SUR. CAPÍTULO VEINTE.

SUR.

CAPÍTULO VEINTE.

“Soneto 22

Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo,
sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura,
en regiones contrarias, en un mediodía quemante:
eras sólo el aroma de los cereales que amo.

Tal vez te vi, te supuse al pasar levantando una copa
en Angola, a la luz de la luna de Junio,
o eras tú la cintura de aquella guitarra
que toqué en las tinieblas y sonó como el mar desmedido.

Te amé sin que yo lo supiera, y busqué tu memoria.
En las casas vacías entré con linterna a robar tu retrato.
Pero yo ya sabía cómo era. De pronto

mientras ibas conmigo te toqué y se detuvo mi vida:
frente a mis ojos estabas, reinándome, y reinas.
Como hoguera en los bosques el fuego es tu reino”.

Pablo Neruda.

Ushuaia, jueves 14 de enero de 2016.

___Aturdido y en estado de ensoñación, Guillermo comenzó a despertar aguijoneado por las luces colándose en la nueva encantada habitación en casa de Pedro, mientras las imágenes y las palabras del día previo se entrometían en la mente por igual que la luz en el aire, y la desazón lo dominó al recordar las palabras de Pedro antes de que el sueño se lo llevara de él.

Mateo, Michal, los rosacruces, Christian, no terminaban de encajar en su mente de hombre racional. El  mal tomando formas de destrucción para cada cual, que a Pedro no podría asesinarlo en forma de agua, de tempestad.

Atormentado y solo, con lágrimas fluyendo como el agua de la lluvia, se vio en el espejo de pared, sentado en la cama, con la cara entre las manos.

“..No mi amor, no. No te dejaré solo, no ahora. No.

Lo que sea que haya que enfrentar, lo haremos juntos, soy fuerte, no tanto como tú que tienes una fuerza inusitada, pero la obtendría para defenderte, o para salvar a tu hijo o a Agustín.

Además debo darme a conocer con Dora, averiguar de los familiares de aquella vida que pueda tener en Bs. As., no me iré”.

___Con pereza y el cuerpo agarrotado se incorporó sin espera, y paseó la mirada por la habitación que apenas conocía, buscando algún rastro de Pedro que tampoco encontró, no quedándole más remedio que tratar de poner en orden el lío de emociones y pensamientos bajo el agua.

Abrió el grifo, cerró la mampara y el vapor todo lo difuminó, como difuminados estaban en él los recuerdos de los últimos días, menos su amor por Pedro.

Recordó lo poco que llevaba sin Ana, los días en que había olvidado a su hijo, y la confusión fue ganando terreno, en medio de las prioridades que debía solucionar.

Una idea cruzó como una ráfaga similar al gélido viento del afuera, pero  con igual velocidad la desechó por improbable. Pedro no se marcharía de allí dejando a Dora, menos a Agustín, y con el mal dando vueltas en su entorno.

Tampoco él había llegado al pueblo para irse con más interrogantes que al llegar, sin siquiera haber comenzado el libro, con una diario que no sabía si lo era, de alguien que parecía ser Pedro pero cuyas iniciales no coincidían, con  otro en la vida de su hombre que juraba una y mil veces haberlo amado siempre a él, y sin embargo con regalos o recuerdos de alguien más.

Salió del agua sin conciencia de haberse duchado, se envolvió en la toalla, y regresó a la habitación para vestirse y buscar señales de algo, el diario era una, otra era hablar con Dora, con Pedro, cuando al pasar por la puerta escuchó murmullos  que llegaban desde el pasillo.

“…Pedro, no puedes seguir así.

Pudiste morir ahogado ayer.

… Sabes que no Matías, ese ataque no fue para mí, fue para Guille, fue él.

…¿Y por qué no vendes todo y te vas con él lejos?, con el nene, Agustín te seguiría.

Me duele enormemente decirlo, pero temo que juegues con la suerte y que termine matándote.

Si no fuera porque no hay explicación alguna para lo del Parque,  porque acá ayer no hubo tormenta alguna, ni siquiera podría creerte yo, pero está claro que ese tipo te encontró, que está acá.

… Y me seguiría así me enterrara en la Base, Matías, ya no puedo seguir huyendo, tengo que plantarle cara, y que sobreviva el más fuerte.

Pero para eso necesito lejos a mis afectos, no puedo arriesgarlos a todos, es una lucha muy larga, personal.

Quizá nunca debí esconderme o escapar de él.

En realidad lo hice porque en un principio, por años, no supe que podría tener algo que él desea, yo no lo sabía, Matías, mi abuelo agonizando dijo palabras que no entendí.

