PREDESTINADOS.. CAPÍTULO CATORCE.. MÁS QUE UNA FICCIÓN.

 

PREDESTINADOS. RELATOS CORTOS. CAPÍTULO CATORCE.

Córdoba., viernes 27 de octubre de 2014.

___Al fin Guillermo recuperó el aliento lanzando una mirada que paralizó a Pedro, que jamás se había sentido tan avergonzado.

… Esto no debió haber ocurrido, dijo Guillermo en voz casi inaudible…No debería haber ocurrido. No he estado…, no he estado enamorado nunca.

___ Guillermo le pidió los papeles y Pedro tembloroso y confundido se los dio.

Guillermo se dirigió a la puerta con la mirada gacha y abrió.

… Guillermo, tenemos que hablar.

… No vamos a hablar a solas, al menos no ahora, no hasta haber resuelto este caso y estar de regreso.

…Cierra la puerta cuando me vaya, girándose para mirarlo lo que a Pedro le deshizo el nudo en la garganta en lágrimas.

 …Guillermo, ¿por qué?

.... No tengo nada para darte Pedro.

... Te tienes a ti mismo. Es lo único que espero.

No te entiendo,…, llevamos siglos separados, no hay nada que pueda impedir que… si estamos juntos…

___ Angustiado y desesperado Pedro no encontró las palabras adecuadas.

…¿No crees en lo que hemos percibido, en lo que hemos soñado?
… Nunca creí en esas cosas, ¿y si no fueran reales? ¿Si fueran meros deseos?

… Está bien, hablaremos. ¿Acaso crees que dos personas cualesquiera pueden tener la misma información llegada a través de los sueños justo a días de encontrarse?
… No lo sé, lo hablaremos. Cuídate  y nos veremos mañana más tranquilos, ¿sí?

___ Pedro se apoyó en la puerta pensando en que iba a desmayarse, que estaba empalideciendo, los ojos le ardían como preludio de las lágrimas que comenzaban a rodar sin remedio.

¡Eres un mentiroso Graziani, un cobarde! Sientes lo mismo que yo, pasa que tienes una mujer y un  amante.

___ Derrotado cerró la puerta tras él, desparramó la ropa por el piso y se echó en la cama vestido encendiendo un cigarrillo con urgencia, con un dolor lacerante y una sensación de pérdida y abandono que nunca había sentido, ni en su infancia solitaria y llena de oscuridad.

___Guillermo no supo cómo había regresado a su habitación, estaba en un estado alterado de conciencia que le nublaba la razón, y todo su ser estaba impregnado de…Pedro.

 Sólo vio que de repente se encontraba de pie junto a su cama, sin él. Soltando una maldición, se dejó caer de rodillas sobre el somier, y agarrando un puñado de la colcha, enterró en ella la cara anegada en lágrimas de dolor y desconcierto.

…” Dios Santo, sólo Pedro puede destrozarme de esta manera. Llevo sin él tanto tiempo, creo que desde la Segunda guerra, desde que morimos en  Polonia, en ese amor desesperado de víctima- verdugo y a  la inversa, he despertando tantas mañanas lleno de amargura que al principio no creí que existiera de verdad. Había desechado esas visiones y ahora está a metros de mí”

Pensó en el precioso rostro de Pedro, en la suavidad de su boca contra la suya, en esos labios anhelantes que había saboreado, en la manera en que se había arqueado bajo sus manos acariciando, en el calor de su cuerpo debajo del suyo, flexible y fuerte a la vez. En su espíritu que en las horas últimas había percibido radiante, cautivador, honrado, dulce, y, como siempre, como desde hacía siglos, le había llegado directo al corazón triturándolo. Había tenido que recurrir a toda su fuerza de voluntad para no caer de rodillas frente a él, lo había rechazado, lo había hecho llorar.

¿Cómo iba a intentar trabajar a su lado fingiendo desconocimiento, separar algo tan mezquino, del lío ingobernable que eran sus sentimientos y solamente entregarle cautela y protección laboral?

“No puedo, no puedo hacerle daño como en tantas vidas. Es mejor dejar las cosas como están. En mi excéntrico mundo, algunas cosas es mejor no tocarlas.

