lunes, 23 de febrero de 2015

PREDESTINADOS. CAPÍTULO 19.





 




PREDESTINADOS. CAPÍTULO 19.



Córdoba, lunes 30 de octubre de 2014.




… Bien Su Señoría, con las pruebas que obtendrá del allanamiento de la central de la empresa y el testimonio del asesor letrado el caso provincial quedará resuelto, pero hemos venido con el Dr., como testigo protegido a demostrar que lo mismo está sucediendo en las sucursales provinciales y en Bs. As., de las pruebas  que le dejaremos y del testimonio del Dr. se desprenderá que esto es un delito federal, con lo cual cuando Usted lo dictamine, el juez  interviniente podrá proceder en Bs. As.
… Dr. Graziani, entiendo que me dejan las pruebas, que el Dr. va a declarar ahora, y que vuelven a su provincia.

Dr., ¿ratifica lo que ha declarado en la fecha y me ha dejado por escrito?
… Absolutamente Su Señoría, hay remitos, números de declaraciones juradas que no cierran, y muchísimas pruebas que he recolectado en tres años sumadas a las que cediera el Juez de la Nación Orestes Moravia, que vienen a demostrar: Auto- robo, con estafa a compañías de seguro múltiples, asociación ilícita y lavado de dinero, y quizá esto sea la punta del iceberg para delitos mayores.
… Bien, con dos provincias involucradas, aunque no tengamos denuncias desde Santa Fe y Mendoza ya es un delito Federal, y ulteriormente seguramente serán investigadas esas áreas.
Terminaremos de estudiar el material incautado acá en el allanamiento, los testimonios, veremos las pruebas que nos deja, y de ser coincidentes, haré lo que corresponda para dar paso a la justicia federal, y  el juez actuante en Bs. As. quedará habilitado para actuar. Será notificado al estudio a la brevedad entonces Dr. Graziani.

… Muchas Gracias su Señoría.

.


___ Terminado el procedimiento y la declaración, decidieron despejar la mente paseando por la ciudad en taxi para luego regresar al hotel.
 En la mañana se habían despedido de Matías y la delegación de colegas se había marchado, y decidieron tomar un café en el piano bar para luego subir a ducharse para la cena.


… ¿A qué hora sale el avión?
… A mediodía, así no tenemos que madrugar tanto
… ¿Y la casa a la que vamos está equipada?
… Sí, mira, te voy a confesar algo. Uno de mis socios, amigo de más de 30 años, Marcos, es una especie rara del planeta, ya lo vas a conocer. En lo único que piensa es en facturar y si no le dan dinero cobra  en lo que sea. Hace un año recibió como forma de pago una casa que era una ruina, y me dio las llaves. En principio casi lo matamos, con Gaby, mi otra socia, pero luego, decidí que podía ser interesante tener una especie de refugio donde escapar del mundo.
Soy fóbico a muchas cosas, entre ellas al campo. No me gusta la tierra, las vacas, la alfalfa, los bichos, nada de nada, básicamente amo el cemento y soy adicto a mi trabajo, pero una vez fui a verla y  como peor la paso en casa con Ana, puse un par de obreros a remodelarla, la equipé, obviamente  hice fumigar hasta la última mosca, y ahora es mi refugio, nadie lo sabe. Cuando supe de vos, de que por unos días serías testigo protegido, como tomo mi trabajo muy en serio y no quería ver mucho a José ni pedirle nada, decidí que te llevaría allí, por lo cual antes de viajar le dije a la Sra. que va de vez en cuando que limpiara y compré provisiones, por lo tanto podemos pasar unos días encerrados sin que nadie lo sepa ni moleste.
… ¡Qué tentador! ¿No tiene piscina?
… No amorcito, no sé manejar, menos nadar o hacer algún deporte, soy un desastre lo sé, sobretodo teniendo en cuenta que vos haces de todo. Me gusta la jardinería, sí tiene un bello parque circundante, del jardín me ocupé personalmente y aunque no me guste demasiado un par de caballos.
… Me encanta cabalgar. ¿Eso sí sabes?
… Algo  he aprendido, pero mira que Matías dijo que no hagas deportes hasta el chequeo.
… No tengo nada, créeme. Por favor, ¿iremos a cabalgar un ratito?
… Bueno, ya veremos. ¿Subimos?
…¿Y si nos ponemos cómodos y pedimos la cena en la habitación?
…¿Y si dejas de provocarme a toda hora porque te voy a terminar devorando en lugar de cenar?
… Hazlo.

__ El contacto de cualquier forma, por inocua que fuera, había sido descartado por Guillermo y era provocado a cada rato por Pedro para tentarlo a hacerle el amor.
Lo venían evitando ese día hábilmente… hasta que al tomar una copa, los dedos se rozaron, y a punto estuvieron de soltarla y dejarla caer. Ya ninguno sentía  deseos de una charla fútil, sin embargo, sí que sentían el deseo, uno del otro, y se levantaron mirándose saliendo del salón rumbo al ascensor.

