"LA CASA DEL DELTA". CAPÍTULO SÉPTIMO.

“LA CASA DEL DELTA”.

CAPÍTULO SÉPTIMO.



Bs, As., partido de Tigre. Noviembre de 2025.


¿Pedro?

…¿Qué?___ reprimiendo un sollozo.
…¿Te casarías de nuevo conmigo?



___Las lágrimas retenidas en la garganta brotaron en el rostro de Pedro en manantial, apenas pudiendo articular sonidos.


…¿Qué?

….
“Para mi amado.
Aquí te amo.
En los oscuros pinos se desenreda el viento.
Fosforece la luna sobre las aguas errantes.
Andan días iguales persiguiéndose.
Se desciñe la niebla en danzantes figuras.
Una gaviota de plata se descuelga del ocaso.
A veces una vela. Altas, altas estrellas.
O la cruz negra de un barco.
Solo.
A veces amanezco, y hasta mi alma está húmeda.
Suena, resuena el mar lejano.
Este es un puerto.
Aquí te amo.
Aquí te amo y en vano te oculta el horizonte.
Te estoy amando aún entre estas frías cosas.
A veces van mis besos en esos barcos graves,
que corren por el mar hacia donde no llegan.
Ya me veo olvidado como estas viejas anclas.
Son más tristes los muelles cuando atraca la tarde.
Se fatiga mi vida inútilmente hambrienta.
Amo lo que no tengo. Estás tú tan distante.
Mi hastío forcejea con los lentos crepúsculos.
Pero la noche llega y comienza a cantarme.
La luna hace girar su rodaje de sueño.
Me miran con tus ojos las estrellas más grandes.
Y como yo te amo, los pinos en el viento, quieren cantar tu nombre con sus hojas de alambre.
POR: PABLO NERUDA
POEMA XVIII”.

..¿Qué dices amor, si nunca nos divorciamos?
… Bueno, no importa, digo de renovar los votos, de que ese dedo deje de estar sin alianza, que  vuelvas a ser mi esposo.
No puedo más de deambular por nuestros lugares, todos guardan recuerdos de los años con vos, como un cofre en cada habitación que abro y estás,  no he podido evitar que a cada rato de mis labios escapara tu nombre, los te amo en suspiros, en la esperanza que la brisa posara mis besos en tu boca, tratando de alejarme, de evadirme inútilmente, sin poder evitar que tu recuerdo atrapara mi mente.
No sé cómo no los escuché en esas noches que fueron con Beto al estudio a trabajar, estaba en el anexo, ustedes debieron sentir el aroma a mis salsas. Tu nota la acaricié y la enterré en mi pecho cada noche hasta deshacerla en lágrimas, se desintegró en agua.
… A veces, disimulábamos, apenas  encendíamos la luz, trabajamos con sigilo.
…Hasta intenté convencerme de que  quizá estaba mejor antes de conocerte, en aquella vida de farsante con los sentimientos dormidos, en letargo, pero no pude, porque con tu barco me dejaste en él tu herencia que es el Amor.
Bajaba la mirada para que no adivinaran el dolor, sobretodo los chicos, jamás tu amor se fue al mundo del olvido, no pude perder la memoria, ni siquiera morirme aunque hice todo para ello, estando vos vivo, me retenías desde algún lugar.
Y cuando me quedaba solo, aun en medio de la gente mi corazón te llamaba a gritos. Mi mente deseaba perder la memoria, mi alma rogaba volver a verte y dialogar.
Un día no pude más en el anexo, y decidí ir a la casona, solo, allí pensé que podía haber algo de mi vida anterior a vos, de Ana, de Fabián siendo un nene creciendo, hasta de Miguel, prefería ver su rostro a la tortura de sentirte y no tenerte, pero nada de ellos estaba allí.


__Meses atrás.

__Guillermo deambulaba por el estar de la casa, acariciando los muebles como siempre hacía, despejando los cobertores, intentando darle calidez. Si lograba sentirse mejor allí, tendría espacio para los chicos, más que en el anexo, y podría traerlos.

