ENIGMA. CAPÍTULO UNO. PARTE DOS.. PEDRO Y CLAUDIA.

 

ENIGMA. CAPÍTULO PRIMERO. SEGUNDA PARTE.

PEDRO Y  CLAUDIA.

NUEVA YORK,  12 de diciembre de 2000.

Pedro Daniel Beggio, nacido en Santiago de Chile, el 21 de junio de 1980.

Claudia Beggio, nacida en New York, el 20 de julio de 1997.

“Dicen que las experiencias traumáticas marcan el inicio de la toma de conciencia, del uso de razón.

Mi hermano, pensó que no supe lo que sucedió en este día, pero desde él comenzó mi vida. Todo lo bueno que me contó que sucedió antes de la muerte de mi padre, mi mente lo bloqueó como protección de lo que tendría que vivir después.

.. Pedro era mi sol, mi compañero, mi hermano, mi refugio y mi hogar, aunque era demasiado pequeña para decírselo.

Estuvo todo el tiempo a mi lado siempre, eso lo presiento, tengo recuerdos aislados de su presencia  constante, de que me vestía, me bañaba, me hacía dormir cantándome y de que jugábamos en la playa juntos. Hasta aquel día, en que  todos llegaron a nosotros llorando. Lo miré y supe que a mis papás les había pasado lo peor.

Y lloré, pero Pedro no pudo. Él no podía expresar a veces lo que le oprimía el alma, pero yo lo sabía, conocí ese día su sufrimiento en la mirada sin lágrimas.

La nana nos llevó a la casa. Todos corrían para atender a los que llegaban, periodistas, policías y familiares. Nos llevaron a nuestras habitaciones y mi hermano me abrazó muy fuerte, acunándome en su dolor, protegiéndome como siempre, y así  me quedé dormida.

Desde entonces lo recuerdo todo. La casa perdió la luz, las cortinas permanecieron corridas, las ventanas cerradas, mis tíos y otra gente lloraba, mi hermano solamente me cuidó a mí, me daba de comer, me bañaba y  dormía a mi lado como mi ángel guardián, como si nada hubiese sucedido.

Y los días transcurrieron, a veces me dejó con mi nana, y después supe que fue cuando encontraron a nuestra madre, en coma,  con severas quemaduras y lesiones internas y externas, pero viva.

La música de un órgano de una catedral se elevó hacia el cielo azul de la ciudad el día que mamá regresó, en una clara  y perezosa mañana estival. Afuera los pájaros  trinaron como siempre y los niños jugaban en los parques menos yo.

Aquella mañana no pude cantar ni jugar, apenas podía mantenerme de pie, tomada de la mano de Pedro durante la misa a la que concurrimos con mis tíos. Miré la hilera de flores que llegaban hasta el altar y me sentí rota por dentro como sé que lo estaba mi Pedro.

Todos sabían que mi madre había sido una buena esposa y madre y que mi padre fue el esposo perfecto además de lo que significó en nuestras vidas.

Ella estuvo internada tres meses en Terapia Intensiva, por lo cual Pedro pasó tiempo con ella y el resto a mi lado.

Cuando mamá regresó no la reconocí. Casi no hablaba, lloraba o permanecía encerrada por horas, apenas comía y estaba muy delgada. Con cicatrices de las quemaduras y cirugías.

 Nuestro padre no regresó, no hubo entierros ni velatorios, pero Pedro no volvió a sonreír, tampoco a ir al Instituto ni comenzó la Universidad.

Con el transcurrir del tiempo mis tíos y mis primos  fueron regresando a sus hogares, y volvimos a quedarnos solos, muy solos, con una madre ausente que parecía la sombra de la bella dama alegre y protectora que fue hasta aquel viaje de descanso con mi padre a Miami, del cual regresó… sin él.

Todos pensaron que superaría lo sucedido, y que pronto volvería a casarse, pero ni Pedro ni yo lo creímos ni deseamos, jamás.

En los dos años siguientes mamá fue una sombra que deambuló por casa. Pedro y yo estábamos todo el tiempo juntos hasta que a los cinco años me enviaron a un jardín. Mi hermano me llevaba y me iba a buscar.

Pero yo ya sabía que todo empeoraba cada día. Que empezábamos a tener deudas. Que los sirvientes comenzaron a irse, la casa se fue deteriorando.

Nuestra madre no volvió a trabajar, Pedro a veces cocinaba. Me revisaba la tarea, pero entonces un día me contó que le costaban algunas cosas. Que tenía una enfermedad rara, no lo entendí mucho.

