EL VIAJE. CAPÍTULO 95.

EL VIAJE. CAPÍTULO 95.

Italia, Venessia, 07 de mayo de 2015.
Hotel Moresco.
10.00 hs a.m.





"___Guillermo  entreabrió los ojos segundos, sintiéndose extraño, sin poder situarse en el mapa, sin nada conocido alrededor,..., excepto.... él.


Enterrando la cara en el colchón estaba su Pedro, y la mente se disparó a dos años atrás, a la vacuidad de una vida en la cual no estaba.
A aquella deprimente y pesada rutina, colmada de prejuicios, mentiras, farsa, complejos, enredos, más su pobre liberación en la adicción al trabajo en el estudio, tan lejana desde que el amor irrumpiera sin reparos, sin pedir permiso, tan solo cual disparo directo al alma, en el choque de miradas en el Aeropuerto de Mendoza.

Tanto le había costado aceptar aquel viaje, subir a ese avión, días y días rezongando, puteando a mansalva, tratando de rezar a algún dios que hiciera que Isabel dejara ir a Marcos,..., pero el destino había iniciado una partida, las cartas estaban dispuestas, o las piezas exactamente en jaque como le gustaba en el ajedrez, y se dieron mate mutuo al rey en aquella captura de miradas, mientras las corrientes eléctricas entre los dedos, casi quemaron los papeles que echaron al piso en el impacto.

Aquella sonrisa con hoyuelos esparcida al universo lo había dejado en trance hipnótico, efecto que perduraba pese a las discusiones, al tiempo, a los papeles, a todo lo vivido y superado desde entonces.


Aquel Viaje que deseaba repetir en la misma época, no caprichosamente, sino  en un intento de rebuscar en cada rincón hecho en auto, casi como a pie descubrirían a "La reina del Adriático." estigmas de aquella primera vez.


Los dedos sin respuestas dirigidas, independientes.... acariciaron los mechones, tratando de ubicarlos descubriendo parte del rostro, lo cual era casi imposible con lo que los había revuelto antes de dormir.



"...Mi lindo muchachito, casi puedo espiarte en cada línea y recoveco como cuando dormías o simulaste hacerlo en el colectivo hacia La Toma, casi puedo percibir la calidez devastadora que dispara tu piel, como cuando la rozaba al tenerte entre mis brazos en aquellas noches cuando entrabas en pánico en aquel hotelucho.

Casi temo o te celo de las palomas, del sol, y de cada italiano, como de dejarte ir  aquella noche al prostíbulo, cuando con tu brillante mente habías descubierto ese sitio clave para el caso, como cuando partimos  a lugares opuestos en el mismo aeropuerto, con el corazón en hilachas, latiendo a desgano, con tu ocurrencia de desear aterrizar,..., a la misma hora, como cuando gracias o pese a Marcial, descubriste que te  atraían los hombres, yo en realidad, porque en ese muchacho Andrés me sentiste a mí.

Hiciste el proceso de saber que me amabas en tres semanas, solo, llamándome, contándome, imaginándome, soñándome, y yo por igual, escribiendo cada sensación del primer viaje, cada estímulo, cada emoción, y el dolor de tenerte lejos esas semanas, de pensar que no volvería a verte siquiera.

Y se me vuelve a enloquecer el corazón, cuando recuerdo aquel llamado revelándome que pensabas todo el tiempo en mí, que casi te habías dejado besar por ese chico, imaginando que era yo.

Salí disparado a hacer la valija, sin pensar,... ni en Ana, ni en los hombres que estaban acechando allí, que tanto daño te hicieran,  ni en los monstruos de mi pasado más lejano, ni en Miguel, ni en Fabián, todo era nada, con tal de llegar a tiempo de que fueras solamente mío desde siempre y para siempre.

Y llegué a tiempo, en aquel día  impiadoso, con el frío gélido que juntos conociéramos en Mendoza, iluminaste la noche al acercarte al edificio, mis celos de verte llegar a esa hora, tu sorpresa, el primer abrazo allí.
El trayecto embebidos en el ascensor, mi cúmulo agobiante de temores, a decirte mi secreto, a contarte de mis errores, a tu reacción, a que te fugaras y me echaras.

Cuando aquel terremoto te hizo protegerme, en instinto primitivo lanzarme al piso enredado en vos, literalmente  aunque tu loft no sufrió grieta alguna, el mundo que conocía se desmoronó en escombros, al  toparme con la única verdad...vos, mi amor por vos.




___Guillermo paseó la mirada por el romántico hotel, famoso según leyera por allí por sus desayunos, salas íntimas para tomar algo, y meriendas que poco dejaban luego para comer fuera.

Divisó la alfombra del mismo color del edredón, y detalles de tapizado en color champán, las cortinas claras culpables de su despertar, y la cunita con las tres criaturas que eligieran acoger, y criar, durmiendo su inocencia, casi en la misma ingenuidad de papi, y la mente se fue a Fabián.

