“PROHIBIDO”
CAPÍTULO CUARENTA Y DOS.
Domingo, 27 de enero.
“Una
de las únicas ventajas de una gran tristeza, es que nada
parece más doloroso que la misma, es una desesperación
que no carece de cierta dulzura”. Giacomo Casanova.
parece más doloroso que la misma, es una desesperación
que no carece de cierta dulzura”. Giacomo Casanova.
“Yo no
sé si pueda volver a encontrarte, amor,
si Dios no me quiere en tu eternidad”. Indio Solari.
si Dios no me quiere en tu eternidad”. Indio Solari.
Lo habían llevado a abandonar la iglesia,
pero no se le ocurría aún preguntar nada, quedaron en verse el lunes, media
hora antes en un bar a una cuadra de la reunión, y más tarde se lo contaron a
Felipe.
__ ¿Y eso es bueno o malo? _preguntó este.
__Es el procedimiento habitual _respondieron
con calma__. El prelado quiere vernos antes de hablar del tema, no hace falta
que vengas, iremos con el abogado.
El chico pareció aliviado. Y esa tarde como
la familia que empezaban a ser, fueron los cuatro al cine.
“Entendimos que el amor se interpreta de
distintas maneras, que se hace presente cuando menos lo esperamos, que no
requiere de promesas, que no pide, que da… todo lo da sin mezquindades, sin
avisos, sin alardes, sin tiempos, sin esperas, sin testigos.
Maravilloso sentimiento que crea un universo único, sublime, magnánimo, avasallante estado del alma.
Creamos una definición de amor y, supimos que somos amantes de corazón, de sueños, de quimeras, de deseos desbordantes… amantes de miradas, de encuentros en silencio, de ternura, comprensión y compañía, de amaneceres soñados y no compartidos, amantes de pensamientos donde las presencias cobran vida, amantes de besos prometidos, besos en suspenso que movilizan las entrañas, amantes enlazados en el delirio de pasiones… amantes.
Comprendimos que cada uno, crea y vive su amor como lo siente.
Somos amantes enredados en sueños que no acaban, en deseos silenciosos que se agigantan, en pensamientos que ayudan a seguir, en pasiones ahogadas que nos hacen felices..."
Maravilloso sentimiento que crea un universo único, sublime, magnánimo, avasallante estado del alma.
Creamos una definición de amor y, supimos que somos amantes de corazón, de sueños, de quimeras, de deseos desbordantes… amantes de miradas, de encuentros en silencio, de ternura, comprensión y compañía, de amaneceres soñados y no compartidos, amantes de pensamientos donde las presencias cobran vida, amantes de besos prometidos, besos en suspenso que movilizan las entrañas, amantes enlazados en el delirio de pasiones… amantes.
Comprendimos que cada uno, crea y vive su amor como lo siente.
Somos amantes enredados en sueños que no acaban, en deseos silenciosos que se agigantan, en pensamientos que ayudan a seguir, en pasiones ahogadas que nos hacen felices..."
_A la
entrevista solo iremos con el abogado, ¿te parece cielito? _ interrogó
Guillermo mientras desayunaban.
Pedro se limitó a asentir, serio, distante. Guillermo
frunció el entrecejo y se quedó mirándolo. Tal vez la historia de ese abogado,
exsacerdote lo estaba desestabilizando o
saber lo que la institución ocultaba, pero lo cierto es que estaba de malhumor,
y él no sabía por qué. Al despertarse, no lo había encontrado a su lado. Lo
halló en la cocina, vestido y desayunando. Se acercó para besarlo en la boca, y
él sin apartar la taza de café con leche de los labios, le ofreció la mejilla.
Se acercó más tarde y lo encontró en el
balcón terraza con la mirada perdida en la calle.
__ ¿Qué te pasa mi amor?
__Nada.
__No mientas. Pedro, sos transparente y no
sabes disimular, ¿es por lo de Felipe y los curas?
“No abras la boca. No se te ocurra
reclamarle, cállate.”
__Te pasa algo, y como no quieres decírmelo, asumo
que el problema es conmigo _le expresó con
talante divertido, que se esfumó ante la mueca desolada de Pedro__.
Discúlpame, no quise ofenderte.
__No me ofendiste, no ahora al menos.
__ ¿Qué te pasa entonces? Y no vuelvas a
decirme nada, porque no te creo.
“Muérdete la lengua, pero no hables, no eres
así.”
__Mi amor, no me gusta que tengamos secretos.
__ ¿Así que no te gustan los secretos?
“Solo Dios sabe cuántos amantes desconozco.
Basta, Pedro.”
__No __dijo Guillermo de pronto serio__, no
me gustan, con vos, no los quiero.
__ ¿De quién era el perfume que te impregnó
anoche y por qué llegaste a la madrugada? ¿Es un secreto?
Guillermo se echó hacia atrás y rio, era la
primera vez que lo veía celoso y lo cierto es que le encantaba, entre
sorprendido y nervioso, y Pedro se maldecía por no haber conseguido refrenarse.
__ ¿Por qué no me preguntaste anoche? No
quiero tener que sacarte las cosas con un interrogatorio cielito.
__No tengo derecho a preguntarte.
__Yo te doy ese derecho, sos el único al que
se lo he dado en mi vida.
Lo abrazó sin concesiones a su enojo y a su
fragilidad psíquica. Lo besó con rabia, sujetándolo por la nuca. Le introdujo
la lengua hasta que la entrega de Pedro _ sus delicados gemidos en derroche,
sus manos ajustadas a él, el temblor de su cuerpo_ lo apaciguó. Sin apartar los
labios de los de él, le dijo:
__El perfume que oliste era de una mujer, de
una cliente, el hincha de Marcos me
llamó y no quise despertarte, ella estaba desesperada porque su amante se había
suicidado en su casa. __Pedro ahogó una exclamación__. No podía dejarla sola.
__No, claro que no.
__Tuve que hacerme cargo de todo, de llamar a
la policía, de llevarla a la comisaría a declarar, de buscarle donde dormir
porque cerraron su departamento, además no podía volver, no quería.
__Pobre. ¿Qué fue lo que pasó?
__Ella quería separarse y se lo dijo, y él la
amaba, quería casarse, lo dejó y se
mató. ¿Más tranquilo ahora? __Guillermo rio al ver cómo las mejillas de Pedro
se ponían coloradas.
__Perdón amor.
__ ¿Qué pensaste? ¿Qué me había acostado con
otro? __Pedro asintió --. Es raro lo que siento, por un lado tus celos me hacen
feliz y me halagan, por el otro tu desconfianza me lastima.
--Perdón amor. Anoche te esperé hasta muy
tarde. Y cuando llegaste, olías a ese perfume, me puse mal. Tenía tantas ganas
de que llegaras.
__ ¿Sí? ¿Muchas ganas?
__Sí. Me quedé estudiando hasta muy tarde
para matar el tiempo.
Guillermo no parecía prestarle demasiada
atención, ocupado como estaba en arrastrar su lengua por el cuello de él y en
masajearle los glúteos.
__ ¿Me esperaste hasta muy tarde? Precioso,
tienes que entender, y yo lo mismo que en tanto no te recibas nuestros días
pasarán en compañía de otros, ¿entiendes?
__Sí. __La respuesta de Pedro surgió como un
soplido.
__ ¿Por qué estabas esperándome?
Tardó unos segundos en contestar. Las manos
de Guillermo, que se habían escurrido bajo su camisa, y le desabrochaban el
cierre del pantalón, le dejaban la mente en blanco.
__Porque había pasado toda la tarde pensando
en hacer el amor con vos. Guillermo hundió los dedos en las nalgas de Pedro y
lo refregó contra su erección.
__Ah, mi precioso __dijo con la voz ronca__.
No sabes cuánto deseé lo mismo, pero anoche pensé que estabas dormido, era
tarde.
__Te necesito dentro de mí, Guille, sobre mí.
__! Mi amor! _exclamó, y lo arrastró a la
cama.
