ENIGMA. CAPÍTULO CATORCE. MÁS VERDAD Y AMOR.

 

ENIGMA.

CAPÍTULO CATORCE.

Bs. As., martes 23 de junio de 1015.

Comisaría número 34.

___ Gabriela se paró asqueada, llorando sin tapujos, Claudia cerró  los ojos embargada por el vacío de una vida que había terminado a los siete años, al perder a Pedro, y Alberto se acercó a Gaby,  aferrándole la mano para regresarla al lugar, y le susurró:

.. Hermosa, ven, Claudia solamente confía en vos. Necesitamos que pueda llegar hasta el final, y éste no lo es.

… Siento tanto dolor, Alberto, tanta bronca, asco. Lo vi en la siniestra mirada de Mendoza al citarlo, en su asquerosa sonrisa mentirosa.

Él marcó a Claudia para siempre, antes que su padrastro, ¿entiendes? ¿Cómo se vuelve de eso? Tenía menos de quince años, la pudieron matar entre cuatro.

.. ¿ Cómo crees que me siento al presentir que quizá allí había un médico, que luego de esas atrocidades, les tapaba las heridas para que no los descubriesen, no sé para qué estudié seis años Medicina y cuatro para especializarme, Gaby, pero no somos así, y ella, Pedro, …, nos necesitan.

Miller y Velazquez tienen que saber de esto, buscar en la casa las cosas que dice Claudia.

… Es verdad, no han encontrado los documentos, esa carta de Diana, quizá haya algo que nos sirva de prueba en esa caja de seguridad, mañana mismo tienen que arrasar, voltear las paredes si es necesario. Quizá haya droga o algo más en algún rincón. Todo lo que sirva para mostrar quién era el tipo y los amigotes los ayudará.

… Vamos con ella, tiene que continuar, quizá así en la mañana pueda hablar con Marcos y confesar al fin.

__

… ¿Qué sucedió cuando viste esa atrocidad, Claudia?

__Alberto le habló suave, mientras Gabriela solamente usaba sus fuerzas para evitar dejar caer las lágrimas en una lucha despiadada.

…. ¿No llegó a tiempo Pedro, verdad?

… No. Ya no pude ni recordar que lo había llamado creo.__ Con la mirada perdida en imágenes que no estaban allí.

Me abalancé sobre él, pensando que quizá mi mamá estuviese viva todavía, lo arranqué de su interior, lo arrastré para que la soltara, y...

… ¿Qué?

… Todavía no había acabado, tenía esa enorme erección de siempre, mi miró con la oscuridad maldita de tantas veces, con la misma inmunda excitación  con la que me venía torturando, y olvidó en ella a mi madre, me di cuenta que venía por mí.

Yo lo excitaba más que ella, siempre me quería a pesar de haberla poseído a ella antes. Y me atrapó, forcejeamos, le pegué, me apartó las nalgas, por todos lados sentí su furioso deseo, y me arrancó el camisón, le rasgó dejándome desnuda como cada vez….

… Por eso las lesiones en los brazos, los hematomas en las nalgas, y el camisón en el piso.

… Juro que estando mi mamá muerta, no teniendo nada más allí, quise escapar, quise  arrancarme del cuerpo y de la cabeza esas asquerosas manos, esa inmunda mirada, esa maldita presencia, quise entonces sí huir, pero no me dejó, me aferró los muslos, los apretó con toda la fuerza de la excitación que no había liberado, me los separó como una bestia que era, y no pude sacármelo de encima, no pude evitarlo…

…¿Y allí te violó?

.. Como un animal, gruñía, gritaba, y embestía como una bestia, cada vez más hondo, me lastimó, vi que comencé a sangrar, siguió, fue por más, y… me echó sobre el cuerpo frío de mi mamá, y allí arremetió más profundo, salvaje, feroz,  sentía cada vez como si me atravesasen con una espada, en carne viva, escaldada, quemada, y no supe cómo….

___ Gabriela miró con mil emociones embebiendo en los ojos la claridad de Alberto, y luego a Claudia que se le antojó anestesiada, ahora, como relatando su dolor despegada de la escena, del cuerpo ultrajado, como viéndola desde arriba en otra persona para evitar sentir nuevamente el horror y la vergüenza, y al fin le susurró:

… ¿No supiste qué, Claudia?

