¿Y SI FUERA POSIBLE? CAPÍTULO DIECISIETE.

¿Y SI FUERA POSIBLE?

CAPÍTULO DIECISIETE.

 

“Te amé como si no hubiera

un mañana, porque el

mañana, es solo un hoy visto

a destiempo y mi tiempo

perfecto eres tú.

Página y Letra”.

Bs. As. Pilar, lunes 15 de febrero de 2016.

20.00 horas.

----Pedro deja de ser el de antes, el artista sin reglas, el  muchacho anónimo que pinta en  París, el enemigo de la estructura, el sinsentido de no amar.

Con la mirada bañada de una ausencia, se queda en las horas previas, viendo cómo el pasado de ellas se escurre entre sus dedos, y olvidado del tiempo impiadoso siente que sólo es… Amor.

Amor furioso, desesperado, urgente, secreto, y evidente en el estremecimiento de cada fibra vibrando en el recuerdo, en cada trazo en el lienzo contra el que arremete irrefrenable en imágenes de avances y retrocesos, como hiciera el amor, de tempestades y de calma, dejando cada grito de gloria…grabado allí, en su obra maestra.

Sin saber cómo, el amor regresa de a ratos, y se desintegra en la pintura en mil explosiones en colores, al grito de un único nombre. El del dueño de su esencia,…, arrancándose la alianza, mirando a través del orificio,.., el amor tardío clandestino que la burla del destino trajo a destiempo.

“… No sé en qué momento abriste mis escudos, hiciste el boquete y entraste, te lo permití, entre peleas, risas y cabalgatas retratamos el rostro, y cada  artilugio de los cuerpos, entre susurros y algunos secretos, pintamos la figura del otro, y conocí la felicidad que sé es ese instante, donde pasado, presente y futuro no existen, se funden en la magia eterna del orgasmo infinito.

Me entregué sin conocerte, y sin embargo reconociéndote y hoy te siento dentro, las caricias en la piel, tus labios en los míos, oigo tu voz, cabalgas dentro de mí,  todo lo siento al llevarlo al lienzo, y estallo en hilachas, como si estuvieras aquí.

Tu forma, tu aroma, tu tacto, tu sabor, mis sentidos saturados de ti, desgarrados en la tristeza del alma que te dejé, están aquí.

Tu imaginación y destreza son distintas a la mía, pero en mi retrato está tu nombre, está mi amor por ti”.

___Exhausto de orgasmos de ausencia y a la vez de íntima comunión, cae empapado, en sudor y lágrimas, ovillado en un rincón, con la mirada  perdida, cuando la puerta se abre, Sarah lo ve, corriendo hacia él, ya vestida para la boda de su hijo, el amor de su esposo a la vez.

…Pedro, mi amor ¿qué sucede?

¡Por Dios, mírate! Es muy tarde. ¿Cuántas horas llevas acá trabajando?

¿Olvidaste el casamiento? Faltan minutos para la ceremonia, reacciona, amor.

… Lo sé. Déjame, Sarah, estaré bien.

… No, eres mi esposo, no estás precisamente bien, tengo que llamar a un médico.

… Déjame. ___Elevando el tono, con la mirada lejos.

…Mírame.

__La mira extraviado y en los ojos ella ve dolor, angustia y a la vez plenitud y se vuelve sin poder dejar de exclamar ante la pintura casi capaz de hablar, de contar el secreto.

Sarah mira alternativamente a su esposo y al lienzo, sintiendo que las figuras, los juegos deslumbrantes de luces y sombras la atrapan, creyendo leer entre ellos, pero no terminando de discernir qué.

…Pedro, mi amor, esto es magistral, jamás lograste algo así, con el poderoso juego de luces de siempre, pero de una carga erótica que satura cada poro.

¿Cómo lograste esta maravilla en menos de una tarde?

__Como impelido por una fuerza de alerta, Pedro se incorpora tapando el lienzo con la tela, apartando a Sarah como si de un tesoro se tratara, íntimo, suyo, sin otro destino que el de ser admirado por él.