“…Quiero recordar mi vida antes de Pedro, acá pasé media vida sin él, debo centrarme en esos años, cuando nada me ataba, nada importaba demasiado, todo resbalaba sin doler, excepto Fabián, los gritos, las peleas con Ana, sus borracheras, los insultos de Miguel, cualquier cosa deseo que me invada, menos él”.

“…Apenas llegan los llantos de niño de Fabián, de Guillermito, pero se desvanecen en los recientes de los trillizos, en el primer diente de las nenas, en los hoyuelos de José. De Ana me quedé con lo mejor al perdonarla, está demasiado lejos aquella borracha empedernida cómplice de Miguel. De él, apenas esforzándome recupero la mirada llena de odio, el mismo de las palabras al salir de la audiencia en el juicio. Nada del pasado remoto se compara a él.

Cómo olvidar el día en que vi su foto en el currículum, aquel tímido llamado para preguntarme si podía ir a la audiencia, cuando le dije 12.30, Postiglioni por estafas, cómo olvidar la captura de miradas y la ansiedad al verlo esa mañana, el apretón de manos en su felicitarme, su acento exquisito, sus hoyuelos, su sonrisa, la magia de aquel día, cada palabra de aliento, cuando me alabó la estrategia, esa manera en que me hizo sentir que sería mi vida entera, aun cuando pensaba que sin Camila se moriría, cuando defendía ese matrimonio contra mi juicio, si al dejarme esa nota que sé de memoria, que tiembla en mis manos porque rozaron las tuyas, sólo quedó el vacío, un cúmulo de dolor mucho mayor a cualquier herida, un tumulto de nostalgia, de añoranza, de recuerdos de vos, hasta la huida, el miedo, el sufrimiento de pensarte muerto creo que fueron menores a esto.
 Quisiera que me dieras la fórmula que ahogara este amor, me enseñaste a amar, a adorarte, pero no a decirte adiós, menos a olvidarte, menos lo sabe mi alma, aunque tampoco puedo borrar las huellas que dejaste en mi cuerpo. Te llevo en la sangre, brotas desde mi soledad, nadie podría borrar el sabor de tus besos, las marcas de tus dedos, la luz de tus hoyuelos, y ríos de agua y sal corren por mis senderos que tantas veces besaste con tu dulzura, porque te fuiste del Delta llevándote mi alma, mi corazón, y me dejaste el tuyo en las manos para que nunca te erradique de mí. Ni siquiera dijiste adiós como para decir the end, escribirlo en el libro, enterrar el sentimiento, desahuciar mis últimos besos, como un loco fui yo el que le dijo a Gaby del divorcio, aunque ella se negara, el que dijo adiós fui yo al pedirlo.
Recuerdo cuando te vi en esa fría sala de la audiencia, en la silla apartada  de la mía, cuando la jueza nos dijo que habláramos, te cubriste la belleza entre las manos para que mis ojos no leyeran tus lágrimas, las intuí tibias recorriendo tus mejillas, y te vi en tu soledad, asustado como el niño, como el Pedro del bar que acurruqué en mis brazos cubierto con la manta azul luego de la despedida de soltero, como entonces estabas desamparado, encorvado, como cargando una mochila mucho más pesada que entonces, tanto que parecía ir venciéndote, arrojándote a un abismo.
Esperanza abandonada embebía la mirada, y en la mía compartí tus lágrimas, haciendo de tu tristeza la mía porque desde siempre fuimos lo mismo.
No me permití decirlo, el maldito orgullo, la arrogancia de años atrás, pero deseaba aligerar tu carga, compartir el peso, dividir el sufrimiento, y con mi mente perturbada, formaba palabras opuestas a lo que deseaba decir.
Lo que más deseaba era acercarme de a poco para  que no te asustaras y huyeras, reconfortar tu desdicha arropándote entre mis brazos, secar y beber cada lágrima y dejarme arrullar, hablar la angustia, la verdad, la vida juntos o sin porvenir ni sentido, la esperanza truncada o el acto de fe que te enseñé y no supe cumplir, la casa añorada decidimos vender, los hijos buscados, en milagroso encuentro quedaron dispersos, un rato por allí, el llegar a ser ancianos juntos quedó en una quimera, y al fin ni supe qué decir, menos qué hacer, terminé desandando el camino, llorando en silencio, sin pensar que por mí ibas a llorar hasta la muerte, pero amorcito no supe qué hacer, cuando estuve a tu lado no pude hacerte feliz, lo arruiné todo como le dije a Beto, a Jorge, correteando con otros al no tenerte a mi lado, y herido de muerte, pero con la arrogancia de siempre, pensé en retirarme vendiendo la casa, y olvidarme de vos, sin darme cuenta de la burla, el amor que siento me habita, está guardado para siempre dentro de mí, vaya donde vaya, es mi sombra, nunca encontraré lugar sin vos”.


