domingo, 18 de marzo de 2018

"LA HERENCIA". CAPÍTULO OCTAVO.



 “LA HERENCIA”.

CAPÍTULO OCTAVO.


Jueves, 12 de octubre de 2017.
Cien sonetos de amor
“Antes de amarte, amor, nada era mío:
vacilé por las calles y las cosas:
nada contaba ni tenía nombre:
el mundo era del aire que esperaba.
Yo conocí salones cenicientos,
túneles habitados por la luna,
hangares crueles que se despedían,
preguntas que insistían en la arena.
Todo estaba vacío, muerto y mudo,
caído, abandonado y decaído,
todo era inalienablemente ajeno,
todo era de los otros y de nadie,
hasta que tu belleza y tu pobreza
llenaron el otoño de regalos”.
*Pablo Neruda /Antes de amarte amor / Cien Sonetos de amor.
“Perdón por aprender a quererte tanto en tan poco tiempo.
Pero eras aquello que nunca busqué, pero siempre necesité”.
José de Espronceda.
“Ella te hizo esa cicatriz ¿verdad? No, esa cicatriz me la hizo el tiempo.
Ella sólo me provocó la herida”. Víctor de la Hoz.
“Y es que el amor no necesita ser entendido,
sólo necesita ser demostrado”. Paulo Coelho.

Cuando Pedro a la mañana más tarde despertó en su cama, ya que contra todo pronóstico sus padres no lo estaban cuando llegó, lo primero que hizo es ver si tenía alguna llamada perdida, pero no.
No la tenía.
ELEGÍA DEL RECUERDO IMPOSIBLE.
“Qué no daría yo por la memoria
de una calle de tierra con tapias bajas
y de un alto jinete llenando el alba
(largo y raído el poncho)
en uno de los días de la llanura,
en un día sin fecha.
Qué no daría yo por la memoria
de mi madre mirando la mañana
en la estancia de Santa Irene,
sin saber que su nombre iba a ser Borges.
Qué no daría yo por la memoria
de haber combatido en Cepeda
y de haber visto a Estanislao del Campo
saludando la primer bala
con la alegría del coraje.
Qué no daría yo por la memoria
de un portón de quinta secreta
que mi padre empujaba cada noche
antes de perderse en el sueño
y que empujó por última vez
el 14 de febrero del 38.
Qué no daría yo por la memoria
de las barcas de Hengist,
zarpando de la arena de Dinamarca
para debelar una isla
que aún no era Inglaterra.
Qué no daría yo por la memoria
(la tuve y la he perdido)
de una tela de oro de Turner,
vasta como la música.
Qué no daría yo por la memoria
de haber oído a Sócrates
que, en la tarde la cicuta,
examinó serenamente el problema
de la inmortalidad,
alternando los mitos y las razones
mientras la muerte azul iba subiendo
desde los pies ya fríos.
Qué no daría yo por la memoria
de que me hubieras dicho que me querías
y de no haber dormido hasta la aurora,
desgarrado y feliz”.
¨Jorge Luis Borges /

Bs. As., Provincia.

__Papá, ya ni siquiera te veo, no vienes a casa, ¿acaso te vas a instalar en el hotel? _demandó Fabián mientras desayunaba con su padre.

__No hijito, cómo se te ocurre, es solo al comienzo, necesito que me conozcan y corroborar que sean empleados confiables __afirmó Guillermo sorbiendo el café mientras la mente volaba a Pedro__. Menos pienses que dejaré la abogacía, es solo por unos días.

__Pa, entonces déjame ir con vos, dormir allá unos días.
__No hijo, no por ahora, pensarán que voy a llevar a todos a vivir gratis allá, no es lo que corresponde, aunque seas mi hijo, más adelante.
__Bueno, al menos déjame ir a almorzar o cenar un día con vos _pidió Fabián.

__Está bien, te avisaré __respondió Guillermo volviendo a pensar en Pedro, en su trabajo y su relación actual.

__Papá, Ana dice que no puede estar sin vos, que prefiere morir, que se va a matar.
__Déjala, es un gusto que se quiere dar, que lo haga, tiene derecho, que lo haga.
__Papá, no seas cruel.
__No lo soy, es su decisión,  es su vida hijo, yo me divorcié porque no la amo, no sé qué pretende luego de una sentencia __. En pocos días estaré de regreso hijo, en el estudio me necesitan y vos también  lo sé, lo prometo.

__Bueno, papá,  entiendo, igual gracias por haber venido hoy,  al menos pasé un rato con vos.
Te quiero.
__Yo te quiero, boludín.
__Boludín vos.

Ciudad autónoma.

__Duele todo,  hasta el aire que respiro Guille, duele sin contemplación cada espacio de mi alma aunque soy el culpable de  mi dolor, eso duele, porque pude evitarlo y me enfrasqué en vivir a ciegas sin pensar que el dolor llegaría y eso sí que duele.
Duele esta soledad que me entristece, el silencio que abunda en cada rincón de mi vida… ¡todo duele! hasta verte a los ojos  porque puedo sentir vergüenza al decirte tantas cosas que no fueran ciertas.
Amarnos, fue nuestro pecado, múltiples deseos, cómplices del silencio de una vida que calla sus verdades. Siento que guardas demasiados secretos Guillermo, pero tu gente te quiere, te respeta, aun en el hotel donde apenas te conocen.
Caminos furtivos de misterios, destinos de soledades hemos recorrido  tal vez por demasiado tiempo. Amarnos, fue nuestra odisea, palabras humedecidas por placer que arrebataban besos  entre los egos del alma.
Distancias que añoran suspiros, cercanías que olvidan pasiones. Amarnos, fue el preámbulo de tormentas, provocando la ausencia de nuestro amor hereje en un mañana que no nos pertenece. Amarnos, se nos hace esquivo en los pasos marcados del tiempo.
Hoy es un día lluvioso, un día perfecto para el amor… hoy es un día hermoso, tu día mí día… Tú y yo… en perfecta armonía.
Hoy es un día en que tu presencia brillará a falta del sol, hoy tu cuerpo arderá en el mío, tu risa alegrará mi corazón, y tu mirada traviesa hará más intensa mi pasión por ti.
Hoy es un día lluvioso, un día perfecto para el amor… la lluvia al caer será hermosa melodía
para nuestro idílico romance. Y yo… te amaré, callaré tus gemidos de pasión cubriendo tu cuerpo de besos infinitos que nos lleven a la cúspide del placer eterno donde el amor y nuestras almas son una en el universo. Hoy haremos de este día lluvioso, un día maravilloso,
Yo te haré mío y seré tuyo ofreciendo con frenesí  nuestro amor al cielo de nuestras ilusiones, dejando que las nubes sean cómplices amigas  de nuestro inefable y pasional amor.
Te contaré cosas hermosas de la vida  y embelesado escucharás los ecos de tu amante, quedarás  dormido en mi pecho con la mirada plena de pasión y susurrando suave, dulcemente en mi oído, dirás… hazme tuyo hasta el delirio, que no me importa morir entre tus brazos.

