"EL OTRO"... CAPÍTULO SEXTO.

“EL OTRO”.

CAPÍTULO SEXTO.

“LLAGAS DE AMOR.
Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.

Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.

Son guirnalda de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.

Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia”.

Sonetos de amor oscuro.

Federico García Lorca.

Bariloche, domingo 24 de abril de 2016.

08.25 horas.

… Encantado Dr. Graziani, entiendo que en breve Juez de la Nación.

… Encantado yo, Dr. Beggio, entiendo que prácticamente ya Fiscal.

__Una pausa larga se instauró en el recuerdo de las charlas junto al lago, susurradas, secretas, mientras las manos en contacto que como las miradas no podían despegar, sumergidos los ojos de uno en los ajenos, provocaban una poderosa tensión sensual, devastadora conmoción que les robó el aliento y el habla, pero Pedro quiso continuar la función y con la voz más  ronroneante y susurrada habló.

…Creí, que habías dicho que me cruzara de calzada, que no deseabas verme nunca más, Graziani.

… En Bs. As., acá no vernos es imposible.

.. ¡Mira, no le entendí así, pero si lo dices tú!

… Además no vine a verte, pasé a saludar a José Miller, el presidente de la mesa, es un Fiscal, colega, amigo.

… Mira, sí ¿decenas o cientos de amigos pasaron por tu cama dijiste?

Supongo que más de la mitad de estos “otros” que vienen a la charla ¿verdad?

…¿Y por la tuya?

… También, pero Miller no, me gustan más jóvenes, más rubios, como Matías, si es posible de ojos claros.

…! No me digas! Creo que vi a tu ex por allí, a ese tal…Diego, no me parece ni rubio ni de ojos claros.

… Diego fue el primero, era menos exigente entonces.

… ¡Claro!

___Suspendidos en el centro del escenario, saboreando la suavidad de la piel de manos negadas a soltarse, y a la vez sostenidas como temiendo romperse,  Pedro imaginó que Guillermo redefinía la palabra de hombre atractivo, con su rostro de líneas cinceladas y audaces, los descarados ojos negros almendrados donde brillaba la vida, la nariz de fuerte personalidad unida al arrogante mentón, la boca enmarcada por labios finos antojadizamente generosos, eternamente curvados en irreverentes sonrisas, sumados a su porte de hombros anchos, brazos fuertes, como si algún dios hubiera sabido que sería una criatura incapaz de conformarse con medias tintas.

Estaba impecablemente ataviado, como le dijera antes, con su máscara de felicidad, el traje negro, la camisa imprudentemente desabotonada en el inicio del cuello, todo hablaba de que debajo rugía un animal de desenfrenada pasión, tan profunda que podría ser alarmante probarlo.

Pedro se lo imaginó sobre él, sus brazos envolviéndolo, la ardiente sensación de sus labios, en un beso prolongado de secreta intimidad, y perdido lanzó un suspiro ahogado.

Guillermo por su parte lo estaba sometiendo a un severo escrutinio, línea por línea en el rostro, desde el pelo antojadizamente sedoso, a la barbilla, los pocitos en las mejillas y en el mentón, esos labios turgentes que enloquecían, y alucinó con probarlos, aunque fuera por una única vez, sabiendo que Pedro Beggio era el hombre destinado exactamente a ser lo que él deseaba,…. en su vida, en su cama, en su casa, en el estudio y en el juzgado.

Llevaría tiempo y planificación milimétrica llegar al todo, pero al demonio con la suerte, el azar, el destino o lo que fuera, ese “otro” iba a ser suyo, nunca nada se le había negado, aunque no deseaba que su mirada reflejara, lo que su mente, su alma y su cuerpo empezaban a diagramar,…,”el otro”, sería suyo.

“...”El Otro”, más bello que jamás pude imaginar, me gustaría que esos labios me digan que no significo ahora nada más que el ex de Matías, nada para vos, que soy  sólo uno más de los muchos que dices han pasado por tu vida, aunque no te creo que haya habido más que estos dos.

