martes, 24 de marzo de 2015

EL VIAJE. CAPÍTULO 47. PARTE DOS.



 


 EL VIAJE. CAPÍTULO 47, PARTE DOS.



Santiago de Chile,  05 de diciembre de 2015.



“El viaje ha sido largo. No lo lamentamos. A veces la senda se ha presentado oscura y peligrosa.
Otras veces alegre, salpicada por el sol. Ha resultado difícil más a menudo que fácil.
El camino ha estado lleno de riesgos desde el principio: el bosque era espeso, las montañas, altas, la oscuridad, aterradora. Han intentado separarnos. Han intentado minar nuestras defensas. Nos han juzgado y calumniado. Han intentado matarnos.
En todo el trayecto, incluso entre la bruma de los brazos de la muerte, hubo un pequeño punto de luz, una diminuta estrella para guiarnos.
Hemos sido sabios e imprudentes. Nos han amado, y también traicionado y abandonado. Muy a nuestro pesar, hemos herido sin querer a otros, a quienes humildemente pedimos disculpas.
Hemos perdonado a quienes nos hicieron daño y rezamos para que ellos nos perdonen por haberles permitido que nos lo hicieran: Ana, Camila, Juan, José, Matías, Miguel Ángel, Gómez, padres, hasta nuestro querido Fabián. Nada les debemos ni nada  nos deben, estamos en paz...

 Hoy sabemos amar, nos amamos, hemos entregado el corazón y el alma. Y aun profundamente  heridos, hemos continuado con ilusión,  seguiremos con esperanza, incluso con una fe ciega en el camino del AMOR y la libertad. EL VIAJE CONTINÚA, ahora quizá más fácil que antes.

 Deseamos que todos los que siguen perdidos en la oscuridad encuentren compañeros de ruta que los traten bien. Que hallen refugios y claros en el bosque, oasis en el desierto, cuando más lo necesiten. Que encuentren aguas frescas para beber sin temor, para aplacar la sed y lavar las heridas. Y que algún día se puedan recuperar.

Cuando nos crucemos, uniremos nuestras manos y nos conoceremos. La luz está allí, esperándonos. Cada uno de nosotros debe continuar el viaje hasta encontrarla. Para alcanzarla necesitamos determinación, fuerza, valor, gratitud, paciencia y, por encima de todo sabiduría y Amor. Al final del camino, nos encontraremos a nosotros mismos y hallaremos la paz, y un Amor con el cual, hasta el momento, solo hemos soñado. Nosotros ya nos hemos encontrado. Nos amamos y corrimos los riesgos, pagamos los precios y sufrimos las consecuencias.

 Que Dios abrevie nuestro viaje y nos proteja en lo que resta del camino.”


___ Pedro alzó la mirada hacia Guillermo con una insólita ternura, como la primera vez, allí. Y entonces, como si no pudiera resistirse, se aproximó y rozó los labios finos casi como un ángel en un beso platónico. A ciegas, Pedro le rodeó el cuello con sus brazos y lo atrajo hacia sí, abriendo la boca  bajo al de él. Guillermo se puso rígido, para luego temblar de emoción al tiempo que un gemido escapó de la profundidad de la garganta. Lo besó entonces con una pasión abrasadora, y reexploró con la lengua el interior de la boca añorada, con una experta sensualidad, que a Pedro le llevó a encoger los dedos de los pies y lo supo, lo sintió. En ese momento, se dio cuenta  de la dominancia de la lengua en su boca. Se estremeció mientras el juego sensual continuaba, luego comprendió que sus bocas  se estaban inundando, estaban imitando el acto de amor, y un suave y ardiente resplandor comenzó a crecer en su interior y a inundar cada célula, cada poro de su cuerpo.
Lentamente, Guillermo finalizó el beso y tomaron aire profundamente, y los brazos de Pedro lo retenían en él.

… No te alejes, tengo miedo.
… ¿Miedo de qué? NO amorcito, miedo nunca más, te estás moviendo.
.. Lo sé, moví los dedos de los pies, lo supe. Temo que no funcione, y te quiero pertenecer aunque sólo sea por un breve instante.
… Todo va a estar bien, no temas mi amor.
… No quiero hablar, hazme el amor. Haz el amor conmigo.