… Voy a preparar el bolso y a cambiarme.
… ¿Y si traes ya todo a mi habitación y duermes a mi lado?
… Pedrito, no me hagas esto.

___ Ya habiéndose reconocido las almas,  el deseo fluía sin descanso por sus cuerpos, entre ellos,  y caía sobre ambos como si de una red hechicera se tratara.
Mientras caminaba al lado de Pedro, acompañándolo, por acuerdo tácito a su suite, Guillermo aceptó que hacer frente a aquel deseo, a lo que ahora bullía entre ambos, recaería sobre él, sería su responsabilidad. Pedro era inocente a pesar de su propensión a encararlo para provocarlo. Se recordó a sí mismo  aquel hecho  cuando se detuvieron frente a la puerta, y Pedro lo miró con la sonrisa encantada que derribaba muros, barreras, prejuicios y lo derretía de amor. Justo comenzaba la noche y estaban en la puerta del lugar que era donde realmente deseaba estar con la persona destinada para él desde siempre y recién encontrada, camuflada en un caso anónimo.
Pedro escrutaba su rostro, buscaba la mirada, entonces despacio pero sin dudar, alzó la mano hasta la mejilla de Guillermo y la deslizó lentamente hasta el mentón llevando los dedos a acariciar los labios finos posando su mirada en ellos.
Ajenos a su voluntad, a los mandatos de la razón, la mirada de Guillermo se fijó de inmediato en los labios de Pedro, en aquellas curvas turgentes que lo llamaban suplicantes y que ya reconocía tan bien. Tenía su forma grabada en el cerebro, su sabor impreso en los sentidos.
Pedro cerró lentamente los ojos, Guillermo no habría podido rechazar el beso…no habría podido eludirlo ni aunque su vida hubiera dependido de ello.
Los labios de ambos se tocaron, pero sin el impulso irresistible que continuaba creciendo en sus almas, sin el calor abrasador. Y ambos lo reprimieron, lo rechazaron, contentos por un instante suspendido en el tiempo, simplemente con acariciar y ser acariciados. Con dejar correr la belleza de aquel frágil momento, con dejar que la magia de aquella percepción más agudizada los envolviera por entero.
Y los dejó temblando. Anhelantes. Curiosamente jadeantes, como si llevaran horas galopando en carrera, curiosamente débiles, como si llevaran tiempo luchando y casi hubiesen perdido la batalla.
Para Guillermo fue un esfuerzo incluso abrir los ojos, y entonces, vio que Pedro con igual dificultad abría los suyos.
Las miradas se encontraron. Las palabras estaban de más. Sus ojos decían todo lo que había que decir, todo lo que necesitaban saber.
Guillermo se obligó a sí mismo a despegarse del marco de la puerta donde se había apoyado en algún momento y apenas en un susurro le recordó:

…¿Mañana?, prometo que mañana haremos el amor por primera vez en esta vida, y de eso no habrá retorno posible.
… Lo sé.

