"VECINOS". CAPÍTULO SEGUNDO.

“VECINOS”.

CAPÍTULO SEGUNDO.

Bs. As., provincia, viernes 09 de setiembre de 2016.

 

“El amor no se elige, te

elige…, un día te das cuenta que

es difícil estar lejos de él, que

cuando estás con él piensas que

dentro de un rato él se irá y lo

besas con tanta pasión como si

ese beso fuese a parar el tiempo

o a darte más minutos con él. El

amor ya te escogió y tú tienes que dejarte llevar”.

Julio Cortázar.

…Pedro, no vine por la ventana a la madrugada a tomar una copa.

…Vamos, ya que estás acá abro un vinito, toma, ¿prefieres whisky?

… Lo que tomes, lo que estabas tomando___ Guillermo paseó la mirada por el estar, era el opuesto al suyo, no en dimensiones o en limpieza sino en el orden, mejor dicho en el caos, porque Pedro era un caos en todo sentido, bastaba con mirar ropa desperdigada en el suelo, los ceniceros, las botellas y mejor sería mirar hacia él  que daba un paisaje de ensueño, aunque su cuerpo indecente lo traicionó de inmediato cuando comenzó a repasarlo de cabeza a pies en detalle.

… ¿Necesitas un cerrajero? Vives arriba, ¿verdad? Iré por las páginas amarillas, ya conseguiremos.

… Guillermo iba a negarse, pero prefirió callar, tomó la copa, había traído las dos cosas, al parecer le gustaba lo que a él, un Cabernet de Chile cosecha 1983, y una botella de whisky.

Pedro tomó al pasar una copa, al fin podría compartir el beber algo, no sintiéndose un alma solitaria buscando refugio en el alcohol.

…Por  mi vecino de arriba entonces, brindemos.

…! Pedro!___ chocaron las copas con el vino, la sonrisa con pocitos que se formaron le robaron el aire, Guillermo supo que estaba olvidando el objetivo, perdido, atrapado en los hoyuelos, en la miel que destilaba la mirada de esos bellos ojos marrones, en el pelo de seda alborotado, en esa barbilla que dibujaba un mentón con otro pocito, pero lo llamativo en el rostro divino sin dudas eran esos labios gruesos, nunca jamás había visto algo similar.

… ¿Guillermo Graziani eres, el famoso penalista?___ Pedro capturó la mirada penetrante que estaba  atrapada en algún lugar más allá de él, ahora, Guillermo se aclaró la garganta y respondió.

… Así es, Guillermo Graziani, sí.

…Encantado de conocerte Guillermo___ Pedro le tendió la mano, Guillermo titubeando la aferró, pero la mirada continuaba demorándose más allá de la belleza del vecino, y Pedro sintió como un rayo atravesándolo desde la mano a todas partes, y se dedicó a hacer buen repaso del rostro que tenía enfrente, los ojos oscuros, con una mirada capaz de desarmar a cualquiera, los labios finos, sensuales como jamás vio, la fina estructura ósea de la mandíbula cincelada, el mentón arrogante, y adivinó debajo del pijama, un cuerpo fuerte, musculoso, poder por todas partes, serio, elegante, con una manos cuidadas, de largos dedos finos, delicados, sin anillo, sin alianza.

Guillermo se había centrado en la viva imagen del adonis que estaba sirviéndole otra copa, pero en una foto en alguna playa, cosa que odiaba, pero allí estaba ese hombre perfecto con un minúsculo bañador que dejaba ver su cuerpo acorde con el rostro, los músculos tallados a mano, el vientre duro, y un tatuaje que descendía perdiéndose, ante lo cual se reprendió a sí mismo, pero cayó en la visión del vecino real, de la piel pálida, del pulso en el cuello, y se le escapó un suspiro que por suerte la música que continuaba sonando detrás apagó.

… ¿Estás bien?

… Sí___ Guillermo se llevó una mano al pelo, sacudió la cabeza, era la mezcla de sueño, del vino, del día, pero se sentía como sonámbulo alucinando con ese bello ejemplar, como si toda la furia se hubiera desvanecido, dejándolo allí flojo, relajado, en el living de aquel dios pagano, excepto por una excitación que latía furiosa en la pelvis desde verlo.