Guillermo lo miró y el corazón le palpitó a toda velocidad mientras contenía la respiración.
Pedro silenció cualquier palabra con sus labios, deslizándole las manos por el cuello y apretando las palmas contra la dura espalda ansiada por meses.

.. Pedrito, diablillo, añadió Guillermo sin aliento, riéndose entrecortadamente mientras levantaba la cabeza buscando la mirada. Estás muerto de miedo y yo casi descontrolado. No me siento muy noble en este momento, así que espero que estés preparado para atenerte a las consecuencias, y los ojos le brillaban de risa y deseo.
Sólo recuerda quién lo pidió y dio el primer paso cuando terminemos exhaustos.

Guillermo con avidez abrió los labios gruesos con los suyos y lo besó en profundidad, el sabor de Pedro era más adictivo que el vino, y por lo pronto no había nada que impidiera que lo poseyera por completo, y se encontraron desbordados por el ardiente deseo de meses. Estaban preparados para el otro en instantes.

La virilidad, tensa, dolorida de ambos, ávida por introducirse en el otro sin más dilación, pero Guillermo pensó  en no permitírselo. Tenía que conseguir que Pedro lo deseara hasta el delirio y disipar todos sus miedos residuales.

Cuando le acarició con cálidas manos, Pedro gimió y se removió con inquietud, jamás en su vida se había sentido tan vulnerable ante otro ser humano. Guillermo eclipsaba completamente el entorno, sus anchos hombros le bloqueaban la vista de lo demás.
 Se puso sobre él y lo atrajo incrustándolo pieza por pieza, deslizándole las manos por la espalda para estrecharla más, buscando con los labios el hueco sensible de la garganta, y al fin susurrando al oído.

.. Pedro, nunca en mi vida he deseado a alguien como a ti, ni a  vos antes.
… Yo también  te deseo con locura mi amor, gracias, acariciándole con la nariz la oreja, arqueando el cuerpo desnudo hacia el de él, con el corazón desbordante de amor.
.. Desde la primera vez que te vi... No podía creer lo hermoso que sos… Me has hecho pasar un infierno en estos meses y te amo más.
.. No era mi intención, perdón.
… No puedo soportar la idea de que nadie más que yo te posea e imaginarte en brazos de Camila me enloqueció.
… Nadie lo ha hecho. Lo que dije  no pasó.


Y al fin, fusionados en el beso, anudados por los brazos rodaron sin cesar y sin mesura hasta quedar quietos mirándose y la boca de Guillermo planeando para dejarse caer sin remedio sobre la de Pedro y sus manos acariciando con vertiginosa lentitud. Las sensaciones en Pedro eran dulces, vibrantes, parecían surgir de los dedos de Guillermo en cada punto que acariciaban.
Guillermo deslizó con suavidad exquisita las palmas por el pecho, hasta que los pezones se irguieron con firmeza contra ellas. Pedro soltó un jadeo ahogado, ofreciéndole el pecho, y él frotó el duro pico con el pulgar mientras jugueteaba con la comisura de su boca mordisqueando de tanto en tanto el labio grueso, o prodigándole suaves y pequeños besos.

Deslizó los labios por el cuello hasta crear los surcos húmedos lamiendo la suave piel que abrasaba al paso. Su aliento, profundo e irregular, se fue extendiendo por la piel de Pedro antes que su boca tomara posesión del sensible pezón, excitándolo y envolviéndolo en un húmedo calor. Pedro se sintió flotar en el mar del placer, un placer líquido que invadía cada poro y célula de su cuerpo. Se removió impaciente bajo el cuerpo recio y gimió suplicante su nombre, estremeciéndose  con aquellas sensaciones añoradas por tantos meses y protestó levemente cuando Guillermo levantó la cabeza para observarlo.


.. Tranquilo precioso, le dijo con suavidad, acariciándole la curva de la cintura y la cadera con un gesto tranquilizador. Ten paciencia mi amor. Déjame amarte despacio… tenemos todo el tiempo del mundo, concéntrate en sentirlo todo.