___Guillermo pasó días sin comer, noches insomnes en el sillón con la botella de whisky, los teléfonos desconectados, nadie sabía de él, al salir del anexo sin notas, sin señales, todos buscándolo, hasta que Fabián desesperado pensó en la casa, tenía su llave, y allí lo encontró, inconsciente, sin respuesta, y pensando lo peor, anegado llamó a emergencias, a Beto,  a Romina, quedándose con él hasta que en minutos llegaron los demás.
..”Pedro”.
… No papá, Pedro no sabe nada, soy yo.
…¿Qué sucedió?
… ¿Todavía lo preguntas? Nada ni nadie te importó cuando huiste del estudio para encerrarte a dejarte morir acá, ni yo, ni tu nieto, ni tus hijos chicos, te encontré casi muerto, deshidratado, anémico, inconsciente, y pensando que era otro infarto te llevamos a la guardia, pero no, de milagro el corazón resistió, te pusieron suero, oxígeno, y regresamos acá, estamos en la casa, donde te encerraste solo sin avisar. Te encontré de milagro, Beto detrás.
..Perdón, hijito. ¿Los chicos?
… Con Romina, no quise que supieran.
¿Qué mierda hicieron en la audiencia de conciliación? ¿Pactaron dejarse morir?
… Yo tuve la culpa, no pude pedirle perdón, ni siquiera hablarle, y terminé diciendo que vendiéramos la casa del Delta antes del divorcio, no lo escuché, no supe oír.
… Pedro es la vida, papá, él te revivió, te hizo salir de la farsa, te hizo feliz, tienen que hablar, o terminarán muertos los dos”.


__Noviembre de 2025.

… Supongo que estabas en Chile, o te hubieran llamado, yo cuando me dijeron del viaje pensé que lo hacías para olvidarme, no para trabajar.
… Ya, Guille, basta. Me llené de trabajo, volví a correr, agotado transcurrí los días sin ti, sintiendo eternos los instantes de ausencia, con mañanas y despertares tristes, porque el sol que me alimenta eres tú. Las noches seguían siendo en tinieblas negras, tediosas, colmadas de bagajes de recuerdos o de pesadillas, porque tú eres la luna en mi existir. El cobijo, la calma.
Añoraba el sabor de tus besos encendiendo la pasión con frenesí, el abrigo de tus brazos desalojando el miedo, el frío…, como aquellas veces de confusión antes de casarme o en la época de estar huyendo o prófugo, eres el sustento de mi esencia, el latido de mi corazón, el motor que impulsa mi sangre, la razón de mi vida.
Seguí por los chicos, pero jamás pese a ellos ni en los años de mi infancia sentí tan gélida soledad, y esperé cada día que aparecieras, como aquella primera vez, en la casilla, diciendo “qué difícil es llegar acá”, que me rescataras del desamparo, que no tardaras porque se me iba la vida, añorando el disfrute  de tu jardín, la dulzura de tus labios, perdido en la nostalgia del ayer, en reminiscencias del pasado, en sueños despedazados que habían sido realidades, en la nostalgia del ayer.
…Yo me sentaba en la presencia de tus ojos color miel que traspasan mi ser, que me ven, agonizando en suspiros recorría cualquier lugar, recordando los roces, los abrazos, los labios buscando mi cuello, la melodía de tu voz  cayendo en mis oídos como bálsamo de ensueños compartidos, y los recuerdos no tienen olvido, se quedan más allá de la muerte, por eso estamos acá.