___ Guillermo se forzó a sí mismo a dar un paso atrás, le dio un beso suave, se volvió y echó a  a andar por el palier.

… Te veo en la cena, en el comedor. Prepara tus cosas

___ Pedro se quedó junto a la puerta y contempló cómo se marchaba. Al entrar, la habitación sin Guillermo le parecía enorme y fría, se acurrucó en la cama, y al cabo de un momento hundió la barbilla en las palmas y ninguna cosa lo distrajo de sus pensamientos. No podía escapar un instante de Guillermo Graziani.
Tenía 34 años, podría haberse quedado a vivir en Chile y nunca haberlo conocido, pero luego de recibirse, de la muerte de su padre, huyendo de los recuerdos había decidido instalarse en Bs. As. Y a poco de revalidar el título, habiendo conocido a Camila en un boliche, ella lo llevó a su padre quien lo  guió a trabajar en la multinacional, la misma que ahora lo había llevado al encuentro con el hombre de sus sueños de niño y del presente, al reconocimiento de su identidad sexual al estar enamorado irremediablemente de Guillermo.
Había conocido a numerosos hombres, muchos de ellos del estilo de él. Quizá muchos se hicieran ilusiones respecto de él que no percibió siquiera, mucho menos pensó en alguno un minuto. Nunca había pasado horas, ni un instante pensando en un hombre en particular. No había habido ninguno que lograra despertar su interés. Y Camila lo había logrado apenas, y ahora comprendía que era un alma compañera, una amiga, una compinche, y que la quería como tal.
Sin embargo el hombre de sus sueños, que ahora tenía nombre y apellido, rostro y físico además de los ojos negros y la mirada profunda que reconociera en cada vida, ocupaba y acaparaba su atención a todas horas. Cuando se hallaban en la misma habitación, él mandaba su razón, se apoderaba de sus sentidos sin esfuerzo. Incluso cuando estaban separados, seguía siendo el centro de su mente, el eje de su esencia. Le resultaba fácil evocar su rostro, incluso el cuerpo que aún no había visto ni explorado, pero sí en otras vidas, porque además aparecía constantemente en los sueños.
Dejó escapar un suspiro sintiendo el aroma que dejara en su cama desde la noche.
No era producto de su imaginación ahora, no estaba imaginando que su reacción fuera diferente, especial, que Guillermo tuviera el control de sus emociones. Aquello no eran sueños ahora, eran hechos. Y no merecía la pena negar los hechos, aquel rasgo era ajeno a su carácter. No merecía la pena fingir, evitar pensar en lo que hubiera ocurrido si Guillermo se hubiese quedado en la suite accediendo a continuar tras el beso.
Lo hubiera recibido todo sin vacilaciones. Tal vez se hubiera puesto un poco nervioso, por su pasado, por la excitación, la expectación de la emoción por lo que le esperaba, no por la incertidumbre del resultado porque ya lo conocía, ya lo habían vivido, incluso en medio de una guerra mundial.
Habiendo pasado tiempo en el campo, habiendo sido violado por su padre, el acto en sí no le era desconocido, pero lo que encendía su curiosidad, eran los sentimientos que con Guillermo y por él asociaría con el acto en sí. ¿O era el acto lo que se asociaría a los sentimientos?
Fuera lo que fuera, había sido seducido totalmente, de cabeza a pies, de manera irrevocable por su hombre destinado y por el deseo de poseerlo y que lo tomara en todos los planos, no solamente en el álmico. Y sabía que lo aceptaría ya como esposo quedando atrapado en una unión por Amor Eterno por el resto de esta vida y de todas. Sabía sin dudas que este sentimiento renovado era demasiado intenso y profundo como para librarse de él. Y deseaba vivir esta experiencia, esta emoción, en su totalidad y corriendo cualquier riesgo, en lugar de pasar el resto de su vida en la ignorancia. Lo elegía libremente y a conciencia plena. Dentro de su sentimiento había fuerza, dicha, emoción sin límites,…, todo lo que ansiaba. Ya era adicto, ya no podía dejarlo y después de todo no había ninguna necesidad de hacerlo, porque sabía que Guillermo estaba sintiendo y sabiendo lo mismo, lo demás no tenía importancia.

Nunca había pensado en el matrimonio, de hecho lo venía evitando con Camila, había buscado excusa tras excusa para ni siquiera tener que pensar en ello. Había sido la trampa que matara a su madre. El simple hecho de amar era dulce y no podía rechazarlo.
Guillermo lo deseaba, lo amaba, en ningún momento había intentado disimular el efecto que ejercía en él, nunca había podido ocultar el potente deseo que refulgía en sus ojos negros transformados en carbones encendidos. La idea de que él lo excitaba era una garra que le oprimía el pecho, una faceta de algún sueño profundo, aún por desentrañar, y cuando llegara el momento esperado, no se amedrentaría ante nada. Iría al encuentro de Guillermo, de su amor, de su deseo, de su pasión, y al saciarlo y satisfacerlo se saciaría y satisfaría a sí mismo. Y ahora estaba seguro que era lo que deseba que sucediera esa noche o en esa casa al día siguiente, pero ya la espera se le hacía desesperante. No tenía intención alguna de luchar contra lo que sentía que sería luchar contra sí mismo. Estaba enamorado de un hombre, estaba enamorado desde siglos, de ese hombre en esta vida llamado Guillermo Graziani. Y punto.

___Por su parte Guillermo se sentía feliz y con temor por primera vez en su vida.
 La responsabilidad de Amar era más fuerte de lo que había imaginado en tantos años de vagar por cuerpos que saciaban sus instintos, de mantener relaciones cordiales, superficiales, sin promesas, sin futuro, sin exigencias, como la que llevaba con José, un hombre sumiso, que sin pedir nada a cambio o muy poco le regalaba su paciencia, su compañerismo, su ternura, pero con el cual ahora que Pedro había irrumpido cual rayo que aniquilara su existencia vacía, ya no podía continuar. Sabía que no le había dado explicaciones en los últimos días de su distancia, de sus ausencias, tampoco  le había confiado sus revelaciones, menos había atendido las muchas llamadas perdidas y mensajes que leía en el visor. Solamente tenía encendido el celular por si Fabián lo necesitaba, su hijito, su única verdad antes de Pedro.
 Las últimas luces del atardecer se colaban  sin vergüenza entre las persianas, tiñendo la habitación de rojizos y amarillos, un vaso de whisky descansaba en la mesita, y esta vez un aviso, un brinco de su corazón o de su alma, algo que solamente tenía un dueño, le hizo desviar la mano al celular que sonaba.

… Guille, ¿qué hacías?
… ¿Te digo la verdad o te vas a  aprovechar de ella y es mejor que te mienta?
Estaba pensando en vos, en cómo irrumpiste en mi vida hace apenas tres días y de la anterior no dejaste nada, bueno sí a mi hijo, nada más.

