tranquilidad.
Matías
deseaba que confiara en él.
__ ¿Lo
sabe su padre? ¿Alguien?
__Mi
padre por partes… la realidad solo una persona… Guillermo Graziani, el
guardaespaldas de Pedro y casi un hijo para papá.__ ¿Se lo dirá usted a la
policía y a la prensa?
Él
sacudió la cabeza lentamente sin dejar de mirarla.
__No
puedo prometerle nada, pero le doy mi palabra de que trataré por todos los
medios de guardar su secreto a no ser que corra peligro la seguridad de alguno
o de todos sus hijos. ¿Trato hecho?
Camila
asintió con la cabeza, y apartó el rostro, mirando de nuevo hacia el jardín.
E
inició el relato de lo ocurrido con aquel viaje a Brasil, de su trabajo de
meses como escort o chica de compañía luego de ser secuestradas por la red,
junto a Nancy, del amor de ambas por el jefe de la red, de la llegada de
Guillermo como infiltrado enviado por su padre para rescatarlas luego de una
intensa búsqueda.
__Charles
y yo tuvimos una hijita, yo lo amaba y él a su modo me amó, se portó bien
durante mi embarazo, durante el parto, pero a poco de nacer… ella murió, nunca
pudimos sacarla del hospital… __Se le hizo un nudo en la garganta al pronunciar
aquello__. Era preciosa, un angelito… una preciosa criatura a la que
adorábamos, y pensábamos casarnos. __Camila miró los ojos claros de Olazábal y
sintió un profundo deseo de contárselo todo__. Era preciosa y siempre sonreía,
la gente se enamoraba de ella. __Mientras escuchaba, Matías estudió con recelo
la expresión de sus ojos__. Charles estaba loco por ella, al principio no, pero
la amó a cada mes de embarazo. No supe qué pasó, los recuerdos luego de eso se
confunden con la muerte de él, el rescate, el desmantelamiento de la banda… ¿Cómo
pudieron saber cuándo y por qué había
muerto? Y además, ¿qué más daba? Yo tuve la culpa… Me dieron el alta y la dejé
sola. Hubiera tenido que vigilarle y no lo hice, y la perdí, la maté.
__No
es así, Camila, no fue su culpa.
__Yo
creo que sí.
__ ¿Y
Charles? __Matías pronunció la palabra clave son haberse recuperado por
completo de lo que acababa de oír, intuyendo a través de la expresión del
rostro de ella que había algo más.
__No
me echó la culpa a mí al inicio, estuvimos mucho tiempo en el hospital cuando
nos dieron la noticia, me permitieron estrecharla en mis brazos mucho rato. La
abracé con todas mis fuerzas, pensando que si pudiera darle mi calor, mi
latido, pero…
__ ¿Y
él?
__Los meses anteriores al embarazo, todas
pasaban por su cama, él tenía sexo con hombres y mujeres, y no solo yo lo
amaba… Nancy también, y él quiso probar tener sexo con hombres y eligió a
Guillermo, que es gay.
Camila
se cubrió el rostro con las manos.
__Hoy
me da asco, vergüenza, pero lo amaba desesperadamente, obsesivamente,
destructivamente, y acepté el trío, Nancy lo mismo, Guillermo fingía placer,
dárselo, para traicionarlo, y las dos lo amamos… y las dos quedamos
embarazadas… __Matías Olazábal la estaba escuchando con lágrimas en los ojos__.
Intenté reanimar a mi nenita, lo intenté todo… todo… estaba azul, fría pero…
__Camila levantó los ojos y vio que el fiscal también estaba llorando. __No la
pudieron salvar _ dijo y luego de una pausa continuó__. Discutíamos todo el
tiempo con ella, con Nancy, y antes del parto ella me pegó, y él lo supo, fue
una cachetada, no era la primera, pero cuando la nena murió se volvió loco de
dolor como yo, y… le pegó, a ella, a Nancy, y le pegó muy fuerte… una y otra
vez… Después le dijo que ella y yo éramos culpables de la muerte de la nena… Me
pegó… pero me lo merecía… y… __Camila ahogó un terrible sollozo y emitió un
gemido de dolor casi animal__. Nancy perdió al hijo que esperaba, era un varón.