__Pedro asintió sin  apartar los ojos de aquellos añorados por meses, incrédulo de tenerlos al fin en  espejo, y del mismo modo apartó las tazas, el café, las copas, el whisky acudiendo al encuentro a mitad de camino, sintiendo al corazón acelerándose, respirándolo como Guillermo lo inhalaba a él, rozando tímidos los labios, dejando a los dedos encaminarse a la caricia del rostro, de las mejillas, lenta, suave, sin que la razón tuviese lugar alguno en ningún acto, mientras comenzaron a estremecerse, la piel a tomar el calor faltante de meses, mientras poco a poco las caricias parecían diluirse derritiendo la piel, adentrándose debajo, sintiendo más y más, consumidos entre los dedos, gimiendo delirios en la boca, entre las miradas refulgentes perdidas de amor.

El aliento se mezclaba con el aroma de la piel, los ojos oscuros se iban internando en los de miel, como en el corazón antes se internaron las lágrimas, los rostros se atraparon, y muy lentamente, en el mismo ritmo acompasado los labios se rozaron, se restregaron, se devoraron, se lamieron, se adentraron a las mejillas, a las comisuras, borrando rastros de otras huellas reales o imaginarias, recibiendo el gozo de la familiaridad del mismo ser, al amor único. Fue como adelantar un pie y caer al abismo, el mundo se redujo a ellos dos, en... la casa del Delta.

El beso se convirtió a  determinación, a la suma del deseo, de la pasión, del amor, sabiendo a sueño, pero siendo vida recuperada, desgastándose en la pasión ardiente, dejando el pasado en el olvido, regresaron a la pertenecía, volvieron a reconocerse, a poseerse, presos los ojos de uno en las profundidades del otro, en el alma única, en la vida regresando, fundiéndose en los labios, las lenguas avariciosas, entre corazón y corazón, cuerpo a cuerpo se estrecharon en la batalla que anhelaron por meses, dejando al fin todo dicho, la razón se fue a pasear con las estrellas, el dolor se diluyó como la sangre de Pedro de antaño, en las aguas del río, quedando uno en el otro, sin tiempo, sin espacio, susurrándose los te amo desde el alma para no emitir sonidos, para no abandonar la boca, impregnándose de la esencia única añorada por meses de haber supervivido, sintiendo la frialdad de la muerte, exhalando desafíos, absorbiendo libertades, al ras del tiempo, de lo conocido, intimidados frente al espejo en la mirada.

Los vientos del recuerdo que se agitaban en el alma, lloviendo soledades como la lluvia del cielo,…, se sosegaron en el frenesí de saliva y lenguas. En la lluvia estaba el barco que intentó zarpar lleno de excusas, el penitente aleteo que dijo adiós, desapareciendo la visión vacua del océano dispuesto al olvido, desalojado a medida que ganaban confianza, cuando  uno demandó, el otro aceptó y el aletear de lenguas fue despertando la excitación de siempre, su cálido estallido en llama que en poco tiempo los consumiría al fin por completo, desordenando el tiempo, desarmando equipajes, desalojando lugares de andares solitarios. Tan familiar y tan extraño, era un dèja vu.

Guillermo surcó los bíceps  formados por las raquetas, se escurrió a los senderos de la espalda, escribiendo en la piel garabatos nuevos, como el pintor en el lienzo, creando maravillas en colores renovados, con contornos y relieves delineados de novo, colmados de encantos secretos, ya empapados en rocío cálido provocando suspiros y sinfónicos gemidos sofocados en besos, en el exquisito sentir del reencuentro, de elevarse al cielo del placer donde las miradas son puras, el amor sublime, las mariposas volaban dentro, revoloteando locas, estremeciendo las fibras, lloviendo deseos, sedientos del otro.
En esta ráfaga de tiempo nuevo, sin la complicidad de malentendidos, tiempo, ni distancias, recuperando el acto de fe, la esperanza postergada, la estafa de tiempos echados al olvido, regresaron al mismo instante del primer tímido beso, para recorrer por entero, la vida que llegó después.