… Yo también pensaba en ti, y también  a partir de ahora sé que nada será igual.
 ¿Nos vemos en el comedor para seguir charlando, confirmaste el vuelo?
… Sí, a las 11.15 hs, lo cual  si todo va bien como espero hará que el almuerzo nos encuentre en la casa del Tigre.
… Guille, ¿te vas a quedar todo el tiempo a mi lado?
… Mientras llegue el juicio sí.
… ¿Y tu familia, y el fiscal?
… Los llamaré, ya saben que soy obsesivo con mi trabajo, también en el estudio donde además conocen de qué se trataba esto y entenderán.
… Me alegro entonces.
.. ¿De que entiendan?
… De que te quedes a mi lado.

Mientras pensaba y lo imaginaba se duchó y se cambió y en espejo Guillermo hacía lo mismo, imaginándolo y pensándolo. Dejaron preparado el bolso y se encontraron en el comedor para cenar.

En el hotel quedaban pocos y no les costó encontrar una mesa  alejada del bullicio,  y en la intimidad de la media luz y del lugar, no podían dejar de adorarse en la mirada, ni de buscar algún roce al paso por una botella, por un plato…

… ¿Cuánto piensas que durará esta situación?
… ¿Lo tuyo, que los tipos esos vayan ante el juez?, poco, muy poco, 10 a quince días, tal vez antes.
… Estoy sin trabajo, esa empresa fue el único que he tenido en Argentina.
… Pedro, no quería mezclar las cosas, puedes decir que sí o que no, y estará todo bien, pero... ¿te gustaría trabajar en mi estudio, como mi socio?
… ¿Qué?
… En realidad lo necesitaba, estábamos buscando, y si puedes disimular por un tiempo,.. “Esto”, creo que formaríamos un muy buen equipo. ¿Qué me dices? O No, mejor ahora no digas nada, entiendo que puede ser difícil, piénsalo.
… Me encantaría trabajar contigo, en realidad quiero hacer todo contigo. Pero si por ahora no se puede, al menor te vería todos los días.
… Mira Pedro, mira,  mi vida es toda una equivocación,  una sumatoria de errores que me impiden decirte ya que seas mi esposo, que formemos la familia que deseo tener con vos, pero estoy dispuesto a terminar con ello, porque apareciste cundo ya no esperaba nada, y sé que de esto no tendré retorno. Desde que te reconocí como el hombre de mis sueños, supe que ya no quiero otra cosa para mí que compartir todo con vos.
 ¿Me darás el tiempo que necesito para dejar a Ana, a José, para explicar a mi hijo que no me gustan las mujeres, que estoy enamorado de un hombre, precisamente de vos?
… Te daría mi vida amor, como en Polonia, como en el naufragio, como en tantas.  ¿Tienes miedo por lo que hemos soñado?, porque al menos yo he visto  vidas trágicas en su mayoría, y por más que lo deseo con el alma, apenas he soñando una o dos vidas felices, pero no quiero que ésta  termine en tragedia. ¿Le temes?
… No amorcito, hemos soñado pocas vidas felices porque la tragedia marca a fuego la memoria, y porque eran épocas duras. Hoy no estaremos en medio de una guerra, de un naufragio, o con enfermedades de la pobreza como aquella que te consumió siendo muy joven, tampoco seremos invadidos y separados, no porque no exista aún eso en el mundo, pero creo que de cada una de esas vidas aprendimos lo que debíamos y ya no volveremos a ello. Creo que esta vez merecemos y tendremos una vida feliz.
… Ojalá, es lo que más deseo, hacerte feliz y serlo al fin. ¿Me hablarás de tu vida en estos días, de la parte que me perdí?
… Te hablaré de lo que necesites saber, pero no tengo muchas cosas importantes que contar. ¿Vamos así dormimos temprano y mañana aprovechamos el día?

___ Guillermo intentó mantener distancia, evitar el contacto, y  se quedó al paso en su suite que estaba a dos de distancia de la de Pedro.

…. Buenas noches amorcito. Nos vemos en el desayuno.
… Buenas noches.

La noche se mostraba cálida y acogedora, suspirando con un whisky se dirigió al balcón terraza, mientras Pedro se levantó del sillón tras dar mil vueltas y fumar varios cigarrillos y fue hacia la ventana, y de pronto al volverse vio al hombre deseado, que se hallaba de pie junto a la puerta ventana abierta de su habitación, con expresión dura e indescifrable.
Y como si un aviso interior les impactara, como intuyéndose sin remedio, los ojos de uno se fijaron en el otro a lo lejos traspasando el espacio. Y ya no hacía falta pensar en nada. Para Guillermo había solamente una cosa que no había conseguido,.., todavía y que deseaba con el alma y con el cuerpo, y que coincidía con lo que Pedro necesitaba.