De pronto olvidó a qué había ido, llegó a hacerse la pregunta.

“… ¿Qué hago acá?

__Trató de disimular el efecto que Pedro causaba apoyando en su regazo la guía, pero el deseo persistió, hacía meses que no tenía contacto alguno con nadie, y que el vecino fuese   ese hombre lo descolocó.

…Pedro se fascinó de nuevo en la música, se puso de pie, le tendió la mano a Guillermo que sintió el rubor subiendo al rostro.

… Baila conmigo, porfi.

… Bailar, no, yo no bailo, menos esta porquería.

… Dale, no seas amargo, porfi, esta canción solamente___ le chasqueó los dedos frente a la mirada, Guillermo se colmó de emociones contradictorias, sintiendo el ceño fruncido, el rubor, el deseo, negando con la cabeza, intentando recuperar el control que al parecer había huido por la ventana.

… Dije que no, no bailo, yo miro solamente.

…¿No te gusta?

… No Pedro, no me gusta___ lanzando la guía en el sillón se puso de pie y los cordones del cinto del pijama se balanceaban a cada lado de su evidente deseo furioso por ese ángel, diablillo que lo provocaba sin reparos.

… No me gusta bailar, odio esa música, no me gusta la melodía, ni los coros, ni los instrumentos, ni escucharte desafinar, menos  torturar las cuerdas de tu guitarra y luego que llores entre las almohadas.

___Pedro asombrado de que supiese, cada movimiento de él, sintió los ojos escocidos, se frotó con las manos.

… Odio seguir pasando mis noches  en la cama  pensando en si te hago una demanda, si enveneno el agua del tanque, si te corto la luz, o si llamo a la policía, o volver a mudarme a…___de súbito estaban tan cerca que el calor los envolvió, Pedro tomó consciencia del porte y de la fuerza del hombre, Guillermo de las lágrimas agolpándose, pese a lo cual siguió lanzando lo que venía acumulando.

… Donde nunca más tenga que escuchar,.., tu asquerosa música infantil de mierda, bastante lo oí a mi hijo, pero vos no lo sos, no puedo hacerte callar como a él.

__Guillermo abría y cerraba los puños, las pupilas estaban dilatadas, la mirada atravesaba a Pedro viéndolo, mientras  pese a la ira lo seguía deseando, Pedro que había pasado la vida luchando contra el universo por ese espacio de cielo ganado hoy, de súbito quedó en silencio, temblando, emitiendo un sonido ahogado, impreciso, ante lo cual Guillermo sintió que lo había asustado,  o peor, que le había sin saber, sin querer, clavado un puñal, que necesitaba consolarlo, abrazarlo, pero sería invadir su espacio, quizá su fin.

Guillermo dejó escapar el aire que había retenido, entre los dientes apretados, lo tomó por los hombros y de pronto sin saber cómo Pedro estaba acurrucado en sus brazos, él acariciándole el pelo, olfateando el aroma a perfume, a vela, a tabaco, entre sollozos y temblores.

…Lo… siento, Pedro, no quise asustarte.

… ¿Tienes un hijo? ¿Escucha lo mismo que yo?___ entre sollozos y lagrimones, Guillermo ahora sentía algo impreciso, una sensación nueva, en el pecho, como un sordo dolorimiento en una mirada que de ser clara apareció llena se sombras, de secretos, de misterio, de dolor.

.. Sí, tiene veintitrés años, estudia abogacía, es un nene de papá como vos, pero este papá le hacía apagar esa horrible música, a veces.

¿Tus padres te echaron de la casa porque no pudieron soportarte?

___ Pedro de apartó, como un animalito caminó hacia atrás.

.. ¿Qué mierda crees, Graziani?  Claro,…,  como eres el mejor, el gran abogado, el gran penalista, piensas que tienes derecho a todo, ¿verdad? Puede que con tu hijo lo tengas, que él sea lo que dices, pero yo no soy nada parecido.