Pero sobretodo daría media vida por un beso, y que luego redefinas que fue un beso más, que sigo sin ser nada más que…. “el otro”.

Quiero besarte con la pasión guardada de siglos, con el deseo que late furioso en la sangre desde percibirte en el lago, y poder penetrar tus murallas, abrir las puertas  de tu alma, y ver que no hay nada allí, para y por mí”.

“…Me estás quemando con la mirada, y daría media vida por un abrazo, por unir tu pecho al mío, para que los corazones se acompasen, y que cada latido se estremezca con el ajeno, escucharte mentir que no te diste cuenta de nada.

Déjame acariciarte desde el cabello, a esos labios sensuales que me provocan, para cambiar mis dedos por la captura en mis labios, y llevar así las yemas  a rozar tu alma.

Quiero que saborees mis caricias, de mis manos, de mis labios, los besos que saboreen los tuyos, y que me permitas con ellos recorrer toda tu anatomía, lamiendo la miel de tu piel en cada poro, sorbiendo el fruto de tus fuentes, calmando tus estremecimientos, tus temblores, entre mis brazos.

Y luego sí, necesito escuchar que sólo soy “el otro”, el esposo de Matías y que no sientes nada por mí”.

__En tanto las imágenes paseaban por la mente en los dos, la sangre en el horno de energía emanada, se calentó, escaldando desde adentro arterias y venas, y con los pensamientos siguiendo senderos peligrosos, el pétreo deseo en la pelvis palpitaba furioso, difícil de manejar, impúdico, irreverente, desatendiendo a los curiosos.

José ensimismado y absorto, sabía que Guillermo había nacido para ser poderoso, para someterse al deber, a las obligaciones, para brillar en la abogacía y en la política, y desde que se separara de Matías su vida era organizada, programada como antes de él,  jamás lo vio perder el autocontrol, pese a los muchos, entre los que se contaba, que lo persiguieran dentro y fuera de la cama, jamás perdía su suficiencia, su indiferencia,…, hasta aquel momento, en que su mente fría parecía más perturbada que ante el abandono de Matías dos años atrás.

Lo que vio en escena no estaba en  el libreto, y se acercó con firmeza a romper el hechizo, el diálogo secreto silente al que ni él ni Matías pudieron acceder.

…¿Se conocen de antes?

… No___Guillermo se apresuró en mentir, aunque Pedro pisó la misma palabra y aprovechando la intrusión, se desataron del nudo energético que los unía___.

…¿Cómo estás Guille? Hace un año que no te veo, casi, es imposible encontrarte pese a pisar los mismos lugares.

“…Maldito, claro que pasó por su cama, es otro más  de los miles que dice haber tenido. A veces llego a convencerme del porqué Matías lo abandonó. Quizá fui injusto con él, quizá contó menos de lo que padeció, y tuvo que soportar encuentros como éste”.

__Por primera vez los ojos de miel se entrecerraron acosados por un sentimiento súbito desconocido que lo doblaba revolviéndole las entrañas, y supo que eran celos.

La voz de Miller colada, había roto la intimidad en la que estaban, y ya no regresaría en medio de la gente allí.

…¿Viniste con Juan? Me pareció verlo ayer.

… Sí, a todos lados vamos juntos, desde que me divorcié, Juan está siempre, lo sabes.

.. Y ustedes ¿de dónde se conocen?

Del juzgado lo sé, quiero decir...

… Entendimos, Pedro, José fue muy amigo hace un año más o menos, compartimos todo.... unos meses ¿no?

… Por mí hubiera continuado, pero Guillermo, excepto con Juan, no se queda demasiado tiempo en el mismo lugar.

…Lo supuse.

___La mirada de Pedro de dulzura se había transformado a otra cosa, y Matías decidió entrar en la escena, para compensar la balanza que Guillermo inclinaba a su favor con la presencia de Miller.

