EL OTRO. CAPÍTULO QUINCE.

EL OTRO.

 

CAPÍTULO QUINCE.

 
“Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», « ¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

Jaime Sabines – Yuria”.

Provincia, martes 10 de mayo de 2016.

07.00 horas.

__Hacía días que el ventanal no dejaba colar al sol en el alba, pero  el regreso de Pedro, la cita esperada, que llegó sin aviso retrasada en la noche, había modificado la vida del dueño de la casona,  de las cosas, y así fue la luz lo que lo perturbó, mientras soñaba aún con las caricias de su amante, olvidado del estudio, de los problemas, de “el otro”.

Sin embargo con la luz regresaron los recuerdos, con ellos primero  la imagen de Pedro en su completa desnudez de la entrega, en el amante perfecto que completaba sus anhelos, en la borrachera más allá de las copas de la noche, pero la realidad cacheteó en la ausencia, en la cama vacía, aunque aún encontraba su aroma, y entrecerrando los ojos hasta podía verlo.

Volvió la cabeza hacia la mesa de noche para saber la hora, y entonces encontró la carta, la letra de su amor, la verdadera, también la despedida transitoria: “Mi letra, mi alma y mi amor se quedan…”

Repasó cada letra demorándose en ellas, en el dibujo, en la caligrafía preciosa como todo el ser del dueño, pero con la nota recordó al “otro”, con él sus amenazas, y perezosamente se espabiló frotándose la cara bajo el agua, se colocó una bata, necesitando un café.

Descendió la escalera con las imágenes surcando los pensamientos, observó el desorden en el living, las copas, la ropa en el piso, la partida de ajedrez pendiente, y supo que Pedro había dejado las cartas que le quitara al “otro”.

La sonrisa se dibujó en los labios, pensando en disfrutar de los sentimientos de su amor en la lectura, saboreándolo aún en el café, cuando recordó sus palabras, y supo que tenía razón. Si Matías había dejado ver su jugada, tenía otras  in mente o ejecutadas.

Con las cartas en la mesa y la cafetera que trajo de la cocina, un súbito presagio lo llevó a la notebook, y entonces encontró lo que esperaba, el mensaje de “el otro”, enviado con su nombre, y no como Pedro, mensaje cuyo contenido seguramente era para él, no para el esposo, y trémulo comenzó a leerlo:

“… ¡Creen que ganaron, ¿verdad?!

No puedes decir que  te traicioné, te advertí que te alejaras de Pedro, ahora es tarde, a esta hora sé que seguramente estás con él, esperé, y no regresó a mi cama, a mi lado, a mi casa que es la suya”.

__Guillermo deseaba no seguirle el juego, borrar lo que fuera que dijera y terminar allí, pero no pudo no fijarse en la hora de envío del mensaje, de llegada, y era de madrugada, 04.00 horas A.M., cuando estaba haciendo el amor con Pedro, de súbito un escalofrío gélido como si  el viento de Bariloche se colara en la sala, le presagió el después, y no pudo evitar continuar con la lectura. Pedro podía estar en peligro.

“… Me iré, ya no me verán más pero jamás será tuyo de nuevo, la culpa no se lo permitirá, se hundirá en el pozo más hondo, hasta  poner fin a la tortura, regresando a mi lado, en un sitio al cual no podrás llegar ni terminar la partida de ajedrez”.

___Guillermo sacudió la cabeza, sopesando el contenido, el mensaje, era evidente y no quiso aceptarlo.

“.!.Hijo de mil putas! ¡No lo harás, no vas a matarte, sos demasiado cobarde para eso, no lo harás!

“… No soy capaz de soportar que Pedro me deje, menos por vos Guillermo, me iré, y tarde o temprano me seguirá, pero ya está hecho lo que te prometiera, le arruinaste la vida, la carrera, todo.

