ACCIDENTE. CAPÍTULO VEINTIUNO.

 

ACCIDENTE.

CAPÍTULO VEINTIUNO.

“Tienes que tomar riesgos. Solo entendemos el milagro de la vida cuando permitimos que pase lo inesperado”. Paulo Coelho.
“La esperanza es un estimulante vital muy superior a la suerte”. Nietzsche.
“La medida del amor es amar sin medida”. Lao Tsé.

“MARIO BENEDETTI.

Que llegue quien tenga que

llegar, que se vaya quien se

tenga que ir, que duela lo que

tenga que doler…que

pase lo que tenga que pasar”.

Bs. As., viernes 19 de febrero de 2016.

…Pedrito, amor, estás recién dado de alta, con cicatrices recientes y será tu primera vez. Has sido célibe.

¿Crees que es el momento?

… Sé que me vas a cuidar, necesito saber  lo que es hacer el amor, tengo más de treinta años y he vivido en una burbuja,  siento que te amo, más allá de las dudas sobre mi salud mental que tengan Camila y Rubén, sobre la definición de mi sexualidad. No sé si soy gay, de hecho no me atrae otro hombre ni mujer que no seas tú, te amo a ti.

¿Qué sucede? ¿Dudas?

… No cielito, te cuido, y temo,…, porque nunca te enamoraste antes, yo deseo todo con vos, la vida entera, acariciar tu alma, tu corazón y cada recoveco de tu cuerpo, desde la dulzura de tus delicadas manos, a cada cicatriz, escribir poemas en tu piel desnuda, dejarte canciones en las miradas, y consumir el dolor en el fuego de la pasión.

Quiero darte el mundo entero para compensar tus carencias, y a la vez dejarte mi huella, y que nuestros cuerpos al unirse lancen destellos, que naveguen los mares, que  emanen al cielo, besarte en el rayo verde del crepúsculo, y continuar en la alborada, tatuarte y amarte envueltos por el viento, te amo para siempre, pero con desapego, por ello te hubiera esperado media vida más de la que llevaba o la eternidad.

__Pedro giró los dedos en la palma de Guillermo provocando cosquillas, luego trazó la superficie de los labios con las yemas, descendiendo a la barbilla, y Guillermo suspiró emocionado, acariciándole el pelo, acunándole las mejillas que punzaban en la barbilla con sus fuertes palmas, mientras fue a capturar los labios que lo anhelaban en el llamado de campanadas, invitándolo a separar los labios, a adentrase a explorarlo, mientras las manos hurgaban en los contornos del cuerpo.

Al leve roce ya estaban temblando, el vello erizándose como los pezones erguidos en la misma cumbre bajo la ropa.

… Cualquier molestia que sientas, me avisarás, ¿verdad?

… Sí__Guillermo coló las manos hacia  el pecho, repasando el manto de vello erizado con las palmas, luego rodando apenas los pezones, uno y el otro entre el pulgar y el índice, y mirando el rostro arrebolado, vio que Pedro olvidó de respirar.

…Precioso, sos tan receptivo, te amo tanto. Pensé que sería imposible este momento, y sin embargo estás acá, en mi casa, juntos, y siento el fresco aliento que insaciable bebe mi boca como bestia sedienta, y aplacas mi sed como el oasis que sos en el desierto en que vivía.

Mi alma canta, mi corazón salpica alegría al universo, y ahora la completitud es dueña de mi vida, cuando inconsciente del efecto lanzas la sonrisa con los hoyuelos, me desgajas en jirones, estremeces cada poro, y desatas mi pasión furiosa.

El mar de miel de tus ojos, me perturba, me invita a zambullirme, y vos lo haces sin miedo en los míos que te leen desde la primera vez, en el fuego de la vida. En arrebatos de placer, en la furia de latidos encabritados veo tu alma pura, que es la esencia de la mía.