…¿Cómo estás José?

… ¡Matías Olazábal! ¿Qué dice el famoso penalista?

…!Hola, Guillermo!

___Los ojos traslúcidos pasearon el porte del ex marido con cierto desdén, atrapando el brazo de Pedro que dejó que lo llevara a su lado.

..! Tanto tiempo, dos años precisamente!

Tienes que tener más cuidado con las puertas, casi  te desfiguras esa preciosa cara, Matías___Guillermo hundió la daga, en el momento exacto en que Pedro se unió  a su marido__.

…Pedro, ven, estamos en hora, está todo listo, tienes que empezar en un minuto, iré a llamar al orden.

… Voy. ¿Te quedarás?

… Ya que estoy, me gustará escuchar un caso de Baunes, y saber cómo lo resuelven.

… Guillermo___Matías interrumpió presuroso y por compromiso__, antes que esto empiece, por si no te veo luego, deseo aclararte, que Pedro desconocía todo de ti, tu nombre, tu apellido, lo supo acá, y la noche previa al viaje recién le conté que eras abogado, supongo que lo mismo hice contigo. Ninguno quiso nunca saber nada del otro... y no les dije ni a uno ni al otro, nada de nada.

__Las miradas chocaron instantes apenas, porque las luces se apagaron, para dar inicio a la charla. Matías le dio un beso a su esposo que Guillermo se negó a ver cerrando los ojos, bajó a sentarse en primera fila, mientras Guillermo hizo lo mismo del otro lado del pasillo, y seguro, Pedro Beggio se acercó al centro del escenario, al micrófono, al control.

Las luces se  concentraron en el demonio angelado, en el adonis , en narciso, en la belleza esculpida, los murmullos callaron, mientras la sensual voz de Pedro, comenzó a relatar con precisión de cirujano, el caso más contundente aparecido en los medios, ganado por Baunes, meses atrás, del cual nunca Guillermo supo que el abogado fuera…”el Otro”.

“…!Por Dios! Que me maten crucificado si no consigo que seas mío, y que seas mi Fiscal, claro, no tienes defecto alguno, y no puedo imaginar qué mierda viste en el pusilánime de Matías, que sólo es una cara bonita”.

___La mirada de Guillermo paseó por las manos que acariciaban el micrófono, los esbeltos dedos que lo marcaban, imaginándolos en todas sus superficies, demarcando senderos en su vientre, rutas en su espalda,, y la imagen de Pedro desnudo debajo de él, luchó por ganarle a la admiración que su discurso despertaba palabra tras palabra, mientras furtivamente, Matías sopesaba las miradas.

“…Sé que ahora sos prohibido, el esposo de este infeliz que alguna vez creí amar, pero necesito abrazarte, copiar el latido de tu corazón, que tu aroma a madera y tu perfume impregnen mis fluidos, mi sustancia, concédeme una noche, y me darás tu amor, aunque te añore un tiempo hasta que dejes, al “otro”, que no soy yo.

Ya he pasado horas imaginándote, pensándote, soñándote, sintiendo esa voz, tus suspiros, he saboreado tu aliento, tu aroma que la brisa del lago cómplice me trajo, y necesito ahora saciarme en la miel de tus besos.

Mi cuerpo arde, en el pecho duele saberte del otro, del que también supe usar antes que vos, pero no puedo no pensarte,  no ser el viento que acaricia tu piel en secreto y que te envuelve robándome el aroma, el calor, amándote en silencio.

No voy a olvidar ni tus hoyuelos, ni la sonrisa, ni la mirada, ni los susurros, ni los suspiros, ni los contorneos del cuerpo al caminar, ya estás tatuado en mi sangre, en las paredes de mi corazón, en cada fibra de mis retinas, y nadie te sacará de allí.