Jadeando, Pedro se obligó a relajar los músculos, los dedos con los que lo aferraba, tratando de centrar su atención en las sensaciones de las piernas.
Lentamente, Guillermo volvió a deslizar la boca por la cima palpitante de la cumbre abandonada, y Pedro le rodeó con sus brazos el cuello apresándolo, hundiendo la cara en el hueco del cuello de Guillermo.

… Guiie, sollozó cuando él le exploró con la lengua el duro y sensible pezón, alternando suaves caricias con otras más duras.

Poco a poco le fue demostrando que mantenían más que nunca esa comunicación sin palabras que hacía año y medio había surgido entre ellos, con palabras entrecortadas, con tiernos besos, con lentas y provocadoras caricias. Mientras pasaban los minutos envueltos en la neblina del deseo, y Pedro pensó que Guillermo lo conocía mejor que nadie en su vida.


… Yo cuidaré de vos ahora, le susurró, moviendo sus manos por la pálida piel como una sombra sobre la nieve de invierno. Te dije que volverías a ser mío, jamás lo lamentarás. Te conozco, sé cómo hacerte feliz, y también sé que a mi lado volverás a caminar.
… Por favor amor, no hagas promesas, girando la cara hacia la almohada, ahora no.
… Claro que las haré, mordisqueándole el cuello. Y tendrás que reaprender a aceptarlas, porque yo siempre cumplo mis promesas.
… Pero…
… Shhhh, no importan los pero. Lo único que importa es que te amo, te deseo… que te he deseado desde el primer minuto en que te vi, y vos a mí, con ese pelo alborotado que se empeña en tapar ese bello rostro esculpido, con esos ojazos castaños, y esa sonrisa provocativa con esos hoyuelos mágicos... Desde ese instante quise saberlo todo de vos, conocer el sabor de los labios, el tacto de tu piel,…


Guillermo deslizó las manos desde la base del cuello hasta el valle del pecho, acariciándole suavemente los pezones con los pulgares. Pedro se sonrojó cuando paseó los dedos por el abdomen, dedicándole devoción a las cicatrices. Lo acariciaba poseyéndolo, como si conociera todos los secretos de su cuerpo porque de hecho así era.
Pedro jadeó cuando le rozó el triángulo de vello oscuro, provocándole una oleada de deseo que atravesó el cuerpo por entero. Y agrandó los ojos cuando deslizó el muslo entre sus rodillas, acariciándole suavemente las piernas con aquella extremidad cubierta de vello que pudo sentir.

 Se quedó paralizado por la desconcertante mezcla de temor, deseo y creciente expectación. Sin apartar los ojos del rostro de Pedro, Guillermo se aventuró más abajo, indagando con los dedos para acariciar su sexo en la totalidad, en círculos, presionando, aferrando, frotando, estimulando por doquier, y Pedro cerró los ojos y separó los labios jadeando, Guillermo sintió una oleada de fiera satisfacción al ver la fina película de sudor que comenzó a cubrirlo.
Pedro clavó los ojos en la oscuridad y se estremeció mientras oía sus propios e incoherentes susurros y sonidos. Tenía la voz quebrada mientras le pedía que por favor le aliviara ese momento. Ardía  con un deseo incontrolable, mayor que el de antes de la tragedia, pero aun así, las manos de Guillermo no liberaron el tumulto agónico que causaban.

… No luches contra ello amorcito, con voz ronca, acariciando los sensibles lugares entre los muslos y pegándole su ardiente boca contra la garganta. No luches. Déjame, déjame hacer y siente...


Guillermo llevó una mano hacia atrás y el dedo índice jugueteó en la entrada  de Pedro y luego se deslizó dentro  con suavidad como la primera vez. Pedro se quedó aturdido ante la presión de su carne envolviendo el dedo indagador. Incluso en medio de la pasión, Guillermo no pudo evitar sonreír contra la curva del cuello, con el corazón saltándose un latido al sentir una punzada de pura ternura. Alarmado por aquella íntima intrusión, Pedro soltó un grito ahogado


… Amor…
… Ya sé, no voy a detenerme ahora. Estás allí, casi... casi… Deliberadamente acarició y frotó aquel húmedo y sedoso calor, por delante, por detrás y su boca en el beso, indagando la nueva virginidad con el dedo en su interior y apretando la palma de la mano por delante. De repente Pedro gritó y se estremeció como si hubiera sido azotado por un huracán, y sintió cómo lo envolvía una inmensa y rugiente marea de placer, Atrapó las manos de Guillermo con los muslos y se quedó sin respiración cuando alcanzó convulsionando y muriendo el éxtasis mayor de su vida, en forma violenta y Guillermo sintió que lo había aprisionado con los muslos, que los había movido.