… Lo sé, no te tortures, no es tu culpa”.

___Guillermo  se dejó caer en el sillón frente al escritorio, era todo tan bello, mucho más que en el hostal, sin embargo ahora no podía disfrutar de aquella magia, necesitaba respuestas, decisiones, movimientos certeros, y para ello saber toda la verdad.

El diario latía como sus sienes en el golpeteo de la sangre, como escuchaba las palabras de Pedro antes de dormirse aturdido en la noche.

Miércoles, 13 de enero de 2016.

“… Te envenenaron, ¿por qué no entiendes que la realidad supera a la ficción?

No podré protegerte si no me crees, si no entiendes que esa tempestad también iba dirigida a arrastrarte a ti.

Por mi culpa te matará a ti.

..¿Qué no me dices, Pedro?
... Te he contado hasta donde he podido.

…¿Estás seguro de que se trata de Michal y no de ese W.B.?
…¿Qué?
… Dime la verdad, al fin ¿Tuviste un tipo antes que yo y es él, y ahora quiere asesinarme porque lo dejaste? ¿De lo contrario por qué te culpas?

….Él, Wilhelm…. jamás haría una cosa así, es que no entiendes nada, Dios.

… Nadie tiene motivos para matarme, menos por tu culpa, a menos que se trate de un ex despechado, ¿Wilhelm?

¿Es el que te regaló el libro que atesoras en la biblioteca?

¿Adónde vive?

¿Lo ves?

¿Siguen siendo amantes y de allí tus escapadas frecuentes sin explicaciones?

…Mi único amante y amor eres tú.

…¿Quién es él? Nadie que no sea un amor podría querer sacarme de en medio, Matías no es.

¿Quién es él?

… No te diré nada más, viste la monstruosidad del peligro ayer., y no crees en mí.

…Si lo dijeras, podría ser un recuerdo de tu padre, de tu abuelo, pero al ocultarlo es porque es  de alguien que amaste, o peor ¿qué sigues amando?

Dímelo, al menos para saber con quién es mi competencia.

… Estoy agotado, Guille-

…¿Vive acá? ¿Lo sigues amando?

…No lo veo, murió. En 1957. A sus casi 17 años, por eso el libro tiene las hojas amarillas”.

___Agotados, derrotados, con la mente en blanco, Guillermo sopesó las palabras sin saber cómo actuar, si disculparse o no, aunque seguía sin saber quién era ese W.B.

___Pedro se había quedado en silencio, y Guillermo ya no pudo ingresar a él, lo percibió aferrado a su cuerpo, pero en mente y en alma muy lejos de él, en otra época, quizá en otro lugar al cual no pudo acceder.

No supo que Pedro estaba intentando construir de prisa un muro que le permitiera alejarlo de él, que no lo viera caer, porque sabiéndolo a salvo, se desmoronaba como castillo de naipes, y si lo viera débil, vulnerable, ya nada detendría sus preguntas, y no podía exponerlo a la furia de Michal, por poco se habían encontrado cara a cara en el barco, por poco no lo había arrastrado.

Había pensado que estaba en un lugar seguro, pero las muertes repentinas, las tentativas contra Guillermo, las sombras que vislumbraba cada vez aunque todavía no se dibujara claro su rostro, no le dejaban dudas de por medio. Michal estaba allí, lo había encontrado.

Y cuando Guillermo se durmió en sus brazos, hizo el juramento de enfrentarlo, a matar o morir antes de que lo intentara con su amor, nadie merecía la indigna muerte que el demonio podía causar.

Tenía que alejarlo de allí, Michal no lo seguiría si él se quedaba allí, debía alejar a Guillermo del pueblo, quizá a José con Agustín, hasta dar la batalla final que se debían,…. pero cómo.

Ushuaia, jueves 14 de enero de 2016.

…No. Matías no permitiría que tuviera un amante, al menos ahora no lo tiene, no puedo pensar eso. Sé que me ama, no debo dejarlo, ni siquiera irme por un tiempo como planea, no lo haré.

__Guillermo se zambulló en el nuevo sillón del escritorio de la habitación, mirando al vacío, con la mente en la visión de la furia de la naturaleza del día anterior en el Beagle. Las imágenes porfiadas de Pedro con fuerza titánica salvándose de la marea que intentaba deglutirlo, y de súbito por más que se esforzara, no recordaba nada más, hasta haber despertado en la habitación.

El diario golpeó en el piso, como abierto por una mano invisible en la hoja precisa, en el sitio que necesitaba y temía por igual conocer.