Háblale si quieres de idiomas a mis
besos y seguro que ellos, te contestan
con exceso, con ese lenguaje de amor
lleno de sucesos si despiertan al alma el lado tan travieso. Pues de la jerga
es la juerga de mis labios dando el
doble gusto del placer concedido al dar
la ocasión de estudiar entre alivios un
dialecto más a entender con el sentido. Es un estilo, un delirio por hallar
concilio del cálido momento que al pobre
hace rico rodando en ese trato, el
comienzo del idilio donde dedico gran parte de lo que explico. La palabra es
pobre, el roce es quien aprende,
por eso asigna su tiempo como mejor sabe si lo que vende es más de lo que pretende que hasta la última vocal logra que alabe. La poesía en su piel se vuelve cual salvaje, el verbo se hace carne, la boca pide darte lo que la lengua se guarda en su mensaje, si tiene en ese algo... Algo bello que contarte. En cada sueño, donde se alimenta este amor que se lleva el viento, sueño para vivirte amor mío, me duermo para no morirme en esta realidad, juntos perdidos en una sola mirada, creamos ilusiones que tejíamos en los silencios de la noche, juntos, a pesar del espacio de tus ausencias y el tiempo, sabes que vivo desafiando a la vida, mi mente vuela por ella, ella, la vida, nos animó a sentirnos en cada suspiro, en cada beso deseado, en todas las caricias no vividas, donde mi mundo quiere evadir la realidad, esta realidad donde sueño que algún día se llenará de gozo mi alma, viviendo un amor libre y sin límites.
Dejaré que vuelen alto las mariposas que anidan en mis adentros donde revolotean nada más al oír tu nombre en mi mente, donde solo en mis sueños, mis deseos hablan, aferrándose a mi almohada llena de flores deshojadas que dejabas para mí en las noches donde las lunas se enamoraban, donde las rosas querían ser regadas para no morirse en soledad sobre mi piel.
Así vida mía, este amor camina disfrazado, escribiendo para ti verbos de amor y deseo, es solo una muestra del amor que por ti siento, de esta bendita locura donde solo tú y yo habitamos en su espacio vacío de urbanidad, donde la melodía más bella envuelve nuestros sentidos.
por eso asigna su tiempo como mejor sabe si lo que vende es más de lo que pretende que hasta la última vocal logra que alabe. La poesía en su piel se vuelve cual salvaje, el verbo se hace carne, la boca pide darte lo que la lengua se guarda en su mensaje, si tiene en ese algo... Algo bello que contarte. En cada sueño, donde se alimenta este amor que se lleva el viento, sueño para vivirte amor mío, me duermo para no morirme en esta realidad, juntos perdidos en una sola mirada, creamos ilusiones que tejíamos en los silencios de la noche, juntos, a pesar del espacio de tus ausencias y el tiempo, sabes que vivo desafiando a la vida, mi mente vuela por ella, ella, la vida, nos animó a sentirnos en cada suspiro, en cada beso deseado, en todas las caricias no vividas, donde mi mundo quiere evadir la realidad, esta realidad donde sueño que algún día se llenará de gozo mi alma, viviendo un amor libre y sin límites.
Dejaré que vuelen alto las mariposas que anidan en mis adentros donde revolotean nada más al oír tu nombre en mi mente, donde solo en mis sueños, mis deseos hablan, aferrándose a mi almohada llena de flores deshojadas que dejabas para mí en las noches donde las lunas se enamoraban, donde las rosas querían ser regadas para no morirse en soledad sobre mi piel.
Así vida mía, este amor camina disfrazado, escribiendo para ti verbos de amor y deseo, es solo una muestra del amor que por ti siento, de esta bendita locura donde solo tú y yo habitamos en su espacio vacío de urbanidad, donde la melodía más bella envuelve nuestros sentidos.
Amor
entre dos, era ese desnudo que te quitaba la ropa, el miedo, las penas durante
las noches largas entre sábanas y murmullos sin razón. Porque el amor te volvía
cómplice de unos brazos ajenos y un alma
prestada que sin más armas que el cariño te enrollada en felicidad.
Amor entre dos, era una historia que te gustaba sentir en los labios, rozando tus sentidos más íntimos. Para devolverte esa energía que perdías al llegar el ocaso de las horas brillantes dejando paso a las sombras de una alcoba adoquinada. Y sin más rumores que su voz, ese amor llegaba a tocar tu puerta silenciosamente entre tus pliegues para abrazarte, tomarte y hacerte sonreír. Porque así es el amor entre dos es que me entiendes, porque tú, aun lejos, lo sabes lo has sentido, lo has vivido. Me despido de ti, con la llegada a tu vida de un dolor en tu puerta liberado de un cansancio que ya habita en mí y lo guardo, y lo encierro lejos, muy lejos de tus manos, esas, que tomaron los miedos de tu boca, y dejaron en delirios mis noches. Me despido de ti con los besos que no amanecieron que no sudaron tus alegrías porque mis ojos cerraron la luz de la ventana. Me despido de ti dejando el día sin el contexto para atardecer,
sin la verdad que reina sobre todas las cosas.
Amor entre dos, era una historia que te gustaba sentir en los labios, rozando tus sentidos más íntimos. Para devolverte esa energía que perdías al llegar el ocaso de las horas brillantes dejando paso a las sombras de una alcoba adoquinada. Y sin más rumores que su voz, ese amor llegaba a tocar tu puerta silenciosamente entre tus pliegues para abrazarte, tomarte y hacerte sonreír. Porque así es el amor entre dos es que me entiendes, porque tú, aun lejos, lo sabes lo has sentido, lo has vivido. Me despido de ti, con la llegada a tu vida de un dolor en tu puerta liberado de un cansancio que ya habita en mí y lo guardo, y lo encierro lejos, muy lejos de tus manos, esas, que tomaron los miedos de tu boca, y dejaron en delirios mis noches. Me despido de ti con los besos que no amanecieron que no sudaron tus alegrías porque mis ojos cerraron la luz de la ventana. Me despido de ti dejando el día sin el contexto para atardecer,
sin la verdad que reina sobre todas las cosas.
Me despido de ti en los lagos silenciosos de tu mirada, en los ángeles dispuestos en tu cintura, en la magia de tu sendero, en el vendaval de sonrisa, que liberas en el
pecho. Me despido de ti, y creo que no existen
lágrimas para tanto amor, que no
existe universo que contenga mi alma solo tú puedes llenar estas raíces, que no existe un lugar más hermoso en el cual
tus ojos sean una contemplación. Me despido de ti en el final del comienzo porque eres el principio de mi solución y la respuesta a la partida, yo no me iré amor, estoy tan cerca, me he quedado, donde guardas
la maravilla de la vida en tu memoria. De tu pecho nace mi tierra porque de tu voz sale la única
liturgia para tanta vida. Me despido
amor cuando la muerte sea mi
única salida. Te amo.
__Mi muy amado, apreciado desesperadamente
deseado y querido señor: Antes de que el sol
le amenace, compitiendo con su belleza, antes que las farolas de mi calle sean apedreadas por el día que comienza, antes, mucho antes que las estrellas palidezcan, en la media luna de su sonrisa pase usted por mi puerta utilice su llave o la mía, la misma que entre sus dedos, abre fácilmente mi corazón. Encienda una lámpara, siéntase como es su casa, diríjase a la cocina, en ella le dejo mi rudimentaria cafetera, dos tazas enamoradas y un café molido predispuesto para usted, en un pequeño jarrón con sus formas, con una rosa roja sin espinas.
Acompañe todo ello a mi alcoba, no pique a la puerta es libre como el viento de entrar y salir de mi habitación. Abra, ligeramente la ventana, al día que comienza, con su luz. Sitúese, despacio en el mullido costado de la cama, bese mi frente donde es presente, acaricie el rostro del niño que duerme, roce mis ojos diluya mis sombras, aleje mis fantasmas y mis lágrimas en la secante papel de su boca, empape sus labios de ese negro café y béseme, béseme, hasta despertar en la sonrisa de su amanecer. Póngase de pie frente a mis ojos y muéstreme sus intenciones, suéltese el pelo desanude su gabardina, y muéstreme su desnudez y el azúcar
lo pone usted.
le amenace, compitiendo con su belleza, antes que las farolas de mi calle sean apedreadas por el día que comienza, antes, mucho antes que las estrellas palidezcan, en la media luna de su sonrisa pase usted por mi puerta utilice su llave o la mía, la misma que entre sus dedos, abre fácilmente mi corazón. Encienda una lámpara, siéntase como es su casa, diríjase a la cocina, en ella le dejo mi rudimentaria cafetera, dos tazas enamoradas y un café molido predispuesto para usted, en un pequeño jarrón con sus formas, con una rosa roja sin espinas.