En la mañana su tío recibirá las cartas y mails autenticados,  todo el Juzgado sabrá la verdad, de los dos, el concurso lo perderán,  Moravia los va a hundir, y si ya no estoy, te aseguro que ni como abogados los dejará ejercer, perderás hasta tu miserable estudio. Olvídate de ser Juez, de la política y de todo, es tarde, en este momento seguramente ya tiene la información, tu partida de ajedrez quedará pendiente, sos el perdedor de siempre,  no volverás a tener a Pedro, ni nada más.

No creo que ni siquiera el infeliz de Juan se quede a tu lado, no vales nada, nunca te amé, me casé  para escalar, en ese momento eras más afamado que yo, mi familia me tenía negado Baunes, y te deseché cuando revertí la situación.

Pero como me odias ahora, y amas a Pedro, no sólo lo dejarás sin carrera, sin mí, sin su vida en breve, sin prestigio, sin su tío, sino que le negaste la posibilidad de ser padre, por si no te lo contó, éramos un matrimonio gay modelo, hace un año iniciamos los trámites, y en breve nos darían a nuestros dos hijos, adoptados, esta semana recibí notificación del juzgado de familia, pero con lo que sucederá, también lo dejaste a Pedro sin hijos,  como vos, sin nada.

Disfruta tu noche con mi marido, siempre serás “el otro”, luego de que sufra las consecuencias de tu seducción.

Te va a odiar, tanto como yo.

Adiós.

Matías”.

___Guillermo incrédulo intentaba obligar a su mente brillante a reaccionar, a entender, a efectuar alguna jugada para ayudar a su amor, a él mismo, para saber de “el otro”, pero los pensamientos porfiados se empeñaban en deshilvanarse confusos y aturdidos, con lo cual  sintió la boca seca, la respiración errática, la sangre en ebullición latiendo loca contra las sienes, pero a la vez de la furia, el pánico se mezclaba en el cuerpo, en la mente, y regresaba  el aire gélido colándose hasta los huesos, cuando al fin bebió un sorbo del café amargo, negro,…. intentando rebuscar un dejo de lucidez, y sabía a…. Pedro.

Era su sabor, y dedujo que seguramente había dejado hecho ese café, de no haber leído el mensaje de “el otro”, el sabor al despertar le hubiera henchido de felicidad, como estaban sus labios de besos, y de súbito el mismo sabor le dolió en la ausencia, pero alejó lo amargo de la mente y de la boca, reteniendo algún recuerdo bueno para anclarse en él, y sí, el café tenía sabor a Pedro, al amarse de la noche, y no al llanto de los días previos. Era el sabor del amor, de la libertad, de la completitud, de una soledad transitoria ya no punzante, el sabor de sueños que se podían ver cerca en el futuro, casi se sentía viviéndolos, el amor de Pedro y por Pedro era real, ya no era imaginario, no era “el otro” anónimo y sin rostro, no era ilusorio, no era pasado, era presente, sería el futuro, y ya podría vivir sin prisa, esperando que se volviera tangible el día de mañana, en el que al fin terminaran la partida, en el que regresarían a Bariloche solos, a disfrutar del Parque, a amarse a antojo en la nieve, a visitar los boliches y los restó, a navegar besándose.

De pronto no importaba la soledad ni el silencio, porque estaba allí colmados de su presencia, y el café sabía a…Pedro.

“.. mi amor, no puede ser cierto lo que ese delirante escribe allí, es mentira, lo real es lo que vivimos, te quedaste hasta en el café, en mi cama, en mi alma, en mi cuerpo, en mis retinas, y desde ahora en la soledad o en el silencio de cada noche hasta que regreses, irrumpirá el aroma en mis sábanas, la dulzura de tus besos en mis labios, la calidez de tus caricias que añoraron mi piel y  en las cuales se despejaron las tinieblas de mi mente.

No quiero más soledad y penumbra, añoro la luz de tu sonrisa con hoyuelos, añoro que seamos libres para bailar, jugar, amarnos, y viajar, aprenderé a hacer lo que te guste, como vos juegas al ajedrez.