Me dijo que sentía mucho amor por nosotras, pero que no podía expresarlo. Que no podía tener amigos. Que le gustaba estar en silencio, hablar poco, excepto con gente que lo sabía contener y animar. No aceptaba ir a fiestas. Eso pude entender entonces. Nunca le conocí una novia.

__A fines de 2003, en diciembre,…, mis tíos de Chicago vinieron a pasar la Navidad con nosotros, al parecer no nos quedaba dinero para nada más que para lo básico y la casa que tendríamos que vender en breve para mudarnos a algún departamento chico.

Lo hablaron mis tíos con mi mamá. En tres años habíamos gastado los ahorros que dejó nuestro padre, y el de la venta del auto de mi madre que quedó en la casa.

Mis tíos pagaron la fiesta de Nochevieja en un salón.

Fue nuestra primera salida luego del accidente y mi madre comenzaba a sonreír.

En esos tres años muchas de sus cicatrices se habían corregido y desconocíamos las del alma, pero también parecían ir mejorando, ya que pasaba más tiempo con nosotros.

___En aquella fiesta,  uno de mis tíos presentó a su socio en el  Bufete de abogados, un hombre de  mediana edad, alto, morocho, apuesto, y enseguida reparó en mi madre y ella por alguna razón en él.

No tenía casos muy importantes pero sí una gran cartera de clientes y se lo consideraba respetable.

Pero supe que a Pedro no le gustó, ni a mí. Cuando nos presentaron, hubo algo en la mirada de mi hermano al encontrarse con la de ese hombre que me asustó, y esa noche presentí su incapacidad de aceptar lo que más tarde sucedió, presentí que me dejaría.

__Mi madre creo que siempre siguió enamorada de mi padre, pero vio en aquel hombre la protección y tal vez la salida económica que necesitábamos, y comenzó a visitarnos en la casa. Mi tío insistió en que era buena persona, pero rechazaba el aislamiento de Pedro que cada vez que lo veía se ocultaba, encerrándose en su habitación como me contaron que hacía de pequeño, en que se escapaba de las fiestas para esconderse bajo la cama o en los vestidores.

Claramente el hombre no entendió su enfermedad y Pedro no toleró que mi madre decidiera casarse con él en meses.

___Y entonces… una tarde en el salón de juegos Pedro me habló. Nunca lo olvidaré.  La tarde del 15 de marzo de 2004, él tenía 24 años, yo siete, y recién comenzaba el colegio, segundo grado apenas.

… Amorcito, mi princesa, tienes que saber que te amo más que a mi vida, pero que nunca podré vivir con ese hombre que eligió nuestra madre. Ya sabes que yo no soy totalmente sano, y él no puede entender lo que me pasa ni yo puedo explicarlo.

Si me quedara, perjudicaría a nuestra madre, y a ti, y necesito estar con gente que me apoye porque le prometí a nuestro padre estudiar.

… ¿Te marcharás? ¿Te seguiré viendo?

… No por ahora. Pero cuando seas mayor podrás pedirle a mamá que te deje visitarme. A mí me costará mucho porque dependo en varios aspectos de los demás.

… ¿Adónde irás?

… A Chile, nací allí, el primo Marcial vendrá a buscarme y viviré en su casa con los tíos, empezaré allí la Universidad.

… ¿Me llevas contigo?

… No. No puedo mi princesa. No podría cuidarte como deseo y tienes que cuidar a mamá. Pero cuando lo desees podrás llamarme por teléfono o me escribirás. Tal vez los tíos me traigan en vacaciones.

… ¿Qué haré sin ti?

… Estudiar, tendrás amigos, irás a fiestitas, hasta  te pondrás de novia.

Si algún día yo pudiera sanarme, te prometo que vendré a buscarte. Cuida mucho a mamá.

__ Mamá se casó ese mismo mes con quien pensó nos salvaría de todo lo malo  como lo había hecho mi padre, y al mismo tiempo vimos partir a Pedro en marzo de 2004. No intentó retenerlo y me dolió, pero supe que sabía que ese hombre no entendería su enfermedad y que estar con los tíos para él sería lo mejor, pero no sé si en el fondo pude perdonarla alguna vez cuando vi a Pedro con Marcial alejarse saludándome con la mano.

Mi alma y mi cuerpo se estremecieron por el dolor de la pérdida, algo me dijo que tardaría mucho en volverlo a encontrar y que nada sería igual para mí sin él, sin su amor, sin su protección, y Dios solamente supo  que aquel día volví a entrar en otro duelo, que a los siete años se terminó mi infancia que pese a todo, gracias a Pedro, hasta ese día la consideré feliz.

De lo que sucedió después no voy a pensar ni hablar ahora.

