viernes, 2 de marzo de 2018

"SEÑALES DE AMOR". CAPÍTULO DIECINUEVE.



"SEÑALES DE AMOR".

CAPÍTULO 19.
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"Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiera elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.”
― Julio Cortázar, Rayuela.La imagen puede contener: 6 personas, texto
Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única.
¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras,
la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas,
la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes,
los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se
levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
*Jorge Luis Borges / El amenazado /
"Caminante no hay camino, se hace camino al andar."
*Antonio Machado /

…Previo…

Te pedí tiempo, y me corres por todos lados, no puedo Guillermo, no me conoces, apenas te he contado de mi culpa por la muerte de mi madre, de Emanuel, sabes, me viste en pánico, pero no me conoces.
¿Vamos un par de días a la Costa en el próximo fin de semana?
__No lo sé, hoy no sé. Guillermo, estoy iniciando una terapia, no es acostarme contigo la decisión que puedo tomar o que la doctora me aconsejaría justo ahora.
__Pedro, no hemos discutido nada sobre no ser algo, me gustas demasiado, de verdad, desde que te vi en la mudanza.
Guillermo…
__ ¿Qué estás proponiendo?
__Solo sexo.
__ ¿Qué?
__Vos y yo. Solo sexo. Cuando se nos antoje. Sin contratos, sin rótulos, sin ataduras que te asusten.

__
Sin tiempo para quejarme porque abandonara mi boca menos para pensar qué estaba haciendo, sentí el aire en el cuello y estábamos moviéndonos al pasillo, por el pasillo, en la habitación y entones estaba cayendo, golpeando en el colchón elevando la mirada hasta tropezar con la de él… me excité de súbito, y él se inclinó hacia mí, apoyando las manos en el colchón, a ambos lados de mis laderas con el rostro sobre el mío.

__ Nuestro tiempo empezó a correr, y deseo aprovecharlo ya que me quitaste tres meses negociando la propuesta.


__ Viernes, 03 de noviembre de 2016.

Sus besos son como el delfín, como las corrientes libertas de los ríos caudalosos y como los riachuelos secretos de la noche, esos besos, sus besos, son un compromiso de la entrega total de su cuerpo, pues todo él es su beso. 
Guillermo es un predador y como todos los predadores se comportaba alimentándose de la debilidad de los demás. Incluso el menor intento de retroceso supondría una victoria para él. Pedro no se mostraría vulnerable llegados a este punto de estar en su cama con él por primera vez,  mas por otro lado su cercanía hacía que se sintiera mareado, lo que debería resultarle desagradable, pero no era así.

__ ¿Estás bien? __ susurró la voz grave y burlona, y los ojos café y canela brillaron con malicia mientras se posaban en los labios gruesos lo que aceleró la sangre en las venas.

__Bien, no estoy en pánico, tranquilo. Eres demoníacamente seductor, perfilado por los dioses. Un perfil que se acomoda a la  belleza de tu piel, es piel y néctar de flores que crecen cerquita de tus manos y del cisne cuello en donde se ven diminutos y preciosos recados de una piel llena de tu alma.
__Y vos, no sos un nene coqueto superficial, más bien me recuerdas a una rosa silvestre que creció a su aire, en lo más profundo del bosque, con afiladas espinas y dispuestas a hacer brotar sangre del hombre que se atreva  a tocarla, pero estoy dispuesto a correr el riesgo, mi parte salvaje responde a la misma cualidad, Pedro. Muero por saber cómo me siento abriéndome camino entre las espinas y arrancando la rosa de la profundidad de los bosques.

Pedro elevó la mirada intentando recordar las causas para rechazarlo, él controlaba lo que para sí era lo más preciado, su alma, su cuerpo, todo él se transformaba en señales de amor, y las manos de Guillermo acariciaron el lateral del cuello.
__El secreto de mi primer amor fueron tus manos, allí tienes guardadas todas las esperanzas y los tiempos, todas las sonrisas, la suavidad de los amaneceres, la frescura de una noche de luna llena, los besos usurpados en la distancia y sé que  quieres todos los besos,  ternura de vida…  y nos besamos sin contarlos.

Fueron los primeros que quiero también sentir entrar en mi vida, Dios los bendiga,  aparecieron... porque tu amor me hizo el hombre que soy, dos vive el amor.
Soy la brisa que calma y suaviza, el sol brillando como tu mirada, me cuida como yo cuido de ti, eres el amor que existe en mí. Soy tuyo y eres mío, un amor que no domina mi  razón, donde mi alma es mi dulce pecado y la magia del placer perdido, el efecto de su seducción. Huelo a amor, a tu cuerpo y quiero ser tu placer, pertenecemos juntos... porque dentro de mí hay mucho de nosotros, donde la semilla de la pasión nacida brota cada vez más, donde cosecho los frutos de amor. Yo tendré cuidado de usted para siempre en felicidad y dolor donde nuestro amor es oro, tiene pasado, presente y futuro. Es un amor verdadero, todo lo soporta y cree, porque se las arregló para hacer que mi corazón galope hasta ahora fuera de los límites de la vida y amor. Dios te hizo para mí, nuestro amor es sincero, es la mezcla de todas las sensaciones como el olor de la eternidad y el gusto del infinito, eres el amor que existe en mí.

El tacto de la mano fue sorprendentemente delicado y enloquecedoramente excitante y mi voluntad no pudo ni quiso apartarse.
Guillermo deslizó el pulgar por la curva de mi mandíbula hasta hundirlo en el valle situado detrás del lóbulo de la oreja. Acarició con parsimonia el sedoso hueco provocando varios estremecimientos recorriendo el cuerpo entero.
 Acarició con la yema de los dedos los delicados alveolos de mis orejas y el cabello, sentí el calor de su aliento, y aunque intenté apartarme estaba paralizado en el hechizo de su mirada. Él bajó a mis labios.
El beso comenzó ahora tierno, persuasivo, totalmente diferente a los desagradables y húmedos producto del acoso de alguna vez…, de otros. Mis manos atrevidas se levantaron por iniciativa propia tomando las laderas del cuerpo de Guillermo. La cálida sensación de sus músculos formó parte del beso, me perdí en la creciente corriente de sensaciones.
Guille abrió los labios y empezó a moverlos por encima de los míos, que  estaban cerrados. Deslizó la mano por la curva de la espina dorsal hasta la parte baja de mi espalda, y la estrecha distancia que separaba los cuerpos desapareció amoldándose piel a piel.
Mi cabeza empezó a dar vueltas mientras apretaba el pecho contra sus pezones y asentaba las caderas en su vientre. La punta húmeda de la lengua inició un suave hechizo en su viaje deslizándose delicadamente entre mis labios. Aquella perturbadora intimidad me encendió. Una oleada salvaje de calor recorrió todo el cuerpo. Y supe que el de él.
Iba a beber  de sus labios,  manantial de lirios frescos para calmar la sed que por él siento al tiempo que liba de los míos. Arrancaré de sus manos caricias de éxtasis dulce y me vestiré de la flor que dice para que sus alas me lleven a volar, quiero que su piel sea mi traje para siempre envuelto en la mía. Cruzaremos mil cielos, montañas y mares pero con o sin leyenda siento que de su lado ya no me iré jamás.
Ambos perdimos el límite, la identidad. Para mí, Guille ya no tenía nombre. Era el hombre en esencia pura, apasionado y exigente, para él, la misteriosa criatura rebelde que tenía al fin entre los brazos era todo lo que un hombre debería ser…, pero nunca era, hasta llegar a mí.
Se volvió impaciente. Su lengua empezó a explorar más hondo, decidida, valiente, escurridiza cruzó la barrera de mis dientes y consiguió pleno acceso al dulce interior del ósculo. El desacostumbrado ataque despertó una chispa de cordura en mi enfebrecida mente. Algo no iba bien, nada iba bien…
Guillermo acarició el lateral de mi pecho y la realidad regresó a mí en una oleada fría y reprobatoria. Emití un ruido sordo e intenté apartarme para respirar, quedando frente a él respirando agitadamente.