Se besaron sedientos, precisos y voraces, y la piel  ardiendo se derritió sumisa  en la miel de labios , de lenguas, y de sonrisas, en un remanso de paz de suave brisa, fraguando el amor eterno, impregnado de la misma esencia que la primera vez, en la casilla del Delta, atrevidos ahora, ardiendo en la misma emoción sin miedo a la muerte de entonces, probando los labios destilando néctares de pasión  divina, aspirando de cada poro el aroma con embeleso, incitando al amor, sintiendo los temblores de la piel ardiente, del cuerpo inocente, ansioso del otro.

Guillermo mordisqueó la delicia del labio inferior turgente arrancando un gemido, jadeando por igual, la sensación correteó a la pelvis, en el mismo latir, sin entender cómo se privaron meses de amarse haciendo el amor por Amor.

Guillermo deslizó los dientes, demorándolos en cada línea del cuello, mientras Pedro  ladeaba la cabeza facilitando la llegada, expectante de promesas, desabrochando botones, con apremio y urgencia de sentires que no podían esperar a  cada uno, y los dedos entrometidos, se deslizaron en apremio a rozar levemente los pezones del pecho fuerte con las uñas, arrancando gemidos en Guillermo, jadeos al rodarlos entre los esbeltos dedos, y ansioso le cogió la mano, guiándola a la pelvis, presionándole la palma contra su hombría, estremeciéndose los dos en latido furioso al comprobar la excitación poderosa provocada por la mirada, las caricias y los besos.
Impertinente pensamiento cruzó la mente__ ¿adónde vamos con esto? ¿A sexo de una noche de despedida de un ex, o al retorno del Amor nunca muerto, del hombre destinado?___, daba igual, no existía retorno de la travesía iniciada, y la mente se rindió, optando por quedarse en blanco, la nada llenó la pantalla, se colmó sólo de sensaciones renovadas y eternas, nada más importaba de razón, sólo cobraban sentido, las manos, los labios, las lenguas, las uñas, los dientes, la necesidad compartida de usar cada y todos los instrumentos en cada rincón, vericueto y milímetro del otro, saciando anhelos postergados, jamás olvidados, deseosos de despertar a la luz en el Delta, deslizando las manos silenciosas cual serpientes perdiéndose en cúspides, y valles, impacientes y ávidas de amor, despertando ansiedades, la sed de beber de la fuente despacio, deseo  candente.

Los dedos de Guillermo continuaron grabando a fuego lento el lienzo de la espalda de su esposo, la columna, los músculos del costado, cada llano, cada pozo, deslizando atrevidos dedos, dibujando con atrevidos besos de humedad en regueros, plasmando la eternidad en caricias, ahogando gemidos como dulces coros para los oídos, embriagados del otro, colmando los sentidos.

Al fin se deshicieron de camisa y remera por sobre la cabeza, tomando las riendas de echarlas al piso, y se contemplaron redescubriendo bellezas al resplandor de las velas, de la curiosa luna del afuera asomándose intrépida entre nubarrones, y los ojos de Guillermo quemaban, refulgiendo brillantes, tanto que Pedro imaginó en ellos el hambre de meses antes de que se abalanzara sobre su pecho, donde cumbres inhiestas maravilladas esperaban acentuar sensaciones, y lo sintió como volcán voraz, excitado náufrago de siglos llegando a la costa, hirviendo en lavas, sintiendo las cúspides erguidas entre dientes y labios, rozando el fuerte pecho, a la vez erizando la piel y el vello fuerte, y las cúspides de Pedro besaron los labios finos, sintiéndolo ebrio al leve roce del vientre plano, y Pedro arqueó el pecho ofrendando los pezones atrapados entre los labios finos que lamieron desenfrenados, succionando y mordisqueando lo justo para ver a Pedro retorcerse y suplicar en los gestos que fuera por más, mucho más.