..”No pude retenerte mi amor, estabas empeñado como tus tres amigos en que en la cordillera  encontrarían la fuente del bienestar para todos, que la minería nos salvaría de la miseria, y te dejé partir, te dejé sin pensar que no sería como la última vez,  creí que regresarías una y otra vez como la primera vez, que no te adentrarías en medio del desierto no poblado por los blancos, donde solamente podrían encontrar una lucha desigual de milicias e indios rebeldes, no supe ver la diferencia, y apenas tenías casi diecisiete años.

Ya no tuve fuerzas de cubrir mis horas con tus hermanas, dando clases, menos ayudando a los indios amigos, eran ellos los que preocupados por mi aislamiento en nuestra choza, venían a visitarme, a acompañarme, mientras los días se amontonaron en meses sin que me diera cuenta, pensando en que quizá la falta de noticias era algo bueno, que indicaba que estarían trabajando en las minas en algún lugar.

El primer indicio de que no era así, sucedió una noche, cuatro meses luego de la partida, en que acostado en la choza, inquieto e insomne,  en un estado de duermevela, donde parecía ir al sueño pero conservaba perfecto recuerdo de todo,  como si un rayo furioso cayera desde el cielo, me cegué, pero escuché avanzando cerca un zumbido atronador, gritos de guerra, y entonces los vi, puntas de lanzas del tropel de demonios insaciables de sangre que supe venían hacia mí, pareciendo demonios sentí que debía correr, y sin embargo no pude, estaba paralizado bajo la tierra.

 Cerré los ojos  resignado a caer agujereado, cuando evidentemente me atravesaron, en un dèja vu de lo que sucediera con las balas de los soldados en Varsovia, las lanzas pasaron como si fuese un fantasma, yo seguía de pie, pero de nuevo percibiendo que me  habían amputado , que se habían llevado en ellas la parte más importante de mi ser.

Los días que siguieron los viví como zombi, inquieto sin siquiera poder trabajar, yendo y viniendo por el campo, en espera de alguna señal, que otra vez como tu pronto nacimiento, llegó en voz de tu hermana corriendo hacia mí, de Dorota.

Cuando logré ver su llanto, el rostro desencajado, leí en sus ojos la verdad que presentía o que quizá con mis pensamientos atraje.  Con la voz rota en sollozos de muerte, alcanzó a decirme que sólo había regresado tu mejor amigo, herido, en muy mal estado, y que nada se sabía de ti y de los otros.

Corrí entre los trigales hacia la casa, y Dora en brazos de tu papá  se ahogaba en llanto, pero tu amigo no estaba allí, y nadie se animaba a decirme lo que sucedía, aunque mi alma y mi corazón lo sabían.

Tu amigo había ido a poner la denuncia, y sin conciencia tomé el caballo y fui donde él, aferrándolo del cuello para que me confesara lo inevitable.

Le exigí sin importarme nada de nada la verdad, hasta que al fin lo dijo.

.. Lo siento, nos acorralaron una noche los indios, salvajemente lanzaron sus armas, lo vi caer a Wilhelm del caballo con una lanza en el pecho, también estaba herido y nada pude hacer, regresé a pedir ayuda de las autoridades.

__Lo último que recuerdo es que perdí el conocimiento como si la lanza me hubiera atravesado a mí, y hurgado en la herida en el mismísimo corazón, y que algunas manos me sostuvieron, y luego sé que al despertar, horas después pedí un lugar en la expedición que armaron para buscarte, a ti y a tus amigos, entre militares y algunos de la colonia, exigí mi lugar allí”.

“…Dios mío, ¿Qué contó Dora de esto?

Más o menos lo mismo, solamente que sin detalles, ese hombre que murió a manos de los indios, fui yo, mi vida que elegí para regresar a Pedro, la perdí a los dieciséis años dijo Dora, casi a los diecisiete dice esto, soy yo, de alguna manera me vio morir de nuevo mi cielito, pobrecito, por eso ahora desespera por protegerme”.

Pedro había verificado la seguridad de la casa y del hostal, el estado de Agustín y de José, y consciente de la hora había pedido a Julia una bandeja con el almuerzo para Guillermo y para él, mientras Matías le había informado que se quedaría allí,  al menos hasta que decidiera qué hacer. Quizá  llegado el indeseado momento, podría llevarse a Agustín y al nene de allí.

 Confundido y tratando de desalojar la preocupación del rostro, suspiró al llegar frente a la puerta de la recién estrenada habitación, y al empujarla, Guillermo se sobresaltó,…, pero de inmediato dejó el diario y los anteojos yendo a ayudarlo a acarrear las cosas, recién tomando conciencia de que ni siquiera había desayunado.

