lunes, 6 de abril de 2015

PREDESTINADOS. CAPÍTULO 32.

PREDESTINADOS. CAPÍTULO 32.






Bs. As., domingo 06 de noviembre de 2014.


Algún lugar, Inglaterra, 1836.


 Peter seguía pensando en su plan para usar la seducción de Spencer en beneficio de su curiosidad, caminando de un lado al otro, notando que las cortinas seguían corridas desde la tarde, y fue hacia la ventana. Estiró una mano hacia cada cortina para cerrarlas… y en aquel momento vio brillar una luz en la oscuridad.

Existía en el pueblo la leyenda del hombre lobo, el hombre enigmático que en noches de luna llena se convertía en la bestia y se alimentaba de la sangre de sus víctimas.
Peter no lo había hablado con Spencer, menos porque la familia de su tía sospechaba que era una broma de mal gusto de Gerard, nunca en verdad habían encontrado muertos. Lo que Peter ignoraba es que su tía sí lo había hablado con Spencer y que descubrirlo era uno de los motivos que lo habían retenido allí.
Desde hacía meses, estaban habiendo robos de joyas y objetos de valor en la casa, y la Sra. sospechaba de la misma persona, mientras que los mayores dirigían sus acusaciones hacia el menor, hacia Gerard.

Peter al vez la luz, se quedó inmóvil en el sitio, mirando fijamente. La luz era bastante nítida, una bola luminosa surcando la niebla que cubría las ruinas de la iglesia que rodeaba a la casona. Tras unos cuantos destellos, se desplazó.
Peter no esperó  a ver más, necesitaba demostrar que Gerard no tenía nada que ver, ni con la leyenda ni con los robos. Se apresuró a correr al armario, a colocarse una capa que lo abrigara y fue hacia la puerta.

Las zapatillas de suela blanda no hicieron ruido en los pasillos ni en la alfombra de la escalera. En el vestíbulo de entrada ardía una única vela, que proyectó su sombra en la galería. No se detuvo, bajó por el pasillo oscuro en dirección a la puerta lateral.
Estaba cerrada. Luchó con el pestillo y por fin la abrió y salió a prisa cerrando la puerta. Dio media vuelta y se internó en la densa niebla.
 Pero, tras dar como impulsivos pasos, se detuvo. Temblando se ciñó la capa sobre los hombros y se anudó los cordones al cuello. Luego miró hacia atrás, sólo forzando la vista lograba distinguir el muro de la casa, los ojos ciegos de las ventanas de la planta baja y la mancha de color que era la puerta lateral.
Miró en dirección a las ruinas, no había rastro alguno de la luz, pero quienquiera que fuese, no podía haber alcanzado la casa, ni siquiera valiéndose de la luz, antes de que él hubiera llegado a la puerta.
Con toda probabilidad, la presencia seguía allí.
Dejó la casa a su espalda y dio unos cuantos pasos con cautela. La niebla se hacía por momentos más densa, más fría.
 Se ciñó más la capa, apretó los dientes y siguió adelante. Trató de imaginarse que caminaba a plena luz del día, trató de hacerse una idea mental de dónde se encontraba. Entonces surgió de la niebla la primera de las piedras caídas que sembraban el césped, una visión familiar que le infundió confianza.
Respiró un poco más tranquilo, y continuó avanzando, mirando con cuidado dónde pisaba entre las piedras.
Sobre la hierba, la niebla era más espesa, conforme se acercaba a las ruinas se fue haciendo más tenue, lo suficiente para permitirle distinguir las estructuras más importantes y valorar su posición.

 Por entre los arcos destruidos entraban y salín fríos y húmedos jirones de bruma. Un velo de humedad que lo ocultaba todo, luego lo desvelaba, luego lo ocultaba otra vez. En realidad no hacía viento, pero se percibía un rumor que parecía susurrar entre las ruinas, como un distante lamento de tiempos pasados.