Te abrazaré con todas mis fuerzas, te amaré cual río impetuoso desbordado para terminar dormido junto a ti, acurrucado en mi hogar,  en tu tibio pecho.
Entonces aparecerá el sol en nuestro cielo intentando descubrir ansioso y con recelo nuestro momento mágico de éxtasis sublime… pero las nubes, tú y yo guardaremos el secreto de amor
de un día lluvioso… un día perfecto para el amor. Es lo que deseo, pero ni me llamas ni estarás en el hotel, lo sé, lo supe y aun así me entregué a ti, no pude evitarlo.
La lluvia muerde,  la ciudad está viva; en el espacioso cielo de mi mente vislumbro una lágrima estrangulada  en tus pupilas, que viaja sosegada,  perdiéndose lentamente  en el abismo de alguna lejana pena.
Por la tarde recibió un llamado de su amigo Pupeto, para poder hablar con él sin tapujos se encerró en su  habitación y entre susurros fue respondiendo a todas sus preguntas.

__Increíble,  Pupeto, ¡increíble! Nunca nadie me ha hecho disfrutar del sexo tanto como él. Guillermo es… es tan… es tan… es único.

Pedro y el Pupeto solían hablar de sexo con total naturalidad. No con todos los amigos podía hablar de aquello, pero con Pupeto, por alguna extraña razón así era. Este le preguntó:
__Pedro, pero ¿qué te ha hecho ese tío?
Pedro al recordarlo, suspiró encantado.
__Todo lo que puedes imaginar adornado con placer, ternura, morbo, deleite, locura y sabiduría. Pero…
__ ¿Pero?
__Siempre hay una excusa _susurró__. Creo que su interés por mí, tras lo ocurrido anoche, se ha acabado. Lo he llamado varias veces y no me atiende. Le mando mensajes  y no me contesta. Sin duda, consiguió su propósito y ya pasa de mí.

__!No jodas!
__No…, justamente en este momento no lo hago __se burló Pedro a pesar del malestar que le rondaba por el cuerpo al intuir que él ya no querría saber más nada de su existir.

Media hora después, cuando la conversación se agotó, y Pedro se despidió y colgó, sintió un gran vacío. Quería hablar con él. Necesitaba escuchar su voz y eso lo molestó.
¿Por qué se colgaba de él sabiendo lo que imaginaba?
Pensó en llamarlo, pero no. Nunca se había arrastrado ante un tipo, y no pensaba hacerlo ante este precisamente.
Si él daba el tema por finiquitado tras la cama, debería aceptarlo y no protestar. Al fin y al cabo, él ya sabía que aquello no llegaría a ninguna parte.

Más tarde, cuando llegó a trabajar, él no estaba esperándolo donde siempre. Eso le hizo saber que lo que pensaba era verdad. Guillermo ya no quería ni verlo. Se lo comentó a Diego y este se apenó de él. Diego aún creía en los cuentos de príncipes. Lo mejor era continuar en su trabajo y olvidarse de todo. Definitivamente aquélla era la mejor opción.
Pero cuando lo vio entrar en el restaurante del hotel, sin poder remediarlo  armándose de valor, llenó una taza de café, se cuidó de no echarle azúcar y, cuando vio que se sentaba a una de las mesas junto a las grandes cristaleras, se plantó ante él y cuchicheó al ver que nadie podía oír.

__Espero que lo pasara tan bien como yo, señor. Y tranquilo, ya capté el mensaje. No seré una molestia para usted.

Guillermo lo miró. Él que durante esas horas había hecho esfuerzos sobrehumanos para no llamarlo a pesar de haber leído sus mensajes, dijo:
__ ¿Qué mensaje has captado?
Mirándolo con cierto recelo, afirmó:
__Seré joven, pero no tonto, y sé cuando alguien, tras conseguir su propósito, no quiere saber nada más.

Incrédulo porque Pedro pensara eso, sin importarle si alguien lo oía, aclaró:
__Entonces siento decirte que yo no he lanzado ese mensaje. Si no te llamé ni contesté tus mensajes fue para darte espacio, porque no quería agobiarte. Además he ido a ver a mi hijo. Anhelo poseerte otra vez, me vuelvo loco por volver a tenerte desnudo entre mis brazos, pero solo te pediré una cosa, no vuelvas a irte de mi cama sin avisar. ¿Captas ese mensaje?
Somos ramas del mismo árbol, de la misma hoja verde, donde las gotas del cielo se unen, donde siempre encuentro el infinito apoyado en tu beso, boca de nube de cielo dulce, cálida tu mirada al pose tranquilo de mis labios sobre tu ardiente.
Ojos de profundo mar, dulzura en tu boca, cobijo que engalana el reventar de tu jardín escondido bajo tu vientre, flores que estallan la fragancia, sábanas que se arrugan al juego de nuestras pieles, magia que empapa tu fuego húmedo.
Luciérnaga que alumbras el cantar del perfume de mis palabras, ola de sol que alumbras las melodías escondidas en mis labios, labios descalzos que nadan en las aguas termales de tus olas, donde la arena fina se conjura y forma corazones.
Hombre de mundo,  hombre  de misterio, desaparecido el presagio termino arropado en tus besos, donde un vago resplandor avivará en mis sienes el recuerdo de cada suspiro de tu boca, procelosos tus mares, trémulo jadeante que estremece el velo que cubre nuestros labios unidos.
Este canto de mi cama es una broma que le perdono a la noche.
A las siete el adiós renacía  en tu sofá, el amor roía los verbos no acariciados  por nuestra estrofa piel y el camino es un respiro  que nos arrastra.
Me astillas  el centro íntimo de tus truenos y no, no sé envejecer desquiciado de tu cama, broma que le perdono a la noche. Ya estás onces de la noche ya han sido tantas veces
las once de la noche y en las maderas muchas voces reniegan mi teclado en herejía.
Tantos rostros habitan este amor que todo su sabor se resume en mi pecho de canas que hoy es mi cuarto a solas.
Este pensar no es original, sigue siendo tan solo un plagio a tu cabello, a tu respiración que expande mi renglón mientras dormitan los silencios en las flores hiladas de tus almohadas.
No, no lo he dicho yo y acepto lo incompleto que corre por los inciensos tan libres de tus cabellos, casi dormidos, casi mis dedos, nunca no podré copiar tus asombros con la misma prisa con que los incendias.
Sí, te he fallado y este llamado ha sido otro plan fallido de seducción.
Pero los tridentes de tu aroma me exigían encantar tu sueño que apenas podía deletrear.
Soy un hombre en tus sueños. En la permanencia de octubre  o tatuaje de la respiración si arrulla  esta tinta tan vida de este jueves que llamó tu sed sangre.
Pensar el vos obliga mi explosión en la estrofas oscuras de tu cabellos. Y si recuerdo tus ojos
enumero tus mundos apenas creados. Hoy mi vida te convoca en este mes de soles inabarcables. Soy la cigarra que canta transmutándose de rosa a clavel, de amapola a azalea, de rododendro a ciudad.