… Disculpa, mi amor, estuve con Matías, con Agustín, con el nene, no quiero que le lleguen más noticias de tragedias porque terminará por asustarse.

… Está bien, dame.

¿Almorzaremos acá?

… ¡Si me dejas y no sigues enojado!

… No estoy enojado, es que quiero saber la verdad, la manera de ayudarte contra esa cosa que llamas el mal.

Ayer pensé que te perdía, entiende.

.. Lo sé, pero yo he sido el que te ha perdido demasiadas veces, mi vida, y no soportaría una más.

Cuando te enfermaste, no quise asustarte, no te dije lo del envenenamiento, pensé que podría controlarlo, pero lo de ayer me desestabilizó, y como el desgraciado no viene directamente por mí, temo por todos, entiende.

…Pedro… ¿ese monstruo maligno ha sobrevivido desde que estaba con tu abuelo?

… Al parecer, sí. Guille, te juro que no entendí el alcance de que mi abuelo diera la vida en el horno, menos lo que buscaron cuando este desgraciado llegó, evidentemente algo sucedió, algo lograron, y si él sobrevive, pese a aquello descubierto, sólo se me ocurren dos formas.

__Guillermo le lanzó una mirada suplicante, llena de preguntas.

… O que descubrieron la longevidad, y asesinó a mi abuelo para quedársela, o que…

… ¿Qué?

… Que para lograr la eternidad debe quitarme algo que ni siquiera sé que poseo, sólo se me ocurre, que sé desde no hace mucho,…, palabras.

…¿Palabras?

… Las que pude recordar de cuando mi abuelo murió en mis brazos, que usadas de manera adecuada, pueden terminar con Michal, y si las uso a la inversa… conmigo.

…!Dios!

Mi lindo, perdona lo que te dije, el ataque de celos, es que me volvió loco ese libro, las iniciales, todo.

… Ya lo sabes, ¿verdad?

Come, que no desayunaste siquiera, y son pastas como te gusta.

… ¿Si sé qué cosa?
… Que volviste a dejarme, en 1957, que no pude evitar que los indios te asesinaran, es el relato de Dora a los turistas, sin nombrarme, claro, y sin nombrarte.

… Sí, creo que lo sé, que llego a entender mi muerte, pero no cómo estoy vivo de nuevo, acá, junto a vos otra vez.

¿Y quién es ese tipo?

___Pedro le acarició la mejilla con los nudillos, mirándolo con toda su ternura, sonriendo con hoyuelos y magia.

… Tú, celoso, tú. ¿Quién más crees que pudo enamorarme alguna vez?

…¿Yo?
… Me regalaste el libro antes de irte a la expedición, dijiste que antes de que lo terminara,…, estarías de regreso, y me lo dedicaste.

…W.B. ¿Y la B?

… Brzeziński, tu apellido en esa vida, polaco, tonto.

__Guillermo apuró el sorbo de vino, apartó los platos y la bandeja y tomó las manos esbeltas, llenas de fuerza, llevándolas a los labios, perdiendo la mirada en los ojos color miel.

…. ¿Me besas?

Te deseo en mí, afianza lo bueno, aleja  lo feo de lo que pasó, como me pediste ayer, no sé si esto comienza en el miedo a la pérdida, en el furtivo roce de tus suspiros, en mi deseo de vos, en el choque explosivo de miradas incandescentes, o en mis manos ansiosas por recorrerte, en la sed de tus besos, de tu piel tierna, o en la obsesión de ingresar a vos.

No lo sé, sé que te amo, que no puedo no estar a tu lado, que deseo revolcar toda tu piel en mis labios, en mi lengua, en mi delirante acariciar, para que estalles sin más en mí, en mi boca, en mi ser completo, apagando en ella tus gemidos, tus gritos, tus jadeos de y por mí.

Necesito agotar dentro tuyo mi locura, y que agotes la tuya en mí, reinventar el embeleso de cuando pasábamos las noches charlando en paz, y poder saciar la necesidad de esculpirte que mis yemas ansiosas tienen ahora, necesito hacerte el amor, porque sólo en un ser damos el blinde exacto, para seguir unidos y fuertes ante todo mal, solamente unidos podremos contra él, porque tu dulce ternura redime y sosiega mi atormentado espíritu, y es a la vez el inicio del fuego que nos funde y nos llena del otro, como debe ser.

Te prometo que no me volverás a perder, que haré lo que sea para ayudarte a vencer,  menos volver a dar esta vida que no sé aún de dónde salió, y separarme de nuevo de vos, esta vez no.

