PREDESTINADOS. CAPÍTULO SIETE.

 

PREDESTINADOS. CAPÍTULO SIETE. ACTUALIZADO.

Bs. As., domingo 22 de octubre de 2014,

¿POR QUÉ AHORA? Tiene que haber una explicación. Vengo soñando esto desde mi infancia, lo olvidé y reapareció hace dos días.

¿Qué sucedió?.... Los papeles, los papeles de mi investigación a la empresa que envié al estudio Graziani, es lo único nuevo de estos días.

¿Pero qué mierda tiene que ver eso con el Amor, con mi hombre destinado?

___ Pedro se dejó caer sin respuestas o sin relación y regresó a la profundidad del sueño, mientras otra vida concurría sin permiso.

“Soy muy bonita, rubia, de ojos verdes y cabello largo. Pero voy vestida modestamente y no tengo joyas, como si quisiera esconderme. Tengo la piel blanca.

Sí, quiero esconderme de mi marido…, sí de él. No deja de beber, y se vuelve agresivo. Es tan egoísta. ¡Maldito el día en que me casé con él!

No pude escoger, nunca lo hubiera escogido. Mis padres y los suyos lo decidieron., Ellos ya se han ido, pero yo todavía tengo que convivir con él. No tengo a nadie más.

 La tristeza me asfixia. No puedo tener hijos,…, tuve un aborto y me perforaron el útero, una hemorragia, una infección. Desde entonces él se puso peor. Me echa la culpa porque no puedo darle hijos y me pega, me pega y me trata como a un perro. Lo odio. Me pega, en la espalda, en los brazos, en la cara, en todas partes. A veces me defiendo pero es peor. Me hace más daño. Bebe demasiado. No me queda más remedio que aguantar los golpes. Al final se agota y se detiene,.. Hasta que todo vuelve a comenzar.

Lo reconozco, lo conozco. (Pedro lloraba y se retorcía en la cama). Es mi padre,  la misma agresión física, el mismo desprecio. Como no pude enfrentar ese patrón de comportamiento en esa vida se repitió en ésta en mi padre, nos hemos reencontrado y reconocido. Pero ahora he terminado con esa relación enfermiza y he cortado la rueda de reencuentros. Descubrí el patrón de relación negativa en esa vida anterior, y lo he roto en ésta.

Me siento feliz. Murió en un bar en una golpiza me dicen. Gracias a Dios. Lo apuñalaron luego me dicen. No lamento su muerte. Si no hubiera sido así no hubiera reencontrado a mi Amor.

 ¡Soy tan feliz! Ahora estoy junto al hombre que amo. Es amable, dulce, cariñosos, muy buena persona, somos muy felices. Lo reconozco de inmediato con certeza infalible, mirándolo a los ojos, a la ventana del alma.

…¿Otra vez? Te reconoceré siempre, tu mirada y tus ojos me llevan hacia ti.

… Otra vez amorcito, soy yo. Y te amo, esta vez tendremos una vida feliz para amarnos sin apuro y sin sobresaltos, no habrá guerra ni naufragio, solamente amor, sos mujer pero eso no importa, sos vos y lo sé.

Me siento muy débil. Mi corazón no responde. Me falta el aire. Él está a mi lado, sentado en la cama y me toma de la mano. Es muy atento conmigo, está preocupado, Sabe que me estoy por ir antes que él y teme perderme. Estamos ambos consternados, pero contentos de al fin haber compartido años felices. Fue todo Amor, alegría y felicidad. Pero no lo conozco en esta vida,…, todavía.

Mi corazón está exhausto. Los latidos se van apagando. Siento dentro de mí que ya debo abandonar el cuerpo.

Ya floto encima de él y lo veo junto a mi cama inmóvil. Se quedará solo. Solamente nos teníamos el uno al otro. No tuvimos hijos. Pero no fue importante con él. Nos teníamos mutuamente y eso bastó.

Esto es tan bonito,…Percibo una luz a mi alrededor que me atrae y deseo seguirla. ¡Me llena de alegría!, es preciosa.

Es todo tan bonito, un valle lleno de árboles y flores. Soy conciente de muchas cosas, recibo mucha información, nuevos conocimientos. Pero no deseo olvidarme de él. Si aprendo todas esas cosas nuevas quizá lo olvide. ¡No puede ser! ¿Lo podré reencontrar luego?