Camila
miró de nuevo a Matías y esta vez él le rodeó los hombros con su brazo y la
atrajo hacia sí para que sollozara contra su pecho, mientras con la otra mano
le acariciaba el cabello sin darse cuenta.
__Lo
siento, Dios mío __exclamó él comprendiéndolo todo de pronto. __ Las dos
embarazadas de un mismo hombre, ella la culpó a usted.
__ Supongo
que sí. Estaba de cinco meses, era un niño, murió la misma noche que mi nena.
Camila
permaneció largo rato llorando en silencio mientras Matías la estrechaba en sus
brazos.
__Camila,
siento en el alma lo que les ocurrió… y siento tener que obligarla a pasar por
este trance.
¿Nancy
y usted en ese contexto fueron amantes?
__Sí.
__Anteayer
coincidimos en la iglesia porque íbamos allí desde niñas, éramos amigas desde
nenas, y fuimos porque era el aniversario de… la muerte de los niños.
__Basta
Camila.
__No
se preocupe, estoy bien _dijo ella. Por una parte, era verdad, pero por otra
no. Había recordado de pronto la desaparición de los chicos… y aquella
circunstancia, añadida a lo demás, era demasiado. Por eso el fiscal tenía que
localizarlos__. Estuve mal mucho tiempo… creo fue un agotamiento nervioso o
algo más grave. Y Nancy no se recuperó. Aquel día y luego del tiroteo donde él
murió y nos rescataron nos tuvieron que sacar de allí a la fuerza, luego del
entierro de los chicos, me dijeron que me vine abajo. No lo sé… A mí no me
dejaron ir. Estuve ingresada en una clínica privada durante meses, antes de su
muerte Charles corrió con todos los gastos, ya no volví a verlo. Desperté en
Buenos Aires y vi solo a mi papá.
Tardé
años en saber que no era culpable de nada, y otros en aprender a resistir las
pérdidas. Creo que… __Camila rompió nuevamente a llorar con más fuerza que
antes__. Cuando Pedro apareció y más cuando nacieron los gemelos pensé que Dios
había decidido perdonarme. Me costó mucho quedarme embarazada, ya no pude tener
una nena, y pensé que era un castigo.
__Eso
es una locura. Bastante castigo tuvo ya. ¿Qué había hecho para merecerlo?
__
¿Amar a un delincuente y prostituirme? No soy lesbiana, por años fui feliz con
Pedro, y deseé a Alberto, aquello fue
toda una locura y creo que ella sigue en ella.
Camila
miró con tristeza al hombre que estaba haciendo partícipe de su vida.
__No
sé si merezco castigo, llevo años tratando de averiguarlo.
Matías
le volvió a acariciar la mano y escanció un poco de whisky en la taza en la que
ella acababa de tomarse el té, sirviéndose a su vez un trago de una de las
botellas de Pedro sin poder creer que ella jamás le hubiera contado nada a su
marido. Qué carga tan pesada había tenido que soportar, no era de extrañar que
estuviera deprimida.
__ ¿Y
el encuentro de la iglesia? _preguntó a pesar de que ahora ya imaginaba lo que
había ocurrido.
__Era
el aniversario… de la muerte de los chicos. Siempre voy y enciendo velas por
ellos y los míos… por mi padre. De repente apareció ella como una visión.
__
¿Está enamorada de usted, de ese hombre muerto, de… quién? _preguntó.
__Responde
Camila __la sorprendió la voz de Pedro seguida de la presencia de su esposo con
Guillermo, llevaban una hora oyendo la confesión, era tiempo de darle explicaciones
a… él.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE
ADULTO. ESCENAS EXPLÍCITAS.
Susana Hermoso
ResponderEliminarNorma R Estupendo
ResponderEliminarDolga Bellisimo
ResponderEliminarRayito Bellísima
ResponderEliminarRaul A. Realmente hermoso! ❤
ResponderEliminarCada ver me sorprenden más los giros de esta historia Eve...Es muy interesante por cierto, y hermoso el amor de Guillermo y Pedro...
ResponderEliminarLa amo, la voy enredando desde que nació, sale el capítulo al día, y queda hermosa, besote.
EliminarPD, MATÍAS NO ES GAY ACÁ, CAMBIÉ DE IDEA EN LA MARCHA Y LO HICE HETERO.
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