Acompañe todo ello a mi alcoba, no pique a la puerta es libre como el viento de entrar y salir de mi habitación. Abra, ligeramente la ventana, al día que comienza, con su luz. Sitúese, despacio en el mullido costado de la cama, bese mi frente donde es presente, acaricie el rostro del niño que duerme, roce mis ojos diluya mis sombras, aleje mis fantasmas y mis lágrimas en la secante papel de su boca, empape sus labios de ese negro café y béseme, béseme, hasta despertar en la sonrisa de su amanecer. Póngase de pie frente a mis ojos y muéstreme sus intenciones, suéltese el pelo desanude su gabardina, y muéstreme su desnudez y el azúcar
lo pone usted.
En la habitación todo era penumbra, solo luz
de velas, difusa y sutil. Sábanas de seda cubriendo la cama y en el aire aromas
a rosa y jazmín. Cubriste mis ojos con oscura venda y mi corazón comenzó a
latir, por el desenfreno de ser sorprendido
y por el deseo de solo sentir.
-“Voy a despertar todos tus sentidos”- así me
dijiste y comencé a temblar, privado de ver lo que prometías, esperé impaciente sin querer pensar. Lento,
muy lento quitaste mi ropa, suavidad y frío de seda en mi piel, mientras
murmurabas cerca de mi oído palabras tan dulces, con sabor a miel. Quería
tocarte, ¡apresaste mis manos! Quería mirarte, ¡prohibido también! Todos mis
sentidos estaban expectantes anhelando,
adivinando el nuevo placer. Tus dedos, tus labios probaron mi cuerpo, lánguidos
gemidos no pude reprimir, rogando por más en cada suspiro, moría de pasión y
deseo febril. Caté con mi lengua el dulzor de tu boca, con besos voraces me llené de ti. Deleite de
excesos diste a mis sentidos, logrando a la cima hacerme subir. Hoy quiero
amarte y ver más allá de tus ojos, besar tu boca intensamente, y así robarte hasta
el aliento, hoy quiero amarte y sentir en mis labios, cómo se va erizando tu
piel, cuando te recorro bebiendo el néctar de tu cuerpo, por eso amor, quiero
amarte sin cordura, haciéndote lentamente mío, y seguir descendiendo hasta lo más profundo de tu ser y así sentir
cómo nos fundimos, en una entrega
enardecida de pasión, hoy quiero amarte y así sentir los gemidos del placer,
para que al fin podamos eternizar nuestros deseos, por eso amado mío, hoy tan
solo quiero amarte, una y otra vez.
Y, sí, así será, cuando en un lento
atardecer, te encuentre. Aprenderé por fin a amarte, dejar de pensarte al nacer
el amor, y tenerte, existirás siempre es
mi corazón enamorado, con el tibio sentir de amarte. Contigo, la noche vive en
el mar profundo de tus ojos amantes.
Y al fin dejaré de estrujar en mis brazos tu sombra y amaré tu piel de seda, posaré mi cuerpo en el tuyo atrapados mis sentidos en una dulce quimera. Una nube azul me enturbia mis pupilas frente a tu desnudez de un dios y siento el correr bajo mi piel un torrente de sangre que me grita, ansiosa. Siento el aleteo de tus manos, que se asientan tibias en mi cuerpo. Busco en tu piel y tu cuerpo, las sombras dulces de tu sexo entre mi lujuria y tu pudor atrapados en locos latidos amándonos unidos. Yo ya no existo, porque sé que si te vas, no podré vivir sin ti. Eres lluvia en mis campos yermos, un oasis dulce, en mis desiertos secos viento tibio que aviva mis fuegos, el amor sublime, de mis otoños viejos. Y, sí, así era nuestro amor.
Y al fin dejaré de estrujar en mis brazos tu sombra y amaré tu piel de seda, posaré mi cuerpo en el tuyo atrapados mis sentidos en una dulce quimera. Una nube azul me enturbia mis pupilas frente a tu desnudez de un dios y siento el correr bajo mi piel un torrente de sangre que me grita, ansiosa. Siento el aleteo de tus manos, que se asientan tibias en mi cuerpo. Busco en tu piel y tu cuerpo, las sombras dulces de tu sexo entre mi lujuria y tu pudor atrapados en locos latidos amándonos unidos. Yo ya no existo, porque sé que si te vas, no podré vivir sin ti. Eres lluvia en mis campos yermos, un oasis dulce, en mis desiertos secos viento tibio que aviva mis fuegos, el amor sublime, de mis otoños viejos. Y, sí, así era nuestro amor.
--
De regreso de buscar a los muchachos que
pasaron unos días con Ana, al fin se bajaron antes porque deseaban ir al cine,
y Guillermo no dejaba de pensar en el caso Postiglione, en la sarta de mentiras
que tramaba usar y que había planeado
con el médico, antes de amar a Pedro esas pequeñas trampas eran el daño colateral de su carrera. ¿Por qué lo
asaltaban ahora los remordimientos? Esa era la naturaleza de la carrera de
penalista que tanto le apasionaba, había riesgo, víctimas, peligros. En ese
contexto una conciencia puntillosa resultaba no solo incongruente sino
imperdonable. Frenó en el semáforo y movió la cabeza para observar a Pedro que
por lejos manejaba mejor que él, pero que se había negado a hacerlo, tan
sereno, y plácido junto a él. Su pureza lo conmovió. Poseía la mirada franca y
clara de quien tiene un corazón bondadoso. En ocasiones cuando lo descubría en
ese halo de mansedumbre, se le daba por pensar que no lo merecía, y una
sensación angustiosa se apoderaba de su ánimo, y se convertía en una presión en
la parte alta del estómago. Extendió la mano y le sujetó el mentón para
obligarlo a mirarlo. “¿Por qué no me miras? ¿Qué hay fuera que tanto te atrae?
Idiota, todo le atrae, estuvo preso toda la vida. ¿Por qué no soy yo el centro
de tu atención de continuo?” Sus celos, su sentido de posesión, de propiedad
sobre él y el amor obsesivo que le inspiraba lo asustaban, no acababan de
convencerlo, detestaba ese desasosiego permanente, la necesidad de ganarse su
cariño. Se ponía feliz cuando él lo besaba de modo espontáneo o le buscaba para
hacer el amor, esa misma felicidad terminaba por herir su vanidad por cierto
desmesurada. Y la hería porque se suponía que él no mendigaba la devoción ni de
hombres ni mujeres, la padecía, parecía un disco rayado, y un idiota por no resolver
la situación.
__Abrázame cielito _le pidió, y él se quitó
el cinturón de seguridad para complacerlo y besarlo.
Guillermo se quedó quieto, con las manos en
el volante. Pedro entremetió loas dedos largos en el cabello de él hasta
alcanzar la parte posterior de la cabeza y atraerlo a su boca. La actitud
pasiva de Guillermo lo provocó, y se dispuso a doblegarlo. Le succionó el
labio… uno por uno y le metió la lengua
pero sus dientes no se separaron. Los lamió, disfrutando de la suavidad del
esmalte, y recorrió la geografía de sus encías con la punta endurecida de la
lengua. Le parecía irreal la intimidad que compartían en un beso. Pedro le
conocía el cuerpo como nadie, y él era su dueño, dueño del suyo. En un rincón
de su mente sabía que nunca volvería a experimentar el éxtasis que Guillermo le
había enseñado a gozar, él era el único en su vida, porque en verdad todo se
refería a él. Sin él, no valía la pena la técnica ni la mecánica ni lo
fisiológico. Él activaba su cuerpo como si conociera las notas y botones
secretos.