Solamente diré que no se me permitió contactarme con Pedro, aunque sé que escribió y llamó por años, hasta un desesperado día del 2015, en que lo llamé luego de que por casualidad tuve un encuentro en la calle con Marcial que me dio su número. Vivíamos en Bs. As, pero yo no pude contarle a Marcial nada de lo sucedido en aquellos años de ausencia de Pedro. Solamente podría contarle a él.

Bs. As. 21 de junio de 2015.

…. Claramente no es un psicópata Guillermo, tampoco lo veo creyéndose Jesús o Napoleón como un psicótico. No emite palabra,  y por ello lo mandaron para acá, de lo contrario estaría en el penal.

… La pregunta es, ¿estaremos frente a un autismo en el adulto o frente a un simulador?

… Es muy difícil de saber. No responde a consignas simples, ni los psicólogos ni yo pudimos hacer  los test elementales de que responda a lo que ve en las láminas o que dibuje, o copie el test. Si se niega o no puede colaborar para efectuar esos tests, nos ata de pies y manos para el diagnóstico.

Y si no logramos demostrar que es inimputable lo mandarán al penal con el cargo de asesinato en primer grado agravado por el vínculo, no saldrá más.

… ¿Y la hermana?

 Dijiste que estaba  con él.

… Hasta lo que sé está internada, la encontraron en posición fetal en ataque de pánico y detenida  con custodia están haciendo exámenes en el hospital de Clínicas.

Al parecer en algún momento de lo ocurrido dice haberse desmayado, y que al recuperar la conciencia ya estaba allí con Pedro pero no recuerda nada.

…¿Cuándo pasó todo esto?

… Ayer, 20 de junio, 19 horas.

… ¿Cómo llegó la policía y emergencias?

… Los vecinos escucharon ruidos raros, gritos sofocados, golpes y llamaron al 911, cuando llegaron, Pedro estaba tirado apoyado en la pared con el cuchillo en la mano y Claudia, su hermana igual en pánico.

Él se dejó llevar a la comisaría, le pintaron los dedos y le dijeron que llamase a su abogado, le leyeron los derechos y no hizo ni dijo nada. Menos pudo hacerse un interrogatorio. Hoy ante ello lo mandaron para acá.

Y la hermana con custodia está en el hospital.

… La casa está cercada, están allí los peritos y la policía científica. Pero de lo que me adelantaron de las pruebas, en el arma solamente hay huellas de Pedro, y en los cuerpos hay de ambos, en el de la madre también del padrastro. No sería loco de pensar que él mató a su esposa, lo cual podría ser un móvil para que Pedro lo asesinara. Lo raro es que  las pruebas en sangre no mostraron alcohol ni drogas en ninguno de los tres.

… ¿Y los celulares, el fijo? ¿Rastrearon llamadas?

… No sé. No hablé con el comisario.

Hay algo más que pude saber, el tipo, el muerto, no era el padre biológico de ellos. La madre sí. Y Pedro entró a esa casa al parecer por primera vez ayer, luego de años de no verlos. Ningún vecino lo conoció antes.

…¿Por dónde recibió la puñalada el padrastro, por delante o por la espalda?

… Por delante, en la garganta. Estaba vivo al llegar emergencias pero paró al instante desangrado y no salió.

Guille, perdón, sos el Director del hospital y  yo molestándote, pero es que el caso se me va de las manos, necesito tu ayuda.

… Está bien, Alberto.

 Estamos frente a un “Enigma”, psíquico por el estado de Pedro y judicial por el asesinato.

… Necesito dos cosas para ya, una: hablar con el comisario que los recibió, perdón tres cosas, la otra es que vayamos a la clínica a ver a la hermana y la principal, necesito verlo a él, a Pedro.

¿Quién es el comisario que lo recibió?

.. José Miller.

… Bien, arréglame una cita con él, y  en un rato iremos al hospital, Ahora me urge verlo, conocer el rostro y la mirada de Pedro Daniel Beggio.

… Vamos, entonces. Está en el pabellón de judiciales.

.. No, si esto es un autismo en el adulto se asustará cuanto más gente vea. Necesito estar un rato con él, a solas.

… Está bien, te esperaré acá entonces.

…Beto,  necesito lograr que lo dejen acá.

… No es peligroso, eso se nota al mirarlo. Pero dependerá de Miller y del fiscal o quizá haya que hablar al juez que tome la causa.

.. Lo haremos entonces, si llegara a ser autista y lo enviaran al penal, moriría.

… Espérame acá. Voy a conocer a Pedro Beggio, hoy… “un enigma.”

CONTINARÁ.