… Sí, eso es, le ronroneó moviendo los dedos para provocar más convulsiones y estremecimientos mientras le susurraba suavemente al oído.
… Te mueves precioso, puedes moverte.


Luego lo abrazó mientras el fuego interior disminuía gradualmente. Lo dejó descansar de la tormenta un buen rato medio tumbado sobre él, con la cabeza de Pedro sobre el hombro y su cuerpo acurrucado contra el suyo.

… No puedo creer que hicieras eso precioso, en estado de abandono puedes moverte, lo vi, lo sentí, te dije que te haría feliz y que volverías a caminar. Y esto es sólo el comienzo.

Guillermo le acariciaba el pelo como antes, como siempre.

… Yo también quiero hacerte feliz, jugueteando tímidamente con el vello del  pecho y alzando la cara para besarle la garganta...
.. Y voy a serlo.



___Guillermo rodó con él en ágil movimiento, tumbándolo de espaldas sobre el somier.
Pedro sintió que las manos poderosas volvían a recorrerle todo el cuerpo, encendiendo nuevas fogatas, despertando su respuesta una vez más con sensual habilidad.

… Te puede doler amorcito, y no quiero hacerte daño.
.. No me importa, de veras que no... Quiero sentir,…lo quiero todo de ti.

Guillermo le mordisqueó ligeramente la espalda, suavizando con la lengua y con los labios por detrás mientras Pedro clavó la uñas en el somier.

… Precioso acaríciame, puedes tocarme.
… ¿Dónde quieres que lo haga?
… Donde quieras. Me gustará todo lo que hagas.

Muy suavemente, Pedro le deslizó las manos por detrás, por los muslos, por las caderas, hasta la cintura y la piel suave se tensaba al contacto que endurecía la musculatura...

.. Eres tan fuerte, eres tan hermoso.
… Esperaba que pensaras así_ replicó él con una sonrisa de infarto, simplifica mucho  tu seducción.
.. ¿Mi seducción?, pensaba que era yo quien te había seducido. Con curiosidad deslizó las manos hasta donde alcanzó en la espalda, deteniéndose en las pequeñas  oquedades de la columna vertebral.

… Y lo has hecho.

Guillermo se  estremeció y tomó aire entrecortadamente. Animado Pedro continuó explorando por detrás arañándole la piel delicadamente.

… Sí, dijo Guillermo traicionado por el temblor de su voz. Como sigas excitándome de esa manera no dejaré que te apartes de mí nunca.

Pedro sonrió recreándose en el recién descubierto nuevo poder de excitarlo. Con creciente confianza lo acarició libremente, sin reparos, guiado por sus impulsos. Dibujó círculos con la yemas de los dedos en la piel, y luego fue hacia delante con valor y  decisión, para regresar hacia atrás. De repente se detuvo indeciso, hasta que bajó las manos a la erguida virilidad. Estaba ansioso y Guillermo gimió cuando sintió los dedos temblorosos rodeándolo. Ninguna sensación anterior, ni de placer, ni de dolor, le había aflojado las rodillas de aquella manera. Estaba dolorosamente duro y palpitante con aquellas lentas caricias que Pedro le prodigaba. Sintió como descendía las palmas de las manos por su miembro, para ascenderlas y volver a descender, y cómo subía de nuevo. Sus dedos eran como de  terciopelo y cuando Pedro lo miró levantando la cara hacia él, Guillermo le cubrió la boca con la suya. Gimiendo su nombre empujó un par de veces contra aquellas manos exquisitas. Una cálida sensación lo inundó a Pedro ante los habilidosos labios de Guillermo. La implacable fuerza de su virilidad entre sus manos y el anhelo febril de su propio cuerpo de albergarlo. Poco a poco, Pedro sintió un húmedo calor y comenzó a estremecerse cuando Guillermo le separó los glúteos y las piernas con las suyas, Pedro rodeó apasionadamente  al cuello y ladeó la cabeza para recibir los besos profundos de Guillermo.