__ ¿Qué sucede?
__No debo, no quiero, no puedo  soportar lo que harás tarde o temprano, porque lo sé, eres así, infiel, enamoradizo, y  no soñé con príncipes alados sino con tu abandono, y no podré soportarlo, no uno más.
 __ ¿Qué soñaste? __susurró en mis labios.

__No quería que me dieras ese último abrazo, no quería tener esa sensación de impotencia, ante la imposibilidad de no poder retenerte.
Solo quería unos segundos más, lo acepté con resignación, me diste un beso y solo dijiste me encantó conocerte.
El silencio fue profundo, las palabras no existían, fue un instante eterno tu partida.
Observándote quedé, me pregunté cómo salir de ese laberinto, caminé hasta orillas del mar, la luna me contemplaba, vi mi reflejo en el agua, una sutil brisa envolvía mi cuerpo, dulces melodías trataban de tranquilizar mi alma, mientras la oscuridad me devoraba y el corazón vociferaba, no se lo dejes al destino. 

Decidí escribir  tu nombre en las arena de la playa para soportar el presente, que no te puede olvidar.
Mis ojos lamentan no poder verte, mis oídos sufren por no escucharte, mis manos padecen no tocarte y el escribir me permite soportarlo, ya que ellos entienden que aquí sigues.
Dejé el nombre dentro de mi corazón rodeándolo a orillas del mar, a merced de las corrientes en la claridad del amanecer, para que navegue hacia ti, solo con el anhelo de que lo encuentres y así de esa forma, concederme un último deseo, volver a verte una vez más.
__Ese es mi anhelo, verte y tenerte para siempre, lo que soñaste son tus miedos, es lo que haces desde siempre, huir. No es lo que haré, porque por contrato que me impongas sé que en tres meses  no vas a poder escapar, nunca más.
__No, no puedo, soy un grito desgarrador, soy miles de preguntas.  Dónde se esconden los pájaros huérfanos de amor, dónde vuelan a llorar a solas cada noche, dime  a dónde para poder acompañar mi dolor a sus nidos mojados de lágrimas de sal de corazones y fríos amaneceres.
Otro llanto más corre por mis lágrimas de mejillas duras, piel curtida, piel dolorida en surcos marcados en mi cara por recuerdos ya rotos, por un amor no enamorado del brillo de mis ojos, hoy solo agua de manantial salada que daña el brillo de mi iris.
Me encuentro dañado en alma, corazón y hombría, de un no..., que taladra un corazón de hielo y un alma ya muerta en vida por un amor no amado.
Hoy a solitario y aberrante dolor solo una lágrima acompaña al suplicio de un desgarro afortunado por donde mi dolor escapa al recuerdo de tus lindos ojos, al vuelo acallado de un pájaro de horizonte, a un salpique de un mar de roca, a un nido donde cada noche revuelcan lágrimas que brillan.
Acallada mi inocencia siendo hombre, hoy como niño mis ojos hablan, de mi boca balbuceante gotean besos que muy adentro quedaron en el olvido, como vómitos tragados hoy salen ya muertos de penas, dónde van los pájaros cuando lloran, dónde esconden sus lágrimas de agonía.
Allí estaba yo, arraigado en aquel grito solitario que buscaba tantas cosas en respuesta al dolor y desesperación.
¿Quién grita?
Perplejo sentí su identidad, con la impronta de su desgarradora voz que profunda y grave sostenía el ritmo hasta que ya asfixiado, sus pulmones se cerraron y no permitieron más aire.
Aquel grito solitario, llevaba implícito las razones de la desesperación y la penumbra en que se hallaba aquel ser.
El azar permitió que yo lo percibiera y fuera el testigo de aquel momento, que no había concluido, pues en el silencio que invadió el entorno se continuó oyendo el grito, como una decisión inaplazable, como una resurrección, como un continuo eco.
¡Qué disyuntiva! No podía dejar aquel ser que roto de dolor pedía ayuda, sin saber a quién, a la deriva y por otro lado tenía la sensación de que quizá no era la persona idónea para cambiar o consolar en el mejor de los casos aquella persona.
Podría hasta rechazarme verbalmente de manera violenta.
¿A dónde situarme entonces en esa situación  para abordarle? 

Algo me mantenía clavado en el sitio y no me permitía huir, - síntoma muy a tener en cuenta - de forma casi simultánea a mis divagaciones, desapareció, ya no estaba en el campo de mi visión. Solo me quedaban fragmentos de su grito.
Se diluyó en el tiempo como vaho que aparece, nubla y luego desaparece dejando un escrito revelador: " Mi grito es solitario”. Esa persona era…  soy yo, cada noche, cada día desde la muerte de mi madre, desde los excesos de mi adolescencia, desde Emanuel, desde el acoso del diputado, desde…
__Shhh.
__Quiero hacer el amor contigo, una y mil veces, aunque me dejes mañana.
__Precioso. Siempre tan directo __sus ojos recorrieron con descaro mi cuerpo moldeado delicadamente __. Permíteme serlo igualmente. ¿Por qué?

Para cumplir con las formalidades, porque crees que me saciaré y las señales y la leyenda o lo que sentimos terminará en un par de orgasmos, ¿verdad?
__No exactamente. Simplemente, porque quiero.
__Olvídalo si deseas.
__ ¿Tan fácilmente te rindes?

Deseé no haberlo dicho, pero el desafío estaba en el aire, quería tocarlo, saborearlo, volver a experimentar el misterio de hacer el amor por amor aunque no confeso, pero Guille se apartó y elevé la mirada buscándolo.

__Adelante, esperaré a que vos empieces. Y una segunda propuesta además del tiempo establecido, es que no discutiremos mientras estamos en estos momentos, fue la última vez.
__Pe…
__Pedro, empieza __murmuró como advertencia.

__ ¿Que empiece el qué?
__Un hombre y menos yo no funciona respondiendo a órdenes, quizás en eso me equivoqué con vos, ahora tendrás que despertar mi interés.

Si se me hubiera ocurrido bajar la vista, habría visto que el interés de Guille como el mío ya se había despertado, pero estaba demasiado ocupado intentando dominar el embrollo de sentimientos y señales que se arremolinaban en mi convulso interior.
__No sé cómo hacerlo.