Precioso, no puedo ofrecerte nada, solamente quilombos y mentiras, no quiero hacerte daño. Si sos gay, si algún día decides casarte, mereces hacerlo con un caballero, con alguien sin cargas”

___ Desgastado de dolor, desgarrado en lágrimas, se sirvió un whisky y se echó vestido en la cama.

En  su suite, con el corazón agonizando, al cerrar los ojos anegados vio la luz y en ella a su madre.

“... ¿Qué haces hijo? No le sueltes la mano.

 ¿En qué momento lo reconociste como tu amor?

... Cuando aferró mi mano para alejar el miedo en el avión.

.. ¿Y entonces por qué tú se la niegas?... Pregúntale a Pedro qué percibe cada noche desde que era un niño asustado, él  tiene respuestas para despejar tus dudas.... No le sueltes la mano.”

... ¡Madreee¡¡No se vaya!, no me deje solo sin respuestas. No entiendo.

___La luz y su madre no regresaron y sentado en la cama tomó  el teléfono de la mesa de noche, arrastrando el brazo que pesaba toneladas, y marcó  a la habitación de Pedro, que al escuchar el sonido, no sabía si era un llamado de este mundo o de otro lugar. Casi por reflejo levantó el tubo y con un hilo de voz entre sollozos logró esbozar una palabra.

…¡Hola! ¿Eres tú?

… Pedro, ¿en qué momento vinieron a tu mente los recuerdos pasados desde que nos vimos?

… Si lo sabes, en el mismo que a ti.

… Dímelo, necesito escucharte.

… ¿Qué mierda quieres Graziani?, ¿enloquecerme? Primero  me besas y llegas a punto de hacerme el amor como siempre, desde la vida en Palestina o antes, luego me rechazas, me dices que no crees en esto y ahora haces preguntas.

 No te reconocí en tribunales, no sé el por qué, no tengo tampoco las respuestas. Podría haberlo hecho porque siempre en cada vida me han atrapado tus ojos negros y tu mirada penetrante y misteriosa, pero esta vez no fue así. Vino todo a mi mente cuando te aferré la mano en el avión.

… ¿Qué crees que significa para ti tomarme la mano?   De otra forma, ¿tiene algún significado que yo te tome la mano?

… Sé más claro, pregunta directamente lo que deseas saber, no entiendo.

.. Mira Pedro, mira, más allá de las vidas pasadas y de los sueños, a veces en ellos, otras veces despierto creo, se aparece mi madre envuelta en una luz, me habla. Cuando regresé a la suite vino a decirme que no te suelte la mano. ¿Qué mierda significa eso para vos?

… ¿Tu madre dice que no me sueltes?
… Sí.

… Es que tal vez tengas razón, nos amamos desde el comienzo de los tiempos, de ello no tengo dudas ahora, pero en esta vida no sabemos nada el uno del otro, apenas lo que nos hemos contado, pero yo he sido un niño maltratado, tuve una infancia espantosa, tú apareciste una vez en Chile cuando quería dejarlo todo y me pediste que me quedara, que no desviara el destino porque podría ir donde luego no te encontrara, y me quedé, hasta hace cuatro años.

Cada noche, desde que mi padre comenzó a gritarme, a pegarme, cada vez que estaba asustado, antes de dormirme, yo colgaba y cuelgo el brazo fuera de la cama y alguien me toma la mano, y entonces sé que todo estará bien, me calmaba entonces,¿entiendes?. Esa mano era un bálsamo que me decía que todo estaría bien, como tu promesa... y me dormía en paz.

Eras tú, era tu mano entonces.

… Así parece. Pedro, estoy aturdido, muy confundido, jamás creí en fenómenos paranormales y místicos, no sé si alguna vez creí en Dios, y había desechado estos sueños como algo irracional que no podía sucederme a mí, ¿entiendes? Necesito que hablemos, necesitamos hablar mucho sobre esto y nuestra vida actual, pero ahora debemos salir de este lío de la mafia en que estás metido. Somos abogados, estás en peligro. Y si de algo estoy seguro es que  no puedo permitir que te pase nada por un descuido.