Con una inspiración violenta, Guillermo abrió
la boca y se introdujo en la de Pedro, que se agitó y gimió casi sin aliento.
Como no arrancaban los bocinazos los aturdieron, y mascullando, Guillermo
volanteó e hizo chirriar los neumáticos, estacionó al costado de la autopista.
Se quitó el cinturón y siguió besándolo.
__Mañana es tu cumpleaños y no quiero
compartirte con nadie. Te voy a esconder para que solamente seas para mí.
__Pero… el viernes…
__Estaremos de regreso para la audiencia, y
con todos podemos festejar luego, de quedarnos cerca nos invadirían los chicos,
mi gente y tus padres, te voy a llevar a un sitio.
__Mi vida… hoy más que nunca quiero ser
tuyo en esta noche, quiero que
estalle en mí la pasión y resplandezcan
mis más perversos deseos a tu lado. Mi vida… mi cuerpo palpita por el sentir de
tus manos, recorriendo cada rincón de él y por los besos de mis labios que
saborean la esencia, al ser besados por los tuyos. Mi vida… con toda esta
exaltación, enloquezco y me haces perder hasta el alma, cuando me tomas entre
tus brazos encadenando mi cuerpo sobre ellos, te haces amo y señor de mi cuerpo
y me llevas por el sendero de mi perdición.
Mi vida… calma tu vehemencia y bésame, deseo ser tuyo en cuerpo y alma, deseo cerrar mis ojos, que sientas mi respiración y así sabrás cómo vuela en mí… el deseo por tu amor.
Mi vida… mi cuerpo te implora a voces ser abrazado por tus brazos, ser acariciado por tus manos, ser besado por tus labios porque esta noche solamente… deseo que me hagas ser tuyo. Eso te pide mi cuerpo y te lo pide mi alma. Los merezco todos. Uno y cada uno de ellos.
Mi vida… calma tu vehemencia y bésame, deseo ser tuyo en cuerpo y alma, deseo cerrar mis ojos, que sientas mi respiración y así sabrás cómo vuela en mí… el deseo por tu amor.
Mi vida… mi cuerpo te implora a voces ser abrazado por tus brazos, ser acariciado por tus manos, ser besado por tus labios porque esta noche solamente… deseo que me hagas ser tuyo. Eso te pide mi cuerpo y te lo pide mi alma. Los merezco todos. Uno y cada uno de ellos.
Los
orgasmos que con esfuerzo de mis dedos me llevaron al infinito, los que
tuve que dejar fluir en la calle o en un parque, en el cine, en cualquier parte.
Hoy son todos causados por ti.
Unos me hacen reír, me llenan de extrema
felicidad y otros son casi llenos de melancolía. Lágrimas me brotan pero son
de... No sé, de placer será.
Uno tras otro vienen, me inundan, me mojan,
me llevan, me elevan. A chorros, a gotas. Como agua y espesos.
¡Ah! Se me escapan los gemidos, muerdo mis
brazos mientras se viene uno de esos que te dan corriente en el vientre, que te
desesperan, que te acalambran las piernas. ¡Ay, viene!
Me muerdo, más fuerte y mis ojos se van... Mi
espíritu alcanza otra dimensión. Y llega... Un par de dedos mojados, directo a
la boca. ¡Mi sabor! ¡Ay, qué rico estoy! Sigo, sigo, no puedo parar. Caliente,
estoy caliente y un roce, solo un roce, un embiste me hace explotar, otra vez. Para mí. Sí, para
mí porque son míos. Y estos, no los quiero compartir. Soy yo, con mi cuerpo
rígido, otra vez... Esta vez mis labios
sufren. Los muerdo y sangro. Pero el sabor de la sangre se vuelve casi
afrodisíaco. Me caliento más y dejo correr mi
mar. Los dedos de los pies entumecidos, dedos medio y anular directo a
la boca y repito. Tú me observas. ¿Te gusta verme?
Recuerdo el primer beso que me marcó cual
huella eterna, llena de sentimientos humanos dignos de reminiscencias que el
ser declara con candor consabido por el orbe que lee con parsimonia la
delicadeza. Vuelve otra vez a mi mente el instante exacto en que en el combate con paz interior entre dos
almas gemelas sentí de amor por primera vez en mi historia vivida, y me dije:
¡Ay de mí, tan joven en este campo sentimental si esto es amor en el paraíso
terrenal... ¡cómo abrumó a mi ego! Mi
materia gris reflexiona con los ojos observando la tierra, mi espacio
contemplaba a aquel adonis que hoy es mi
compañero hasta que la muerte nos separe por ley divina que, hoy como ayer,
inocente como un niño sin cultura,
mi débil y humilde corazón hizo lo imposible: vibrar primero al cielo celeste cuya bóveda me sigue protegiendo, in situ.
mi débil y humilde corazón hizo lo imposible: vibrar primero al cielo celeste cuya bóveda me sigue protegiendo, in situ.
¡Ay, dichoso amor que das vida, y cuán bien
me recreaste y gobernaste a mi yo para seguir vivo... sempiternamente!
¿Por qué el mundo insiste en vivir sin amor en pleno siglo veintiuno si es tan dulce como la brisa en estío con su mar?, amor debió transmitir en mi piel consigo, cómo exhalo espiritual tanto éxtasis psicológico, tanto deseo como los dioses en su historia romántica y ni pretendo ser mejor que el amor ejemplar de Romeo y Julieta, pues el nuestro es con final feliz, tan sereno, tan íntegro y sencillo a la vez para ser imitado pero hoy lleno de lamentos por la tardanza y de afanes por sentir el camino ya plasmado en el firmamento, bajó a mi pequeño corazón tanto deleite que sorprende... Ahora proclamo lo que siento en vida, y dime, tierno y sincero corazón, ¿qué espanto es ese no poder recuperar el tiempo, qué sollozo, angustia era la nuestra en pensamiento natural junto al cual era disgusto mutuo todo por el destino que nos rige?
¿Por qué el mundo insiste en vivir sin amor en pleno siglo veintiuno si es tan dulce como la brisa en estío con su mar?, amor debió transmitir en mi piel consigo, cómo exhalo espiritual tanto éxtasis psicológico, tanto deseo como los dioses en su historia romántica y ni pretendo ser mejor que el amor ejemplar de Romeo y Julieta, pues el nuestro es con final feliz, tan sereno, tan íntegro y sencillo a la vez para ser imitado pero hoy lleno de lamentos por la tardanza y de afanes por sentir el camino ya plasmado en el firmamento, bajó a mi pequeño corazón tanto deleite que sorprende... Ahora proclamo lo que siento en vida, y dime, tierno y sincero corazón, ¿qué espanto es ese no poder recuperar el tiempo, qué sollozo, angustia era la nuestra en pensamiento natural junto al cual era disgusto mutuo todo por el destino que nos rige?
Mi nítido pensamiento aquel que mi alma
dicta, que, hoy adulador por decisión de mi ser,
se nos ofreció en el crepúsculo con luna llena de testigo, cuando todo parecía no tener sentido
estático, sin movimiento aparente, en el hemisferio sur aparecía mi felicidad reflejada en tus pupilas, esposo eterno tú, y solo tú me defines el itinerario, infeliz cuando no te anoto en mi escritorio, venturoso e intranquilo a la vez, me motivas a escribir el sendero permitido sobre la alcoba, fuertemente mi corazón palpitando.
se nos ofreció en el crepúsculo con luna llena de testigo, cuando todo parecía no tener sentido
estático, sin movimiento aparente, en el hemisferio sur aparecía mi felicidad reflejada en tus pupilas, esposo eterno tú, y solo tú me defines el itinerario, infeliz cuando no te anoto en mi escritorio, venturoso e intranquilo a la vez, me motivas a escribir el sendero permitido sobre la alcoba, fuertemente mi corazón palpitando.
Y antes de conocerte, cuando dominaba la tristeza, la mirada
triste, apagada, exhausto como carente de la vida y vehemente como
cualquier ser afamado, yo, hasta hoy,
las retinas rutilan como nubes en el cielo en pleno verano, delirante cuando no
estás a mi lado, cónyuge, como por fiebre letal, el sueño de tenerte por
siempre no desearé más en la vida, solo tenerte a mi lado.
