"DESAFÍO". CAPÍTULO DÉCIMO.

“DESAFÍO”.

CAPÍTULO DIEZ.

:::PREVIO…

… José Miller, Guillermo, disculpa la molestia, pero  tendrás que venir a primera hora, la secretaría privada de la presidencia pidió reunión, y fue sorteado el Juez por el apremio del caso, los herederos estarán el día entero en los funerales porque supongo que deseas conocerlos, ellos te llevarán más tarde a la escena del crimen,  te daré los informes de la Policía Científica y del forense, el caso es muy complejo, y desean soluciones rápidas.

… Me lo temía.

Allí estaremos, con mi socio, llevaremos entre dos el caso, ¿quién es el Juez?

Orestes, Orestes Moravia. ¿Lo conoces?

__Pedro que estaba escuchando, pasó de la incredulidad, a dejar caer la cabeza entre las manos. El padre de su mujer, su suegro, que nada sabía siquiera de la separación… todavía, mucho menos de su nueva elección.

 “Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando”.

Rabindranath Tagore.

“Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; pero jamás en

mí  podrá apagarse la llama de tu amor”. Gustavo Adolfo Becker.

“El amor es eterno mientras dura”. Gabriel García Márquez.

Palermo, domingo 10 de julio de 2016.

“Guillermo  fue a la cocina a preparar la cena, quería hacerme sus pastas con salsa casera, mientras,  no pude dejar de pensar en las encrucijadas del azar, estaba dejando a Camila, y el titiritero me ponía delante como juez de  nuestro caso del año a Orestes Moravia.

Sospecho que no debe saber nada de lo sucedido, lo cual me da un margen de fianza con él, tiempo que necesitaré para que nos apoye en lo que hagamos.

No puedo arrepentirme de nada, la conexión con Guillermo,  terminó el jueves en el estudio con mi alma inerte de naufragios en oscuras soledades junto a Camila, inmerso en el abismo profundo de la tristeza, añorando miradas, caricias, la tibieza  ahogada en sombras, que hoy encuentro en él.

La frialdad de mis manos, ya resecas de amor,  resquebrajas de ansias de acariciar, hoy vuelan cálidas buscando la suyas,  ya no en vanos intentos locos, tampoco en perturbados sueños buscándolo, mientras a ciegas agonizaba mi memoria. Guillermo me permite volar a su lado, es él el que me entrega las alas, y juntos nos inmolamos en cada nirvana, en el mismo infinito de Dios.

Ya no vivo de búsquedas, de sueños, de añoranza de lo desconocido, no siento que muero de tristeza por no supervivir obstinadamente en el vacío sufriendo, hoy estoy realmente con el amor a mi lado. Ni siquiera la visita de Ana, menos el encuentro con Camila, nos hicieron claudicar en este desafío de amarnos, de pronto, sin tiempo, sólo con la seguridad de lo que sentimos en el cumpleaños de Beto, que se completó con la pertenencia absoluta.

Es tan especial este hombre, me perturba, me moviliza, me fascina con su luz, y naufrago delirando al recordar el trigal  de su mirada tierna, la que ve mi alma que es la suya, la que refleja me esencia que es la misma, la que me lleva a divagar en sus ojos, de luna y de miel, y su dulce… calma la desgarradora soledad de mis días pasados. Algún día seremos crisoles de recuerdos que en el hoy estamos construyendo, su belleza otoñal en sus últimos suspiros de cada instante colmado de pasión, de loco amor, de minutos ardientes eternos, me llevan al éxtasis, amándonos conmovidos, hasta sentir en su roce apenas que me vibra hasta la piel, y cuando imagino el milagro de beber su aliento, ya lo vuelvo a extrañar.

Lo presentí con el alma ya desgastada, dibujándolo en el cristal de mis lamentos con la tinta de mortales congojas, en triste raudal de tormentos añoré su presencia, la convoqué en devota súplica silente

¡Dios! Déjame hacer el viaje, con sus brazos entre los míos, con él, hacia la luz, el acto de fe que es nuestro amor que emprendió este desafío de convivir como esposos en apenas horas, esta trayectoria a la esperanza renovada, a una vida nueva de dulce porfía, que él siempre sea, eternamente mío, viviendo juntos las quimeras de los recuerdos más deseados, mejor guardados.