… Pude tomar un adorno, algo pesado, desmayarlo pegándole, pero no sé cómo sucedió, de repente alargué la mano, y el único alivio que encontré, fue el frío del metal del cuchillo en la mesa de noche, y sin saber lo tomé, para asustarlo, para que terminara, para que me soltara, o para que me matara, pero que aquello terminara, pero…. en lugar de ello cuando lo vio, me aferró la muñeca y se excitó más aun, embistió con mayor ferocidad, en lo que me pareció un tiempo eterno, una agonía de siglos, y juro que quería morirme, allí sobre mi mamá, que me arrebatara el cuchillo y me rematara ahí, y no verlo ni sentir nada más.

___ El silencio invadió el entorno, solamente interrumpido por los chirridos de puertas de celdas y algunas voces afuera, por las respiraciones entrecortadas, por sollozos de Gaby, y Claudia, con la mirada y el corazón en otro lugar, continuó…

… Estaba tan concentrado en mí, en embestir mil veces más, que no me quitó el cuchillo, ni siquiera sé si vio cuando me soltó la mano,…, lo tenía encima a milímetros... y no supe, no quise, pero lo hice.

Se lo enterré en la garganta, en el cuello con toda la fuerza de mi dolor, y de pronto la sangre saltó a mi cara, resbaló por mi cuerpo, y el degenerado agonizando, con los ojos muy abiertos seguía penetrando, hasta que al fin se desplomó en el piso al tiempo que se derramó, y entonces entró Pedro y me desmayé detrás, en la imagen del cerdo sangrando pero mirándome, porque seguía con vida.

 Cuando desperté, seguía allí,… pero yo... estaba en brazos de Pedro, que me había cubierto con una manta y me acariciaba la cabeza, como cuando era chiquita en Nueva York.

Él le arrancó el cuchillo del cuello, limpió mis huellas, dejándolo en su mano hasta que ustedes llegaron.

No alcancé a contarle nada de nuestra historia. Guardé el secreto hasta con él, como hubiese querido mi mamá. Pensó que fue la primera vez. Que el tipo en un arrebato mató a Diana y me violó.

Extrañamente ese día mi padrastro vino solo, aunque por momentos, temo que no. Y que los otros se quedaran afuera porque  llegaron a ver a Pedro, y me muero de miedo por él.

…¿Hablaron con Pedro antes que llegáramos?

… Estaba en shock también. Al principio me acunaba, balbuceaba que lo supo siempre, al verlo la primera  vez, y me pedía perdón. Supongo que por habernos dejado con él en Nueva York, pero hizo lo que pudo, lo que lo salvó, y yo le arruiné la vida, para nada. Yo debí morir allí con mi mamá, él hubiese guardado los recuerdos nuestros de los  años buenos o no tanto luego de la muerte de mi papá, pero no del horror que le hice contemplar. Una instantánea de años de cautiverio.

Gabriela, Alberto,.. si yo no llegara a volver a ver a Pedro…, ___el dolor era tan profundo que lo abarcaba todo, lo oscurecía todo y ya ni hicieron esfuerzo alguno por contener las lágrimas, para Claudia ni siquiera eran las primeras que derramaba por Pedro, pero quiso que fuesen las últimas____; por favor díganle que lo siento mucho, que le pido perdón, que siempre lo amé, que nunca debí llamarlo, por favor.

.. Claudia, cariño, vos misma se lo dirás.

… Si no pudiera, prométemelo,… que alguno de los dos se lo dirá por mí.

… Yo lo veré hoy mismo creo. Te prometo que se lo diré.

… Gracias, Alberto. ¿Está mejor él? ¿Habló?

… Conmigo no. No.

… Y no lo hará. Cuando  estábamos allí, esperando lo que vino después, me dijo que yo tenía que salir limpia de eso, que tenía que comenzar a vivir, liberarme del horror, olvidar y continuar.