…¿Lo prometes?___en susurros lamiendo la oreja, las comisuras, y ansiosas las manos desprendiendo  botones, descendiendo la camisa, la cremallera, y colándose a escaldar la piel, mientras en tácito acuerdo se pusieron de pie, y Guillermo mordisqueándole los labios, en susurros, respondió___.

… Lo prometo, esta vez no volverás a perderme, no te dejaré.

___Las palabras se fueron al olvido, con el peligro y con la razón, mientras los cuerpos encajaron uno en el otro, y los labios en el beso se abrieron dejando ingresar al otro, para que danzarinas lenguas se regodearan juntas, bebiendo la misma saliva, con el mismo sabor, hasta morir en la asfixia para renacer.

Pedro invitó en el beso a las manos fuertes a quitar sus barreras, despegó las suyas de enmarcar el rostro para asegurar el beso, y las enredó por detrás surcando los caminos en la espalda, hasta alzar las nalgas moldeadas en las palmas y Guillermo dio el gemido en la boca al sentir el deseo de uno besando al otro.

Se separaron un instante para arrasar los restos de lágrimas con los nudillos, para embriagarse en la dulzura de la mirada que repasaba al otro, empapándose la mente torturada, escabrosa, embebida en peligros ahora en paz, en la luz que emergía de los ojos, en el consolidado e irremediable enlace fundido en siglos, de dos almas en una, selladas al fin para siempre en la promesa actual.

La boca de uno descaradamente arrasaba a la ajena, dejando regueros húmedos en todo el territorio, en el mapa de las carreteras de las vidas que ahora no importaba contar.

Guillermo usó sus terminales nerviosas para abrir caminos en la piel tersa y desnuda, provocando escalofríos y estremecimientos, mientras Pedro lo devoraba, lo bebía, lo mordía dejando su marca, en besos reinventados, en caricias a estrenar cada vez, pese a las vidas de experiencia.

 Se enlazaron como la primera vez recordada, aquella en Varsovia donde la muerte acechaba, y en la misma desesperación se incrustaron y se devoraron de punta a punta, hasta desmoronarse en la moqueta tibia, por la losa radiante y el calor de los cuerpos, enredados y escaldados, empapados en sudor que era el mismo, y al fin Guillermo penetró a su hombre, sabiéndose único, el mismo de cada vida que estaba dentro del ser amado desde siempre, y allí, retorciéndose y ondulándose, se sintieron uno dentro del otro en Uno, antes de comenzar lentamente el vaivén de mareas mezcladas, calientes y densas, donde una estaba despejada para dar libertad de movimiento al deseo gigante del invasor, que hizo a su antojo, embistiendo sin  tapujos, sin querer poner fin a la larga caminata por el filo de la cornisa tramposa, donde al primer mal paso, al fin se desmoronaron los dos, en el derrame sagrado, en el grito universal del Amor, Eterno de siempre, y prometido para siempre…. recién.

__La muerte instantánea del orgasmo los mantuvo lejos del peligro, hasta que de a poco  el renacer se reinició, y en él regresó la mente, con los intrusos indeseables pensamientos en los dos.

….Aquella vez, cuando regresé del escape de mi razón, me dijeron que el comisario estaba en Bs. As., debimos esperar que desde allá enviaran soldados, y con cincuenta voluntarios de la colonia, con tu amigo y yo al frente, nos dispusimos a desandar el camino, en la esperanza de que estuvieras vivo, aunque prisionero o esclavo de los indios.

Dora estaba desolada, casi tanto como yo, tu papá no soportó el dolor, y a poco de ponernos en marcha, luego supe que murió en brazos de ella, y con las chicas lo enterraron junto a mi abuela.

Yo trotaba sin palabras, intentando poner en fuga a los pensamientos, temiendo volverme loco de dolor, y sé que ellos me miraban en el mismo miedo, pero un dejo de esperanza de encontrarte herido o prisionero, nos  hizo continuar.

Diez días tardamos hasta que el olor y las aves nos hicieron saber que estábamos en el lugar.

Fui el primero en desmontar, y tus amigos me aferraron para impedirme avanzar, sabía que mis fuerzas podrían lanzarlos lejos, sin embargo no quise dañarlos,…, pero necesitaba furiosamente comprobar con mis propios ojos, que la maldita muerte te había arrancado de mi lado otra vez.

A ti, Guille, al único  hombre que siempre amé.

___La voz de Pedro se apagó en el llanto, y Guillermo lo terminó de callar envolviendo su boca con la suya, para disipar el dolor con el presente amor.

CONTINUARÁ.

Hechos y personajes son ficticios, cualquier parecido con la realidad es coincidencia.

Lenguaje adulto. Escenas explícitas.