No me importa cómo, cuándo, dónde, quiero vivir contigo, hasta allí, en nuestra eternidad.
Amándonos como siempre, volaremos más cerca del cielo.
Te buscare por siglos en todas las estrellas.Mil años buscaré tus pasos en todas las vidas.
Y te amaré más allá de muertes y planos, sin olvidarte nunca.

Lo ayudé a poner la mesa, a trozar las verduras, a cortar el pan, mientras me estremezco por entero, me quita la vida cuando  delinea el contorno de mi rostro desde la sien hasta mis labios, y mientras, observa el recorrido de sus dedos deslizándose por mis facciones con reverencia.

Me quedé contemplándolo moverse un buen rato, el pelo le brillaba como la seda. Los dedos mágicos que moldeaban mis formas como la arcilla, igualmente se dedicaban con reverencia a la cocina, y ni siquiera me quedó resto, para robarle el pancito mojado en la salsa, simplemente me acerqué, envolviéndolo en mis brazos, y acurruqué  la cabeza en su pecho, obligándolo a dejar el cuchillo , a llevar sus dedos a mi pelo,  sus labios a posar el beso de pluma en la coronilla, mientras me quedé escuchando los latidos aferrado, escondido en mi refugio, si hablar, asintiendo a preguntas, inspirándolo, oliendo su fresco aroma enmaderado, mientras me abrazó estrechándome como sólo ese hombre era capaz”.

… ¿Cómo te llevas con Moravia? __preguntó sin miedo.

… Bien, normal, ni mucho, ni poco, cordialmente__ respondo a desgano dejándolo continuar la tarea, a la vez ayudándolo___. En mi primer año de matrimonio lo veía a diario, pero se fue resintiendo la relación ante cada embarazo fallido de Camila. Una vez nos enfrentamos mal, pensaba que era yo el que la arrastraba a tratamientos y reintentos, cuando en verdad fue siempre ella la que en  la huida de su pasado, de la existencia sin hermanos, con una mamá ausente, se aferraba a la idea de crear una familia enorme, sus propias carencias la llevaron a cada intento. Nunca la forcé a exponer su psiquis ni su cuerpo a aquello.

Orestes entendió, se fue poco a poco alejando, me dijo un día que no podía ser testigo del sufrimiento de su hija, de modo que lo encontraba ocasionalmente en tribunales.

Camila no tiene problemas en concebir, lo descubrimos en el tiempo, queda embarazada como cualquiera, pero su útero no retiene al feto llegado el momento, y sufre el aborto espontáneo, quizá sea peor que la infertilidad, porque pasó meses ilusionada cada vez.

Orestes es buena gente, creo que como juez es honesto, dudo que sepa algo aún, es demasiado pronto, además Camila buscará el modo de cubrir su falta antes de blanquear el divorcio.

… Ven, vamos a comer, que dudo que en la semana podamos darnos este lujo.__ Nos sentamos a la mesa, apenas   iluminaba por velas, escuchando de fondo a Mozart, me perdí en la mirada, mientras  enredó su pulgar entre mis dedos, hablando suavemente.

Pedro, nunca me había sentido así con nadie___ dijo en el mismo tono.___. Era increíble lo mucho que podíamos decirnos sin abrir la boca, solo necesitábamos una mirada de soslayo o el modo natural en que nuestras manos se entrelazaron en la oscuridad. Él enredó sus dedos con los míos, acarició la palma de mi mano con su pulgar dibujando circulitos, y sí, sólo eso fue razón para que mi corazón diera un vuelco y el aire se fugara de los pulmones, por lo que me obligué a desanudar la mirada, a concentrarme en  el plato, en saborear la comida.

Te lo digo porque pese al encuentro con Camila, a la inesperada irrupción de Ana, no  me quitaron un ápice del entusiasmo que me  embarga desde que estoy con vos. También porque desde mañana deberemos ser custodios de este amor, de la magia, rescatando estos instantes de entre el quilombo que amenazará más de una vez con devorarnos.

… Lo sé__ dije embobado.

… Quiero que tomes dimensión de lo peligroso que puede ser el caso, de que  deberemos cuidarnos uno al otro, de lo importante que sos en mi vida, no quiero que corras peligro alguno, y sin embargo lo estaremos todo el tiempo. Vamos a contratar una empresa de investigadores privados, confiaremos en Moravia y en Miller, pero es mucha la gente que rodeó a este hombre, no conocemos el móvil del asesinato, mucho menos los peligros o el rostro del o de los asesinos, nada.