En otro acuerdo tácito, casi telepático, ambos entraron a la habitación y a su vez se dirigieron a la puerta de salida. Con el eco de sus deseos aún resonando, impelidos por fuerzas recién descubiertas, se encontraron nuevamente  a centímetros respirando el mismo aire, contemplándose. En el momento de pensarlo Guillermo no había apreciado del todo lo que deseaba. Ahora sí lo sabía con certeza. Y esta vez su objetivo era distinto de los trofeos que solía conseguir sin esfuerzo. Esta vez deseaba mucho más. Lo deseaba a Pedro, a todo sus ser. No sólo a su persona física, sino también su devoción, su corazón, su alma, su Amor, su esencia, lo tangible y lo intangible de su ser, de su yo. Lo deseaba todo, y no iba a resignarse con menos. Además sabía por qué lo quería, no solamente por lo que le dijeran los sueños, sino porque era diferente, absolutamente distinto a todos, Pedro era suyo aún sin haberlo sido en el plano físico. Lo había sabido desde que le tomara la mano en el avión disipando el miedo, desde que lo arrastrara torpemente a sus brazos y a sus labios las primeras veces. Pedro era la pieza que encajaba, y él lo supo de inmediato, en lo más profundo de su ser. Poseía un don especial para reconocer lo que flotaba en el viento. Cazador por instinto, reaccionaba a los cambios de estados de ánimo, en el ambiente, sacando ventaja de cualquier corriente que fluyera sin recurrir al pensamiento conciente.
Desde el principio supo lo que flotaba en el aire entre ellos, desde el preciso instante en que tomó contacto con Pedro.
Y ahora lo tenía frente a sí, lanzándole desafíos con el centellear de sus ojos. Se veía de lejos, que estaba cansado de un pasado doloroso, de un presente vacío de actividad, pero no era tan obvio que hubiera premeditado sustituirlo hasta el encuentro en el avión... Guillermo nunca había seducido a nadie como Pedro. No le  adivinaba sus pensamientos, no sabía cuánto le aceptaría. Pero decidió ver sus propias necesidades al fin y dar el primer paso para averiguarlo.
Con pasos lentos y decididos, se aproximó a Pedro. Él no expresó palabras, en cambio, con la mirada fija en los ojos negros, levantó una mano, un dedo, y, muy despacio, casi imperceptiblemente, dándole tiempo de sobra para reaccionar, para detenerlo si lo deseaba, lo acercó hasta sus labios y Guillermo no se movió.

Aquel contacto suave, casi inseguro, le provocó un torbellino, un huracán, una tormenta interior irrefrenable de pasiones y sensaciones nunca experimentadas hasta conocer a Pedro y solamente recordada de otras vidas junto a él. Pedro percibió aquella turbulencia momentánea, abrió más los ojos y contuvo la respiración. Entonces, Guillermo se quedó quieto, y él continuó con la sutil exploración. Parecía fascinado por los labios finos e irremediablemente su mirada se posó en ellos. Cuando el dedo acarició el labio inferior y regresó hacia una de las comisuras, Guillermo movió la cabeza justo lo necesario para depositar un beso en la yema del dedo.

Entonces Pedro nuevamente buscó la mirada, indagó más allá llevando los dedos a las mejillas de Guillermo que le devolvió la caricia alzando lentamente una mano para pasar el dorso de los dedos a lo largo de la suave curva del mentón de Pedro y luego deslizarla hacia abajo hasta que la palma se curvó sobre la barbilla. Era casi una ceremonia, un ritual de adoración. Y los dedos se volvieron más decididos, moviéndose a ritmo lento, pausado, pero firme y sólo los dos lo podían oír. Las miradas se encontraron. Guillermo cerró los párpados, sabiendo que Pedro haría lo mismo, y al compás de aquel latido lento, posó sus labios sobre los gruesos de Pedro que no dudó un instante en devolverle el beso.
Guillermo aguardó un latido más del corazón para exigir su boca amada, la cual Pedro le rindió al momento. Entonces hizo avanzar más sus dedos, por debajo de cabello sedoso en la nuca, y alzó la otra mano para tomarle la barbilla.
Pedro dejó el rostro inmóvil, y despacio, sistemáticamente, moviéndose según el ritmo irresistible que los dominaba a ambos, le entregó su boca sin reparos.
Y a pesar de no ser el primero, aquel beso fue una revelación. Pedro no había imaginado jamás que un beso pudiera ser tan osado, estar tan cargado de tanto significado. Los labios duros de Guillermo se movían enfebrecidos sobre los suyos, separándolos cada  vez más, masajeándolo con seguridad, enseñándole sin misericordia todo lo que estaba deseoso de aprender.

__ Con un resto de lucidez, Pedro  lo atrajo hacia dentro de la suite y cerró la puerta  de una patada, sin perder el beso en ningún momento,  mientras la lengua de Guillermo lo invadía con  la arrogancia de un conquistador que reclamaba su botín de guerra. Visitó sin prisa hasta el último rincón de sus dominios, reclamando cada milímetro, marcándolo como suyo, conociéndolo y reconociéndolo. Acto seguido, tras aquella inspección minuciosa y prolongada, concienzuda, comenzó a tomar muestras del tesoro de un modo diferente, con movimientos lentos y lánguidos que fueron seduciendo los sentidos.
Pedro había capitulado como Varsovia aquel día en que murieran de amor en 1939, pero su pasiva rendición no satisfacía a ninguno de los dos. Se vio abocado a aquel juego: el roce de los labios de Guillermo contra los suyos, la succión, el movimiento sensual de una lengua contra y con la otra. Estaba más que dispuesto a todo, lo impulsaba la promesa que contenía aquel calor cada vez más intenso que había surgido entre ambos, y todavía más la tensión- emoción y algo más- que se hinchaba como una marea lenta detrás de aquella sensación.
El beso fue alargado y el tiempo se había detenido, el efecto narcotizante de las respiraciones mezcladas de ambos empezó a sumir las mentes en un torbellino.