Guillermo apoyó los brazos en la repisa del hogar y cruzó los tobillos en actitud indolente.
__Quisiera desnudar tu alma con el embrujo de mis pensamientos, pero solo son mis sueños que te llevan a nubes de terciopelo buscando nuestros cuerpos que se unen buscando desnudar el alma con palabras apasionadas, diciendo locuras. Pero nada es escuchado, solo el susurro de nuestras almas que vagan en el oasis de mis pensamientos y si tu esperanza se siente desfallecida por la locura de ese sortilegio, solo dime si acaso soy tu prisión o la realidad de tus sueños porque música y llanto será nuestro amor eterno que vivirá en el espacio de mis sueños y, nadie me salvará de mi embrujo, solo la locura disfrutada por las almas, enloquecidas de amor entre nubes de desespero. Tratarás de evadir mis pensamientos, tu
razón comprenderá que tu esperanza y amor son cómplices del embrujo de mis sueños y pensamientos.
__Sigue, soy parte del sortilegio que no es solo de almas.
__Eres tanto, y quizá nada…, un sinfín de oraciones para mi corazón herido, un cúmulo de pensamientos para mi mente, un ser admirable para mi alma, el hombre del que siento me tengo que enamorar,  dice mi pensar. Un deseo constante eres a mis labios, eres la vista de mis ojos, un tipo impresionante, un hombre admirable y muy difícil de encontrar, al que daría todo mi amor, al que diría que de ti me voy a enamorar sin vacilaciones si no me dominara el terror.
__ Te reto a que intentes seducirme, Pedro Beggio.

Unos latidos salvajes reverberaron en lo más hondo de mi ser. “Sigue tus pulsiones”, me dije.
Guille arqueó una ceja como reconocimiento silencioso de  mi dilema y una oleada de valor que desafiaba toda lógica retorció mi cuerpo. Poco a poco, llevé mis dedos al único botón que mantenía cerrada mi camisa. La prenda resbaló hasta el suelo en una cascada de tela. Mientras mis ojos viajaron a sus labios, los que deseaba de nuevo sobre los míos, bien, así no discutiríamos mientras tuviéramos sexo,  lo haría después o en público, al menos estando vestidos. Guille recorrió mi cuerpo con mirada apasionada.

__ Nunca has rechazado un reto, ¿no? __preguntó con voz ronca__. Sos tan bello  que la esmeralda del mar, el mismo corazón del mar de mi sueño  se turba de pasión y lujuria
cuando recorre sin pudor y gozo todo tu bello cuerpo desnudo y tu vientre en la total herejía de sus olas que besan tus partes ocultas en gloria ardiente y se pierden tibias en tu continente, muriendo de pasión en tus nacientes.

Voy a ir a buscarte, la pasión y el deseo me reclaman tu ausencia, es poco decir que extraño  tu piel y tu aroma, mi cuerpo me exige tu presencia.
Vos, solo desnúdate y espérame. Yo, no tardaré en llegar.
Mi alma agoniza, mis esencias me martirizan de tanto extrañarte y desearte entre los gritos
estériles y apasionados de mi cuerpo y alma llamándote.
Porque tu sonrisa se hace luz en mis ojos mustios, es mi dulce tormento hasta tenerte, y allí te abrazaré hasta que te duela y beberé de tu aliento.  Te prodigaré las caricias más locas y lujuriosas con mi lengua y mi boca que te arrancarán desde el lunar de tu vientre hasta  cada suspiro y gemido de tu boca,  gozos y gemidos, que serán una música celestial en mis oídos.

__Quiero  tu cuerpo amante a horcajadas cabalgando a noche plena lleno de creatividad en el llano y de pasión bajo el cielo de altisonantes voces nocturnas de gemidos, suspiros y sexualidad. Que queden olvidados  los temores y besos de antaño, que llegue la libertad a nuestras almas en el galope al viento, que termine el atroz daño de años que impedía sentir con la verdad. Que de súbito se corra el velo oscuro, y no pueda seguir huyendo de nuestro vivir, cediendo al sexo, soltándome el pelo a la caricia de tus bellos dedos largos,  que podamos al fin… ardiente,  sentirlo todo.
 Dios perdonó nuestros pecados, con ternura de cielo llena de candor porque supo que nunca pecamos estando enamorados, que lo que se haga es y será puro amor que es su esencia. A horcajadas tu cuerpo amante o al revés entre sábanas revueltas,  que nunca pueda volver la soledad  amándote con deseo rampante,  con belleza en tempestad.

Esbocé una sonrisa. Me acerqué a el lentamente, sintiendo una repentina e irracional oleada de autoconfianza. Mientras caminaba balanceé las caderas ligeramente y la fina tela de la camiseta se pegó a la piel de manera más reveladora, porque luego del entrevero en el piso habíamos cubierto en algo los cuerpos. Me detuve delante de Guille y me arrojé a la profundidad de sus ojos, sin apartar la mirada, apoyé las manos en sus anchos hombros con suavidad.
Noté la tensión bajo los dedos y experimenté una sensación de poder que nunca había sentido en su presencia. Adosé los labios contra el vivo pulso que latía en la base de su cuello. Él gimió suavemente y hundió el rostro entre mis cabellos inhalándome hasta la esencia mas dejó los brazos colgando a los lados.
Su inusual pasividad me incendió, luego de encender la primera chispa. Abrí los labios y di golpecitos con la punta de la lengua hasta que el ritmo del pulso se aceleró, tomé mordisquitos de la piel del cuello, pude saborear su ser.
Ávido de él, le desabroché los botones de la camisa existentes, aparté la tela y apoyé las manos sobre la escasa mata de vello de su pecho llevando los labios al duro y plano pezón que había quedado expuesto.
Guille soltó un sonido ahogado, me tomó en sus brazos y apretó los cuerpos  uno en el otro. Pero ahora yo tenía las riendas y lo obligaría a jugar bajo mis reglas. Soltó una risa apagada y malvada, me aparté de él, retrocedí unos pasos admirando su magnificencia.
Lo miré a los ojos y me humedecí los labios con la punta de la lengua, pensando en rociarlo con el whisky y lamerlo en su propia piel dibujando el lienzo a mi propio antojo. Después, deslicé las palmas de las manos por sus costillas y los espacios, su cintura, la curva de sus caderas, valles, hondonadas y montes hice míos de forma deliberadamente provocativa.
Las aletas de la nariz de Guille se hincharon. Oí que su respiración se aceleraba.
 Subí lentamente las manos, trepando los escalones esta vez por la parte frontal del cuerpo…, muslos…, vientre…, costillas. “Un hombre seduce siguiendo sus instintos sin dedicar ningún pensamiento a lo que escuchó decir es adecuado o inadecuado”. Cubrí sus pezones con mis manos, una exclamación sorda brotó de sus labios.
La palabra fue ininteligible pero por la entonación sonó como un homenaje.

Seguro de mi poder, me alejé hasta que la cama quedó entre los dos. Subí al colchón, sacudí la cabeza y esbocé la sonrisa con hoyuelos, descaradamente mi pecho quedó expuesto porque subí la camiseta.
Guille hizo acopio de todo su autodominio para no correr hacia mí y devorarme como merecía mi descaro. Se había prometido a sí mismo que eso no ocurriría pero no podía contenerse, yo era de él. Pero no había terminado, me senté sobre los talones y sacudí la cabeza echada hacia atrás entreabriendo los labios.