…Es el desafío que pedíamos, estaremos siempre juntos, promételo, y atentamente no debemos perder letra de lo que digan en esa reunión, veremos las intenciones de los altos mandos en ella___ contesté, deleitándome delineando su rostro, cortándolo con mi mirada, saboreando la pasta tan exquisita como él.

… Así es, iremos a la reunión, me gustaría que pudiéramos hablar a solas con Moravia luego, nos darán las pericias y los informes de la autopsia, desde allí iremos al entierro, como te dije, quiero mirar en detalle a todos, luego nos reuniremos en la casa con los familiares, deben sentirse desamparados si no saben que  estarán representados.

Cuando finalicemos el día iremos al estudio a firmar el contrato, quizá a que sepan todo al fin. Ana lo sabe, Fabián te conoció, ellos vieron lo que nos sucedió en el cumpleaños, es justo que sepan que vivimos juntos, y siempre es bueno que puedan rastrearnos, ¿te parece bien?__ Hundiéndose en los laberintos de mi alma en la mirada.

.. Me parece perfecto, amor. No le diré nada a Moravia de lo personal, cuando Gaby envíe  la citación, espero que Camila le hable, de acuerdo a lo que diga, a su reacción, será mi respuesta__ dije sosteniendo todo el tiempo la mirada, casi en susurros porque estábamos muy cerca, respirándonos.

… Me parece, perfecto también__ contesté adentrándome en su mente, navegando sus sentimientos, al tiempo haciéndole saber en silencio lo que siento simplemente mirándolo a los ojos de miel, en un diálogo silente dejando en comunión a los corazones en su propio lenguaje declarando el mutuo amor profesado. Parecía haber caído bajo el efecto de un embrujo. Me miraba fascinado y con los labios entreabiertos, en la felicidad compartida de despertar a besos sin decir nada, cobijándonos entre los brazos en el soñar, en la vigilia, en una intimidad de horas reales, de siglos en lo profundo del vínculo, sabiendo que en cada instante en la mente, en el corazón nos llevábamos uno al otro como si fuéramos un mundo entero.

Pedro, llegaste a mi vida cuando ni siquiera te esperaba, menos quería enamorarme, pero la colmaste de una alegría desconocida, recibiendo tus besos, en la mirada cercana, como el canto a Cupido, cual flecha certera, entraste a mi esencia. Tus labios son la caricia, amaneciendo entre fluidos,  me tientas a caer en tu boca hasta ser el infinito.___ “La mano corrió a repasar la mejilla dulcemente, sintiéndola suave como el mismo aire, lo atrapé con la ternura de mi piel, inmersos en la misma emoción, inclinándonos apenas para acoplar los labios, que resbalaron en los ajenos como mordisquitos tiernos, haciendo emocionar el corazón, sintiendo delicias de dioses en el beso enamorado, olvidado de lejanías, de lamentos, llevando a la fantasía, a la comprensión del todo sin decir nada, las palabras estaban de más desde el primer instante en el estudio.

Nos vestimos de silencios, de latir, de suspiros, en miradas suaves como pétalos de rosa esperamos sumisos la caricia, seduciendo lentamente en aromas y en sabores,  los antaño inconquistables corazones, nos estremecimos al tímido roce de labios, apasionados en el perfume a varón, apegamos las mejillas paulatina, lentamente, hasta sentir el aliento febril sabiendo  a Cabernet, más tarde a whisky, con restos de café. La fiebre nació de repente en la magia de la pasión naciente, ya no de amigos complacientes solamente, ahora éramos amantes por Amor, timones de los barcos ajenos, palomas en vuelo de la mano, odiseas en escape cayendo en el roce de labios atrapados, cortados en el medio, inquietud en las miradas, erizándose la piel en el roce de labios, que saben al fin despojarán la misma, hasta llegar debajo, y más allá. Lo sentía tan cerca de mí como se siente el calor que desprende el fuego de una hoguera en una habitación vacía, sin embargo, no me dirigí a él en ningún momento y él hizo lo mismo en tanto ordenamos la cocina, preparamos la ropa, respetando el silencio y la complicidad de ese vínculo que ya nos unía, sin embargo permitiendo que sus ojos, como palomas al acecho, se incrustaran en mí. 