Entonces Guillermo interrumpió el beso echándose hacia atrás permitiendo el ingreso de aire, pero no se apartó, los labios finos, duros e implacables permanecieron a centímetros de los gruesos.
Pedro, conciente tan sólo del deseo compulsivo que lo arrastraba, del pulso firme que sentía en su sangre, regresó al beso apenas recuperar un poco de aliento. Guillermo aceptó su boca BREVEMENTE Y AL MOMENTO VOLVIÓ A ROMPER EL CONTACTO.
Pedro tomó aire a toda prisa y, de nuevo, buscó otra vez los labios que ahora eran suyos. Pero no tenía por qué preocuparse, Guillermo no pensaba ni podía marcharse a ninguna parte, y  no dudó en apretar sus dedos contra la mandíbula y sus labios regresaron con más fuerza, mas exigentes del Todo que deseaba de Pedro, ladeando la cabeza a uno y otro lado.
El beso se hacía más y más profundo. Pedro no había soñado que pudiera haber algo más, pero lo había. Y sintió oleadas crecientes de calor y deseo. Percibió cada caricia, cada movimiento audaz y confiado, y se deleitó en aquel intenso placer, bebió de él, lo devolvió a la vez… y deseó más.
La siguiente vez que de común acuerdo separaron los labios, ambos estaban jadeando, agonizando y al abrir los ojos se cruzaron las miradas en las que leyeron sutiles invitaciones y retos más  sutiles aún.

Pedro al contemplar aquella mirada pensó cuánto más podía enseñarle Guillermo.
Se detuvo unos instantes. Luego se acercó un poco más y deslizó una mano, y después la otra, sobre los anchos hombros de él acercándolo más, sosteniendo con coraje la mirada, apretó las caderas contra las de Guillermo que se sobresaltó al contacto.
El férreo control se hizo palpable y aquella reacción le infundió más fuerzas a Pedro, le permitió continuar sosteniendo su mirada, el desafío que ella llevaba. Guillermo le había retirado las manos de la cara, las apoyó momentáneamente sobre los hombros sin dejar de sostenerle la mirada y a continuación siguió el camino, por la espalda, por las caderas, y lo estrechó con fuerza contra sí, confirmando que era la pieza perfecta que encajaba con las suyas.
Pedro contuvo la respiración y cerró los ojos. Privado de los sentidos de la vista, de las palabras, ofreció sus labios. Guillermo los aceptó y en ellos a Pedro. Cuando las bocas de ambos se fundieron, Pedro sintió las manos de Guillermo más abajo todavía, trazando deliberadamente los maduros hemisferios de sus glúteos. Guillermo se llenó las manos de ellos y comenzó a masajear. Pedro experimentó un incendio devastador que le arrasaba la piel y más, Guillermo lo amoldó a él, atrayéndolo a cada hueco, llano, y monte de su cuerpo.
Pedro notó la evidencia de su deseo, sintió aquella realidad dura y palpitante en el abdomen y Guillermo la de Pedro, y así se mantuvieron durante instantes de dolorosa intensidad, con los sentidos plenamente despiertos, plenamente concientes, y a continuación volvió a atacar despacio con su lengua, hundiéndose a fondo en la suavidad de la boca que lo recibía.
Pedro hubiera lanzado una exclamación, pero no pudo. Aquella sugerente caricia, la posesión sin prisas  de Guillermo en su boca, le provocaba continuas oleadas de placer, de calor que formaban remansos en sus ingles y más. Conforme el beso se  iba llevando más lejos y más profundo, se fue apoderando de él una sensación de languidez que le atenazaba los miembros y le entumecía los sentidos. Pero no los silenciaba.
Tenía dolorosa conciencia de todo. Conciencia de los cuerpos duros amoldados, rodeándose, buscándose, encontrándose, incrustándose, embebiéndose, de los músculos tensos como el acero que aprisionaban, de los pezones que erguidos chocaban contra la pared del pecho del otro, del beso íntimo en la pelvis, de la pasión arrolladora e inexorable que Guillermo mantenía a raya sin piedad.
Aquello último era tentación, pero tan potente y peligrosa que ni siquiera se atrevió a sondearla y Guillermo también se decía que aún no, que había otras cosas que todavía tenía que enseñarle.