Al pisar las losas  cubiertas de líquenes del patio exterior, Peter sintió como algo fantasmal se cernía sobre él. A su alrededor posó flotando un jirón de niebla más espesa,  con una especie de mano extendida, palpó un corto tramo de la pared, que había pertenecido al edificio dormitorio de los monjes. El muro terminó bruscamente, y más adelante había un enorme hueco que daba al pasillo enlosado.
Se introdujo por el hueco, la zapatilla se  resbaló sobre un montón de escombros de mampostería. Reprimiendo una exclamación, dio un salto hacia el enlosado del pasillo.
 Y entonces colisionó con un hombre.

Abrió la boca para gritar, pero en eso sintió una  mano fuerte que le tapaba la boca. Un brazo como de hierro se cerró alrededor de su cintura atrapándolo contra un cuerpo alto y duro conocido. Entonces se relajó y sintió que lo abandonaba el pánico. Sólo había un cuerpo como el que lo estaba estrujando en aquel momento.
Alzó una mano, para retirar la de Spencer de su boca. Tomó aire para hablar, abrió los labios...
Y él lo besó.
Cuando por fin consintió en terminar, se limitó a separar los labios escasos milímetros y susurrar:

… Silencio… Los sonidos se transmiten muy bien en la niebla.

Peter, tras poner en orden sus ideas, contestó:

… He visto a eso que dicen que anda por acá, había una luz que se movía.
… Lo sé, lo sé todo, mi madrina me contó al llegar, y por ello también me quedé. Creo que se trata de un farol, ahora está encendido o apagado.

Sus labios volvieron a rozar los de Peter, y lo besaron de nuevo. Ya no estaban fríos. El resto de su cuerpo también despedía calidez, un oasis de calor en medio de aquella noche helada. Con las manos apoyadas en el pecho de Spencer, Peter luchó contra el impulso de acurrucarse un poco más.

 Cuando Spencer volvió a levantar la cabeza, Peter se obligó a sí mismo a preguntar, en un tono que seguía siendo poco más que un susurro.

… ¿Cree que volverá?
.. ¿Quién sabe? Pensaba en esperar un rato.

 Y continuó acariciando con su aliento los labios de Peter en una caricia tentadora, mucho más satisfactoria, Peter giró la cabeza.

… Quizá yo también espere un rato.
… Mmm...

Minutos más tarde, mientras hacían una necesaria pausa para respirar, Spencer comentó:

… ¿Lo hace por Gerard?
… ¿Cree como los demás que es obra de mi hermano?
… No.

Era difícil hablar en la forma en que Spencer buscaba retornar al beso, y Peter se acurrucó contra el muro caliente de su pecho. Spencer acomodó el abrazo, bajó las manos hasta la cintura de Peter, por debajo de la capa, y lo estrechó con firmeza contra él, de manera que quedó atrapado, muy cómodamente, entre él y el muro.
Lo protegía de la piedra con un brazo y un hombro, con el resto del cuerpo lo protegía de la noche. Sus brazos se tensaron, Peter percibió su forma  a lo largo de su cuerpo, la presión de su pecho contra el suyo, el peso de las caderas de él contra su estómago, las sólidas columnas de sus muslos contra los suyos.
Los labios de Spencer encontraron nuevamente los suyos saboreándolos con devoción, sus manos se extendieron por la espalda, amoldándolo a él. Peter sintió incrementarse el calor… de él, de ambos, entre ambos. Y el frío de la noche se disipó.

… ¿Sabe mi tía que seduce a los hombres?
… No seduzco hombres cualesquiera, deseo seducir a uno, hasta hoy he  seducido a mujeres, hasta que llegué acá. ¿Y usted?

Peter sintió que se ruborizaba.

… No ha habido nadie, ¿verdad?
…No.