Pedro terminó de preparar sus mudas de ropa,
y cuando los chicos se enteraron ayudaron a preparar las de Guillermo, había
salido por efectos personales. Cerca de
las veinte horas Pedro se sentó en la butaca alta de la isla de la cocina con
un bolso a sus pies a esperar. Fabián se sentó junto a él.
__No descuides a Felipe ni por una hora, está
movilizado por lo que viene __le pidió Pedro.
Fabián estaba raro, y Pedro lo supo, estaba
enamorado.
__ ¿Qué sucede contigo?
__Nada, Valeria, la chica que me gusta de la
facultad, el viernes discutimos, y no ha querido atenderme en todo el fin de
semana. __Lo tomó por sorpresa la
facilidad con que expresó su pena a Pedro, llevaba días acarreándola y había
tomado la forma de una puntada en el pecho que estaba agobiándolo, ansiaba
compartirla con alguien__. Nos dijimos cosas feas, sobretodo ella a mí, no digo
que no lo haya merecido pero me duele. __Se apretó los párpados para refrenar
el llanto. Al percibir que Pedro lo abrazaba, se echó a llorar como un niño.
__Shhh. No llores que está llegando tu padre
y hará mil preguntas de verte, levántate. __Pedro lo ayudó a incorporarse y le
secó las lágrimas con una servilleta de papel__. Ahora estamos por irnos de
viaje un par de días, pero, ¿te gustaría que almorzáramos en la facultad a mi regreso y contarme?
__Claro. Pedro, ahora entiendo por qué mi
viejo está tan enamorado de vos. ¿Adónde se van de viaje?
__Es un secreto __pronunció Guillermo apenas
puso un pie en la cocina abrazando a
Felipe, y lo besó a Pedro en la boca __. ¿Estás listo? __Pedro asintió__. En
cinco minutos salimos.
__ ¿Adónde van? _susurró Fabián.
__No tengo idea. Mañana es mi cumpleaños y él
quiere pasarlo en un lugar secreto. Te veo a mi regreso en la facultad, y cuida
a Felipe que el viernes tenemos esa cita
con los popes de la iglesia, veremos qué proponen.
__Dale.
Tomaron un taxi que los condujo hasta el
aeropuerto. Jugaban a las adivinanzas. Guillermo le daba pistas y Pedro tenía
que arriesgar el nombre de un lugar. Solo contaba con tres oportunidades, y le
correspondía una prenda si perdía. Como él arriesgó Chile, Mar del Plata y el
Sur, y la respuesta era Punta del Este, Guillermo elegiría el castigo.
__! Hiciste trampa! Me diste mal las pistas.
__Sí, te las di mal a propósito porque quiero
ponerte la prenda.
--¿Cuál?
__No, ahora no. Después, mañana, ¿conoces
Punta?
__No.
__Te va a encantar. Yo odio la playa, pero
sin embargo a mí esa me encanta. Habría preferido llevarte un par de semanas a
Europa o al Caribe, tirarnos al sol en la playa de arena blanca, pero con lo
del nene no se puede ahora, además vos estás estudiando el ingreso a la UBA, y
yo no puedo dejar un caso que preparo para febrero, pero lo haremos más
adelante.
Pedro permaneció acurrucado en el pecho de
Guillermo dejándose llevar por la magia del momento en que él lo raptaba porque
lo quería solo para sus ojos como se dijeron la noche anterior. Pedro atesoraba
cada palabra, cada mirada, los conservaría para siempre en su corazón, creando
en libro de recuerdos felices.
No debió de sorprenderse de que Guillermo
contratara una avioneta privada, y una sonrisa de suficiencia apareció al verlo
a él pasmado frente a la máquina. Su asombro continuó al entrar en la cabina de
un aspecto cálido, con butacones como
los de una primera clase, forrados en cuero de tonalidad tiza, con
revestimientos y mesas rebatibles en
caoba y una alfombra en lavanda. Una bonita azafata alta y delgada que en
principio despertó sus celos se mostró solícita con él, los recibió el capitán
y la tripulación. Pedro inspiró un exquisito aroma a verbena que inundaba el
ambiente lo mismo que una dulce melodía
de Mozart.
Se
ubicaron en los butacones próximos al piloto, la puerta de la tripulación quedó
abierta, Guillermo quería que vieran los comandos y la pista en el despegue y
al fin se inclinaron para descubrir el camino formado por dos hileras de luces
amarillas que se unían en el infinito oscuro de la noche.
El rugido de las turbinas los envolvió como
un puño gigante y poderoso y les quitó el aliento, y fueron testigos del
carreteo por la pista. El avión despegó y minutos después la azafata abandonó
el jump seat y se plantó frente a ellos.
Se mudaron a un sector donde las butacas enfrentadas formaban un living,
tomaron jugos y picaron algo, conversando de todo un poco, el vuelo era tan corto que sin darse cuenta
estaban descendiendo, y minutos después un coche los esperaba para conducirlos
al hotel.
El entusiasmo de Pedro que Guillermo tanto
disfrutaba no se debía tanto al lujo del hotel como a la decoración, a la
amplitud de los salones y a la
historia que inspiraba cada rincón de la recepción, ascensores y de la suite
del piso veinte, que constaba con tres ambientes y una vista soberbia al río,
al mar y a la ciudad que lo conmovió.
__Quiero hacerte el amor en cada habitación
_le dijo Guillermo al oído sin tocarlo, mientras el botones acomodaba el
equipaje y una empleada preparaba el
rebozo de la cama y les dejaba los chocolates sobre la almohada.
Guillermo los gratificó con generosidad y los
despidió. Antes de cerrar la puerta con llave y colocar la traba, dejó el
cartel de no molestar en el picaporte. Pedro lo vio avanzar hacia él y rio,
nervioso. Él lucía divertido y lo siguió con un fuego en la mirada que llevó a
Pedro a correr alrededor de la inmensa cama aunque Guillermo no tardó en darle
captura.
Se amaron en las tres estancias que
conformaban la suite, contra la pared, en la alfombra, sobre la mesa redonda,
en los sillones. Empezaron vestidos, y en tanto avanzaba la noche y el
desenfreno y la excitación se alimentaban a sí mismos, iban perdiendo las
prendas hasta acabar desnudos en la cama.
Como seres etéreos permanecimos quietos,
sorprendidos, agazapados dentro del espasmo que nos había roto para siempre las
fibras del silencio. No existía el paisaje al otro lado de los cuerpos, ni las
formas rectilíneas de aquel piso alquilado, de aquella limpia alcoba que era
todo el mundo visible. Éramos todo y nada, la plenitud del cielo, la alegría de
ser completamente, dos cuerpos entre
sábanas que respiraban todo el aire del universo. Y así estuvimos durante unos
minutos, como seres etéreos, almas en duermevela que apenas comprendían lo que
habían sentido. Habíamos descubierto cómo era el tacto de la piel que
completaba nuestros cuerpos, la textura de un nexo compatible que nos hacía
sentir únicos. Nos habíamos encontrado junto a las llaves que abrían las puertas de la felicidad. A
partir de ese instante, deberíamos cruzar el umbral que nos separaba del mundo,
volver a la realidad para hacer comprensibles los misterios arcanos del amor.
Era una obligación irrenunciable para dos cuerpos complacidos por la etérea
dicha del hallazgo que, en aquel momento, no querían abandonar su estado de
plenitud y de sorpresa.
__Siempre será así entre nosotros _jadeó
Guillermo, todavía dentro de Pedro, que respiraba bajo el peso de él con
dificultad__. No sé cómo lo sé, Pedro. Solo sé que esta locura que se desató en
la primera mirada en esa capilla se morirá conmigo.
--Gozo todopoderoso. Es época de invierno -
te veo llorar y es otoño. Lo noté en tus
ojos que reflejaron las estaciones: silencio,
amor, tristeza y alegría.
Tu cuerpo un templo de sabiduría, amor, pasión y placer que hacía brillar un mundo de constelaciones.