Llegamos a la suite de la mano, pero ya la sonrisa adornaba los perfiles, con picardía llegamos al roce de los labios, que se amoldaron como perfectos engranajes deseando  devorarse  a mordisquitos, pero primero disfrutándose lamiendo los contornos, por dentro, por fuera, el labio inferior que parecía en los dos encerrar secretos del universo, hasta que cálida, tierna, húmeda… la boca de uno rozó la del otro, las manos se posaron en las mejillas, los rostros se curvaron en las palmas sellando la conexión, y la boca de Guillermo resbaló  la mía,  antes de absorber el suculento labio inferior y de pasear suavemente la lengua por el sensible tejido, hundiendo los dedos en el pelo que en parte envolvió el beso en el refugio enmarcado por mi pelo más largo en mechones caídos, las manos y los labios, mientras las lenguas se deslizaban hacia dentro, hacia fuera aprendiendo lo que a cada uno llevaba a vibrar, a gemir a morder, y nos devoramos en hambrientos mordisquitos, en bocaditos, en un beso húmedo, largo, profundo, susurrando bálsamos para el calor y la tensión entre los cuerpos, hasta apartarnos al fin quedándonos capturados en la mirada, sonriendo, tragando saliva conociéndonos con todos los sentidos haciendo que la manifestación física de la unión fuera la más dulce..

Guillermo me dejó llevar las riendas, y a horcajadas sobre el cuerpo despojado de algunas barreras recorrí sin tapujos el cuello con los labios, me incorporé sentado sobre mis piernas quitándome la remera, haciendo lo propio con la camisa de Guillermo por sobre la cabeza y recorrí el torso desnudo con los labios en trazos de delicados patrones.

 Mientras, Guillermo soñaba con dibujar mi tatuaje serpenteante con los suyos, admirando los músculos del abdomen, paseando los de la espalda donde cada uno se le antojaba una carretera a correr con la lengua, deleitando los dedos en la seda del cabello, mientras cerró los ojos abandonándose a las caricias, sintiendo que las hacía con reverencia, como si su cuerpo fuese el mismísimo tesoro del cual se desprendiera el diamante que posaba en mi tatuaje”.

“Pedro  susurraba en el oído mientras transcurría por el pecho, en los costados, en las costillas, dibujando círculos con los pulgares alrededor de los pezones, mientras sofoqué un grito alzando el cuerpo en dirección a su tanto ligero, sus palabras sensuales, junto a sus dedos mágicos me arrancaron jadeos, y cuando posó el beso sobre el latido del corazón, quise dárselo, al oír que yo era amor y suyo.

Pasó al pecho, jugó con el rizo del vello, besó las cúspides, inspiré hondo conteniendo el aire, esperando el lametear en círculos en los extremos, arrancando gemidos nuevos, pegando la boca y succionando con fuerza hasta convertir en piedra lo blando, mientras arañé su espalda, enrosqué los dedos en el pelo, y me retorcí sinuoso cuando reptó desde el pecho al vientre.

Con facilidad felina quitó los pantalones y demás, besándome el empeine de un pie, ascendiendo por el tobillo, la pantorrilla hasta la parte de atrás de la rodilla, donde lamió impiadoso dando bocaditos ligeros y mi hombría lloró reclamándolo, aunque se fue de paseo a la otra pierna, hasta hacerme estremecer de pies a cabeza con sus juegos, y apoyándose en las rodillas las separó, saboreando mi belleza con la suya, mi hombría, sus labios, su lengua, sin apartar las miradas, como pidiendo permiso, con los ojos oscuros cargados de promesas.

Bajé la cabeza para contemplar su belleza entre mis piernas y atacó con la velocidad del rayo, pegando la boca a mi virilidad ansiosa, jugando con la lengua, haciéndome exclamar de placer, y aferrarme de sus caderas. No comenzó tímido como las primeras veces, fue devorando mi hombría como si fuese la última vez, sentí su exquisita lengua jugando con cada milímetro de piel alcanzada y pequeñas corrientes eléctricas comenzaron a recorrerme desde el centro a la totalidad. El vello de su barbilla hacía cosquillas en los muslos, mientras succionaba buscando beber de mí, empacharse de mi esencia, embriagar  con vida cada átomo de su ser, emitiendo sonidos, gruñidos, rugidos mientras mi cuerpo se rebelaba contra su delicioso rostro.