Hablamos sin palabras, en murmullos sin testigos, la dulzura de tu voz es música preciosa que emerge en notas de tu boca, escurriéndose entre esos labios que llevan al delirio, turgentes, henchidos ahora por mis besos, sos la música que prefiero, la caricia exacta, el aroma que embriaga, la textura de terciopelo, y sin quitarte la ropa te atravieso, adivinando tus montes, tus contornos, delirando con tu desnudez bajo la mía, atrapado , enredado en tu belleza perfumada, embriagado en tu fruto que deseo beber, lava caliente que queme mi boca y todo mi ser, pero antes quiero que salten los botones despuntando el extremo de tus montes en mis dedos,  y quiero apresar de vos todo, empezando por un beso,  descarriado en lujuria de caricias, desenfreno de codicias, bebiendo de tu garganta el néctar divino.

Así te amo, así deseo hacerte el amor.

.. Yo siento deseo de dejarme ir dentro de ti, desde que te pienso te deseo, tu mirada que me lee, los roces de tus labios que surcan mi cuello, el calor de tu aliento me quema por donde pasee, y tus manos diestras despiertan en mi sangre corrientes furiosas que llegan a cada y a todas partes, y deseo que me quemes con tus labios el vientre y más allá, y nunca sentí esto, porque a ti es a quien amo.

Y sé que querré cada noche compartir mis sueños contigo, las caricias de uno y del otro, que te deslices por fuera y por dentro de mi cuerpo, y aprender a hacerlo en el tuyo, aprender a despertar el  deseo en cada recoveco de ti.

__De pronto Pedro elevó la mirada con sombras preocupantes, que alertaron a Guillermo.

…¿Qué sucede? ¿Te dio miedo?

… ¿Fabián?

.. Está lejos, en mi suite, en el primer piso.

… No me refiero a eso, me preocupa que no sabe nada, nunca sentiste la necesidad de contarle y lo entendí, pero ahora es distinto, además estoy viviendo acá, por ahora.

__Guillermo le enmarcó el rostro sonriendo relajado.

… Por ahora no. Hoy, mañana, pasado mañana y siempre vivirás acá o con nosotros, donde decidamos hacerlo.

Sé que me debo la charla con mi hijo, no tengas miedo, lo haré.

Espero que entienda, es un ser racional, lo eduqué en el amor, pero sin embargo si por un tiempo la idea lo disgustara, no quiero que te preocupes. Me ama y te quiere, con el tiempo pase lo que pase ahora, entenderá que “esto…lo nuestro”, es verdadero, sano.

Pedrito, mi amor, hacer el amor en tu caso, duele, las primeras veces va a doler.

…Lo sé, no importa, dicen los libros que estuve viendo de Rubén, que el placer tiene un punto de inflexión en el que se hace doloroso.

… Sí, claro, lo vas a sentir en un rato, desear hasta liberarse duele, pero además, en tu caso te va a doler cuando te haga mío, si duele demasiado me dices, intentaré prepararte, hacerlo con la mayor dedicación, ¿de acuerdo?

…¿Dura mucho?

…¿El dolor?

… Todo___Guillermo lo miró y rió a carcajadas en la ingenuidad.

…No te rías, he visto en animales, pero no lo sé, ni siquiera he visto películas, Guille, era seminarista.

…Lo sé, precioso, disculpa, amorcito, puede durar desde minutos a la eternidad.

No podía dejar de mirarte, la vista se me quedaba prendida en el rostro cuando chocamos, en los primeros días sentí de todo presintiendo este amor, algún día Beto te lo podrá confirmar, lo creía imposible, y ahora, me cuesta darme cuenta de que esto es real, de que no estoy soñando.

… Te soñé al comienzo, y a veces me llamabas, y en otras te ibas, pero es como que me decías que debía decidir, ahora lo entiendo, es como que entonces aún era más imposible que posible, entonces me llamabas y a la vez te ibas.

.. Lo sé, cuando me los contabas, me daba cuenta, pero preferí dejar que lo descubrieras solo.

¿No temes a lo que pidió  Camila de no tomar decisiones, por ahora?

… No. En este caso no.

…Tienes los labios más hermosos y dulces que jamás besé__Guillermo los capturó de súbito, para luego atrapar el lóbulo de la oreja, trazando el contorno haciendo a Pedro emitir un jadeo, mientras las manos ascendían y descendían por los costados, en la caricia de pluma y Pedro no lo apartó, lo dejó hacer,  llevando a Guillermo a experimentar su máximo deseo y satisfacción masculina.