Sorprendido por las palabras y declaraciones, lo miró, Guillermo al comprobar su desconcierto, al ver la taza que le tendía, preguntó:

__ ¿Crees que debo fiarme de este café?
Con una encantadora sonrisa con hoyuelos, Pedro asintió con la cabeza. Guillermo, sin apartar los ojos de él, lo tomó, se lo llevó a la boca y dio un trago. Cuando sus labios se separaron de la taza con una sugerente sonrisa, susurró:
__Gracias, Pedro. Es tan exquisito como vos.

Congestionado por el mar de sentimientos que bullían en su interior, sonrió y se alejó. Minutos después, se acercó hasta su amigo Diego.
__Quiere volver a quedar conmigo __murmuró.

__Enhorabuena, qué menos.

Juntos entraron en las cocinas con varios platos en las manos. Una vez que los hubieron dejado en el fregadero salieron a una terraza trasera para fumarse un cigarrillo y Diego preguntó:
__ ¿Realmente qué es lo que pretendes con él, además de tener sexo otra vez?
__ ¿Yo?
__Sí, tú.
Mientras se retiraba un mechón  de la cara, Pedro dio una calada a su pitillo y, tras expulsar el humo, respondió:
__Simplemente quiero pasarlo bien con él, nada más.

Diego carcajeó. Aunque Pedro no lo admitiera, ese hombre le gustaba y más. Se le veía en la cara. Divertido, cuchicheó:
__Es un bombón. Tan alto, potente, tan educado, tan perfecto…
__Tan anticuado y estructurado __se burló suspirando.

__No es anticuado, Pedro. Es solo que tiene una edad en la que no se va con pantalones  ni gorras ladeadas, cielo. Ese hombre es un caballero inglés y no solo en el vestir, sinceramente, los trajes le sientan mejor que al mismísimo presidente.
__Diego, ¿te encuentras bien? __se guaseó Pedro tras oírlo, pues el presidente era lo máximo para su amigo.

__Perfectamente. __Suspiró __.Solo pienso que ese es el tipo de hombre que me encanta, pero nada… se prendó de ti.

Alegre por el comentario, Pedro soltó la risa y dijo para molestarlo:
__Es tremendamente ardiente en la intimidad.
__Eso… Tú ponme los dientes largos.

No pudieron continuar. El jefe de sector apareció, les recriminó su pérdida de tiempo y ellos rápidamente, entre risas, regresaron a sus trabajos.
__

Esa noche, se volvieron a ver. Guillermo lo recogió en la puerta de su casa y juntos se dirigieron directamente al ático.
Pedro apoyado en el pecho de Guillermo, olvidado del chofer, susurró:

Libero las palomas que me llaman tu grafiti en la flor de tu barbilla, en la metáfora curva de tu cuello. Pensar en ti me obliga a que te cante sin palabras, sin caligrafía, con los fuegos y esquirlas.  Tu sonrisa cimenta el origen, cosmos diario de tu sabor conmigo.
Mi ángel de partituras y bemoles, alas armónicas al temple y compás me hicieron feliz como tu intérprete en finas notas.
Prolongación de triadas a mi ritmo forjaron en númenes tu colibrí de aladas plumas sobre tu
tibia fuente al diapasón de mi ya rasgado herir. Con mi sinfónica corchea a ti volé al ser un suave vals siempre en armonía extendí mi música al son de amantes.
Do, re, mi, fa, sol,  la, sí… Resurrección y escalé tu pentágrama en frenesí, izarme en canción por un beso tuyo.

Esta vez, Guillermo comenzó a besarlo en el ascensor, y en el descansillo de la vivienda ya estaban medio desnudos.