… Es un esbozo, no está terminado, te dije que no me gusta que veas algo inconcluso.

…Soy tu marchante, cómo no voy a mirar esa belleza, no creo que le falte nada.

Es... conmovedor, y a la vez encierra una muestra de mucho dolor.

…Es asombroso cómo el arte permite canalizar los sentimientos y crear una maravilla a partir del horror-.

__Sarah lo mira y su rostro se ensombrece.

…¿Qué quieres decir?

.. Nada, ya me conoces, es una pintura imperfecta aún. Nunca me conformo, quizá la queme y comience de nuevo, como siempre.

… Te lo prohíbo, Pedro. Esto es en serio, ésa es “Tu obra”, ese cuadro te colocará en la cima, no tengo ninguna duda.

… Ve con los invitados, Sarah, déjame solo.

…¿No vendrás?

… Estaré en tiempo y forma, no temas que no te haré pasar ningún papelón.

… Mírate, estás agotado.

… Nada que una ducha y un café cargado no puedan resolver, ve, saldré detrás de ti a cambiarme.

… Te dejé el traje sobre la cama, no sé qué te sucede, me duele que niegues lo evidente.

¿No quieres ir a la boda o temes que mis invitados hagan comentarios no debidos?

… Ninguna de las dos.

Iré, sólo me quedé pintando como un poseso, no sé qué sucedió. Ve… con tu hijo.

… Está bien, te esperaré en el salón, no demores, están todos ya.

__Guillermo mira una imagen sombría en el espejo, que devuelve su estado de ánimo en lugar del cuerpo físico objetivo que es lo que verán desde el afuera, la fachada mentirosa, el camuflaje perfecto para la farsa más perfecta de su vida en un casamiento con la madre de su hijo, como la sociedad manda, como siempre hizo, como  se impuso de niño ser.

Lleva un smoking negro de Yves Saint Lorent que Sarah y Natasha eligieran en París, con solapa de terciopelo, camisa blanca bordada, y zapatos de Dior al tono, con un reloj de oro blanco, el pelo centelleando en el brillo, y la mirada opaca de dolor.

Esboza en el ensayo una sonrisa que oculta el tormento interior, pensando en lo distinto que sentiría todo, si estuviera vestido para casarse con él.

La mirada profunda de los ojos claros de Alberto lo traspasan desde atrás, con lágrimas agolpadas tras los párpados que lee como el disgusto de su amigo ante lo que sabe está por suceder.

…Guille, no te cases, estás enamorado de un hombre, de Pedro, no de Camila.

… Pedro es el esposo de mi madre, Alberto, Camila es la madre de mi hijo, es lo mejor, aunque duela, nos mantendrá a distancia, él tiene razón, siempre la tuvo, es imposible.

… Parece serlo, pero ¿y si fuera posible?

…¿Qué quieres decir?

… Que tal vez en algún momento se torne posible desde el lado de uno, y si  se empeñan en ocupar el lugar en el alma y el cuerpo, con relaciones inadecuadas, siempre estarán a destiempo.

… Basta, Beto. Sabes que no haré el escándalo del siglo dejando plantada a Camila hoy, con el casamiento de Sarah… ya habrá suficiente para la fiesta, y los medios de mañana.

Las cartas estaban echadas desde antes  que reconociera en Pedro a mi Amor, ni él al casarse con Sarah, ni yo hoy pudimos elegir.

Cosas tramposas del destino.

¿Me veo bien?

… ¿Qué te dice el espejo?

… Que me muero de amor por Pedro, que se me desgarra el alma en esto.

… No dice  eso, el espejo que te dirá tu error será la mirada de Pedro, éste, dice que estás impecable, voy saliendo a buscar a Gabriela, a ver si Sarah o Natasha necesitan algo, a salvarlas de Orestes que está insoportable.

…Beto… Gracias.

… Gracias te daría si tomaras a Pedro del brazo, agarraras los caballos y cabalgaran hasta París, mejor a otra ciudad desconocida.

Pero no lo harán.