… Está bien, llevo siglos esperándote, puedo esperar unos días más. Buenas noches. Nos vemos en el desayuno para estudiar esos papeles de Moravia.

… Buenas noches.

___ Pedro ni siquiera cerró los ojos por temor a que regresaran los sueños o alguna información que ahora lo desviara de Guillermo, se quedó toda la noche en trance, con la mirada perdida en el techo, en la luz, fumando, perdido en el aroma de Guillermo en la cama, embriagándose en él, en el recuerdo de su sabor en su boca, de sus manos en su cuerpo, lo amaba y no estaba equivocado. Siempre lo había amado y no podía remediarlo.

___ Guillermo tras haber intentado dormir en una cama que se había convertido en un potro de tortura, se había despertado con el corazón oprimido, recordando haber soñado con esa visita a Pedro en Chile, con sus promesas, y con las veces que lo viera llorando y asustado y le tendiera la mano. Era verdad, lo recordaba y se veía claramente en ambas situaciones.

Y no era solamente eso, había tenido  un montón de sueños excitantes, eróticos, en los cuales el cuerpo desnudo de Pedro se había contorsionado contra el suyo, debajo, dentro de él. Todos los deseos que intentaba mantener a raya en vigilia, se habían desatado en los sueños y ahora tenían cara, nombre y apellido. Había abrazado a Pedro Beggio, lo había devorado de cabeza a pies, de pies a cabeza, había saciado su sed de siglos con sus fluidos, su aroma, su esencia, sus sonidos, había ahogado sus gritos con la boca.

 Y él, Pedro, en esos mismos sueños se había comportado de una manera que nunca hubiera creído posible, alimentándose de él con esa boca deliciosa y hambrienta, y explorando su cuerpo con manos y dedos diestros sin dejar curvas ni recodos por reclamar y demarcar.

Un baño frío alivió un poco su estado, pero era conciente de que su ardor tenía otra causa y continuaba a flor de piel.

Iba a tener que enfrentar a Pedro, que pasar días enteros a su lado, conversar con él, como si no pasara nada. Iba a tener que mirarlo y no pensar en la suavidad de su piel de seda, en la de su cabello, en lo mucho que él lo había deseado mientras empujaba contra su cuerpo, ni en cómo había sentido su calidez abrasadora a través de las capas de ropa de ambos. Ni cómo luego él le había rechazado y lo había hecho llorar.

Sintiéndose un miserable a punto de estallar o de derrumbarse como un castillo de arena arrasado por el viento o el agua, se vistió con lo primero que encontró sobre la valija, y con las piernas pesando como anclas, los sobres con los  papeles en las manos, salió de la habitación disponiéndose a ir a desayunar. 

Compuso una cara fingida, inexpresiva, si bien tenía el estómago revuelto y el pulso errático ya que en minutos volvería a ver a Pedro. Deberían sobrellevar la incomodidad de ese primer encuentro de la noche pasada, y trabajar.

Sin embargo, todas sus buenas intenciones desaparecieron cuando al salir de la suite, vio a Pedro  tendido boca abajo en el suelo y a un hombre inclinado sobre él. Tocándolo.

La imagen  hizo estallar algo en su interior, su corazón, su alma, ambos, ya no importaba. Con un rugido de león que prometía sangre, llegó hasta Pedro en un instante alzándolo rápidamente en sus poderosos brazos.

… Espera, Guillermo, no la hagas. Déjame explicarte… ¡No!

Lo depositó sin espera en un sillón del palier que había detrás de él y se giró para enfrentarse al otro hombre. El único pensamiento que dominaba su mente era desmembrarlo, rápida y efectivamente, comenzando por arrancarle la cabeza a ese bastardo que había tocado a Pedro.

El hombre se había resguardado tras otro sillón y lo reconocía, pero Guillermo parecía en otro mundo, desencajado y embebido en ira.

… Guillermo. Soy yo…

… Sos un hombre muerto, dirigiéndose hacia él.

… Guillermo, es médico, me estaba asistiendo, me desmayé. Pedro gritaba pero Guillermo  lo ignoraba, avanzando hasta que hombres de  la seguridad del hotel lo tomaron por los hombres y lo detuvieron.