__Bésame en cada latido  y con cada suspiro, de mi corazón... Bésame y llévame al cielo, y en cada vuelo,  logra que pierda la razón. Besa cada parte de mi cuerpo  y que en mi universo,  solo existas tú. Bésame, tan solo bésame  y en cada beso demuéstrame tu amor. Bésame y déjate llevar,  que de todo lo demás me encargo yo. Bésame y llévame contigo  o solo ven y quédate conmigo en mi habitación. Bésame muy suavemente  y después apasionadamente, hagamos el amor. Bésame mientras me acaricias  y yo beso tu sonrisa, llena de emoción e ilusión. Bésame muy suavemente  y calma esta pasión,  que me tiene a punto de ebullición, tan solo bésame  olvidémonos de todo a nuestro alrededor  y simplemente hagamos el amor. Bésame mientras fundimos nuestros cuerpos,  desbordados de deseo  y llenos de pasión. Bésame y excita mis sentidos,  escucha mis latidos,  que gritan cuánto te amo. Bésame, simplemente bésame  y entreguemos todo a este amor. Me vuelves loco, Pedro, jamás me sucedió.
__Guille, sueño de mis sueños, fantasía hecha realidad. Bésame en la boca con esos labios rojos que calman mi sed y me apasionan. Déjame recorrer tu cuerpo con besos y
caricias, déjame extasiarme en ti hasta el amanecer porque estando contigo el tiempo es
infinito y al mismo tiempo es solo un instante  dentro de la eternidad.
Abrázame   y dejemos que el tiempo transcurra  como único testigo de nuestro amor,  porque el tiempo es nuestro y nuestro es el amor. Cuando te beso siento que mi corazón
salta de emoción. Tus besos son mi alimento  y tu cuerpo mi obsesión, mira cuántas estrellas brillan  en esta noche como  celebrando nuestro amor. En tu mirada me deleito y en tu cuerpo me pierdo cuando  hacemos el amor. Guille, cuánto quisiera perpetuar  este instante y que el
mundo solo sea de los dos.  Tus labios me reclaman el beso, mi alma siente la vida con infinita pasión de un noble caballero, junto a los míos, con delicadeza.
Toda mi boca se completa la vida llena de amor que será historia, de fuegos presentes.
Ebrio de solo ilusiones por sentimiento, sin luces, de noche, de brillos claros de tus pupilas que me guían, mi cuerpo extiende las nerviosas manos y mi espacio vital, ¿navega en las estrellas?, temblor en mi lenguaje por ser tu amante perfecto mirando al etéreo celeste sin dejar de soñarte. La noche es nuestra, en mí aparece tu encanto.
Yo bendigo la noche del amor sin fin. Mis cansados ojos ardiendo. Tenue tu piel que enamora a mi ser, sobre mi lengua nacen las palabras que te visten naciendo el mejor sabor y sentimiento a alba que nos dan vida eterna.
__ ¿Qué me dirías, si desease pasar la noche acariciando tu pecho con las puntas de mis yemas  y estas, se pasearan por tu tez de terciopelo con sus plegarias, bajo tus sábanas de seda?
¿Qué me dirías, si hiciese en tu espalda un verbo, que empezará en tus nalgas y acabase en tu cuello  y en su terciopelo, firmase con mis labios las mejores dedicatorias de mis besos?
¿Qué me dirías, por ser el culpable de hacer brillar con intensidad tus pupilas, o que ese brillo en tus retinas es para las mías como dijo un genio un día, que son poesía?
¿Qué me dirías, si bajo un techo de estrellas, yo te dijera que tú eres la que más luce de todas ellas  y si preguntas, dirán que no son nada si tú no estás cerca, o si te digo que a tu lado mi amor, me convierto en un dios?
¿Qué me dirías si esta noche paro el tiempo y me entretengo con tu cuerpo  y en ese mundo de cuento desato la pasión, cada vez que entre mis manos te tengo?
¿Qué me dirías, si te pidiese escribir en tu piel con mis dedos una historia de amor,
un dulce fonema, que detallase quién eres, en cada una de sus letras?
__Que lo hagas, que hagas todo lo que prometes, cielito lindo.
__Escucho una música, de algún lugar viene, escolta mi tristeza. La noche golpea la serenidad de la luna, el viento es tambor repicando, entre las puertas y las negras manos de las sombras, acarician mis verbos. Mi madre cose con blanco dedal, armada de pensamientos antiguos y sonrisa que delata su frágil alma mientras la música ronda nuestras soledades.
Los caídos párpados de las estrellas reflejan melancolía, un perro ladra en la calle, el vino amargo de tus besos restaña mis labios y la música se fatiga con la sorda  ausencia del aplauso. Con el pétreo deseo de ver una esquina de tu piel me hundo en la raíz de mis tormentos,  apago el cigarrillo y respiro lento, hasta el inmemorial instante que vuelva a sentir.
La música se detuvo justo al momento que penetraste la puerta, entonces ya era todo alegría, es lo que hoy sentí al verte, Guille.
__Ahí la humanidad pasa imprudente, a los cuales llaman a sus almas obstinadas, ahí por la vereda en la cual viajo desolado y mutilado del espíritu.
Mi demencia no posee cuerpo ni materia, arriba radiante y el cielo se pinta de azul y nos ofrece la magia del amor, como es grato el emigrar de los espíritus y de las almas.
Ahí donde están los rosales que jamás mitigarán el dolor de mi alma, la cual descansa infinitamente en el corazón fuera de mi pecho.
Ahora estoy aquí por el laberinto de las sombras, con mis brazos libres en la senda del amor en el momento en que llegue el amanecer con la terrible ilusión de ver mi cuerpo mutilado.
Solo vos alejas el dolor, la soledad, el vacío en que me dejaban mis relaciones pasadas.
Y como un príncipe bello y encantado entraste tibio en mi vida  en aquella hermosa noche estrellada. Me amaste entre misterios y te fuiste hasta la próxima luna llena y bebe los recuerdos de mi boca, me dijiste. Dejaste  tu perfume en mi almohada y te fuiste en fatal silencio en la dulce y naciente madrugada. Dejaste  un grito de amor desesperado y sus sonidos en mi alma dentro de mi puro corazón enamorado. Dejaste el aroma tibio y dulce del amor hijo de los misterios de las ardientes noches, solo de los dos.
Dejaste en la voz de tus silencios dulces promesas de tu amor que en la madrugada, se llevaron los vientos. Dejaste, rizos pegados en mi pecho con tus lágrimas de cristal de tu amor y tu pasión, y mi corazón deshecho. Dejaste, hermosos recuerdos en mi vida y cuando la luna se apiade de la noche volverás a mí, mi bello muchacho consentido.
Dejaste la pasión de tus besos en mi piel y la huella del rosedal de tu boca con tu aroma y aliento, que sabe a miel. Bello de mi amor de los misterios y como la tibia luna de mis noches
ella te dirá de mi amor, y que yo te quiero. Cada momento, cada instante de amor, con vos se va. Mañana, mi amor de los misterios,  otro momento de apasionado amor te llegará.
__No es así, nadie como tú llegará nunca más.
Tu amor me seduce hasta lo más profundo de mi ser, dejando tus besos en mi piel.
Sigo tu sendero y no deseo parar porque siento tu calor en mi corazón, en mi mente y en mi piel. Siento tu amor en cada sonrisa y  esa mirada que quema mi piel.
Dejando tu perfume en cada mañana  que me cautiva en cada despertar al sentir tus besos dentro de mi piel. El tiempo me regaló tu amor y no te imaginas lo feliz que me siento, que tus
besos de miel quemen a cada instante mi piel.  Viviré y moriré junto a ti sintiendo tus  besos y caricias quemando mi piel.

La curvilínea figura de Pedro fue para  Guillermo el desafío, el holograma de luna, sol, estrellas y mares, brisa, y arena, perfiles y recodos, sin sitios que quisiera dejar sin explorar ni conquistar. Los labios succionaron los ajenos, posaron su tinta en las comisuras, trazaron regueros húmedos desde las sienes a la barbilla, luego la línea de la mandíbula, de la clavícula hasta mordisquear y saborear el lóbulo de la oreja, siguieron por las brazos y laderas, chuparon cada dedo, pasearon el pecho, bebieron rocío dulce de los pezones, descendieron carreteras en el abdomen hasta beber la piel y el agua que poblaba el ombligo y siguieron camino abajo hasta adentrarse en los secretos más  íntimos, saboreando las masas redondas, sopesando su forma, bebiendo el rocío del deseo, exprimiendo la fuente, deglutiendo la simiente, empapando cada átomo, embebiendo cada molécula sin reparo del fruto del amor acunando el éxtasis, esperando el propio, sediento de amor de tan divina criatura.
Se vio reflejado en los ojos marrones y entrelazó las manos, Pedro le sonrió y Guillermo sintió su abrazo estrecho. Los cuerpos vibraron al sentirse en el uno, se sopesaron y acunaron orgasmos en el regazo.
Pasó y enterró la mano por y en su cabello húmedo. No pudo evitar la baja espalda, sintieron escalofríos cuando las manos se posaron en las firmes montañas que delimitaban las nalgas.
De pronto sus ojos, miraron los  café canela, los labios gruesos buscaron sedientos de amor a los finos que siempre apagaban los deseos cuando eran presa del mismo calor...
Aún con la ropa puesta en los cuerpos los dos identificaron la misma necesidad. El frecuente roce del miembro erecto pedía en silencio que se dieran más.
Le besó en el cuello y en las comisuras, mas qué tenían esos labios gruesos que eran imán para el beso total, el ávido, el voraz, el que violaba la oscuridad del óculo hasta respirar el mismo aire, hasta agonizar en el último recoveco con pulso.
Susurró a su oído quinientos te amo. Lascivas las manos, aún buscaban más.
Escuchó un gemido brotar de la boca de Pedro, esta lo besaba con gran frenesí, diciendo sin palabras: “te amo”, ya quiero ser tuyo, solo y para siempre tuyo. Quítame la ropa, dame tu existir.
Movimientos lentos y quitó  la camisa, Pedro movió el cuello, el cabello y encontró la mirada, Guillermo la sostuvo, hasta desear morderlo y beber la piel, la misma sangre, recorriendo con la lengua ansiosa,  despacio a esa hora ya pezones erectos anhelantes de darse, torturando uno con dientes y mordiscos, el otro entre índice y pulgar.
Volaron pantalones y bóxeres, se enlazaron extremidades, anudando los cuerpos en la piel fundida, con mucha premura se quitaron vergüenzas, se despojaron de pudores y al fin las siluetas amoldaron cada pieza y la totalidad.
Aún de pie los dos, Guillermo  besó la espalda, lamió desde la nuca a los talones, adorando las nalgas, con las manos delante en turgentes cumbres, una traviesa buscando el vientre y del
fuego mutuo encendieron la mecha. Suavemente Pedro se volvió lamiendo el cuello, y fue descendiendo más y más reclamando el sabor de la piel, Guillermo lo vio de rodillas tomando en sus manos el mayor de sus deseos, la misma felicidad. Cerró sus ojos y fue bello sentirlo, paseando el deseo contra cada rincón del cuerpo y al abrir los ojos ver ese bello rostro, y verse entrando y saliendo de los bellos gruesos labios rojos.