Me pidió que no confesara, me lo hizo jurar,…que me resguardaría a mí misma y a mi mamá. Que con el arma con sus huellas  permaneciendo los dos en silencio, le imputarían la muerte del tipo a él, y que tendría atenuantes por su condición.

 Me hizo jurar que no diría la verdad, por la deuda que cree tener para con nosotras, y por eso me callo, porque se lo juré.

Alberto, ¿en verdad su condición lo puede salvar de ir preso?

… No lo sé, Claudia. Sinceramente no he visto los estudios que le hicieron, tampoco la pericia, a mí no me habló, y todo dependerá de las pruebas, de lo que tome o no tome el juez, de lo interesado que se encuentre el fiscal de oficio en perjudicarlo, del Juez que les toque.

Yo creo, que lo mejor para los dos es que digan toda la verdad, que así sí, quizá les imputen, homicidio involuntario o defensa propia a vos, encubrimiento a él, más los atenuantes, para mí sería lo mejor, pero el abogado vendrá recién mañana.

… Yo pienso como Alberto, Claudia, al menos confiesa a Marcos la verdad, para que pueda armar la mejor estrategia de defensa. Con la muerte de tus padres, lamentablemente no terminó todo, porque Mendoza y los demás están vivos, y libres.

… Gaby, tienes que ir por ellos, con los datos que les di, sé que no es mucho, solamente conozco dos nombres y los tipos de negociados, pero creo que pueden llegar a ellos.

… Lo intentaremos, te lo juro. En la mañana hablaré con la gente apropiada y voy a visitar muy seguido a ese hijo de puta, me convertiré en su sombra con tal de verlo en prisión.

Y tenemos que ganar tiempo acosándolo, porque estoy segura que intentará que los imputen en el juicio, hará lo imposible para ello, ya lo demostró presentándose acá.

.. Es un hijo de mil putas, él se llevó el dinero de la hipoteca de la casa que  compró mi mamá, él se quedó con mi vida, antes que el otro, él lo llevó a mi padrastro a matar a mi mamá. Y sigue vivo, libre, con un estudio de abogado de pantalla, con matrícula.

… Claudia, se encontró otro cuchillo, pero con huellas de Diana, en el piso, sin sangre.

.. Seguramente intentó defenderse antes que yo entrara y no lo logró.

… Pero había un plato de comida en la mesa de noche.

.. Pero llevé cubiertos para las dos. Como no comía, me dijo que la ayudara, y pensé que si yo  probaba algo lo haría, deben haber encontrado dos tenedores y sí, habían dos cuchillos.

..¿Qué más hablaste con Pedro?

… Poco, enseguida llegaron ustedes,  me pedía perdón por habernos dejado y por no haber entrado antes.

.. ¿Cómo?

.. Al parecer estaba afuera. No imaginó encontrarnos en ese lugar, y por su condición dudó, temió, estuvo media hora en el auto frente a la casa, quizá hubiese llegado a tiempo, o no, no lo sé.

… De que no mataras a ese hombre quizá, de evitar la muerte de tu mamá no, por la hora de muerte no. Y eso tienes que decírselo Alberto, porque lo debe estar atormentando.

Claudia, ¿te das cuenta que la única que vio el asesinato de tu mamá fuiste vos?

… ¿Qué quieres decir?

… Que tienes que declarar, que Pedro lo supone o lo sabe de vos pero no fue testigo directo, que no se defenderá si este hijo de puta de Mendoza  intentara inculparlo.

… ¿Qué? Pedro ama a Diana, ¿cómo alguien podría pensar que él mataría a su madre?

… Lamentablemente, si alguien cree que pudo matar a ese hombre, y quizá justamente porque muchos desconocen la diferencia entre autismo y retraso mental o locura, le podría jugar en contra su condición. Claudia, piénsalo.

Temprano vendrá  Marcos, es abogado de la empresa de tus tíos, puedes confiar al menos en él, luego los llevarán al juzgado que salga sorteado, quizá encuentren ya a un fiscal nombrado de oficio, y de allí…

..¿Qué?