… No sabes cómo temí al primer beso, a que te enojaras, y sin embargo lo aceptaste, te rendiste.

… Me gustó mucho, hubiera continuado allí, en el hospital.

Pedro lanzó un suspiro mientras se acomodaron en la cama y Guillermo con dulzura y cuidado lo cobijó sobre la sábana.

…¿Por qué estaba  el somier Kind side preparado?

… Porque en algún lugar de mi ser, intuí que no me echarías a la habitación de al lado.

__Guillermo se quedó de pie, quitándose el saco, y comenzando a desabotonar la camisa, y el poder masculino que emanaba desconcertó a Pedro, que como ya lo había percibido vio el torso y los hombros fuertes, el torso y los músculos de los brazos desarrollados, en el abdomen había un montículo que lo hizo sonreír, y a la luz de la lámpara, la piel quedó bañada de tintes dorados y la superficie  brillaba.

Detalladamente supo que el vello en el pecho era escaso, pero los músculos y los huesos le daban el poderío de un dios, y le parecía espléndido a la vista, sintiendo pinchazos, hasta un ramalazo de placer, ansiedad y nerviosismo cuando se unió a él en la cama.

Guillermo comenzó a mirarlo de otra forma, con la mirada turbia, los ojos brillando extrañamente, al tiempo que los dedos arremolinaron el pelo, enterrándose en el cuero cabelludo, y el masaje allí disparó escalofríos en la espalda de Pedro, cosquilleos ardientes, estremecimientos ante los cuales cerró los ojos.

…¿Qué debo hacer yo?

… Nada, ahora deja que haga todo yo, solo sabrás cómo acomodarte y moverte luego. ¿Recuerdas cada abrasador segundo del primer beso en el hospital?---entre jadeos ruidosos.

… No he dejado de sentir todo ni un instante.

___Sintió que la sangre corría a raudales al rostro cuando los dedos de Guillermo fueron desabotonando la camisa y comenzó a dejar los hombros al descubierto, deslizando las manos por ellos, delineando las clavículas para descender a los pezones al tiempo que le susurraba palabra de amor.

.. Tampoco yo__Sintiendo el pezón cual mezcla inflamable hirviendo contra su palma.

…¿Es siempre así?

… No lo sé, supongo que no, para mí es la primera vez con vos, por amor, también es la primera vez___. Las manos de Pedro tantearon la columna de Guillermo y las palmas los músculos que la bordeaban en caricias que provocaron gemidos de asombro, y a pesar de la inocencia, la respiración de Guillermo se aceleró.

Pedro gimió al sentir las palmas masajeando los pezones, y ansioso siguió investigando la espalda.

Guillermo se inclinó si más, los labios tenían una textura dura, ardiente cuando atraparon el pezón, que lo esperaba ya inhiesto, y Pedro dejó escapar un gritillo al sentir la primera succión, el leve mordisco sobre la sensible zona, mientras la lengua continuaba acariciando, calmando, hasta que no puedo contener la ansiedad y abrió las piernas para sentirlo en la entrepierna.

Los labios, la lengua y las manos pasearon el cuerpo de Pedro sin reparos, sin dejar recodos sin conquistar, mientras Pedro ansioso enterró él ahora los dedos en el pelo empujándolo a descender.

Sin embargo Guillermo le tomó las manos, lamiendo la delicada piel del pulso en las muñecas, y al sentirlo alocado se excitó más aún, y ascendió a la cara interna de los codos, a las depresiones entre las costillas,  mientras las manos desabrocharon el cinto, el botón, la cremallera, descendiendo el pantalón con todo lo demás, y las manos y los labios de Guillermo, no dejaron rincón de su hombre sin saborear a contento y placer, explorándolo y calmándolo, mientras Pedro confiando le permitió todo, estremeciéndose ante la húmeda calidez de su boca recorriendo su mapa por entero, y sin embargo, cuando la lengua se hundió a dibujar el ombligo,  dio un respingo coincidente con el corazón que saltó.

El rostro estaba ruborizado, y Guillermo alzó la vista interrogando con voz ronca y profunda.

...¿Es demasiado? ¿Estás bien?

¿Quieres que me detenga acá? A veces olvido que es la primera vez, déjame abrazarte, te da miedo, lo sé.