Me hablan de energía y de Amor, y de cómo conocemos su equivalencia…cuando comprendemos lo que es realmente el Amor. ¡Pero yo no quiero olvidarme de él!

Alguien o algo me dice que lo reconoceré, llevo vidas amándolo.

No puedo dejar de llorar porque lo amaba y no creo que jamás vuelva a amar así. Nunca había conocido a un hombre a quien pudiera desear así y que me correspondiera con el mismo Amor, aunque ahora sé que sí, que ya nos conocíamos

¿Cómo viviré plenamente y seré feliz hasta que lo reencuentre? Sin él es imposible

Tengo que reencontrarlo en otro cuerpo pero, ¿cuándo?

El reencuentro de un alma gemela, después de una separación larga e involuntaria,  es una experiencia por la que vale la pena esperar, aunque la espera dure siglos.

Pedro casi de inmediato pasó a una existencia en el Norte de África, hace más de dos mil años. En esa vida había sido miembro de una civilización muy avanzada.

“Pertenezco a una tribu de piel clara, somos fundidores de oro con la habilidad de usar fuego líquido como arma, estamos en este momento en medio de una guerra que ya lleva dos meses contra una tribu vecina, de piel oscura, que nos supera ampliamente en número.

Mi tribu ha adiestrado a miembros del grupo vecino en técnicas de ataque y varios de ellos ahora dirigen al grupo. Cien mil enemigos armados de espadas y hachas cruzan el

río usando sogas mientras nosotros vertemos el oro líquido en nuestro propio río, con la esperanza de que alcance a los atacantes antes que lleguen a la costa.

Para proteger a mujeres y niños, hemos puesto a la mayoría en grandes botes con velas, en el centro de un enorme lago. Mi amada prometida, bella de ojos negros y mirada profunda está en ellos, tiene 18 años.

El  Oro líquido hoy se propagó a los botes y todos los niños y las mujeres  fallecieron en el trágico accidente, incluyendo a mi amada prometida, por quien siento Amor y pasión de siglos.

Con esta tragedia, la moral de los guerreros se ha derrumbado y nos derrotan.

Soy uno de los pocos en escapar en un ataque brutal cuerpo a cuerpo y al fin huyo por un pasadizo secreto que llega a un laberinto de corredores debajo del templo donde se guardan los tesoros de la tribu.

Acá encuentro a una sola persona con vida, a mi rey, que destrozado por la masacre me pide que lo mate. Soldado leal cumplo su orden, contra mi voluntad. Tras su muerte quedo completamente solo en el templo oscuro y me dedico a escribir la historia de mi pueblo en láminas de oro, y aquí finalmente muero de inanición, de sed, de dolor por la pérdida de mi prometida y de mi pueblo.

Pero lo sé, ella  encarnará en la vida  que antes recordé, en el  hombre que me ama luego de morir mi marido golpeador, y por eso lo amo tanto, porque ya nos habíamos encontrado en ÁFRICA. Mi prometida de esta vida que murió en el lago ya había sido mi gran amor,  y yo que temía no reconocer su alma, la he encontrado  mil  y dos mil años después  y en ambas fuimos amantes.

En aquella vida mil años después nos pudimos casar, al fin se realizó la boda postergada por tanto tiempo, tras un encuentro aparentemente súbito e intenso que adquirió un nuevo significado. Y ahora no temo, porque estoy seguro de  que nos volveremos a encontrar.”

 ___ Guillermo pensaba en qué había sucedido para que esto se iniciara, no había conocido a nadie, ninguna aventura nueva. Estaban Ana y José, nada más.

Excepto  los papeles anónimos que había recibido denunciando a la empresa multinacional, nada había sucedido, pero ¿qué podían tener que ver con los sueños y su hombre destinado en esta vida?

___Su mente  atravesó nuevamente los límites de tiempo y espacio para comenzar a recordar los acontecimientos de una vida pasada, anterior a su nacimiento en ésta.

“Llevo zapatos negros de suela fina, están viejos y gastados. Soy un hombre de unos cuarenta años, medio calvo, de mirada profunda y ojos negros. Para leer necesito gafas pequeñas. Tengo la piel blanca y el pelo negro.

Soy médico, médico en un pueblo. Tengo mucho trabajo. La mayoría de la  gente es pobre, pero me las arreglo. En general, son buenas personas y me pagan con mercadería y especias.

