SUR. CAPÍTULO OCTAVO. SEGUNDA PARTE.

“He estado antes aquí,
pero no sabría decir cuándo,
conozco la hierba que hay más allá de la puerta,
el aroma sano y penetrante,
el rumor acompasado, las luces de la costa.
...

Habías sido mío antes, no puedo decir cuánto tiempo hace de ello,
pero justo cuando te giraste
para ver volar la golondrina,
un velo cayó y lo supe todo de los tiempos pasados”.
DANTE GABRIEL ROSSETTI.

 

SUR. CAPÍTULO OCTAVO. SEGUNDA PARTE.



Ushuaia.
Jueves, 07 de enero de 2016.


 

___Pedro apenas esbozó un beso en los labios finos, trémulo, inseguro, no del sentimiento, sino de las consecuencias del encuentro.... que había dejado de esperar, no obstante el destino  hablando en los sueños, había decidido cada sendero por los dos.


Se quedaron cada uno en su cama, pensando, imaginando y recordando al otro, y para cuando exhaustos se deslizaron al sueño, en él al soñar, porfiadas e insolentes imágenes idénticas colmaron la mente, inundaron los sentidos, con aromas, sabores, caricias  cosquilleando por todas partes, miradas brillando, incandescentes, susurros de gemidos y sonidos del amor de siglos que cual resumen de escenas paseó en una película detrás de los párpados haciéndolos despertar, una y mil veces, creyendo que aquello era real, manoteando la cama buscando al otro, que sin embargo físicamente estaba en otro lugar.


La mañana gris llegó para Guillermo demasiado de prisa, se sentía agotado, como si hubiera tenido una noche de desvelo, de hacer el amor, y quizá no  fuese el único que se sintió así.

Despertó inquieto, y casi en forma refleja se volvió deseando poder materializarlo a su lado, enredado en él, piel absorbiendo piel, pero no tenía el poder suficiente, la sábana estaba fría, vacía, como había transcurrido su vida, quizá más, hasta reencontrarlo allí.

Con la ilusión de acariciarlo con la mirada, de dibujarlo de lejos, se desperezó, y el agua barrió nostalgias y ausencias.

Se vistió solamente con pantalón, zapatos y camisa hasta que debiera salir, puesto que la losa radiante como la sonrisa de Pedro, o las dos, eran suficientes para acallar el frío de ese verano inusual.



__Mientras caminaba el pasillo, el corazón comenzó a galopar en la expectación de verlo esperándolo, sonriendo, y de su sensual ronroneo al hablar, y se encogió de súbito cuando al  barrer la estancia con su penetrante mirada, comprobó que Pedro no estaba allí.



...Guillermo...¿listo para ir al museo?
Aprovecha que dejó de llover, aunque cuidado que hay callejas con agua aún.
...Hola Mateo. ¿Pedro?
... No lo sé. No lo he visto.



___Otra vez y como siempre la presencia de Mateo se le antojaba como una energía poderosa, dañina, letal, y curiosamente siempre se presentaba cuando no había nadie más en el lugar.


...¿Te puedo hacer una pregunta?
... Las que desees.
... ¿De dónde sos?
... Mis padres eran europeos, yo nací acá, en tu provincia en realidad, ellos eran...polacos.
...¿Polacos?
¿Sabes el origen de la familia de Pedro?

... Nadie lo conoce como yo, ni siquiera su ... hermano.

Pero no es algo que me corresponda explicarte, a su tiempo los velos caerán, las máscaras se van a derretir, y la verdad te plantará cara.

Tengo que ir a la excavación, me gustaría ir sabiendo de tu investigación, quizá hasta pueda ayudarte.
Por ejemplo, si miras con atención, en las bibliotecas en todas partes, puedes encontrar hojas amarillas con contenidos muy interesantes.

...!Buenos días Guillermo!
¿Irás al pueblo hoy?
Podríamos hacer tu registro y te daré los folletos.




___Guillermo vio a Agustín rebuscando detrás a Pedro, pero no, no estaba, y cuando se volvió tampoco estaba Mateo.



...¿Te sucede algo?
Desayuna tranquilo, luego haremos el ingreso.
...¿Pedro?
... Salió.