Pedro recogió cálido goteo en sus dedos, para llevarlo a las cumbres, Guillermo lo absorbió con delirio como místico elixir presagio del brebaje copioso que bebería en la fuente.


…! Qué dulce, cielito! Quiero saborearte entero, perderme embriagado en el paisaje bello de tus caminos que son mi ruta.

__El roce de los pantalones y bóxeres se tornó insoportablemente doloroso, el tiempo comenzó a apremiar, resistiendo los dos las ganas de gritar la espera, habían hablado demasiado, demorado la promesa al límite imprudente, y al fin cada uno dio cuenta fulminante de las barreras inferiores propias que olvidadas descendieron por caderas y piernas.
 Guillermo lamió gotas deliciosas en el extremo, sintiendo el aroma, mareante del deseo, Pedro siguió dejándole el poder de llevar las riendas, la iniciativa, y cuando al fin la boca llegó a la hombría un largo gemido salió de los labios gruesos, mientras la lengua experta de Guillermo deslumbraba con su magia en círculos, las manos frotaban, sopesaban a los costados, los labios no se quedaron detrás, tampoco los dientes, libando el hinchado mástil, en el boca de fuego, con diestros movimientos de cabeza, acompasados a las caderas de Pedro en el sillón, mientras espirales de deseo envolventes en torbellino se lo llevaban hacia arriba, más fuertes, más intensos a cada envite en la boca a fondo, hasta que el fuego dio cuenta de Pedro, devorándolo por completo, hasta desgastarse en estallido, derrame bebido sagrado, y gritos en la gloria del primer orgasmo en la garganta del hombre que tenía que ser. La boca sin prisa había llegado recorriendo intrincados laberintos, ahora desde los dedos de los pies, las manos enfocaron hacia el acceso, acariciando las nalgas, disfrutando de la promesa de la llegada triunfal, aunque Guillermo acunó la primera agonía en abrazos y besos, no esperó demasiado, y Pedro no pudo declararlo culpable de continuar por más, transitó la sombra estrecha, excitada la boca, absorbió la gracia, mientras Pedro dibujaba la piel de los muslos con las uñas dejando grabados ardor, y deseo, haciendo adeptos a los vicios de uno y del otro, perdiendo incitándolo los sentidos en desenfreno, endulzando oídos con sonidos angelicales, luego de haber  llevado el manjar en el aliento, de esparcir los gotas residuales por vericuetos de la boca, mientras paseó parte con la lengua en los montes al paso ascendente, la boca de Pedro se quedó disfrutando de su ambrosía, en la misma lujuria, con fuegos de uno y del otro, prendieron la hoguera final.

..Necesito recorrerte cielito.
… Ven amor, mi  estancia es tuya, profana mis andares, mis túneles y escondrijos, soy tuyo eternamente sin objeciones, haz de mí, lo que te venga en gana, te ansío, te deseo, lléname de ti, concibe notas adentro, pentagramas, bemoles y sostenidos, lo que más te plazca.

___ Pedro se arrodilló con piernas temblorosas de cara al respaldo, y al fin Guillermo se deslizó sin espera a fondo en su interior, y por tiempo que hubiera pasado, su esposo lo acogió gustoso, consciente de lo mucho que lo había extrañado, en ese abrazo del ser adentro y comenzó el vaivén, en arremetidas  profundas, por delante los dedos torturando las cumbres, conduciéndose con pasión ardorosa, el mástil con liviandad en el túnel acuoso, mientras el fuego los enlazó envolviéndolos en las mismas ondulaciones rítmicas, cuerpo a cuerpo, piel contra piel, ardiendo los sentidos disolviendo miedos, ausencias y excusas, delirando en el amor, en segundos estremeciéndose los deseos en la mutua entrega, dando y recibiendo, en el engranaje perfecto, deleitándose en el mismo amor, en armónica perfecta comunión, en deliciosas fantasías, en eternos orgasmos conocidos de eones.