Creo que el pueblo está en  Ohio, a fines del 1800, no sé exactamente el año, me llamo Pablo en esta vida, no recuerdo el apellido, todos me llaman Dr. Pablo.

Estoy triste, muy triste. No quiero seguir viviendo. Ya he estado deprimido antes, ante cada pérdida, ante cada paciente que no puedo salvar, pero con él es diferente. Era una sensación que iba y venía, pero esta vez no se irá.

Las dos cosas son insoportables. No puedo seguir así.

Se llama Pedro, es hermoso, sonrió y me iluminó la vida. Viene al consultorio porque le duele mucho la cabeza, y lo sé, por su mirada, sus ojos marrones, su sonrisa con hoyuelos, es mi Amor.

Mi cautivo en Polonia, mi náufrago, mi marinero español, a quien enseñé el Amor en su adolescencia en Chille, el médico que no me pudo salvar en Egipto hace cinco mil años. Pedro. No lo conozco en mi vida actual….Todavía.

Nos miramos y las almas se fusionaron. Y sin remedio, sin causa, sin retorno, sin pausa, sin reparos, sin dudas, sin preguntas porque todo lo sabíamos, sin reservas nos amamos desde  el mismo día.

…. ¿Eres tú?

… Soy yo precioso.”

En ese encuentro, la vida de Pedro y la mía se definieron. Habíamos andado en círculos por siglos, buscándonos a ciegas, hasta reencontrarnos por fin cuando estaba enfermo.

Procedí a estudiarlo de cabeza a pies a la luz amarilla de la lámpara, y quedé fascinado por lo que vi, sus ojos marrones titilando, sus labios gruesos  ardientes, sus hoyuelos, sus dedos largos y esbeltos….

_”__ Mudos nos miramos durante una eternidad sin poder apartar los ojos negros de los marrones. Aunque la noche estaba fría, la piel nos quema y un hilo de sudor nos recorre. A ambos nos sucede la misma tormenta, porque al entrar, el aire de la habitación cambia con ella.

Después Pedro me confesaría que no tomó la iniciativa del joven amante en el amor, porque necesitaba tiempo para calmarse y pensar. Al verme nuevamente siente miedo por primera vez en esta vida en que está casado. No se le conocen amantes. Y yo, aunque hubiera sabido que tenía esposa y cien amantes o una docena de esposas lo hubiera amado, porque es inevitable.”

¿Cómo llegamos a abrazarnos hasta desgarrarnos tan pronto? ¿Quién estiró primero las manos y los brazos? ¿Quién buscó los labios del otro para el beso? Seguramente yo. Apenas pude al verlo sacar la voz para aplacar el silencio cargado de intenciones en que nos mirábamos y le anuncié sin preámbulos que lo estaba esperando desde hacía tiempo, mucho tiempo,…, siglos, que lo amaba en sueños, que lo había  amado antes y que lo amaría siempre, sin pudor, sin vergüenza y sin guardarme nada. Pedro retrocedió rígido, pálido, temblando, porque él también sentía en el esqueleto y en las cavernas del alma la  certeza de que habíamos nacido para amarnos. Exhaló el suspiro, casi un lamento, un sollozo, y un murmullo de mi nombre con la voz quebrada, un te amo. Un “También te he esperado siempre”.

Y ese mismo día nos amamos, nos dejamos consumir por el mismo fuego, por el mismo ardor. Lo levanté en brazos y caímos derribados en la cama, él encima de mí, mientras nos desprendíamos uno al otro a tirones de las botas, los pantalones, las medias, los bóxers, las camisas, con los bríos desesperados del Amor. Lo dejé hacer lo que quiso. Lo estreché contra mi pecho sintiendo los latidos de su corazón.

 Pedro tenía mucho que aprender, pero pensaba que tendría más tiempo, que no había prisa. Sentía su calor animal, su aroma de hombre y pensaba que contaríamos con el resto de nuestras vidas. Pero esa única noche ambos descubríamos el primer Amor, el verdadero, porque hasta entonces no habíamos experimentado la fusión del cuerpo y del alma. A unos habíamos dado uno, a otros lo demás, pero en nuestra entrega llegó la fusión completa.  Y nos quedamos dos días encerrados, y ese par de días se nos fueron en un suspiro contándonos la vida y amándonos en un quemante torbellino, una entrega que nunca alcanzaba a ser suficiente, un deseo demente de fundirnos en el otro en el beso y en cada embate, morir y morir en la asfixia de lenguas y alientos y en cada embestida sin pausa. Nos desplomábamos juntos luego de llegar a la cima, y quedábamos enlazados en piernas y brazos, exhaustos, bañados en el mismo sudor y lágrimas y hablando en susurros.