__Un estremecimiento recorrió el cuerpo de Guillermo, y paseó con dulzura los labios por la frente, nada tenía aquel cuidado que ver con sus múltiples aventuras, Pedro era el ser que deseaba en su vida para siempre, le besó los párpados y la lengua se aventuró a explorar la boca en cada resquicio y recoveco con pulso, mientras las manos surcaron ahora la espalda, y Pedro con dedos trémulos le acarició la cabeza, Guillermo estiró los labios en mordiscos suaves, pero,…. los rojos anhelantes de Pedro se frotaron de nuevo despojándolo de toda razón, y hendió con avidez la lengua, retorciéndose ante la dolorosa palpitación entre las piernas devolviendo el beso con gentileza, tensándose de cabeza a pies y Pedro estaba hechizado ante la intensidad de la mirada.

…Pedro, cuando hago una promesa la cumplo, este hacer el amor es un pacto de fidelidad que jamás antes pronuncié, esperaba que abrieras tus brazos por decisión y deseo.

___A Pedro se le cortó  la respiración al verlo

 incorporarse para sacarse pantalones y bóxers,  y ver el cuerpo desnudo en excitación absoluta ante la luz de la lámpara y de la luna que curiosa espiaba por la ventana, se le secó la garganta de súbito, y dejó absolutamente de respirar cuando de nuevo sintió la humedad de la lengua en el pezón, lo recorrió con suaves toques de dientes y de lengua, repasó el cuello y la garganta, la tensión de los surcos de músculos marcados en el vientre, mientras Pedro exploraba con igual curiosidad, el hueco de las axilas, los hombros, la espalda, la línea de costillas, los costados.

Las palmas de Guillermo se aventuraron a la cara interna de las rodillas en caricias circulares y los dedos a repasar las líneas entre los muslos, fascinado por el poderoso monumento central y sus escoltas.

..No temas, te cuidaré, estás seguro, ríndete, ábrete para mí.

Los labios regresaron al beso, Guillermo los abrió, las lenguas volvieron a aventurarse, en tal íntima seducción que las reservas de los dos estallaron por los aires.

Las puntas de los dedos de Guillermo regresaron al vientre y se sumergieron siguiendo la línea del vello a amoldar las masas laterales, a abarcarlas en caricias húmedas con los dedos en círculos frotando el deseo que crecía amenazando con estallar, avanzaba y retrocedía satisfecho de lo que veía en el rostro de Pedro. Más sabiendo que sería su único hombre y dueño, el único en verlo así, y Pedro gruñó de placer remontando las manos en la espalda, cuando Guillermo acrecentó el paseo en su virilidad.

Las tímidas e ingenuas caricias desesperaron a Guillermo como jamás imaginó, y desesperó de deseo de adentrase en él, susurrándole que se tranquilizara ante el dolor inicial.

La boca se movió con destreza, el pezón se apretujaba contra el pecho, las gargantas vibraban al compás de gemidos y gruñidos que expresaban el placer

que comenzaba a doblegarlos y Pedro jadeó con fuerza en cuento Guillermo hizo el mismo recorrido desde los dedos de los pies a las nalgas, adorándolas,

modelándolas, mordisqueándolas al tiempo que buscaba su puerta de acceso, y sintió que lanzaba un brazo a la mesa de noche, dejándolo huérfano mientras lo vio tapizarse el miembro y las manos en una especie de crema que con dulzura extendió por las nalgas hasta ir adentrándose en el acceso estrecho, lo cual lo hizo ondularse hacia él, que lo calmó con suaves golpecitos y susurros, hasta que suavemente deslizó un dedo lubricado en su interior, y atrapó el grito en el beso, al tiempo que lo movió descubriendo su habitáculo de un modo ligero, delicado, buscando calor, textura, amplitud y Pedro jadeó al sentir que su cuerpo, sus entrañas de derretían en la  lava candente, mientras la pasión moteó su pálida piel y el rubor le ganó por entero.

Guillermo entraba y sacaba apenas un dedo en la húmeda y cálida abertura, y apoyándose de costado en un codo repasaba, siguiendo  el rostro con la mirada brillante por la pasión y un destello divertido y ansioso a la vez.