Pedro percibió la intensificación del ímpetu de los envites, sabiendo que estaban llegando a la cima, hecho que acogió con la misma alegría, sabiendo que caminaban ya en la cornisa, que vislumbraban el abismo cercano, que volvería a estallar en pedacitos en el choque, hacia donde sin remedio iban a velocidad de la luz, y más, a la de la energía del sublime amor de años, fundiéndose humedades por todas partes, ardiendo en la misma calidez, tatuó empujando desde atrás con las uñas los muslos, y de pronto supieron en la recta final hacia la meta, que todo lo vivido, lo pasado, el porvenir, lo sentido, lo puso Alguien para avivar la llama rosa del amor, siempre viva, siempre ardiendo, aun  a distancias de continentes, con siglos en el tiempo.

De repente una fuerza colosal atenazó las entrañas, estallidos de fuegos artificiales se vieron salir por los ventanales al río, asustando a la luna que se cobijó tras las nubes, cuando el largo deseo de Guillermo, inalcanzable en su sentir, como proveniente de otro universo, ante el ordeñe muscular del abrazo de Pedro, se derramó en  torrente, como su hombre en las manos,  grabados uno en el otro, agonizaron en el grito que escucharon los habitantes del Delta, antes de irse del mundo, en un ser de nuevo, al fin en… La casa del Delta, como la primera vez, como en la luna de miel, como durante diez años antes de la separación olvidada, enterrada en el mismo lugar.

Cuando despertaron del ensueño, subieron a la suite, llevando las copas y el whisky, borrachos del otro se amaron sin descanso, ya lejos estaba la noche, mucho hacía que el último reflejo de luna remanente se hundiera en el agua, cuando tambaleantes luego de amarse en todas partes, hicieron el amor en la cama, desmoronándose sin retorno a brazos de Morfeo al fin, de manera cálida, menos urgente, hasta que en uno,  enredados, Pedro  acurrucó como siempre la cabeza, en el hueco del hombro de Guillermo, es su adorado hogar.

__A la mañana no los despertó la insolencia del despistado sol, ni el derroche de luz con el que envidioso atinó a separarlos, sino el ruido de la llave en la puerta de acceso principal al abrirse.

Atolondrados, seguros de haber dormido minutos, corrieron a ponerse apenas una bata olvidada Guillermo, Pedro se escabulló al baño rogando encontrar algo, la ropa estaba  abajo y de súbito arrebolados en el descuido, se sorprendieron de no sentir el peso frío en el pecho de la tristeza, de la pérdida, tampoco resaca, menos sueño.

 El espejo devolvió a Pedro la imagen del amor, el pelo alborotado, enmarañado, los labios hinchados de besos, las mejillas rojas, los ojos brillando de placer pese a las ojeras alrededor, e intentó apaciguar efectos con el agua, acicalándose con los dedos, sin saber dónde estaba su ropa, manoteó un toallón olvidado, y salió.

Se topó con Ángela, la agente inmobiliaria, que con un ramo de flores cortadas del jardín obra de Guillermo añares atrás, observó atónita y sorprendida a uno primero, exclamando ruidosamente al ver aparecer al otro detrás.

…! Pedro!

¡Guillermo! ¿Los dos están acá?

… Buenos días Angie___; dijo Pedro sonriendo, los hoyuelos sonrojaron a Guillermo que al verlos lo deseó de nuevo, y a la vez se obligó a saludar.

…! Hola, Ángela!

… Bueno, bueno…___Ángela intentó una voz sonando profesional, creo que tendremos que limpiar y ordenar un poco la casa antes de iniciar loa jornada de puertas abiertas. Ya vi colas de coches en la ruta detrás del mío, comenzarán a llegar en breve.

Hay que reacomodar el sofá, reponer botellas, velas abajo, ustedes quizá puedan ocuparse de la habitación.