¿Y tu mujer? ¿Por qué no vives con ellos? ¿Acaso te echaron a ti?

… Me separé, hace,  días, me separé, no amo a mi mujer, es adicta, un cliente me alquiló el departamento, está cerca del estudio.

¿Y tus padres?

… No tengo idea de qué mierda les hubiese gustado a ellos, ni de música ni de nada.

--- Guillermo estaba agotado, con la sensación imprecisa presente, confundido.

… No entiendo.

… No sé, nunca tuve idea de quiénes son o fueron mis padres, nunca tuve padres, ¿entiendes ahora?

Tampoco pude ser libre de escuchar rock, ni de estudiar, ni de nada___ la voz casi un susurro.

__Guillermo sintió la congoja, el dolor, la mirada que antes era alegre ahora estaba teñida en dolor, y él había disparado aquello.

Las piernas dejaron de sostenerlo, se dejó caer en el sillón en silencio, estudiándolo con la mirada, Pedro caminó lentamente, casi como si el dolor pesara, y Guillermo observó que iba hacia el equipo de música, que olvidado en recovecos mentales  seguía sonando, y sin embargo había dejado de oír.

… ¿Dónde vas?

… A apagar lo que tanto te tortura.

… Pedro… no hace falta, con que bajes el volumen…___, lo vio tomar la guitarra con la sensualidad de un felino, y sintió asomar la ira al pensar que iba a cambiar el rock por el  chasquear las cuerdas en su cara.

Sin embargo de súbito lo vio sentarse en una banqueta del desayunador, acariciando con esos dedos maestros, largos la guitarra, mientras las lágrimas se escurrían en la piel del rostro, y musitó.

… Aunque no lo creas, me gano la vida con esto, soy profesor de música, no soy un crío como tu hijo, tengo 35 años, no conocí a mis padres, no soy un adolescente perpetuo por si crees que perdí años calentando bancos, no. Debo dos materias de abogacía, cursé tarde, como pude, antes estudié solamente música.

Si vienes a dormir la siesta alguna vez, escucharás el silencio, no creas que duermo todo el día y molesto de noche, también madrugo, doy clases a domicilio, preparo alumnos para ingresar a la facultad de artes, o enseño guitarra, no siempre escuché esa música, tampoco antes necesitaba  estar despierto de noche, de sentirme de alguna manera acompañado, empujando los minutos para que el alba llegue y dormir un par de horas, menos imaginé que escuchabas todo, como estoy escuchando tu reloj arriba en este silencio atronador.

…! Pedro!__ la mirada de Guillermo quedó suspendida, en lo que Pedro empezó a hacer emerger, acariciando magistralmente el instrumento, mientras lagrimones que se le antojaron de dolor rodaban hacia abajo, y las notas armónicas del concierto de Aranjuez, estremecieron cada fibra, cada poro, el alma entera de Guillermo que sintió que cada dedo la acariciaba con cada  sonido que hacia mágicamente emerger.

Pedro tarareaba la letra, y Guillermo se estremeció, era un maestro, un ángel, no existía, y no dejaba de preguntarse el porqué de la otra música, cuando los acordes finales lo sorprendieron, y supo que los dos estaban llorando.

“Aranjuez,
un lugar de ensueños y de amor
donde un rumor de fuentes de cristal
en el jardín parece hablar
en voz baja a las rosas.

Aranjuez,
hoy las hojas secas sin color
que barre el viento
son recuerdos del romance
que una vez
juntos empezamos tú y yo
y sin razón olvidamos.

Quizá ese amor escondido esté
En un atardecer
En la brisa o en la flor
Esperando tu regreso.

Aranjuez,
hoy las hojas secas sin color
que barre el viento
son recuerdos del romance
que una vez
juntos empezamos tú y yo
y sin razón olvidamos.

En Aranjuez, amor
Tú y yo!”.