__Voy a morderte todo, hasta los confines y los límites justos de una caricia, entre la algarabía de tu carne, hasta que desfallezcas y casi mueras  de la pasión que guardas en el barranco de tu pecho de seda.  Mientras, atraparé tu cuerpo sobre mi vientre y entre mis brazos  y vas a sentir el gozo, el calor, el aroma, y el sabor de nuestra pasión cuando mi boca busque y beba de la tuya tus esencias placenteras  y así, entre piel y cuerpos, romperemos todas las quimeras de las esperas  en el regocijo vertiginoso del sexo, de nuestros cuerpos y tu amor.
Voy a caer rendido de lujuria en los  montículos de tu pecho hasta los profundos y azules abismos de la pasión, la dicha, y tu candor porque quiero que me ames con la carne y hasta con los huesos.
Entonces, sentirás tu  pelvis extasiada, tu deseo estremecido de gozo y de alegría, turbados tus ojos de miel te darás cuenta y al fin sentirás que sos mío, perdidos en los espacios sin tiempo de este  amor dulce y consentido.

La última hebra de autodominio de Guille murió y se quebró entre mi pose y sus palabras, tenía que tocarme o moriría. Se acercó a la cama, me apartó el mechón rebelde de la cara, bajó la mirada a la cima tentadora de mis cumbres.

__Aprendes rápido _declaró con voz grave.

Alargó las manos para atrapar mis cimas pero una vez más me escabullí. Me recliné entre almohadas  apoyándome en mi codo, con la prenda cubriendo parte de los muslos, la mirada en él.
__Llevas puesta demasiada ropa __susurré.

 Guille sonrió, con hábiles movimientos terminó de quitarse la camisa, mientras yo contemplé sus movimientos sintiendo el corazón latiendo a modo y ritmo salvaje y desenfrenado cuando quedó de nuevo totalmente desnudo ante mis ojos.

__ ¿Quién es el que lleva ahora demasiada ropa? __murmuró__.  Voy a amarte con impúdica herejía y poseerte seguido, casi sin respirar, entre un apasionado fluir de vidas, aromas, pieles, y besos,  hasta perderme en el abrazo impúdico, amoroso y tibio de tus piernas, deteniéndonos allí, en el gozo supremo, en el límite justo del éxtasis final.

Y comenzaremos otra vez, deseando gozosos que no debe terminar nunca  y volveremos  a poseernos, viviendo la lujuria como locos, de deseos y pasión,  como si este, fuera el último momento de nuestras vidas.  Voy hacia vos, precioso mío.
Espérame amor, enciende el fuego, desnúdate y enciende todos los tuyos.
Y sírveme ese vino fuerte, que a mí me gusta. Ábreme amor, rápido, estoy aquí, tocando a tu puerta.  ¿Sabes?, me matan mis pasiones y tus recuerdos.
Te amo.
__
Observé el montículo de ropa en el suelo antes de permitirme levantar la mirada. Sonreí con anticipación ante la visión de la erección que se marcaba bajo sus pantalones, y al momento mi boca se secó al ver su torso desnudo. Llevaba pantalones que dejaban ver el abdomen algo abultado y la sexy uve de los músculos más arriba. Me mordí el labio. Quería tocarlo, arrancarle la piel, fundirme en el rocío hirviendo que entre ambos íbamos a hacer correr. Mi atención subió por su tableta de chocolate a un  pecho fuerte y unos hombros anchos. Y todo estaba perfectamente envuelto en una piel blanca de marfil, perfecta.
Levanté la mirada y descubrí la de él destellando aún más que antes

 __ Si sigues mirándome así, esto va a terminar  antes de lo que me gustaría.
Hum, eso me gustó. Me gustaba tener ese poder sobre él.

__Bueno, eso no podemos permitirlo luego de tanto esperar por esta noche.

Sonreía con descaro, y me estiré, sentí el aire frío en mi pecho desnudo, ante el atento escrutinio de la mirada de Guille. Sus ojos viajaron de mi pecho a mi rostro y de repente parecía un poco enfadado. Me tensé, sorprendido.

__ ¿Sabes lo que he tenido que sufrir desde ese día en el loft? Estar sentado enfrente de vos en bares, en comidas, sabiendo que debajo de toda esa hostilidad estaba la fantasía sexual de cualquier hombre.

Oh, era bueno.
Entrecerró los ojos al buscar los botones y la cremallera de sus pantalones. La bajó ruidosamente.

__Voy a hacerte pagar por haberme hecho esperar tanto.
El latido entre mis piernas empeoró.
__De acuerdo _susurré con voz ronca.

Guillermo se arrodilló en la cama y apoyó la mano en mi rodilla, por debajo del dobladillo de la camiseta. Yo me di cuenta de que eso lo excitaba y no me sorprendí al ver que él me la quitaba. Guille deslizó la mano por debajo de la tela y recorrió la superficie interior del muslo hasta que encontró lo que buscaba. Me estimuló con destreza ligeramente una vez, y otra…, cada vez más rápido, y ahora fui yo el que gimió. Al arquear la espalda me quitó la camiseta.
Guillermo bajó la cabeza para reclamar, primero uno, y después el otro pezón. La doble caricia, en ellos y abajo era más de lo que yo podía soportar. Con un gemido que procedía de lo más hondo del alma me derretí bajo el contacto de sus manos. Pudieron haber transcurrido horas o segundos hasta que regresara la conciencia de realidad.

__Fuego y miel __ susurró__. Así apareciste en mi vida, estrella fugaz que se coló sin aviso en mi casa como la aparición instantánea  de un cometa volátil, como cada grano del reloj de arena, como lo que dura el agua del mar en la mano, como el aleteo de un colibrí,
como el parpadeo de mis ojos al verte partir, aun así sé que tus besos y caricias quedarán en mí, sé que tu energía vivirá eternamente en mi ser, este bello paraíso  aunque cada vez dure lo que una estrella fugaz, hay instantes que duran y valen para toda la eternidad.

Yo lo miré, estaba tumbado a mi lado mirándome a la cara. Cuando abrí los ojos, él se apoderó de mis labios.
Lo miré inquisitivamente de nuevo, pero él solo sonrió y volvió a besarme. Yo respondí con la misma pasión que él ofrecía.
Guille deslizó la boca hasta los pezones y, finalmente, caminó por mis senderos hasta el vientre. Intuí lo que iba a suceder, incluso antes del roce húmedo de sus labios hacia abajo... Al principio pensé que estaba equivocado, él no podía… estaba equivocado, él no podía…
Pero sí que pudo y creí morir de placer en su boca mientras apoyé las palmas de las manos en su pecho mirándolo inquisitivamente, y él elevaba la mirada contemplando ávidamente el cuerpo desnudo, en duelo de titanes,  y no sé quién se quitó antes los pantalones, pero en un momento estaba tratando de recuperar el control y toda la actitud sexy,   el siguiente estaba desnudo tumbado, los muslos abiertos para dejarlo acomodarse entre mis piernas… y estaba mirándolo a los ojos, sin aliento, en la anticipación.