.. Según declaren o no y lo que digan, podrían ir los dos al penal,  les dictarán prisión preventiva hasta el juicio, para uno de los dos podría ser excarcelable si dijeran la verdad, piénsalo Claudia. No tiene sentido que terminen los dos en el penal. El juicio puede demorar nada o años si quieren,  y Pedro podría pasar ese tiempo preso, en su condición la cárcel es como la muerte, Claudia. Perdón que sea tan directo, pero lo tienes que saber.

… Alberto tiene razón linda, tu mamá, aunque pensara que el apellido Beggio se resguardaba con el silencio y todo eso que pueda decir en ese diario, si supiera que la verdad ya no estando ni ella ni tu verdadero papá, a Pedro lo deja fuera de esto, y a vos te lleva pocos años a prisión, o ni siquiera, estoy segura que  apoyaría que confesaras todo. Y un juramento hecho a Pedro en ese momento, en ese estado no puede llevarlo a prisión.

¿Cómo soportarías que condenasen a tu hermano, además de todo el resto? ¿Podrías seguir adelante como él cree?

… No. Yo no puedo seguir de ninguna manera, pero tampoco puedo traicionarlo, no entienden.

… Piénsalo, Claudia, mañana es un día decisivo. Ya no pueden retenerlos acá por mucho más, a vos y a Pedro en el psiquiátrico. Los pedirán desde el juzgado, y de lo que digan saldrá la decisión.

… Te acompañaré hasta la celda, tienes que cenar y con lo que Alberto te dio, seguramente podrás dormir esta noche. En la mañana quizá veas lo que hablamos con más claridad.

.. Si tan  sólo pudiera hablar con mi hermano ahora, saber  si sigue pensando igual, si desea que diga la verdad, pero no lo sé.

Gracias a los dos, igual me siento más aliviada.

___ Gabriela acompañó a Claudia a su celda y pidió a la celadora que llamara a cocina por la cena, las demás  ya dormían.

Estaba acostumbrada al ruido de abrir y cerrar las celdas, al lugar donde no existía el silencio ni de día ni de noche, al sonido repetitivo a encierro que se clavaba en el cerebro, y al viciado olor de la deshumanización, y  en cierto modo, desde otro lugar Alberto también.

… ¿Crees que dormirá?

… Sí, de alguna manera se debe sentir mejor. Además la mediqué.

… ¿No te enojas si cambiamos la cena fuera por una pizza en mi casa?

Es tarde, y tengo que ver si mi mamá está bien. Tiene Alzheimer, y a veces se escapa de la realidad.

… Claro, es más, tengo que pasar por el hospital, quizá  ver a Pedro.

Si me das la dirección, en una hora estaré allí.

… Dale, de paso me darás tiempo a  ducharme y cambiarme.

… Gaby, entre nosotros, ¿la grabaste?

___ Gabriela asintió con la cabeza, luego en un hilo de voz susurró:

… No tengo otra manera de convencer a Miller y a Diego, Alberto. Soy mujer, y si fuera por ellos, siento que con tal de trasladarlos y quitar el problema de acá, no harían nada más.

… Está bien. Aunque no sirva como prueba, la piba nos dijo la verdad, y sirve, como sea a  alguien le puede servir.

.. Toma, mi dirección.

… Voy al hospital, me ducho y voy a comer la pizza.

Bs. As., martes 23 de junio de 2015.

Hospital Borda.

“Pedro, no sé qué hacer para  que no te hagan daño, sos desafiante hasta para hacer el amor.  Habías logrado una vida y no puedo permitir que te la roben y te encierres en un mundo interior lleno de sombras y de dolor, donde no sé si me dejarías entrar.”

A Guillermo lo acicateó la necesidad de borrar la confusión y el dolor de los enormes ojos marrones, tanto como el deseo que le despertaba en la mirada. Deseo, pasión, amor. A mansalva. Todo aún no saciado. Su boca, su mirada, sus hoyuelos, sus manos, sus piernas fuertes torneadas por el ejercicio. Con solamente recordarlo  o mirarlo volvía la excitación como jamás imaginó. Y esos dulces gritos de placer.

Tragó saliva, parpadeó observándolo acurrucado entre sus brazos, pensando que ojalá fuese solamente deseo, embrujo, la magia de un enamoramiento, pero supo desde verlo que lo que sentía era mucho más, mucho mayor de lo que quería contemplar y asumir.