Luego el deseo renacía con más intensidad entre las sábanas mojadas, con olor a hombre, hierro, vino, animales, fragancia de ambos, única e inolvidable, hálito de selva, caldo espeso.

Aprendimos a elevarnos hasta el cielo, a jadear, a gemir al unísono en el clímax  agónico, heridos por el mismo latigazo, que nos suspendía al borde de la muerte y por último nos sumergía en un letargo profundo. Y una y otra vez despertábamos para reinventar juntos de nuevo el amor, hasta que llegó el alba del tercer día y la fiebre me lo quitó antes del atardecer.

“Muere en mis brazos, luego de amarnos, la fiebre acabó con él sin que pudiera hacer nada. Confió en mí y no pude salvarlo. Les he decepcionado. Estaba casado y lo mismo nos reconocimos, y nos reencontramos. Pero he dejado solos a su esposa y a sus tres hijos. Tendrán que luchar mucho para sobrevive.

¡No he sido capaz de salvarlo!”

___ Sé que a veces los pacientes mueren a pesar de  nuestros más denodados esfuerzos, especialmente en el siglo XIX, no es mi culpa pero estoy desesperado.

“Y la otra causa de mi tristeza, es que al tiempo que conocí a Pedro me ha abandonado mi mujer. Nuestra vida es difícil. Ni siquiera pudimos tener hijos. Creo que descubre que me gustan los hombres y regresa a Boston con sus padres, me siento avergonzado. No pude ayudarla, no supe hacerla feliz.

Tengo en mi mano una pistola, necesito terminar con esta vida miserable, le arruiné la vida a mi mujer y no pude salvar a Pedro.

Lo hago, me disparo en la boca, salgo del cuerpo y veo la sangre. Y me siento confundido, todavía me siento triste y muy cansado. Alguien viene a verme, es él…Pedro… pero estamos en planos distintos porque él murió pero yo me suicidé.”

“Me dice que no me sienta culpable por ninguna de las dos cosas, que siempre fui bueno, que no debería haber puesto fin a mi vida porque eso puede demorar nuestro reencuentro. Que tendré que reencarnar de inmediato a aprender las lecciones de la vida que interrumpí, y que sin embargo él sabía que haría lo que hice.

Me dice que lo que importa es tender la mano con amor y ayudar al prójimo, y no los resultados. Sólo importa llegar a los demás con amor. Lo importante no es tanto sanar el cuerpo físico sino el corazón de las personas a través del amor.

Él puede ahora enseñar cómo curar el alma,… Me dice que ahora podré comprenderlo para mi regreso a la vida... Sus palabras vibran al ritmo de la luz, al tiempo que se van enlazando las unas con las otras.”

“Tiende la mano con amor y compasión y no te preocupes tanto de los resultados. No pongas fin a tu vida antes  de que se extinga de manera natural. Existe una sabiduría superior que se ocupa de las consecuencias y que sabe el momento en que deben ocurrir las cosas. El libre albedrío y el destino coexisten. No valores la curación por los resultados físicos.”

….Mi amor, no pude salvarte en Egipto hace cinco mil años y ahora no pudiste hacerlo tú, pero no debes sentirte culpable, no es tu culpa ni fue entonces la mía. Confía,… en la fecha señalada, a la hora destinada,…, nos volveremos a encontrar. Te amo.

___ ¡Mierda! Guillermo se sentó en la cama y esta vez  las lágrimas caían a borbotones, lágrimas de Amor, de felicidad, de plenitud y de añoranza.

…¿Adónde estás?

“Qué interesante sería escribir la historia

de las experiencias  en esta vida  de un

hombre que se suicidó en su vida anterior,

cómo tropieza ahora con las mismas exigencias

que se le habían presentado anteriormente,

hasta que llega a comprender que debe satisfacerlas…

Los hechos de una vida previa

encauzan la vida presente.

 TOLSTÓI.”

CONTINUARÁ.