… Te agradecemos mucho lo que has trabajado, lo que has hecho por nosotros, en la casa, en el departamento que alquilé, pero…___ Pedro dirigió una pícara sonrisa al atribulado Guillermo___, hemos considerado, que la Casa del Delta, no se vende.

…¿Hemos?___ Guillermo lo escudriñó asombrado, el corazón le dio un brinco al tiempo que el estómago se encogió en una confusa maraña de emociones, recibiendo cual zombi la mano tendida de Pedro.

… No estamos preparados para vender la casa, Angie. Significaría vender todos los recuerdos que tenemos aquí, nuestros y de mucha gente, que son vidas transcurridas, creo que tenemos la oportunidad esta vez de hacer las cosas bien, y de comenzar mañana mismo a fabricar más recuerdos juntos,…, si Guillermo está dispuesto a continuar su libro, claramente.

…¿Yo?___ Continuará dice el libro, nunca pude, no será fácil recoger los pedazos, traer todo de regreso, ir por los chicos, pero…,  en una semana tenemos la fiesta de cumpleaños de ellos, de mi nieto, creo que los problemas de comunicación los hemos resuelto, o sabremos si hay otra vez, pedir ayuda a tiempo.

___ Pedro lo llevó al abrazo sin tapujos sonriendo.

… Nunca hemos tenido problemas para hablar, excepto una vez. En el Delta siempre fuimos capaces de dejar atrás lo  malo, de poner por delante un nosotros, el “esto… lo nuestro”.

__Guillermo echó un largo suspiro internándose en la mirada clara viendo titilar el alma.

…”El Amor resiste a todo”, saca ese maldito cartel de se vende, echa a la gente, cancela las visitas, te pagaremos lo que sea…___y mirando a Pedro___, La Casa del Delta ya no está en venta. El Amor Resiste a todo.

¿Podrías darnos un ratito para ducharnos y vestirnos mientras quitas el cartel y…,   detienes a la gente?
… Está bien, pero esto cuando recuperen el estudio, les costará caro, y vos, Pedro, este mes ya pagaste el alquiler del departamento, no se reintegra.

… No, obvio, ahora no sé por dónde comenzar, supongo que por dar la noticia y charlar horas con  nuestros hijos, pero luego iremos al departamento, los muebles están desperdigados en casas, en depósitos, es todo un lío, iremos al menos esta semana a vivir al departamento, hasta dejar la casa como antes, ¿verdad amor?

… Perfecto cielito, Ángela, ya que por ahora las deudas acucian, quizá podríamos compensarte con una invitación.

… Al cumple de los trillizos, obvio, aquí estaré.

… Es que no será solamente la fiesta de ellos esta vez, y de mi nieto, que cumple doce años, sino otra cosa más, que Pedro viene evadiendo responder.

__Pedro lo miró olvidado de la pregunta.

…¿Qué?

… ¿Te quieres casar de nuevo el 19 de noviembre, precioso? ¿Compro las alianzas ya que tu dedo no la tiene?

… Bueno, amor, si quieres y logras que venga el Juez y Jorge, renovaremos alianzas y votos, pero ahora necesito  salir de acá.

… Les pediré un auto.

… ¡No!

..¡No!

…¿No quieren?

… Una vez, Maidana, un viejo amigo me habló de la añoranza de este y por este lugar, el “mal del sauce” le llaman, y lo vengo padeciendo desde hace demasiado tiempo, quiero regresar en la lancha, por primera vez no solo, sino con Pedro, con mi amor, con el hombre de mi vida, con el amor que venció a la muerte, ¿puede ser?

…Iba a pedirte lo mismo, regresar en la vieja lancha, como la de Maidana, pero juntos, abrazados, siempre juntos, para siempre.

… A volar entonces, la lancha pasará en menos de una hora,  te amo, Pedro Beggio, te amo para siempre, esposo adorado.

… Te amo Graziani, siempre te amé.

CONTINUARÁ.

HECHOS Y PERSONAJES SON FICTICIOS, CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD ES MERA COINCIDENCIA.

LENGUAJE ADULTO, ESCENAS EXPLÍCITAS.