Con toda la delicadeza factible, procurando no aplastarlo, apoyando su torso contra la espalda, los codos a ambos lados del cuerpo de Pedro, él quedó aprisionado entre la maciza jaula que formaban los brazos y el pecho de Guillermo y el sutil aroma masculino que le inundó las fosas nasales embriagándolo.
El abrasador calor de la virilidad de Guillermo, anidaba en la cuna entre sus glúteos. Ambos contuvieron la respiración ante el electrizante contacto de sus pieles desnudas, contrajeron el vientre y se apretaron el uno al otro a la vez

… Guiie, dijo Pedro con tono inquisitivo.
… ¿Qué? Guillermo le apartó los mechones de pelo de la frente.
… No esperes más.


___A Guillermo le  brillaron los ojos de manera extraña cuando lo miró.

… Seré suave. Prometió con voz ronca.


Pedro cerró los puños contra los muslos de Guillermo por detrás al sentir una dura e insistente presión en su ingreso. Guillermo descendió el cuerpo lentamente pero cuando comenzó a deslizarse lánguidamente dentro, Pedro jadeó. La fusión de la larga masculinidad luego de tanto tiempo no era fácil y Pedro mordió su labio inferior para contener un gemido de dolor. Por puro instinto se movió para escapar del exigente empuje, pero el movimiento de sus caderas sólo sirvió para que él lo penetrara a mayor profundidad. Y Pedro lo albergó en su interior con todas sus fuerzas, relajando y contrayendo los músculos, dilatándose y abriéndose para él y por él, y Guillermo continuó penetrándolo todavía más hasta quedar totalmente enterrado en su interior al fin. Por un instante, hundió la cara en el pelo de Pedro, aturdido por la increíble dulzura de estar envuelto por la carne tensa de Pedro que lo abrazaba y contenía, murmurándole palabras de la sinfonía de amor de siempre.

… Espera un momento, Pedro, mi amor...

Guillermo acarició por delante, lo tocó íntimamente, rozándolo, acariciándolo.


… Ahora sos nuevamente enteramente mío y se deslizó en él. Luego se apartó y volvió a penetrarlo en profundidad. Lentamente Pedro abrió los puños sobre los muslos y comenzó a gemir de placer, con las piernas abiertas temblando.


… Tranquilo, suspiró Guillermo, penetrando más hondo, penetrando en cada embestida más y más.
… Muévete conmigo…, puedes, así, está perfecto.

 El ritmo era primitivo, tan básico como el latir de sus corazones. Tras el leve dolor de la posesión inicial, Pedro sintió que un extraño  e increíble éxtasis lo invadía, hasta que finalmente se arqueó contra Guillermo, transfigurado por el placer. Guillermo salía a su encuentro entre jadeos, y el cuerpo se estremeció cuando él también se rindió al inconmensurable placer de la unión. Estallando hacia el infinito gritando sus nombres, derramando su fruto en el otro y por el otro, sollozando de agradecimiento y de felicidad, y muriendo de Amor, se dejaron caer enredados, uno en brazos del otro, llenos de una profunda laxitud.

Una brisa fresca agitó las cortinas de las ventanas y atravesó cómplice la habitación expiándolos y aliviando el calor. El aire de la noche era húmedo, con aroma a mar, dulce. Pedro inspiró hondo mientras regresaba a su hogar y se acurrucaba contra el hombre que tenía al lado. Guillermo lo abrazó con más fuerza acariciándole la cabeza mientras el pelo de Pedro caía sobre el rostro como la seda.





… Ahora vuelves a ser mío, respiró Guillermo somnoliento y sólo cuando se sumió en el dormir, dejó Pedro que las lágrimas abandonaran sus ojos cayendo libremente agradeciendo a Dios.
CONTINUARÁ.