__ ¿Qué estás esperando? __reclamé.

__Que te eches atrás, abajo.
__Estoy desnudo, ¿no?
__ ¿Y? Ya lo has estado antes.
__Guille…

Le exploré la boca con agresividad, me mostré descaradamente masculino, utilizando la lengua para saquear y violar, para obtener placer y devolverlo abundantemente. Después acaricié el cuerpo de Guille deslizando la boca hasta que, entre nosotros, solo hubo, sensaciones.
 Supe que quería todo junto a él, estallar juntos, volar juntos, morir y desplomarnos juntos, renacer juntos y volver a amar. Pasar la noche entera haciendo el amor.

__Se conquistan montes con los labios y  valles con los dedos. Se someten reinos con ternuras y se santifican pontificados con las miradas. Se encienden luceros con los besos, se inmolan voluntades en piras húmedas. Así este nudo que nos ata intenso, se desata. Solo el temblor de tu cuerpo tiene réplica en mis deseos. Mis labios bajan por la planicie suave de tu espalda, suben por colinas cálidamente perfumadas y se corona mi lengua en la rosa láctea de tus pezones. La prisión de mis brazos, la presión de tus muslos nos quita toda voluntad.
Y tu pecho agitado, tu boca entreabierta, tu sudor caliente es el lenguaje que leo en cada oleaje que va y viene danzando con el viento. Somos solo deseo cielito, brasa, fuego.

Toda tu piel  es el lenguaje con que escribo abrazándote como las estrellas se aferran a la noche, el sol al día, las enredaderas suben por el muro, como se ata el árbol a la tierra,
con mis raíces profundas clavadas en tu entraña derretida en mar tórrido mirándonos a los ojos con el corazón en llamas, así danzamos desnudos en el viento.
 Suspendido en los aires luego cabalgas mi sexo en tu boca, desnudas mis ansias,  me llevas penitente...  a saborear de tu carne. Arden los cuerpos en cruel holocausto, nos espera ansioso un altar para nuestros encuentros, para ir al acantilado suspendidos, en equinoccios de orgasmos, constelaciones de culminaciones, escenario de una libido cósmica, nos hurgamos los secretos buscando nuevos placeres, para aplacar los deseos encendidos. Atrapas un suspiro entre labios, rozamos pulsando los  sexos intensos en su beso, vale más ese beso que el desperdicio de tiempo, levitamos en gemidos, en galácticas caricias, sinuosos nos movemos alimentando las ganas, para gozarnos en vicio y adicción elegidos.

Desquiciarme es tu meta. Encontrarte es mi destino, me tienes enervado, empalmado entre tus muslos, encarcelado por elección, llegarán amaneceres pletóricos de placeres.
Me suspenderás un tiempo atrapado dentro de vos, en péndulo oscilarán los cuerpos en un símil oasis de constelaciones, eventos de desdoblamientos del yo, sueños entre humedades, me abrazas, te siento levitando en pasiones. Te acaricio y te beso entregando más tiempo en un ocaso de nuestra entrega sin tiempo. Así liberas la carga... de anhelos insatisfechos.
Levitarás entre el espacio de la alcoba y mi cuerpo.... Tu orgasmo será espeso, pleno el encuentro de cuerpos mojados entregados a amarse.
La muerte se posa eclipsando los gestos. Te entregas desnudo al fragor de mis besos
Me entregas tus ganas, me brindas tu túnel con sus mareas furiosas donde navego sin titubeos, te abrazas a mi cuerpo, me enredo al tuyo, completos, desnudos, te acaricio sin tiempo, tus pezones torturo impiadoso hasta terminar dejando mi elixir preciado en esencias dentro de vos, mi alma en él, mi espesa dulzura, y levitamos gozando sin dudas en el fuego que devasta y consume, convirtiéndonos en lo mismo, porque somos parte del otro y el todo, el uno, sin dejar el dos… a veces, solo a veces.
__
Le golpeé el hombro mientras Guille reía con suavidad, y su risa hizo que la parte inferior de mi cuerpo  se moviera y que esa umbría suya enorme, gruesa, deliciosa se deslizara por mi vientre arriba y abajo.
Contuve un grito ante el latido de placer que me causó la provocación de la acción y Guillermo gimió en respuesta, bajando sus labios a los míos. Estoy seguro de que el beso pretendía ser lento, sexy, atormentador. Empezó así. Pero semanas de posponer ese momento había hecho que los dos nos impacientáramos un poco. El beso se hizo agresivo, violento, con mis manos aferradas con fuerza a su cabeza y las suyas  apretándome las laderas en la cintura, las costillas, el pecho. Mis pezones eran particularmente sensibles y cuando me rozó con el pulgar, levanté las caderas hacia él.

__Te gusta esto __murmuró, sin que en realidad lo planteara como una pregunta, porque la respuesta era obvia.

Sus labios fueron depositando un reguero de besos por mi mandíbula y mi cuello, con mis manos resbalando de su cabello a sus hombros cuando él se detuvo en mi pezón derecho. Plantó un beso suave y deliberado allí y juro que dejé de respirar. Otro beso… otro.
__Guille __ le rogué.

Sentí que sonreía contra mi pecho justo antes de sentir el calor húmedo de su lengua en mi pezón cuando sus labios se  cerraron en torno a él. Sentí que me clavaban una lanza de deseo en mi sexo.
__!Guille!

Él hizo lo mismo con el otro pezón y otra vez tuve que levantar las caderas hacia las suyas, más impaciente de lo que había estado jamás. Aunque claro, había pasado mucho tiempo para mí.
__Pedro. __Su voz atronó sobre mí cuando su mano se deslizó a mi cadera, sujetándome__. ¿Estás divino para mí?

Sí, Dios, sí.
__Guille.
__Respóndeme. __Sentí su mano moviéndose hacia abajo, noté el roce de su dedos subiendo por la cara interior de mi muslo, provocándome __.Dime que estás listo para recibirme, sé que llevas tiempo solo, no quiero hacerte daño.

Cuando pensé en eso después, no podía creer que no me avergonzara esa exigencia. Nunca había tenido un amante que me hablara durante el sexo, pero estaba funcionando.
__Estoy listo para ti __susurré contra su boca.

 Guille me besó satisfecho, un beso profundo y explorador, y su lengua se deslizó sobre la mía al tiempo que sus dedos subían un poco más. Me sacudí al sentir el primer contacto de sus dedos rozándome de nuevo. No había tenido los dedos de nadie allí en mucho tiempo, su tacto era suave. Mis labios se separaron de los suyos en un gemido cuando introdujo el dedo pulgar en mi esfínter estimulando delante, presionando, friccionando, estimulando por todas partes mientras me contorsionaba como poseso.

__Pedro, estás excitado para mí, al fin.

Su cabeza cayó al lado de la mía en la cama, con sus labios en mi cuello mientras el pulgar salía de mí y lo sustituían dos dedos gruesos que se internaron lentamente en mi ser. Separé las rodillas para buscar más, con mis manos aferrándose a la espalda desnuda de Guille al levantarse a por ese más.

__Más __rogué.

Y él me dio más, metiendo y sacando los dedos. Se incorporó apoyándose en el otro brazo y me miró a la cara mientras me conducía hacia otro orgasmo.
__Sí __suspiré, sintiendo la explosión de la tensión.

Y entonces sus dedos ya no estaban.
__ ¿Qué?
__No vayas a terminar hasta que esté dentro de vos __me dijo, con sus rasgos tensos de deseo al tiempo que me sujetaba las manos contra la cama __.Quiero sentir cómo  estallamos juntos.