…Ya ves, Graziani, no siempre rasco las cuerdas, ni cacareo como piensas, quizá  necesito escapar de la música culta, porque duele, acá___ señalándose el pecho___, duele mucho, aunque la enseño, la evito cuando estoy solo,  si me preguntas si tengo CD, de Chopin, de los que quieras, todos.

Quizá tengas razón, no nací en una familia pobre, pero hoy vivo así, en el desorden, porque no me sobra el dinero, menos el tiempo. La Sra. que limpia viene una vez por semana, y dejo en el sillón la ropa que uso a diario, el vestidor está  lleno de cajas, son los ruidos que seguramente vienes escuchando, disculpa, viví en un lugar muy grande, tengo cosas embaladas en cajas, no entran acá,  trabajo todo el día, y de noche estudio, aunque no lo creas, necesito romper el silencio hasta el alba, entonces recién duermo un rato.

… ¿Me quieres contar?

 Lo de tus padres, lo de la música digo.

… Es tarde, tienes sueño, ya no haré ruidos, ve a dormir, es largo, otro día si da, si quieres.

… Puedo ayudarte,… a estudiar,  a rendir, darte trabajo al recibirte.

… No quiero limosnas, Graziani, si crees que valgo con un concurso, un examen,…,  llegado el momento aceptaré.

… Está bien. ¿Te gusta la abogacía?

…. Me fascina, pasa que antes no pude acceder a la facultad, apenas me dejaron... apenas pude con la música, y trabajé el campo de… mi, nada es largo.

… ¿Estuviste en un orfanato?

… No. Creo que peor quizá, pero de verdad, Guillermo, estás cansado, es sábado hoy pero al menos yo en la mañana trabajo.

… Está bien. Perdón, no quise tratarte mal, tampoco pensé que tuvieras una historia detrás, menos que fueras músico.

¿Sales con tu novia a la noche?

… No tengo novia, no salgo, excepto a correr.

… ¿No?

… No me he enamorado nunca, tampoco tuve demasiadas oportunidades  ni tiempo___ , estoy solo porque lo elijo, Guille, no estoy dispuesto a que vuelvan a hacerme daño emocional, moral, psíquico, he sufrido demasiado, me cerré, soy casi un ermitaño.

¿Y Tú?

…¿Qué?___ Guillermo necesitaba saber, descifrarlo.

“…! Mierda! ¿Qué me pasa?,  no puedo articular dos sonidos seguidos, lo lastimé, escapará de mí, y necesito saber lo que le duele, lo que veo en la mirada, lo que siento yo.

¿Qué es esto que me duele, que pasea en mi pecho?”

__

…¿Dónde almuerzas?

..Aquí, allá, donde me encuentre la hora.

… O sea cualquier cosa en cualquier lado. ¿Tienes las alacenas y la heladera llenas?

…¿Quieres darme de comer ahora? No soy tu hijo, sé cuidarme.

… Lo sé. Pasa que podríamos ir al supermercado, voy los sábados, así me aseguraría de que comes además de fumar y de beber.

… Como, de noche me traigo cereales, frutas, nueces, frutas secas, mientras estudio, pico, me gustan las verduras crudas, yogures, leche, desayuno con tostadas, café mucho, sí, como.

Trabajé años el campo, comía la fruta que cortaba allí, verduras crudas, tomates, zanahorias, así.

…¿Nueces y cereales con manzanas?

… Fue un ejemplo, tostados, jamón y queso, te dije, no cuento con tiempo.

…Mira, yo sí cocino, me encanta cocinar, me relaja. ¿Qué te parece si luego de una buena siesta a la noche vienes a cenar y cocino mi rica pasta, mi especialidad?

¿Aceptas?

… ¿No ves a tu hijo?

… No, sale con amigos los sábados, yo recién me separo, no estaba viendo a nadie.

… Bueno, si quieres, llevaré el vino. Tengo helado, me encanta, ¿llevo?

… No hace falta, quiero que charlemos, conocerte, de verdad, me gustaría  que trabajes en mi estudio. Está bien, trae helado que no tengo.

… ¿Cómo sabes que te seré útil? Hace cinco minutos pensaste que era un vago, un inútil.

