RELATOS BREVES. PREDESTINADOS. CAPÍTULO TRES.

 

PREDESTINADOS. CAPÍTULO TRES. RELATOS BREVES.

___ Bs. As., octubre de 2014.

---- Pedro temía lo que sus sueños le decían. ¿Qué hacer? ¿Y si estaba equivocado? ¿Debía contárselo a Camila?

 ¿Qué pasaría con sus relaciones en su vida presente?

 ¿Estaba tal vez jugueteando con el destino?

Pero también en su cuaderno alguna vez había leído y anotado sobre almas gemelas.

Alguien especial para cada uno, que viaja a través del tiempo y de los mares, de las intensidades celestiales para encontrarse nuevamente con nosotros. Su aspecto físico puede ser diferente pero nuestro corazón y el alma lo reconoce, porque lo ha amado en los desiertos de Egipto, y en las llanuras de Mongolia., han cabalgado en las guerras y convivido en cuevas de arena de la antigüedad, unidos por los vínculos de la eternidad.

 Podemos reconocer al alma gemela de inmediato. Nos invade de repente un sentimiento de familiaridad, de conocimiento profundo a un nivel único.

Gracias a una mirada, a un sueño, un recuerdo o un imperioso sentimiento podemos reconocerla. Sus manos  nos rozan o sus labios nos besan, y nuestra alma recobra vida súbitamente. Nuestro ser amado llega a nosotros y nos besa para recordarnos que permaneceremos juntos, hasta la eternidad. Eso había anotado.

__ Pedro era atractivo, alto, delgado, de sonrisa mágica y mirada triste. Un abogado joven y prestigioso, de treinta y cinco años.

Provenía de familia adinerada y políticamente influyente. Su padre era propietario de una gran empresa y de fábricas. Vivían en una fastuosa casa de una zona residencial... Se había educado en los mejores colegios privados y había estudiado inglés desde pequeño y viajado por el mundo.

Su padre era un trabajador nato. Le resultaba difícil expresar sus sentimientos y si mostraba alguna emoción solía ser la furia o la ira. Perdía el control y se desahogaba bruscamente con su familia y en especial con Pedro a quien consideraba raro y distinto y él se sentía muy herido, llevaba esa infancia en su corazón. Los reproches y las críticas de su padre había dañado su autoestima y un profundo dolor atenazaba su corazón. Apocado y sintiéndose inferior, le preocupaba que los demás se dieran cuenta de sus defectos. Su madre era sumisa y temerosa pero la había querido mucho. Había sido la causa de que aguantara a su padre por años, hasta que al fin se alejó y trabajó duro para estudiar.

Hoy las relaciones amorosas no hacían más que aumentar su estrés y sentía que algo debía haber en él que  lo incapacitaba para establecer buenas relaciones. Las dudas iban mellando su autoestima. Las mordaces críticas que su padre le había dirigido durante su infancia, le habían causado heridas emocionales que volvían a abrirse con cada fracaso.  La relación con Camila  fue bien un tiempo, tres años, la quería, había ternura y comprensión, pero su incapacidad para confiar y comprometerse en sus propios sentimientos la estaba condenando a un final insustancial. Y no había mucha química de parte de él mientras Camila sentía celos cuando no le correspondía con la energía y entusiasmo que esperaba. Vivía sumergido en el trabajo en la multinacional, su vida social se reducía a sus compañeros de ella y pocos amigos del club. La esperanza de que algún día encontraría el Amor y la confianza se iban diluyendo.

Se excusaba diciendo que trabajaba demasiado y eso perjudicaba su vida morosa. A su edad si Camila lo dejaba, se le estaba escapando el momento de encontrar el amor, de casarse y crear una familia. Se relacionaba con pocas mujeres y mal, no se podía enamorar aunque esperaba que le ocurriera algún día que no llegaba y ahora presentía.

___ Guillermo vivía en una farsa y  obsesionado con su trabajo de abogado... Sufría en silencio. Su vida era un valle de secretos sin compartir. Y de deseos ocultos. Un matrimonio  de fantasía, un hijo, amantes ocasionales. La pasión conyugal no se podía crear artificialmente, alguna vez había habido respeto y compasión pero nunca química con Ana.

 Sin embargo, el momento del encuentro más significativo de toda su vida, se estaba acercando cuando ya no lo esperaba tras más de 50 años de vida, iba llegando silencioso y con rapidez.

Polonia,.. Varsovia, 28 de setiembre de 1939.

… ¿Me vas a entregar?

… No, ya no puedo hacerlo en esta vida mi amor, moriremos juntos.

… ¿No podemos escapar esta noche?, los aliados nos recibirían, yo te ayudaría.

… No precioso, Francia e Inglaterra no han declarado la guerra a Alemania todavía, están dando ayuda moral a Polonia, nada más y Varsovia está rodeada, capitulará en horas, ya no podemos escapar. Pero no permitiré que te lleven al campo de concentración y que te quemen vivo en el horno comunitario, morirás fusilado a mi lado, moriremos junto mi amor.