Contuve mi suspiro de placer al sentir su umbría pulsante en mi entrada. Se frotó contra mí de manera provocadora y estuve tentado de agarrarle desde atrás y obligarlo a entrar. Pero él me sujetaba con fuerza las muñecas, sonriendo como si supiera exactamente lo que yo estaba pensando. Como tortura, describió círculos con sus caderas dilatándome y provocándome más.
__Guille __gemí con impaciencia.

Eso solo lo hizo reír.
__ ¿Qué?
__Si no te das prisa, me voy a echar atrás.
__Bueno, eso no podemos permitirlo. __Se impulsó con fuerza en mi interior y yo gimoteé, tensándome con el estremecimiento de incomodidad que sentí cuando mi cuerpo pugnó por aceptar su tamaño.

Todo el cuerpo de Guille, se tensó, con sus ojos oscuros en mí.
__ ¿Estás bien?

Asentí, soltando el aire mientras mi cuerpo se relajaba en torno a él que avanzó.
Aflojó el apretón en mis muñecas, pero no me soltó. Empujó de manera tentativa, tensando la mandíbula, cerrando los ojos como si le doliera.
__Pedro __ dijo en voz quebrada __.Estás muy cerrado.

Levanté las caderas, instándolo a moverse, sintiendo que el placer volvía a enrollarse otra vez, sintiéndome lleno de él y desesperado por la satisfacción.
__Ha pasado un tiempo.

Abrió los ojos de golpe.
__ ¿Cuánto?
__Guille…
Suspiré.
__Años o más sencillo, desde la muerte de mi madre.
__Pedro.

Bajó la cabeza y me besó con suavidad, y cuando se retiró su sonrisa estaba en su lugar.
 Se introdujo más profundamente cayendo desde lo alto, subiendo las manos desde mis muñecas para que sus dedos pudieran entrelazarse con los míos. Me sostuvo de esa manera mientras se movía suavemente en mi interior saboreando mi abrazo, palpando mi textura, y calor, conduciéndome en esa cresta de ola hacia el próximo orgasmo.
__Más fuerte _dije en un grito ahogado.

Sus labios rozaron mi oreja.
__Pídelo.
__Guille, más fuerte, rápido. Más fuerte.

Levanté las caderas y Guillermo volvió a clavarse en mí desde lo alto, amoldamos el ritmo y compás, yo grité, arqueando el cuello. Él gimió en mi oído al tiempo que empujaba con más fuerza desgarrando mis entrañas, con nuestros cuerpos navegando tan concentrados en alcanzar el infinito que sus manos me soltaron.
Yo inmediatamente me aferré con fuerza por detrás a sus caderas y él me agarró por delante, nos acompasamos para que su umbría llegara más adentro.
__Ven conmigo a volar, Pedro. __Me ordenó con aspereza.

Asentí notando que aumentaba la presión en mi cuerpo. Ya casi estaba llegando al centro ígneo.
__Guille, Guille.

Su mano se deslizó entre mis piernas y tomó mi pulsar a punto del estallido, rozando el glande con el pulgar, en benditos círculos.

__! Oh, Dios! __grité cuando él me arrancaba el orgasmo, con mi cuerpo tensándose y mi ser abrazando el suyo para exprimir de él hasta la última gota de su ser, del deseo contenido.

Sus ojos se ensancharon las pupilas tan negras que no distinguí del iris, desesperado por romper la conexión entre nosotros en ese momento y sintiendo que la cabeza de Guille caía a mi nuca al tiempo que se estremecía, gimiendo  al dejar su esencia derramada inundando cada átomo de mi interior y provocándome un espasmo al notar la humedad caliente abrasando mi ser, mientras agonizábamos juntos estallando en polvo de estrellas deshechos en quantum de energía.

Se relajó dentro de mí con su respiración acalorada en mi cuello, mientras tratábamos de regresar al mundo, a la vida, respirando con normalidad.
Notaba los músculos calientes y pegajosos, mis muslos enredados y los de él sobre los míos, enmadejados como arañas. Olíamos a sudor fresco y sexo, yo todavía estaba pulsando en torno a él.

Uf.
El mejor sexo de mi vida.

Guillermo me besó el cuello y levantó la cabeza, con los rasgos suavizados por la satisfacción poscoital.
__Pedro __murmuró antes de besarme con suavidad, un beso húmedo y profundo.

Cuando se retiró, salió de mí con cuidado y se puso de costado, acariciándome el vientre con ternura al hacerlo.
Lo miré preguntándome muchas cosas.

¿Había sido tan atronador para él como para mí? Él también se había derramado con fuerza, así que esperaba que sí.
¿Y qué ocurriría a partir de ese momento? ¿Por qué estaba allí tumbado, mirándome?
Yo miré el techo, incómodo por esa expresión suave en sus ojos.

__Hum…  gracias.
Sintiendo que el colchón se agitaba, volví la cabeza en la almohada y lo encontré riéndose.
__ ¿Qué?

Guille negó con la cabeza, claramente divertido conmigo por alguna razón, Se inclinó sobre mí y me plantó un beso en la boca.
__De nada. __Sonrió, frotando mi labio inferior con el pulgar __.Y gracias a vos. Ha sido genial, Pedro.

Eché a reír. De alivio. De incredulidad.
Acababa de tener sexo fenomenal, con Guillermo Graziani. Y estaba convencido de que íbamos a hacerlo una y mil veces hasta el alba.
__Voy a lavarme __dije y me detuvo.