___Guillermo sintió un estremecimiento de disgusto, no estaba esperándolo allí como le prometiera en la noche, y  se enfadó al minuto por su necesidad posesiva, no era suyo ni un objeto, tenía trabajo, compromisos, no tenía que pedirle permiso ni rendirle cuentas de cada salida, y sin embargo lo necesitaba.


...¿Tan temprano?
... Una urgencia en la base, en Marambio, tiene amigos allá, y fue a dar una mano.
.... ¿Voló a la Antártida sin el nene, sin vos?
...Pedro... es así, muy independiente, y además solidario. Si lo necesitan no duda en ir y venir. Tiene una avioneta, no sé si te lo dijo.
... No.
... ¿Pasó algo entre ustedes,..., pelearon?
... No, charlamos mucho cada noche, de todo.
... Es buena señal, debes ser especial para Pedro.
...¿Especial?
... Es muy reservado, si no le cayeras muy bien, no se hubiera quedado hablando de nada contigo.
...¿Sabe el nene que fue a la base sin él?
... No. Duerme todavía. Pero con la fascinación que tiene con los juguetes, no se molestará, además está acostumbrado a que el papá salga a veces, y está muy apegado a mí.
...¿Por qué sale tanto, Pedro?
Digo, teniendo al nene sin mamá, tan chiquito, no debe ser nada fácil.



___Una punzada de disgusto visceral lo estaba torturando, y supo que  estaba celoso, por primera vez en esta vida.



... No lo sé.

Guillermo, hay cosas que Pedro no comparte ni siquiera conmigo, y con el tiempo aprendí a confiar, a no preguntar, a amar y a cuidar a José.
...¿Lo alcanzaste a ver esta mañana?
... Sí, obvio. Fue a mi habitación a avisarme que lo habían llamado, además me dijo que necesitaba estar solo, pensar.
Y no es la primera vez.

Ve a desayunar, quizá regrese en el día y esta noche continúen con las charlas que veo comenzaron a tener.
... Agustín ¿me alcanzarías el folleto del museo, comenzaré por allí?
.Dora  se llama la dueña, es superviviente de la segunda guerra, no preguntes su edad, mentalmente está completamente lúcida, y su sabiduría es infinita.




___Guillermo se arropó y fue recorriendo la calleja que marcaba en el mapa el sedero hacia el museo, y por alguna razón inexplicable, como todo lo que viniera sucediendo tuvo un dèja vu, sintió la certeza de ir a un sitio conocido, mientras la razón gritaba que no era así.

Vislumbró la casa sencilla, pero como sucedía con el hostal y la de Pedro, ya estaba aprendiendo que allí nada era lo que parecía, y supo que adentro sería sorprendente, como curiosa le pareció la gente que se agolpaba en la puerta para entrar, a la visita guiada dirigida por Doña Dora.

Se mezcló anónimamente como uno más, así deseó llegar esa primera vez, sin que Dora supiera que conocía a los Beggio, algo le decía que eso lo cambiaría todo.

Apenas cruzar el umbral, el lugar le pareció otro diseño de él, piedra y madera, la misma calidez, solamente cortada por cientos de objetos de toda clase, como le venían advirtiendo, .... desde imágenes enmarcadas de  ciudades de Europa, hasta ropas de militares, de indios, armas, y libros de toda clase en bibliotecas de roble que enmarcaban el salón.


Dora los condujo entre ellos mientras comenzó su relato, y los turistas escuchaban atónitos lo que para Guillermo resonaba como demasiado conocido, como vivenciado... mientras relataba la Polonia de antes de la invasión nazi,... el temor, los recaudos, los refugios, e iba mostrando fotos y objetos del lugar.

Guillermo se apoyó en un pilar de una biblioteca a estudiar los gestos más que a escucharla, y era más que evidente que había estado allí, la pasión en el relato que cautivaba alrededor, nacía de  que esa anciana, que no aparentaba igualmente la edad, había estado en Polonia, antes de la rendición en setiembre de 1939.
De súbito sin permiso de su parte, se colaron las palabras de Pedro, de sus abuelos allí, ese día, y la pregunta nació detrás.