… No pensé ni dije eso, solamente no me gusta la música que pones, pero de pronto sé que tienes una historia detrás y que llenas la noche con sonidos por algo, ¿me equivoco?

… No__ Pedro descendió la mirada, estaba sentado cerca de Guillermo, ansió volver a estrecharlo, pero intuyó que se asustaría.

El concierto me duele, la última vez que lo toqué, fue para ella, para mi... , para la única persona que me amó en la vida, murió escuchándolo, antes de morir, me lo pidió, y en sus notas se fue quedando dormida, tranquila, entera, en paz.

…¿Quién es ella?

… Mi… la que por años creí que era mi madre. Cuando en verdad era mi abuela.

…¿Cómo?

Perdón, ahora entiendo las lágrimas, no te haré preguntas, si quieres a la noche me cuentas, es largo dijiste.

¿Cuánto hace que vives acá?

… En el edificio, seis meses, en Bs.As.,  cinco años, desde que ella murió.

__Se despidieron en el vestíbulo, Pedro lo acompañó hasta  la escalera, prendidos en la mirada, feliz por la cena de la noche, una noche distinta, sin ruidos molestos, sin soledad.

Guillermo entró a su departamento, y se tumbó pensando en que se dormiría de inmediato, volteó la cabeza y vio que el reloj marcaba cinco de la mañana, despertaría a las ocho, era de locos, sin embargo, el silencio era apabullante, perdió la mirada en el techo, paseando las imágenes de aquellos dedos en la guitarra, con los oídos saturados de aquellas notas

…Pedro, ¿qué dolor tienes guardado?

Apenas verte mi cuerpo bailó pero de deseo, sos perfecto, excitaste cada fibra apenas te vi quemándome en mil fuegos, deshaciéndome, desarmándome, mi piel se avivó en tu aliento, en tu abrazo.

Ahora te pienso, y mi piel se eriza, mis labios rezan tu nombre, mi cuerpo te llama, me sobra deseo, pero más mi alma necesita darte ternura, cobijo, y este dolorimiento que no cede, el corazón desbocado que no se calma, ya no es deseo, ¿es más?

No, no puede serlo, nunca fue más que sexo, que deseo. Estoy  bien solo entre muchos, siempre fue así.

Mi lengua quiere escabullirse entre esos labios carnosos, hundirse en tus hoyuelos, pero mi memoria revive tus imágenes, mis  oídos no el ruido sino la sensualidad de tu voz, la tristeza tiñéndola, el concierto.

Creo que te hubiera traído en brazos a mi cama, que la ropa hubiese caído sin esfuerzo, que estoy volando entre nubes, y en cambio muerdo la almohada, pero mi cama siente tu perfección y tu pánico a la noche, y ya en mi alma desnuda no puedo mentir indiferencia, pero no puedo dejar caer mis escudos, no puedo abandonar el control, vos lo dijiste, me mudé para elegir la soledad, y sin embargo lejos de dormirme deseo descubrir tus miedos, tus secretos, lo que te causó el llanto, y deseo tus besos, tu barbilla perfecta en mi cuello, acurrucándote como en el abrazo, tus manos y dedos magistrales, traviesos y mis labios haciendo lo mismo que ellos, en tu cuerpo.

¡Qué pelotudo! Ni siquiera te pedí el número del celular que vi en la mesa, no puedo ni llamarte.

___Guillermo aturdido de silencios, dando vueltas en la cama como antes, ya ni siquiera deseaba dormir, agudizó los sentidos, le pareció verlo, acomodando la ropa que estaba en todas partes, lavando  las copas, ordenando la pequeña cocina.