__Espera. Sentí cosas maravillosas en mi alma, solo fue mirarte a los ojos y así profundizar
mis sentimientos con los tuyos y sin pensarlo renació el amor, el que un día murió cuando se marchitó de tanto dolor, volvió a surgir de las cenizas, como el ave fénix y regresó más fuerte, más real y más sincero.
Solo fue hablarte y anidarte en mi ser para borrar otros encuentros sin sentido, para que seas
verbo amar conjugado , rima o quizás el amor mismo que le coloco a lo que expreso en cada palabra, y hasta los puntos y comas llevan un poco de vos, al hacer pausa cada vez que las asigno siempre estoy pensando en vos.
Solo fue conocerte para enamorarme loca y perdidamente, aunque necesito tiempo para conquistarte sé que mi amor es correspondido y eso me hace inmensamente feliz, ese es el motor que me impulsa cada día para seguir y dedicarte lo mejor y más bello de mí. Me gustas, me encantas,  sos el hombre de mis sueños, de la leyenda, el creador de mis señales de amor, el que dibujé en mis sueños, por el que suspiro y hasta canto canciones, el que un día le pedí a la vida y me lo concedió, él sos vos. Soy casado, tuve amantes…  muchos, pero mi amor sos vos.
__ Guille, soy romántico  y sentimental, definitivamente gobernado por el corazón, soy muy sensible y apasionado, entregado a la ilusión. Busco enamorarme y no es precisamente del amor, me ubico en todas partes deseando entregar mi corazón.
Anhelo que me quieran, no pierdo la esperanza de una ilusión.
Es por eso que hasta que sane mis temores y dejes a Ana,  amaré en la distancia, a contratiempo, sin perder la razón. Espero no ser lastimado, espero solo comprensión.
Amar no es darse y nada más, amar es mucho más que solo pasión.
Mi corazón está cansado, ¿sabes? y ni siquiera sé la razón. Espero que alguien me entienda, mas no quiero compasión, sospecho que es por el dolor que causó mi condición.
Deseo que conmigo aprendas cuánto vale el amor, deseo que sin mediar palabra haya siempre comunicación. Deseo que estés siempre dispuesto, aunque sea poco el tiempo de tu atención,
Que tengas el remedio para mi cansado corazón.
Que me digas que me extrañas, aunque me tengas a tu lado en toda ocasión
Que me arropes entre tus garras como una fiera, como un león y  me acaricies suavemente, que suavices  los pensamientos de mi mente y cuides mi sueño sentado desde un rincón,  mientras yo duermo, me cuides y protejas  de mis crisis, de mi situación.
Que me digas  que no me preocupe, que no tenga miedo, que no dé gracias por aquello que de sobra merezco, que no pidas perdón.
Que estarás  siempre presente, aunque me encuentre ausente, yo te sentiré aquí en mi corazón.
Que me digas: ¡Duerme despacio y profundamente, que yo aquí estaré para cuidar tu sueño y defenderte! Porque es lo que yo intentaré sentir y hacer. Defenderte.
Saber de todo aquello que te da miedo, de quien quiera asustarte o quiera siempre despertarte.
De quien busque lastimarte y de tus sueños alejarme, te cuidaré incluso de tu mente.
Sueña con los ángeles mi hermoso  hombre cansado que yo aquí estaré presente.
Tengo unas ganas que Dios guarde, y que el diablo no se entere porque de hacerlo mi conciencia dominará, seré presa fácil de este instinto que ahora controlo, de las emociones que alberga mi corazón, te tengo unas ganas, unas ansías endemoniadas que con gusto en tu mirada me perdería, dejaría que el sentimiento que ahora me abraza te llagara a acariciar, tengo unas ganas de seguir tus huellas de perderme en tu andar, de ser partícipe de tu día a día, de respirar ese aire  que a ti te hace vivir para calmar estas ganas, para mantener tranquilas estas benditas ansias, ansias que de noche me consumen, que de día me enloquecen, te tengo unas ganas que el cielo guarde que el infierno no conozca, tengo ganas de saber,  de oír de tus labios que mueres por las mismas ganas.

__ Pedro, quiero que me conozcas hasta los huesos, en cuerpo, mente y alma. Me despierto, y miro a través del cristal de la ventana  y allí   me da la impresión  que vos sos tan transparente,
tan diáfano   como el aire que le golpea suavemente  pareciendo estar ambos tan juntos   tan abrazados  que aparentamos  estar hechos de la misma materia.
Un fabuloso material etéreo, no visible apenas  con el ambiente claro  solo ligeramente plateado.
Y  adherido a ello  como queriendo congelarnos, hibernamos   así  tal y como dos amantes legendarios.  El frío es helador  de aspecto cristalino  como el propio  vidrio   teniéndose una sensación de equilibrio delicado  entre la sublime belleza de la vida en su cara más luminosa  pero  también con su quebradiza naturaleza,  su extrema y muy desconcertante fragilidad en su vista más desoladora.
Y  a través de esa extraña amalgama  veo el mundo exterior.
Y  estando de esta manera  miro lejos, muy lejos  mientras mantengo unas viejas fotografías  que poco  antes había visto y observado detenidamente. Y  me da la impresión de que  tal vez hoy nieve. Y sin poder evitarlo parafraseando el final de uno de los relatos más conmovedores que  he leído jamás  me vienen a la memoria  y adapto  unas palabras de Joyce  que me hubieran gustado  escribir a mí:
“Leves toques en el vidrio me hacen volver hacia la ventana. Pareciera que fuera a nevar. Somnoliento veo cómo los copos  de plata y de sombras   caen oblicuos hacia las luces.
 Ha llegado la hora de variar el rumbo al poniente. Sí. Los diarios están en lo cierto, nieva en toda  Buenos Aires. Cae nieve en cada zona de la oscura meseta central  y en las colinas calvas, cae suave sobre las faldas de Gredos  y, más al oeste  suave  cae sobre las sombrías y dormidas aguas del Tajo.
Cae  así  también en el desolado cementerio de  la loma donde yace una sombra  muerta ya.
El sentimiento se despierta  y veo su alma  al oír caer la nieve leve sobre el universo  como el descenso de su último ocaso  sobre todos los vivos  y sobre los muertos."
Vuelvo a mirar  de una forma más dulce, más comprensiva,  más serena  como si las viese por primera y última vez  aquellas viejas fotografías  pasando la  yema de mis dedos por aquellos rostros  del ayer  ya idos. Y  entonces  cojo mi abrigo, lo abrocho lentamente, subo las solapas del mismo  y  salgo a la calle .Hace frío. Creo que sí... creo... que hoy nevará.
Pero ya el hielo no me afecta porque el calor de tu amor lo puede derretir, acaricia la foto de tu madre que ocultas, prueba en perdonarte por lo que no causaste, hazlo.
__Lo intentaré, lo prometo.

Me levanté pensativo, impertérrito por mi desnudez porque él había dejado completamente claro que le gustaba lo que veía.
Al caminar como si tal por el pasillo al cuarto de baño, esperaba que Guille supiera lo que quería decir que iba a lavarme…  cuando volviera  del cuarto de baño, más le valía estar vestido y listo para irse.
Pero cuando salí, seguía tumbado en la cama, esperándome.
Puse las manos en mis caderas y arrugué el entrecejo.

__ ¿Qué estás haciendo? ¿No deberías estar vestido? Puede regresar Alberto.

Me lanzó una sonrisa provocadora.
__ ¿Sabes lo sexy que estás ahora mismo? No regresará Beto.

Puse los ojos en blanco resoplando.
__Guillermo.
Ante mi tono de advertencia, su sonrisa desapareció al sentarse.

__Todavía no me voy.
__ ¿Pero te vas?

No respondió verbalmente. En cambio se estiró,  me tomó la mano, tirando de mí hacia la cama. Maldición, era fuerte.

__Guillermo __protesté al encontrarlo tumbado a mi lado con los brazos en torno a mí.

Me besó en la frente.
__Hueles bien.
Eh, ¿qué?
Levante la mirada y vi que había cerrado los ojos.

Me escabullí de su agarre y me di vuelta, retorciéndome para separarme de él y darle la espalda, con la esperanza de que captara la indirecta. No tuve tanta suerte. Segundos más tarde su brazo fuerte estaba en torno a mi cintura, su mano plana en mi vientre y mi cuerpo era deslizado otra vez sobre la sábana hasta chocar con el suyo.
Tensó el brazo en torno a mí, con su frente caliente en mi espalda. Noté el tacto tembloroso de sus labios en mi hombro.

__Buenas noches, precioso.

Anonadado, me quedé un momento en silencio.
Eso no era lo que esperaba. En absoluto. Eso desde luego no decía a gritos “solo somos compañeros de sexo”.

Y era agradable.
Y asustaba.
Nos pasamos toda la noche abrazados, haciendo el amor cuando despertábamos y adormeciéndonos con los cuerpos todavía unidos.