Como había dicho Mirna, se trataba de Amor, de un amor tan poderoso que aunque le fuese la vida en ello, él se encargaría de que Pedro recuperase su vida. Nadie se interpondría en su camino, ni su lealtad, ni siquiera su propio deseo se insistía en inculparse.

Lo vio esbozar una sonrisa y se estremeció, deseando  acariciarlo, volver a estar en él, le gustaba contemplarlo pero ahora necesitaba más, y se le antojó que parecía un muchacho inexperto, pero así de desesperado había nacido ese Amor allí. Como la situación que los rodeaba.

Y deseaba recorrer ese mapa de nuevo, explorar el cuerpo que había sido suyo una sola vez… por la eternidad y entregarse otras tantas veces como la última y mucho más.

Observarlo lo llevaba a la lujuria, a pensar en sábanas revueltas, en nudos de extremidades, en cuerpos amontonados, y... sus labios... Se le nubló la vista al imaginar esos labios alrededor de...

.. ¿Mi amor? ¿No dormiste nada?

… Me despertaste por roncar; ___ Guillermo le sonrió con dulzura revolviéndole el pelo.

… Mentira, yo no ronco.

.. Sí que lo haces y fuerte. ¿Qué pasa? ¿Nunca antes ni esa Camila que te persigue ni nadie tuvo el valor de decírtelo?
.. Ni Camila… ni nadie ha estado en mi cama mientras dormía excepto tú.

… ¿Nunca?

… ¿No lo crees?

__ El corazón de Guillermo volcó, y sintió algo acerado y frío, un miedo inexplicable de haberlo poseído solamente él, de que fuese suyo y de nadie más,…, pero desterró la sensación.

… Me asusta un poco ser tu único hombre, el primero que tomó esos labios, pero al mismo tiempo me siento  embargado de orgullo por ello. Y nunca he sentido las caricias de nadie como las tuyas, jamás me ha torturado abandonar el lecho como ahora que estás en él.

Te he visto y te he permitido verme dormir, me desperté para contemplar la serenidad de tu  pecho ascendiendo y bajando, para saborear tus labios carnosos, para deleitarme en tu barbilla, en los rasgos de tu rostro, suavizados por el sueño, para sentirte entre mis brazos, __Pedro se aferró más recorriéndolo con los ojazos muy abiertos y la mirada tierna, y se le desbocó el corazón.

… Guille, es imposible esto. No soy un hombre completo, ni siquiera para satisfacer tus deseos de forma temporal ahora. Mereces a alguien mejor, a alguien que no tenga este pasado ni el futuro incierto que me espera tras esa puerta.___ La sonrisa había desaparecido y Guillermo sintió un nudo, un pesado hierro comprimiéndole el pecho, un ladrillo y un silencio absurdo en la estancia. Cerró los ojos y los puños aspirando el aroma, y dejó que lo rodeara por completo, como una cascada que se deslizara por las piedras hasta la playa.

… Las imágenes de esa casa no desaparecen nunca de la mente de un ser humano mi amor, lo que sentí jamás abandonará mi alma, ni la de Claudia. Nos marcaron a fuego, nos tatuaron el dolor allí.

… No digas eso nunca más. Lo sé, pero si te liberas del peso del silencio, puedes regresar del dolor. No naciste para quedarte allí. Naciste para tener más. No puedes desear vivir para siempre de esa manera, encerrado entre barrotes o dentro de ti, no ahora. ¿Por que te quieres negar volver a la vida?

___ Guillermo era incapaz de apartar la mirada de Pedro que dejaba vagar la mente a otro lugar, Guillermo sintió que pasaría la vida contemplándolo, dormir, reír, llorar.

Un extraño calor lo asaltó...insistente, desconocido, profundo, no nacido del deseo, mientras el corazón se aceleró, y supo que era pánico, miedo, adrenalina circulando por terror a  la pérdida, y lo estrechó como para incrustarlo dentro de sí.