La conversación se interrumpió cundo vieron el destello de la luz entre las ruinas. La niebla se había vuelto más espesa y resultaba difícil distinguir dónde estaba el farol. La luz rebotaba en las caras lisas de las piedras creando brillos engañosos. Hicieron falta unos instantes para localizar la fuente de luz más fuerte.

.. ¿Cree en la leyenda?
… No. Creo en los hombres que mienten. Quédese aquí, la luz está del otro lado del claustro.

Con aquella orden susurrada, Spencer se despegó de Peter y lo dejó al abrigo del muro. Al instante siguiente ya había desaparecido, fundido en la niebla igual que un fantasma.

Peter se tragó una exclamación de protesta. Miró alrededor… justo a tiempo para distinguirlo. Spencer lo había dejado totalmente solo y aturdido. Se quedó mirando el lugar en el que  había desaparecido. Algo más adelante, continuaba brillando el farol.

…! Ni en broma!

___ Y con aquella afirmación se apresuró a seguir a Spencer.

Lo vio una vez, cruzando el patio interior del claustro. La luz cabeceaba un poco por delante de él, no cerca de la iglesia sino al otro lado del claustro, en dirección a lo que quedaba de otros edificios de la abadía. Peter apretó el paso, vio las piedras de la pared derrumbada del claustro. Intentó recordar qué había más allá de ella. Un  agujero, resultó ser, y se precipitó en él de cabeza.

Reprimió violentamente un grito instintivo y a punto estuvo de ahogarse al hacerlo. Por suerte, no era de piedra la superficie sobre la cual cayó, sino una pendiente cubierta de hierba, el impacto hizo salir todo el aire de sus pulmones y lo dejó sin aliento.
Unos metros más adelante Spencer oyó su grito contenido. Se detuvo a mirar atrás y escudriñó las piedras cubiertas por la niebla.  Miró enfrente de él y la luz se había esfumado.
Encontró a Peter tumbado donde había caído, estaba forcejeando para ponerse en pie.

… Espere.

Spencer llegó hasta él de un salto, se inclinó, le deslizó las manos por debajo de los brazos y lo ayudó a incorporarse.
Pero Peter, con un grito sofocado, se derrumbó de nuevo. Spencer lo sostuvo, lo levantó otra vez y lo apoyó contra sí.

… ¿Qué ocurre?
… Es la rodilla, Peter se mordió el labio y añadió débilmente. Y el tobillo.
Izquierdos.

Spencer se  colocó a la izquierda y acto seguido tomó a Peter en brazos de forma que la pierna quedara sujeta entre los cuerpos de ambos.

… Aguante un poco.

 Peter aguardó. Sosteniéndolo contra su pecho, ascendió por la pendiente y al llegar arriba lo dejó al borde del socavón antes de salir él mismo. Después se agachó y volvió a tomar a Peter en sus brazos.

Lo llevó al interior del claustro, hasta una piedra que ofrecía un cómodo asiento. Lo depositó allí con cuidado y le estiró suavemente la pierna. A pesar del agudo dolor de la rodilla, y el malestar difuso en el tobillo, el rápido movimiento de los dedos de Spencer sobre su pecho para quitarle la hierba, hizo que de repente se le endurecieran los pezones.
 Fue una sensación que lo dejó sin aliento.
Spencer cambió de posición y se situó a medias detrás de él. Al instante siguiente, sintió sus manos recorrerle la espalda, unos dedos fuertes que lo palpaban en las costillas, Antes que pudiera recobrar el control, aquellos dedos se deslizaron hacia arriba.

… ¿Se puede saber qué está haciendo? Estaba tan falto de respiración que la voz fue ronca.

… Buscar costillas rotas o contusiones.
… Ahí no me duele nada.

Esta vez la voz sonó  más estrangulada, lo más que pudo conseguir, con los dedos de Spencer  presionando con fuerza por debajo del pecho.

Él respondió con un gruñido, pero por lo menos lo soltó. Peter inhaló una bocanada de aire, que tanto necesitaba, y se sorprendió al ver que Spencer se arrodillaba frente a él.
Y le levantaba los pantalones.

