NAUFRAGIO. CAPÍTULO 77.

NAUFRAGIO.
CAPÍTULO 77.

LA VIDA ES EL MAR.
CADA DÍA UN NAUFRAGIO.
HASTA QUE  EN EL MOMENTO DECIDIDO
DECIDIMOS DEJAR LAS TABLAS DE SALVACIÓN
Y NADAR HACIA NUESTRA COSTA,
HACIA TIERRA FIRME,
CORRIENDO LOS RIESGOS.

ENTONCES SABEMOS QUE TODOS HEMOS SABIDO NAUFRAGAR.
QUE TODOS SOMOS SUPERVIVIENTES SI ESTAMOS ACÁ.






Sábado, 22 de setiembre de 2015.
Océano Atlántico.




"...Estamos todos en cubierta regresando a casa, me ayudaron a superar un miedo irracional, una fobia limitante, y a entender muchas cosas en este deslizarse del Catamarán sobre el mar sin sobresaltos.


La vida es un "Naufragio",  la vida es el mar,  con sus altas y bajas, a veces bravío , furioso, arrasador, para luego regresar a la calma, a la paz, a la plenitud de la placidez, como  en este momento.

Todos los que estamos hoy acá somos sobrevivientes, no soy una víctima del Índico, ni lo fue Mirna ni mi padre.
Como ella pudo ver en su sabiduría de años, aquel naufragio literal, no fue más que un oleaje embravecido que  pensé había llegado sin razón a torcer para mal lo que estaba bien, y sin embargo, me equivocaba.

Porque quizá el sitio en la vida de ella no estaba junto a mi padre, sino con Fernando, el de mi padre pese a mi enfado quizá estaba junto a Julia.
Y los Beggio fueron un puente, entre aquel Océano y  el que hoy nos envuelve, para que el barco de cada uno llegara al puerto adecuado.

Al lugar que  estaba escrito en aquellas rutas divinas que los pequeñitos hombres   a veces aprendemos a leer parcialmente.

La vida es el mar, y cada uno de nosotros por ignorancia, pereza, inexperiencia, desconocimiento, o simplemente resignación, muchas veces cuando la marea sube, nos dejamos arrastrar, nos aferramos a maderas como muletas, bastones, lazarillos ...simplemente para continuar respirando, y dejamos que el agua nos arrastre a su antojo, sin ser capaces de nadar hasta una costa y pisar tierra firme.

Quizá mi primer naufragio fuera aquel, pero anduve llevado por las olas a la deriva medio siglo, viviendo en la farsa, en la mentira, en la comodidad, en el error, antes del 22 de  octubre de 2014, en que solté la madera podrida, para aferrarme a la luz que emanaba la sonrisa de Pedro.

Me caí mil veces de un barco endeble sin sentido de trascendencia,  quizá cuando lloré a Mirna como muerta, cuando descubrí mi sexualidad diferente junto a Juan, pero me quedé aferrado a él cuarenta años sin amarlo, con consecuencias desastrosas para los dos, irreversibles para él que aferrándose a mí como única tabla,  terminó hundiéndose en las profundidades oscuras desde las cuales no sé si podrá regresar.

Naufragué el día en que me acosté con Ana sin amor, mucho más cuando me casé porque estaba  creciendo en ella un hijo, al que amo.
Otra tabla, otro error, quedarme a su lado y con Juan a la vez de a ratos, cuarenta años,...,ocultando, fingiendo, inventando, poniendo excusas, cuando en verdad la felicidad estaba en soltarme de los dos, y a la vez dejarlos ir hacia su puerto, y nadar  hacia el mío, que era  la espera de la llegada de Pedro, y tras él el regreso de mi madre.

Otra tabla fue ser adicto a mi profesión, que me gusta, la disfruto porque ahora no es una tabla, sino un lugar precioso que comparto y ejecuto junto a Pedro como  no ya lo único, sino algo que deseamos dar a los demás por decisión.

Ni mencionar a las aventuras ocasionales, los hombres de una noche, sexo sin sentido que lograban hacer tambalear mi ya tímida tabla de salvación.

La vida tuvo días calmos, pero vacíos, como un mar calmo sin oleaje ni embarcaciones en él, días bravos, furiosos, peligrosos,... cada día es un naufragio y cada error, cada mentira y excusa ahora veo que son los pequeños naufragios del día a día, en que muchas personas terminan muriendo en el más profundo, sin haber tocado tierra jamás, cuando quizá si hubiesen elevado a tiempo la mirada como Pedro y yo en Palermo, podrían verla y nadar hacia ella.

¿Será la vida de Miguel algo así?
Quizá sí, quizá no nació para hacer el mal, y el hecho de que mi padre amara a la Mirna idealizada que dejara en Kenia más que a Julia, o a mí pese a mis desprecios más que a él, lo fue hundiendo de a poco hasta que se cubrió de barro, de lodo, y jamás pudo volver a ver la luz del bien, pese a casarse tampoco la del amor, y finalmente  se deslizó al extremo de intentar hundir mi barco, el de Pedro, el de Manuel, terminando con Juan, Martín y los otros colisionando entre ellos y  en el fondo más profundo de la muerte en soledad, de la cárcel que es igual.

Quizá me equivoque, porque existe el bien que hoy me empapa, y también el mal, Dios y el demonio, y puede haber nacido para lo que aparentó ser, un sociópata, un psicópata cruel, cuya tabla se hundió por el peso del veneno que supo acumular en su ser.