… Precioso, no deseo presionarte, pero sé que no me has contado toda la verdad de lo que sucedió. Te he pedido que aunque sea no te culpes, ni siquiera ante Marcos que te conoce, pero ahora eres mío y yo soy tu hombre, y me gustaría que pudieras confiar en mí, decirme todo al fin, te hará bien. Al igual que conocer toda la verdad de lo que sucedió en estos años de ausencia con Diana y con tu hermana.

… Ahora no. Hoy no. Hoy me enamoré, hoy supe que soy gay, hoy  te hice mío. Acá y a tu lado conocí un universo de sensaciones y de emociones nunca imaginadas.

¿Por qué mierda esto no sucedió antes? ¿Por qué no nos encontramos cuando era un muchacho alegre en Nueva York si tú también anduviste los mismos lugares?

… No tengo esas respuestas. Peor hubiese sido no conocernos en ningún lugar, amorcito. Me conformo con esto.

___ Pedro acarició con la mirada los ojos negros, susurrando:

.. ¿Y si mañana vinieran a buscarme? ¿Si  el juez te ordenara mi traslado?

… No te entregaría, no lo haré. Si quieren una declaración indagatoria, si prometes no declarar lo que no hiciste, iré contigo, y te traeré de nuevo acá. Si el silencio que pactaron con Claudia continúa y los llevaran a los dos a juicio, te prometo que lo esperarás acá, a mi lado.

… Guillermo…

… ¿Qué?

… ¿Alguna vez vamos a poder estar juntos nosotros, fuera de acá, de prisión, podremos tener una casa, un hogar?

… Sí mi amor. No puede no pasar.

.. ¿Lo prometes?

… Lo prometo.

Amorcito, tengo que hablar con Alberto, tengo que salir un rato, luego regresaré a cenar, y me quedaré a tu lado. ¿Sí?

___ A Pedro le dio un vuelco el corazón.___

….Me gustaría decir que nada me importa ahora, que podemos esta noche empezar a planear un futuro juntos, pero no puedo mi amor, no puedo volver a abandonar a Claudia, ni a mi mamá. ¿Lo entiendes?

___A Guillermo se le secó la garganta, pensó en Mirna, en cierto modo intentó entenderlo. Pero también pensó en Miguel, en cómo decirle a Pedro que su medio hermano era socio o algo similar de su padrastro y un escalofrío lo dominó por dentro, el corazón de algún modo chocó con el estómago y sintió náuseas, al tiempo que se aceleró.

Pero entonces las miradas se encontraron y sin remedio se quedaron sin respiración, y ambos supieron que no había retorno posible de ese Amor.

___Pedro lo amaba, lo deseaba a él, a ese anhelo inexplicable que le provocaba mirarlo tan solo, haciendo que la soledad que lo embargaba cuando antes contemplaba el atardecer, solo él pudiese calmarla. Estaba enamorado de él. Y se había entregado a un hombre por amor, y si lo perdiera…. el dolor sería como si le arrancasen las entrañas, peor quizá que la imagen de Diana inerte en esa cama.

__Y Guillermo supo lo mismo. Tenía mucho por hacer, pero su cuerpo y su alma desearon permanecer allí, como polos magnéticos opuestos pegados sin remedio. No podía darse el lujo de perderlo. No existiría nada en el mundo capaz de mitigar un dolor semejante. No existía camino por el cual continuar si Pedro, solamente pensarlo le anudó la garganta y sintió el escozor de las lágrimas bajo los párpados.

___Posó la mirada en los labios, y luego lamió el sabor dulce y apasionado que lo embriagaba hasta el delirio, nunca podría desterrarlo de sus sentidos. Deseaba las caricias de sus manos, los besos de esos labios, deseaba ver esos ojos nublados por la pasión y por el deseo al hacerlo suyo. Lo deseaba todo y de nuevo, durante un día, durante un año, durante un siglo, por la eternidad y nunca podría obligarse u ordenarse dejar de pensar y de sentir, ya era una constante en su vida, jamás desaparecería de su ser.