Quiero volver a verte, que regreses a mi lado, que exorcices los demonios de mi alma solitaria, de mi perturbada existencia, con tus suaves  manos recorriéndome de punta a punta, con tus labios libando la dulzura, iluminando el crepúsculo, sofocando mis desvelos, ya no más mi vida vacía de insomnios interminables en sueños deshojados de silencios o de gemidos equivocados.

Regresa pronto amor mío, regálame la dicha, despierta mis ansias, mi furioso deseo, déjame amarte y ámame en cada rincón, a cada rato.

En la lejanía del viento quedó tu voz, como en mi piel cual terciopelo descansan tatuadas tus caricias, en mis labios se bordaron tus besos, y como dijimos en Bariloche cada vez que me envuelva la brisa, serás tú en el abrazo tierno quien lo haga.

Con tus letras me señalaste el camino, hasta siento que me abrazas y me besas ahora, como si te hubieses quedado a mi lado, y esperaré sin prisa que regreses, que “el otro”, ya no ate nuestro vuelo”.

...! Mierda, NO!

__Como si la cafeína hubiera recién impregnado a las neuronas, sacudió la cabeza, y regresó a la pantalla, leyó una y mil veces el mensaje de Matías, y la mano estaba ya marcando el llamado a Alberto, tenía que pedirle ayuda, hacer algo, y fue lo primero que vino a la mente atolondrada.

…¿Guille?

.. Beto, disculpa la hora, es temprano, pero necesito pedirte un gran favor, solamente vos puedes hacer algo así.

__Alberto aturdido se incorporó sentándose en la cama, Gaby despertó  pegándose al teléfono, los dos preguntándose qué sucedería.

…No puedo contarte ahora, vi a Pedro, pero antes a Matías.

… Guille, no entiendo nada. ¿Que viste a quién?

… A los dos, el caso, es que Matías está loco o se hace, pero amenazó, sigue amenazando, no puedo contarte ahora todo lo que piensa hacer, o hizo, pero necesito que interceptes en el Juzgado hoy la correspondencia del Juez Moravia, no puede llegar a él.

…. ¿Te volviste loco?___ Alberto se espabiló en el asombro, Gaby con él, pensando en qué estaba sucediendo con Guillermo y su cordura.

… ¿Me estás pidiendo que robe la correspondencia de un Juez?

… Beto, alguna vez hiciste cosas peores, no sería la primera vez, por otra parte.

… Momentito, jamás metí mano en el despacho de un juez.

¿Qué se supone que estamos buscando?

.. Cartas de amor, entre Pedro y yo, en teoría, porque en realidad las escribió Matías, pero a  nombre de Pedro, demostraremos que son falsas, un perito calígrafo lo hará llegado el momento, pero pretende que se sepa nuestra relación en el juzgado, que lo sepa el tío, arruinar su carrera, y la mía.

… ¿Qué relación? Un par de besos que le robaste en Bariloche, no hacen  un adulterio para arruinarlos.

… Beto,  Pedro pasó la noche en mi cama, hace cinco minutos que se fue de casa, no fue a dormir con “el otro”, y el desgraciado envió un mail amenazando, como que ya hizo lo que en persona me dijo anoche, es un quilombo, no vas a entender nada, necesito interceptar la correspondencia al Juez, luego devolveremos la que no sea   nuestra.

…! Guille! ¡Qué quilombo!

No puedo creer lo que escucho, en definitiva Pedro es tu amante y el otro lo sabe, ¿es así?

.. Es así, más  que eso, el otro tiene mensajes, cartas hechas en base a ellos, mis respuestas que sí son de mi puño y letra, y quiere mostrarlo todo, tiene pruebas del amor que me une a Pedro, no importa en la medida en que luego podamos contraatacarlo por violación de cuentas, privacidad, falsificación, es verdadero el contenido de lo que hará llegar a Moravia, que al parecer acepta a Pedro, avala su carrera, estando casado con el otro, por una extraña relación con Matías, ¿entiendes?

…¿Mi amor?

___Alberto estaba congelado en el asombro, y al mismo tiempo evaluando cómo llegar al juzgado, y sacar la correspondencia del juez.