Yo solo decía -sigue, sigue, más.
Tomó su carita y la levantó. Guillermo lo abrazó rodeando el cuerpo, lo colocó de espaldas, puso las manos contra la pared e inició el ritual final besando las nalgas.
Después  la  cintura quedó entre sus manos, las piernas abiertas, la intimidad anhelando, al fin Pedro sintió el ingreso del pulsátil deseo en estocada firme y precisa que lo atravesó.
Cerró los ojos, abrió la boca, gimió feliz de esa realidad, cuando se elevó y cayó una y mil veces ante el vaivén mágico de embestidas y  besos, el vuelo al infinito en el empalme en ese deseo, elevándose ambos al unísono hasta salir del universo hacia el centro del sol, donde se fundieron en uno, energía y estallido en polvo de estrellas para caer en la muerte del electo final en éxtasis divino, de un alma, un ser.
Se amaron en cada rincón, de todas las maneras y las por inventar, en una noche que fue colosal.

Y así pasaron una semana. Se veían todas las noches en el piso y hacían el amor de todas las formas y modos posibles. Nada los paraba. Eran insaciables. Dos guerreros del sexo, y como tales lo disfrutaban.
Pero los días se sucedían rápidamente y Pedro, intranquilo, no quería preguntarle por su marcha. Guillermo vivía en la provincia y tenía otro trabajo, otra familia que era su hijo, tarde o temprano el día de su partida llegaría: solo con pensarlo se le encogía el corazón.
__ ¿Qué iba a hacer sin él?

En esta carta, breve y concisa, dejo bien claro  lo mucho que te amo, recuerdas aquel día,
cuando entre risas, cantos y bromas, nuestras miradas se encontraron, y en un tímido abrazo, tus labios y los míos, por fin susurraron, qué recuerdo tan bello, y qué dicha la mía, fue entonces que nació el amor, y como dos chiquillos, corrimos de flor en flor, quizá después de algunos años llegue a comprender que si lo miro bien, la belleza es poca cosa ante tu figura
y por lo que a mí toca, convencido de lo que digo, belleza y amor, van de la mano contigo.
Hombre mío,  palabra enorme  destinada a un masculino con historias relevantes, en un concepto de hombría  por manifiestos tenaces  en el momento de actuar, con palabras seguras  envueltas en sinceridad con un manejo transparente, mostrando su hombría de bien  con un machismo intelecto como muestra de fortaleza, al dominar un estado real de respeto y autoridad,  llámese masculino o viril  por ser adepto al sexo, determinación de varón  y cabalmente dispuesto a ejercer con honor, actos de gran destreza  dejando sentado fuertemente que ser hombre de honor requiere ser masculino, con título de hombría, y para mí, siempre lo serás tú, Guillermo.
__
El fin de semana en que Pedro estaba de franco lo dedicaron a hacer algo de turismo. Pedro lo recogió en la puerta del hotel seguro de que la propuesta le encantaría.
Recorrieron museos, basílicas, y parques, el planetario, y Palermo, a Guillermo le encantó absolutamente todo. Aquello era cultura viva.
Mientras caminaban de la mano por las empedradas y estrechas calles del mágico barrio perdido, Pedro vio una pareja de músicos callejeros y, tirando de Guillermo, llegaron hasta ellos.
Abrazado a él, escuchaba cantar a la chica. La letra mencionaba un amor eterno, para toda la vida.
Embobados, todos los que estaban oyendo entonar esa bonita pieza a aquella mujer de unos cuarenta años, acompañada solo por una guitarra de su compañero, se movían lentamente al compás de la música. Aquella romántica canción era una maravilla, cuando Guillermo oyó a Pedro canturreando, le preguntó:

__ ¿Conoces este tema?
Pedro asintió.
__A mi padre le encanta. Le regalé un disco de música brasileña que salió hace unos años y la interpretaba Rosario Flores. Si mal no recuerdo, creo que se llama “sé que te amaré.” __Y con gesto pícaro, propuso__: ¿Bailas conmigo, Guille?
__No. Yo no bailo, miro solamente. Baila vos.
“Sé Que Te Voy a Amar.
  Sé que te voy a amar
toda la vida entera voy a amar
y en cada despedida voy a amar
desesperadamente sé que te voy a amar.
Y cada verso te dirá que sin dudar
sé que te voy a amar toda la vida entera.
Yo sé que lloraré
en cada despedida lloraré
y cada vez que vuelvas calmaré
todo lo que tu ausencia me causó
yo sé que sufriré
la eterna desventura de querer
tener tu amor por siempre junto a mí
toda la vida entera.
Y cada verso te dirá
que sin dudar sé que te voy a amar
toda la vida entera.
Yo sé que lloraré
en cada despedida lloraré
y cada vez que vuelvas calmaré
todo lo que tu ausencia me causó
yo sé que sufriré
la eterna desventura de querer
tener tu amor por siempre junto a mí
toda la vida entera.
Toda la vida entera”...