Aunque mientas amor, lo aceptaría, pero sé que te amo desde antes de conocerte, desde que eras “el Otro”, presentí tu presencia, ya habías nacido en mí como el sol en mi vientre ardiendo acariciando desde adentro, y lo confirmé en el lago, que te conozco desde siempre, del hoy, del ayer, del mañana, del alba, de mi eternidad.

Tus cadencias musicales en la voz, iluminan de rimas mi alma y mis entrañas.

Naciste para mí, dios pagano arrogante, estás escrito en las profecías de mi andar, en las noches profanas sos el jardín de mis sueños, la sombra, las pesadillas, el insomnio, crepúsculos y albas, sos mi amor.

Somos dos almas en una que nacieron para amarse, tus latidos se fundirán en mi boca, aunque te niegues a aceptarlo, fugaz vértigo de nuestros besos lograran abolir los límites de dos cuerpos, hasta que sean sólo uno, tan sólo uno, en el festín voraz de los sentidos.

Sin conocerla,…, la percibo bajo la ropa, la desnudez de tu cuerpo felino asaltando mis sentidos, ángel demonio de un mundo inexistente, mi fin será hacerte mío, agonizar de amor a cada rato, profanando tu cuerpo con candentes caricias paganas.

Sentí tu aliento en mi cuello, lancé el mío en suspiros a alborotar tu cabello, necesito beber del oasis de tu cuerpo, penetrando tus senderos, zambullirme en tus mares, cosechando tu fruto, descubriendo el infinito al llegar a la agonía final.

Un sorbo de tu sagrado jugo en la garganta, nuestros cuerpos reposando enredados, poseerte jurándote mi amor, extasiado perdido en el infinito, sin remedio, sé que voy amarte hasta siempre”.

___Los aplausos y las luces, lo cachetearon y sacaron del encantamiento, mientras lo perdió de vista en medio de la gente que se arremolinó a felicitarlo, y , Matías subió a buscarlo, y enterrado en la butaca, todavía mareado, sintió que acababa de hacerle el amor, a distancia, y en el salón lleno de gente anónima, ausente de todo lo que sentía por Pedro Beggio, “ por “el Otro”, incapaz de moverse, aunque su charla comenzaría en media hora, hasta que lo vio salir casi arrastrado por Matías.

___Ya en la habitación, Pedro buscaba la manera de escapar al salón de la charla que deseaba ver, escuchar, y se peinó frente al espejo ante la atenta mirada de Matías que rompió el silencio, mientras Pedro intentó lucir una máscara inexpresiva.

Los ojos verdes relumbraron al mirar a su marido, y a Pedro se le antojó más peligroso que nunca en aquel brillo inusual de la mirada, mientras sintió la sangre acometer en su rostro.

… Guillermo no me parece opción para una aventura, Pedro. Menos para una ilusión romántica. Los correteos en su cama son habituales, pero nunca le conocí romanticismo alguno, no serías la excepción.

…¿Qué dices, enfermo?___Con la tensión de la tristeza en el rostro___.

… No soy idiota, veo, Pedro. Aunque intentes aparecer divino como siempre me aventuraría a decir que estás preocupado. Hasta diría que estás a punto de echarte a llorar, no por mí precisamente.

… Y no creo que puedas pensar que planeo una aventura con tu ex.

__Pedro se removió incómodo, cuando Matías se acercó aferrándolo__ .Te poseo desde hace dos años, eres mío, nada más que mío, tu rostro, tu cuerpo, tus pensamientos, y no voy a cederlos precisamente a Guillermo.

__Pedro intentó soltarse sorprendido.

.. Me haces daño. ¡Qué mierda te pasa!

__Matías escudriñó su cuerpo como evaluando su tesoro, de modo insultante, hasta cruel, pareciendo desnudarlo con la mirada.

…Eres demasiado hermoso, tanto como para que a Guillermo se le antoje poseerte, lo conozco demasiado.