Y llegó el invierno porque en tus ojos brotó el llanto triste del ser que brindaba manantiales de vida con mar de lágrimas. Acaricié cada poro de tu piel, y con mi lengua lamí cada gota derramada, como purificando un cuerpo y liberando culpas de amargo llanto.
Gemías tanto al final no sé si de angustia, porque un cuerpo en evolución con estado de madurez; erizaba la piel con el paso de mi lengua por cada centímetro a rozar. Dame las llaves del templo que el amor y mi instinto me guiará por los túneles, ósculos y encantos hechizantes de la fantasía a un camino pasionero.
Tu cuerpo un templo de sabiduría, amor, pasión y placer que hacía brillar un mundo de constelaciones.
Y llegó el invierno porque en tus ojos brotó el llanto triste del ser que brindaba manantiales de vida con mar de lágrimas. Acaricié cada poro de tu piel, y con mi lengua lamí cada gota derramada, como purificando un cuerpo y liberando culpas de amargo llanto.
Gemías tanto al final no sé si de angustia, porque un cuerpo en evolución con estado de madurez; erizaba la piel con el paso de mi lengua por cada centímetro a rozar. Dame las llaves del templo que el amor y mi instinto me guiará por los túneles, ósculos y encantos hechizantes de la fantasía a un camino pasionero.
No sé si algún céntimo dejé de explorar, pero al final no fueron lágrimas lo que probé; quizá sudor corpóreo, o savia del cuerpo que me supo a gloria, y que repetiría una y mil veces porque encontré un yacimiento de pasión desbordante con efervescente amor.
Te deseo tan cerca, que en mi mente hice de tu cuerpo un mapa con puntos definidos, para explorarlo cada vez que desee una nueva excursión.
Al tacto de mis labios tu cuerpo será mi guía por recónditos mundos donde me perderé temporadas; serás mi guía señalando el camino a través de gemidos, latidos y respirar acelerado con pálpitos del corazón.
Si en tu cuerpo me perdiere sin salir jamás; mejor rendirse en el pozo de la dicha, donde abundan las mieles del amor que se necesita como encanto para la gloria de los verdaderos cielos hechizados con festín de la libido para un catador sediento de las finas cosechas y manjar de dioses.
Tu cuerpo es un templo que acumula tesoros; están tan dentro de ti, que cerraría las puertas de tu corazón para que nadie interrumpa nuestro fortín de felicidad, ni provoque celos que desorientan al amor.
Me perdí en las corrientes de tu libido amor, que arrastraron por sendas inexploradas en un terreno virgen.
Citas
en secreto llenas de intenciones, unas
buenas con sabor a manos imprudentes,
un beso cerca de los labios acariciando el olor de tu presencia
atrayendo la mentira al instante, cena con ingredientes afrodisíacos, miradas indiscretas, gestos tentadores, risas
llenas de misterios, toques con astucia,
palabras destinadas al engaño después de un licor que provoca la
libertad en nuestros actos, música romántica placentera a oídos que escuchan
las letras de canciones obligándonos al baile,
cuerpos moviéndose al compás de los deseos de la mente, sin querer nos
provocamos, manos entrelazadas, roces de la piel que incitan al abrazo de
sentimientos mutuos de vivir una locura deseada, noche interminable complacidos
por la luna, esperamos los rayos del sol,
sueños vividos con intensidad, realidad poseída por las dudas. Despertamos
prisioneros de la incertidumbre de haber vivido al borde de una verdad en
sueños, producida por ideas amadas, enajenadas con razón o una mentira de nuestra
realidad absurda en la sensatez de amar con placer, nunca encontraremos las
respuestas de los misterios de la mente,
solo debemos caminar buscando el amor sin entender de qué forma llegó a
nosotros.
__
A la
mañana siguiente al despertar, Pedro se preguntó dónde estaba. Había dormido
profundamente, como nunca en los últimos meses. Se incorporó entre almohadas de
plumas y se quedó escuchando el silencio solo herido por el trinar de aves y el
arrullo del mar más abajo. Oyó murmullos y el chasquido de una puerta al
cerrarse. Apareció Guillermo, cubierto con la bata del hotel y le sonrió.
__Feliz
cumpleaños amorcito __le dijo sobre los labios, y Pedro lo atrajo hacia él.
Desayunaron
en la salita contigua. Guillermo comía con voracidad los ingredientes del
desayuno continental que pidió, el ejercicio y la falta de cena de la noche
habían despertado su apetito. Pedro reía al verlo saborear incluso lonjas de
queso y jamón además de guardarse para el final las tostadas con mermelada. Él
sorbió el café, comiendo escones, masas y tostadas. Una vez bañados y
cambiados, se dispusieron a salir para recorrer la ciudad. Al entrar en el
vestíbulo de la suite. Pedro se quedó estupefacto al descubrir bolsas y los
paquetes que atiborraban la pequeña recepción.
__ ¿Qué
es esto?
__
¿Qué parece? Son tus regalos de cumpleaños.
_ Guille… _murmuró__. Esto es demasiado.
__Nada
es demasiado para vos, además pronto empezarás a cursar, a trabajar, y no
tienes ropa para otoño invierno.
Se
abrazaron, dichosos, hasta que Pedro se apartó para abrir los regalos con la
curiosidad del niño que nunca los tuvo.
__
¿Dónde habías metido todo esto?
__En
la bodega del avión, aclaro que los muchachos me ayudaron a elegir, son de los
tres, y tus padres aportaron lo suyo, la azafata los hizo llegar acá _dijo
Guillermo feliz.
Pasaron
una hora abriendo paquetes y bolsas hasta que el vestíbulo quedó cubierto de
cintas, papeles, cajas y etiquetas. Pedro no quería pensar en el costo de
aquellas prendas de marca, morrales, zapatos, accesorios, joyas.
__Has
comprado tantas cosas que alcanzarían para abrir un negocio.
__No
señor, queremos verte lucir cada una, ¿te gustan?
A
veces la expresión mundana de Guillermo desaparecía para dar paso a esa que a
Pedro le hacía pensar en un niño deseoso por agradar a la madre o a la maestra.
Apoyó un zapato de diseño sobre una caja, caminó hacia él, lo abrazó y lo besó
apasionadamente.
__Gracias
por agasajarme con cosas tan bellas, sabes que nunca las tuve, que nunca las
acepté pero me encantan.
__Vos
no las aprecias como lo haría otra persona, sé que lo superficial no te importa
_lo provocó.
__Otro
no lo apreciaría como yo porque para
otro… vos no significas lo que para mí.
__
¿Y qué significo para vos, Pedro?
__Vos
sos todo para mí, lo único en mi vida, Guille.
No regresaron al hotel hasta el anochecer
porque pasaron el día recorriendo los sitios de interés, dieron la vuelta
entera al dedo que hacía entre el Río y el mar, Punta, yendo por las playas
Brava y Mansa, y también se adentraron a la ciudad, y mientras cenaban en medio
de la dicha de esa magia, sonó el celular de
Guillermo, porque Pedro lo había dejado apagado en el hotel. Era Fabián
que quería saludar a Pedro en su cumpleaños, y detrás estaba Felipe, su primer
cumpleaños fuera de la iglesia, libre, él que nunca pudo imaginar lo
encontraría en pareja con un hombre.
__Pedro,
me está llamando medio mundo para saludarte: bueno el piojo está pegado a mi
oreja, tus viejos, Beto, Gaby, ¿qué hago?
¿Les doy el teléfono del estudio?
__No
estamos en Argentina, sino en Punta.
Pedro
alejó el celular del oído cuando los chicos emitieron un chillido para expresar
su contento. Guillermo prestaba atención con disimulo al intercambio.
Siguieron
paseando y entraron a varias tiendas, hasta que regresaron al hotel, se echaron
en la cama y se quedaron dormidos. Despertaron casi a las diez p.m. Como no
tenían hambre decidieron saltar la cena oficial. Se bañaron juntos, y se
vistieron para ir a una discoteca, a un pub gay. A Pedro no le atraía la idea,
en verdad le temía como a lo desconocido y fue por ello que Guillermo quiso
llevarlo, y le habló con admiración del lugar.