… Me ducho y voy para allá, pienso que llegaré a tiempo, la secretaria me conoce, veré si Gaby me acompaña, si la distrae, soy rápido para ese tipo de trámites, pero Guille, saco todo, no podemos revisar si están o no allí, y nadie asegura que no las haga llegar más tarde, por un cadete, o en persona.

… No importa, Betito, vos saca lo que haya llegado, veremos, no creo que se las dé personalmente, me ducho y  esperaré en el estudio, revisaremos y si no están, quizá no cumpla con la amenaza o sí, no sé, estoy siguiendo a mi olfato, y a lo que dice el tipo.

.. Te dejo entonces.

…! Beto! Gracias, a los dos, pero temo algo más, amenaza con el suicidio, Pedro dice que está medio loco, no creo que haga nada, pero necesito saber de ellos.

Ocúpense de lo de las cartas, desde el estudio averiguaré por la integridad de este desgraciado, por Cuca, o  Marcos,  me arreglaré, no puedo llamar a Pedro, se lo prometí.

…! No me la puedo creer!

… Tampoco yo, pero a pesar de todo, y aunque creas que el loco soy yo, soy feliz, hermano, Pedro me ama, tarde o temprano se divorciará.

___Guillermo cortó, y pese a lo dicho a Alberto, una opresión en el pecho iba y venía como alarma de que algo no estaría bien, y mientras al paso recogió la ropa que le quitara Pedro en la urgencia del deseo de la noche,  fue a la suite a que el agua terminara de despejarlo, reteniendo y repasando las amenazas previas de Matías, y lo que acababa de leer.

Subió la única carta que había dejado en el cajón, la guardó con la nota de Pedro en la caja de seguridad, ahora conocía quién era “el Otro”, y no pudo creer los dos años pasados recordándolo como una ser idealizado que lo había minado en su autoestima al punto de al dejarlo creerse nada.

De pronto entendió lo peligroso que era, y mientras el agua barría la resaca, dejando en la piel y debajo la esencia de Pedro, los pensamientos se fugaron a recuerdos con “el otro”.

Lo vio por primera vez en un boliche, quedando prendado de la mirada transparente, de los ojos claros, pese a estar los dos con “otros”, él precisamente con Juan.

Aunque doliera la similitud, la próxima vez a pocos días, fue el encuentro en un pensado aburrido congreso, símil al de Bariloche, al que fuera protestando, como siempre, a  allí  lo vio, destacando entre los del montón en que estaba, su cabello rubio, sus ojos verdes, el físico, su expresión segura, altiva, provocándolo en la intensidad de la mirada, lo cautivaron. Y cuando le tocó el momento de exponer, descubrió la voz que entonces se le antojó clara seductora, y el uso exquisito de las palabras sumado a lo demás, lo convirtieron en muy atractivo, y ante el discurso se rindió a sus encantos ese día.

Lo subió a un pedestal desde la primera vez, le pareció único, soberbio, bello, distinguido, ambicioso, inteligente, a través del personaje vendió todo eso que dejó a Juan en la nada misma, sin darse cuenta que en breve, por lo mismo, él mismo quedaría en esa nada.

Pensó que era el amor de su vida, no dudó en ir a conquistarlo, o en dejarse seducir, y en meses de casados, el tiempo lo cacheteó con su error, Matías no era nada de lo grande que vio sino un pobre tipo aparentando ser grande.

Junto a una ráfaga de viento helado inexistente, el rencor, la ira volvieron a invadirlo, y se ocupó en alejar los malos recuerdos que lo ataban, impidiéndole volar.

Buscó momento buenos a su lado, lo recordó en el Civil, esperándolo, más bello que nunca, luego algunos días, pero casi siempre escapando a sus actividades, protestando cuando exhausto las dejó por jugar al ajedrez o estar un rato más con él, cenando o en la cama.

La luna de miel breve en Brasil, había sido buena, pero a poco de regresar, en estudios diferentes, con tiempos y gustos diferentes, nada los  unía demasiado.