… Cálmese, ¿qué cree que hace?

… Voy a matarlo, lo estaba tocando,… ese hombre…

… Es médico, lo estaba asistiendo suponemos.

.. Así es.

… Pedro, no puedo tolerar que otro hombre te ponga las manos encima, cualquiera sea la razón, sabes que vine a cuidarte.

___ Verlo ten indefenso, al lado de otro hombre, había provocado que todos sus músculos se tensaran.

… Discúlpate con el Dr. Guillermo. Pedro lo fulminó con la mirada.

.. No es necesario, conozco las costumbres del Dr. Graziani.

… ¿Cómo? ¿Se conocen?

… Matías, ¿qué haces acá?

… Estoy en un congreso Dr., y usted parece más que abogado el custodio de ese muchacho, o acaso me perdí de algo. Pensé que dormías con José Miller últimamente.

… ¡Basta Matías!

Es médico Pedro, tiene una clínica en Bs. As., el padre es el dueño de la competencia, de Baunes, el estudio de abogados, pero él es clínico.

… ¿Y ahora lo ves? Primero casi lo matas.

.. Es gay Pedro, y te estaba tocando. Suélteme, soy abogado y tengo que cuidar del Dr., pensé que le querían hacer daño.

¿Qué le pasó a Pedro?

… Tuvo un síncope, una pérdida de conocimiento. No sé la causa.

 Pedro, si estás mejor, sería bueno que vayas a una clínica y te hagan unos análisis y un electrocardiograma, el Dr. Graziani te puede llevar si te tiene que cuidar.

… No hace falta Dr., gracias, no es nada, no he dormido, tampoco he desayunado, es eso solamente. Soy deportista y estoy sano.

… Ve a desayunar entonces, y te dejo mi tarjeta. Si esto se repitiera y más si haces deportes, sería bueno que te hagas hacer un chequeo cuando regreses a Bs. As.

…. Gracias.

… ¿Estás mejor?

___ Guillermo parecía una criatura salvaje, los ojos tenían un brillo oscuro sobre su color negro, parecía una criatura peligrosa aparecida  en la hora de las brujas, pero al mirar  a Pedro su expresión se transformó, y le acarició con dulzura el pelo apartándole mechones de la cara mientras Pedro contuvo la respiración cuando se inclinó atrayéndolo hacia sí y le tomó el rostro entre las manos mirándolo con… desesperación, ¿con Amor?… Sus bocas estaban tan cerca, que sentía su aliento contra sus labios. Pedro permaneció inmóvil, aturdido ante ese momento de violencia contenida, ante la implacable fuerza del abrazo. Esperó escuchando la respiración jadeante, incapaz de entender lo que lo había provocado.

… No tengo nada que ofrecerte, nada, mi vida es una mierda Pedro. La nada.

___ A Pedro se le secó la garganta, los labios, y se los humedeció en un intento de hablar a pesar del escalofrío que lo recorría.

… Te tienes a ti mismo, ya te dije que es lo único que llevo siglos esperando.

… No me conoces precioso.  Crees que sí, pero no es así, aun cuando los sueños sean ciertos. Las cosas que he hecho, las cosas que soy capaz de hacer… No quiero hacerte daño otra vez.

.. Haz que lo comprenda entonces. Dime qué es eso tan terrible que te mantiene apartado de mí.

--- Guillermo negó con la cabeza.

.. Entonces deja de torturarnos a los dos. Pedro hablaba con la voz entrecortada en medio de un sollozo amenazante. O hablas o suéltame y deja que me vaya, me cuidaré solo, como siempre.

… No puedo,…

___ Guillermo lo miró atormentado...

.. No puedo, maldita sea,…no puedo soltarte.

___ Y antes que Pedro pudiera decir nada más, selló los labios finos sobre los suyos en un gemido desesperado.

CONTINUARÁ.

“Apercibiéndome de que existo en este

mundo, estoy convencido de que, en una

forma u otra, existiré siempre, y a pesar de

todos los inconvenientes que conlleva la vida

humana, no pondré reparos a una

nueva edición de la mía, esperando, sin embargo, que las erratas

de la última

puedan ser corregidas.

BENJAMIN FRANKLIN”