El
coche del hotel que los llevaba se detuvo donde se reunía una pequeña multitud,
mas no hicieron cola ni esperaron, los guardias saludaron con simpatía y una
vez dentro Pedro experimentó una pulsación en el pecho. La música retumbaba, el
aire se había condensado. Se quitaron los sacos y los consignaron en el
guardarropa. Observó a Guillermo y vio un brillo de codicia en sus ojos, como
si esa multitud que saltaba y se ondulaba con sensualidad, la música, las luces
lo fascinaran.
No
podía quejarse, él le había sugerido que se pusiera un traje blanco de lino
ceñido. Pedro no era consciente de las miradas que suscitaba. Su pelo
alborotado, su barbilla prolija y ese atuendo con camisa gris sin corbata y
desabotonada en el escote hacían girar las cabezas. Guillermo le colocó
posesivamente la mano en el hombro e iba avanzando atacando con la mirada a
quien se atreviera a tocarlo o siquiera mirarlo hasta hacerles bajar la vista.
Se apoltronaron en unos sillones, y Guillermo
lo atrajo hacia sí para hundir la nariz en el cuello de Pedro. Deseaba aspirar
el perfume, que tenía notas profundas, eróticas, no compatibles con la vieja
ingenuidad de Pedro, aunque ahora, se dijo, sí que era acorde al Pedro
sensual y ardiente que solo él había
creado y por ello solo él conocía, al cual solo él accedía.
Para
la gente no usaría perfume, para él llevaría siempre ese.
__Solo
usarás este perfume conmigo _le susurró.
__
¿Por qué?
__Porque
quiero que sea nuestro perfume… A Men.
__
¿Y tú lo usarás solo conmigo?
__Te
lo juro. ¿Vos?
__Sí,
te lo juro.
Se
besaron con un frenesí que los dejó turbados, y debieron separarse para
disminuir la excitación bajando la presión secuestrada contra el cierre de los
pantalones.
El
camarero se acercó y pidieron los tragos... Volvió unos minutos después y los
dejó sobre la mesa con unos bocaditos de los que dieron cuenta.
__
¿Vamos a bailar?
__No
sé bailar, así que no te burles _dijo Pedro.
Pedro
nunca había salido a sitios así, y Guillermo aunque no lo dijo muy poco,
siempre había detestado esos sitios, el ruido ensordecedor, el ambiente viciado
con olores densos, la oscuridad, las luces de colores, el exceso de bebida y de
otras cosas. Con Pedro, la experiencia era distinta. Se movía muy bien y, como
no podía apartar sus ojos de él, se olvidaba del entorno. Le gustaba verlo
contento, y se atrevió a apretarlo presionando las nalgas.
__Guille,
allí no __le habló Pedro cerca del cuello__, es usted un impertinente.
__Esa
parte de su cuerpo como todo él me pertenece y lo tomo _ ronroneó Guillermo.
__Guille,
me da vergüenza acá.
__Nadie
nos mira. ¿No te gusta que te toque así?
Lo
miró fijamente, aturdido por la excitación. Guillermo soltó una carcajada y le
besó el cuello. La felicidad los abrumaba. No recordaba haber experimentado esa
dicha en su medio siglo de vida. Se sentía más vivo que a los veinte años.
__La
canción que viene ahora es para vos. Feliz cumpleaños mi amor.
Se
trataba de una versión de Can”t take my eyes off you.
Los
afectó profundamente. La expresión de Pedro, su sonrisa con hoyuelos, las
chispas en su dulce mirada se convirtieron en una lanza que le traspasó el
pecho a Guillermo. La emoción dolía. Se abrazaron y bailaron.
__Ahora
me toca cobrarte la prenda.
__
¿Aquí?
__Es
fácil. Tienes que responder sí a mi pregunta.
__
¿No puedo contestar que no?
__No.
Tu prenda es responder solo sí.
__ ¡Guillermo!
__la voz traspasó incluso la barrera de la música que construía un muro en
torno a ellos y los sobresaltó. __ ¿Qué alegría encontrarte acá?
Pedro
resopló, y se dio cuenta que Juan, a pesar de llevar a un hombre de la mano
_más joven que él_, intentó besar a Guillermo en la boca y que este lo eludió
con elegancia y le ofreció la mejilla, y que el otro, aunque desdeñado,
encontró divertida la situación y profirió una risotada.
__Hola
Juan _lo saludó Guillermo__. ¿Cómo estás?
__No
tan bien como vos __dijo, y echó un vistazo a Pedro de cabo a rabo.
__Es
Pedro, cielito, él es Juan, no sé si llegaron a conocerse, el amigo del que te
he hablado.
__Le
hablaste de mí. Qué poco conveniente _ añadió con otra risotada y extendió la
mano hacia Pedro que se la apretó con firmeza.
__Encantado,
Juan.
__
¿Por qué no nos acompañan a nuestra mesa?
__Te
agradezco, yo…
__No,
no acepto un no como respuesta, solo un rato.
Caminaron
tras la pareja, Pedro reparó en que Juan no presentó al joven. El ambiente se
enrarecía, la calidez de minutos antes se enfriaba, y una incomodidad y un
malestar ganaban los ánimos de Pedro y Guillermo. Antes de sentarse en el sitio
que le indicara Juan, Pedro anunció que iría al baño.
__Te
acompaño _dijo Guillermo.
__No
hace falta.
__Guillote,
no seas ridículo _dijo Juan__, Pedro es un bomboncito, pero no van a comértelo.
__Regreso
en minutos.
En
el baño, Pedro se humedeció la cara con agua fría, maldiciendo el arrebol de
las mejillas no por placer sino por rabia. Guillermo debería haber insistido en
acompañarlo, debería haber rechazado sentarse con ellos, debería haberlo
presentado como su hombre… Al regresar lo vio con las manos en los muslos
inclinado hacia delante riendo y a Juan susurrándole algo chistoso al oído con
los brazos en sus hombros y sintió bullir la sangre. Solo dejó de tocarlo
cuando lo vieron en tanto Guillermo le salió al encuentro. Pedro le tendió la
mano al joven y se presentó. El muchacho con una sonrisa sincera dijo llamarse
Federico y le sonrió.
La
noche se había arruinado _maldijo Guillermo.
El encuentro con Juan había mandado al carajo su intención de proponerle
casamiento a Pedro, era evidente que estaba enfurruñado. Se palpó dentro del
bolsillo, corroborando que el anillo más caro que el previo de compromiso
siguiese allí.
__Es
muy joven tu amigo Guille _ dijo Juan
como si no lo conociera.
__Si
respondo, ¿nos dirás la edad del tuyo?
Federico
carcajeó.
__Guille,
no veo por qué a Pedro le molestaría decir su edad, es un chico, ¿cuántos años
tienes? ¿Veinte?
__Acabo
de cumplir treinta y cinco.
__Oh.
__
¿Eres argentino? _preguntó el muchacho.
__Chileno.
¿Y tú?
Guillermo
sentía cómo la ira iba entumeciéndole los músculos, comprimiéndole las
mandíbulas y convirtiendo sus manos en puños.
__
¿A qué te dedicas? __preguntó Juan con intención.
__Basta
Juan _masculló Guillermo.
__Es
que no lo sé.
__Docencia,
y estudiaré derecho canónico. Tú eres abogado por lo que sé.
__
¿Quieres bailar, Pedro? _dijo Federico.
__No
__dijo Guillermo poniéndose de pie, al levantarse lo arrastró a Pedro con él.
__Le
pregunté a él, no a ti __se obstinó el joven, y se puso de pie.
__
¿Qué te pasa imbécil? _lo encaró
Guillermo, y lo habría matado de no haberlo impedido Pedro que lo aferró por el
brazo.
Juan
mirando a Guillermo le dijo:
__
Será mejor que no lo hagas enfadar, Federico y dejes a su hombre en paz.
__No
le temo.
__Pues
deberías, créeme.
__Adiós.
__Adiós,
Guillermo. Siento que el encuentro se haya arruinado.
Salieron
del local en una exhalación apenas con tiempo para retirar los sacos y no
demostraron nada en el auto de regreso al hotel, la pelea nació al entrar.