Como la sensación de sus dedos en los pezones, diferente ahora que el beso era tan hondo, que el contacto era tan íntimo, y gimió cuando Guillermo cerró los dedos en el pezón que ya era un botón erecto, tremendamente sensible a los dedos diestros de Guillermo.

El beso continuó todavía, anclándolo a los  latidos de su propio corazón, al repentino flujo y reflujo de un ritmo que lo tenía al borde mismo de la inconciencia.
Era una pauta que subía y bajaba, pero que seguía estando allí, en un crescendo de deseo de combustión lenta, dirigido, orquestado, de manera que nunca perdiera el contacto, nunca se viera abrumado por las sensaciones.

Guillermo le estaba enseñando. Pedro no habría sabido decir en qué momento se dio cuenta de ello, pero lo aceptó como algo cierto.

Siglos más tarde en ese tiempo, Guillermo apartó los labios y buscó la mirada y Pedro estudió sus ojos, no su rostro, los sentimientos del alma se leían en los ojos, y había Amor, y había deseo, tanto en uno como en el otro, eran y daban lo mismo. Lo percibió en lo más profundo de sí, como un impulso que había cobrado vida por culpa de aquel beso, pero que aún no estaba satisfecho. Y el deseo de Guillermo se manifestaba en la tensión que lo atenazaba, en el control que en ningún momento había dejado de ejercer.

… Ahora sí,… a dormir precioso, mañana será un gran día.
… Quédate.
… Si me quedara un minuto más, no dormiríamos en dos días, perderíamos el avión, no podría  seguir controlándome y no dejaría de hacerte el amor.


Ante esa realidad compartida, Pedro descubrió que no había nada que poner en palabras, lamentando perder el calor de aquel contacto íntimo de los últimos minutos, retrocedió y le abrió la puerta mientras mantenían solamente la mirada y apenas logró murmurar:


…Hasta mañana mi amor. El día que recordaré por el resto de las vidas, el día en que seré absolutamente tuyo en ésta, el día en que terminarás de enseñarme todo.
… Hasta mañana mi precioso tesoro. El día en que te convertirás en mi hombre sin remedio, y sin retorno. Te amo Pedro.


___ Guillermo entró a su suite mareado, suspirando, se desabrochó y arrancó la camisa echándose en la cama sin quitarse un instante de la mente la imagen de Pedro. Su sabor, su tacto, aquel sugestivo aroma suyo, estaba embebido de Pedro, envolvía sus sentidos, acaparaba su atención, aturdía su mente, desesperaba a su cuerpo, y en lo único que podía pensar era en hacer el amor sin cesar con ese hombre reencontrado y amado.

__ Pedro en tanto sentía que  el apasionado besar de Guillermo compartido había sido una revelación absoluta.
En un paseo sin rumbo, hizo un alto frente a la ventana y contempló las luces de la ciudad, sin verlas. Las revelaciones en el plano físico eran desconcertantes, pero no tan impresionantes, no habían sido más de lo que exigía su curiosidad. Deseaba saber y Guillermo le  había enseñado, la primera lección. Aquel beso había sido la primera lección, hasta ahí estaba todo claro.
En cuanto a lo demás... allí era donde radicaba la incógnita.

Allí había algo más. Una emoción que no había creído en experimentar nunca, que no había esperado sentir jamás.
La aguda sensación de pérdida que había experimentado cuando se separaron, no fue simplemente una reacción física, sino que lo había afectado en otro plano. Y el impulso de buscar intimidad, de mitigar el ansia que percibía en Guillermo, no era algo nacido de la curiosidad sino del Amor. Sus sentimientos para con Guillermo y a la inversa, trascendían el plano físico, el plano mental, el plano de lo conocido por ambos hasta entonces.

“Te amo Guillermo Graziani”


La reveladora tensión que flotaba entre ellos, presente desde el principio de los tiempos, incrementada en el reencuentro e in crescendo,  la notaron al cruzarse en la mesa del desayuno. En Guillermo se coló por debajo de su control, erizándole el vello, dejándole un hormigueo en cada uno y en todos los poros de la piel al mínimo roce. Viendo que perdía el control, se sentó obligándose a concentrarse en el café, pero en vano, no podía controlar ya más el borboteo interior que lo arrasaba y al alzar la mirada, el destello de apercibimiento en los ojos marrones fue un consuelo para su orgullo perdido.

Desayunaron hablándose en la mirada, y el último mensaje que leyeron en ella, antes de salir del hotel, eran los detalles de la cita de amor que había acordado para ese día.
Guillermo estaba totalmente absorto en el cuándo, el dónde, el cómo, y las probables sensaciones que se dispararían, al  entrar en el territorio a conquistar en Pedro, hacer el Amor por primera vez.

Y Pedro estaba centrado en todo lo que aquel hombre suyo en tantos siglos ahora le venía a enseñar…


El destino había escrito el encuentro, el reconocimiento, y ahora ellos habían tomado su decisión. La fecha y la hora señalada estaba por llegar,…, a la vuelta del tiempo que se terminaba.




CONTINUARÁ.