… ¡Pero qué…! Intentó desesperadamente volver a bajarlos.

… ¡Deje de hacer aspavientos!

El tono, cortante y furioso, consiguió precisamente  lo que pretendía. Peter sintió el contacto de sus manos en su dolorido tobillo. Sus dedos buscaron, sondearon con suavidad, y después, con mucho cuidado le movieron el pie de un lado al otro.

.. ¿Siente algún dolor agudo?

Peter negó con la cabeza. Spencer apretó un poco y comenzó a masajear el pie con delicadeza. Peter cerró los ojos y contuvo un suspiro. El masaje le producía una sensación muy agradable. El calor de las manos fuertes fue haciendo disminuir el dolor, para cuando por fin terminó, sentía mucho mejor el tobillo.

 Spencer deslizó las manos más arriba, colándolas bajo el pantalón por la piel, siguiendo la forma de la pierna, hasta llegar a la rodilla.
Peter mantuvo los ojos cerrados y procuró no pensar  en las manos que se cerraban en su rodilla tocando la piel desnuda. Y sintió que todos los nervios de su pierna cobraban vida de pronto, concentrados en el contacto de Spencer. Éste apretó un poco, y entonces estalló el dolor. Peter hizo un movimiento brusco, pero agradeció la distracción. A partir de ahí, Spencer fue muy cuidadoso. Dos veces más Peter acusó dolor cuando él palpó la articulación.
 Por fin apartó las manos de la pierna. Peter abrió los ojos y se apresuró a bajarse el pantalón. Notaba las mejillas calientes debido al rubor. Por suerte, con aquella escasa luz, dudaba que Spencer pudiera apreciarlo.
Lo miró y se incorporó.

.. Tiene la rodilla dislocada y una torcedura de tobillo.

Peter lo miró con recelo.

.. ¿Es usted un experto?
.. Más o menos. Y sin más, lo levantó del suelo y Peter se agarró de sus hombros.

… Preferiría apoyarme en su brazo, estoy seguro que puedo arreglarme.

.. ¿De verdad? Spencer lo miró en profundidad, con aquella oscuridad, Peter no logró discernir su expresión.

…Por suerte,  nadie va a pedirle que ponga eso a prueba. Su tono seguía siendo cortante, de una excesiva precisión. Y el dejo de irritación ganó intensidad cuando prosiguió.

… ¿Por qué diablos no se ha quedado aquí, donde lo dejé? Además,  le prometí a mi madrina que los protegería a todos de esa leyenda y esa cosa que anda por ahí.
.. Lo siento, simplemente vi la luz, y vine corriendo, por Gerard. ¿Pero qué hace usted aquí si es tan peligroso?
… Tengo una dispensa especial.

Con los brazos rodeándole el cuello, Peter se alegró de no tener que recorrer cojeando aquel tramo de hierba.
 En aquel momento surgió de la niebla, la puerta lateral de la casa... Peter aguardó a que Spencer lo dejara en el suelo, pero en lugar de eso, éste se las arregló para abrir la puerta sin dejar de sostenerlo en brazos... Una vez dentro, cerró la puerta de una patada y reclinó los hombros contra él.

… Eche el pestillo.

 Peter lo hizo y luego Spencer se irguió y continuó andando.

… Ya puede bajarme, le dijo Peter cundo llegaron al vestíbulo.
… Lo dejaré en su habitación.

 A la luz de la vela, Peter vio  su rostro. Con expresión severa e inflexible.
 Para su sorpresa, Spencer se dirigió a la puerta de atrás, la abrió ayudándose con el hombro y llamó al mayordomo

… ¿Sí, Señor? ¡OH, santo cielo!
… En efecto, llame a las sirvienta y a la asistente de mi madrina, su sobrino iba paseando entre las ruinas y se ha torcido un tobillo y dislocado la rodilla.