“Durante toda mi vida,
he mirado la paz por encima del hombro.
Ahora, de buen grado me tendería sobre la alta hierba
y cerraría los ojos.


Edna St. Vincent Millay.”

56 comentarios:

  1. Que puedo decirte de esta segunda parte. Puro amor y entrega absoluta. Gracias y espero el Pxmo cap.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Viste ansiosa, el viaje siempre fue largo, faltaba la mitad, besotes.

      Eliminar
  2. Que puedo decirte de esta segunda parte. Puro amor y entrega absoluta. Gracias y espero el Pxmo cap.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Bueno sí contesté en el uno, es la parte que te faltaba del reencuentro ansiosa, te amo.

      Eliminar
  3. La felicidad plena lograda por ambos, y tan anhelada...Todo es sentimiento puro y compartido, el Amor logrado en su totalidad...Las lágrimas de agradecimiento de Pedro por esta recuperación que ya no creía posible, y el Amor de ambos iluminando todo...Está todo tan emotivamente narrado Eve, que ya no hay nada más que agregar...Aplaudirte y agradecerte!!!...Y, como deja entender la frase final que elegiste, es verdad Eve, a veces no valoramos las cosas simples y sencillas que tenemos hasta que ya las perdemos...y entonces sí, si tenemos la dicha de recuperarlas, las disfrutamos plenamente porque son simples y sencillas pero cuando ya no están nos damos cuenta que son la esencia de la vida y les damos la enorme importancia que tienen...Gracias Eve...Beso grande!!!......Alicia Vitolo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es la parte que faltaba del reencuentro, el temor de Pedro , muy reciente todo aún, contesté largo en el otro, gracias infinitas y mi amor.

      Eliminar
  4. Gracias María Elena Ventura, besos.

    ResponderEliminar
  5. Bueno...bueno....bueno ahí está el pobre Pedrito jejeje este es el bueno que se deja incinerar de manera tal por Él su hombre, el único. que lo lleva a niveles abismales estamos locassss con estos dos sinceramente este Pedro lamentoso nos tenía podridasssss jajaja perdón por el sincericidio pero es La pura verdad..por fin vuelve a ser ese chiquitín de fuego que con su amor todo lo logra y ves Pedrito un buen revolcon con Guille y ya me salís caminando jajaja ese hombre con mayúsculas que la vía te dio hayyyyyyy nosotras nos desmayamos al pensarlo...Me.encantó Eve este capítulo Ahora en serio todo el camino recorrido por mas duro que fue si nos llevó a este reencuentro valió cada preocupación porque lágrimas y dolor no hubo pero una molestia había gracias por ser tan genial!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. yA rOMI, NO LO RETES MÁS A pEDRITO QUE LE SALVÓ LA VIDA A gUILLE, HAY QUE ESTAR EN SU LUGAR: Ya regresó de la obnubilación del coma y del sufrimiento, vuelve a ser el fuego que enciende a Guillermo, pero no por ello no sigue sufriendo por sus otras cosas perdidas al no caminar, obviamente que comienza un nuevo recodo, con él su rehabilitación completa, la mudanza al Delta y algo que solamente Alicia está viendo o comentando. Sí fue duro pero mis fics son realistas, la vida duele más, ya pasé algo similar, no por disparos, casi termino en la silla y sé de qué hablo, la ficción se corrige, la vida a veces no, duele la vida, gracias infinitas y mi amor,

      Eliminar
  6. Eve un capitulo muy bello, emocionante describiste de una manera única especial esa entrega única de sus almas al amor que sienten luego de reencontrarse a pesar del viaje que van transitando, sublime esta historia es brillante atrapante me encanta el giro que dio y como sigue sos una genia escribis como nadie Te quiero mucho y espero el próximo besos!!!!!

    ResponderEliminar
  7. Llegaste mi amor, este viaje es lo más, lo amo, y luego de los disparos mucho más, este amor manifestado en todas sus formas, peleando por la vida es lo más sublime que he escrito, porque en Espérame lo hicieron en la tira y tomé desde allí, en ésta lo hice completo porque tiene mucho de farsante todavía, gracias infinitas y mi amor.

    ResponderEliminar