…Natasha sospecha algo, y no me gusta.

…¿Cómo?

… No quise contarte, Pedro tampoco lo sabe, pero cuando me trajiste de la despedida, vio todo desde su habitación, desde que Pedro me recibió, luego nos siguió, le inventé algo, pero está rara.

… Guille, esto va a explotar de la peor manera, nada bueno puede surgir de  esto.

… Temo que también lo ame, que lo haya ocultado por Sarah, y que ahora dé pelea si se entera que al fin la traiciona conmigo.

… Es una locura, por Dios, basta. Si lo tienes decidido, no digas eso también ahora, porque te  duermo de una bofetada y no te dejo casar, y que la sociedad, tus clientes, el partido y todo eso se vaya a la mierda.

_

En parte Pedro lleva su razón al pensar que el agua se llevaría parte del agotamiento, de la fatiga, con el abrazo relajante del calor, que a la vez irradia desde su cuerpo al imaginarlo tan cerca, y sin embargo tan inaccesible, tan imposible, mientras recuerda lo que Sarah pensaba de ellos apenas días atrás, respecto a la relación despareja por la tontería de la diferencia de edad.

Cuánto más imposible es lo que lo une a Guillermo, y sin embargo cuánto más real y consumado.

Mientras se seca, el espejo le dice que las ojeras delatan lo que vive en la pintura, necesita imperiosamente borrar esa cicatriz del amar a Guillermo del rostro, y hurga entre los accesorios de Sarah, hasta dar con un corrector que usa avergonzado, con aparente éxito, porque recupera su aspecto juvenil acorde a su edad.

El agua y la cafeína dan resultado en lo físico, el traje comprado en Nueva York quizá le queda mejor que el del propio casamiento, e imagina qué diferente lo vería si... se casara ese día con él.

La angustia invadiéndolo genera una sensación de temor y desazón, preludio del dolor que se avecina, cuando lo vea a Guillermo dando el sí a Camila, como hace tan poco lo hiciera con Sarah, en Nueva York.

Necesita echarse en un sillón antes de continuar, lucha con ahínco contra el deseo al menos de llamarlo, le tiembla el celular en la mano, hasta que lo niega con la misma fuerza, arrojándolo lejos para no caer en la tentación.

Y sin embargo, después de  las dos noches compartidas, de amarlo y ser amado de todas las maneras hasta impregnarse en él como para llevarlo a la pintura, no es creíble un Dios tan cruel que no permite continuar la historia, no puede haber una partida de cartas tan desigual e injusta.

“… ¿Y si no cumpliera con nuestro pacto?

¿Si mientras no estás escapara lejos y quizá así dé oportunidad al olvido?

Jamás llegará, ya no, Guille, lo pinté, tus labios finos que me marcaron con el fuego del dragón, tus ojos oscuros como esta triste noche de verano, tus rasgos cincelados por Miguel Ángel, tus manos firmes dibujando en mí cada línea y contorno,…, desparramando oleadas y estallidos a mi alrededor, y sé que tampoco tú dejarás de arder en el recuerdo de los cuerpos ondulando, en esa amalgama sinfónica rabiosa y perfecta como La Sonata Patética, amenazando con el naufragio dentro de mí de tu Titanic.

Las olas calientes, violentas, amenazantes de arrasarlo todo nacen en mis vísceras insolentes ahora al recuerdo, a cada pincelada, y me siento zambullido en tu inconmensurable mar derretido para cobijarme, gigante, embravecido a cada uno de mis avances, hasta que juntos nos elevamos al cénit, al infinito llegamos al unísono, desfalleciendo agónicos en la caída, en la detonación de toda la dinamita almacenada en siglos, gritando como el mejor coro de ángeles del cielo cantando a Dios”.

Pilar, lunes 15 de febrero de 2016.

20.55 horas.