A veces hablábamos del placer que sentíamos de ser uno, en ningún momento mencionamos más las cosas que nos separaban, estableciendo límites que no debíamos cruzar. Puedes tocarme aquí, puedes besarme allí, pero no esperes que por la mañana sea un hombre distinto. No se producirá ningún cambio. Me harás daño… te privaré de tus amantes…  me arruinará la vida la culpa. Ahora te entrego mi cuerpo pero no esperes nada más, las barreras volverán a levantarse.

__ ¿Estamos… haciendo cucharita? __pregunté en voz alta, tratando sin éxito de dar un toque mordaz a mi tono__. O como se llame entre hombres.

Sentí el bufido de su respiración en mi cuello.
__Duérmete, cielito.

Oh, no.
Como si  presintiera mi inminente huida, Guillermo me apretó con más fuerza contra su cuerpo, poniendo su pierna entre las mías, enlazándola en una de ellas.

__Duérmete, Pedro.
Mandón.
__Hacer cucharita no estaba en los términos de nuestro acuerdo, Graziani.

No me hizo caso. Después de un minuto o dos de silencio oí su respiración uniforme.
¿De verdad iba a dormir en mi casa a riesgo de que nos viera mi hermano, y hasta quizá Camila o Gaby? Traté de recuperarme, de retorcerme, pero sus músculos acababan de flexionarse en advertencia y yo no era lo bastante fuerte para escapar de su jaula.
Así que me quedé allí, esperando.
Estaba maravillosamente agotado por todo el sexo asombroso, y dormir parecía una opción celestial, pero estaba decidido a no dormirme en sus brazos. Eso era un poco demasiado… relación.

Obligándome a permanecer despierto, yací en sus brazos durante media hora hasta que sentí que su cuerpo se relajaba por completo. Mordiéndome el labio para contener cualquier respiración pesada que pudiera haber causado el ejercicio de tener que moverme, le levanté el brazo lo más levemente posible y saqué mi pierna de debajo de la suya con suavidad extrema.

Me quedé congelado.
Juro que pensaba que había percibido el cambio en el ritmo de su respiración.
Escuché con atención, relajándome con los sonidos de respiraciones continuadas.
A hurtadillas, en silencio, me aparté de él, colocándome cerca del borde de la cama, bajando las piernas al suelo dispuesto a huir al loft o al cuarto de Alberto. Acababa de levantarme apenas cuando me encontré tirado con tanta fuerza que reboté en el somier con un grito ahogado.
El corazón me golpeó en las costillas cuando Guillermo me recolocó otra vez, expertamente, moviéndose tan deprisa que estaba debajo de él en cuestión de segundos, con mis muñecas sujetadas sobre mi cabeza y su cuerpo a horcajadas del mío.
No parecía feliz.

__ ¿Vas a dormirte de una puta vez?

Lo miré.
__No contigo en mi cama. Esto no formaba parte del trato.
__ Uno: yo compraré una cama desde ahora. Dos: solo es dormir, Pedro.
No hice caso del comentario.

__No. Eso es hacer cucharita entre hombres. Has dicho solo sexo. No hacer cucharita. Lo pasamos bien y te vas  a casa con la mujer de la leyenda o al loft, ese es el trato.

Me estudió con intensidad durante un momento y luego bajó la cabeza hasta que sus labios casi tocaron los míos.
__Hacemos el amor, lo pasamos bien y luego hacemos cucharita.
No me voy a ninguna parte. No me voy a casa, porque a veces en plena noche me despierto y cuando me despierto quiero hacer el amor. Y por alguna razón desconcertante la persona con la que quiero tener sexo sos vos, solo vos. Ahora, solo voy a decirlo una vez más. Ven a dormir y deja de intentar escapar.

Me soltó solo para caer a mi lado y me apretó otra vez contra él.
En cucharita.
Apreté la mandíbula.

__ ¿Y si no quiero despertarme para que tú puedas pasarlo bien conmigo?
Apretó la cara en mi cuello y sentí que sonreía contra mi piel. Me besó y se tiró hacia atrás.

__ ¿Por qué no te doy un adelanto de lo que quiero hacer con vos para despertarte?

Y entonces estaba otra vez tumbado boca arriba primero mientras Guillermo me besaba todo el cuerpo. Sabiendo lo sensible que era, se detuvo en mis cimas, con una mano jugando con el pezón, su boca chupando el otro. Suspiré, encendiéndome para él, con la lucha completamente olvidada. Ya volvía a estar con mis caderas inquietas para él y por él. Y él también lo sabía. Levantando la cabeza de mi pecho, me besó y siguió la línea invisible que dibujó la tinta de su saliva por mi torso, hundiendo la lengua en mi ombligo y bajando más, con sus labios saltando en la piel suave y temblorosa de mi bajo vientre.
Separó mis muslos y un instante después su boca estaba en mí.

Gemí en cuanto chupó y su lengua acarició. Estaba jadeando cuando sus dedos se unieron a la fiesta. Deslicé las manos por su pelo, tensándome, instándole a  pegarse a mí mientras él me estimulaba magistralmente hacia el orgasmo, lamiéndome, y cabalgándome en su boca, frotándome con los dedos en frenesí.

__Guillermo __gemí cuando retiró las manos, estaba tan cerca, a punto de ser polvo de nuevo…

Y entonces estaba empujando otra vez, dentro y fuera, dentro y fuera, con sus dientes enfundados, y su lengua haciendo magia.
__!Guillermo! __exploté contra él cuando él me arrancó y bebió cada gota de un orgasmo devastador. Mi cuerpo se estremeció con más espasmos, al tiempo que él volvía a tumbarse a mi lado.

Vale, ha sido solo un instante tan alucínate y sobrenatural como el último que me había dado.
Estaba tumbado, jadeando, mirando el techo en confuso asombro hasta y Guillermo apareció otra vez encima de mí. No dijo ni una palabra, pero cuando se inclinó hacia mí y me besó, dejándome notar mi propio gusto al mover su lengua en la mía, sentí como si la profundidad de ese beso lo estuviera diciendo todo de él, y de mí, era…   parte de él, y él de mí, estaba su esencia dentro de mí y yo en su sangre.

Lo había dejado claro.
Mis miembros inútiles no protestaron al encontrarse otra vez en sus brazos.
Haciendo cucharita.
__Buenas noches _atronó su voz en mi oído __.Para que te alegres, jamás he pegado a nadie a mi cuerpo, nadie ha ocupado mi mitad de la cama.

Qué bueno.
__Buenas noches  __murmuré, cerrando los ojos.

Entonces las luces estaban apagadas, las señales de amor…  agotadas.


CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS.

CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO.

ESCENAS EXPLÍCITAS.

21 comentarios:

  1. Paulina Edelmira Mansilla Calderón Hermosura

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  2. Raquel Muy agradecida con vos Eve Monica Marzetti, al fin, te quiero... Feliz noche.Muakk

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  3. Stela Me encanta todo lo que escribes, señales lo esperaba, gracias.

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  4. Beatriz Muchas gracias por tu tira. Que tenga un feliz día. Saludos

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  5. Una belleza Eve...Nada para agregar...Tanta seducción, tantas dudas y a la vez tanta seguridad...No sé si se agotaron las señales, pero ya no hacen falta porque sin dudas eso es amor de verdad...Me encantó...

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