___Pedro sintió las lágrimas surcando el rostro mientras miró a su marido con desdén, en silencio, y Matías en un acto salvaje la atrajo hacia él,…, mientras los corazones encabritados deseban salir del pecho en los dos, se acercó y se apoderó de los labios de Pedro, escarbando en el abismo de la cavidad de la boca, mordiendo la lengua, sujetándole con los dedos la mandíbula para obligarlo a quedarse allí, en aquellos labios ásperos , duros, furiosos, y ahogó el dolor para soportar la brutal intrusión, hasta que lo soltó empujándolo. Mirándolo con furia.

… Sé de la manera en que me vienes despreciando, tres veces desde llegar___resentido__.

___Pedro palideció sosteniendo la mirada en tenso silencio, y sabiendo que las palabras se habían agotado, tomó el saco y salió, mientras Matías se desmoronó en la cama con la cabeza entre las manos.

Se había prometido jamás dañar a Pedro como sí lo hiciera con Guillermo, y acababa de volver a faltar a su voto.

Había pasado una vida ocultando sus imperfecciones, al conocerlo supo que era el hombre exacto para su vida, le organizaba la suya, lo regulaba, lo amoldaba a sus atentos modales, lo acompañaba en el trabajo y en eventos sociales, en deportes, fiestas y tenía gustos impecables, hasta en la elección de su propia ropa. Ejercía en él una sutil influencia en estilo, y sabía que muchos le envidiaban el esposo que había al fin conseguido.

 Pedro asistía a eventos y causas sociales, teatrales, artísticas, deportivas, tenía modales  tranquilos, y era un modelo de control de sí mismo, Matías jamás había lamentado casarse con él, y sin embargo algo logró que en horas comenzara a rechazarlo, y la imagen de Guillermo se instaló en la mente y en las vísceras.

No habría imaginado nunca hasta qué punto podría sentirse asqueado por su proximidad. Sin embargo el desprecio actual era tan evidente, que si nada mediaba, él que se consideraba un modelo de corrección, no sabía cómo haría para no hacer alguna locura.

___Con la cabeza gacha, sin mirar, Pedro cruzó el hall determinado a escapar arrullado por la conversación del tumulto en cosas triviales. Consultó el reloj y tenía tiempo de deslizarse unos minutos al exterior a fumar, antes de enfrentar el rostro ansiado, en la charla de la diez.

De pronto el frío lo trajo a la realidad, se envolvió en los brazos, al tiempo  de sentir que no podría estar con Matías nunca más, y pensó mil maneras de explicarle el fracaso como esposo, como hombre con él.

Las lágrimas brotaron en los ojos, mientras la convicción de no hacer más papelones por igual las contuvo, y de lejos le llegó la risa contagiosa de Diego, que en seco se detuvo a su lado al verlo.

…! Pedro! Perdón, creo que me dormí, que no llegué a tu charla ¿verdad?

.. No perdiste demasiado. Como siempre además.

…¿Qué sucede? ¿Qué haces acá? ¿Cuánto hace que…?

__De pronto le alzó la barbilla, al tiempo de ver las lágrimas corriendo libres por el bello rostro, sujetándolo con fuerza de los brazos.

…Pedro, cielo___alarmado___, ¿qué te pasa?

… No puedo decírtelo.

… Puedes y lo harás, vamos al bar y hablemos.

.. Ahora no, además pueden vernos, no quiero más malentendidos, no puedo.

… Necesitas hablar.

… Está bien___la garganta se le cerraba dolorosamente___, hasta el llanto desconsolado___, ahora no puedo, a la noche,  te llamaré.

__Pedro salió disparado y Diego supo que debía dejarlo llorar, sopesando si  lo hacía por Matías, por Guillermo o por los dos.

No supo en que sendero se perdió, pero sí el cuerpo que lo detuvo, los ojos que lo descubrieron, mientras  llevó los dedos a los labios para evitar las palabras, sintiendo el aliento en la mano que llegó, mientras Guillermo tensó la mandíbula, y en aquellos ojos de brillo malicioso, puedo ver algo mucho más alarmante llegando.