 La lengua sondeaba el calor, los labios y los dientes hicieron el resto, me aferré de los bordes del somier mientras elevando las caderas sentí el inicio del fin extendiéndose por el cuerpo como la hiedra que repta por una verja. Me invadió potente, inclemente, y hasta la superficie de la piel vibró al encontrar el alivio ansiado dándole al fin de beber de mí, y a punto de estallar en pedacitos supe que quería atiborrase de mi dulzura, saboreando el néctar, mientras el cuerpo se tensaba de placer alcanzando el primer nirvana. Durante el clímax de mi orgasmo se retiró ansioso, lamiendo el asterisco y alrededor, preparando el acceso a mí ser, succionando en la hendidura, deseando terminar de beberme. Cuando el orgasmo se desvanecía, comenzó a jugar con los dedos en el acceso, reteniendo el suyo, postergando su placer, colocó un dedo suavemente presionando de a poco, milímetro a milímetro, haciéndome sofocar gritos al sentir la invasión, sin poder controlar emocionados temblores cuando nos miramos sonriendo, pero antes de pensar en él, me invadió por todos lados, jugando en el acceso con los dedos, imitando el ritmo, regresó la boca delante, lamiendo mi hombría lenta y deliberadamente, como aliviando la carne, o memorizándola, hasta hacerme menear las caderas en círculos impaciente, mientras me torturaba adelante, por detrás deslizó los dedos, hasta que elevé las caderas, le aferré el pelo, empujándolo a ir de prisa, más fuerte, haciéndome disfrutar de cada instante sumiéndome en la espera de la segunda detonación, mientras los dedos humedecidos seguían el ritmo en mi interior, hundiéndose en el asterisco, venciendo resistencia, presionando, succionando el detonador con frenesí. Era diferente, ardiente, placentero sentirlo delante y detrás, tierno delante, salvaje por detrás y en la mirada intensa vi sus pupilas dilatadas, sus ojos de miel tornados al negro, su iris marrón ausente, cuando hundió a profundidad los dedos robándome la vida, empecé a sacudir las caderas y al fin entre su boca y sus manos me trasformé en paloma,  abandonando el plano consciente, volé, libre como pájaro, Pedro me daba mis alas.

En algún lugar del olvido, oí que se acercó, sus labios surcaron la nuca, la espalda, hundiéndose al fin en mi habitáculo a fondo, embistiendo con un placer que parecía que no acabaría jamás.

No me había recuperado cuando se enterró en mí, y gruñó de placer contra mi nuca empapada, envolviéndome en su cuerpo, y yo disfrutando de la calidez en cada envite.

 Buscó el beso, le abrí la entrada a la boca, dejando que entrara por todas partes, uniéndome a él como el alma el jueves, sintiéndolo entero dentro, no deseaba que se detuviera jamás, queriendo que estallara como lo había hecho yo, supe que sobre la autopista de los abdominales había una película de rocío, y me dije que deseaba beberla de gota en gota luego, cuando amasara la arcilla de sus cúspides, de sus llanos, apretando los dientes, clavando los dedos en las caderas, lo exprimí con mis músculos, lo aferré y empujé, penetrando el túnel una y otra vez, descontrolado y febriles, comenzamos a tensarnos, las bocas en el mismo frenesí se devoraron, hasta que en un instante olvidado de las eternidad, nos catapultamos al unísono en el mar dulce del inconsciente, al grito entrecortado del nirvana único, mientras lo encerré dentro deleitándome con las últimas sacudidas de su placer, y así quedamos en un ser mientras aturdido me acariciaba la espalda como deseando saber que en verdad estaba debajo de él aferrándolo dentro, agonizando así, hasta algún momento, en el mismo lugar.