__Estabas
coqueteándole a ese idiota, descarado _dijo Guillermo.
__!
No estaba coqueteando! Estaba tratando de hacerlo sentir un ser humano ya que
tu amigo lo trata como un mueble.
__!
Ah, Pedro el compasivo! ¡Te gustó y estabas coqueteando!
__!
Yo no coqueteo con nadie! ¡No es mi estilo!
__ !
Por supuesto que no lo fue conmigo! ¡Con ese idiota estabas coqueteando!
__Y
tú qué con tu examante! ¿Qué hacías cuando él te tenía abrazado y sonreías?
¿Acaso no estabas coqueteando?
__Así
es con Juan, recordaba anécdotas viejas.
__!
Así es con Juan!
__Pero
no hay nada entre él y yo. Nada.
__!
No sé si te creo!
Pedro
se encerró en el baño mascullando su enojo. Guillermo se desvistió en el
dormitorio permaneciendo de pie y pronunciando insultos a cada prenda que
arrojaba al suelo. “Bonito final para la noche destinada a ser la más feliz de
mi vida”, pensó con sarcasmo. Maldijo el instante en que se le había ocurrido
ir al pub.
Se
durmieron enojados y a la mañana siguiente casi no cruzaron palabra. Pedro
pidió regresar temprano pues deseaba estudiar para un examen y Guillermo lo
complació. Llegaron a casa alrededor de media tarde, uno se encerró en el
estudio, el otro simuló estudiar en el dormitorio.
Cuando
llegaron a la cama ya de noche, la mirada expresó lo que las palabras
arruinaban.
--Beso
la caricia que esculpe tu hambre, la verdad enfurecida de tus labios, tus
vastas ansias, entre los rincones de la fárfara, tus pupilas, y los colores del
alma. Beso tus recuerdos, nuestra primera noche
con las farfullas de la luna, la caída de los cielos con sus estrellas de carne con sus nubes de fuegos y las ramas de los astros cicatrizando cada herida de tu boca. Beso tu
indecencia, tu ligereza cuando abres tu
mundo a mis ojos sin apenas haber soñado todavía. Beso tu voz calma
cautiva, mi mayor anhelo cuando dejo en
ti mi única salida.
__El
amor es el antídoto de la mediocridad, de la perversidad, de la miseria, aquel
que ama no antepone el dinero a la familia, el poder a la paz, la avaricia a la
generosidad. El amor a la naturaleza, a la humanidad, a la pareja, es el mejor
antioxidante contra la vejez del alma, nos mantiene jóvenes, vivos y expectantes
ante el futuro, nos hace generosos, porque solo quien comparte disfruta de lo
que tiene.
No envidio a esos sicarios que anteponen poder y dinero a su dignidad y a su conciencia, no envidio a aquellos que sacrifican familia, creencias y anhelos en aras de la diosa fortuna, porque quien es capaz de hacer sufrir a sus gentes, quienes consienten miseria, desesperación y suicidios son reos de su propia codicia.
El poeta, el artista, el cantor, el enamorado, jamás venderá su puñado de simiente al mejor postor, antes lo sembrará, lo regará y lo mimará hasta que le dé ciento por uno. Cantaba Serrat que "Un manjar puede ser cualquier bocado si el horizonte es luz y el rumbo un beso", esos desgraciados nunca sabrán lo que es la luz y mucho menos lo que es en verdad un beso.
No envidio a esos sicarios que anteponen poder y dinero a su dignidad y a su conciencia, no envidio a aquellos que sacrifican familia, creencias y anhelos en aras de la diosa fortuna, porque quien es capaz de hacer sufrir a sus gentes, quienes consienten miseria, desesperación y suicidios son reos de su propia codicia.
El poeta, el artista, el cantor, el enamorado, jamás venderá su puñado de simiente al mejor postor, antes lo sembrará, lo regará y lo mimará hasta que le dé ciento por uno. Cantaba Serrat que "Un manjar puede ser cualquier bocado si el horizonte es luz y el rumbo un beso", esos desgraciados nunca sabrán lo que es la luz y mucho menos lo que es en verdad un beso.
Piel
con piel fundiéndose poros, estremeciéndoles todos... Piel con piel dulce sabor
a locura, entrega total y sin dudas... Piel con piel caricias suaves, dormidas,
pasión encendida... éxtasis, placer.
Presión, fusión en los labios apretando fuerte las manos... sintiendo calor y
fuego embrujo de un hechicero. Piel con
piel lujuria prohibida, ardientes deseos, fogata prendida en tan bello
infierno. Quemándonos juntos avivando las llamas... bailando la danza infernal
sin temores ni treguas a querer parar.
Piel con piel, fusión y caricias... estremecer sin prisas, enloquecer. Volver
en silencio a oscuras, en secreto a tan deseado infierno... Pasión, fusión...
cerramos telón.
Adormecí
la noche con arrullos tibios, un leve
rubor en la mejilla creó mi beso, entré
el viento dulce y la sonrisa, entré tu mirada y las estrellas. Tomé las manos del cielo, las llené de mi firmamento, una cascada de hermosos
delirios que llueven en la tierra de tu
alma. Tomé cada reflejo de tu luz, lo guardé
en mis ojos, abrí los vientos de mis pupilas y creé el rocío nocturno de tus labios. Amaneció la mañana en
tu cuerpo, tu sol creó las flores tu piel liberó el aroma, tu pelo llamó al
silencio, y yo postrado en tu regazo
detuve el tiempo en un abrazo. Eres un deseo abierto en mi pecho, un deseo húmedo en mis lluvias de otoño que toca
cada mariposa de mis manos con
tus alas de primavera. Eres un deseo completo, liberal, bestial,
eres un deseo maduro en mi carne, dulce, suave, eres un deseo privado para mis ojos para mi boca para mi sexo, eres un deseo perverso, cautivador, excitante. Eres la razón para desear, eres la razón para liberar mis fantasías, y crear nuevas, eres la razón para luchar,
contra el tiempo, rejuveneciendo el alma. Eres el más tierno amanecer de mis días, la fragua, donde recreo mis sueños más hermosos.
eres un deseo maduro en mi carne, dulce, suave, eres un deseo privado para mis ojos para mi boca para mi sexo, eres un deseo perverso, cautivador, excitante. Eres la razón para desear, eres la razón para liberar mis fantasías, y crear nuevas, eres la razón para luchar,
contra el tiempo, rejuveneciendo el alma. Eres el más tierno amanecer de mis días, la fragua, donde recreo mis sueños más hermosos.
__ ¿Hacemos
las paces? __preguntó Guillermo emergiendo de entre las sábanas revueltas.
__ ¿Me
prometes no verlo más?
__Lo
prometo, pero debemos seguir con lo que estábamos cuando nos interrumpió, no
ahora, tengo que preparar lo de Felipe.
__Bueno,
te amo, Guille, y nunca he mirado ni seré de nadie más, he nacido para ti, solo
para tus ojos.
__Solo
para los tuyos, te amo Pedro.
CONTINUARÁ.
HECHOS
Y PERSONAJES SON FICTICIOS.
CUALQUIER
PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.
LENGUAJE
ADULTO.
ESCENAS
EXPLÍCITAS.
Pilar hermoso
ResponderEliminar
ResponderEliminarMaria Cristina Estupenda
ResponderEliminarNorma ROMANTICO
ResponderEliminarMariela Bellísimo
Marta Bonitooo...
ResponderEliminarGraciela Muy bonito , agradecida, emociona.
ResponderEliminarRaul HERMOSO! ❤️
ResponderEliminar1
Mitzi Exelente.
ResponderEliminarHernoso Eve, supongo que a veces los celos son parte del amor...No la desconfianza, pero cómo no celar cuando se ama tan profundamente a alguien...Bueno, ya espero el próximo capítulo y el postergado compromiso...
ResponderEliminarDi un capítulo especial a puro amor y celos desde el amor porque les afectó el embajador, y me quedé sin internet, por suerte regresó a tiempo de seguir, en rato, el poder del amor,, besote. Esto sigue con la reconciliación y el caso de Felipe tan actual.
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