.. No voy a hacerte daño, déjame hacerte sentir el placer.

___Le musitó palabras tiernas, mientras los labios continuaron dejando regueros de besos y caricias, que sin que lo percibiera viajaban de regreso a su virilidad, que de súbito abarcó en su boca, dejando a Pedro atónito, al sentir los movimientos circulares de la lengua agigantándolo, aprendiendo lo que antes dijeran del deseo doloroso al sentirse gigante a la succión entre dientes enfundados a medida que le aferró por las caderas y Pedro le empujó la cabeza ya incapaz de apartarse al sentirlo por cada recoveco y la imagen de la cabeza morena entre sus muslos fue un último asalto a los sentidos ya saturados, y ya no podía negarle nada, aunque la habitación se tornó borrosa, deseó rendirse como ofrenda a esa boca ansiosa que le ofrecía a su excitado cuerpo, el primer placer indescriptible de su vida.

Lo succionó sin piedad, lo abarcó más allá, hasta que adelantó las caderas temblando en el abismo  en el que ya no se sostenía, mientras caía y la pasión abrasaba su cuerpo torturado por su primer éxtasis.

Tras el último lametón a su fruto, Guillermo ascendió, por los senderos marcados a fuego lento hasta llegar al beso y darle a probar de su fruto salado, de su propia simiente, al tiempo que la cabeza de su deseo asomó en el acceso lubricado latiendo gigante y Pedro olvidó de respirar y en una sonrisa trémula quiso contemplar el mágico instante en que su amor se sumergiera en su interior, hundiéndose en las mareas cálidas en que sus entrañas se habían convertido por y para él.

La presión aumentó y sintió la primera punzada de dolor, Guillermo lo calmó susurrando su amor, pero a Pedro no le importó, y Guillermo se deslizó dentro de su cuerpo deteniéndose al comienzo sintiendo la reacción al sentir la tensión de la carne inocente abrazándolo, con las manos inició un lento recorrido por todas partes al tiempo que fue profundizando primero con lentitud, y Pedro se iba adaptando de a poco a la intrusión, Guillermo penetró más antes de volver a detenerse, sopesando cada paso, profundizando paso a paso, persuadiendo al  cuerpo  de Pedro a aceptar su gigante deseo.

El dolor estaba, a cada envite de caderas aparecía, pero Pedro necesitó acompasarse a los movimientos y así lo hizo jadeando más allá de todo.

El cuerpo de Guillermo se tensó, las mandíbulas a la par, hasta que al fin se hundió en Pedro, y se retiró para enterrarse

más allá, Pero cuando le dijo que podía ir más allá pensó que sería imposible de soportar, y sin embargo el placer a la par era tal que supo que lo dejaría atravesarlo, y Guillermo continuó el avance al tiempo que intentaba mitigar el dolor con la boca, las manos, las palabras, y en el largo sonoro suspiro de Pedro al fin sintió que se amoldaba a él, que el dolor era ya una vaga molestia, y que su carne virginal al fin se abría a la posesión entera de su hombre.

Una vez que estuvo enterrado en Pedro su cuerpo duro como piedra se estremeció y con infinita paciencia en miradas de anhelo y de asombro, de amor y gratitud Pedro le introdujo la lengua buscando el beso, empujándolo desde atrás decidido, arañándolo desesperado,  animándolo a moverse hasta lo más profundo de su ser.

Guillermo entendió, y en un gemido hambriento comenzó a moverse dentro en el rítmico vaivén de amantes acompasados de siglos, ya empapados por un sudor cálido y resbaladizo, y la tensión interna se hizo insoportable, como lo era la cresta de la ola en la que intentaban aferrarse de la caída mortal, Guillermo embistió agónicamente otra vez, con los cuerpos estallando de placer en convulsiones y estremecimientos, al tiempo que los dos sollozaban y la gloria final del éxtasis al fin los cegó, en la agonía de la muerte momentánea.

…Nunca más dejarás mi cama.

… Nunca más, ya no dudo que al fin soy tuyo, que no necesito psicólogo, para saber que eres mi Amor.

CONTINUARÁ.

Hechos y personajes son ficticios, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

La tira contiene lenguaje adulto y escenas explícitas.