__El salón mayor de la Estancia reluce para brillar ante el mundo, con los ventanales de vidrio que reflejan la belleza de los jardines iluminados, las fragancias llegando desde todas las flores, las arañas encendidas, los candelabros de oro con las velas listas en el sitio preciso preparado para la presencia de los novios, el piso de mármol y los cientos de invitados de  la sociedad más de élite de la provincia, el Juez hace su entrada, y   el padrino frustro, el padre ahora testigo, padrino simbólico lo recibe junto a Sarah y  en el escenario se encuentran todos los personajes secundarios de la sátira que el destino antojadizamente arma, sin que ninguno de los protagonistas se digne a aparecer todavía.

Los murmullos llegan a los que saben la historia, y en verdad hay una figura que muchos esperan quizá más que a la novia ahora, que es al famoso artista nuevo de las galerías de Sarah, convertido en el joven esposo de la mujer inaccesible para muchos de los allí presentes, mientras otros comentan la fallida postergada ceremonia religiosa, que con detalle Orestes explica que relegaron para el después.

Todo aparenta algarabía,…, cuando en verdad  un aura de tristeza y fatalidad se cierne  alrededor del escenario.

… Gaby, esta farsa me está asfixiando.

… Yo  quisiera esfumarme amor, no aguanto más las preguntas de si conozco al marido de Sarah, que si se casó por conveniencia, si esto o aquello,  si Camila y Guillermo se casarán por iglesia luego, etc., etc.

Para colmo tanto Sarah como Orestes, persisten en el rol de padrinos, lo que confunde más a algunos, en verdad los testigos son Natasha y tú.

…Natasha está deslumbrante como siempre, pero extrañamente taciturna, y lejos, aunque no deja creo de observar hacia el sitio desde el cual llegará Pedro, y no me gusta nada.

…¿Estás insinuando que  está enamorada de Pedro?

… No lo sé, Gaby, Guillermo sospecha que se apartó por Sarah.

…!Qué desastre!

… Voy a buscar a Camila, Alberto, asegúrate de que Guillermo no la haga esperar.__La voz contrariada de Orestes los alarma por igual.

__Camila  se siente  bella, el espejo se lo dice, sabe que lo es, sin embargo  no puede negar que Guillermo parece inmune a todo lo que le da, menos a la vida que late en el vientre, y las lágrimas pugnan por surcar un rostro perfecto que apenas el maquillaje resalta en ángulos y colores algo más.

El vestido confeccionado en Bs. As., nada tiene que envidiar a los importados de la familia, con su encaje bordado en perlas, la cola que sale de la cintura, el velo que cubrirá el artesanal recogido, para lucir el collar y los pendientes de diamantes, que olvidado de gastos Guillermo le regalara el día del compromiso, apenas un tiempo atrás.

Sarah y Natasha, tratan de disimular la ausencia de la mamá, y lejos del blanco de la novia, ellas lucen ceñidos vestidos negros, jugando con escotes, faldones y picos, que insinúan las curvas, y dejan ver las esbeltas piernas y hombros en las dos.

.. Estás hermosa, Camila,  eres la mujer más bella que hay, bueno y nosotras,  Gaby también.

… ¡Mami!

… Está todo el mundo hablando mal de mí, esperando ver a Pedro, perdón que te quitemos el protagonismo de los chismes.

… ¿Y Pedro mamá?

… Debe estar en el salón ya Natasha, vamos Camila, que Guillermo debe estarlo también, salgo para encontrarlo, no demores.

__Pedro entra aturdido, sintiendo todas las miradas disolviéndose en su ser, aguijoneándolo por todas partes al tiempo que el murmullo de voces anónimas y desconocidas se le antojan sonidos de un concierto que no llega a componer, y siente que no puede despegar de la piel  la esencia de Guillermo,  ni el agua, ni el perfume francés, ni amputándosela a jirones, nada la sacaría de él.

Desentendido de qué dicen, de los rumores, de los ávidos ojos, siente ascender  la angustia hasta  formar una tenaza dolorosa en la garganta que toma el cuello, en lugar de la catarata de llanto que desea derramar allí, cuando de entre las sombras vislumbra aparecer a Guillermo, que Sarah toma del brazo, para conducirlo por el salón, sin tiempo siquiera para presentarlo a él antes de lo que está por  suceder.