__Por favor…
Guillermo lo miró y rápidamente negó con la cabeza.
Pero, Pedro sin hacerle caso, lo abrazó y, mirándolo a los ojos, comenzó a bailar lentamente y al final él lo siguió y sonrió. Pedro lograba hacer con él lo que se proponía. Un par de segundos después, otra pareja que había a su lado los imitó y, tras ellos, otras, divertido, Pedro murmuró:
__Ves, Guille. No pasa nada. La gente baila, se besa y se ama libremente manifestando sus sentimientos y nadie se escandaliza por ello. Y, si lo hacen, es su problema, no el nuestro.
__Siempre fui muy reprimido, desde chico, jamás pensé en tener una relación amorosa con un  hombre, jamás, hasta que…
___ ¿Hasta?

Guillermo sonrió. Sin duda él tenía razón, lo contempló mientras lo abrazaba y bailaban en plena calle.
__O Pedro, sos increíble.
__ ¿Hasta? No escapes.
__Hasta que conocí a Juan, el hombre que me sacó del closet, no importa ahora.
Cuando la canción terminó, todos aplaudieron, y Pedro, al ver que aquella pareja vendía un cedé, le preguntó a la mujer si en él se incluía el tema.

__Sí, cariño. Está en la pista número dos __respondió.

Feliz de saberlo, Pedro sacó su billetera y lo compró. La mujer, encantada, al entregarle el cedé le dijo, mirándolo:
__Gracias, joven. __Luego observó a Guillermo y añadió__: Gracias, señor.

Guillermo, con una sonrisa, asintió con la cabeza y, cuando se alejaron de ella, Pedro le entregó  el cedé.

__Toma. Para que cuando no estés te acuerdes de mí.

Aquel detalle a Guillermo le tocó el corazón. Pedro, al igual que él, pensaba en su marcha del hotel, en que pronto se tendrían que separar, pero no decía nada. Aquello era algo que debía solucionar. Pero no sabía cómo. No resultaba fácil.
Encantado con aquel gesto, tomó el cedé que Pedro le tendía y, tras besarlo emocionado murmuró:
__Gracias, cielito.
Aquella demostración de afecto lo hizo sonreír y se mofó.
__ Dios, ¡qué fuerte! Te estoy echando a perder. ¡Me has besado en la calle! ¡Qué escándalo!
El comentario hizo reír a Guillermo.

__Bésame otra vez. Lo necesito _exigió tomándolo entre sus brazos, Guillermo.
Lo hizo entusiasmado y, cuando separó la boca de la de Guillermo, este lo despeinó.
__Me gustas mucho, quizá demasiado, Guille.

Ambos se miraron a los ojos y Pedro, consciente de lo que había dicho, para romper aquel momento de ñoñería pura y dura, preguntó.
__ ¿No te aburre ir siempre vestido con traje?

Guillermo se encogió de hombros.
__Siempre visto igual, pero sin corbata. ¿Por qué me iba a aburrir?
__ ¿Pero no tienes unos míseros jeans y una camiseta básica?
Guillermo sonrió.
__La verdad es que en casa, para cuando estoy solo. Dejé de usar jeans el día en que pisé tribunales y…
__ ¿Sabes? __lo cortó __: Me encantaría verte con unos vaqueros, unas zapatillas de deporte y una camiseta. Debes se estar guapísimo.

__No es mi estilo. __Luego, lo observó y preguntó__: ¿No te gusta cómo visto?

Sin ganas de polemizar, Pedro sonrió y aclaró:
__Vamos a ver cómo te digo esto sin que lo tomes a mal. Estás guapo con los trajes, pero pareces siempre un señor serio, respetable y ejecutivo. Con el cuerpo que tienes, estoy seguro de que unos jeans con una camiseta o camisa te tienen que quedar de lujo. Es más, seguro que te quitan años de encima.

Sorprendido por aquello, planteó:
__ ¿Me estás llamando viejo, atorrante?
__No. No te llamo viejo. Pero hasta la cantante te ha llamado señor y solo tienes cincuenta años, apenas algo más que yo.
__Muchos más que vos y es que soy un señor__ afirmó.

Pedro puso los ojos en blanco y, dispuesto a hacerse entender, insistió:
__Lo eres. Claro que lo eres, pero solo digo que podrías actualizarte un poco en lo que al vestir se refiere. No tienes por qué ir todos los días con traje y, menos un día como hoy, en el que no has tenido que trabajar.

Al ver su cara de pilluelo, él sonrió. No era la primera vez que se lo decían y, consciente de que Pedro llevaba razón, preguntó:
__ ¿Me acompañas a una tienda de ropa?
Asintió encantado y, mientras tiraba de él, propuso:
__Vamos. Déjame aconsejarte y te aseguro que vas a estar guapísimo.
__Miedo me das __se mofó divertido.

Llegaron hasta la zona  más comercial de Avenida Santa Fe tomados de la mano. Allí entraron en varias tiendas, y Guillermo, por darle el gusto, se probó mil vaqueros. Se negó a comprarse unos que se llevaban caídos. Por allí no pensaba pasar. Era un señor.
Finalmente cambió el traje oscuro que llevaba por unos vaqueros Levi·s que le sentaban de maravilla, una remera básica gris y unas zapatillas de deporte del tono de la remera.
Satisfecho por el cambio que había dado, ambos se contemplaron en el espejo.
__ ¿No estoy haciendo el ridículo con esto? __preguntó Guillermo.

El dependiente, al oírlo, sonrió y respondió por Pedro.
__Le sienta muy bien esa ropa, joven. Ya les gustaría a muchos tener su percha.
Sorprendido porque el dependiente hubiera respondido, y en especial porque le hubiera llamado joven en vez de señor, Guillermo miró a Pedro y este, encantado afirmó:
__Lo dicho, joven. Estás guapísimo.
Con el traje, la camisa, la corbata y los zapatos metidos en una bolsa, y otros jeans y un par de camisas en otra, salieron de la tienda de la mano y, al pasar por una peluquería, Pedro expuso:
__ ¿Me permites sugerirte el último cambio?
Guillermo suspiró.

__Mientras no me pidas que me tiña el pelo de rojo.
__Dime que sí… Dime que sí, por favor.
Guillermo lo miró.
__ ¿Por qué no puedo decirte que no a nada? __preguntó __: ¿Por qué me dominas así?
Pedro sonrió y, mimoso, respondió consciente de lo que decía.

__Porque tú me dominas en la cama. Y te dejo.
Al oír aquello, él sonrió con picardía y, contento con todo lo que estaba pasando, murmuró:
__De acuerdo… Entraremos en la peluquería. Pero a cambio, además de dominarte en la cama., a partir de este momento y hasta que regreses a tu casa, solo fumarás tres cigarrillos, ¿aceptas?
__ ¿Solo tres?
__Solo tres. Fumar no es bueno para la salud _afirmó convencido.