 Aquello, acabó con Peter. Del todo. Tuvo que aguantar los interminables mimos de doncellas y sirvientas. Spencer condujo a la ruidosa comitiva escaleras arriba, y tal como había dicho, dejó a Peter en el suelo al llegar a la habitación, no antes.

 Con sumo cuidado, lo depositó en un extremo de la cama, y después, con el ceño fruncido, se retiró unos pasos, observando cómo se apuraban en preparar el ungüento y la cataplasma para el tobillo, y la rodilla respectivamente.
Al parecer satisfecho, se volvió y captó la mirada de Peter con expresión dura.

--- Por el amor de Dios, procure hacer lo que le digan.

Y dicho esto se dirigió hacia la puerta.
 Peter desconcertado se quedó mirando el lugar por el que se había ido. Cuando se cerró la puerta, cerró la boca, y se dejó caer sobre la cama aliviando sus sentimientos con un gemido...

… Todo irá bien querido Vamos a arreglarlo todo en un momento.

Peter apretó los dientes,… y miró furioso al techo… pensando en Spencer.



CONTINUARÁ




PREDESTINADOS. LA HISTORIA DE DOS ALMAS GEMELAS DESTINADAS A AMARSE PARA SIEMPRE.

44 comentarios:

  1. Gracias Mónica Hernández, mi amor.

    ResponderEliminar
  2. Gracias Raquel Sánchez, el sueño continúa, besos.

    ResponderEliminar
  3. Gracias Patri, atenta allí, besos.

    ResponderEliminar
  4. Gracias Mirta, es una joyita artesanal esta fic, y con Alicia van a tener que pelearla y creo que con María Elena, besos.

    ResponderEliminar
  5. Gracias Naria Elena Ventura, besos.

    ResponderEliminar
  6. Gracias Maria Elena Ventura, besos.

    ResponderEliminar
  7. Eve, Predestinados es absolutamente maravillosa...Y el recuerdo de esta vida pasada, donde eran Spencer y Peter, me está volviendo loca de amor...Spencer tan fuerte y seguro, tan elegante y seductor, consiguió enamorar a Peter, bellísimo y puro, a veces parece tan frágil y confundido, pero es valiente y sus sentimientos son tan nobles que sin darse cuenta se adueñó del corazón de Spencer desde el primer día...El misterio y el Amor están presentes siempre, y yo estoy fascinada y ansiosa por saber cómo sigue...Genial Eve...Te aplaudo y te mando un beso enorme!!!......Alicia Vitolo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Alicia, el de abajo era tuyo.

      Eliminar
    2. Gracias Eve, sabés cuánto valoro tus comentarios...Te admiro y te quiero con el alma...Cuidate amiga...Besos!!!

      Eliminar
  8. Ahora se empiezan a vislumbrar cosas en la vida del 1800, cosas que estás adivinando y un atrama dentro de ella además de las cosas que explican las didas y temores en la actual, actual que también tiene que desarrollarse y donde el conflicto no será Fabián, gracias infinitas y mi amor,

    ResponderEliminar
  9. Eve esta historia es unica me encanta como vas desarrollando, describiendo este sueño de una vida pasada que vivieron y cada vez descubren nuevos sentimientos, esa trama tan atrapante que tiene me deja ansiosa tu manera de escribir cada vez me sorprende mas como vos nadie sos una genia la mejor Te quiero mucho besos !!!!!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Están todas locas con la vida pasada y los tengo durmiendo más que despiertos, acá hay sorpresas para ambos en esa vida que explivcan la actual y una trama en éste donde Fabián no es el epicentro del problema ni de los conflictos, gracias infinitas por estar y mi amor.

      Eliminar
  10. Grcaias Mónica Hernández, besos.

    ResponderEliminar
  11. Gracias Carla Gómez y bienvenida. Besotes.

    ResponderEliminar
  12. Gracias Romina Chávez por dar señales de vida, mi amor.

    ResponderEliminar