En la mente retumba el eco del grito orgásmico de los dos en la noche, y de súbito se torna en silencio, mientras la mirada se nubla ante las imágenes de los cuerpos amontonados y húmedos, incapaces de separarse, ni de dejar de tomarse sin fin.

…Pedro… ¿estás bien?

… Algo cansado Natasha, estuve pintando hasta recién.

… No hay tiempo de presentarte ahora, pero ya todos saben quién eres, mamá hizo frente a los rumores de la noticia que dio, sola, la dejaste sola Pedro.

… Te dije que estaba trabajando.

¿Es idea mía o desde el desayuno que estás rara conmigo?

…¿Y es idea mía o mi hermano y tú se llevan demasiado bien desde que regresó de su despedida?

…¿Qué dijiste?
… Lo que oíste, cuidado, Pedro, cuidado. No se confundan conmigo. Pude hacerme a un lado porque pensé que amabas a mi madre, pero no voy a tolerar que la destrocen, ni Guillermo ni tú, me puedo convertir en una fiera.

…¿Me estás amenazando?

… Te estoy advirtiendo que dejes de jugar, nada más.

___

Guillermo se vuelve en cámara lenta, sonidos y luces se difuminan en las miradas que chocan sin querer, en el mismo anhelo, en el mismo sentir, en el mismo dolor, en el mismo amor, pese a que la música suena, Camila avanza, y las miradas de todos ahora se dirigen a la bella novia a la cual el novio no parece ver.

Como zombie o en trance, casi empujado por Alberto, esboza una sonrisa, la toma de la mano, y desgarrado en las entrañas donde siente el agudo dolor, despega la mirada de la de ojos marrones, en el mismo escozor del llanto que no pueden dejar escapar.

Ninguno de los dos escucha palabra alguna dicha por el juez, hasta que de pronto  siente aturdido y confuso su nombre, y cual paciente terminal emergiendo de un prolongado coma, toma conciencia de que el juez le está preguntando, lo que moriría por no responder.

Pedro cierra las manos en puño, los ojos negando, sintiendo tensarse al cuerpo entero, mientras el ácido lo corroe en la venas, el gélido sudor perla el rostro sin permiso, y al fin exhala rendido, al escuchar  la voz profunda y grave que ama…. deshacerse en un tímido y forzado:

….Sí... acepto.

___Las luces, el techo giran, el piso se mueve, las imágenes se  pierden, los sonidos se confunden, ya todo sucedió, todo pasó, ya hicieron a lo que fuera que fuese lo que los unió durante dos noches de manera feroz…imposible.

… Pedro, mi amor, ven que deseo presentarte a mis amigos, tienes que felicitar a los novios,…

__Las palabras de Sarah se pierden, como las de Camila para Guillermo, enlazados en el alma y en la mirada ardiente anexada, mientras la gente se amontona, los apretuja y los requiere, sin enterarse de nada que no sea estar en el otro así, leyéndose en forma desesperada, pero sabiéndose  cada uno, entendido en el silencio, en el mismo Amor que duele más que la previa soledad de los dos.

Los saludos dan paso a la cena.

Pedro da una salutación fingida y correcta a la nobleza porteña, sintiéndose un farsante, y el peor de todos al besar a Camila, mirando al ahora su esposo, amándolo allí.

Contesta la  curiosidad insana de todos, hambrientos de saber de su obra, sin darse cuenta de qué, Sarah, aporta los datos faltantes, y logra discernir un filo peligroso en la mirada de Natasha dirigido a él, pero también a Guillermo, que lo acusa por igual.

Las copas pasan, los dos las toman, chocan de todo, comenzando  antes de la cena, siguiendo en ella, para continuar después como deseando ahogarse al fin y morir en litros de alcohol, los dos en lo mismo, como Romeo y Julieta, morir allí por el mismo amor.