… Pero tú puedes salvarte. Entrégame al amanecer y continúa.

…  No puedo, ahora no podría seguir con Hitler, me condenaría a perderte por siglos pagando las culpas de las muertes que vendrán. Precioso, esta guerra durará años y va por todo, ni Estados Unidos quedará en pie.

… ¿Qué?

… Está planeado atacarlos, antes por supuesto piensan tomar Francia e Inglaterra, esto recién comienza y no quiero cargar con ese Karma.

¿Has matado, has ayudado a los aliados?

… Sí, pero solamente como ingeniero, construyendo las defensas, pero no he matado a nadie, pensaba dejar a salvo a mis padres a y a mis dos hermanas en Francia y unirme a ellos allí, pero todo sucedió muy rápido.

… Ya no verás a tu familia, si cayeron en el ataque último ya no deben estar con vida.

… ¿Cómo me reconociste?

…. Porque venía soñándote en una vida anterior a esta mierda,  y sabía que nos encontraríamos.

… ¿En el naufragio?

… ¿Lo sabes?

… Sí, también te vi allí, desde hace días.  Me vi a mí mismo como un adolescente aterrado. Luego de haberme caído de un barco luego de esa noche de tormenta, me había ahogado en esas aguas oscuras, pero antes nos encontrábamos en ellas y nos abrazábamos. ¿Tú qué recuerdas?

… Iba de viaje con mi padre, y de repente estalló la tormenta. El barco comenzó a llenarse de agua y a tambalearse. Las olas eran gigantes y salí despedido por la borda.

No supe de los demás pasajeros ni vi a mi padre, tenía 12 o trece años. El único recuerdo que tengo antes de la oscuridad es haber muerto en tus brazos, hundiéndonos en el agua helada y  ahogándonos en el beso.

… ¿Cómo harás para evitar que me lleven con los otros?

….Te harás pasar por soldado y yo desertaré del régimen, entonces seré considerado como traidor y pediré que te fusilen a mi lado, con mi rango apenas lo dudarán, será rápido y nos iremos juntos. No puedo prometerte encontrarte pronto porque ya he matado y tengo que pagar por ello, pero en algún lugar del tiempo, nos volveremos a reconocer. Porque lo importante es que ya nos hemos venido amando desde edades remotas y seguiremos haciéndolo.

…. ¿Estás seguro de querer hacer esto?

… Sí precioso, y en el último instante deseo que sepas que estaré diciéndote que te amo y me iré con tu imagen. Y nos volveremos a encontrar.

… ¿Alguna vez vamos a poder estar una vida juntos nosotros dos?

… Claro, no puede no pasar.

… ¿Lo prometes?

…. Lo prometo. Nos queda la noche en esta vida y deseo amarte hasta el amanecer.

… Y yo mi amor. Y yo. Sé que las personas que están unidas eternamente por los lazos del amor, se reencuentran una y otra vez en otras vidas pero igual temo no verte. Es posible que nos perdamos por algunas vidas por tener evolución distinta.

… Lo es, pero tarde o temprano nos volveremos a encontrar.

Nuestra historia es sobre el destino y la esperanza, una historia que ocurre en silencio todos los días.

 ___Terminaron de comer quizá por última vez, la decisión estaba tomada, y a la luz de las velas volvían a verse el alma en la mirada, estudiándose en cada detalle que pudieran recordar para reencontrarse.

En la penumbra adivinaron sus contornos y geografías en el roce y en las caricias, uniendo y estrechando los cuerpos y Guillermo tomó conciencia del peso de la cabeza en sus hombros, de la curva de su cadera contra la suya y su sonrisa lo volvía a deslumbrar iluminando el todo.

Sintieron que todas las equivocaciones de esa vida habían sido solamente pretextos para finalmente llegar a este instante precioso en que se tenían uno al otro y para el otro, próximos, vulnerables, abandonados.

El aire les comenzó a faltar y los corazones galopaban. Y volverían a ser uno del otro, porque así estaba escrito en el pergamino de Dios, desde el comienzo del mundo.

 El joven notó el cambio de respiración, levantó la cabeza apoyada en el pecho y las miradas lo dijeron todo y todo lo reflejaron...

. La tibia proximidad lo envolvió al militar como en un manto misericordioso. Cerró los párpados y lo atrajo buscando esos labios deliciosos, abriéndolos en un beso absoluto, síntesis de las esperanzas de vidas, húmedo, largo cálido, desafío a la muerte, suspiro, aliento, fuego, agua, sollozo de amor. Recorrió su boca redescubriéndola, aspiró su aliento, sació su sed con su saliva, dispuesto a prolongar aquel momento hasta el próximo final, sacudido por el huracán de los sentidos, seguro de haber vivido hasta entonces nada más que para esa noche prodigiosa en la cual se hundiría para siempre en la intimidad de ese su hombre. Su hombre niño, el olor de su cuello, las palomas en sus manos, sentir ese amor, esa pasión que los quemaba en la hoguera, soñándolo despierto, deseándolo dormido hasta entonces, su vida.