__ Luego de vagar por los pensamientos y de lo que pareció una vida eterna… al fin los labios se sellaron de nuevo. No con indecisión, no con dudas, no con delicadeza, sino con plenitud y seguridad de ser correspondidos. Uno aceptó gustoso lo dado por el otro, los labios se abrieron solos y la lengua aceptó con placer la caricia de la ajena en la misma danza, disfrutando de ella como náufragos que necesitaran el aire para sobrevivir, pero sin poder evitar que el agua les llenara los pulmones.

Guillermo le enterró los dedos en el pelo y lo aferró al beso como la primera vez, y la pasión sin demora regresó a adueñarse de los dos, con rapidez abrumadora, en absoluto silenciosa. Se succionaron, se devoraron, se lamieron, se mordisquearon, jadeando, gimiendo, acariciando luego con la lengua, sin lucha ni contra las emociones ni contra el deseo que los abrumaba sin descanso y sin reparos, y el cuerpo respondió al sentimiento, el vello se erizó sin más, los pezones se encumbraron antes de la caricia, los ojos se derritieron en la visión del otro, deseando obtenerlo todo, necesitando el todo del otro.

… No puedo ni intentar ser fuerte con vos, Pedro.__ Y Guillermo enterró los dedos abrasándolo con la mirada penetrante, y la sangre entró en ebullición.

Y Pedro permitió los besos, permitió  que moldeara las cumbres en el pecho, animándolo con gemidos a que fuese por más.

Guillermo le lamió los labios como la primera vez, al tiempo que entre el pulgar y el índice le acarició los pezones provocándole punzadas de deseo que se dispararon desde allí y se transfiguraron en dolor palpitante. Pedro lo estrechó más y se amoldó incrustándose a cada pieza, como llave en la cerradura adecuada. Y era mágico y desesperante a la vez.

Estaban en el infierno pero juntos caminaban hacia el paraíso y lo alcanzaban sin más en la fusión completa del ser.

Los besos siguieron in crescendo, enfebrecidos, ávidos, feroces  y avivaron las llamas que los consumirían a la brevedad, sin aliento, jadeando, empapados, en el delirio paseando por el cuello y por los hombros, recorriéndose uno al otro con la torpeza del deseo irrefrenable, de arriba abajo o al revés, acariciando la piel cálida, suave, en el mismo sudor, bebiendo del otro, paseando la garganta, dejando regueros calientes hacia la boca, moldeando los glúteos reconociéndolos  de nuevo, disfrutando de tenerse así, de la piel ardiente, de la tensión muscular, dejando que manos y bocas hiciesen en el otro la exploración a antojo ajeno, adorando sentir, y acogerlo uno al otro dentro, y al fin  Pedro le dejó ingresar y deliró albergándolo, abrazándolo, ordeñándolo, y Guillermo enloquecido embistió instándolo a moverse al compás hasta que el aire se fugó de los dos y ni siquiera pudieron gritar, aplastándose mientras se poseían, urgentes, desesperados, uno llegando al fondo y más allá, el otro recibiéndolo, sintiendo el amor de la posesión, en las entrañas, en las vísceras, en el alma, en la sangre, y cuando los espasmos del éxtasis comenzaron, Guillermo se detuvo, para recomenzar, salió para penetrarlo más allá y volver a hacerlo suyo en el mismo placer, con movimientos frenéticos, embriagados en el aroma y en el sabor hasta provocar la explosión que los desintegró expulsándolos del mundo y dejándolos sin razón, mezclados en la misma esencia del Uno y de Dios.

Y la quietud los dominó al fin.

___ A desgano y exhausto, pleno, feliz, y a la vez preocupado, Guillermo pesadamente recorrió los pasillos que se le antojaron fantasmales en la penumbra que antes casi ya había olvidado, y mirando hacia abajo, se sobresaltó al ver a Alberto en su despacho, esperándolo con la mirada brillante, y no precisamente de  amor.

Se deslizó en el sillón y escuchó de boca de su amigo,… la tortuosa confesión de Claudia, la fatídica historia de la familia Beggio, que Pedro desconocía mucho más de lo que podía entonces imaginar, y sintió que se le  partiría el corazón, si supiera lo que realmente movió las piezas, en la tarde en que regresó a la vida distinta que una vez había dejado atrás en Nueva York.

CONTINUARÁ.