__Otro como mi madre. ¡Qué cruz!

Tras soltar sendas carcajadas, encantado lo empujó dentro de la peluquería. Habló con el peluquero sobre lo que quería para él y, una vez hubo acabado y este se miró en el espejo, con gesto incrédulo murmuró:
__Cuando me vean en el estudio, les dará algo. O el señor Castillo.
__ ¿Quién es él?
__Mi peluquero de toda la vida _respondió Guillermo mirando el corto pelo sin rastro de gel.

Pero Pedro estaba feliz. Aquel que tenía ante él era un Guillermo moderno y actual. Estaba impresionante y pronto él mismo lo comprobó, pues, al salir a la calle, todas las mujeres que cruzaban con él lo miraban.

__Me estoy empezando a arrepentir de los cambios _comentó Pedro mirando con rabia a hombres y damas.
Guillermo soltó una risa y, besándolo sin impedimentos, murmuró:
__ ¿Celoso? Tranquilo precioso… Solo tengo ojos para vos.
Pedro sonrió. Por primera vez lo había llamado precioso. Y eso le gustó, le encantó.
Aquella noche. Tras el maravilloso día de paseo y compras, cuando regresaron,  Guillermo propuso ir a cenar a algún restaurante, pero Pedro se negó. Pedirían unas pizzas por teléfono. Ya estaba cansado de que todas las mujeres y ahora algunos hombres lo mirasen y necesitaba sentir su posesión.
Como era de esperar y él deseaba, en cuanto se desnudaron el Guillermo dominante y exigente resurgió y, cuando le abrió las piernas a su antojo y lo tomó en cada sitio para hacerlo suyo, Pedro no se resistió y lo disfrutó.
Tras un buen maratón de sexo en el que jugaron hasta saciarse, a la madrugada, Guillermo, con pesar, lo llevó a su casa. Lo despidió en el portal, con un beso y quedó en verlo al día siguiente en el hotel.
__
Pedro se quedó observando la nada en el techo.
“¡Corazón!... Renace en mí vuelve de tu letargo, cura las heridas dejadas cerrando el pasado amargo. Vuelve a latir, logra que mis sentidos, vuelvan a renacer dando todo de mí, sin miedo. Sangra de nuevo pero no de dolor, sino por un nuevo amor que está esperando por ti.
Que tus latidos vuelvan a retumbar en mi interior, entregándome a ese corazón que está esperando por mí. Cuando a la mañana salga un sol brillante y la noche ponga sonoros candados como una paloma que el vuelo levante, tenlo por seguro, yo estaré a tu lado.
Y si las gaviotas vagan en el puerto con un mar bravío que encrespa los polos estaré sembrando mi amor en el huerto, diciéndote, amado: nunca estarás solo. Porque estás conmigo dentro de mi pecho con tu paz de adentro, con tu luna en calma y en ese sahumerio que alumbra tu lecho, estarán tus labios besándome el alma.
El campo se viste todo de amarillo. El molino gira porque un calmo viento hizo que el silencio buscara en los grillos, la melancolía de un lejano cuento. Un cuento que dice que un cielo de
otoño quedó sin sus hojas porque está estrellado. Porque vio en mis ojos, montañas, retoños, y oyó mi silencio por siempre a tu lado. Cuando las veredas se pinten de historia y el reloj del tiempo me marque las horas tendré la esperanza, tendré la memoria, de Dios, que me acerca distintas auroras. Mas si un día lejano, te me vas de viaje, y los ríos helados queden sin abrigo saldré con lo puesto, nada de equipaje, y sin despedirme, yo me iré contigo.
 O serás mi sueño inolvidable aun sabiendo que es prohibido,  no puedo negarle a mi ser  el sentimiento insigne, amor mío. Obstáculos latentes entre nosotros,  conscientes de lo  incorrecto,  el amor no elige amante y alberga sin interrogante.
El sentir intenso guarece en lo prohibido,  nos conforta encuentros clandestinos; olvidamos el mundo, solo amamos,  momentos de pasiones felices vibramos. Somos ángeles para todo lo vivido,  febriles por tocar cielo con cariño; llegado el encuentro a escondidas,  volvemos al infierno cruel destino. Al evocar que solo es paulatino,  amor ilegal alimentas mi corazón; sueño imposible e irreal recobra vida,  la soledad agita la pasión prohibida”.
Amor de mi vida  recitaré una melodía con afable sinfonía. Tu existir es bendición,
concedes paz interior;  con verbos majestuosos  iluminas mi día corazón. Haré realidad tus anhelos. Por el amor que profeso,  tu aura haré resplandecer con líneas y sentimiento. No seré Gabriela Mistral  o Alfonsina Storni, ni Neruda ni Lorca, soy un soñador que te adora”.

“Como violetas que florecen  al pie de mis sentidos, mi sentir conflictivo está así, Pedro
por causa del amor. El perfume que me embriaga de sus hojas acorazonadas, provoca en mi pecho  palpitaciones de fuerza mayor. Sensaciones inevitables  incansables a los placeres  que al pensarte ceden  a ese peligro de estar con vos. En mi mar embravecido  se desnudan mis deseos, se debilitan las fuerzas  y quiero tocar tu piel.
Cómo no sentir tu aroma si te besé tus cinco sentidos, caminé con mis dedos  por tus labios tibios y  tomando tu aliento... sigilosamente  te guardé en mí.
No puedo evitar sentir el acecho de tu mirada,  siento  que resbalas en el aceite de mi espalda terminando en el alba de mi calma.
Cómo no escuchar tu nombre, si te metiste en mi cordura  para hacer de mí esta locura, que se
quema en su pasión. Sensaciones inevitables  que queman mi boca sedienta,  fisgonean en mis secretos,  despiertan el fuego interno  de esta olla en ebullición. Solo me encuentro añorando tus caricias exuberantes, ardientes, como buenos amantes, pasábamos la noche amando. Tus besos en mi piel aún arden, en mi boca siento tu sabor, que perdura. Por este amor, ojalá  tus brazos me aguarden.
Ya no quiero estas secas noches, llenas de tan triste desolación, ven y calma mi devastación,
regrésame nuestras noches. Tu boca recorriendo mi piel, tus besos que sabían a rica miel, pero al irte has sido tan cruel, que ahora todo me sabe a hiel. Regresa a mis brazos amor mío, juro que jamás me olvidarás  y tus caricias me darás, cuando en tu piel sientas estos  besos míos”.