Cuánto daño había inicialmente intentado hacerles para terminar con la relación,..., el asco, el rechazo ante la revelación que lo hiciera huir del estudio, y a Pedro saber encontrarlo en la  costanera, el enfrentarlo con Nazarre en la facultad, el rechazo  absoluto que llevara a Pedro a dejarlo, a escapar al loft de Puerto Madero, la aceptación en el aprendizaje que dio el dolor, como tantas veces, y el saber que la madre que elegía, al fin no era tan distinta de él, que podía enamorarse y jugarse por el Amor, sano de Federico que la salvara del mal y de las adicciones, en las que el dañino y falso la habían desmembrado.

Juan, José de su lado enloqueciendo de súbito al verlo en carrera tras Pedro, intentando en vano inventar lo inexistente, Matías, Diego por el otro acosando a Pedro y volviéndolo loco a él en la defensa de su hombre, los atentados,..., el demonio de Miguel.

La sangre se heló en el recuerdo de aquellos disparos que eran para él, a los que Pedro atajó,... que lo dejaran al borde de cruzar al otro lado, de hecho el coma, y el viaje místico en que fuera a buscarlo, el sendero  que estuvieron a punto de recorrer hacia la luz, si no hubieran aparecido todos llamándolos, y ese bebé, simbolizando a aquella redada contra la trata de niños, la casa de acogida, los niños que eligió cada uno quedarse y amar como hijos nacidos del propio ser.
El rostro de Mariana la primera vez casi eligiéndolos como padres de sus niños se coló y los labios finos se curvaron en una sonrisa.

Sin embargo se difuminó cuando regresó al despertar del coma de Pedro, con aquellas secuelas que se lo volvieron a llevar, primero al centro de rehabilitación, a la política en Chile después, y aquel viaje casi desesperado para intentar convencerlo  de que lo amaba como fuera que quedase al fin, vivo, sin piernas, sin sexo, y el regreso del deseo como la primera vez.

La tozudez de Pedro, y otra vez un Aeropuerto provocando el milagro de reunirlos, y desde entonces para ya no volver a separarse más.

Su caída a la piscina, el correr de Pedro, el casamiento, las adopciones y esta tortuosa luna de miel.

Una ciudad en medio del agua, casi una obra de arte, lo sabía, que no tenía transporte terrestre, cuyas callejas en verdad eran peatonales, y donde las rutas eran las acuáticas que se adentraban  a lugares mágicos, para caer en el Canal,..., desde el inicio de la "S" que formaba el Gran Canal, hasta caer en el mar Adriático, dividiéndola en coquetos barrios a recorrer.



___Paseó la mirada nuevamente, la decoración era exquisita, con el pequeño escritorio, con detalles en el mismo color, pero lo más bello estaba a su lado, y se le antojó que llevaba demasiado tiempo negándole  el poder de dibujar el rostro en cada detalle, en cada línea, y en imaginar cómo moldear esos labios gruesos, para saborearlos mejor.


El Viaje ha sido muy tortuoso siempre precioso, animalito difícil de atrapar, rebelde, valiente, bonito, mío, siempre nada más que mío, pero me liberaste de la farsa, de los mandatos impuestos, de los errores, y de los enemigos, casi a costa de nuestras vidas,..., obviamente que el Amor resistió y lo seguirá haciendo porque lo es, ..., a todo y a todos."



... Te amo más que ayer Pedrito.
...También yo, Graziani.




___Los ojos marrones pícaros lo descubrieron pensándolo, lo atravesaron de cabo a rabo, sabiendo  todo el recorrido mental transcurrido en el despertar.



Apenas Pedro elevó la cabeza viendo a los trillizos dormidos, se abalanzó sobre Guillermo, capturando los labios, de manera feroz, y estos se hicieron un festín en los ajenos, mientras nada había que separara la piel que era una, casi embebiéndose en la del otro, como se fueron amoldando las piezas, a medida que dejaban de ser surcadas, por los diestros dedos de uno y del otro, que las palmas ahuecadas moldearan y modelaran a placer, que lengua , labios y dientes tomaran lo que daba el otro, para rendirse en la boca otra vez, unidos en una saliva, en un mismo jadeo, en una melodía de gemidos, ahogados en la garganta para acallar al máximo la  armonía, bemoles, y notas, acordes y contrapuntos del movimiento de los cuerpos que estaba comenzando sin poder detener nada que no fuera a la mente, que salió por el ventanal a  vislumbrar la belleza de la nueva ciudad, la ciudad del amor, que  comenzarían a recorrer.


Uno se adentró a la mar en el otro, y  se  elevaron y descendieron reptando salvajes ante cada embestida, en el mismo ritmo de siempre, en la misma armonía al unísono que los consumía en el fuego de la pasión arrolladora, en las oleadas de deseo por el otro, en continua expansión más adentro, más allá, más arriba, hasta el dolor que era el placer en el éxtasis, y recién allí, cuando  estaban en la cornisa más alta, en acuerdo tácito  derramaron el viscoso fluido demostración  física de la unión absoluta  en un solo ser, deshaciéndose perdidos del planeta, en un cúmulo allí.

Un llanto de tres, inesperado y urgente, los hizo llegar a la habitación, y al ver pataleando a los trillizos,.... al mirarse aturdidos, sonrieron los dos.




CONTINUARÁ.


La tira contiene lenguaje adulto y escenas explícitas.

Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, personajes y hechos son ficticios.