Ningún supo cuánto más le dijo al otro en susurros. En ese murmullo sin pausa, ese manantial de palabras en los oídos, ese río de gemidos y jadeos de quienes hacen el amor amando.

 Temían que la noche en esa corta vida también lo fuera para colmar ese vendaval.

Con lentitud y cierta torpeza, porque las manos temblaban, se abrieron los botones uno a uno y se descubrieron las axilas, los hombros, la nuez de adán, los pezones, tal como venían intuyéndose antes de la primera vez ese mismo día.

En la concavidad de las palmas abarcaban los pechos y anidaron dos golondrinas tibias y secretas nacidas a medida que los dedos las provocaban y hacían estremecer. Esta vez el militar quiso ser poseído y sentirlo al joven, que buscó arrodillado el calor en su pecho, inhalando la fragancia a madera y canela, hasta recorrerlo desde la caricia en los pies reconociéndolos como los había soñado. Ascendiendo para descender el cierre del pantalón bajándolo para recorrer el abdomen, detenerse en el ombligo dibujado por su lengua ardiente, y luego recorrer con sus dedos la espalda haciendo erizar el vello. Y se vieron desnudos en detalle, contra el infinito. El joven con los labios trazó los caminos, cavó sus túneles con los dientes, subió sus colinas, anduvo sus valles, y así dibujó los mapas de su geografía. Y dejó al militar dibujar  los suyos. Cuando no quedó ropa entre ellos, perdidos ya casi en la oscuridad, fueron como los dos primeros seres en el universo, antes del pecado original. No había espacio para otros, lejos estaba la fealdad de la guerra, o la inminencia del fin, sólo existía la luz de ese encuentro.

Nunca habían amado así  hasta la vez previa en esa vida, ese amor sin barreras, la entrega sin dudas ni reservas, ni recordaban haber sentido tanto gozo, comunicación profunda y reciprocidad.

Maravillados descubrían nuevamente las formas de los cuerpos, su calor, su aroma, su sabor, se exploraban conquistándose palmo a palmo, sembrándose de caricias hacía poco inventadas.

Nunca habían disfrutado así de la alegría de los sentidos, tómame, bébeme, devórame, poséeme, recíbeme, porque sí, porque así del mismo modo, te tomo, te poseo, te devoro, te inhalo, te bebo, y te recibo yo. Ocultaron los rostros aspirando el aroma de la piel y se amaron embriagados. Y en la mirada, el espejo de uno devolvía la imagen del otro embellecida  por el amor compartido.

Paso a paso iniciaron las etapas de un rito imperecedero...

 El militar lo acogió en su interior y se abandonó, mientras el joven se sumergía en los más privados jardines, anticipándose cada uno al ritmo del otro, avanzando hacia el mismo fin y sonrieron en perfecta dicha por haber encontrado al hombre perseguido de siglos en las fantasías y buscado en los cuerpos equivocados a lo largo de vidas. Y largamente, sin apuro, el joven habitó en el militar, deteniéndose en el umbral de cada sensación, saludando al placer, tomando posesión al tiempo que se entregaba. Cuando los cuerpos vibraron como delicados instrumentos, y hondos suspiros alimentaban al otro, una formidable represa estalló en los vientres y la fuerza del torrente los sacudió, inundándose ambos en aguas felices.

Y así permanecieron estrechamente unidos en tranquilo reposo, descubriendo el Amor en plenitud, respirando y palpitando al unísono hasta que la intimidad renovó el deseo, pero el joven dejó ingresar al militar que creció en su interior y buscó sus labios en un beso interminable como la fusión. Con el cielo como testigo, premiados por un inagotable ardor, una pasión desaforada, retozaron bajo la luna, hasta que el alma se les fue en suspiros, y sudores, y murieron por último, abrazados, con los labios juntos, soñando el nuevo reencuentro, antes que los soldados llegaran a disparar.

Bs. As., octubre de 2014.

___ Guillermo se desplomó llorando, liberado en el sillón comenzando a comprender que su vida pasada deleznable lo había ayudado a aprender. No se juzgaba. Durante la Segunda Guerra  ahora sabía que había aprendido lecciones de vida, ya no se sentiría culpable porque desde ahora podía aprender a ser generoso, sensible y solidario. Su alma había de evolucionar.

___ Pedro se sentó en la cama llorando y sabiendo que aquello no era un sueño, que había vivido en Polonia en 1939 y había muerto en brazos de ese hombre de ojos negros y mirada llena de misterios que ahora el destino se empeñaba en hacerle recordar.

Continuará.