PREDESTINADOS… EL REENCUENTRO DE DOS ALMAS GEMELAS DESTINADAS A AMARSE PARA SIEMPRE.





“Tú que eres joven y te crees olvidado de los dioses,
sabe que si te vuelves peor
te reunirás con almas inferiores, y que si  te
haces mejor  te reunirás con las superiores, y
que en la sucesión de vidas y muertes te
tocará padecer lo que te corresponda a manos
de tus iguales... Ésta es la justicia del cielo.

PLATÓN”

52 comentarios:

  1. Gracias Graciela y Romi por la foto, besos.

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  2. Eve, un capitulo extrordinario de predestinados, esta historia de el encuentro y reconocimiento de almas gemelas refleja y transmite tantas emociones, el amor descrito de manera tan unica original como lo haces, en cada una de las historias que escribis dificil de explicar, leerte es mas que placentero por que todo lo que narras se vive, tenes una magia imposible no reconocer algo escrito por vos, para mi sos la mejor, mi admiracion por vos es cada vez mas grande y predestinados es todo, gracias por tanto, siempre esperando las continuacion.Te quiero genia !!!

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    1. Belencita querida, creo que te enamoraste de esta fic no tan ficiión como yo, la amo, amo estos temas, preregriné por lo que se sabe de vidas pasadas y ahora tímidamente y con cuidado van animándose a demostrar ese amor de siglos, quizá por temor a la tregedia que recuerdan de antes, pero el 20 es Amor manifestado en cuerpo y alma, creo que lo mío se vive porque tiene contenido, argumento, mucho de real en él y además lo cuento como guión aunque predestinados aún tiene mucho de narración, y en lenguaje cuidado, Gracias infinitas y mi amor.

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  3. Gracias Elena Ventura y mi amor. Les hice devolución en face.

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  4. Eve hermoso capítulo lleno de pasion y el AMOR siempre entre ellos!!!

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    1. Lee lo que le dijo a Belén, Valeria, esta ficción es especial y sublime, ternura, cuidado, y el amor que se consolida en el capítulo 20, Gracias infinitas y mi amor.

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  5. Gracias Alicia Vítolo te espero, besos.

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  6. EVE MARAVILLO CAPITULO DE PREDESTINADOS EL AMOR ESTA PRESENTE SIEMPRE ENTRE ELLOS DESDE TIEMPOS ANTERIORES Y AHORA ESTA MAS PRESENTE QUE SIEMPRE ES REALMENTE ESTRAORDINARIO BELLISIMO NO SE QUE OTRA COSA DECIRTE EVE PORQUE HE QUEDADO OBNUBILADA POR ESTE GRAN AMOR UN BESO

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    1. Gracias Tesoro, estoy enamorada de esta Fic, la culpable es Alicia, la de abajo que me pidió que hablara de almas gemelas y entré, y adoré y ahora el compromiso de esa entrega absoluta y sublime en el capítulo 20 de dos almas que el destino unió y en su libre albedrío aceptaron el desafío de seguir juntos. Gracias infinitas, ya dejé adelanto y en horas el ansiado capítulo 20. Besos del alma.

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  7. Ay Eve, esto fue sublime...Se me eriza la piel al pensar en ese Amor Eterno y Absoluto que los unió a través de los siglos y que hoy los hace reencontrar siendo Guillermo Y Pedro...Sus Almas no lo dudaron nunca, y sus cuerpos se rendieron ante el primer contacto de sus manos y el cruce de sus miradas que los deja indefensos ante tantos sentimientos que crecen y ya no pueden controlar...Esa devoción de Guille por ese hombre que sabe que es suyo, pero que quiere no sólo poseer su cuerpo sino todo su ser, su mente, sus sensaciones, y al que quiere enseñarle a disfrutar de cada momento de la entrega de ambos...Y ese torrente de su sangre que se enciende con la seducción que ejerce en él ese hombre al que ama con toda su alma y que a su vez le demuestra su amor incondicional, sin egoísmos, para que los dos lleguen al momento soñado conociendo todas las sensaciones y disfrutándolas ambos en esa unión de dos en Uno solo y en comunión con Dios y el Universo...Eve querida, como ya dije, escribís con tu talento pero ante todo con el corazón...Te aplaudo de pie, y me quedo con la misma sensación de esos dos seres que se Aman para toda la Eternidad...Beso desde el alma!!!......Alicia Vitolo

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    1. Es tu culpa Ali, Guau y ahora que hago en este capítulo 20 con lo perfecta que es esta historia desde las vidas antes de Cristo, el destino los unió, se encontraron, y el libre albedrío los hace elegisrse corriendo todos los riesgos, uno provocando, el otro cuidando, pero ninguno pudiendo contener lo que desean que entregadas las almas es la fusión en el UNO. Amo esta fic, y hoy si Dios quiere me enfrasco en ese capítulo 20, ya les dejé adelanto. Iba a ser un capítulo, luego relatos breves y ya estoy en doce páginas, la amo de verdad. Gracias infinitas y mi amor.

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