El susurro de la brisa me trajo su aliento, y en sentidas caricias lo llené de alegría, fue mágica la paleta de colores que matizó la noche de la vida con la llama encendida de un amor ardiente y único. Vibramos en el loco desatino de un amor divino consciente, en la dulce miel de la intensidad impresa, deseando más de ella, tatuando felices sin dolor las marcas, entre brasas y llamas, el fuego consumió la carne, reviviendo en el néctar ajeno que como remanso río agitado, inundaba al otro, en oleadas. Despertamos pasiones, dimos y entregamos todo, fuimos volcanes, como lava nos fundimos, con las llamas siempre atizadas, no nos apartamos, fuimos arcilla, tierra, amor, delirio, con los besos como eje de la atracción fatal, las manos y caricias fueron lo mismo. Bebiendo miel,  nuestro amor… delirio, volcanes, fuego, fusiones, entregas, el Uno”.

Bs. As., lunes 11 de julio de 2016.

Juzgado Penal.

“La reunión con la gente de presidencia terminó con prisas, las intenciones eran claras, llegar a la verdad, Orestes y José Miller nos recibieron afables, el primero se sorprendió de verme asociado a Guillermo, aunque conocía su fama y se alegró de la unión para semejante caso.

 Nos sentamos los cuatros entre café y masas, y Orestes habló, supe que desconocía que estaba separado de Camila”.

… Pedro, en verdad me alegra esta sociedad, que pueda confiar este caso en los mejores.

En mano les entregaremos los resultados del patólogo forense de la autopsia, y los resultados de Policía Científica, de pericias en la escena.

Tienen que saber que la defensa intentará alegar suicidio, cosa que no vamos a permitir__ dijo con el ceño fruncido, el corazón me dio un vuelco de furia. Guille me hizo un guiño, supe que estaba igual.

… ¿Cómo?__ dijo Guille serio.

… Lo que escuchó, Graziani, aducirán que estaba depresivo, que ante la enfermedad decidió no continuar, que se sobre-dosificó la insulina, para matarse, lo podremos desarmar con los testimonios y pruebas, para nada era depresivo, sólo tenía diabetes que no es poco, pero estaba acostumbrado a lidiar con ella, no tenía algo terminal, y le apasionaba su trabajo, las fundaciones, unirse a las campañas políticas.

… Orestes, ¿crees que pudo ser algún ajuste de cuentas? Digo, imagino que lo conociste, que puedes imaginarlo__ pregunté sin reparos.

… No me parece, Pedro. Por lo que lo conocí, era un tipo honesto,  como todo gran empresario, con semejante fortuna, tenía fundaciones, sabemos que siempre se derivan fondos, que van a las campañas, pero no creo que el crimen venga de enemigos mafiosos, o políticos, tampoco sospecho de los herederos directos, no sé por dónde empezar.

La escena es compleja, hasta lo que sé y leerán, el asesino lo conocía estrechamente como para saber de su enfermedad, que la manejaba él, que dormía solo. 

El tema es que hace años, al parecer dejó de  compartir el lecho, la suite con la esposa, adujeron que por la enfermedad y sus horarios, tenía en la habitación la heladera con temperatura regulada donde guardaba la insulina bajo llave, el manejo era estrictamente personal, en el vestidor bajo llave guardaba aparatos de medición del azúcar en sangre, reactivos, tiras reactivas, jeringas, todo lo que no iba a la heladera, conocía horarios, regulaba las dosis, iba mensualmente al diabetólogo, nadie tocaba su medicación.

El asesino supo esto, debió llevar jeringas similares, conocer sus horarios, y muy bien la propiedad, los guardias no vieron a nadie, secuestramos las cámaras  de seguridad, debió entrar por atrás, de noche, pero nadie llamó a la puerta.

…¿O sea que el asesino tenía llaves?__ enarco las cejas, Guillermo tomaba bocanadas de aire, frunciendo el entrecejo al tiempo que Miller asintió, Moravia continuó.

… Sospechamos que el asesino entró a la casa, a la suite con sus llaves, de noche, por algún lugar que la custodia no vio, que llevaba su jeringa, con el colirio, y lo inyectó sin tiempo a que despertara.

Limpió la escena, dejando en la mesa de noche una jeringa usada que tenía restos de la insulina de la marca y acción que usaba, pero algo hizo que tuviera que salir rápido, sin tiempo de ver, que este hombre meticuloso al extremo, nunca dejaba jeringas ni agujas sin desechar en bolsas rojas para residuos patológicos, dejo allí la jeringa, el colirio, que nunca el hombre usara, y sin darse cuenta que al parecer antes de dormirse, luego de inyectarse realmente su insulina, había registrado la medición de glucemia, el aparato estaba en la mesa de noche, habían dos registros, el que hiciera el occiso luego de su inyección dando valor normal, y uno posterior, presumiblemente coincidente casi con el llamado a los empleados, y la llegada del médico,  que daba por las nubes.