Jamás se plantearon hijos, Matías a su lado nunca mostró desearlos, y sin embargo decía estar a punto de obtener la adopción junto a Pedro, aunque descreyó de  ello también.

Necesitaba no odiarlo, alivianar el peso que acorazaba a su corazón para dejar entrar a Pedro, pero aún no era el momento, aunque lágrimas de frustración lo asaltaron, las mismas que por años había derramado por su desamor, que pensaba enterradas en el alma, que sólo Pedro con su amor puro podría ayudarlo a desalojarlas para siempre.

Necesitaba a Pedro, ya lo extrañaba, añoraba su contención, su aplomo, su paz, la fuerza de su cuerpo, sus caricias, sus besos, su amor, Pedro era el amor de su vida. Su respiración, su mirada, su sonrisa.

Cerró los ojos intentando desechar el odio, la ira, el dolor, y ralentizó la respiración en intento de disminuir la fuerza de los latidos del corazón, y cuando se estaba secando,  buscó la nota de Pedro, estremeciéndose al pensar que la había tenido en sus manos, la estrujó contra su pecho, como si de su amor se tratara, y de nuevo el amor lo colmó en el ser.

“…Amor, mío nunca me desalojes de tu alma, me condenarías a muerte.

Nunca cierres la puerta de tu corazón ni me quites las llaves de tu esencia, déjame habitarlos sin dudas, suspicacias ni temores, porque de hecho te amo.

Déjame entrar por cada poro de tu piel, penetrar dentro de tu ser, recorrerte por entero, saborear la miel de la pasión, delinear un organigrama de placer amándote distinto cada vez, de mil maneras.

Ya me cobijaste en las habitaciones de tu intimidad, ya despertaste en las mías, me cobijaré allí, y mis manos irreverentes y pendencieras, seguirán transitando tus senderos.

Déjame asirme a tu ser como hiedra a la pared, enmadejarme en vos y como ella supervivir de la esencia derramada en tus besos, y que me sientas vibrar, cuando mi corazón como mantra, truene recitando en los latidos tu nombre.

Y caminemos juntos de la mano como pecador y pecado, si así  deciden marcarnos, no me importará, y nunca el desamor reaparecerá, aunque intenten de todo, mis labios, mis besos, serán la alquimia, transmutaré el mercurio en oro, las tristezas en luz, y aunque la lluvia caiga intentando apagar el fuego, lo encenderé mil veces con mi pasión de enamorado eterno.

Después de tan largo viaje, de media vida esperándote, valió la pena el esfuerzo y el dolor, y antes de verte sentí tu llegada, mi corazón te anunció, ante el susurro del lago, y mi mirada dura se volvió ternura, para ver la pureza de la tuya.

Tan inocente mirabas, tan frágil parecías, y sin embargo hoy te jugaste acá, pese al otro”.

08.30 horas.

__Mientras el remis lo conducía al estudio, y observaba el devenir del afuera, no dio crédito al llamado que el visor del celular le mostró, una llamada de Pedro, una punzada en el pecho en el instante en que atendió, y la agonía al escucharlo  y en susurros pidió al chofer el desvío de rumbo.

Pedro entre el llanto culpable, convulso y sin tapujos escurrió las palabras.

…Matías, se suicidó, al llegar llamé y estaba todo a oscuras, el silencio era de muerte, y de pronto lo vi en la silla, parecía dormido, y sin embargo, había una botella vacía de whisky y  montón de pastillas derramadas, él inconsciente.

…¿Murió?
Cielito, no llores, ¿se murió?

…La emergencia llegó en minutos, pero al parecer hacía horas que lo había hecho, el lavado gástrico no sirvió, está en coma, en Terapia, se muere, Guille, se muere…__la voz se apagó.

… Estoy en el remis, ¿dónde estás?

Espérame.

… No, no vengas, es nuestra culpa, te dije que estaba desequilibrado.

… Iré, ¿adónde?

CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS, CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES COINCIDENCIA.

Lenguaje adulto.