¿Dora los habría conocido?
Sin dudas era una de aquellas emigrantes, quizá la única sobreviviente de lo que lo  había atrapado desde que comenzara a soñar, porque ya sabía que era la excusa de su llegada allí, la razón, el motivo,... era su amor eterno por... Pedro.

Sumido en sus pensamientos, no supo cómo, uno de los libros amarillos de años llegó a sus manos al atraparlo  en la caída, no lo era. No era un libro.

Abrió y caprichosamente se le antojo o supo que era un diario, aunque nada entendía  porque parecía estar escrito en polaco.
Pasó las hojas concentrado en él, hasta en la última ver las iniciales : PV.
La imagen de Pedro se entrecruzó  imprudente, pero no era de él, su apellido era con B.
Sin embargo hizo algo inusitado e impropio, mientras el relato de Dora quedaba detrás como en eco lejano,  escondió el diario en un bolsillo interno del abrigo, sintiendo que algo lo había enviado a sus manos.

Como chico  a punto de ser descubierto en una travesura, ya no siguió el relato, y fue acercándose a la salida, mientras una imagen colgada en una de las paredes que no había visto al ingresar capturó la mirada.

Era una especie de ceremonia o reunión indígena, pero entre ellos un rostro le era llamativamente conocido, y sin embargo era imposible pensar que estuviera allí, más encontrar explicación a aquello.



Dora pasó horas centrada solamente en Polonia, y sin embargo para cuando regresó al Hostal, estaba apagándose la luz del afuera.

Casi como sintiéndose un ladrón a punto  de ser apresado, fue directamente a guardar su tesoro bajo el somier de su habitación, pensando en lo que dijera Mateo, de las bibliotecas y libros.
Imperiosamente para descifrar el enigma de ese cuaderno, necesitaría un diccionario o al propio Mateo si es que leía en el idioma de su abuelos, pero no deseaba recurrir a él.

Con sigilo de un felino, fue a la biblioteca del hostal, actuando con disimulo frente a los huéspedes que ahora sí estaban en el comedor.
La mirada recorrió los estantes, hasta al fin visualizar caracteres similares a los del diario, allí estaba lo que necesitaba, debía retirarlo y con igual sigilo capturarlo para él hasta leer aquello, lo cual no sería sencillo, por el fraseo, pero lo tendría que intentar.
No quería recurrir a Mateo, ni despertar sospechas preguntando a Pedro o a Agustín si conocían el idioma de sus antepasados.



...¿Todo bien Guillermo? ¿Te gustó el museo?
... Mucho, Agustín, es muy interesante, regresaré varias veces creo.

¿Sabes si cuando los colonos Europeos llegaron se encontraron con los pobladores originarios?
... Pedro dice, que los colonos llegaron desde Punta Arenas, y los mapuches antes desde Puerto Mont.

Sí, al comienzo aquí y en Chile, lucharon por las tierras, y otros convivieron en paz.
¿Por?
...Nada. Por una imagen que vi en el museo, debe haber sido así entonces.
¿Sabes algo de Pedro?
...No. Ve al comedor que es hora de cenar, si quieres hoy te haremos compañía José y yo, está preguntando por el papá, y quizá se entretenga contigo.
... Y Guillermo disfrutó de la cena por el nene, estaba encantado con él y era mutuo, veía en él a Pedro de niño, lo imaginaba en sus brazos así, pequeño.

Y habló con Agustín de sus suegros, de la novia que conocería en esos días, y de todo un poco, hasta que se despidieron y volvió sobre sus pasos hacia la habitación, curiosamente sin el vacío de las horas precedentes por la ausencia de Pedro, por el contrario lo intuyó cerca,
apenas se puso cómodo, buscó el diario, el diccionario, y encendió la lámpara del escritorio.




"...Guillermo, mi amor, sé que me tienes en tus manos, que estás iniciando el camino de las revelaciones, y de que lo aceptes o te espantes de lo que vas a descubrir... dependerá nuestro Amor.
Yo estoy acá amor mío, esperándote, desde siempre.
Pero debo dejarte descubrir la verdad,..., para que puedas decidir en libertad".




CONTINUARÁ.

Hechos y personajes son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.