El corazón comenzó a latir de manera dolorosa, y paralizado, observó cómo Guillermo alzaba la mano despacio para separarle los dedos que estaban cerrando sus labios, delicado, uno por uno, mientras el aliento le acariciaba la mano con bocanadas apresuradas, al tiempo que al pensar en correr, Guillermo lo estrechó por la cintura, y quedó atrapado a su merced, deseando que hiciera lo que le viniera en gana menos soltarlo.

Guillermo lo sostuvo por la nuca y Pedro se aferró a las solapas, y la presión de la mano en la nuca impedía soltarse y forcejear. Y conforme la boca de Guillermo se posó sobre la suya, jadeó en silencio, y   la razón se dio a la fuga.

Los labios finos acariciaron los gruesos, con suavidad pero también con firmeza, como intentando arrancarle una respuesta, una confesión, mientras se vieron consumidos en instantes por un fuego devastador ardiendo por todo el cuerpo, que desmoronó las defensas para dar paso a un anhelo ignorado por los dos hasta entonces.

No se sintieron extraños, y aquello en nada se parecía a besos de otros, por el contrario se desearon con desenfreno.

Guillermo se separó buscando la mirada, paseando los labios a la barbilla para sentir las cosquillas, ascendiendo a las mejillas dejando regueros de fuego por el camino para desandar el camino y regresar a la boca, y cuando Pedro sintió la punta de la lengua acariciando la de él, sintió que caería si no fuese por la sujeción en la nuca.

Se relajaron uno en brazos del otro, permitiéndose hacer a antojo, ante la inminencia de ser descubiertos por cualquiera, saborearon el interior de la boca con suaves caricias de lenguas, exploraron cada rincón en forma escandalosa, mientras un cúmulo de sensaciones torturaba sitios precisos en la totalidad de los dos.

Guillermo enterró los dedos en el pelo, y el tacto le aceleró la respiración en el placer de alborotarlo a su antojo, y tentado por esos labios turgentes, lo instó acariciándole las mejillas a mover la cabeza  para morderlos a placer, primero estirando el superior, luego mordiendo el inferior, apaciguándolo con caricias de la lengua.

Cuando los labios se cerraron en un beso profundo, antes que los gemidos sucumbieran en la garganta, se soltaron para respirar, y Pedro hundió la cabeza, en el hueco del cuello sobre el hombro, sintiendo haber llegado a su hogar, mientras el pecho de Guillermo subía y bajaba agónicamente y el aliento acariciaba su pelo.

El ardiente recorrido continuó en el hueco colmado de terminaciones nerviosas tras la oreja, donde las caricias de la lengua detonaron chispas, para luego trazar con la humedad el recorrido de la yugular en el cuello, mientras la palma se coló bajo la camisa delineando la clavícula hasta el hueco bajo el cuello, y rozó con la nariz un punto cercano, que hizo a Pedro saber que un nuevo gemido pugnaba por escapar de la garganta entre la humedad de los besos.

Cuando lo empujó no hizo más que darle el motivo para regresar en un beso hambriento voraz, mientras las manos descendieron hasta los pezones, y mientras los labios humedecían, las manos acariciaban,…, Pedro se derritió en las sensaciones, estremeciéndose enloquecido por el placer acumulado por todos lados, olvidando noción de tiempo, espacio, nombres, y de “el Otro”, de… “los Otros”, siendo solamente ellos dos, allí, ante la majestuosidad del lago, testigo del amor nacido desde verse al llegar desconociendo que eran… “el Otro”, pero sabiendo que ahora deseaban más, más besos, más adentro. más profundos, más caricias, piel desnuda contra piel, recorriéndose por todo el cuerpo, de todas las maneras, por todos lados.

Sabiendo lo que deseaban, Pedro enterró el rostro en la curva del hombro, sabiendo de súbito que había llegado a su hogar.

CONTINUARÁ.

Hechos y personajes son ficticios, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Lenguaje adulto, escenas explícitas.