Insolente Natasha, pone en evidencia al pianista, y de súbito Pedro se encuentra en el piano,  alentado por voces anónimas que imagina de una teatro mayor, e independientes los dedos, comienzan a deslizar lo que sabe que su amor escuchó la primera vez, y emerge angelado, inundándolo todo y a todos, el concierto en mi menor de Chopin, mientras solitarias lágrimas de sangre se derraman adentro,…, en los dos por igual.

Los aplausos lo sacan del trance, la música es otra, el vals comienza, y sabe que debe bailar con la mujer de su amante, y con la madre que es su esposa, y continuando la obra, se encuentra al lado de él que baila con Sarah, mientras Pedro rodea a Camila, que le susurra al oído que lo ve muy lindo  y seductor.

…Pedro, deja de beber, no quiero que esto termine mal.

… Estoy bien, sobrio Sarah, déjame en paz.

…!Pedro!

Estabas casi desmayado en el estudio, no puedes seguir bebiendo así, no creas que no vengo observando desde que entraste.

Estás ausente, perdido, fuera de acá.

… Deja de controlarme, Sarah, sabes que no lo voy a soportar.

…¿Qué sucede acá?

___La voz de Guillermo sorprende, a la vez que embriaga, y una brisa del jardín donde las parejas se deslizan en el baile, envuelve a los dos en el aroma conocido del amante, y se desmoronan por dentro recordando la fusión.

… Está casi borracho. Exhausto, inmanejable.

… Ven, Pedro. Vamos al escritorio. Deja Sarah, hablaremos, no te preocupes.

___Hipnotizados en la mirada parecen flotar hasta que una puerta se cierra, en el silencio se miran, Guillermo intenta quitar la copa de la mano que desea besar, pero Pedro cambia el tenor de la mirada.

… ¡Déjame en paz, te odio, hijo de mil putas, déjame!

… Pedrito, mi amor. No me odias, no lo disfraces, ya sabíamos que sería así.

.. No. No sabía que iba a dolor de este modo, No.

… Te casaste antes que yo.

… Pero no te conocía, no te amaba, creía estar enamorado de tu madre, tú sí dijiste amarme,… lo hiciste igual.

… Lo sabíamos.

.. NO. Te dije desde el comienzo que esto es imposible, no debí ceder a ese maldito pedido, yo era mujeriego, nada me afectaba, era feliz, me hiciste mierda, Graziani, me tomaste como tuyo y no es posible, jamás lo será.

No haré añicos a tu madre y a Camila, menos a nuestros hijos,… me estoy consumiendo, te odio.

… ¡Basta! No es odio.

… No es odio. Estoy desesperadamente celoso y enamorado de ti, maldito seas Guillermo, no es posible, no debí ser tuyo, no debí darte esas dos noches, ahora todo es peor, el dolor amputa el alma, es insoportable.

Como lo fue la farsa de recién, de esta noche.

… Pedro, tranquilo, amor.

… ¡Un carajo! No entiendes nada.

Mierda, no entiendes nada.

Sarah casi me descubre… Tengo miedo de pintar, hace un rato, tuve miedo del teclado.

… No. No lo entiendo.

… ¿No te das cuenta que lo decreté?

Llevé nuestro amor al lienzo, y ahora a cada momento te siento en mí, estallo en esquirlas, ausente…. me llevas al éxtasis al pintarte, al pintar nuestro amor… y estoy agotado, desesperado de amarte, en una tarde, te hice el amor, una y mil veces, y Sarah en la pintura algo vio...

___Pedro estalla en agua, y se desmorona en el piso contra la pared, mientras Guillermo va a él, llevándolo a su regazo acunándolo, besándole el pelo, aspirando el aroma, embebiéndose de él, sin decir que sin pintar, a él le sucede lo mismo imaginándolo.

… No puedo quedarme acá, Guille, le diré a Sarah que nos radiquemos en Francia.

… ¡NO, mi amor, no, por favor, tranquilo, no!

CONTINUARÁ.

Idea original Alberto Migré. Pobre Diabla. 1973.

Hechos y personajes son ficticios, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.