.. ¿Lo vio un médico?

… No estaba muerto, alcanzó a llamar a los familiares, antes entró el mayordomo, lo encontró perdiendo la consciencia, cuando llegó la emergencia estaba en coma hiperglucémico, murió en pocos minutos antes de llegar a la ambulancia, y la autopsia reveló rastros de cianuro en sangre, es de suponer que además del colirio en lugar de insulina le inyectaron una pequeña cantidad que lo llevó a la muerte antes de poder hablar prácticamente.

Dejó como pruebas las dos mediciones de azúcar en sangre en el aparato, el colirio que no usaba que llevó el asesino,  y su jeringa de minutos antes con rastros de insulina en su cesto en la bolsa roja.

El asesino tuvo tiempo para intentar que desviáramos la atención hacia algún sirviente, echó la jeringa con restos de colirio y cianuro en el cesto de la cocina, con lo cual echa por tierra toda posibilidad de suicidio, y de que fuera error del occiso en la dosificación.

Alguien entró con su llave, lo inyectó, y salió, conociendo muy bien la casa, al hombre, a la enfermedad, inclusive cómo manejaba la medicación.

.. ¡Guau! ¡Increíble!___ dije resoplando, Guillermo exhaló el aire que había contenido en el relato.

… Moravia, esto no es suicidio, no fue error humano, y por lo que entiendo cree que no fue ninguno de los familiares directos ni sirvientes de la casa, ¿verdad? Tampoco un ajuste de cuentas.

… Exactamente, Graziani, es lo que opino. El asesino puede ser uno de los herederos, no podemos descartarlo con la fortuna invaluable del occiso, debemos ver números, leer el testamento, etc., pero, creo que será el que menos sospechas levante al inicio, el menos esperado, aunque son tantos, que no sé ni por dónde iniciar las indagatorias, pasarán supongo que todos, más los empleados, y no creo que entre esos “todos”... se encuentre al asesino__ concluyó poniéndose de pie.

… Bien, iremos al entierro, siempre se ve más allí quizá que en tribunales, luego tendremos en la casa la reunión con los herederos, antes de las indagatorias deben saber que nos contrataron para defender al occiso, a ellos, a los inocentes.

Estudiaremos los informes a la tarde.

…¿Cuándo iniciarán las indagatorias? __pregunté cuando Guille terminó.

… Con las pericias en mano, cuando ustedes lo dispongan, esta semana, son demasiados, no podemos darle tiempo a escabullirse al asesino real.

… Bien, Miller, lo esperaremos en la casa luego del entierro.

… Allí estaré, les mostraré la escena del crimen que sigue aislada.

… Pedro, Guillermo, de más está decirles que era primo del presidente de la Nación, debemos llegar a la verdad, sin dilaciones, y ganar el juicio luego__ la voz de Moravia no dio lugar a titubeos.

“Saludamos y salimos rumbo al cementerio, mirándonos en el coche, en silencio, sopesando lo que escucháramos en las dos reuniones.

Teníamos en frente… un verdadero desafío”.

CONTINUARÁ.

Hechos y personajes son ficticios. Cualquier parecido con la realidad es coincidencia.

Lenguaje adulto. Escenas Explícitas.

Tenue luz, tu pulso helado,
iris fijos el éter viendo,
tal inquiriendo a tu hado:
¡…por qué mi savia sin aliento!

Tu libre albedrío, minado,
sin poder beber, sediento
de ti mismo, enajenado
espacio, ¡…tu pose un cuento!

Tal marioneta en tablado
hilos rancios y avarientos,
en rictus final malhadado,
tus huesos rotos ¡…polvorientos!

A nueva dimensión, callado
bogando con kraken, sonriendo
dejas de lado el cayado,
…al alba grana renaciendo.

En luz y agua tamizado
vendrás a Terra, desconcierto,
do saldarás lo adeudado
…contando arenas del desierto.

Omar Aburto