__”No puedo cambiar nuestros mundos. Si se piensa con egoísmo aunque me ocurra lo mismo lo empiezo y no tengo miedo. Cuida muy bien tus raíces,  otros caminos no escojas
Si hablas,  por qué te enojas, Guille. Cuida muy bien lo que dices. De hablar mal no eres capaz
No lastimas con palabras, cuando  tu puerta se abra el tiempo no vuelve atrás.
En la distancia te siento. Me muero por ti es la verdad. Es mi triste realidad, por ti mi amor es inmenso. Te amo…  tanto te quiero. Aunque no duerma en tu cama de lejos también se ama si existe un amor verdadero. Me gustas tal como eres.
Representas para mi vida el mayor de mis placeres. Ven… posa en mí tus labios siempre ausentes, aquellos que tanto ansío en mi desértica vida. Tu real fuego haz circular por mi sangre, como lo haces eterno… en mis sueños. Ven… tus mil y una historias se hagan reales.
Ven… todo  tú… amor mío y convénceme…  que estás siempre conmigo aun en lejanía.
Ven…  que lejanos tus ojos con los míos aun juguetean, y suspirantes mis células se aturden, porque tan solo soy una canción entristecida, procurando alcanzar al violín de tu voz…  en sus agudos. Bésame al menos esta noche en mis sueños,  en los delirios acostumbrados  percibidos a distancia, cuando el viento te reporta a escondidas de nuestra suerte… de nuestra diaria
muerte,  sin siquiera nuestros dedos se acaricien.
Pero  ven  porque el ocaso ya dobla y repica sus campanas, en agonías por mi próximo sepelio.
Si la noche te trajera hasta aquí como un fantasma, si de pronto tú estuvieras, yo te amaría hasta el alba. Si la noche te trajera mi amor, no diría nada, nuestros besos nos cubrirían entibiarían mi alma. Qué voy a hacer yo sin ti ahora que conmigo no estás, quién cuidará de mí
y quién me abrazará. Si mi vida te encontrara entre las horas calladas, me regresarías la fuerza de seguir enamorado de ti. Si la noche te trajera mi vida, si volvieran todos los momentos, si me viera en tu mirada no te dejaría que nunca marcharas. Me golpean duros los recuerdos,
me doy cuenta que no estás aquí, yo no sé qué voy a hacer sin ti
No debo decírtelo amor pero, te extraño aunque, me  niego a aceptarlo,  me haces mucha falta,  en mis verbos que te expresan amor, te extraño y siento tu ausencia en mi alma, me siento solo sin ti,  cuando amanece, llega a mí tu tierno recuerdo,  al atardecer me hace falta tu delicada presencia y al llegar la noche con su luna tan esplendorosa, amor inolvidable, cómo te extraño.
En los días desérticos de lluvia, donde el silencio hace mella en mis pensamientos, tú, me haces falta, y tiendo a rememorar nuevamente los días, en el café donde compartíamos los diarios buenos de días, con un beso cariñoso, un tenue abrazo afectuoso que nos unió haciéndonos disfrutar juntos, el inmenso amor que nació fuerte inquebrantable, noble, puro, bendecido por Dios, y, que hoy, extraño con dolorosa sensación de nostalgia anticipada.
Me aterra vivir largas noches sin luna, luceros ni estrellas  porque te siento, llega a mí tu aroma delicioso de hombre, invades mi pensamientos, adentrándote a mi alma dulcemente, mi llanto cae en cascadas dolorosas con lágrimas silentes,  porque te pienso amor, cada minuto, cada hora, todo el tiempo, sintiendo un nudo atragantar mi garganta para no gritar fuerte te extraño, te deseo, te venero amor, y en un solo, mi alma  despierta con un grito que te dice, amor cómo te extraño. Cuando escribo lloro con letras que se llenan de silenciosa soledad, diciéndote te amo amor, extraño tus labios que siempre me daban besos cariñosos, haciéndome soñar con un futuro lleno de fantásticas aventuras,  siempre juntos, hoy, no puedo comprender el porqué de este distanciamiento absurdo, dentro de mi corazón hay tristeza y desazón y viene a mi mente la confusión, el no saber quién fue el primero que falló, y con la mano en el corazón te digo, aunque te extraño, de corazón, no seré yo, quien dé el primer paso para volver a  vernos cuando te regreses a tu mundo”.

“Quisiera estar en un mundo donde me bajaras el sol y las estrellas. Caminando por la playa, las espumas acaricien nuestro andar. Un mundo donde con las notas de una guitarra me hicieses una canción. Un mundo donde me llevaras de tu mano, sin importar el qué dirán. Ese mundo donde con orgullo dijeses que me amas y tu voz cruzara el viento y lo repitiera el mar. Un mundo donde fuese cada día tu ilusión, tu esperanza y tu canción. Quisiera un mundo donde gritara tu corazón de tanto amar. (Utopía del amor incomprensible, de los celos y el desdén. Utopía de unos brazos que no quieren dar calor). Ese mundo donde flote sin reservas la ternura y la pasión. Desearía ese mundo donde puedas en un beso con chispitas de caricias, mis temores disipar.
Deseo un mundo, que me admires, que me abraces y me puedas entender. Que no dudes, que respetes mi opinión, mi parecer. Ese mundo en que te amo, que te espero y no apareces. No quiero ese mundo de tristeza y de soledad, sino pleno de sonrisas, de detalles, de miradas, de amistad. No quiero ese mundo de resabios, exigencias, ni tus cambios de humor. Ni tus quejas, ni tus burlas. Quiero un mundo para amarnos sin nada que cambiar”.

__
Por la mañana, cuando Pedro llegó a su puesto de trabajo, encontró a sus compañeros revolucionados.
¿Qué les ocurría?
Poco después supo el porqué.
Todos estaban entusiasmados por el cambio físico que el dueño del hotel había dado. Sin duda, aquel Guillermo actualizado llamaba escandalosamente la atención y los volvía locos.
Durante horas oyó a todos hablar de él, y por primera vez, supo lo que era… estar celoso, celarse hasta del aire que estaba respirando.
Mientras, Diego lo miraba y sonreía.
!Si ellos supieran!
Los oía suspirar y se mordía el labio inferior.

A media mañana no soportó más y tomando la bandeja, el café y una taza… subió al despacho.

CONTINUARÁ.
HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS, CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.
LENGUAJE ADULTO.
 Escenas explícitas.


19 comentarios:

  1. Josefina ESPECTACULAR
    AMOR QUE CLAMA AL CIELO 🎩 🎻 🌞 🌿

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  2. 1 Gladys WAW, maravillosa, una exquisitez poder leerte. 💞 💞 💞

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  3. Ligia Q hermoso despertar y leer La Herencia, gracias.

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  4. Hermoso Eve, me encantó...Espero que no te estés guardando nada triste...Que no se separen y que todo sea amor porfi...

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  5. Veronica Lorena Piccinino me encantó este capitulo Eve... los celos de Pedro me matan... Son tal para cual. Una historia bellisima, llena de amor, deseo... Muy linda. Gracais

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    1. Veronica Lorena Piccinino ¿Por que le salió mal?... Se ve mas guapo y es deseado. Le generará un poco de celos, pero Guille es de él... A menos que se vaya con otro... Hermoso capitulo.

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