Pedro y Manuel, tan buenos, tan bellos, tan perfectos, y sin embargo aunque saben llevar el timón y surcar los mares en barco y a nado, antes del atentado tuvieron su mayor caída de su tabla en la infancia no comprendida por un padre equivocado, con sus propios errores como ahora demostró, dejando ir sin más a María, tocando tierra al final de su vida junto a otra mujer, y   derramando el amor que no supo dar a ellos, en el niño que ahora concibió con ella.


El mayor naufragio de mi Pedro fue su padre, los años de maltrato y discriminación, cuando la tabla iba y venía chocando contra duras rocas y arrecifes lastimándose en ellos  en cuerpo y alma, hasta que llegó a mí, sin conocerse, inseguro, en pánico, pero al fin y en pocos días pudo  entender que su tierra firme estaba en mí, y mi puerto en él.

Lo mismo les sucedió a Manuel y a Camila, a Orestes y a María, y recién ahora que la liberé, Ana al fin quizá está  dejando que las olas de su mar la lleven a su tierra.

Acabo de entender que no le temía al mar, ni a caer al agua desde un barco, sino que mis tablas surcaban olas gigantes en un mar salvaje, con tormentas y bravío, llevándome aquí y allá sin rumbo, y trémulo me aferré asustado a Juan, a Ana, a los hombres equivocados, al rencor hacia mi padre, y hasta a mi profesión, solamente Fabián antes que Pedro era un soporte seguro, que calmaba el oleaje y me dejaba respirar en paz.

La vida es un mar, las olas van y vienen, podemos naufragar hasta hundirnos, o al fin decidirnos a dejar de aferrarnos a tablas podridas o erróneas, y nadar hacia la costa, y mi costa era Pedro, es Pedro, mi esposo en un mes y  para llegar a la suya en mí debió surcar miles de kilómetros dejando atrás aquellas amarras a su padre, a Kenia, navegar sin rumbo por Argentina por años, aferrarse a Camila y ella a él, hasta que casi al mismo tiempo, los dos vieron su costa, su puerto seguro, y se aferraron allí.

Al fin el hilo rojo que nos venía uniendo a los que hoy estamos acá, se onduló , se tensó en cada día, en cada error, en cada excusa, con cada ola, en cada creciente y menguante del mar de la vida, hasta que hoy nos reunió a todos acá.


__
Y desde hace  meses, el mar está calmo, ya flotamos sobre él agradeciéndole no habernos deglutido hacia el fondo, y tomados de la mano,  esas mismas olas nos dejaron anclar en el puerto seguro de cada uno, que estaba esperando, y solamente había que saberlo ver y dejar al tiempo de Dios que no es el de los hombres,... llegar.



___Estoy escrutando cada escena.

 Pedro y Manuel juegan echando a José al aire y tomándolo uno y otro, y sé que el nene es feliz, ellos insisten que nos conoce, no lo sé, sin embargo aunque biológicamente no sea así, visceralmente sé que es y será siempre un niño, un hombre feliz.

Camila los contempla enamorada, de su esposo, de su hijo, queriendo al padre, sin rencores, como María y Orestes, que además de abuelos, padres, entre parecen amarse  como si fueran dos adolescentes descubriendo el ser uno sin dejar de ser dos.

Fabián y Valeria, con Guillermito. Alberto y Gaby con Julio Renzo creo que tuvieron travesías más calmas, que les dejaron ver la costa exacta y en tiempo correcto, porque se animaron antes o nunca se aferraron a nada falso, sino que decidieron echarse a nadar desde el inicio, y empapan el ambiente de plenitud.

Mirna y Fernando, se están redescubriendo, y algo me dice que han tocado tierra al fin.

Ha sido un viaje de unión familiar, hemos disfrutado de almuerzos y cenas en cubierta, del sol, de nadar, de observar amaneceres y atardeceres indescriptibles, hemos jugado con Guillermito y con Thomy, nos hemos amado como nunca y más, hemos brindado por la boda, y al fin me convencieron de que el miércoles iré con Fabián a hacer prueba de vestuario y Pedro con Alberto por su lado, en un mes exacto al fin sellaremos nuestra unión para la sociedad.

Y sin embargo siento  cierto cosquilleo molesto que no quiero llevar como carga más, que  me debo una última charla con Juan, y sobretodo con Ana, que es la madre de mi hijo, a la cual no he vuelto a ver desde la audiencia de divorcio, con la cual nunca  hablamos objetivamente de lo sucedido, y creo que merece una conversación de amigos, donde pueda hacerle ver el nuevo hombre íntegro en que me convertí a partir de Pedro.

Lo amo por lo que es, pero sobretodo por cómo soy yo a partir de estar a su lado, y sé que le sucede exactamente lo mismo, porque somos un solo ser".




...¿Te pasa algo mi amor?
... Mucho.
... ¿Mareado de nuevo?
... Puede ser, pero por la embriaguez del amor que siento por vos.
... Borrachera compartida entonces, Graziani. te amo más que ayer al despertar.
 


___ Las palabras lanzadas al universo se mezclaron con el sonido de las olas que emocionadas los salpicaron diciendo presente, cuando deslizaron los labios para sellar el pacto renovado cada día, a cada instante, en cada lugar.





CONTINUARÁ.


hechos y personajes son ficticios, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Lenguaje adulto y escenas derivadas.