“…Pedro, sos peligroso, demasiado para el dominio que estaba imponiendo en mi vida, para la soledad que deseaba  prolongar, para lo que siempre evité en la vida, en lunas descobijadas como esta noche vi, quisiera tenerte acá, hacerte el amor, cada noche de cielo despejado, cada noche en que temas a la oscuridad, al silencio colmarlo de gemidos, de suspiros, cada alborada con nuestros cuerpos enmadejados alcanzar la fantasía, donde el viento no daña, ni absolutamente la tormenta arrecia, quiero ser la tormenta en vos, dentro, sin medida te recorreré, y quizá hasta  se entere la gente, quizá desee gritarlo en las calles, caminar con las almas prendidas, tentado en las llamas, desnudos en el placer de amarte sin medida, sin intromisión de nadie, como bestias ardiendo en el fuego de la pasión, sos la tentación al pecado, a la adicción eterna, lo supe en el abrazo, y temo que me hagas perder el dominio, que sepas entrar a mi verdadero ser.

Pero no me negaré a conocerte, ansío que llegue la noche, darte de comer en la boca, aunque no tenga equipo de música, quizá puedas traer tu guitarra, o compre al fin uno para aceptar bailar con vos.

__Harto de pensarlo, de escuchar sus pasos descalzo apenas ronroneando, los ruiditos sigilosos que pensaría no lo iban a despertar, ya sin mirar si dormiría dos horas o nada, fue hacia el ventanal, la sensación en el pecho estaba, el aire no ingresaba, quiso el del afuera, y entonces miró al balcón, allí el pelo alborotado estaba siendo acariciado por el viento, mientras los esbeltos dedos envolvían el cigarrillo, las volutas de humo llegaron a él, trayendo reminiscencias del aroma, de tenerlo en sus brazos, y quiso decidido, saberlo todo de él.

Tenía la mirada perdida en la calle, como esperando el regreso del latir, del despertar de la ciudad, para al fin poder ir al sueño de a ratos, se tentó en llamarlo, en pedirle el número, pero se controló, se llamó al orden, a la cordura de siempre...aún podía.

Casi escapó al interior para no tirarse de nuevo a su ventana, y se acostó, cerró los ojos respirándolo a lo lejos, y embriagado por las notas del concierto en guitarra, exhausto de días y noches, no supo cuándo el sueño se lo llevó, menos que al tiempo de transportarse, Pedro esperaba los primeros indicios del alba en el canto cómplice de aves, para hacer lo mismo, y soñar con él.

Guillermo dormido en la cama, soñando con la cena, envuelto en tabaco, whisky, misterios y café,.., estaba sonriendo… luego de años quizá…,  mientras Pedro en su cama libre de ropa, recordaba el calor de sus fuertes brazos, que disiparon fantasmas en la unión estrecha, en la voz profunda, en la mirada hechicera, y luego de mucho tiempo, se dejó transportar a otro plano, con una sonrisa en los labios.

· “Te Odio y Te Amo -No me invites a tus sueños, si no vas a soñar conmigo, no me aprecies, no me estimes, yo no quiero ser tu amigo. -He tirado los poemas, que llorando te escribí, he intentado olvidarte, pero no ha sido así. -No me abraces, no me beses, no me enamores más de ti, he ensayado tantas veces, lo que te iba a decir. -No me beses en la cara, con tus besos más forzados, no me acerques más tus labios, que me dejan desarmado. -Que te amo...ya lo sabes, me delatan mis miradas, los latidos que me salen, son mortales puñaladas. -No me hables más de amor, porque tú no sabes de eso, yo no quiero ser tu adiós, ni tampoco tu regreso. -Déjame un rato más... en la cesta de tus olvidos, pero no me vayas a ignorar, no me dejes sin ti perdido. -Si supieras que me muero, cada vez que tú te vas, si supieras que me mata, el verte regresar. -Y me trago las dudas, que me mantienen despierto, entre intentar olvidarte, o morir en el intento. -¿Y qué culpa tengo yo? si olvidarte se me olvida, teniendo que arrastrar tu desamor, para el resto de mi vida. -¿Acaso no te das cuenta? de que me he cansado de esperarte, asomado al balcón de tu indiferencia, quedándome con la peor parte. -No hay nada más cruel, que amar sin ser amado, y esperar en vano un querer, que de ti ya se ha olvidado. Te odio cuando regresas... Te amo cuando te vas. José Félix Megías González Derechos Reservados”.

 CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS, CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO, ESCENAS EXPLÍCITAS.